Título: Dulce Oscuridad Resumen: Slash H/T. Tras aceptar serle fiel al Dark Lord, a causa de la amenaza a las vidas de sus amigos, la vida de Harry da un brusco vuelco. Deberá sobrellevar la culpa de enamorarse del asesino de sus padres, dejándose dominar por la Oscuridad... Spoilers HP5. Autora: Parvati Pareja: Harry/Tom Rating: PG Género: .___. Romance/Drama/Dark... Naturalmente Angst... o.O Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a J.K.Rowling, soy simplemente una admiradora del universo de Harry Potter... Contentos? T.T Advertencia: Slash (relación homosexual, ok?) Si te ofende, no lo leas. Estás advertid@.
Capítulo I: ¿Me serás fiel, Harry Potter?

Las lágrimas se deslizaban vertiginosamente, sin limitación alguna, por su demacrado rostro. Sus ojos estaban vacíos después de tanto sufrimiento y agonía. Algo dentro de sí se había quebrado, para volverse irrecuperable. No había forma de que el mundo volviera a parecerle habitable. La paz que escasamente había existido se había ido para no volver jamás. Ese pensamiento le hizo estremecer. Tantas esperanzas extraviadas, tantos sueños incumplidos, tantas pesadillas reflejadas en la realidad…

Tantas almas que pudieron ser pero no fueron. Tantos cuerpos desplomados a su alrededor, muertos. Tantas sonrisas emitidas en vano. Tantas lágrimas solitarias en un espacio de infinita incomprensión. Tantas muecas de desprecio hacia el mundo en sus rostros. Innumerables miradas desafiantes, que concluyeron siendo temblorosas. ¿Quién tenía el valor de enfrentarse a algo así, aun teniendo algo a lo que aferrarse para hacerlo?

Él ya no creía tener a nadie ni a nada. Todo había sido absorbido por la Oscuridad. Hasta sus fuerzas para luchar, para incorporarse. Su cuerpo le pesaba demasiado. La tristeza que le invadía era inmensa. El dolor físico de su cuerpo y el espiritual de su corazón le hacían imposible hacer algo más que…

Llorar patéticamente.

Reconocía perfectamente esos cuerpos a su lado. Había agradecido tantas veces el brillo de locura alegría de aquellos ojos de Luna. Había encontrado siempre tanto enigma detrás de esos ojos marrones de Neville, relucientes de estima y admiración hacia él. Ellos habían sido sus amigos, una parte de su vida. Y ahí estaban, muertos. ¿A manos de quién? Cómo sino fuera tan predecible la respuesta…

- Llorar es de cobardes e inútiles, Harry, de débiles, y tú no eres débil. – Dijo el asesino de sus amigos con una sonrisa despiadada.

Harry se mordió el labio inferior, reprimiendo sus ganas de gritar y maldecir. De dejarse llevar por lo que sentía.

- Mátame y acaba con esto, Voldemort. – Alzó sus ojos esmeraldas sumisos en dirección a los carmesíes.

Ambos habían cerrado la mente al otro, pero claramente podían leerse los pensamientos observándose a los ojos fijamente. El odio era demasiado para ser contenido.

- ¿Es lo que realmente debería hacer? – Se burló el otro disfrutando del momento de plena victoria. Harry cayó de rodillas al suelo, murmurando inaudibles insultos.

- ¿Por qué? – Preguntó Potter, con la garganta reseca y los ojos ardiéndole. Su mirada clavada en el suelo.

- ¿Porqué qué?

- ¿Por qué no tuviste piedad con ellos y conmigo sí? No dudaste en matar a chiquillos sin un gran potencial mágico, pero te resignas a matar a tu peor enemigo. Dime qué ha cambiado desde nuestro último encuentro. – Voldemort sonrió misteriosamente, echando su elegante túnica hacia atrás y agachándose, para estar al mismo nivel que su receptor.

- No eres el mismo Harry Potter de aquella ocasión. – Contestó sencillamente. – Tu poder ha aumentado y al mismo tiempo, ya no eres el ingenuo dominado por las fuerzas de Dumbledore. – Los ojos de Harry brillaron momentáneamente.

- Que no sea dominado no significa que no apoye su causa. Eres el asesino de mis padres y actualmente, también de dos de mis amigos. ¿Qué es lo que deseas?

- Tu lealtad. – El rostro de Voldemort era indescifrable. No había emoción alguna en él. Sus ojos en ese momento estaban vacíos: no había ni aborrecimiento ni rencor. No había ambición. No había nada, salvo…

- Nunca. – Respondió Harry vehementemente. – No eres más que un ser sin compasión, lleno de odio y avaricia. ¿Por qué debería yo servirte a ti?

- Porque tengo algo tuyo. Algo por lo que darías tu vida.

El Señor Tenebroso se puso nuevamente de pie y con la misma sonrisa de antes, señaló en dirección a un grupo de mortífagos, que permanecían quietos en su lugar, esperando órdenes de su Señor.

Harry se puso de pie también, ya que desde el suelo le era imposible ver algo. Su corazón latía agitadamente, temiéndose lo peor. Y lo peor llegó. Su organismo se convulsionó repentinamente cuando sus ojos verdes se conectaron con los almendrados de su mejor amiga, atrapada en brazos de un mortífago, sin posibilidad de huir. Tenía diversas heridas por todo el cuerpo, pero mantenía la conciencia. Su mirada serena diciéndole suplicantemente 'no te rindas.'

Al lado de Hermione estaba Ron, debatiéndose con un mortífago furiosamente. Instantes después caía bajo los efectos de un cruciatus. La mente de Harry quedó en blanco en ese mismo momento, sintiendo cómo su corazón sufría al mismo tiempo que el de Ron. Hubiera empezado a correr hacia su amigo sino fuera porque el Dark Lord lo había jalado hacia atrás, agarrándolo de un brazo, con los ojos rojizos resplandecientes en triunfo.

La impotencia de escuchar los gritos y no poder hacer nada para detenerlos le penetraba punzantemente…

Por otro lado, también estaba Ginny. Pero al contrario de Ron y Hermione, se había desmayado. ¿O acaso estaba…?

- O te inclinas ante mí o ellos caen muertos, Harry. – Dijo el Dark Lord, sacándolo de sus pensamientos.

- ¿Cómo confiaré de que no los matarás aún si acepto?

- Interesante pregunta. – Sonrió Voldemort. – Pero deberás confiar. Es la única opción que te queda, ¿verdad? Eso o la muerte de ellos por tu negación…

Estiró su mano y acarició suavemente la mejilla izquierda de Harry, quien se echó para atrás, asqueado por el contacto. Era fría, sin embargo, tenía una calidez propia. Una calidez que nunca había sentido antes…

- ¡Harry, no lo hagas, no le creas! ¡Él se maneja con la falsedad! – Gritó Hermione, debatiéndose por la liberación. Voldemort volteó a verla, con una sonrisa cruel en su rostro.

- Es sangre sucia, ¿verdad? – Le murmuró a Harry para que sólo éste escuchara. – Podríamos torturarla, demostrarle quienes son los verdaderos magos para luego matarla sin piedad. Pero eso no sucederá si te unes a mí, Harry. ¿O no darás tu vida por ella? – Tras un tenso y ligeramente largo silencio de parte del joven de Gryffindor, el Dark Lord le hizo una seña al mortífago que sostenía a Hermione.

- Crucio.

La muchacha cayó al suelo, gritando sin parar por el sufrimiento que azotaba su cuerpo. Sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas contenidas. Aquella imagen de su mejor amiga siendo torturada era insoportable… No podía aguantar eso.

- ¡Déjala! – Exclamó Harry, mirando a Voldemort, suplicante. – ¡Ella no tiene nada que ver con esto!

- ¿No? – Cuestionó Voldemort con cierta ironía en su voz, levantando una ceja. - ¿Acaso no es la mejor amiga de Harry Potter? – Una ola de culpabilidad le golpeó el corazón mientras se mordía el labio inferior.

- Déjala… - Pidió sin quitar su mirada de la figura de su amiga.

Voldemort le obligó a mirarle a los ojos, tomándole imperativamente de la barbilla. Su rostro y el de su enemigo estaban sólo a centímetros de distancia.

- ¿Me serás fiel, Harry Potter?

Harry respiró hondo, preparándose para lo que iba a decir. Jamás había pensado que podría traicionar a su gente. Ellos no se merecían eso, no obstante… la vida de sus amigos era el precio que se pagaba. Y él no podría soportarlo si eso sucedía… La culpa… La soledad… Terminaría volviéndose loco. Y entonces no habría valido la pena el desafío ante la propuesta…

- Sí, mi lord. – Aunque su tono no fue disciplinado, más bien casi sarcástico, bastó para que Voldemort volviera a sonreír ampliamente.

- Eso espero.

Y con un rápido movimiento, le besó imprevisiblemente, apretándolo contra sí, rodeándolo con sus brazos. Harry quedó paralizado en su lugar por el espanto. Cuando reaccionó, intentó resistirse, pero la fuerza del Dark Lord pudo más que la suya propia. Terminó cediendo levemente, dejándose dominar por la Oscuridad.

Al mismo tiempo que le besaba posesivamente, Voldemort lo cubrió con su capa. Un momento después, había dejado los terrenos seguros de Hogwarts para adentrarse en un lugar completamente diferente, donde nunca había llegado a estar: la fortaleza de la Orden Tenebrosa.