Por tratarse del penúltimo capitulo, intente hacerlo un poco distinto a los demás, así que por favor atención a los cambios marcados con: OoOoOoO ¡Gracias por seguir este fanfic hasta estos momentos!
PARTE X
-¡NO LE CREO NADA!-
Miroku y Shippou tuvieron que cubrirse los oídos cuando Mutsumi lanzo esta exclamación. El semblante de la muchacha se mostraba molesto e incrédulo.
-Por Buda, Koharu era más madura que esta chiquilla-, murmuro el houshi intentando ocultar su nerviosismo tras una sonrisa.
-¿Cómo se te ocurrió decirle eso Miroku?- pregunto el pequeño zorro con el mismo tono de voz que ya antes había utilizado el aludido.
Miroku miro de reojo a Shippou y después desvió su mirada hacia donde había enviado a Kirara hacia unos instantes –No sé en que estaba pensando.- admitió.
–Sé que un houshi no miente, pero…- Mutsumi miro a Miroku – ¡Nadie besa por accidente! Además, les pidió un hijo a varias aldeanas.-
El pequeño kitsune sintió vergüenza ajena.
–Te digo que mi vista es mala.- contesto Miroku disimulando tal mentira.
La muchacha quedo pensativa, aunque no le creía al houshi, aun le quedaba cierta duda –Hace unos momentos cruce unas palabras con esa exterminadora y bien claro me dijo, que no le importaba si usted contraía nupcias conmigo.- dijo Mutsumi.
Pese a la situación en la que se encontraba, Miroku sintió como si le hubiesen clavado una daga en el pecho. -¿De verdad te dijo eso?- no solo Mutsumi había sentido el tono triste de esta pregunta, también Shippou se había percatado.
-Si es verdad lo que me dijo sobre ella, no me opondré.- Mutsumi hablo con tono serio y tenue, lo que trajo a Miroku de sus pensamientos -Me refiero… a que yo no podría ser su prometida y mucho menos su mujer si ya tiene un compromiso antes. Pero quiero que lo compruebe.- término de decir con decisión.
Miroku miro al zorrito y después a Mutsumi…
…
…
-Lo haré.-
Sin decir más el houshi camino con temple hacia donde se encontraba Sango charlando con ¿Kagome? No tenia idea en que instante la joven sacerdotisa se había aparecido ahí, pero no era momento para ponerse a averiguar.
Y así como lo había hecho anteriormente con Mutsumi, el monje se dirigió hacia donde Sango estaba parada…
Y la beso…
OoOoOoOoO
Después de que la mononoke los interrumpiera, los dos Taijis aun conversaban frente al riachuelo. Ikki miraba a Sango como embelesado por una imagen divina, y la exterminadora no evitaba desviar la mirada de vez en vez debido a esto.
-Dime Sango.- dijo Ikki de pronto –No quisiera presionarte, pero ¿has pensado algo sobre lo que te dije?-
La chica no pudo evitar sonrojarse. Ikki siempre había sido tan natural en su comportamiento, que seguro no se daba cuenta de cuan nerviosa podía ponerle con tan solo tocar el tema. Y es que justo en eso se centraban sus pensamientos durante la conversación que sostenía con él, pero ¿era el momento de decírselo?
-Bueno yo… yo estuve charlando con Kagome-chan y…-
-¿Lo hablaste con Kagome-san?- pregunto el joven Namura un poco sorprendido.
Los nervios de Sango aumentaron –Si, bueno no, en realidad… Ikki.- la mirada de la Taijiya por fin se poso sobre los castaños ojos del joven. –Creo que yo…-
-Si no estas segura…-
-ACEPTO.- exclamo Sango con firmeza dejando al exterminador con la boca casi abierta.
-¿Te refieres a que aceptaras casarte conmigo?-
Sango asintió y desvió nuevamente su mirada de la de Ikki.
-Sé que lo que sucedió con Miroku-san pudo haberte afectado.- dijo Namura con una tranquilidad que sorprendió a Sango –Aún así, tomare tu respuesta, pero eres libre aún de retractarte Sango-chan.-
-Pero…- la taiji se sintió confundida por las palabras que su amigo de la infancia le había dirigido.
Ikki Namura siempre había sido tan amable, siempre cuidaba de ella y justo eso, era lo que años antes hizo que se enamorara de él.
Sango iba a decir algo más cuando observo de reojo que Kagome se dirigía hacia ellos, la miko mostraba una sonrisa que se veía demasiado fingida.
-¿Kagome-chan?-
OoOoOoOoO
Kagome llevaba ya un rato buscando a Sango, la aldea no era muy grande, pero había tanto alboroto que era fácil distraerse con el bullicio de la gente. Giro su rostro y puso atención a cierta escena, a lo lejos observo a su amiga charlando con el joven Namura.
"¡Oh no! ¿Qué tal si ya le dijo a Ikki-san que aceptará su propuesta?" pensó la joven con preocupación.
Sin meditarlo más, la miko se condujo hacia donde los dos exterminadores se encontraban.
-¿Kagome-chan?- pregunto Sango al ver que su amiga se acercaba.
-¡Sango! Te he estado buscando- exclamo Kagome con algo de agitación al hablar.
-Es que…- Sango miro de reojo a Ikki quien mostraba su ya típica sonrisa.
Kagome junto sus manos y parpadeo dulcemente -Lo siento ¿interrumpí algo?- pregunto fingiendo.
-No te preocupes Higurashi-san, será mejor que las deje solas, supongo que es una conversación de chicas.- Kagome sonrió y asintió. –En ese caso, espero que mas tarde podamos seguir charlando Sango-chan.- sin dejar que la taiji respondiera, Ikki se alejo unos cuantos metros y se sentó sobre una roca que estaba a la orilla del riachuelo.
Sango lo siguió con la mirada por unos momentos para después girar su rostro hacia Kagome con el seño fruncido. -¿Por qué hiciste eso Kagome?-
-¿No le dijiste que aceptarías su propuesta, verdad?- contesto ella con otra interrogante
-Pues yo...-
Kagome rió nerviosa y luego suspiro –Al menos no se lo dijiste, lamento haber hecho eso, sé que no estuvo bien, pero antes tenias que saber algo.-
La taijiya alzo una ceja -¿Algo?-
-Antes de que tomes una decisión, debes saberlo.- respondió la miko
-No entiendo Kagome ¿a que te refieres?-
-Cuando llegué de mi casa, me encontré con Inuyasha, Miroku y Shippou y después de algunos percances…- resopló –Shippou me contó lo que había estado sucediendo en la aldea mientras yo estuve ausente y con ello, lo de…- la joven sacerdotisa se mordió el labio -tu beso.-
Sango se quedo callada por unos segundos, parpadeo un par de veces y después abrió los ojos a más no poder -¡¿Quieres decir que Inuyasha y Shippou saben lo del beso?! Un momento…-
-Si Sango, también Miroku.- Kagome termino la idea de la Taiji -Veras, Shippou me contó que justo los tres venían de una caminata por el bosque y se encontraron con esa escena.-
-Entonces mis sospechas eran ciertas…- murmuro la exterminadora "Miroku-sama fue frío conmigo en la aldea de Kaede por eso ¿así que nos vio?" La Taijiya aun no terminaba de creer lo que la miko le decía cuando su amiga continuo hablando.
-Eso no es todo Sango, tu me contaste a mi, que habías rechazado a Ikki con una bofetada ¿no es así?- Sango asintió –Sin embargo, ni Shippou, ni Inuyasha me mencionaron eso, lo que significa que a los ojos de ellos, Ikki te beso y tu lo aceptaste.-
…
…
…
La exterminadora de pronto sintió como si la tierra bajo sus pies fuese inestable, algunas cosas comenzaban a tener explicación y se veían lógicas, otras no tanto, pero eso no era lo que más le preocupaba…
-Kagome…- murmuro la Taiji para después buscar con desesperación la mirada de su amiga.
-¿Ahora lo entiendes?- pregunto Kagome mostrándose más aliviada, al pensar que había resuelto los problemas de su amiga.
-Se lo dije…- el tono de Sango aumento solo unos decibeles más.
Kagome continuaba con una actitud despreocupada -¿A Miroku? Pero yo pensé que tu no sabias que…- parpadeo lentamente –Sango ¿le dijiste?...- volvió a parpadear -¡¿ACEPTASTE?!- Era tal la sorpresa de la sacerdotisa que esa exclamación se había ahogado en su garganta.
-Es lo que te estoy diciendo, acepte.-
-¡¡Pero hace unos momentos me dijiste que no le habías dicho nada!!-
-¡¡Yo no te dije eso!! No me diste tiempo de responderte, pero justamente de eso hablábamos Ikki y yo cuando apareciste.-
Kagome estaba a punto de entrar en crisis nerviosa cuando observo por el rabillo del ojo que Miroku se aproximaba a ellas, y que tras de él, su 'prometida' y el pequeño Shippou le seguían el paso.
Ni siquiera Sango terminaba de darse cuenta de la presencia del houshi, cuando ya estaba frente a ella…
Y así, sin más ni menos…
La beso…
OoOoOoOoO
Ikki se sentó frente al riachuelo después de que se alejara algunos metros de la recién llegada Kagome y ahora su prometida oficial, Sango.
La verdad es que se sentía sumamente feliz, no podía creer aun que segundos atrás, la taiji aceptara ser su esposa. Sin embargo, sabía que él tenía algo más importante que hacer…
Su mirada se poso sobre el brazo en el que se había hecho el corte con la daga. Se sentía mal por mentirle a un pequeño, pero no tenia otra salida si quería llevar a cabo su misión, sin que alguien más se enterara. Ya desde la aldea de la anciana Kaede, que le había seguido el juego al kitsune, con tal de que no sospecharan de él…
Y hasta el momento, las cosas le estaban resultando bastante bien. Tenia dudas debido a que Kagome era una sacerdotisa, pero si ella no se había percatado, entonces no debía preocuparse por los demás. Aun así, era necesario tomar las precauciones debidas.
El volumen de voz de la joven miko se incremento de pronto, lo que lo hizo distraerse de sus pensamientos y dirigir su mirada hacia las dos jóvenes que conversaban. Por sus rostros parecía que no se trataba de un asunto alegre.
Pero algo más había llamado su atención, se trataba del (hasta hacia unos momentos) desaparecido Miroku, que se acercaba a las chicas, seguido por la muchacha a la que había besado y el kitsune.
Ikki no tuvo tiempo de reaccionar, cuando llego a sus ojos la imagen de Miroku besando a Sango.
-¡Miroku-sama!- exclamo el joven Namura levantándose como impulsado por un resorte.
OoOoOoOoO
Sango aun no podía asimilar que la estaban besando, que ÉL la estaba besando. Bien pudo no corresponder a aquello, pero a decir verdad no deseaba que ese momento terminara.
Tantas veces había experimentado las perversiones del houshi, que jamás se imagino que pudiera dar un beso tan tierno, tan lleno de calor. Pese a que en un principio intento oponer un poco de resistencia ¡No podía más!
Sango se dejo guiar por esos suaves labios que besaban los suyos como si se tratase de una delicada caricia. Sin importarle nada más en ese momento.
-¡Miroku-sama!-
El grito que Ikki lanzo hizo que la Taiji reaccionara rápidamente y saliendo de aquel trance en el que estaba, empujo con sus manos a Miroku.
El houshi por su parte, se encontraba sorprendido. Aquel acto lo había hecho para dar veracidad a lo que momentos antes le hubo dicho a Mutsumi, pero también… porque deseaba hacerlo… y desde hacia mucho.
::PLAF::
La mano de la Taiji quedo plasmada sobre la mejilla del monje, todos los que les rodeaban en ese momento se quedaron sin decir una sola palabra.
Al menos Kagome y Shippou estaban acostumbrados a ese tipo de escenas, pero aún con eso, esta vez resultaba ser algo distinto. Algo de tan solo un par de minutos, se estaba haciendo eterno para todos.
-¿Cómo… como se atreve?- por fin la voz de Sango se escucho, Ikki ya se encontraba a su lado y observaba a Miroku con unos ojos tan fríos, que parecía otra persona.
-Exijo una explicación, Miroku-san.- dijo el joven Namura con temible tranquilidad.
-No era necesario que hiciera eso frente a mi, houshi-sama.- La que hablaba ahora era Mutsumi que aun se encontraba impactada por ver tal escena. –No pedí este tipo de demostración y además sigue sin probar nada.-
-¿Cómo se te ocurrió hacer eso, Miroku?- susurro Shippou mientras movía la cabeza de un lado a otro.
-Miroku…-
OoOoOoOoO
Inuyasha parecía estar reposando en un árbol que abría paso al bosque, después de que Miroku le diera tremendos golpes en la cabeza, prefería mantenerse un poco alejado de todo el alboroto de la aldea.
-¡Feh! Solo eso me faltaba, que ese bouzu me golpeara. Además el tiene la culpa, siempre anda metiéndose en líos por hentai.-
El hanyou suspiro y observo desde su posición la aldea ¿Cuánto tiempo más tendrían que esperar para seguir con la búsqueda de Naraku? Eran ya pocos los kakera que seguro faltaban por recolectar, ya que el mayor numero se repartían entre ellos y aquel ser despiadado. Inuyasha frunció el seño, la batalla final se encontraba cerca…
Un ruido lo saco de sus pensamientos, una bandada de aves salio de entre las copas de los árboles. El hanyou se alerto rápidamente y de un brinco se puso de pie, sus orejas se movieron intentando percibir cualquier movimiento. Era él, ese oni que habían estado esperando.
Inuyasha sonrió, quizás el mismo podría acabar con él en ese instante y no tendrían que esperar más. Su sorpresa fue cuando de pronto aquel oni, de varios metros de altura, se presento ante el y sin darle tiempo para desenvainar Tetsusaiga, lo paso de largo con un salto dirigiéndose a toda velocidad a la aldea.
-Grrrrrrrrrrrrrrrrr-
El chico de plateados cabellos, dio algunos saltos para darle alcance al oni, lo cual logro antes de que este llegase a la aldea y causara algún daño.
-¡NO TE LO VOY A PERMITIR MALDITO! ¡¡MORIRAS AQUÍ!!-
OoOoOoOoO
-Miroku…-
Miroku recorrió los rostros de todos los presentes hasta llegar al de Kagome, que había sido la ultima en hablar.
-Creí que no tomarías mi palabra Miroku-san, y no es que me retracte, pero debes saber que Sango ha tomado ya una decisión y creo que esto se ha salido de lo justo.-
-Es verdad, Sango acepto la propuesta de Ikki.- murmuro Kagome, pero fue escuchada perfectamente por Miroku.
-¡¡Basta ya!!- El houshi empuño sus manos y cerro con fuerza sus ojos para después abrirlos. –Esto ya no tiene que ver con esta chica- señalo a Mutsumi -o con Ikki-san, yo…-
-¡NO TE LO VOY A PERMITIR MALDITO! ¡¡MORIRAS AQUÍ!!-
Kagome de inmediato giro su cuerpo cuando escucho esta exclamación -¡Esa fue la voz de Inuyasha!- grito al mismo tiempo que confirmaba sus sospechas. En las orilla de la aldea podía verse que una pelea daba comienzo…
Todos los presentes a excepción de Mutsumi, se alistaron para ir en auxilio del hanyou sin prestar más atención a lo antes suscitado.
Ikki miro a Sango y esta asintió aferrando a su espalda el hiraikotsu. La joven sacerdotisa en cambio, observo de reojo a Miroku.
-Será mejor ayudar a Inuyasha.- dijo el houshi como dando una respuesta a la chica.
Kagome, Shippou, Ikki, Sango y Miroku corrieron a donde la pelea.
OoOoOoOoO
-¡NO TE LO VOY A PERMITIR MALDITO! ¡¡MORIRAS AQUÍ!!-
Con este grito, Inuyasha de inmediato desenvaino Tetsusaiga y embistió en contra del enorme oni, pero el monstruo lo esquivo ágilmente.
Pese a su enorme tamaño, parecía poseer una gran agilidad, que quizás era conferida por el kakera.
-Maldición…- mascullo el hanyou gruñendo en baja frecuencia.
-¡HIRAIKOTSU!- El arma de la taijiya voló por los aires hasta darle por la espalda al oni.
En respuesta el monstruo se giro y dio un gran manotazo que arrazo con varios árboles que habían alrededor y de no ser por la intervención de Ikki, se hubiese llevado a la recién llegada Sango con ellos.
-¿Sango, estas bien?- pregunto Inuyasha desde su posición al percatarse que sus compañeros habían llegado.
La exterminadora asintió y de inmediato se separo de Ikki. –Estaré mejor cuando terminemos con esta cosa.-
Kagome por su parte, comenzó a buscar alguna luz que le indicara en donde se encontraba el fragmento de la shikon. –Esto es extraño…- murmuro –No puedo verlo ¿será que aun estoy debilitada? Al menos puedo sentirlo, vamos Kagome, esfuerzate.-
-¡Es mi turno!- Ikki quien se había conducido estratégicamente cerca del oni, lanzo su hoz con magnifica presteza y desgarro un brazo del monstruo, pero no lo arranco por completo.
-¡¡Déjamelo a mi Ikki!! ¡Kagome! ¿En donde esta el fragmento?- grito Inuyasha ya listo para actuar con su espada.
La miko sudo frío, sus sospechas eran ciertas, no se había repuesto totalmente y aun no lograba encontrar el fragmento –Yo…-
-¡¡¡Kagome!!!- exigió el hanyou al ver que el oni no permitiría que lo derrotaran tan fácilmente.
Kagome se concentro todo lo que pudo –Debo encontrarlo, debo… ¿Qué? Esa luz en su pierna… ¡Ahí esta y no es uno, son dos! Inuyasha son dos kakera y están en…-
Fue tarde, la joven sacerdotisa se había tardado demasiado y el Oni ya tenía al hanyou entre sus manos. Aun con la fuerza brutal de Inuyasha, el oni era muchas veces más grande que él y por tanto le costaría algo de trabajo safarse de esa posición.
-¡Kirara!- Sango sin pensarlo demasiado monto su mononoke que ya se había transformado y voló al auxilio de su compañero. -¡HIRAIKOTSU!-
La enorme arma voló directamente a la cabeza del monstruo, pero este como no tomando demasiada importancia tan solo se hizo a un lado. Sin embargo el plan de la Taiji no era justamente pegarle con el bumerang.
-¡Toma esto!- Sango desenvaino la espada que tenia atada a su cintura y gracias a la distracción del hiraikotsu, la clavo en uno de los ojos del Oni, haciendo que soltara a Inuyasha.
Apenas Kagome observo esto, se dirigió al hanyou –¡¡Inuyasha, los fragmentos están en su pierna izquierda, son dos!!-
-Eso… ¡Me lo hubieses dicho antes!- El chico mitad bestia, miro con determinación el punto señalado por la miko. –Esta vez, no fallare…-
Sango bajaba de los aires junto con Kirara, para posicionarse nuevamente con sus amigos y mientras hacia esto, esperaba el regreso de su hiraikotsu. Lo que no esperaba es que el enfadado Oni, atacase a la mononoke, haciéndola caer de prisa junto con la Taijiya.
Todo había sido tan rápido, que cuando los demás se percataron, el oni estaba a punto de aplastar a la exterminadora con su gigantesco pie.
-¡¡Sango!!- grito Shippou al ver tal escena
-¡Maldito!- enunciaron al mismo tiempo Ikki e Inuyasha corriendo lo mas rápido que podían hacia donde el oni.
::SWISHH::
De alguna forma, tanto el hanyou como el taiji se habían coordinado para cortar la pierna que estaba a punto de alcanzar a Sango y que era justamente la que tenía el kakera.
No obstante, se habían olvidado de la Taiji. El cuerpo del oni era tan pesado que sin una pierna y sin el poder del kakera, de inmediato perdió el equilibrio. Para cuando repararon en esto y buscaron a Sango, ella se encontraba a salvo…
Miroku no había participado activamente en la batalla, porque no podía utilizar su kazaana mientras hubiese un kakera de por medio.
Pero cuando se percato de la posición de la Taiji, sin dudar un solo segundo, se abalanzo sobre el cuerpo de Sango para protegerla y al ver lo que pensaban hacer Ikki e Inuyasha, de inmediato rodó con la exterminadora en sus brazos previendo lo que sucedería.
-¡Bien hecho Miroku!- exclamo Shippou con alegría.
El oni cayó pesadamente sin vida sobre el suelo.
Kagome sonrió y corrió rápidamente a donde su amiga se encontraba, tendida al lado de un Miroku que comenzaba a levantarse.
OoOoOoOoO
-¡¡Sango!!- apenas Shippou había lanzado esta exclamación, Miroku dirigió su vista a la caída taijiya. Kirara se encontraba lastimada unos metros más lejos de donde estaba la Taiji.
Viendo que Ikki e Inuyasha se dirigían a donde el oni, el se abalanzo sobre la exterminadora.
-Sango- murmuro –Sango, responde ¿estas bien?-
La Taijiya abrió lentamente sus ojos como recuperándose de la caída y observo a Miroku con detenimiento. Estaban en medio de una pelea, pero no podía olvidarse que momentos antes el houshi la había besado sin su consentimiento y ahora estaba encima de ella.
-Quitese.- contesto en un frío susurro.
En segundos Inuyasha e Ikki ya habían cortado la pierna del oni y sin detenerse a responderle a Sango, Miroku rodó junto con ella lo más lejos que pudo.
Sango no tuvo tiempo de protestar, pero al menos ya se había dado cuenta del peligro en el que estaba. –Lo siento.- dijo muy bajito y con un tono de vergüenza, debido a la frialdad con que antes trato al monje.
-El que lo siente, soy yo, Sango.- contesto Miroku. El houshi aun se encontraba encima de Sango y muy cerca de ella, por lo que pudo observar mejor sus grandes ojos castaños –No debí, pero antes que cualquier cosa, debes saber la única razón por la que lo hice.-
-¡Bien hecho Miroku!- se escucho gritar a Shippou, después el sucumbir del oni y pasos que se acercaban.
El monje comenzó a levantarse y le tendió la mano a la taijiya para que ella también lo hiciera, Kagome se acercaba a ellos.
Sango estaba desconcertada porque Miroku no había terminado de decirle nada. La Taiji recibió la ayuda del monje y cuando este la jalo para que se levantara del suelo, tiro mas hacia él, haciendo que la exterminadora quedara aun más cerca -Ai shiteru.- le susurro al oído y como si nada hubiese pasado, la alejo de si.
-¿No te paso nada Sango-chan?- pregunto Kagome que justo acababa de llegar.
-Estoy bien.-
-Temí que te hicieras daño, Sango-chan.- esta vez el que hablaba era Ikki, que volvía a su actitud normal mostrando una enorme sonrisa.
-H-hai, estoy bien.- sin embargo, pese a sus palabras, Sango no tenia un buen semblante. La chica se encontraba confundida.
¿Es que había sido su imaginación? ¿Miroku le había dicho Ai…?
-¿En donde se encuentra el houshi-sama?- pregunto ella al percatarse que el monje había desaparecido de pronto.
Los demás buscaron con la mirada, pero no encontraron rastro del houshi.
-¡Feh! Seguramente esa chiquilla no iba a tardar en molestarlo de nuevo y se adelanto al camino, para evadir sus responsabilidades.- dijo Inuyasha ya más tranquilo.
Todos los presentes lo tomaron a broma, a excepción de Sango.
-Por cierto- dijo Kagome –aquí están los dos fragmentos, el cuerpo del oni se hizo polvo y los he purificado.- la chica extendió la palma de su mano.
El peligro había pasado y era tiempo de dejar aquella aldea…
…
…
OoOoOoOoO
-…Y por eso te pido una disculpa- Miroku inclino su cabeza hasta casi llegar al piso, lo que sonrojo a la muchacha que tenia frente a él.
Después de la batalla reciente, el monje decidió que tenia que hablar con Mutsumi nuevamente, pero esta vez sin engaños. Así que le explico a su manera, el porque de su actuar.
Era extraño que Miroku hiciera ese tipo de cosas, estaba acostumbrado a engañar a las jóvenes o a aldeanos desconocidos para beneficio propio. Pero al menos esta vez, sabia que debía hacer las cosas bien, aun si tenia que afrontar las consecuencias.
-Me di cuenta houshi-sama, me di cuenta cuando… cuando… beso a esa exterminadora.- dijo Mutsumi.
El monje alzo una ceja -¿A que te refieres?-
-Seria muy fácil para mi alarmar a la aldea y hacerlos que le presionen para que responda por el beso que me dio, pero aún si eso fuese conveniente para mi, no me agradaría nada que día y noche pensara en ella.- Miroku sonrió tiernamente, iba a decir algo más pero Mutsumi lo interrumpió –Ahora será mejor que pelee por lo que quiere, porque si mal no recuerdo, aquel joven exterminador que viene ahí con sus otros amigos, dijo que la señorita había tomado una decisión.-
Miroku volteo el rostro y observo que justamente sus amigos se dirigían hacia él. Regreso su mirada a Mutsumi y por un momento le pareció ver el rostro de Koharu, la forma en que la chica le hablo, le hizo recordar a su vieja protegida.
-Será mejor irme, debo detener los preparativos antes de que la gente de la aldea se moleste. Lo mejor es que usted y sus amigos, se retiren de aquí para que no haya ningún problema, después de todo, ustedes nos libraron de ese oni.- Sin decir más, la joven aldeana se retiro saltando como una pequeña, justamente cuando Inuyasha y los demás llegaban.
OoOoOoOoO
Shippou salto de los brazos de Kagome y corrió hacia donde el monje estaba parado, a lo lejos pudo ver como aquella niña que decía ser 'prometida' de su amigo, se alejaba.
-¿Aun piensas casarte con ella?- pregunto con ingenuidad el kitsune.
En respuesta, Miroku le propino un buen coscorrón mientras sonreía dulcemente. La nobleza que había mostrado Mutsumi lo había dejado algo conmovido.
Cuando los otros chicos se acercaron, un silencio molesto se presento, al parecer después de la batalla, regresaba la escena que se había dado en ese lugar momentos antes.
-¿Qué pasa?- pregunto Inuyasha molesto, percatándose de esto. Era notorio que el hanyou era el único que no sabia nada de lo ocurrido.
Sango se puso más nerviosa y descompuesta de lo que ya estaba, aun no se encontraba totalmente segura de que lo que había escuchado, no era producto de su imaginación o 'subconsciente' como decía Kagome.
-¡Feh! Por si no lo han notado, hemos perdido un día para avanzar en la búsqueda de ese bastardo de Naraku. Ese oni no era tan fuerte como decían, lo hubiésemos ido a encontrar y…- la mirada de todos se poso sobre Inuyasha -¿Qué?-
-Sango.- Ikki cerró los ojos y después miro a la taiji. –Hace unos momentos, aceptaste mi propuesta de ser mi esposa…-
Inuyasha casi se cae de la impresión… y eso que no le importaban ese tipo de cosas. Los demás permanecían estoicos.
Sango suspiro y miro a Ikki, para después desviar su vista hacia Miroku –Y no me retracto.-
Miroku sonrió –Espero que sean muy felices los dos.-
Kagome, Shippou… y también Inuyasha, estaban a punto de entrar en shock.
-Creo que los dos tuvimos una oportunidad.- musito Ikki
-Yo también lo creo.- contesto Miroku –Pero bueno, creo que tenemos algo más importante que…-
Ikki cayó desvanecido al piso.
Nota de la autora: Ya que este capitulo estuvo muy largo, no hay muchos comentarios, solo: ¡No me maten por favor! Ahem… el siguiente capitulo es el ultimo y es algo a manera de epilogo (aunque como no hubo prologo, no es justamente eso)
Antes de que se me olvide, una aclaración: El personaje Mutsumi, lo coloque originalmente en la Parte VII con el nombre de Mitsune, por algún motivo fuera de mi comprensión, cambie el nombre así como así, lamento el error.
