Capítulo 13: Trampa


Para Minnie no fue una sorpresa que Charlotte tuviera una habitación, tampoco los lujos que en esta se encontraba. La princesa se encontraba feliz y todo en ella indicaba que se encontraba en perfectas condiciones e incluso rodeada de todos los lujos a los que estaba acostumbrada. Pero eso no hizo que se sintiera mejor. Todavía no estaba segura si creer que ella fue enviada como parte de una trampa o confiar en Scrooge, todo le resultaba tan sospechoso.

—¿Podrías quedarte con nosotras? —preguntó Charlotte y su expresión era coqueta.

—Desearía poder hacerlo —Donald se mostró afligido, algo que Minnie tomó como falso —, pero no puedo. El deber me llama.

—¿Volverás?

Donald besó el dorso de su mano y se marchó sin decir ninguna palabra.

Charlotte se sonrojó y Minnie se preguntó cómo la princesa era incapaz de ver lo obvio. La costurera ni siquiera creía que el pirata tuviera planes.

—Es despreciable —Minnie no hizo ningún intento por ocultar el desagrado que sentía.

—¿De qué hablas?

—¿Crees en lo que dice? Es un pirata y todos ellos son unos mentirosos.

Minnie se sintió un tanto culpable al ver la reacción de Charlotte. La princesa le recordaba a ella, más específicamente a cuando ella estaba saliendo con el padre de Mike. Todos le dijeron que ese hombre no era bueno.

Y estaban en lo correcto.

—Lamento si fue tan dura, es solo que… no quiero que salgas lastimada.

—¿Es eso? ¿O estás celosa?

—¿Qué?

Minnie comenzó a contarle a la princesa sobre su estadía en la tripulación de Magica de Spell. Lo único que omitió fue el diario de Hortense. La costurera no había esperado que eso bastara para convencer a Charlotte, pero tampoco pensó que eso la ilusionara aún más de lo que ya estaba.

—¡Qué envidia! ¿Por qué no me secuestraron a mí? —se lamentó la princesa.

—A mí no me pareció divertido. En más de una ocasión creí que moriría o que abusarían de mí.

—Incluso lo viste desnudo —se lamentó Charlotte, parecía que ni siquiera escuchaba lo que Minnie decía.

Minnie se sonrojó al recordar ese momento. En aquel entonces había estado más preocupada por lo que pudiera pasarle que preguntarse porque no vestía esas prendas o en lo atractivo que era.

—En este momento tengo otras prioridades. Goldie dijo que llevaría a los trillizos con su tío, pero ¿y si miente? ¿Qué hay de Mike? ¿estará bien? ¿Podré volver a ver a mi hijo?

—Mike está bien. La última vez que lo vi fue cuando él y los otros niños fueron a un campamento con Ludwig. Lo peor que podría pasarle es que mueran de aburrimiento. Háblame de Donald ¿Crees que le guste?

Minnie se dejó caer sobre la cama, preguntándose si su madre se había sentido de ese modo cada vez que hablaba de Mike.

—¿Quieres que te diga la verdad o lo que quieres escuchar?

Charlotte se enojó al escuchar esa respuesta y sus celos aparecieron una vez más.

—¡Pruebame que no lo amas! Si no lo haces, pensaré que me estás saboteando.

Minnie cubrió sus ojos y respiró profundo. Estaba molesta, furiosa. Charlotte la había hecho parte de sus planes y las cosas se habían salido de control, pero a ella ni siquiera parecía importarle, de hecho parecía que solo pensaba en lo que Donald pudiera pensar de ella y en la historia que se había creado en la cabeza.

—Juro solemnemente que no estoy enamorada de Donald, de hecho, lo detesto y nunca haré algo por interferir en su relación con la princesa Charlotte.

—¿Promesa de meñique?

—Promesa de meñique —ambas se sostuvieron del meñique, sellando una promesa que Minnie no cumpliría.

Tiempo después Minnie y Charlotte recibieron la visita de Goldie. Ella llevaba comida y ambas estaban hambrientas por lo que Minnie no lamentó del todo su visita.

—Quiero proponerles algo. Charlotte, tú deseas estar con Donald y puedes hacerlo si te quedas en el castillo y tú —Goldie hizo una pausa, pidiéndole a Minnie con señas que le dijera su nombre.

—Minnie.

—Minnie, irás al baile y suplantaras el lugar de Charlotte.

—¡No pienso provocar una guerra!

Minnie nunca había sido parte de una guerra, pero sabía los horrores que esta escondía. Ella quería un mundo de paz para todos, en especial para su hijo. Minnie prefería morir antes que ser la responsable de un acto tan sangriento.

—Y no tienes que hacerlo —Goldie no parecía molesta, al contrario, por su reacción parecía que encontraba divertida su reacción —, ni siquiera debes asegurarte que Mickey se comprometa con mi sobrina Daisy o con mi nieta Dickie. Lo único que te pido es que evites un matrimonio entre esos reinos.

—Me niego.

Charlotte se mostró enojada.

—Creí que no amabas a mi Donald ¡Incluso lo prometiste!

—No amo a Donald, él no podría interesarme menos.

—Entonces porque te niegas a dejarme ir trás él. Un compromiso como ese arruinaría mi vida y tú lo sabes.

Minnie pensaba que Charlotte exageraba, pero no tenía ni el valor ni las ganas de decirselo.

—Yo, necesito pensarlo —dijo finalmente —. Todos estos días han sido agotadores, exhaustos y necesito un tiempo para reflexionar.

—Volveré mañana —le dijo Goldie. La calma con la que hablaba era aterradora —. Y espero que para ese momento estés más dispuesta a cooperar.