—Capítulo VIII: Orgullo Herido—
Ya en ruta hacia ciudad Esmeralda, su próximo destino, Terry no dejaba de revisar su nuevo PokéGear. Radio, Mapa, Teléfono, Reloj...
Mientras aprendía a usar la agenda telefónica, Ian sacó su propio PokéGear.
- Hey, ¿Por qué no me dijiste que tenías un PokéGear? -preguntó Terry, desconcertado.
- Jamás preguntaste -contestó Ian. Luego le entregó su número telefónico y le ayudó a comprender las demás opciones del dispositivo portátil.
Después de unas bien aprovechadas horas de caminata, se detuvieron a comer cerca de unos árboles, aprovechando también de alimentar a sus Pokémon. Terry estaba cepillando el suave y aterciopelada pelaje de su Umbreon. El Pokémon disfrutaba la atención, y se dejaba mimar.
Pero algo sucedía, e Ian se dio cuenta enseguida. Hablando en susurros inaudibles para Nidoran, le dijo a Terry:
- No discrimines...
Terry comprendió luego de mirar a Nidoran. Estaba triste, se le notaba en la mirada caída.
Llamó entonces a sus Pokémon, los cuales se acercaron, contentos, para ser consentidos. Pero Nidoran parecía seguir molesto. En voz baja, Terry preguntó a Ian qué le podría pasar.
- Puede haber sido por la batalla en Granate -dijo su amigo -¿Recuerdas? Nidoran no pudo hacer nada contra Wobbuffet, quizás siente que te falló. Algunos Pokémon son así... estos asuntos son difíciles de tratar...
Terry observó al rosado Pokémon. Entonces recordó que a él le había pasado algo similar.
Cada vez, en los años anteriores, que volvía a su hogar luego de sus encuentros con los Rockets, se sentía como un total fracasado. Sus padres lo animaban, en especial su madre: su padre estaba ausente la mayoría del tiempo, ocupado con su trabajo en la Silph Company.
Y cada año entraba nuevamente al colegio de la ciudad, dirigida por el propio profesor Hemlock. Bajo las risas y burlas de sus compañeros, que no dejaban de recordarle sus fallidos viajes, Terry debía estudiar a paso acelerado para recuperar toda la materia perdida.
Lo único que lo consolaba era el ánimo que le daban sus padres, aunque al mismo tiempo esto lo hacía sentir peor. Estaba fallándole a las únicas personas que de verdad creían en él y lo apoyaban sin importar las circunstancias.
Pero sólo hasta ahora sabía cómo se sentía estar al otro lado. Ver a aquel que apoyas sumido en la frustración de defraudarte... pero no podían perder tiempo. El día estaba ideal para viajar.
Decidieron seguir bajo la sombra de los árboles, pues el día estaba muy caluroso. Bajo el follaje, el aire se sentía más fresco, y de vez en cuando soplaba una suave brisa que lograba refrescarlos un poco.
Marcharon sin contratiempos por otras horas más. Se detuvieron sólo para tomar un poco de su agua y descansar un poco. Terry se alejó un poco para pensar en lo de Nidoran.
Arbustos y abundante vegetación adornaban la zona, y los rayos de sol se filtraban juguetonamente por entre las hojas de los árboles.
¿Cómo decirle a Nidoran que no importaba que no hubiese vencido a Wobbuffet?
Lo pensó mientras miraba las copas de los árboles. El murmullo de las hojas producido por la brisa lo reconfortaba y le hacía sentir una paz interior...
Entonces algo movió los arbustos detrás de él.
Al moverse algunos arbustos, el primer pensamiento del entrenador fue que era su amigo Ian. Luego pensó en Rockets. Pero lo que vio al voltearse fue completamente distinto de sus suposiciones.
Era un Pokémon. De color verde claro, poseía dos grandes cuchillas en sus brazos. Dos pares de alas membranosas salían de la parte trasera de su tórax.
Un Scyther, inconfundible. Terry debía de haber entrado en su territorio. Recordó una frase que había escuchado innumerables veces en la escuela de Turmalina. "Como novatos, Scyther es un Pokémon que deberían evitar"
- Perdón, no quise... -comenzó a decir Terry, retrocediendo.
Pero antes de dar dos pasos, el Scyther desapareció en un relámpago verde, para reaparecer detrás de Terry. No podría huir.
Debía luchar.
- Muy bien, tú lo pediste. ¡Ve, Sandshrew!
El roedor salió de su Pokebola sólo para ser recibido por una Cuchillada de la Mantis. Sandshrew había sido dañado, pero aún podía pelear.
- Sandshrew, ¡Ataque de Arena!
El Pokémon comenzó a ejecutar el ataque ordenado, lanzando arena con sus patas delanteras hacia Scyther.
Pero el insecto comenzó a girar, formando un remolino que absorbió la arena que Sandshrew lanzaba, para luego golpearlo. Era la Danza de Espadas, que además aumentó el poder de ataque de Scyther.
Ante el pasmo del Pokémon tipo Tierra y de su entrenador, el Scyther no dudó en acabar la contienda con una Cuchillada.
- ¡No! Regresa, Sandshrew. Muéstrale lo que puedes hacer, Umbreon. ¡Finta! -ordenó Terry. Un dejo de temor le había surgido en la voz.
Cada vez que había cruzado el Bosque Turquesa había temido encontrarse frente a frente con un Scyther.
El Pokémon negro salió de la Pokebola y desapareció enseguida, reapareciendo detrás de Scyther y golpeándolo.
El Pokémon Insecto contraatacó entonces con veloces Cuchilladas. Con gran agilidad (y un poco de suerte) Umbreon logró esquivarlas. Pero entonces las cuchillas del Scyther adquirieron un brillo plateado y comenzaron a lanzar golpes que Umbreon no pudo soportar.
"Cortes Furia" -dijo el PokéDex -"Ataque del tipo Insecto que duplica su poder cada vez que es usado en forma consecutiva"
"Debilidad detectada" agregó luego "El tipo Siniestro es débil contra ataques del tipo Insecto"
- ¡Umbreon, Cabezazo! -dijo Terry, intentando detener el Corte Furia.
La potente embestida detuvo a Scyther, pero éste volvió a la carga sin verse muy afectado. Cada vez que atacaba, las cuchillas brillaban más y más. No se necesitó mucho tiempo para que Umbreon cayese derrotado.
Sólo quedaba Nidoran. Debían intentarlo. Sólo esperaba que su Pokémon luchase con todo el corazón.
- ¡Nidoran, yo te elijo!
El pequeño Pokémon rosado se materializó, mas aún se veía un poco triste. Scyther atacó sin pensarlo dos veces. El daño, sin embargo, fue reducido, a causa de la resistencia del tipo Veneno de Nidoran a los ataques Insecto.
- Nidoran, ¡Embestida!
Pero Nidoran se quedó allí. "Debe tener miedo" pensó Terry. "Pero no de que lo dañen."
"Tiene miedo de defraudarme"
- Nidoran, te necesito. Los otros han caído... incluso Umbreon...
Los recuerdos de su propio temor a intentar las cosas de nuevo pasaron por la mente de Terry...
- Escucha, ganes o pierdas, si te esfuerzas, estará bien para mí. -le dijo Terry a Nidoran mientras éste trataba de esquivar los ataques de Scyther.
Los recuerdos... Terry sintiendo que podía hacerlo... atreviéndose a intentarlo de nuevo... negándose a dejar de buscar su sueño...
-¿Pelearás por mí?
Nidoran asintió.
- ¡Bien! Ahora, Nidoran, ¡usa un Picotazo Venenoso!
El cuerno de Nidoran brilló al embestir a Scyther, tal como hacía siempre. Sin embargo, el daño pareció ser mucho mayor que otras veces.
Sin embargo, luego de intercambiar algunos ataques, era claro que Nidoran estaba perdiendo. La velocidad de Scyther le daba una buena ventaja.
Y Terry lo sabía. Estaba listo para recoger a su Pokémon en cualquier momento y correr. Tenía sus esperanzas puestas en Nidoran, pero debía estar preparado para lo peor.
Scyther atacó con un Ataque de Ala, dejando a Nidoran muy débil para sostenerse en sus pequeñas piernecillas.
- Nidoran, ¿puedes intentar otro Picotazo Venenoso? -preguntó el entrenador.
Su Pokémon quería, pero no podía. Su pobre cuerpo estaba demasiado golpeado... pero no quería fallarle de nuevo a Terry.
Aunque a Terry no le importase perder, a Nidoran sí.
La luz de la evolución cegó a Scyther, que iba a ejecutar un último ataque. La nueva forma del Nidoran Macho, Nidorino, lo intimidó.
"Nidorino, el Pokémon Púa Venenosa. El veneno expulsado por el cuerno en su cabeza es extremadamente potente"
- Nidoran, eh... Nidorino... -titubeó Terry, pensando en un ataque. La evolución le había devuelto el alma al cuerpo -¡Tóxico!
El corpulento Pokémon venenoso escupió una sustancia oscura y pegajosa que se impregnó en Scyther, debilitándolo segundo a segundo.
Como un acto reflejo, Terry tomó una Pokebola vacía de su cinturón y la lanzó al Pokémon. Sin mucha resistencia, la Pokebola se cerró para no volver a abrirse.
Terry recogió la Pokebola que contenía a su nuevo Pokémon del suelo, y felicitó a Nidorino por la batalla.
Luego de curar a sus Pokémon, incluido Scyther, con algunas Pociones, Terry volvió hacia donde estaba Ian.
- ¿Cómo te fue en tus "instantes de reflexión"? -le preguntó su amigo.
- Mejor de lo que pudieses imaginar -contestó Terry, sonriente.
