N.d.A.: Comienzan las batallas en el gimnasio Ámbar...
Renace de Tus Cenizas
—Capítulo XVII: Impenetrable - Primera Parte—
Shelly recogió sus dorados cabello en una cola, como acostumbraba. Avanzó por el vacío campo de batalla, observando el anfiteatro que le rodeaba. Ya comenzaba a llenarse con sus usuales admiradores.
Tendría que pasar el resto de la tarde enfrentando los desafíos de los entrenadores. Pues Shelly era la líder del gimnasio de la ciudad Ámbar. Y además de ser reconocida por su habilidad con los Pokémon, era admirada por su belleza física. Las puertas del recinto se abrieron, dejando entrar a una pequeña niña, con dos jóvenes.
- Hermana, ¿dónde estabas? -dijo Shelly cuando vio a Lisa entrar al gimnasio.- Pensé que llegarías a casa para almorzar.
- Cubone escapó... -dijo la pequeña.- Pero estos entrenadores me ayudaron. Quieren pelear por su medalla Espejo.
- Qué bueno que hayas solucionado tus problemas con Cubone... ¿y me dices que estos entrenadores te ayudaron? -Lisa asintió- Entonces se han ganado el derecho a una batalla de gimnasio. Creo que no me presenté... -dijo, amable- Soy Shelly, líder del gimnasio Ámbar.
- Terry Sugimori, de Ciudad Turmalina -se presentó el joven, mientras las graderías se llenaban cada vez más.
- Ian Shelton, de Ciudad Topacio.
La joven avanzó a un extremo del campo de batalla. Subió a una plataforma, que se elevó unos cuatro metros por medio de algún artilugio mecánico.
- Bien, ¿lucharán los dos? -preguntó la joven. Terry e Ian asintieron.- ¿Quién peleará primero?
- Yo -dijo Ian. Terry no tuvo complicaciones. El joven de Topacio avanzó hacia la plataforma que le correspondía, la cual también ascendió. Las escalinatas del gimnasio ya comenzaban a atiborrarse de gente- Tengo dos medallas.
- Muy Bien. ¿Un duelo de 3 contra 3? -ofreció Shelly mientras la plataforma de Ian terminaba su ascensión.
- Como gustes.
Terry fue a sentarse en uno de los últimos asientos libres de las tribunas y apartó un lugar para su amigo. Mientras, cada entrenador, tanto la líder como el retador, escogía sus Pokémon. Veamos qué estrategia tiene este gimnasio, pensó Terry.
Las luces del gimnasio se encendieron, preparadas a enfocar cada detalle de la pelea que estaba por comenzar. Pantallas colgadas en el centro del campo de batalla comenzaron a encenderse, listas para registrar cada momento de la batalla, dando información objetiva a los espectadores.
Mientras su amigo esperaba la orden del árbitro para comenzar, Terry no pudo dejar de notar la cantidad de asistentes. Se preguntó si irían a ver las batallas o a Shelly en sí.
El árbitro se posicionó en el lugar reglamentario, al borde del campo de batalla. Alzó ambas banderas, la verde del retador, y la roja de la líder. Un solemne silencio se extendió por todo el gimnasio.
- ¡Comiencen! -gritó el árbitro, bajando las banderas.
- ¡Ve, Krabby! -exclamó Shelly, lanzando una Pokebola al campo. Ian no se quedó atrás.
- ¡Comencemos, Horsea!
Las dos Pokebolas volaron desde las plataformas, cayendo en el rocoso campo de batalla. Se abrieron, liberaron a ambos Pokémon y regresaron a las manos de sus entrenadores.
El primero, Krabby, era un pegueño cangrejo rojo. Su piel parecía ser muy dura, por su aspecto de armadura. Sus pinzas, listas para luchar, se abrían y cerraban. Horsea, por su parte, no parecía tan fuerte. Su piel, aparentemente blanda, no parecía protegerla mucho.
Los dos Pokémon aparecieron tanto en el campo de batalla como en las pantallas, cada uno con la barra que representaba sus energías. Al lado de la imagen del Pokémon, el rostro de su entrenador. Shelly hizo el primer movimiento.
- ¡Agarre!
El Pokémon cangrejo intentó apretar al pequeño Horsea con sus pinzas, pero lo único que atrapó fue aire. El blando cuerpo de la dragoncilla logró zafarse fácilmente del Agarre.
- Horsea, ¡Embestida!
- ¡Refugio!
El pequeño Pokémon de Ian tacleó con todo el peso de su cuerpo a Krabby, pero el Refugio evitó casi todo el daño: las pantallas mostraron una disminución casi imperceptible en las energías del Pokémon de Shelly.
- ¡Burbujas! -ordenó la líder de gimnasio a su Pokémon.
De la boca de Krabby salieron varias burbujas. Impactaron en Horsea, que tuvo que retroceder. Los dos Pokémon giraban uno en torno al otro, manteniendo su distancia.
- ¡Krabby, usa tu Martillazo!
El Pokémon golpeó el suelo con su pinza derecha, enviando una esfera de energía hacia Horsea con gran velocidad.
- ¡Agilidad, Horsea! ¡Esquiva ese golpe! -gritó Ian. Pese a no estar en su medio, el agua, la pequeña Horsea logró alcanzar una gran velocidad que le permitió evadir la bola de energía. Podría haber acabado con ella.
- ¡Pantalla de Humo! -continuó Ian, una vez que su Pokémon estuvo a salvo.- ¡No dejes que ataque!
Siguiendo las instrucciones de su entrenador, Horsea emitió un espeso humo que cubrió el campo de batalla. Ni los entrenadores podían ver a sus Pokémon, ni los Pokémon podrían verse bien uno al otro.
Está Beth, que se concentra en la resistencia de los Pokémon, y Quincy, que usa Pokémon con mucha velocidad. Shelly, por otra parte... intentó pensar Terry.
Pero volvió a prestar atención a la batalla. El campo seguía cubierto de humo. Sin embargo, eso no era un impedimento para que la batalla continuase.
- ¡Otro Martillazo!
- ¡Salta, Horsea!
La expectación se sentía tanto en el público como en los competidores. En unos segundos, se vio una esfera de energía salir del humo. El Martillazo de Krabby. Sin embargo, las pantallas no mostraban disminución alguna en las energías de Horsea.
- ¿Lo esquivó? -exclamó Shelly, irritada.
Lo siguiente que salió del humo fue Horsea, de un salto. Había esquivado el ataque.
- ¡Chorro de Agua! -ordenó Ian a su Pokémon. Horsea ejecutó el ataque desde el aire. Dio en el blanco, ya que las pantallas mostraron una baja en las energías de Krabby.
- ¡Despeja ese humo con tus Burbujas! -mandó Shelly.
Las burbujas de Krabby, además de eliminar todo rastro del humo que protegía a Horsea, también le golpearon. Horsea cayó al suelo.
Pero aún tenía energías para seguir luchando.
- ¡Aplasta a ese Horsea! -dijo la líder de gimnasio, luego de observar las pocas energías que le quedaban al pequeño Pokémon de su rival.
Ese solo ataque terminará la ronda... se dijo Terry. Espero que Ian tenga algo bajo la manga.
Ian no ordenaba ninguna maniobra... Krabby se acercaba, más y más, al cuerpo caído de Horsea... hasta que...
- ¡Ahora, Horsea, -exclamó Ian, cuando Krabby se disponía a ejecutar su ataque - Rayo de Burbujas!
La dragoncilla lanzó un poderoso chorro de burbujas comprimidas. Ejecutado a quemarropa, el ataque lanzó al cangrejo contra una pared cercana.
- Krabby no puede continuar -sentenció el árbitro al ver las condiciones en que se encontraba el Pokémon de Shelly.
Pese a ser un tipo Agua, pensó Terry recibió un gran daño del Rayo de Burbujas, aunque resistió una Embestida sin problemas.
La batalla continuaba. Y Shelly ya había enviado a su segundo Pokémon.
- ¡Onix, Golpe de Cuerpo! -mandó Shelly. Su segundo Pokémon, Onix, era una monstruosa serpiente de roca y tierra.
Horsea intentó una Embestida. Sin embargo, era como querer destruir una montaña con un puntapié. La piel de Onix era durísima. Si pareciera que Horsea se hizo más daño a sí misma que a Onix con esa Embestida...
A continuación, Onix ejecutó su propio ataque. La serpiente lanzó su masivo cuerpo contra su enemigo, lanzando un feroz rugido. Cuando el polvo y la tierra levantados por el poderoso ataque se disiparon, el público lanzó un "¡Ahhh!" de asombro al ver que el Pokémon de Ian aún se mantenía en pie.
Ian la entrenó muy bien, hay que reconocerlo. Hasta Onix estaba asombrado-la atónita expresión en su pétrea cara lo decía todo.
- ¿Palos y piedras no te dañarán, eh? -le dijo Ian a Shelly y a su Pokémon, viendo que la Embestida de Horsea había hecho un daño minúsculo.
"Onix, el Pokémon Serpiente de Roca. Con un promedio de 8,7 metros, este Pokémon es uno de los más grandes que existen", informó el PokéDex de Terry. Aunque este parece más grande que el promedio, pensó el joven. Devolvió la atención al campo de batalla, justo a tiempo para escuchar la siguiente orden de su amigo:
- ¡Chorro de Agua!
La serpiente se retorció al recibir el helado chorro de agua, sufriendo un dolor intenso. Al ser ambos de sus tipos, Roca y Tierra, débiles contra el elemento Agua, el ataque hizo un daño masivo.
- Onix -lo animó Shelly -sé que estás cansado, pero él -dijo señalando a Horsea- está más cansado. ¡Termínalo con una Embestida!
- ¡Si te refieres a Horsea -le contestó Ian, evidentemente molesto. Siempre se molestaba muy rápidamente.- pues déjame decirte que es HEMBRA! ¡Enséñale con tu Furia Dragón!
El ataque sorprendió a todos los presentes. Algunos de los espectadores se hundieron en sus puestos, asombrados ante la magnitud del ataque. La pequeña dragoncilla lanzó pequeñas llamas azules al cuerpo de Onix, antes de que éste pudiese concretar su Embestida.
- ¡Quítate esas llamas de encima, Onix! -le ordenó Shelly. Pero ya era tarde.
Las llamas comenzaron a invadir por completo el cuerpo del Pokémon de roca. La serpiente rugía de dolor mientras las llamas consumían las últimas energías que le quedaban.
Onix cayó al suelo, produciendo un gran estruendo. El público parecía totalmente aturdido: la mayoría no entendía, al parecer, cómo un Pokémon tan pequeño había logrado imponerse sobre el gran Pokémon de su Líder de Gimnasio.
- Regresa, Onix -dijo Shelly, su Pokebola en la mano. -Has luchado bien, Ian. Pero ni siquiera podrás rasguñar lo que viene... ¡Cloyster, a ellos!
"Cloyster, el Pokémon Bivalvo. Su concha es tan dura que ni una bomba podría abrirla", dijo el PokéDex en manos de Terry, quien luego observó las pantallas. Horsea está muy débil... no resistirá.
- Horsea, descansa -dijo Ian, respondiendo sin saberlo a los pensamientos de Terry - ¡Vamos, Larvitar!
La Pokebola cayó y se abrió, materializándose el Pokémon. Las pantallas mostraron entonces una imagen de Larvitar en el segundo casillero de la columna que correspondía a los Pokémon de Ian, con todas sus energías. El pequeño lagarto -al menos, así lo veía Terry-estaba listo para luchar: miraba fijamente a su enemigo.
Por su parte, Cloyster también se había materializado, siendo mostrado en las pantallas como el tercer Pokémon de la Líder de Gimnasio. Era una gran concha cerrada, con algunas púas a lo largo de su superficie.
Terry se lo pensaba. Ian había derrotado a dos Pokémon de Shelly usando tan sólo un Pokémon. No puede ser tan fácil derrotar a una líder, ¿o sí?, se preguntó Terry.
- ¡Larvitar, Golpe de Cuerpo! -ordenó su amigo desde la plataforma.
El pequeño Pokémon se lanzó contra Cloyster, que mantuvo su concha cerrada. Larvitar simplemente rebotó. El daño hecho era prácticamente nulo, imposible de apreciar tanto en Cloyster como en las pantallas que colgaban en el centro del recinto.
- ¡Avalancha! -ordenó Ian.- Supongo que esto les dañará.
¿Avalancha?, se preguntó Terry, asombrado. El poderosísimo ataque del tipo Roca comenzó. Larvitar lanzó un gruñido al cielo, para luego dar un salto. Se alzó en el aire, comenzando a descender en unos segundos.
Algunas personas rieron por lo bajo. Seguramente se ríen a causa del tamaño de Larvitar. No saben lo que una Avalancha puede hacer.
En unos segundos, lo supieron.
Larvitar impactó el suelo con toda su fuerza. El campo de batalla se remeció mientras una grieta se abrió, acercándose rápidamente a Cloyster. Cuando la brecha llegó al bivalvo, cuatro pilares de roca surgieron del suelo. Y se derrumbaron sobre el Pokémon de Shelly.
Las risas cesaron por completo. Todo el público estaba asombrado. Aquel pequeño Pokémon había enterrado en rocas al mejor Pokémon de Shelly.
Pero Shelly no estaba perturbada en lo más mínimo. Para sorpresa de Ian, comenzó a reír. En las pantallas, las energías de Cloyster seguían muy altas: la Avalancha no había sido tan efectiva como el joven había esperado.
- ¿Es todo lo que tienen? -les preguntó Shelly- Pensé que los entrenadores que mi hermanita trajo darían más pelea.
Ian no prestó atención. Debía encontrar la forma de superar al tercer Pokémon de Shelly. Aunque se parezcan en ser difíciles de dañar, Cloyster no es como el Wailmer de Beth, se dijo Ian, recordando su primera batalla de gimnasio.
Aunque, porcentualmente, el daño que Wailmer recibía no era mucho, era evidente que Wailmer era afectado por los ataques. ¡Cloyster no parece ser afectado en lo absoluto!
Shelly se encogió de hombros ante el silencio de Ian.
- Muy bien. ¡Rayo Hielo, Cloyster!
El estadio se quedó en silencio mientras los cuernos en la concha del Pokémon de Shelly concentraron una gélida energía. En unos segundos, un brillante rayo se disparó desde las púas de Cloyster. Congeló a Larvitar por completo. El público aplaudió fuertemente ante la recuperación de su Líder.
- Lo siento, Larvitar. Regresa -dijo Ian apuntando con su Pokebola al bloque de hielo en el cual se encontraba un sorprendido Larvitar.- ¡Mi tercer Pokémon será Magmar! ¡Lanzallamas! -exclamó mientras lanzaba la Pokebola.
El Pokémon de fuego se materializó y siguió las órdenes de su entrenador, bañando a Cloyster en ardientes llamas. La energía de Cloyster disminuyó bastante. Había hecho mucho más daño del que Ian, Shelly y los asistentes al encuentro habrían proyectado.
¡Claro!, exclamó Terry para sus adentros. El corazón se le aceleró al comprender la estrategia de la joven Líder. Usa Pokémon con una gran defensa contra ataques físicos, ¡pero muchas veces, esos mismos Pokémon son muy débiles contra ataques especiales!
- ¡Sigue así, Magmar! -ordenó Ian. También lo comprendi, adivinó Terry.
- ¿Crees que te dejaré ganar? Cloyster, Protección.
Se escuchó un "Cloyster" desde adentro de la concha, la cual desplegó un escudo inmaterial que bloqueó el fuego.
- ¡Ahora, Cloyster, Surf!
- ¿Surf?
De la nada, apareció en el campo una gran ola. De unos seis metros de altura, fue dirigida por el Pokémon de Shelly. Su altura era tal, que incluso amenazaba con golpear a Ian y derribarlo de su plataforma. Se oyeron algunos gritos de sorpresa y de miedo entre el público.
Pero Cloyster manejó la ola magistralmente. A unos metros de impactar contra la plataforma de Ian, la montaña líquida colapsó sobre Magmar, bañándolo por completo. El público contuvo la respiración mientras el agua desaparecía lentamente del campo.
Desde la plataforma, Ian vacilaba. Afirmado en las barandillas, intentaba ver a su Pokémon. Intentaba ver si seguía en pie.
Allí se encontraba. Extremadamente débil, pero aún en condiciones de pelear.
- ¡Lanzallamas!
- ¡Protección! -Cloyster volvió a desplegar la etérea pero efectiva barrera, evitando todo efecto del ataque. Shelly sabía que otro Lanzallamas podría terminar la batalla.
- ¡Sigue usando Lanzallamas!
- ¡Continúa con Protección!
Y entonces sucedió. Cloyster bajó la guardia al terminar su Protección.
- ¡Ahora, Magmar! ¡Usa Lanzallamas! -Pero antes de que las llamas tocasen a Cloyster, éste levantó otra barrera.
¡No!, pensó Terry. Tiene que usar otro ataque ¡Uno más rápido! ¡Debe pensar bien su siguiente movida!
Pero Ian y su Magmar continuaban usando Lanzallamas. Impetuosos e impacientes, no se detenían a pensar. Si Terry quería que su amigo ganase la pelea, debía actuar.
- ¡Vamos, Ian! ¡¡Cambia de ataque!! -le gritó a su amigo, entre los ovaciones que el público dedicaba a su Líder, que aguantaba sin cesar los ataques del retador.
Ian, sin embargo, logró escuchar las palabras de su amigo. Y comprendió. El Lanzallamas demora mucho en alcanzar a Cloyster. Pero hay otro ataque que no lo hará.
Y por segunda vez, Cloyster bajó su guardia. La diáfana muralla se deshizo. Y ahora Ian sabía qué hacer.
- ¡Rápido, Magmar, un Puño Trueno al suelo!
- ¿¿Cómo has dicho?? -preguntó, confundida, Shelly. -¿Un ataque eléctrico?
Mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro de Ian, Magmar comenzó rápidamente el ataque. Usando las habilidades aprendidas a través de la Technical Machine, el Pokémon golpeó el suelo, su puño envuelto en electricidad. El público exclamó un "¡Aaaaahhh!" al ver el inusitado ataque.
Rayos y chispas recorrieron todo el campo hasta Cloyster, que voló unos metros ante el poderoso relámpago que lo golpeó. Dio contra la plataforma de Shelly, haciéndola tambalear.
En las pantallas, las energías de Cloyster disminuyeron, hasta acabarse por completo. En el campo de batalla, la concha de Cloyster se abrió lentamente, revelando su verdadera forma. Dentro de las valvas, se ocultaba una especie de esfera negra con ojos. Era el cuerpo de Cloyster. Y estaba completamente derrotado.
- Pero, ¿cómo? -dijo Shelly, regresando a su Pokémon a su Pokebola.- Aún si tu Pokémon conocía el ataque... el Puño Trueno debería haber sido usado sobre Cloyster... es un ataque de contacto...
- En condiciones normales sí -respondió Ian, desde su lado del campo de batalla.- Pero su ataque de Surf mojó todo el terreno, dándome un gran conductor eléctrico. Aunque tuve que pagar un precio, lo reconozco.
Todas las miradas apuntaron a Magmar. La descarga también lo había afectado a él, ya que también se encontraba parado en el suelo húmedo. Para sorpresa de todos, cayó al suelo, carente de energía.
La expectación se sentía en el aire. ¿Había sido un empate?
- Ha sido una gran batalla, y te mereces mi medalla -dijo Shelly- Tu Horsea aún está en condiciones de luchar, y por lo tanto ganaste.
- La Líder de Gimnasio, Shelly, ha perdido. ¡Ian Shelton gana la Medalla Espejo! -sentenció el árbitro. Las plataformas comenzaron a descender, y las pantallas se apagaron, mientras el público vitoreaba tanto al vencedor como a la vencida.
La joven descendió de su plataforma. Cruzó el campo de batalla solemnemente, mientras Ian recogía a su fiel Pokémon en su Pokebola. Muchas gracias, Magmar.
- Toma la medalla Espejo, joven entrenador.
Ian la recibió en sus manos. Agradeció la medalla mientras la multitud aplaudía.
- Tu turno -le dijo a Terry mientras se sentaba en el puesto que éste le había guardado.- Y gracias por el consejo.
Terry se levantó. Respiró profundamente, y caminó hacia el campo de batalla.
