PARTE VII
Sango suspiro pesadamente.
Un nuevo día se alzaba en el Sengoku-jidai, todos se habían levantado desde temprano y en estos momentos se encontraban organizándose para salir.
Si, finalmente retornarían a la búsqueda de los kakera. Inuyasha lo había dicho la noche anterior, mientras cenaban dentro de la cabaña.
Pero…
Ella volvió a suspirar.
Ikki le había pedido al hanyou que lo llevaran con ellos e Inuyasha como siempre, había opuesto algo de resistencia. Sin embargo Kagome intervino en ese justo momento, pidiendo que la taijiya opinara.
Sango solo encogió los hombros y después miro a su amigo. El joven Namura le había sonreído tan sinceramente que ella solo atino a devolverle esa sonrisa. Con solo este gesto, quedo entredicho que la chica no se oponía a que Ikki los acompañara en esa búsqueda.
Y no era que le molestara su presencia pero…
Un tercer suspiro salio de los labios de Sango.
Aun seguía muy confundida. Todo hubiese estado bien si él no la hubiese besado, si él no le hubiera dicho que ella era su prometida, si…
La seriedad que mostró Miroku la tarde del día anterior, era poca al compararla con la que pudo observar minutos antes y con la de la noche pasada, cuando él escucho que alguien más se agregaba al Inuyasha-gumi.
Se sentía incomoda, debía admitirlo. No recordaba si alguna vez había visto al houshi serio por tanto tiempo.
Era extraño, muy, muy extraño. Desde que Ikki se había presentado con todos, Miroku no le había vuelto a hablar como solía hacerlo, pero todo empeoro más cuando el taiji la beso. ESO le ¿preocupaba?
Si pensaba las cosas de la forma más racional, era claro que había relación con ese evento, pero era casi imposible que el houshi se enterara, NADIE (que ella supiese) los había visto a excepción de Kirara, pero su fiel amiga no seria capaz de comunicarles nada.
-¡Sango-chan, es hora de irnos!-
La taijiya parpadeo un par de veces, antes de reconocer la voz de su amiga. Kagome se acercaba a ella con paso rápido, mientras Sango se colocaba de pie.
-¿Están ya todos listos?- pregunto
-Así es, tan solo te estamos esperando a ti y a Ikki quien se esta despidiendo de Kaede-baba.- respondió Kagome con una sonrisa. Sin embargo, de inmediato noto la lejanía de los pensamientos de Sango. -¿Sabes que puedes confiar en mi, verdad?-
La taiji volvió su mirada a la cabaña de Kaede, que estaba a unos metros, para luego fijar su vista en Kagome nuevamente –Necesito contarte algo.-
La joven miko sonrió amistosamente y después tomo del brazo a la taijiya para alejarse más del lugar –La partida puede demorar unos minutos más.- comento un poco divertida
OoOoOoOoO
-Muchas gracias por su hospitalidad.-
-No tienes que agradecer muchacho, además me porte muy dura contigo cuando llegaste.-
-Era su deber Kaede-sama.- dijo el joven Namura haciendo una gran reverencia ante la anciana. La vieja miko se sonrojo un poco, era definitivo que ese joven tenia un carisma excepcional.
-Vamos muchacho, será mejor que te vayas o Inuyasha te dejara, ese chico no tiene muy buen carácter.-
-Mucha razón.- Ikki extendió una mano y tomo la de la anciana, mientras su rostro se volvía serio –Tal vez después, necesitare de usted nuevamente.- fue lo ultimo que dijo antes de retirarse.
Kaede sonrió y observo como el chico se dirigía no justamente a donde se encontraba Inuyasha, si no mas bien, a donde estaba Miroku, un poco separado de los demás.
El houshi giro el rostro cuando sintió que alguien se acercaba. No era otro que el joven Namura ¿Es que acaso se le había vuelto una fijación acercarse a él en el momento menos propicio?
-En un momento más nos iremos.- dijo Miroku con un poco de indiferencia
-No vine por eso, aunque aun falta que las señoritas regresen. Miroku-san, iré al punto.-
El houshi alzo una ceja y esbozo una leve sonrisa. Ese chico definitivamente tenia algo que no dejaba que alguien pudiera odiarlo –No entiendo Ikki-san.-
-¡Vaya! Al fin me llamaste por mi nombre.- exclamo con alegría -Ahem… creo que ayer…- hizo una pausa –Ayer no me dejaste hacerte una propuesta, apenas te pregunte sobre Sango…-
-Creí que no hablaríamos más de eso.- corto Miroku con algo de frialdad
-No, no, espera. Entendí lo que me dijiste, pero…- el chico le sonrió ampliamente, no era burla lo que se percibía en esa mueca, mas bien sinceridad –No te creo.-
El houshi iba a objetar nuevamente, pero el chico prosigui
-Solo digo, que aunque Sango sea mi prometida, luchare por obtener su corazón. Creo que es justo, que los dos peleemos por lo que amamos.- Ikki encogió los hombros -Aunque si es tu decisión dejarme el camino libre, por mi… no hay ninguna réplica.-
-"…"-
-¿Nada que decir Miroku-san?-
Miroku lo pensó unos segundos, ¿por que el chico se empecinaba tanto en competir con él? -¿Por qué?- pregunto casi sin notarlo.
-¿Por qué? Es simple, si Sango aun me amara, se hubiese alegrado al escuchar que su padre nos comprometió desde antes de su nacimiento.-
El monje era hábil de pensamiento, pero esa no había sido una buena explicación para él (Años después se daría cuenta de que esa simple respuesta, contenía todo lo que necesitaba saber)
Así sin más, Ikki Namura levanto un pulgar y sonrió a medias, antes de pasar de largo a Miroku y dirigirse donde Inuyasha, Shippou y las recién llegadas Sango y Kagome se encontraban.
OoOoOoOoO
El Inuyasha-gumi ya llevaba un tiempo avanzando por el bosque, tenían tiempo andando, pero desde un principio había logrado sentirse un poco de tensión en el grupo. Aunque Inuyasha 'conversara' con Miroku, Ikki con Shippou y Sango con Kagome, el ambiente no era muy agradable realmente.
La joven miko podía notar esto, aunque sinceramente no era la única. Kagome estaba a punto de abrir tema de conversación, cuando notaron la cercanía de una aldea.
-Creo que ahí podremos preguntar si no han visto algún acontecimiento extraño.- enuncio Inuyasha mientras los demás asentían.
Kagome suspiro… el ambiente SI estaba MUY tenso. La conversación que tenia con Sango de pronto llego a su fin, lo que le dejo un tiempo para pensar en lo que su amiga le había dicho en la aldea.
Extraño… ¿Así que Sango creía que nadie sabia lo de ella e Ikki? Ahora entendía el porque la taiji había estado tan seria.
…
¿Seria recomendable decirle lo que sabia? Sinceramente lo dudaba. En cierto momento Kagome había visto la situación bastante divertida, pero ahora que sabia el sentir de su amiga…
La chica suspiro llamando la atención de Sango. Kagome al darse cuenta de esto, sudo frió y movió sus manos de un lado a otro, dando a entender que no se trataba de nada importante.
¿Así que Sango estaba preocupada por Miroku? La joven miko sonrió a medias intentando ocultar esta mueca de cualquiera. ¿Coincidencia? Era obvio que Miroku estaba preocupado (aunque molesto seria el termino apropiado) por Sango.
Ninguna coincidencia, ella YA se había dado cuenta desde antes que sus dos amigos, tenían una relación bastante especial. Kagome volvió a reír discretamente, pero de inmediato volvió a la seriedad.
-Kagome ¿te sientes bien?- pregunto Sango en un susurro
-Hai- respondió la chica de lo más natural. Kagome siguió con sus pensamientos.
Si bien se había dado cuenta de 'aquello' entre Sango y Miroku, también había sospechado que la llegada de Ikki causaría cierto desequilibrio, ese emotivo reencuentro y las palabras que el joven Namura le hubo dirigido aquella noche, fueron suficientes para crear en ella una verdadera curiosidad.
No podía negarlo… Ikki Namura SI que era guapo, muy alegre y atento, pero ella bien sabía los sentimientos de su amiga… al menos… hasta días antes.
OoOoOoOoO
Minutos después…
-¡Chicas! ¿Ya supieron?- grito una joven mujer que colocando sus manos juntas, llamaba a sus amigas que se encontraban en el río.
-¿Qué sucede Mitsune-chan?- pregunto una de las que recogía agua.
-Lo que sucede es que hace no mucho…-
Ni bien termino de contar su historia, la risueña jovencita junto con otras tres mujeres de su edad, corrieron al centro de la aldea a donde hacia poco había arribado el Inuyasha-gumi, donde más de su género se reunían en torno a algo…
O a alguien…
-Acérquense, acérquense bellas señoritas. Puedo decirles cual será su fortuna con solo leer la palma de su mano.-
-¡Es guapísimo Mitsune-chan!- grito una de las chicas que recién llegaba.
-¡Te lo dije! Y además, acaba de pedirme que le diera un hijo.- le respondió la aludida con orgullo y algo de sonrojo
-¡¿De verdad?!-
-El siempre es así.- murmuro una voz a su espalda
La jovencita giro su cabeza y miro con algo de hostilidad a la que había lanzado aquel comentario -¿No será que estas celosa?- pregunto la chica -¿TU no eres de aquí, verdad? Un momento… ¡¡TU VENIAS CON EL GRUPO DEL HOUSHI-SAMA!!- grito señalándola
Con este grito, toda la bandada de mujeres dirigió resueltamente la mirada hacia las dos chicas, dejando al descubierto a una Sango totalmente roja.
Inuyasha, Kagome, Shippou e Ikki que se habían mantenido atendiendo otros asuntos, también enfocaron su atención a lo que sucedía.
-Mitsune, déjala, tal vez si este despechada.- murmuro por lo bajo una de las amigas de la muchacha, que aun apuntaba con el dedo a Sango.
Una vena hinchada en la frente de la taiji se dibujo -¡Eso no es verdad!-
Ni bien acabo de decir esto, varios murmullos comenzaron a brotar en la multitud.
-¿Será la novia de el monje?-
-Tal vez a ella también le pidió un hijo.-
-O tal vez a ella NO se lo pidió.-
Mientras más comentarios como estos llegaban a los oídos de Sango, un aura de fuego iba creciendo en derredor a ella. Parecía que de un momento a otro iba a estallar.
Aunque siendo sinceros… ¡QUE MANIA DEL HOUSHI! Siempre tenia que hacer lo mismo cuando llegaba a una aldea y…
Mentira… últimamente ya no lo había hecho, al menos… no en presencia de la taiji.
Sango se encontraba meditando esto último, cuando Miroku se levanto, la miro, se dirigió hacia ella y…
Así sin más…
Beso a aquella muchacha que antes le había reclamado a Sango.
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Un sonoro silencio se estableció, cuando el monje separo sus labios de los de aquella joven.
Miroku podía ser atrevido, MUY atrevido con las mujeres, pero que él recordase, jamás había hecho algo igual… al menos, no en publico.
La chiquilla (por no poner otro adjetivo a aquella jovencita) abrió los ojos de par en par y se cubrió la boca, retrocediendo unos cuantos pasos. Era notorio en su mirada y actitud, que ese había sido su primer beso.
¿Por qué lo había hecho? De pronto Miroku, sintió un hueco en el estomago. Aquel sentimiento llamado remordimiento llego a él y… no precisamente por aquella chica, más bien por la joven que estaba frente a ellos.
Pudo verlo en su rostro, por el rabillo del ojo pudo notar la cara de sorpresa que puso Sango cuando Miroku hizo aquello.
El houshi había actuado no muy bien, pero pese a ello SI sabia cual era la razón que lo había llevado a hacerlo.
Sango…
El debía demostrarle a Sango que Ikki era mejor opción que él, así lo había decidido ya, pero… ¿se supone que también debía sentir esta opresión en el pecho? ¿se supone que ella reaccionaria de esa forma?
Sus ojos… se veían cristalinos. No, no era su imaginación, los ojos de Sango estaban demasiado cristalinos.
Tentado estaba a decir algo, cuando aquella muchacha que recién había recibido su primer beso, se colgó del brazo de Miroku y le dirigió una hostil mirada a las demás mujeres, las cuales observaban con algo de envidia la escena.
Sango dio media vuelta y camino a paso tranquilo donde sus amigos estaban.
¿Se supone que eso era lo que tenia que pasar?
…
…
…
…
-Houshi-sama ¿usted me ha elegido, cierto?-
Miroku miro a aquella chica… y suspiro ¿Qué había hecho?
A lo lejos, sintió un mirada penetrante. Era Ikki… tomando de la mano a Sango.
Nota de la autora: Ni me digan… entro a la escuela y la inspiración se me va, espero que este capitulo les haya gustado, a mi en lo personal no tanto, pero igual… si no es ahora, nunca. Por cierto muchisimas gracias a todos los que me han escrito, eso me impulsa a no dejar abandonado un año este fic (como lo hice anteriormente) Comentarios a o me dejan un review.
