PARTE IX

Kagome no pudo evitar abrir los ojos desafiando la anatomía humana, sus músculos comenzaron a contraerse de forma involuntaria, segundos después de que estuvieran totalmente tiesos.

-¡¿QUE HAS DECIDIDO QUE?!- grito sorprendida, provocando que la Taijiya, quien estaba a su lado, tuviera que cubrirse los oídos.

-Lo que escuchaste.- respondió Sango con la mayor tranquilidad que pudo. –Aceptare la propuesta de Ikki.- concluyo ella, mientras se levantaba del suelo.

-Sango-chan ¿estas segura de eso?- volvió a cuestionar la joven miko, estrujando las hierbas medicinales que hacia poco había arrancado de un huerto.

La Taiji giro su rostro y la miro por unos momentos –No.- murmuro mostrando una melancólica sonrisa –Pero tu misma lo has escuchado ya, el Houshi-sama…-

-¿Entonces no era una broma?- interrumpió Kagome levantándose como impulsada por un resorte –Miroku es… bastante pervertido y no me sorprende que haya besado a aquella chica.- Sango frunció el seño –E-es decir… no me sorprende TANTO.-trato de componer la joven miko –Por eso creí que todo ese alboroto de la boda, era tan solo una broma.-

-Pues parece que para la gente de esta aldea no lo es. Miroku deberá pagar las consecuencias de sus actos.-

Kagome parpadeo un par de veces y esbozo una enorme sonrisa después

-¿Qué pasa?- pregunto Sango con algo de molestia al ver la cara de su amiga.

-Sango-chan…- Sango también parpadeo –Estas e-n-a-m-o-r-a-d-a de Miroku-

El rostro de la Taijiya se cubrió en su totalidad de rojo. No era que lo negara, simplemente la actitud de Kagome la hacia ponerse nerviosa, pero ella tenia razón. Sus facciones de pronto endurecieron.

-El amor es de dos.- respondió fríamente Sango retirándose del lugar.

Esta respuesta dejo a Kagome muy extrañada, hasta que instantes después suspiro pesadamente…

-¡Es cierto!- exclamo de pronto la joven miko juntando sus manos. Por jugarle bromas a su amiga, no había podido decirle lo que hubo escuchado apenas llego al Sengoku. –Seguramente Sango cree que Miroku no esta interesado en ella, porque últimamente se ha comportado demasiado frío, pero si le explico que él vio cuando Ikki la beso, entenderá que en realidad ha sido todo lo contrario.-

OoOoOoOoO

Ikki se había detenido y apenas si Shippou tuvo tiempo de ocultarse tras unos arbustos. El joven Namura miro por el rabillo de ojo y de sus ropas extrajo una ostra que parecía contener alguna extraña mezcla.

Shippou intento asomarse un poco más al ver que Ikki había utilizado una pequeña daga para hacerse un corte extenso en el brazo, en el que después coloco aquella mezcla mientras en su rostro podía verse el dolor que esto le causaba.

Este acto y el hecho de que estuviesen alejados de la aldea, le provoco al pequeño un escalofrío "Será mejor que le diga a Inuyasha lo que vi" pensó. Y sin meditarlo dos veces, dio media vuelta dispuesto a correr hacia donde se encontraban sus amigos.

-Shippou.-

El kitsune se hizo de piedra al escuchar la firme voz de Ikki, una voz que jamás había escuchado en él.

-Sé que me has estado siguiendo.- continuo hablando Namura

El pobre zorrito ardía en deseos de salir corriendo, pero el temblor de sus patas lo detenía. Lentamente giro el rostro y se sorprendió al ver que Ikki estaba tras de si.

-Yo solo…- intento disculparse el cachorro de kitsune

-Esta bien Shippou-kun, no te haré nada.- le dijo Ikki con una voz más suave e intentando no reírse por el color que había perdido la piel del pequeño.

-Pero…- Shippou señalo el brazo del joven, que aun se encontraba al descubierto -¿Por qué te has herido Ikki-kun?-

Ikki endureció nuevamente el semblante y se inclino hasta colocarse a la altura del kitsune –Necesito que me guardes el secreto.-

El pequeño parpadeo -¿Y por-por que es un secreto?- pregunto con algo de nerviosismo

El joven Namura se irguió nuevamente y miro de reojo a Shippou –Ya eres grande y valiente…- le sonrió –Creo que puedo confiarte mi secreto, solo que recuerda, es un secreto y no puedes decirle a nadie más.-

El cachorro se sintió orgulloso por las palabras que le habían dirigido, pero no estaba tan seguro de querer guardar la información, sin embargo asintió.

-Entonces vayamos a sentarnos ¿esta bien? Es algo un poco largo.- Ikki comenzó a caminar hacia los arbustos en donde hacia minutos estaba el kitsune y ahí espero a que Shippou hiciera lo mismo.

-¿De que se trata?- pregunto el zorrito sin dejar de mirar el brazo de Ikki, que pese al corte tan extenso que tenia, no sangraba ni parecía causarle alguna molestia al taiji.

-Veras, hace algún tiempo…-

OoOoOoOoO

Sango se encontraba mirando la cristalina agua de un arroyuelo que se encontraba a orillas de la aldea. ¿Cuánto tiempo más tardaría en aparecer ese Oni? Para como estaban las cosas, deseaba que fuera pronto ya que quería evitar a toda costa, presenciar la unión matrimonial que la aldea entera planeaba.

La Taiji bufo algo molesta, pero su atención pronto se coloco en la imagen reflejada en el agua de dos niños jugando al corre que te pillo.

-Kohaku…- susurro con un dejo de tristeza. Ya tenia algún tiempo que el Inuyasha-gumi no se encontraba frente a frente con Naraku ni con alguna de sus extensiones y por lo tanto… tampoco sabían nada de Kohaku.

-Quizás haya una forma, al menos la buscaremos.- Sango giro su rostro al escuchar la voz que le hablaba.

-Mir… ¡Houshi-sama! - exclamo algo sorprendida -¿Qué es lo que hace aquí? Creí que se había escondido de su prometida- agrego con algo de reclamo.

El monje alzo un poco los hombros y sonrió de forma algo nerviosa.

Sango suspiro pesadamente, aunque su rostro cambio al de duda "Me pregunto como sabia que yo estaba pensando en Kohaku ¿Habrá sido solo una casualidad?"

Miroku le sonrió amablemente a la taiji sin dejar de mirarla a los ojos. –Si te preguntas como fue que supe en que pensabas, la respuesta es simple: Eres una buena hermana mayor Sango. Una mujer tan valiente y agradable como tu, no merece sufrir de esta forma. El buen Buda nos ayudara a derrotar a Naraku-

¿Es que tanto la conocía? Por un momento y solo por un momento, Sango se olvido de lo que había ocurrido en la aldea y por su mente, comenzaron a correr imágenes de múltiples ocasiones en que recibió una palabra de aliento del monje, las veces que un abrazo le dio el consuelo que necesitaba o simplemente aquella calida mirada que le daba la confianza para continuar.

Sin que se hubiese dado cuenta, la taiji estaba a unos cuantos centímetros del rostro de Miroku, ninguno de los dos había dejado de mirarse y parecía que no pensaban dejar de hacerlo.

-Sango, yo te…- Miroku no encontró mejor oportunidad para comenzar a pelear por la taiji.

-¿Qué-que sucede?- un halo rosado comenzó a cubrir las mejillas de Sango al darse cuenta de la proximidad del rostro del Houshi.

-Yo te a…-

-¡HOUSHI-SAMAAAA!-

La joven exterminadora cerró los ojos con fuerza al escuchar aquel grito y por inercia giro su rostro a donde había oído la exclamación.

-¿Me va a decir algo o no? Mire que lo están busc…- la chica detuvo bruscamente su oración cuando al voltear nuevamente donde Miroku, no encontró a nadie.

-¿Disculpe, ha visto usted a mi prometido?- pregunto una chiquilla que a leguas se notaba, había estado corriendo.

Sango frunció el seño –Yo…-

-¡Aja! Eres tu, tu eres la que se molesto cuando el houshi-sama me beso ¿no es así? Pues déjame decirte que tendrás que resignarte, ese monje ya es de esta Mutsumi, le prometí darle un hijo y…- cada vez que la joven hablaba, Sango apretaba más sus puños y una vena comenzaba a resaltar en su frente.

-No me interesa si te casas con él hoy o mañana, pero te pido que no me reclames más.- dijo la taiji con una seriedad que llegaba a asustar.

-En ese caso si lo ves, por favor dile que le estoy buscando, aun faltan algunas cosas por arreglar para la boda y es indispensable que el este presente.- contesto la chiquilla mirando a Sango fríamente y de inmediato se retiro.

-No será fácil que lo encuentres, ese monje es más escurridizo que cierto youkai lobo que conozco.- murmuro la exterminadora

Mutsumi detuvo su caminar, giro su rostro y le mostró la lengua a Sango –Pero es mío.- sin decir más, la chica siguió su búsqueda a paso rápido.

Una gota resbalo por la sien de Sango. –No sé porque me molesto en seguir pensando que él…- una mano se poso sobre el hombro de la chica -¡Houshi-sama baka! ¿Se da cuenta de lo que esta haciendo?- murmuro

-¿Sango? ¿Qué sucede? Estas muy tensa.- la voz que esta vez la taijiya escucho no era la de Miroku.

-Ikki.- dijo girando su rostro y comprobando que su amigo de la infancia era quien le ofrecía esta vez una calida sonrisa.

-¿Es que acaso esperabas a alguien más?- pregunto Ikki con un dejo de tristeza.

Sango comenzó a ponerse nerviosa y decidió que era mejor no decir que hacia algunos momentos se había encontrado con el monje –No Ikki, es solo que me gustaría que ese oni se apareciera ya, para así poder avanzar en búsqueda de Naraku y otros fragmentos.-

-Ya veo.- contesto no muy convencido –Por cierto…- el taiji le extendió a Sango una hermosa flor que llevaba en las manos.

-¡Ikki, es hermosa!- exclamo Sango con alegría -¿Fue por eso que te ausentaste?-

El joven Namura asintió –Debía buscar algo tan bello como tu, pero como no lo encontré, decidí traerte algo así de cercano.-

Sango se sonrojo con este comentario y fue entonces, que recordó lo que ya había decidido. Sin embargo ¿se atrevería a decírselo en ese momento? Aun no estaba segura de querer hacerlo.

Un par de aldeanas pasaron por detrás de la pareja que se había quedado cubierta por la tranquilidad de esa calida tarde.

-¿Dices que tu ya habías visto al houshi-sama?- pregunto una de ellas

-Así es, cuando fui a visitar a mi prima, ese monje llego junto con sus amigos y fue entonces que comenzó a leernos la suerte en la palma de la mano.- respondió la otra

-¿Y dices que también les pido tener un hijo con él?-

-Si, aunque en esa ocasión no beso a nadie. Quizás esta vez si vaya en serio.-

-Pero que monje tan libidinoso, aunque guapo es, hay que admitirlo. Esperemos que no decepcione a Mutsumi-chan.-

Las voces de las aldeanas se fueron alejando. Sango soltó un profundo suspiro intentando tranquilizarse. Una mano tomo la suya.

-No es bueno que te molestes Sango.- le dijo Ikki tranquilamente

La chica parpadeo un par de veces y giro su rostro a donde el joven Namura la miraba tiernamente –Ikki-

-Prometo estar contigo y en tus decisiones, no importa si yo estoy en este plano de vida o no.- continuo el taiji

-Ikki yo…-

-Shhh- el chico coloco un dedo en los labios de la exterminadora

Sango quito el dedo y en su rostro se mostró determinación –Ikki, yo… yo he decidido que…-

-¿Si?- Ikki la miro fijamente

-He decidido que…-

-¡Kirara!- exclamo de pronto Ikki -¿Qué haces aquí pequeña? Hace unos momentos te deje con Shippou.-

La mononoke que estaba transformada en su forma real se coloco entre los dos taijis.

-¿Querías decirme algo Sango?- pregunto Ikki mientras acariciaba con una mano el lomo de Kirara

Sango miro a su mascota y luego al joven Namura –Creo que puedo decírtelo después.-

-¿Segura? Me pareció que era algo importante.-

La taiji sintió un poco de nerviosismo y negó con la cabeza –Esta bien, no te preocupes. Ya te lo diré después.-

OoOoOoOoO

Entre la sombra de dos cabañas, una figura se encontraba observando a la pareja de taijis que conversaba distanciados por Kirara.

-Bien hecho pequeña, solo te pedí que interrumpieras pero has hecho algo más-. Murmuro –Sabré recompensarte por el favor que me has hecho-

-¡HOUSHI-SAMA!- la figura se encogió de hombros y se apego más a las sombras.

-¿Cómo es que dice la señorita Kagome? ¡Oh si! Primer round, ganado por mi.-

-¡HOUSHI-SAMA!-

-Debo encontrar la forma de deshacerme de ese compromiso, quizás si hablara con la chiquilla.- murmuro –Funciono con Koharu, no veo porque no habría de funcionar con ella.-

-¡Miroku! ¿Qué haces aquí?- escucho de pronto una chillona voz que le saludaba frenéticamente.

-¡¿HOUSHI-SAMA?!-

Miroku saludo tímidamente a las dos figuras que se encontraban frente a él.

-¡Al fin lo encontré!- exclamo Mutsumi arrojándose a los brazos del monje.

-Gracias Shippou.- mascullo entre dientes el houshi

-No hay de que Miroku.- respondió el kitsune como si nada.

"Espero que Buda me ilumine, aquí voy…" -¿Mutsumi-san, así te llamas no es así?-

-Así es.- contesto la chica

-Necesito charlar contigo.-

Nota de la autora: ¡No me linchen! Ya se que me tarde con la actualización, pero no se imaginan que de exámenes he tenido y además… cuando tengo tiempo no hay nada de inspiración. así es este negocio jejeje. Espero que este capitulo les haya agradado y si no, no se apuren que dos capítulos mas y este fic llega a su fin. ¡Sigan dejándome comentarios! Eso me anima mucho y me hace meterle más velocidad a esto. Mi correo: