Capítulo V: Un viaje accidentado—

- ¡Aaaah! -soltó Terry al despertar de un salto. Ian, cansado de esperar a que Terry despertase, había vaciado un vaso de agua helada en su cara.

- Podrías haber sido más... sutil -le dijo Terry, mientras gotas de agua bajaban por su espalda.

- Mira, estuve una hora tratando de ser "sutil". Además, funcionó: estás más despierto, ¿no? Apúrate, para que aprovechemos el día. El camino a ciudad Granate no es fácil.

Media hora después, ya estaban en camino. Era un hermoso día, y los jóvenes estaban llenos de energía luego de haber dormido.

Caminarían unas cuatro horas sin parar. Los Pidgey trinaban en lo alto, pero ningún Pokémon se les apareció como para ser atrapado. Terry se lamentaba de su mala suerte cuando se detuvieron a almorzar bajo unos árboles.

Mientras Ian preparaba una modesta comida (no querían acabar sus provisiones), Terry fue a buscar agua, pues, conociendo ya esa ruta, sabía que cerca de allí existía una pequeña laguna.

Luego de unos diez minutos, Terry volvió con una sonrisa en la cara. Le entregó el recipiente lleno de agua a Ian y de sentó cerca.

- ¿Qué te pasó que estás tan feliz? -preguntó Ian

- Luego te cuento -respondió Terry -Comamos, que me muero de hambre.

Así lo hicieron, compartiendo entonces una pequeña comida. Luego, volvieron a la conversación.

- Y entonces, ¿Qué fue lo que te pasó? -inquirió Ian, con un sándwich en la boca.

- Bueno, es que encontré a un pescador en la laguna y me vendió uno de sus Pokémon. Me costó casi un tercio del dinero que me ha entregado mi mamá, pero valió la pena -dijo Terry, orgulloso de la adquisición.

- Y, ¿Qué fue? No me dejes esperando.

- Un Magikarp -respondió Terry imponente.

Un silencio se prolongó por unos instantes. De pronto, Ian se echó a reír a más no poder. Mientras Ian lloraba de la risa, Terry se preguntaba el porqué.

-¡¡Caíste en uno de los trucos más viejos del mundo!! -le dijo Ian cuando pudo parar de reír -¡Magikarp es uno de los Pokémon más inútiles que existen!

- Claro, pero evoluciona en Gyarados, ¿no? -argumentó Terry

- Dos cosas: uno, evolucionar a Magikarp toma algo más que un poco de entrenamiento; y dos, los Magikarp son muy fáciles de encontrar -objetó Ian -Bueno, de todas formas, la compra está hecha y no creo que el pescador acepte devoluciones. No importa, si te esfuerzas valdrá la pena -dijo al ver que Terry se deprimía.

El joven se lo pensó. ¿Cómo podía haber caído así? Ahora que lo recordaba, los Magikarp viven en casi cualquier lugar... el PokéDex lo decía también... se sacudió los pensamientos negativos, pensando en que al menos llegaría a tener un Gyarados algún día.

Terminaron de comer y se pusieron otra vez en camino. Según los cálculos de Terry, si seguían a ese paso llegarían muy pronto a Ciudad Granate.

Había pasado una media hora de caminata. Iban por un sector en que el sendero que seguían no poseía árboles, aunque sí una corta hierba. Entonces vieron a una joven que venía en sentido contrario, hacia ellos. Al verlos, la chica, de unos 14 años, corrió hacia ellos y no dudó en preguntar:

- ¿Son entrenadores Pokémon? -les preguntó, el claro tono de su piel contrastando con las mejillas, rojas por el leve esfuerzo de correr súbitamente.

Los chicos, sin comprender lo que buscaba en ellos, asintieron con la cabeza, lo que al parecer alegró mucho a la adolescente.

- Mi nombre es Ana. ¡Los desafío a los dos a una batalla Pokémon! Eso, claro, si se atreven... -dijo, provocándolos.

- Soy Terry, mi amigo es Ian y claro que nos atrevemos. Y no llores cuando te derrote... -le dijo Terry, ya persuadido.

- No perderé, eso tenlo por seguro. ¡Ve, Oddish! -dijo Ana lanzando su Pokebola.

- No me asusta tu plantita de interiores. ¡Ve Beedrill!

Ambos entrenadores retrocedieron un poco, para darle espacio a sus Pokémon en aquel sendero. Terry, sabiendo que los Pokémon Insecto tienen una ventaja contra los Pokémon Hierba, había enviado a Beedrill, pero necesitaba mas información.

"Oddish, el Pokémon Maleza. Le gusta envenenar o aturdir a su oponente para luego drenar su energía" dijo el PokéDex. Entonces deberían atacar desde lejos.

- ¡Beedrill, Picotazos Venenosos!

- ¡Esquívalos, Oddish! -ordenó Ana, pasándose una mano por su largo cabello castaño.

Del aguijón abdominal de Beedrill, una infinidad de agujas brillantes salieron disparadas. Oddish alcanzó a esquivar algunas, pero la mayoría de ellas dieron en el blanco, haciendo un visible daño.

- Oddish, ¡Polvo Veneno! -ordenó Ana, sin advertir su error.

- ¡Ataque Furia, Beedrill!

Oddish se sacudió, liberando toxinas al aire cercano. Beedrill voló con gran velocidad hacia el Pokémon Hierba, haciendo caso omiso del veneno, y lo atacó con las lancetas de sus brazos. Oddish no lo soportó y cayó derrotado.

Ana no podía explicarse cómo Beedrill no había caído con el Polvo Veneno. Terry adivinó sus pensamientos.

- Has de saber, Ana, que Beedrill, además de poseer el tipo Insecto, es también del tipo Veneno, y por lo tanto es inmune a él. Vamos, lanza tu próximo Pokémon.

- Ese fue mi error, lo reconozco. ¡Pero tus Pokémon lo pagarán! ¡Vamos, Wooper!

La pequeña criatura celeste se materializó, lista a pelear. "Wooper, el Pokémon Pez. Vive en aguas heladas. Cuando sale del agua en busca de comida, cubre su cuerpo con una película resbalosa" informó el PokéDex.

-Beedrill, ¡Picotazos Venenosos! -ordenó Terry. Pero Wooper esquivó las agujas saltando hacia uno y otro lado. Era muy ágil. Ian, por su parte, observaba la batalla.

- Wooper, ¡Pistola de Agua! - comandó Ana. Sus ojos verdes parecían chispear con cada orden que daba.

- Beedrill, ¡Ataque Furia!

Pero Beedrill no alcanzó a hacer nada. El potente chorro de agua le dio de lleno. Cansado, Beedrill cayó al suelo, derrotado. Ana se veía confiada.

- Buen trabajo, Beedrill. Ahora veremos los resultados del entrenamiento. ¡Vamos, Nidoran!

El pequeño Nidoran salió de su Pokebola. Luego de consultar su PokéDex, Ana ordenó a Wooper usar nuevamente su Pistola de Agua, pero Nidoran, logró esquivarlo.

- Nidoran, ¡Embestida!

El Pokémon venenoso arremetió, mas Wooper salió de su camino al instante, con una sonrisa en la cara. Pero Terry ya sabía qué hacer.

- ¡Nidoran, Mirada Penetrante! -exclamó Terry. Los ojos de Nidoran brillaron, intimidando a Wooper y haciéndolo retroceder.

- ¡Ataque de Cuerno, ahora! -mandó Terry sin perder tiempo.

Igualmente, Nidoran embistió a Wooper usando su cuerno, causándole un gran daño. Ana quedó sorprendida por la inteligente maniobra de Terry y su Pokémon.

- ¡No ocurrirá de nuevo! -dijo Ana -Wooper, ¡Azote!

- ¡Intenta esquivarlo, Nidoran, y luego un Foco de Energía!

Wooper no alcanzó a golpearlo en su totalidad: sólo lo azotó un poco, pues Nidoran rodó hacia un lado. Todo el cuerpo del Pokémon de Terry brilló unos instantes: el Foco de Energía.

- Nidoran, ¡ahora una Embestida!

- Esquívalo otra vez, Wooper.

Pero con sus nuevas energías, Nidoran fue más rápido, y el ataque del Pokémon venenoso acabó con Wooper.

- ¡No! ¡Wooper! -dijo Ana al ver a su Pokémon derrotado -Regresa, pequeño. ¡Voltorb, ve!

"Voltorb, el Pokémon Bola. Estudios demuestran que este Pokémon está formado por elementos ausentes en la naturaleza", dijo el PokéDex. No era mucha información: debía tener cuidado.

- Nidoran, ¡Picotazo Venenoso! -dijo Terry al tiempo que el cuerno de Nidoran brilló para ejecutar el ataque.

- Voltorb, ¡Embestida!

Los dos Pokémon chocaron entre sí. Ambos resultaron dañados, pero se podía apreciar que Voltorb estaba en mejores condiciones.

- Voltorb, ¡Chillido! -dictó Ana. El horrible sonido emitido por su Pokémon causó que Nidoran comenzase a contorsionarse de dolor e intentase tapar sus sensibles oídos.

- ¡Nidoran, intenta una Embestida! -le gritó Terry, intentando encontrar una salida. Juntando fuerzas, Nidoran embistió al Pokémon de Ana y el Chillido terminó. -¡Bien! -animó Terry a su Pokémon -¡Ahora un Ataque de Cuerno!

- ¡No lo permitas, Voltorb! ¡Un Estruendo Sónico!

Pero Voltorb y Nidoran estaban demasiado cerca y el ataque explotó dañando a ambos Pokémon. Ambos estaban muy cansados, pero Voltorb aún tenía fuerzas para un ataque.

- ¡Termínalo con una Embestida, Voltorb!.

Mas Voltorb no pudo. Estaba envenenado por el Picotazo de Nidoran, y el veneno ya actuaba. Sólo había una salida, y Ana la conocía.

- Autodestrucción, Voltorb.

El Pokémon Bola comenzó a brillar y explotó. Ambos, Nidoran y Voltorb fueron derrotados por el estallido. Los entrenadores felicitaron a sus respectivos Pokémon por su actuación y los dejaron descansar en sus Pokebolas.

- Este es mi último Pokémon. No será derrotado. -dijo Ana

- Tampoco el mío -contestó Terry

Dos Pokebolas volaron, cayeron y se abrieron. Dos Pokémon se materializaron. Dos Eevees se miraron uno al otro, esperando órdenes.

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- ¿Qué? ¿Tú? ¿También? -se dijeron Terry y Ana al unísono. Sus Pokémon eran idénticos, excepto que el Eevee de Ana usaba un moño rosa, revelando su sexo femenino.

- Interesante... -se dijo Ian.

- Eevee, ¡Gruñido! -dijo Terry.

- ¡Tú también! ¡Contrarréstalo! -le ordenó Ana a su Eevee.

Los ataques se anularon. Así siguió la batalla: Ataques de Arena, Embestidas y Ataques Rápidos se sucedían en una bella demostración de habilidad por parte de los dos entrenadores y sus Pokémon. Ambos Eevees estaban cansados. Pero Ana no se rendiría.

- Eevee, ¡Foco de Energía! -comandó Ana a su Pokémon, que comenzó a brillar, enfocando sus fuerzas.

- ¡Lo mismo! -dijo Terry.

- ¡No lo permitas! ¡Ataque Rápido, ya! -mandó Ana.

- ¡No! ¡Esquívalo! -exclamó Terry.

Pero era muy tarde. Eevee ya estaba ejecutando el Foco de Energía y no pudo evadir el ataque de su contrincante. Maltratado, rodó hacia su entrenador.

- Lo has hecho bien, Eevee. Diste lo mejor que tenías. Regresa. -dijo Terry, Pokebola en mano.

Pero Eevee se incorporó al instante y esquivó el rayo rojo que salió de la Pokebola.

-¿Quieres seguir luchando? Pero estás muy cansado y -esto lo dijo en voz muy baja -no tenemos nada para derrotarla. Para mí tu seguridad está antes que cualquier batalla.

Eevee lo miró, y en su lenguaje expresó sus deseos de luchar hasta el final.

- Muy bien, seguiremos hasta que desees parar. ¡Haz lo que sea necesario!

El Pokémon de Terry comenzó a luchar con todas sus fuerzas, pero el Eevee de Ana le ganaba poco a poco. En cualquier caso, el Eevee de Terry estaba decidido a no defraudarlo.

Entonces, el PokéDex de Terry comenzó a hablar. "Cabezazo", se oyó cuando Terry lo sacó de su bolsillo. "Es un ataque físico bastante potente, que tiene la capacidad de intimidar al oponente, impidiéndole atacar."

Terry lo pensó unos segundos. Si el PokéDex no estaba fallando (jamás lo había hecho), era posible que Eevee hubiese aprendido un nuevo ataque. Actuó rápido.

-¡Eevee, Cabezazo!

Un aura de luz rodeó a Eevee mientras flotaba, para luego ejecutar el ataque sobre su enemigo. El fuerte golpe fue suficiente para derrotar al Eevee de Ana y obtener así la victoria para Terry.

Ambos entrenadores se felicitaron por la batalla. Ana no podía creer que había perdido, y, secretamente, Terry no podía creer que había ganado. Mientras Terry aplicaba Pociones a la totalidad de sus Pokémon, Ian conversaba ya desde hace unos minutos con Ana.

- Bueno, ahora es mi turno, ¿no? -le preguntó.

- Perdón, pero mis Pokémon y yo hemos tenido suficiente acción por el momento. Creo que ahora me iré a ciudad Turquesa a curar a mis Pokémon, pero si vienen conmigo podríamos tener la batalla allí. -propuso Ana.

- Gracias, pero Terry y yo vamos a ciudad Granate. Tendrá que ser en otra ocasión.

- Ha sido un placer encontrarnos contigo -dijo Terry, que ya había regresado a sus Pokémon a sus Pokebolas. -Espero volver a luchar contigo.

- Puedes contar con ello. -contestó la joven. Luego se incorporó para despedirse -¡Adiós! ¡Nos vemos! -dijo mientras se alejaba. Luego, ya lejos, tuvo que gritar - ¡Ah! ¡Terry, más te vale cuidar muy bien a ese bonito Eevee! ¡Yo cuidaré al mío!

- ¡Está bien! ¡Suerte! -le contestó a gritos Terry. Luego de unos minutos, Ana dejó de verse en la distancia. Mientras caminaban en sentido contrario, hacia ciudad Esmeralda, Terry se alegró al saber que no sólo había ganado una batalla, sino también una amiga.