¡Capítulo 14! Veamos lo que sucede con las "estrellas invitadas"... (perdón por no actualizar antes)

Renace de Tus Cenizas

Capítulo XIV: Nuevas Amistades, Nuevos Horizontes—

Los tres jóvenes se acercaron a Terry y a Ian. El joven de nombre Ash no cesaba de discutir con la pelirroja.

- Calma, chicos -dijo el tercer joven, de piel más oscura. -Preguntémosle a estos jóvenes cómo llegar a Turquesa.

- Vamos -le dijo la joven pelirroja al chico llamado Ash.

- Hola -comenzó el chico, acercándose a Terry- Mi nombre es Ash Ketchum. Vengo del Pueblo Paleta, en Kanto, y estos son mis amigos Misty y Brock. Saluda, Pikachu.

- ¡Pika! -dijo el Pokémon eléctrico, desde el hombro de su amo.

- Hola... -comenzó Terry- Soy Terry Sugimori.

- Yo soy Ian. ¿Están perdidos?

- Estábamos buscando el camino a ciudad Turquesa, pero por culpa de alguien -dijo Misty, mirando a Ash- perdimos el rumbo.

- ¡Toge-toge! -rió el pequeño Pokémon, desde los brazos de Misty.

- Nosotros también vamos hacia Turquesa. Podemos ir juntos -sugirió Terry. Todos aceptaron.

- Venimos de la región de Johto -confesó Ash mientras emprendían la marcha- Íbamos hacia la Conferencia Plateada.

- ¿Y por qué han venido a la región de Kajar? -preguntó Ian.

- Bueno, se supone que no debemos decirle a nadie.. -dijo Ash-... pero creo que ustedes sabrán guardar el secreto.

Terry no pudo evitar el preguntarse la razón por la que los chicos de Kanto habían viajado tan lejos. Entonces Ash abrió su mochila, revelando algo antiguo y misterioso.

Una tablilla con extraños signos.

- El profesor Oak nos pidió que le lleváramos este vejestorio. No entiendo por qué no podía simplemente transportarlo.

- No es un vejestorio -le reprendió Misty- Debe ser un texto antiguo o algo así. Aunque yo tampoco sé por qué no lo envió electrónicamente.

- Hackers. -dijo Ian- Podrían interceptar el transporte.

- Pero podría haber hecho el traslado con resguardo policial o algo así. ¿Por qué se los pediría a ustedes? -se preguntó Terry a la vez que caminaban.

- Por el momento, ni siquiera nosotros sabemos. -admitió Brock. -Sólo sabemos que el profesor Oak debe confiar bastante en Ash como para pedirle este favor.

El día pasó entre anécdotas e historias. Ash, Misty y Brock ciertamente habían pasado por cantidad de aventuras.

La que más impresionó a Terry, sin embargo, fue una en la cual Brock no participó. El día en que el Elegido salvó al mundo y domó la Bestia de los Mares. El día en que Ash Ketchum tomó las esferas del Fuego, el Rayo y el Hielo, y las llevó al santuario, en las Islas Naranja.

Terry, por su parte, también contó sus historias. Pero la mayor parte eran de cómo escapaba de miembros del Equipo Rocket sólo para caer en sus trampas una vez más.

- ¿Recuerdan cuando nos perdimos en la nieve? -dijo Ash a Misty y Brock- Tuve que pasar la noche en una cueva helada mientras ustedes encontraron unas aguas termales...

- ¡Nieve! -exclamó Terry- Algo que no se ve en Kajar... Aquí nunca nieva, ni siquiera en las montañas.

- Hasta anoche. -dijo Ian- En el noticiero de la mañana dijeron que ha empezado a nevar en las Montañas Pétreas.

- ¡Genial! -dijo Terry- Espero que esté en nuestro camino: e gustaría conocer la nieve.

Siguieron caminando por el resto del día. El aumentado grupo se dispuso a pasar la noche, luego del largo día de recorrido. Era una noche tranquila, y los cielos se encontraban despejados, llenos de estrellas.

Ash, Brock, Misty e Ian se durmieron rápidamente. Pero Terry se quedó un buen rato mirando la luna menguante.

Pensando en los extraños sucesos que se estaban originando a su alrededor.

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El día siguiente, los cinco jóvenes se levantaron temprano. A este ritmo llegarían muy pronto a ciudad Turquesa. Era un día tranquilo. O al menos eso creían, pues un inepto trío los observaba entre los arbustos.

- Aún no entiendo para qué viajamos tan lejos... -dijo uno de los tres bribones, con una aguda voz.

- Cállate, Meowth, o nos descubrirán. -le espetó una joven de largos cabellos- No sospechan que los hemos seguido, así que atacaremos por sorpresa... -inició Jessie.

- ...les robamos a Pikachu...

- ... ¡y el jefe nos dará un gran bono! -exclamó Meowth.

- ¡Wobbu-ffet!

- ¿Escucharon algo, chicos? -preguntó Misty al resto del grupo. Todos negaron. Entre los arbustos, Jessie, James y Meowth le tapaban la boca a Wobbuffet.

- Wobb... -se quejó, en vano, el azul Pokémon, mientras lo devolvían a su Pokebola.

- Mejor sigamos a los pubertos desde el globo -dijo Meowth. Jessie y James asintieron. Se alejaron del camino sigilosamente, para luego elevarse en su globo con forma de Meowth.

- ¿Y qué haremos esta vez para robar a Pikachu? -preguntó Jessie, con sus binoculares en mano. A lo largo de sus viajes, cada intento de capturar a Pikachu había sido frustrado, tarde o temprano.

- Tendremos que usar alguna de nuestras máquinas -sugirió Meowth -¿Recuerdan el Mega-Meowth-inator?

- Está hecho pedazos, Meowth -dijo Jessie, con un suspiro.

- ¿El Robo-Rhydon? -preguntó el felino.

- Explotó -contestó James.

- El Robot Barril...

- Descompuesto...

- ¿El Arbo-tanque?

- Aún no lo terminamos de pagar y ya lo destruyeron...

- O sea que no tenemos nada -se quejó Meowth -Tendremos que hacerlo de la forma tradicional -concluyó con un lamento.

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- Tienes bastante experiencia con los Pokémon, Ash -comentó Terry- Y eres menor que yo...

- Bueno, la edad no tiene que ver con la calidad de un entrenador -dijo el entrenador de Pueblo Paleta.

- Creo que sería mejor si nos apresuráramos un poco -intervino Brock- El profesor Oak parecía impaciente la última vez que le hablamos, ¿recuerdas, Ash? Dijo que tendríamos que tomar el barco en ciudad... Ágata, si mal no recuerdo... Si lo perdemos, nos meteremos en problemas...

- ¿¿Problemas?? -dijo una conocida voz, al menos para Ash, Misty y Brock. Era la voz de Jessie, descendiendo en el globo con James y Meowth -¡Prepárense para los problemas!

- ¡Y más vale que teman! -continuó James.

- ¡Para proteger al mundo de la devastación!

- ¡Para unir a los pueblos dentro de nuestra nación!

- ¡Para denunciar las verdades de la verdad y el amor!

- ¡Para extender nuestro reino hasta el patio de la vecina!

- ¡Jessie!

- ¡James!

- ¡El Equipo Rocket, viajando a la velocidad de la luz!

- ¡Ríndanse ahora o prepárense a luchar!

- ¡Wobbu-ffet! -exclamó el Pokémon de Jessie, completando el lema.

- ¡Oye, esa es mi parte! -le gritó Meowth, dándole una patada y echándolo a un lado- Eh-hem, ¡Meowth, así es!

El trío de bandidos descendió del globo, amenazante.

- ¡Equipo Rocket! ¿Qué hacen aquí? -les preguntó Ash.

- ¿Rockets? ¡Pero si sus ropas ni siquiera se parecen a las de un Rocket! -exclamó Ian, mofándose de los ladrones.

- Bueno -dijo James, mirando sus uniformes un tanto avergonzado -es que no quedaban de nuestra talla cuando fuimos a buscar los uniformes... así que tuvimos que hacer los nuestros a mano... aunque los colores no nos...

- ¡Cállate James! -lo interrumpió Jessie- ¡Tomaremos a Pikachu, lo quieran o no! ¡Arbok, ataca! -dijo Jessie, enviando al Pokémon Cobra hacia los chicos.

El aspecto de los dos sujetos no era amenazador en lo absoluto. Hasta parecían ridículos. Muy bien, esto es patético, pensó Terry. Pero ¿puedo quedarme de brazos cruzados?

- Umbreon, ¡ve! -dijo el joven, lanzando la Pokebola de la criatura nocturna, que se materializó al instante.

- Arbok, ¡Picotazos Venenosos! -ordenó Jessie. Su Pokémon se lanzó hacia Umbreon, lanzando una lluvia de agujas ponzoñosas. El Pokémon de Terry, sin embargo, logró esquivarlas impecablemente.

- ¡Cabezazo! -ordenó Terry, sin más demora.

El Pokémon Luz de Luna se lanzó contra el Pokémon venenoso, que salió despedido contra el Equipo Rocket. Un enredo de piernas, brazos, cabezas y colas fue a dar a la canastilla del globo, arrojados por la potente embestida.

- ¡Pikachu, Impactrueno! -ordenó Ash, una vez que Umbreon volvió al lado de su entrenador. El roedor eléctrico envió una descarga con tal potencia que envió a volar al torpe grupo. Con un "¡El Equipo Rocket ha sido vencido otra vez!", desaparecieron en el cielo.

- ¿Esos eran miembros del Equipo Rocket? -preguntó Ian, aún sin creerlo mucho.

- Bueno, sí, pero deben ser los más torpes -dijo Misty, con una risa.

- Tu Umbreon es bastante fuerte. -comentó Brock. Entonces fue cuando Ash no resistió el preguntarle a Terry:

- Oye, ¿podríamos tener una batalla Pokémon, Pikachu y yo, contra tu Umbreon?

- ¡Es una buena idea! -dijo Misty, comprendiendo la idea de Ash- Gary tiene un Umbreon, así que -le dijo a Ash- esta pelea podría servir de entrenamiento, por si llegas a enfrentarte al Umbreon de Gary en la Conferencia Plateada.

- Pero mi Umbreon no tiene tanta experiencia como tu Pikachu -dijo Terry. Y aún no sé si la forma en que entreno a mis Pokémon es la correcta..., pensó el joven.

- Lo que importa no es quién gane o quién pierda -le dijo Ash- Lo que importa es lo que aprendamos de nuestras experiencias.

Algo en Terry reaccionó ante esta frase. No puedo dejar que la derrota ante Zak me atormente por el resto de mi vida. Quizás sólo perdí por una diferencia de nivel.

- Está bien -aceptó Terry- Lucharé.

El provisorio campo de batalla fue dispuesto. Ash y Terry caminaron cada uno hacia su extremo, Pikachu al lado de Ash, y Umbreon a un lado de Terry.

- ¡Será Pikachu contra Umbreon, sin límite de tiempo! -dijo Brock-¡Comiencen!

- ¡Pikachu, Impactrueno!

- ¡Esquívalo, Umbreon! ¡Cabezazo!

Los dos Pokémon corrieron uno hacia el otro. A duras penas, el Pokémon de Terry esquivó el ataque eléctrico, para embestir fuertemente a Pikachu. Pero no sería suficiente para derrotarlos.

- ¡Agilidad, Pikachu!

Pikachu tomó una gran velocidad, desapareciendo y reapareciendo múltiples veces por todo el lugar.

- ¡Finta!

Umbreon  desapareció y golpeó a Pikachu con el ataque Siniestro. Pero el Pokémon eléctrico contraatacó con una Onda Trueno. Rayos y chispas azules recorrieron el cuerpo de Umbreon, deteniendo todos sus movimientos.

- ¡Umbreon, Rayo de Confusión!

- ¡Impactrueno! -dijo Ash.

Umbreon lanzó el rayo dorado, confundiendo a Pikachu. Pero éste lanzó su Impactrueno.

Fue una poderosa ráfaga de electricidad, lanzado directamente hacia Umbreon. Quedó sumergido en la descarga.

Sin embargo, cuando el potente destello producido por el ataque se disipó, se vio que Umbreon aún seguía en pie. Pero muy débil.

- ¡Ataque Rápido, Pikachu!

El roedor se libró de la confusión, para lanzarse a toda velocidad en una embestida que acabó con las energías del Pokémon de Terry.

- Umbreon no puede continuar -dijo Brock- Ash y Pikachu ganan la batalla.

- ¡Buena batalla! -exclamó Ash, al tiempo que su Pikachu regresaba a sus brazos.

- Hay que admitir, Terry, que a pesar de que el Pikachu de Ash tiene un nivel mayor del de tu Pokémon -dijo Ian mientras los entrenadores curaban a sus Pokémon con algunas medicinas. Terry devolvió a Umbreon a su Pokebola.

- ¡Chicos! -dijo Misty- Recuerden que tenemos un barco que tomar en ciudad Ágata. ¡A este paso no vamos a llegar!

Todos aprobaron. Rápidamente retomaron el camino. Para su alivio, llegaron muy pronto a ciudad Turquesa. En el centro Pokémon de la ciudad,  Terry e Ian conocieron al profesor Oak por videoteléfono. Ash, Misty y Brock le contaron sobre lo que habían pasado desde su llegada a Kajar.

- Chicos, -dijo, dirigiéndose tanto a Terry y a Ian como a Ash, Misty y Brock- les agradezco mucho este favor que me están haciendo. Bueno, Ash, Misty, Brock, creo que deberían partir hacia Ágata ahora mismo.

- Es cierto -dijo Ash- Adiós, profesor.

Luego de que todos se despidiesen, Ash colgó. Debían partir enseguida.

- Hora de separarnos... Adiós, chicos -les dijo Ash a Terry y a Ian- Si alguna vez van a Pueblo Paleta, no duden en pasar por mi casa. Mi mamá los recibirá con mucha comida deliciosa.

- Gracias... -dijo Terry

Todos salieron del Centro Pokémon de ciudad Turquesa. Una despedida más... pero ya no estoy triste. Porque he ganado nuevos amigos.

- ¡Adiós! -gritaron Ash, Misty y Brock mientras se alejaban hacia el Este, hacia ciudad Ágata. Lo mismo hicieron Terry e Ian, despidiéndose de aquellos amigos que jugarían un papel tan trascendental en sus vidas.

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- ¡Señor! ¡Hemos encontrado a la primera! -exclamó el ejecutivo, que entró de improviso a la oficina en penumbra.

El hombre, sentado en la cómoda y lujosa silla, cogió el informe que el ejecutivo le alargaba. Luego de echarle una mirada, habló con una voz profunda y cruel.

- Excelente. Comiencen a planear todo.

- Por supuesto, señor. ¿Algún mensaje para nuestros investigadores?

- Que ubiquen a las otras dos aves lo antes posible... y a los demás también.

El ejecutivo asintió, para retirarse apresurado del oscuro recinto. El hombre sentado en la ostentosa silla acarició a su felina mascota mientras murmuraba.

- Por fin, el Equipo Rocket llevará a cabo su mayor plan.

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Terry e Ian habían decidido pasar la noche en el Centro Pokémon de la ciudad. Ya era de mañana, y luego de curar completamente a sus Pokémon, salieron del edificio.

- ¿Iremos directamente al Túnel Sombrío? –preguntó Terry, aún con un poco de sueño.

- Tenemos todo el día... he escuchado que llegaron nuevas mercancías Pokémon a las tiendas... podríamos ir a echar un vistazo.

- Bueno... con tal de que luego vayamos al túnel... -dijo Terry bostezando.

No tardaron en llegar a las calles comerciales de la ciudad. Se promocionaba con múltiples carteles y avisos la llegada de la bullada mercadería.

 ''Nuevos y Jamás antes vistos TMs'' rezaba un anuncio. Los otros decían cosas más o menos parecidas.

¿TM?

Terry, curioseando, entró a una de las tiendas, seguido por Ian. El dueño de la tienda los recibió amablemente.

- Buenos días. ¿Qué desean?

- Bueno -comenzó Terry- vimos el anuncio allá afuera y me preguntaba qué son los TMs...

- Ah, eso es muy sencillo -explicó el hombre de la tienda- TM es la abreviación para Technical Machine. En pocas palabras, un TM sirve para enseñarle un ataque nuevo a un Pokémon que sea compatible. Pero cada dispositivo sólo se puede usar una vez, así que la decisión debe de ser muy bien pensada. ¿Comprarán algunos?

Terry e Ian asintieron. Los precios no eran bajos, así que sus opciones eran limitadas.

- Bueno, yo quisiera uno para mi Umbreon...

- Y yo otro para mi Magmar.

- Bien, bien. Esperen un poco.

El hombre consultó un folleto, para luego revisar unos estantes. Mientras lo hacía, Terry liberó a Umbreon de su Pokebola.

- Hola -saludó a su Pokémon- Ehh... creo que voy a comprarte un nuevo ataque o algo así... -intentó explicar el joven.

- ¿Umb? -preguntó el Pokémon, mirando a su amo con sus rojos ojos muy abiertos. Al parecer, Umbreon comprendía poco y nada de ello.

¿Le dolerá? Ojalá que no.

- ¡Ah! Aquí están mis recomendaciones. Este -dijo el hombre sosteniendo un cubo, mediano, de un color violeta- es el TM número 08. Enseña el ataque Tóxico. Ideal para un Pokémon resistente como tu Umbreon.

Dejó el cubo en el mostrador, para luego mostrar uno amarillo en su otra mano.

- Este es uno viejo. No creí que me quedasen de esa temporada, pero parece que sí. Este es para tu Magmar: el Puño Trueno, un...

Terry dio un vistazo rápido a los TMs que se mostraban en el folleto mientras el hombre continuaba hablando. De cualquier forma, iba a aceptar la sugerencia del vendedor. Ian también tomó el consejo del hombre.

- Bien. Como no saben mucho de TMs, será mejor que esta vez sea yo el que los use en sus Pokémon. Observen, por si algún día quieren usarlos ustedes mismos. No es muy complicado.

Ian sacó a Magmar de su Pokebola y le explicó lo que iban a hacer. Magmar asintió, confiando en su entrenador.

El hombre se acercó primero a Umbreon.

- Cierra los ojos... -le dijo el hombre.

El Pokémon oscuro hizo lo que el comerciante le pedía, además de inclinar la cabeza. El hombre tomó con las dos manos el cubo violeta, una mano a cada lado, y lo abrió sobre Umbreon, separando las dos mitades del artefacto.

Unas chispas, del mismo color del cubo, cayeron suavemente sobre el Pokémon de Terry. Pasaron unos segundos, hasta que los destellos desaparecieron por completo.

- Ya está -dijo el hombre, dejando en el mostrador las mitades del cubo. -Ahora Magmar.

El hombre repitió el proceso con el Pokémon de fuego. Parecía simple. Ambos jóvenes pagaron por lo adquirido y se despidieron del vendedor, agradeciendo su amabilidad.

- Bien -dijo Terry una vez fuera de la tienda- ¿Ahora a dónde vamos?

- No creo que haya algo más en esta ciudad que sea de interés. Al Túnel Sombrío, ¡Y hacia nuestra próxima medalla! -contestó Ian, con su usual ímpetu.

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Caminaron hacia el norte, hasta salir de la ciudad. Poco a poco, las casas quedaron atrás, y las Montañas Pétreas se levantaron ante ellos. El túnel no fue difícil de hallar. La tierra se abría ante ellos como una gran boca, oscura como las noches sin luna.

Muy bien, desde aquí comienza lo nuevo para m, pensó Terry. Podría decirse que estoy progresando. Era cierto: el lugar más lejano a su hogar al que había llegado en otros viajes era ciudad Esmeralda. Nuevas experiencias y lugares se encontraban ante él.

Luego de unos pocos pasos al interior del túnel, la luz sólo era un recuerdo detrás de ellos. Todo a su alrededor era la más total oscuridad.

- Magmar puede ayudar. -dijo Ian, tomando su Pokebola- ¡Magmar, ve!

Apenas surgió de la luz blanca emanada por la Pokebola, el Pokémon de fuego iluminó la caverna con su cola encendida en llamas.

- Ahora yo -dijo Terry. -Umbreon,...

- Espera -lo detuvo Ian -Guarda a Umbreon para cuando Magmar se canse.

Terry accedió, guardando la Pokebola en su cinturón, y siguieron su camino.

La caverna era complicada. Se encontraban con bifurcaciones a cada paso que daban, y a cada vuelta que debían tomar, Magmar tenía que aumentar la llama de su cola para ver qué camino tomarían, o para evitar que cayesen en un precipicio.

No podían guiarse con los PokéGear, ya que la señal satelital no traspasaba la mole de granito sobre sus cabezas. Por suerte, encontraban algunos entrenadores y arqueólogos, que no dudaban en sugerirles el camino a tomar.

Algunos Pokémon salvajes aparecían, pero en su mayoría eran tímidos y escapaban apenas la luz se acercaba a ellos. Así continuaron la mayor parte del día. Poco a poco, Magmar se iba debilitando debido a los esfuerzos por iluminar mejor la caverna, subiendo y bajando la intensidad de su llama.

Entonces sucedió. Cuando la llama de Magmar se encontraba baja, dieron un paso errado. El suelo se abrió bajo sus pies.

Y cayeron.