Capítulo 7: Cazando infieles


El caso del bosque de las fotografías había terminado con la captura de todos los responsables. Muchas de las personas que fueron capturadas confesaron con suma facilidad. No solo aceptaron los cargos, sino que también delataron a otras personas involucradas, lo cual permitió dar con los jefes de dicha organización.

Disraeli seguía viviendo con Donald y seguía durmiendo en su habitación. Lo único que había cambiado era que Disraeli había dejado en claro sus intenciones de quedarse en Duckburg y que en ocasiones salía a buscar trabajo. O al menos eso era lo que creía Donald, Disraeli tomaba parte de su dinero y se iba a divertir un rato, todo esto sin que él estuviera enterado.

—¿En serio, Donald? —le preguntó Gladstone.
Donald se había encontrado con su primo cuando regresaba de su trabajo en el set de Angustias y, aunque había querido evitarlo, había fracasado en el intento. Eran vecinos por lo que solían verse con relativa frecuencia. Quería seguir haciéndolo, pero Gladstone no parecía querer permitírselo.

—¿No ves que Disraeli te está usando?

—Sé que no te agrada, pero ese no es un motivo para inventar esas cosas. Disraeli ha estado reparando la cama de invitados.

—Mientras tú duermes en un sillón o en la hamaca.

—De hecho dormimos juntos —la expresión de Gladstone le hizo saber a Donald lo que sus palabras implicaban —, me refiero solo a dormir y nada más. Disraeli no me gusta de ese modo.

Donald prefirió omitir que Disraeli solía abrazarlo cuando "tenía pesadillas" y que eso ocurría a menudo. No quería que Gladstone se hiciera ideas equivocadas. Ambos primos fueron interrumpidos por una reportera y su camarografo. Ella los había estado viendo desde hacía un rato, pero ninguno lo había notado al estar tan enfocados en su discusión.

—¿Ustedes son pareja?

—Sí.

Donald observó a Gladstone fijamente, tratando de entender lo que su primo había dicho. Era un detective y se consideraba bueno en lo que hacía, pero no se le ocurría ningún motivo por el que Gladstone pudiera decir algo así. No pensó mucho en ello, su prioridad era desmentir lo que su primo había dicho.

—Mi nombre es Nadine Horsecollar, del show Cazando infieles y quisiera hacerles una propuesta, 50 dólares a cada uno si me dejan revisar su teléfono celular.

Donald no tenía ni idea de porque la entrevistadora quisiera revisar su teléfono y no le importaba. Cincuenta dólares era mucho dinero y a él le hacían falta por lo que estaba dispuesto a aceptar. En ese momento la respuesta de Gladstone le pareció la correcta, Donald estaba seguro de que el ganso había respondido de ese modo porque conocía a la entrevistadora y quería el dinero.
Nuevamente estaba equivocado. Gladstone ni siquiera sabía por qué había dicho esas palabras. Había actuado por impulso, ver a Donald sonrojado cuando entendió el doble sentido de sus palabras le había hecho sentirse molesto y celoso, aunque no quería admitirlo. Admitir que estaba enamorado fue un duro golpe para él.

Donald le extendió el teléfono, convencido de que no tenía nada comprometedor. La Agencia le había dado un teléfono exclusivo para las misiones de DoubleDuck, Scrooge solía hacerle llegar las misiones al Agente Qu-qu-7 de manera que le parecían demasiado rebuscadas, pero nunca por teléfono, Maui Mallard no tenía teléfono y solo tomaba los casos que le interesaban, algo parecido pasaba con Paperinik y Uno pocas veces le enviaba mensajes de texto y, cuando los hacía, estos se borraba poco después de que los leyera. La TNT prefería las llamadas telefónicas y se tomaban muy en serio, al igual que la Agencia, todo lo relacionado con el anonimato.

—Aquí tengo un chat con un "tirano", son muchos mensajes y un nombre para nada sospechoso —Nadine le mostró el teléfono a Gladstone —. ¿Reconoce este número?

—No —respondió Gladstone. Gladstone no se sabía ningún número de teléfono, ni siquiera el suyo.

—Veamos qué tanto conversan estos dos.
Donald río nervioso, había olvidado la forma en que tenía registrado a su tío. Lo único que lo tranquilizaba era la certeza de que Scrooge nunca vería esa entrevista y que era muy poco probable que su tío supiera la forma en que solía llamarlo.

—¿Por qué te dice que irán a St Canard mañana? ¿acaso es una cita?

—Porque es mi jefe y quiere que lo lleve a una reunión de negocios. Si lee los otros mensajes verá cuando fuimos a investigar unas fuentes de petróleo.

Nadine siguió leyendo los mensajes. No parecía creerle, al contrario, la pequeña sonrisa en su rostro, casi imperceptible, delataba el hecho de que esperaba ver drama, sangre y muchas lágrimas.

—¿Cómo puede explicar las llamadas a las tres de la madrugada?

—Mi tío es un tirano.

Nadine se mostró sorprendida con esa respuesta. Planeaba decir que era una coartada muy poco convincente cuando vio la palabra "sobrino" en el chat.

—Lamento eso.

—Descuide, ya estoy acostumbrado.

—¿Quién es Drake y por qué te dice que ha estado pensando en adoptar?

—Es un amigo y me está pidiendo un consejo porque sabe que tengo experiencia con los niños y las adopciones.

—Son muchas las conversaciones que tienen.

—Apuesto a que debe tener la galería llena de imágenes de los trillizos —comentó Gladstone burlón.

—¿Son los niños que tiene como fondo de pantalla?

Donald asintió y sonrió con orgullo.

—Han estado conmigo desde que estaban en el cascarón y son los niños más buenos y dulces del mundo. Forman parte de los Jóvenes Castores y tienen muchísimas medallas y trofeos, tantos que podrían llenar una habitación.

—¿Qué es lo que hacen todos los meses y por qué te dice que no falte?

—Suelo reunirme con Drake, Fenton, Launchpad y Bentina para ver un maratón de la serie de Darkwing Duck.

Donald sonrió al recordar la expresión de su amigo cuando se enteró que habían escrito una serie en su honor. En esa ocasión había viajado desde Saint Canard hasta Duckburg para mostrarle el capítulo piloto y prácticamente lo había obligado a verlo seis veces seguidas. Fenton, Launchpad y Bentina se unieron cuando se estrenó el segundo capítulo.

—Tiene muchas conversaciones —comentó Nadine, luego se dirigió a Gladstone —. ¿No te preocupa que tu novio tenga tantos amigos?

Gladstone fingió una seguridad que no sentía.
—¿Por qué lo haría? Soy un novio maravilloso.

Donald sintió el impulso de reírse, pero en lugar de eso rodeó a su primo con sus brazos y besó su mejilla. El sonrojo en el rostro de Gladstone fue imposible de ignorar, evidente incluso a través de sus plumas.

—Soy muy afortunado de tenerlo en mi vida y nunca lo dejaré ir.

—¿Hay planes de boda?

—¿Qué dices, Glady? ¿te casarías conmigo?

—No responderé a menos que me lo preguntes en las condiciones apropiadas.

—Laurie Brick, se llama igual que la que interpreta a Brenda Fellow en Angustias.

—Donald trabaja en esa novela así que debe ser ella.

—Es un alivio, no hay spoilers. Me declaro fan de la novela. Aquí tengo un chat con Brad Van Beck, parece que hablan mucho, no tanto como con su tío, pero sí bastante.

—Me da flojera borrar los mensajes —Donald le restó importancia a ese hecho.
Gladstone comenzaba a sentirse un tanto intranquilo. Nadine estaba ocupada leyendo los comentarios y había leído muchas conversaciones. Disraeli, Daisy, Laurie y Brad le resultaban un tanto preocupantes aunque no sabía ni quería creerlo.

Ver la expresión de Nadine hizo que Donald se preocupara más. La reportera le devolvió el teléfono y se veía muy sonrojada.

—¿Por qué intercambia fotografías de desnudos con este zorro?

Donald se sonrojó inmediatamente. Había olvidado que días atrás Nick lo había localizado a través de Mousetagram y que las cosas se habían salido de control. Mentalmente culpó a Nick por haberle hablado de su trabajo y por verse también con el uniforme de policía.

—En mi defensa eso fue antes de que Gladstone y yo comenzaramos a salir. Es mi ex y nos reencontramos hace poco. Una cosa llevó a la otra y terminamos mándanos fotografías traviesas.

Donald no creía que a Gladstone le afectara, pero no quería que ambos tuvieran una mala imagen. Además no mentía del todo, no había nada formal entre el y Nick, solo dos ex que se reencontraban y que se dejaron llevar.

Ver a Gladstone marcharse fue algo que tomó por sorpresa a Donald. El ganso se veía enojado, tanto para no esperar a que le dieran el dinero que Nadine le había ofrecido. Donald no se marchó de inmediato pese a que deseaba hacerlo, no planeaba irse sin el dinero que le prometieron.