Hola! Bueno, es ke he tenido ke dividir todo lo ke escribí en dos capis para que fuese mas cortito. Bueno, espero ke os guste también y dejadme muchos reviews x favor!! REPITO: AUNKE SOLO SEA PARA AMENAZARME DE MUERTE POR ESCRIBIR TAN MAL XO DEJARME UNO!!! . . Plis, si yo soy una niña buena jejeje.

2. CONFESIONES Y EXPULSIONES.

Al oír el nombre de la profesora de adivinación, a Duna le recorrió un escalofrío por la espalda que la hizo temblar. Hermione la miró extrañada y le preguntó:

¿Qué es lo que te pasa?- dijo con gesto preocupado.- A ti te pasa algo. Esto no es una simple gripe.

Es que te parecerá una tontería.- añadió Duna nerviosa.- En serio.

Si estás así no es una tontería. Puedes contármelo, no se lo voy a decir a nadie.

Verás…Hoy en Defensa Contra Las Artes Oscuras me dormí o no sé qué me pasó, pero tuve como una especie de sueño. Pero el caso es que era…no sé…como real. Fue diferente a todas las pesadillas que he tenido hasta ahora.

¿Pesadilla.- preguntó Hermione interesada.- ¿Qué tipo de pesadilla? ¿Monstruos, trolls…?

No, qué va. Ya quisiera yo. Soñé que los mortífagos atacaban el colegio.

Hermione abrió la boca sorprendida.

Sí…y que os mataban a todos…-continuó Duna con lágrimas en los ojos.- Y Lucius mataba a Trelawney y

¿Lucius has dicho?- la interrumpió Hermione.-

Sí, no sé quien es, era uno de los mortífagos que mataron a Trelawney.-

Vete a ver a Dumbledore.

Pero ¿por qué?

Eso no ha sido un sueño corriente.

De pronto, un montón de estudiantes salieron de las puertas circundantes. Las clases habían acabado. A Duna, el haber hablado con Hermione la tranquilizó aún menos, sobre todo porque pensaba que debía ver a Dumbledore, y al director del colegio solo le había visto una vez, cuando la citó para una entrevista para meterla en Hogwarts.

Había recibido su carta a principios de Agosto, justo antes de solicitar matrícula para la EME. El director inglés decía en ella que debido a su impecable expediente académico se le había concedido una beca para acabar sus estudios mágicos en Hogwarts, considerado el mejor colegio de magia del mundo. A los padres de Duna no les hizo ninguna gracia que su única hija se fuese a estudiar tanto tiempo fuera, pero Dumbledore les ofreció alojo en el castillo para cuando quisieran visitarla y a ella darle fines de semana libres para ir a España.

Una semana después, Duna estaba volando hacia Inglaterra para ir a la entrevista con Dumbledore. Le había parecido una persona muy interesante y excéntrica. En vez de preguntarle algo sobre sí misma, se dedicó a enseñarle las instalaciones del colegio, por aquel entonces solo estaba el guarda, Hagrid, que le contó que Harry Potter iba a ir a mi mismo curso. A Duna le interesó este hacho, porque desde muy pequeños habían estudiado a Harry Potter y su historia en Historia de la Magia, y cada año daban algo nuevo, porque cada año el-niño-que-vivió hacía algo digno de estudio. Por eso se sabía toda su vida: la muerte de sus padres, sus hazañas con la piedra filosofal, el basilisco, el Torneo de los tres magos y la muerte de su padrino: Sirius Black. Fue una pena que la gente se diera cuenta de que era inocente después de que muriera.

¡Hola!- dijo la voz del chico en el que estaba pensando, y mirando a Duna añadió:- ¿Estás bien?

Ella recibió la pregunta extrañada. "¿Cómo demonios se ha enterado ya?"

Me lo dijo Terry Boot cuando salíamos de clase.- respondió Harry como leyendo sus pensamientos."Nota mental: matar a Terry en cuanto pueda."- pensó Duna furiosa.- Nos dijo que te dormiste y que tuviste una pesadilla o algo parecido, y que empezaste a revolverte en sueños y a llorar. Después te despertaste gritando.

No te preocupes, a él le pasa a veces- dijo Ron, e inmediatamente Harry le dio un codazo en las costillas que le dejó sin respiración.-

¿También te pasa a ti?- preguntó Duna esperanzada.- ¿Entonces es normal, no?

Harry y Hermione intercambiaron una mirada furtiva, al tiempo que Ron seguía sin poder hablar, dolorido, con la mano en las costillas.

Verás… lo de Harry es diferente. Bueno, no. No lo sabemos si es diferente.- dijo Hermione jugando con el dobladillo de su túnica. Parecía no querer decirlo.- Harry sueña lo que Lord Voldemort está viviendo y siente lo que él siente.

Duna se quedó paralizada mirando a Harry como si fuera un extraterrestre. Sabía que estaba siendo grosera, pero no podía evitarlo. Aquel chico que tenía delante podía sentir al Señor Tenebroso, podías saber lo que pensaba, lo que hacía. ¿Sería un espía involuntario? Luego empezó a pensar, y llegó rápidamente a la conclusión de que lo suyo no podía ser así, porque Voldemort no estaba en su sueño, solo sus fieles mortífagos. Hermione y Harry parecían estar dejándola reflexionar.

Pero…Voldemort no estaba en mis sueños.-

¿Lo llamas por su nombre?- preguntó Hermione.-

Sí. El pasado curso en la EME nos prohibieron decir cosas como "el que no debe ser nombrado" o ponerle motes. Además en España no se sintió tanto la acción de Voldemort.

Ya…Así que Voldemort no estaba en tu sueño.- concluyó Hermione, con la mano en la barbilla, en actitud pensativa.-

No.- respondió Duna rotundamente, contenta de poder encontrar algo que hiciera de su sueño, un sueño corriente.- Solo mortífagos.

Pero oíste algo de un tal Lucius.- insistió Hermione.-

Sí…-respondió ella de mala gana.- Era uno de los mortífagos. Fue el que ordenó matar a todos los alumnos.

Harry y Ron escuchaban con atención. El primero se sobresaltaba cada vez que oía el nombre de Voldemort, y Harry simplemente escuchaba atentamente.

¿Lucius? ¿Lucius Malfoy?- preguntó este último.- ¿Era uno de los mortífagos?

Sí, había un tal Lucius entre los mortífagos. Era así muy alto y delgado y…Un momento. ¿Has dicho Malfoy?

¿No lo sabías?- preguntó Ron.- El padre de Malfoy es un mortífago. Fue uno de los que se escaparon el año pasado del Ministerio de Magia. El mismo Ministro de Magia fue concediéndole más poder durante un montón de años en el Ministerio y acabó siendo una persona muy influyente. Voldemort tenía muchos contactos muy bien situados, y Malfoy era uno de ellos. Muchos de los padres de los que ahora están en Slytherin están siendo buscados por la Justicia.

Sabía que algunos mortífagos habían sido personas hasta el momento consideradas respetables, pero no tenía ni idea.- contestó Duna, anonadada por la información que le acababan de proporcionar.-

Pues ya la tienes.- dijo Ron.- Vete a ver a Dumbledore. No pierdes nada por ir. Si quieres te acompañamos, que nosotros le conocemos muy bien.

Vale, está bien.- dijo Duna.-

¿Y qué hacemos con Binns? Ahora tenemos Historia de la Magia.- dijo Harry mirando hacia la puerta de su clase, donde ya estaban empezando a entrar Gryffindors y Ravenclaws.

A Binns que le den, esto es más importante.- dijo Hermione, y Harry y Ron se pararon en seco.-

El pelirrojo miró a Harry y le colocó la palma de la mano sobre la frente de su amiga. Ella se mosqueó, y los dos se empezaron a reír. Después Harry se puso delante de Hermione, la agarró de los brazos y la empezó a sacudir violentamente, al tiempo que hacía una imitación del exorcista.-

¡Sal de Hermione! ¡Demonio, déjala en paz!

¡Harry, estoy perfectamente, solo que considero esto más importante que los líos de Banshees en el siglo XV!

Bueno, vale lo que tú digas.- dijo Ron encogiéndose de hombros.- Pero creo que te picó una pixy con la rabia.

Caminaron hacia el despacho del director con Harry todavía riéndose y Hermione con el ceño fruncido. Cuando llegaron, picaron a una espacie de timbre que Dumbledore había mandado poner en septiembre. Filch se había opuesto a poner el timbre porque decía que los niños se pasarían el día picando solo para molestar, pero como a todos les gustaba Dumbledore, casi nadie había dado un timbrazo solo para molestar.

A los dos minutos se abrió la puerta y subieron por la escalera hasta llegar al despacho.

Buenos días, Harry y compañía.- dijo Dumbledore, tan jovial como siempre.- ¿Qué os trae por aquí?

Verá director, aunque no lo crea, esta vez no venimos porque algunos de los tres tengamos un problema.- dijo Hermione sonriendo.-

En realidad ya se por qué estáis aquí.- dijo mirando a Duna a través de sus gafas de media luna.- Lupin me contó lo de tu "pesadilla".- "Segunda nota mental del día.- pensó Duna.- Matar a Lupin.-"

Bueno profesor, yo no consideraba necesario venir a verle. Al fin y al cabo es una simple pesadilla, ¿no? Siento haberle molestado.- dijo, y dándole la vuelta se dispuso a marcharse, pero una mano la agarró del hombro firmemente.-

No es una simple pesadilla.- dijo la voz de Harry, a su espalda, que la miraba con preocupación.- Como ya te dije, a mí me pasa lo mismo y sé que eso no fue una pesadilla normal.

Por lo que me contó el profesor Lupin,- añadió Dumbledore.- Entraste como en trance.

¿En trance?- preguntó Duna extrañada. No puede ser, simplemente esta noche dormí fatal porque tuve la pesadilla de turno, y me dormí en clase. Fue solo eso. Ni que fuese la primera vez que alguien se duerme en clase.

No, pero tú te quedaste con los ojos abiertos.- dijo Dumbledore con calma.- Y eso, precisamente, no es dormir. Empezaste a gritar que no los mataran y luego te "despertaste".

Pero eso es imposible,- terció la morena tercamente.- Nadie duerme con los ojos abiertos, pero yo me he caído de la cama mil veces y además mis amigas dicen que tienen miedo de dormir conmigo por la noche porque digo unas cosas muy raras.

¿Raras como cuáles?- preguntó el director interesado.-

No sé…- pensó Duna.- Una vez mi madre me dijo que había estado hablando de un tal Oscar o algo así, pero yo no conozco ningún Oscar.

Ya…Bueno, y ¿cómo dices que fue el sueño ese? ¿Qué fue exactamente lo que soñaste?

Soñé que estaba en el colegio, pero estaba todo vacío. Después bajé al Gran Comedor y allí vi a unos hombres, mortífagos, caminando como si tal cosa por el Hall. De repente uno salió del Gran Comedor y vi que tenían allí a todo el mundo atado y que a usted…- Duna se mordió el labio inferior con nerviosismo. ¿Cómo decirle a una persona que has soñado que se moría?- Pues…verá…Usted estaba muerto.

¿Yo muerto?- preguntó Dumbledore alzando las cejas.- Interesante.- continuó frotándose la barbilla.- Sigue, sigue.

Bueno pues…después sacaron a la profesora Trelawney y la amenazaron con matarla si no les decía dónde tenía usted escondido no sé qué libro.

¿Un libro?- volvió a preguntar el director extrañado.- ¿Pudiste oír qué libro era?

No lo sé, solo le preguntaron que dónde estaba y como ella se negó…La mataron. Lo último que oí fue que uno de los mortífagos, un tal Lucius, ordenaba que se matara a todos los alumnos de Hogwarts.- al decir esto último, un escalofrío recorrió la espalda de Duna y Ron, Harry y Hermione miraron hacia el suelo con expresión angustiada.-

Hubo unos minutos de silencio, en los que Dumbledore mantuvo su expresión pensativa, hasta que al fin, los mandó marcharse. Ya había acabado la segunda hora y tendrían una hora libre, para después dirigirse a pociones, con los de Gryffindor. Según franquearon la puerta, Duna se dispuso a ir a su sala común, porque no tenía nada qué hacer, pero Hermione la detuvo y la invitó a ir con ellos. Se adentraron en un pasillo atestado de estudiantes.

De pronto, Duna sintió un codazo en el brazo, demasiado fuerte para haber sido hecho sin querer. Miró atrás y se encontró con una Slytherin. Se llamaba Iris Stuart.

Había llegado nueva a Hogwarts ese mismo año, de un colegio pequeño de Escocia. Por lo que Duna había oído de ella, era de las típicas chicas con pinta de ángel pero que luego te mete puñales por detrás, y si le caes muy mal, mejor andarte con cuidado. Era poco más baja que la Ravenclaw, con buen tipo en general; tenía el pelo liso, largo y rubio (se rumoreaba que se lo aclaraba todos los días con una poción), y con los labios carnosos, la piel blanca y los ojos color miel. La miró un instante y luego se dio la vuelta y se marchó. "Ha sido ella, la muy puta" pensó Duna mirando cómo se alejaba."¿Qué coño le habré hecho yo?" Miró a Harry, Ron y Hermione que se habían parado, pero ninguno de ellos parecía haberse dado cuenta de lo sucedido. Volvió a donde estaban ellos corriendo y les acompañó al Gran Comedor, en el que había gente que, como ellos, tenía la hora libre. Se sentaron en la mesa de Gryffindor y a la morena se le hizo muy raro estar allí. De pronto sintió una voz que se dirigía a ella.

¿Estás ya mejor, Duna?- preguntó Terry Boot, que la miraba con una sonrisa.- Me quedé preocupado por lo que te pasó.

Duna se quedó callada mirándole como si fuese un marciano. El chico parecía incómodo. Iba a decir algo, pero Duna le habló primero.

Sí, gracias, Terry.- dijo un poco colorada por aquello de "me quedé preocupado".- No fue nada, solo que pasé una mala noche.-

Pudo oír a Ron que le decía en un susurro a Harry:- Sí, seguro que si la hubiera pasado con él hubiera sido mejor.- Y se empezaron a reír los dos, por lo que Terry les miró ofendido. Duna les dirigió una mirada asesina para que se callaran, porque él parecía a punto de marcharse y no quería que se cabrease con ella por su culpa.

¿Vas a venir a Pociones?- preguntó interesado.-

Claro.- dijo la morena.- Ya te dije que estoy perfectamente.

¿Te pones conmigo en el caldero?- preguntó tímidamente el chico. (Duna juró haber oído un silbido a su espalda, pero prefirió ignorarlo).- Lo digo porque dijo Snape que hoy íbamos a dar las pociones encogedoras y las estuve leyendo en el libro y…no las entiendo.

Claro, aunque no te pienses que soy una eminencia en pociones.- dijo riendo.-

Gracias, solo era eso. Adiós, Duna.

Adiós Terry.

Se dio la vuelta y se marchó del Gran Comedor. Todos estaban en silencio, pero unos segundos después, ese silencio se rompió por la carcajada que soltaron Harry y Ron. Hermione les dirigió una mirada reprobatoria, sacó sus apuntes de aritmancia y se puso a estudiar. Dos minutos después, Harry y Ron todavía seguían riéndose, y daban golpes en la mesa. A la morena ya la estaba mosqueando tanto cachondeo e hizo como que se picaba en serio. En cuanto los chicos se dieron cuenta de la mirada que les estaba echando Duna, se callaron, aunque con dificultad, ya que de vez en cuando se les escapaba alguna risita. Ella ya estaba empezando a cabrearse.

Bueno ya vale, ¿no?- dijo picada.-

Lo siento Duna,- dijo Harry,- pero es que ver a Boot haciendo el gilipollas es superior a mis fuerzas.

¡No estaba haciendo el gilipollas!- le increpó Duna molesta.- ¡Solo me vino a pedir un favor!

¿De qué tipo?- preguntó Ron con una sonrisa picarona, y Harry y él se empezaron a descojonar otra vez, así que Duna les pegó una colleja a los dos; sacó sus apuntes de Historia de la Magia y fingió que no escuchaba las continuas risas de los dos amigos.

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5 puntos menos para Gryffindor.

¿Pero por qué profesor, si todavía no es la hora?- preguntó Hermione molesta.-

Porque yo he llegado antes que vosotros, ¿os parece suficiente esa explicación.- respondió Snape con una sonrisa provocadora.- Y ahora id a vuestros calderos en primera fila antes de que perdáis más puntos para vuestra casa.- añadió subrayando la palabra "primera".-.- Potter, póngase con Granger, Weasley con Patil, y…Duna. Con Boot.

Duna no pudo reprimir una risita. Snape no llamaba nunca a ningún alumno por su nombre de pila, y sospechaba que con ella hacía una excepción por no saber pronunciarlo con claridad, y ya se sabe, Snape hace lo que sea por no hacer el ridículo.

Terry sonrió a Duna cuando esta se puso a su lado y ella se puso colorada. Le daba corte que los chicos la mirasen a los ojos y sonriesen.

Snape se levantó de su silla y comenzó a copiar los ingredientes de las pociones encogedoras a toda prisa en la pizarra. Cuando acabaron de copiar todo, sacaron su kit de pociones y prepararon los ingredientes. Echó un vistazo a la clase y vio que Hermione se afanaba por enseñarle a Harry a cortar bien los rabos de tritón, pero él estaba más ocupado en apartarse de la cara un mechón de pelo que se le ponía siempre por delante de los ojos. A los pocos segundos, su amiga se dio cuenta y le dijo algo así como que se las arreglase él solito, y siguió trabajando con la poción. A Ron tampoco le iba mejor. No paraba de mirar para el caldero de Harry y de Hermione, y Padma se estaba empezando a cansar.

Chst, chst.

Duna se dio la vuelta y vio que había sido Terry el que la había chistado.

Venga Duna, que tenemos que acabar en este siglo porque Snape no perdona. ¿Qué se pone primero, el polen de estrelicia o la saliva de dragón?

El polen de estrelicia. Después se va echando gota a gota la saliva. "Joder, ¿no podían tener ingredientes menos asquerosos las pociones? La esencia huele a mierda y de la saliva mejor no hablar…"

Joder que asco…-oyó que murmuraba Boot para sí mismo mientras la saliva caía como gelatina en el caldero, a la vez que el chico ponía cara de asco. Duna soltó una risita, que hizo que él levantara la cabeza y sonriera.-

¿Qué pasa?

Me parece que tienes la misma opinión que yo con respecto a la gelatina, ¿eh?

Te parece bien.- contestó él riendo y volviendo a su caldero.-

Ejem, ejem.

Duna y Terry se dieron la vuelta bruscamente y vieron que Harry y Ron se reían, cada uno desde su caldero. Duna los miró enfurruñada y siguió trabajando como si nada.

Ejem, ejem.

Volvió a darse la vuelta mosqueada y Harry y el pelirrojo se empezaron a descojonar. A ella ya la estaba hartando tanto cachondeíto con Boot.

Ejem, ejem.

Esta ya era la última. La morena se dio la vuelta con un bufido bastante audible y, dirigiendo su varita a la poción de Harry murmuró "evanesco". Las colas de tritón que el moreno estaba echando en el caldero cayeron sobre el fondo de este, ahora vacío. Le dirigió a la chica una mirada asesina, y le devolvió el hechizo, pero ella fue más rápida y logró repeler el hechizo, que calló sobre el caldero de Mandy y Lisa Turpin, cuya poción se desvaneció.

¿SE PIENSAN QUE ESTO ES UN CAMPO DE BATALLA O QUÉ?- bramó Snape, que se había puesto de pie.- ¡¡¡SEÑORITA DUNA Y POTTER, VÁYANSE A LA CALLE!!! ¡¡¡Y 50 PUNTOS MENOS PARA GRYFFINDOR!!!

Harry y Duna salieron de mala gana de la clase echándose miradas furibundas. Se sentaron uno a cada lado de la puerta tras cerrarla de un portazo. Se quedaron mirándose con ojos…digamos, asesinos. Estuvieron cinco minutos así hasta que de pronto, la morena rompió en una sonora carcajada. Él le miró con expresión incrédula.

¿Te estás riendo de mí?- preguntó alzando una ceja.-

De alguna manera me tenía que vengar, ¿no?- respondió ella sonriendo.- El que avisa no es traidor, y ya os dije que os paraseis, pero no me hicisteis caso.

Y ahora Gryffindor tiene 50 puntos menos.- le dijo el moreno con expresión de reproche en su cara.-

Lo siento, si no os hubieseis estado riendo de mí toda la clase no os hubiera desvanecido la poción.- dijo ella tercamente cruzándose de brazos.-

¡Pero solo nos quitó puntos a Gryffindor!- protestó Harry.-

Eso es problema de Snape, no mío, Potter.- la cortó ella.- Venga, ¿qué hacemos?

Pues no lo sé…

Tengo hambre.

¿Y?

¿Cómo que y? ¡Vamos a las cocinas!- exclamó Duna con voz exasperada. "Dios mío, ¿yo, la buena estudiante, responsable y prudente Duna estoy fuera de clase por hacer una locura y ahora quiero largarme a comer a las cocinas?"

Harry vio que la morena ponía cara extrañada, y él mismo puso la misma cara. "Debe de pensar que me falta un verano el pobre chavalín jeje". Y a todo esto, la morena se empezó a reír sola, lo que hizo que Harry la mirara aún más raro. "Ya está, lo he conseguido, ya piensa que estoy de psiquiatra."

Venga, vamos anda que ya me crujen las tripas.

El moreno se levantó y la siguió. Llevaban ya dos minutos caminando, cuando Duna le hizo la pregunta que le rondaba la cabeza desde hacía cinco.

Oye Harry, ¿dónde están las cocinas?- preguntó ella poniéndose colorada.-

El moreno soltó una sonora carcajada.

Y yo que pensaba que sabías dónde eran, como ibas tan lanzada…

Es que si te decía que no sabía dónde estaban las cocinas y tú tenías que llevarme, lo más seguro es que en estos momentos estuviéramos todavía ahí sentados.

Seguro.

¿Ves?

Siguieron caminando hasta llegar a un pasillo. Se oía la voz de Mcgonagall recitando su monólogo de todos los días a una clase que podría bien ser de su propio curso. Duna miró preocupada a Harry que le respondió con una mirada que venía a decir "lo siento, pero no hay otro camino".

Se acercaron lentamente a la puerta de la clase de Transformaciones y comprobaron con horror que estaba abierta. Ahora la voz de la subdirectora se oía totalmente clara. Se asomaron un poco sin que los descubrieran y vieron que la profesora estaba muy ocupada en escribir en la pizarra los pasos para desvanecer objetos.

El moreno miró a Duna. Esta sacó tres dedos de su mano y él la entendió. Los volvió a cerrar en un puño y sacó el primero. Luego el segundo. Y el tercero. Echaron a correr y pasaron por delante de la puerta, con tan mala suerte de que justo cuando pasaban ante el vano de la puerta la severa mujer se dio la vuelta y los pilló in fraganti.

¿A dónde se creen que van?- preguntó su voz a sus espaldas cuando solo llevaban un par de metros corridos.

Los dos se pararon en seco. Habían corrido intentando alcanzar la esquina antes de que la profesora saliese de clase, pero habían subestimado la rapidez que tenía la buena señora cuando quería. Jadeando, los dos chicos se dieron la vuelta. Mcgonagall los miró con expresión severa, vamos como siempre y con una señal les dijo que la siguieran a su despacho.

¿Vamos de lío en lío, e?- susurró Harry a Duna, que caminaba apesadumbrada a su lado.- ¿Y gracias a quién?

A ver, tú me llevaste por aquí.

Pero tú me pediste que viniéramos a las cocinas.

Tú me trajiste por el pasillo de transformaciones.

Y tú diste la señal justo cuando Mcgonagall miraba.

Y tú te reíste de mí.

Tú desvaneciste mi poción.

Duna ya no aguantaba más. No soportaba discutir y encima se le juntaba con que sus padres la matarían si se enteran de esto, con la expulsión, con que no tenía amigos todavía…Lágrimas brotaron de sus ojos y se llevó las manos a la cara. No quería que el moreno la viera llorar y quedar como una llorona delante de él. Al igual que con él, Duna se hacía una máscara con la gente. Sentía que si era ella misma no la aceptarían y por eso quería dar la imagen de dura. Temía que le hicieran daño.

Harry parecía no saber qué hacer, porque movía las manos de una manera un tanto extraña y hacía amagos de hacer movimientos de los que al segundo se arrepentía. Al final optó por separarle las manos con cuidado de la cara. Se encontró con un montón de lágrimas surcándole el rostro. El poco rimmel que llevaba se le había corrido y tenía los ojos hinchados y enrojecidos. Le recordó a Cho, el año anterior, el día que…Frunció el ceño ante el recuerdo de aquello. Al final consiguió pasarle un brazo por los hombros y la atrajo hacia sí. Duna le dirigió una sonrisa agradecida y él le dijo bajito que no pasaba nada. Siguieron caminando hasta el despacho de Mcgonagall, que los hizo pasar y cerró la puerta tras de sí.