Capítulo 15: La última escena


Su mirada se posó en la poza de ácido que tenía bajo sus pies. El pato a su lado le había dicho que debía saltar y sabía que debía hacerlo. Lo amaba demasiado como para siquiera considerar que no era su obligación obedecer. Dio un paso al frente y se dijo mentalmente que "su pudin" nunca haría nada para lastimarla, se dijo que la amaba y que todo lo que hacía era por el bien de los dos. Comenzó a correr y saltó al vacío sin importarle nada más que complacer a su amado.

—¡Corte! — interrumpió Alistair —. Chris, gran trabajo, incluso yo hubiera saltado si me lo hubieras pedido, Donna, te faltó intensidad. El Ducker te está pidiendo que saltes hacia un pozo de ácido dentro de un laboratorio del gobierno y tú lo amas demasiado como para negarlo algo. Dedícale una mirada, busca su aprobación, que se note más que lo necesitas. Grabamos de nuevo.

Donna asintió e intentó enfocarse en el sentimiento que el director le pedía. Recordó cuando era un actor novato y solía ver al director constantemente en busca de aprobación. Se dijo que esa era la señal que necesitaba y trató de buscar con la mirada a Chris, incluso imitando el sentimiento de vergüenza que le causaba ser descubierto.

—¡Muy bien! —la felicitó Alistair —. Es hora de un descanso. Coman algo y regresen de inmediato, esta película será una obra de arte y estoy seguro de que será considerada se culto por lo que deberán actuar a la altura de la misma.

—Por el bien de todos, esperemos que así sea —comentó Chris, era evidente que tenía sus dudas.


—No puedo creer que los niños te organizaran una cita con Minnie —se quejó Della —, y peor aún, que tú aceptaras.

—Fue una reunión de amigos y era lo menos que podía hacer si Minnie estuvo dispuesta a olvidar el pasado.

—¿Por qué hablas como si fuera tu culpa?

—Porque lo fue, yo no le di la oportunidad de defenderse.

—Siempre supe que Mickey estaba enamorado de ella, pero creí que ambos valoraban tu amistad —agregó Della molesta.

Donald no estaba seguro si lo decía porque solían actuar como pareja o porque él se hubiera perdido de algo.

—Mickey no estaba enamorado de Minnie, ellos solo eran novios en la ficción.

Donald solía pensar que él solo había sido un breve momento en la vida de Minnie, algo que no estaba destinado a ser, pero que fue dulce mientras duró. Las palabras que Della decía lo cambiaban todo, al menos para él. Si Mickey estaba enamorado de Minnie él fue un pésimo amigo y no lo decía solo por interferir entre ambos, sino por las ocasiones en que le habló sobre el noviazgo que tenía con la actriz y las ocasiones en que, en compañía de Goofy, visitaban el centro comercial en busca de un regalo.

—Fue ella quien convenció al director de que te quitara el protagonico porque prefería actuar con Mickey —agregó Della con amargura, ella había visto a su hermano con el corazón roto y nunca pudo perdonar a Minnie por sus lágrimas.

—Eso fue lo que pensé, pero luego Daisy me dijo que fue una trampa. Minnie creyó que estaba haciendo una prueba de sonido. En aquel entonces Mickey era solo un amigo.

—¿Por qué dices en aquel entonces?

—Porque actualmente son pareja.

—Lamento escuchar eso.

—No lo hagas, ella solo es una amiga y no es tu culpa, fue la mía por apartar a todos.

Ambos callaron por unos instantes. Della ya no se veía enojada, pero sí culpable. La pelea que tuvo con Scrooge era un tema que solían evitar. Donald pensó en Scrooge y sintió que la historia se repetía. Si lo que Della decía era cierto, nuevamente se había enamorado de alguien que amaba a alguien más.

—Sé cómo te sientes ¿Sabes por qué nunca te hablé del padre de mis hijos?

—No, siempre evadías el tema.

—Porque era un pato casado. Nunca me importó, estaba demasiado enamorada y le creía todo lo que me decía. Para mí sus palabras de amor eran reales y las promesas más que una forma de llevarme a la cama. Cuando le dije de los huevos, pensé que eso sería lo que lo animaría animaría pedir el divorcio, en lugar de eso lo que obtuve fue que me sacara de su vida. Se burló de mí y me exigió que no lo volviera a ver.

—¿Por qué no me dijiste? —preguntó Donald bastante molesto.

—¿Qué habrías hecho?

—Hacerle pagar por cada una de tus lágrimas.

—Yo también pensé en matarlo, pero luego me dije que no valía la pena. A pesar de lo que me hizo lo seguía amando y no quería que nadie lo lastimara. Luego me enteré de la Lanza de Selene y pensé que era lo que necesitaba para olvidarme del mal de amores. Creo que hubiera sido mejor hacer lo mismo que tú.

—¿Hacer un maratón de películas románticas con tu hermana, acabar con varios litros de helado y cerveza, quejarte del amor e ir a dar una serenata a quién sabe quién?

—Sí, en eso pensaba. Fue una locura, pero nos divertimos y al día siguiente solo nos quedó de recuerdo un enorme dolor de cabeza. Nadie se perdió en la luna por más de diez años ni provocó la separación de su familia.

—Por poco y nos llevan a la cárcel —Donald prefirió cambiar de tema, hablar de la lanza de Selene seguía siendo doloroso.

—Creo que te ganaste un enamorado, ese perro no dejaba de verte.

—A mí me pareció que te veía a ti.

—No parecía ser del tipo al que le gustan las chicas.

—Dices eso porque no quieres admitir que estás equivocada. No dejaba de verte en ningún momento.

Por unos instantes Donald y Della mantuvieron una expresión de enojo por unos momentos antes de reír a carcajadas.

—La verdad es que ni recuerdo si era un perro, un lobo o un cerdo.

—Yo tampoco, de lo único que estoy seguro es de que era varón y de que no nos puso una demanda.

—Extrañaba esto ¿por qué nos hemos distanciado tanto últimamente?

—Ambos sabemos el motivo, tú y los niños tienen sus aventuras y yo mi trabajo.

—Lo siento.

—No lo hagas, no quería que sonara a reproche.

Nuevamente callaron. Donald no quería reclamarle a su hermana, incluso entendía el que la quisiera recuperar el tiempo con sus hijos, pero eso no evitaba que fuera menos doloroso.

—¿Qué te parece si vamos a ver la película de Batduck vs Darkwing Duck? Yo pago las entradas y los hot dogs.

—¿No te molesta que Minnie aparezca en esa película o es ese el motivo por el que quieres verla? —agregó Della con tono travieso.

Donald se sintió horrorizado, no necesitaba a más cupidos en su vida.

—Ninguno de los dos, solo pensé que sería divertido pasar algo de tiempo juntos.

—Donald.

—El que Minnie y yo estemos en mejores términos no quiere decir que intente algo con ella o me haga ilusiones. Incluso si me gustara de ese modo, cosa que no es así, no tengo oportunidad contra Mickey, él es perfecto.

—No vuelvas a decir algo así, es molesto cuando te infravaloras.

—Son almas gemelas —agregó Donald —, y yo no tengo tiempo para el romance.

—Pero ahora sí lo tienes, tío Scrooge y yo también podemos cuidar de mis niños.


Donna se quedó sin palabras cuando Chris la arrinconó contra la pared. Podía sentir su aliento chocar contra su rostro, pero no sus piernas. Tampoco sentía que pudiera moverse por más que lo deseaba. Un "cuack" escapó de su pico cuando acarició su mejilla y no pudo evitar agradecer por el modificador de voz, pues de lo contrario se habría delatado.

—¡Corte! —interrumpió Alistair notablemente molesto —. Esto no está funcionando. Donna, eres maravillosa, hermosa y talentosa, pero se supone que amas al Ducker, no debes quedarte paralizada por algo que Arlequín desea y Chris, nunca creí que diría esto, pero podrías ser más seductor, el Ducker es un maestro del engaño y debe parecer que deseas a Arlequín tanto o más de lo que ella te desea, por un momento creí que la golpearías. Tengan una cita, vean una película, tengan sexo o lo que sea necesario para que puedan tener un beso que esté a la altura de la película y es una orden.
Donna se avergonzó al escuchar esas palabras. Estaba por negarse cuando Chris la tomó del brazo.

—Iremos a mi departamento, le aseguró que mañana filmaremos ese beso.

El departamento de Chris no era muy diferente a lo que Donna pudo haber imaginado. Se encontraba en una zona apartada de Duckburg, contaba con muchos pisos y habitaciones, más de las que podría necesitar un lobo soltero y una piscina tan grande como las de su tío Scrooge.

Habían guardas en la entrada y todo un equipo encargado del mantenimiento y la cocina de esa mansión, pero todos ellos Sue apartaron en cuanto Chris les dijo que quería privacidad. Donna no pudo evitar sentirse como la caperucita roja del cuento que sus padres solían contarle y el que su vestido fuera rojo no ayudaba mucho.

Por un momento se vio tentada en decirle su secreto, pero consideró que no era apropiado. No conocía a Chris y temía que terminara divulgando a la prensa que su cuerpo biológico no era el de una mujer.
Chris la guió hasta una habitación bastante espaciosa, con una alfombra de apariencia costosa y una chimenea.

—Te recomiendo que te quites los zapatos, es más cómodo así.
Donna obedeció y de inmediato pudo entender los motivos del actor. La alfombra era muy suave y la sensación de esta bajo sus pies era increíble. Chris encendió la fogata y ella tomó asiento frente a la chimenea, el calor resultaba agradable.

—¿Vino, champán?

—Tequila —respondió Donna. No pudo evitar reírse al notar la mirada de Chris.

—¿Estás segura? ¿no quiere algo menos fuerte?

Donna negó con la cabeza.

—Al contrario —afirmó —, creo que deberíamos tomar lo más fuerte que tengas.

Chris sonrió y varios de sus colmillos fueron visibles. Una voz en la cabeza de Donna, una que sonaba demasiado parecida a la de Scrooge McDuck, le dijo que debía retirarse de allí cuanto antes, pero decidió ignorarla. Alistair le había dicho muchas veces que esa escena era muy importante para la película y parte de ella se sentía emocionada ante la idea de descubrir muchas de las cosas que había escuchado y leído sobre el actor.

Fue en ese momento que Donna notó una pieza de tela debajo de uno de los cojines. Se acercó a esta, inspirada por la curiosidad, pudo confirmar que se trataba de una pieza de ropa interior, pero no era femenina. "Probablemente sea de Chris", pensó.
Chris se sentó a su lado y le extendió una copa. Donna la aceptó y planeaba beberla de inmediato cuando fue detenida por la mano del lobo.

—Un licor tan fino como este debe ser disfrutado en cada trago.

—¿Es tequila?

—No, pero te aseguro que es más fuerte y fino. Bebe con confianza, prometo no hacerte nada que no quieras.

Donna obedeció. Pasaron varios minutos en los que ninguno de los dos habló. La tensión seguía allí y Donna se preguntó por qué. No odiaba a Chris, incluso lo encontraba atractivo, pero no podía besarlo y no lo entendía. No tenía problemas para interpretar escenas de tinte erótico con o sin Chris o para actuar de forma seductora, pero sí para besarlo, cada vez que lo intentaba su cuerpo se negaba a responder.

—Sé tu secreto —Chris acarició la mejilla de Donna.

—No sé de que hablas, soy tan trasparente como el cristal.
Donna pensó en Scrooge. Ambos habían salido juntos en varias ocasiones así que le parecía normal que alguien los hubiera visto y se dijo que todo estaría bien mientras que no se supiera que era Donald.

—Al principio tenía mis dudas, pensé que eras tímida, pero luego te vi coquetear con Drake y todos sabemos que a él le gusta Launchpad, luego noté ciertas formas en tu cuerpo, tienes unos brazos fuertes —Chris se acercó a ella y no se detuvo hasta quedar a pocos milímetros de su rostro —. Descuida, tu secreto está a salvo conmigo y no te preocupes por la escena, Alistair tenía razón cuando dijo que eres la actriz más sensual y la más hermosa.

Donna se sonrojó al escuchar esas palabras. Chris solía comportarse distante alrededor de ella y apartarse del resto de sus compañeros, sin embargo... una idea llegó a su mente y creyó que todo tenía sentido. Alistair les había dicho que debían hacer todo lo necesario para filmar la escena del beso y sospechaba que esas eran las intenciones de Chris.

—No prometo que no muerda, pero puedo asegurarte que estás en buenas manos.
Donna no sabía el motivo por el que se sentía más relada, pero sospechaba que el licor había influido. No intentó alejarse cuando las manos de Chris se adentraron en su kimono ni cuando deshizo su cinturón. Donna no solo sabía qué era lo que Chris planeaba hacer, también deseaba que lo hiciera.


Arlequín saltó a los brazos del Ducker. Utilizó sus piernas para sujetarse a la cintura del villano. Detrás de ambos se encontraban las ruinas de lo que había sido uno de los edificios más bellos de la ciudad y los restos de civiles inocentes, pero eso no le importaba a la estudiante de medicina. Todo en lo que ella podía pensar era en que finalmente era libre y en lo mucho que amaba al hombre que la sostenía entre sus brazos.

—¡Corte! —interrumpió Alistair —. Eso fue hermoso y sombrío. Sabía que los dos serían capaces de grandes cosas en cuanto se sintieran cómodos el uno con el otro.

Chris sonrió.

—Debo admitir que Donna me ha sorprendido... gratamente.

El recuerdo de la velada y el tono de voz que Chris usó provocaron que Donna se sonrojara, gesto que no pasó desapercibido para Alistair. El director estaba un tanto molesto, pero, al igual que en otras ocasiones, puso la película primero.

—Y con ello terminamos la película -¡Fiesta en mi departamento! ¡Todos están invitados!