May Potter: Muchas gracias por tu review ^^! Espero que este capítulo cumpla con tus expectativas ^^

Val: Muchas gracias! ^^ La venganza de Harry.. Uhm.. La verás en este capítulo XD! Espero que te agrade. En cuanto a la situación de Severus, dentro de unos cuantos capítulos tendremos noticias de él. ^^ Y sobre la liberación de Herm, Ron y Ginny.. Tendrás que esperar para saber la respuesta XD! Besos! ^^

Jack Dawson: XDD! Muchas gracias por el review ^^ Espero que te agrade la venganza de Harry… Guarda con meterte con Tommy! o! Besos!

Paula Moonlight: Gracias ^^  ¡Verdad! XD! Eso de la habitación de al lado, es un detalle curioso. Pero en realidad, es una sencilla forma de Voldie de tener a Harry vigilado. Aunque hay razones ocultas, por supuesto XD! ¿Qué tal un pijama party con los mortífagos? XDD! (Mala influencia de parte de una de mis betas.. o) Pues, Voldie es un buen anfitrión XD! Aix.. En cierta forma ando con los remordimientos que los personajes son algo OoC.. Pero bue! XDD! Atravesarán unos cuantos problemas hasta que se admita finalmente la verdad… En este cap. tienes la muerte de Bella, verdad… Pero verás que Voldie-pooh no estará muy feliz! XDD! Mi despiadada mente es muy cruel con Tommy… ^o^ Nos vemos en el prox cap!

Siward: Muchas gracias!! ^o^!! No sabes cuanto me alegra que te guste el fict ^^ Aquí tienes otro cap, que espero cubra nuevamente tus expectativas. Besos! ^^

Amazona Verde: Gracias ^^!! Tu Voldie? Espera, hay un error en esa frase. Querrás decir, MI Voldie! XD! Aquí veremos lo que es capaz la astuta mente de Harry. ^^ La verdad que sí… El comentario de Bella y la respuesta de Voldie es algo… destinada. XD! Tu review se cortó, por lo tanto no podré responder la pregunta incompleta T.T! Bueno, espero que este cap te guste!!

Minako Potter: Gracias ^^ Harry… uhm… en este cap. no piensa mucho en realidad, si le vemos desde el punto de vista de lo impulsivo que es en el final… Pero más adelante, se pondrá a pensar más sobre la nueva actitud de Voldie… ^^' En cuanto a sus amigos, tendrás que esperar a prox caps. ^^ Nos vemos en la siguiente actualización!

Velia: Muchas gracias por los ánimos!! ^^ XD! Ey! La única que estuvo bien tras la pista de la venganza! XD! Verdad… ^^ Aquí tienes la respuesta en el capítulo, pero tu idea está bastante acertada. La mente Sly de Harry busca la respuesta a sus preguntas en un solo movimiento. Y las encontró… Será dulce, pero… Harry sufrirá algunas consecuencias indeseadas… XD! Espero que te guste! Besos!

Ianthe: Gracias por tu review! ^^ Verdad, Voldie quiere "cercar" a Harry para que no haya un futuro fuera de la Fortaleza. La actitud de la Orden no se ve hasta capítulos más adelante, pero por el momento lo único que saben es que Harry fue secuestrado, y la desaparición de sus amigos está altamente relacionada con el tema (no se animan a darlos por muertos, pero...) No, el ataque que diseñó Harry se realizará pronto, aunque no influye mucho en sí… (Salvo el cargo de conciencia, etc, etc) Tu sugerencia respecto al sello personal me ha vuelto a traer la inspiración… (que había perdido tras la presión de exámenes…) ^^ Así que la verás en un futuro, pero un tanto diferente. (Ya que llevo escrito unos cuantos capítulos más a lo que voy actualizando.) Harry no es muy conciente del riesgo que corre, pero ya verás como caerá en la realidad en el próximo cap. XD! Espero que este cap te guste y que dejes tu crítica ^^

***

Capítulo V: ¿Actúas o verdaderamente me amas, Tom?

Nada revelador sucedió en las siguientes semanas. Salvo la acomodación de Harry al nuevo territorio. El Dark Lord le permitió, con el paso de los días, la libertad limitada de pasear por los pasillos, acostumbrándose y aprendiendo a manejarse por si mismo por el lugar. Si bien los primeros días casi desistió de la idea de no tener guía, ahora agradecía no haberlo hecho. Sabía el camino a la sala de estrategias, al comedor (al que se le volvió a obligar a ir repetidas veces), a los jardines, donde pasaba la mayor parte de su tiempo libre, a su habitación y a la celda de sus amigos. Pero lamentablemente, tenía prohibido visitar ésta última sin la presencia de Voldemort. No sólo porque estaba sellada con encantos que él todavía no sabía bloquear, sino también porque tenía imposibilitada la comunicación con sus seres queridos. De no tener vigilancia, podría hablar tranquilamente con ellos sobre lo que deberían decirle a Dumbledore cuando estuvieran sueltos y… eso era perjudicial para el bando tenebroso.

De vez en cuando se atrevía a burlarse del Dark Lord, aunque asegurándose antes de que las bromas fueran inofensivas. Voldemort se hallaba complacido de su actitud. No había mostrado indicios de querer escapar y tampoco había sido tan rebelde como para desobedecer órdenes importantes (ejemplo, salir de noche por los pasillos...) Sin embargo, se había percatado del que joven estaba armando un gran plan dentro de aquella astuta mente. Un plan que desconfiaba que fuera de su agrado.

No habían vuelto a tener ningún otro acercamiento para la tranquilidad del joven, que pasó muchos días perturbado con aquellos besos posesivos del Asesino... Habían sido tan posesivos que la idea de que el Lord lo quisiera para algo más que para ser su mano derecha empezaba a invadir su mente. Pero, aunque no hubiera besos, sí había habido indiscretas caricias e inquietantes abrazos, cuando Voldemort lo encontraba desprevenido, con pensamientos decaídos. Le trataba con cuidado, hasta casi con cariño. La idea le enfermaba, le odiaba con toda su alma. No obstante, no muchas personas se habían ocupado de él como parecía hacerlo el Dark Lord. Sabía que era porque ambicionaba su poder a su entera disposición, pero le trataba como si fuera una joya extremadamente delicada y valiosa a la cual con un simple movimiento podría deshacer en contra de su voluntad. Por esa razón, por la atención que le daba aquel Monstruo, una calidez, un agradecimiento hacia él iniciaba su crecimiento en el fondo del alma de Harry.

Y Tom estaba al corriente de que se estaba ganando el aprecio de Harry, por más que éste luchase por recordar que él era el asesino de sus padres, un ser sin piedad, sin corazón. Porque estaba empezando a conocer, a familiarizarse con el verdadero hombre tras la imagen global que todos describían.

Una brisa cálida jugueteó con los cabellos negruzcos del muchacho. Había empezado el verano. De no haber caído en la redes de Voldemort, ahora estaría comenzando sus vacaciones en la casa de los Dursley, con todas las agresiones físicas y maltratos psicológicos de todos los veranos. No era que esos muggles pudieran trastornarlo, pero desde la muerte de Sirius se habían hecho insoportables. Pensar que esas personas eran lo último que le quedaba para acercarse al recuerdo de sus padres, sino tenía en cuenta a Lupin. Casi agradecía estar en la fortaleza de la pesadilla del mundo mágico, donde aunque sea no sufría maltratos físicos.

Aunque no podía decir lo mismo de su mente. También él había descubierto la distorsión que estaban sufriendo sus ideales en ese lugar. Meses antes, había jurado perfecta lealtad a Dumbledore, sin importar las condiciones que se presentaran frente a él. Pero nunca hubiera imaginado que Voldemort pudiera entrar tan pacíficamente al castillo y tomar de rehenes a sus mejores amigos.

Si ahora le ofrecieran completa libertad para elegir nuevamente el bando, dudaba que cambiara de sitio. Se sentía indigno de volver a los terrenos de Hogwarts. Le habían marcado, le habían contaminado. La oscuridad lo había absorbido, toda luz en él había desaparecido.

No, no era esa la razón. Tenía miedo de que la contaminación de su ser le obligara a dañar a aquellos que confiaban en él. Que un día no se pudiera controlar y adaptara una posición de mago oscuro, torturando… Se sentía una amenaza. Había asumido que su persona significaba indiscutiblemente Poder y, como tal, podía inclinarse en contra de sus creencias, como bien estaba haciendo ahora... Se había prometido luchar para que no le dominaran y allí estaba… habiendo pasado como mucho un mes y medio en ese lugar, obedeciendo...

Se dejó caer pesadamente sobre la hierba húmeda. Había perdido las ganas de pasear. Le daba igual. Todo era tan injusto para él…

No se había percatado que ojos escarlatas le contemplaban desde una de las salas de la torre norte…

***

El encierro que provocaba la noche en esa habitación estaba alterándolo. Con un insomnio indeseable, tras incalculables intentos de dormirse o de distraerse con algo, estaba perdiendo todo humor que hubiera alcanzado poseer. Ya no sabía que más innovar para que cada minuto no se le hiciera interminable.

Mirando el techo, se le ocurrió que ya era hora de poner su plan en marcha. Dirigió sus calculadores ojos hacia la puerta. El Lord había dicho: no te pasees por las noches en el castillo, Harry… ¿Por qué debería él, Harry Potter, obedecer semejante orden? Además que estaba deseoso de demostrar que no estaba a la merced de Él. Aunque sea, no como éste pensaba que estaba.

Se colocó sus botas en silencio, conmemorando el detalle de que el dormitorio de al lado era el de Voldemort. Debía ser cauteloso. Caminó con insonoros pasos hacia la puerta, la abrió con habilidad escurridiza y salió a las luces del pasillo. Las antorchas se iban prendiendo en su avance. Todo indicaba que el plan estaba yendo bien. Al llegar a la guardia, murmuró lo más bajo posible las palabras en pársel y…

Libertad.

Respirando hondo, aumentó la velocidad de sus pasos. El Dark Lord no tardaría en notar su ausencia. Caminaba sin rumbo, pero sí con una misión en mente. Sabía que los mortífagos hacían rondas nocturnas como los profesores de Hogwarts, repartiéndose el trabajo las diferentes noches. Y sabía también que ese era el horario de la persona a la que él buscaba. Solamente necesitaba un poco de tiempo y se la cruzaría…

Tras diez minutos de caminata, la figura de la mortífaga más fiel a Lord Voldemort se halló con él. Como siempre, Bellatrix lucía prendas altamente provocadoras para las hormonas masculinas. Pero nunca le había prestado atención. Ahora, y con el plan en mente, no pudo evitar sonreír. E hizo que su sonrisa fuera ambiciosa.

Lestrange frunció su entrecejo, extrañada por esa reacción.

- ¿Qué haces por aquí, bebé Potter? – Preguntó, acercándose más a él.

- Paseaba. – Contestó sencillamente. Ella alzó una ceja, escéptica.

- ¿Y por qué debo creer eso? Podrías estar intentando escaparte del Señor. Aunque no lo lograrías.

- Bonita noche, ¿no? – Susurró suavemente, ignorando el comentario de Bella, aproximando su rostro al de ella.

Sus labios no se rozaban por escasos centímetros. Podía identificar el aroma dulce del perfume de la mortífaga.

- Casi tan bonita como tú. – Notó que ella estuvo a punto de separarse de él, pero se lo pensó mejor, decidiendo seguirle el juego.

- ¿Qué tramas? – Cuestionó, interesada. Harry acrecentó su sonrisa.

- Quiero caer bajo tus encantos. Supongo que ya sabes que eres preciosa…

Lentamente, y preguntándose mentalmente por qué Bellatrix no le bofeteaba, se dirigió al cuello de la mujer, mordiéndolo con ligereza, demostrando un deseo inexistente. Fue recorriendo la piel blancuzca de ella hasta llegar nuevamente a sus labios, donde interrumpió su viaje. Para ese momento, Bellatrix le devolvía la sonrisa.

- Nunca lo hubiera pensado del Gran Harry Potter.

- He cambiado. – Se limitó a excusar.

- Y qué cambio. – Se burló la mortífaga.

Escuchó pasos acercándose. Con una última sonrisa, se alejó unos pasos de Bella para voltearse a ver a un levemente furioso Dark Lord.

- Creí que había dejado claro que tenías prohibidas las salidas nocturnas. – Fueron sus primeras palabras.

Todo su ser mostraba furia ante la desobediencia y decepción, algo que Harry se alegró de advertir, pero decidió disimularlo.

- Tenía insomnio, Tom. – Se había acostumbrado a llamarlo así. O sino, en su modo sarcástico, mi Lord. – Y creí que me volvería loco si seguía en la habitación.

- Podrías haberme avisado y te hubiera dado una poción para dormir.

- Lo tendré en cuenta para la próxima. – Asintió Harry, seriamente. Pero al ver que la furia de Voldemort no cesaba, insistió: - ¡No he intentado escapar, Tom! Sólo quería… distenderme.

- Que sea la última vez que me desobedeces, Harry Potter. – Tomándolo de un brazo le jaló en dirección al pasillo de sus habitaciones. – Que tengas buenas noches, Bellatrix. – Ésta realizó una reverencia.

- Buenas noches, mi Señor.

***

Por la mala suerte que le caracterizaba, Harry no volvió a ver a la mortífaga hasta la semana siguiente. Estuvo ocupado en algunos planos de un pueblo a las afueras de Londres como para pavonearse por los pasillos en su búsqueda. Ante todo, quería seguir manteniendo una postura normal. Que Tom creyera que auténticamente no le había desobedecido para escaparse (algo que en cierta forma era verdad.)

Ahora en su habitación había un estante propiamente elaborado para almacenar pociones para dormir. Voldemort le había advertido que no las tomara continuamente porque sino terminaría volviéndose una adicción desfavorable. Pero no las había necesitado demasiado durante aquellas noches.

Desde su acercamiento con Bellatrix, una culpabilidad ocupaba su corazón. Supuso que sería ese lado que Sirius había dejado vacío en él, que le recordaba que su padrino no quería que le vengara, simplemente que fuera feliz (imposible, pero... sueños eran sueños.) Pero demasiado tiempo con los mortífagos le hizo olvidar eso. En ese momento podría decirse que estaba cegado por la sed de venganza. Y por supuesto, un deseo recóndito en las profundidades de su alma.

¿Actúas o verdaderamente me amas, Tom?

Tendría que demostrarlo. Si dejaba que la mortífaga jugara con él significaría que actuaba, y si…

***

- Será todo un éxito, mi Señor. No quedará nadie en vida. – Dijo Lucius, sonriendo ante el anticipado sentimiento de victoria.

- Eso espero, Lucius. Confío en las buenas estrategias. – Mirada directa en dirección al joven Potter, que estaba distraído mirando hacia los jardines por la ventana. – Pueden retirarse todos, menos ustedes, Bella y Lucius.

En pocos segundos, la sala se había vaciado completamente. Los dos mortífagos miraron a su Señor, gustosos de serle útiles. Por otro lado, el joven seguía sin atender a nada de eso. 

- ¿Cuándo traerás a tu hijo, Lucius?

- Tan pronto como esté listo para servirle, mi Señor, o a la hora que usted decida.

- Perfecto. La semana que viene sería perfecta. Puedes retirarte.

Con una reverencia, el señor Malfoy desapareció de la vista de los presentes. Voldemort se inclinó hacia Bellatrix, hablándole en un susurro tan bajo que Harry no pudo oírle.

- Vigílalo. Tengo que hacer unas cosas y está demasiado sospechoso como para dejarlo sin guardia.

- Confíe en mí, Señor, no sucederá nada.

Con un asentimiento y, para la sorpresa de Harry quien se volteó a ver para creerle a sus oídos, Voldemort les dejó solos, dándole la oportunidad perfecta. Aguardó a que los pasos del Dark Lord se perdieran para dar el primer movimiento.

- Extrañé tu presencia, Bella. – Comenzó a caminar lentamente hacia la mortífaga, analizando sus reacciones.

- ¿Sigues queriendo jugar, bebé Potter?

- Nunca dejaré de desearlo.

Su voz sonó tan seductora que perturbó el control perfecto que mantenía Bella de la situación. Acarició dulcemente con su tibia mano el rostro de ella.

- Eres demasiado inexperto. – Se burló ella, tomando su mano y mirándolo fijamente a los ojos. – Debes ser más directo con alguien con tanta experiencia como yo, bebé Potter. – Y sin más, le presionó contra sí, eliminando la distancia de sus labios.

El primer pensamiento coherente de su mente luego del comienzo de un beso violento e impulsivo con la mortífaga fue la sensación desemejante a la que sentía con Tom. Él le trataba con cuidado y serenidad, haciendo que la razón dominara al corazón, haciéndole olvidar el odio para comprender que ahora le pertenecía a ese ser que exponía su energía sobre la suya. Con Bellatrix, todo era un juego, donde no había cuidado sino lujuria. Donde todo su interior se volvía vacío y se convertía en una marioneta en manos equivocadas y sin ningún consentimiento de su verdadero dueño.

Sin embargo, sabía que era un juego y por eso se dejó llevar, dejando que la mortífaga le enseñase cómo. Ella le quitó con un hábil movimiento su túnica, tirándola al suelo, a un costado. Pero cuando iba a continuar con la camisa, la puerta de la sala se abrió de par en par. Quedaron paralizados en su lugar. El Dark Lord les miraba con aborrecimiento, con asco, con…

Celos.

Una fuerza invisible lanzó a Harry hacia el lado contrario de la habitación, pegándose un duro golpe contra la pared, donde permaneció apoyado, levemente aturdido. Bellatrix había salido disparada para el otro lado, con una expresión temblorosa. En cambio, el Gryffindor hacía grandes esfuerzos para disimular una sonrisa triunfal.

- Mi Señor, yo…

- Caíste en su juego como una novata, Bellatrix. – Rugió Voldemort. Un aura oscura le rodeaba poderosamente. – Hubiera esperado que fueras más cautelosa. ¿No te diste cuenta que buscaba venganza? Y ahora he encontrado una excusa para hacerle caso. – Los ojos de Bella se abrieron aún más.

- No, le juro que…

- No se toca lo que es mío, Bella. Pensaba que ya lo sabías. Y caíste tontamente bajo los encantos del chico. ¿Qué se hace cuando se desobedece al Dark Lord…? – La mortífaga tragó saliva.

- No merezco su misericordia.

- Y no la obtendrás. – Sentenció Voldemort.

Fue una hora de intensa tortura que Harry presenció gustosamente. Bellatrix gritó y gritó revolcándose en el suelo patéticamente al no poder mantenerse de pie con dignidad a causa de las cruciatus de su Señor, sabiendo que lo inevitable se acercaba y que ella lo había buscado (o más bien, respondido.)

También fue maltratada por los latigazos, que sacudieron su quebrantado cuerpo indeterminadas veces. La belleza que había poseído tan sólo horas atrás había sido sustraída sin poderlo evitar. Ahora, la imagen de una mujer muriéndose, cubierta de sangre rojiza y profundas heridas, sin nada de encantos, era la que los ojos de Harry distinguían.

Hasta que finalmente, una daga deslumbró terroríficamente en las manos de Voldemort.

- Dame una razón para perdonarte. – Ordenó el Dark Lord.

- No existe ninguna, mi Lord, le desobedecí y pagaré las consecuencias, por más que éstas signifiquen mi muerte. Me sentiré honrada de morir en sus manos.

El corazón y el estómago de Harry se encogieron simultáneamente cuando la daga perforó el pecho de Bellatrix, traspasando en su camino su corazón sin piedad. Fue una muerte instantánea. Sólo un grito ahogado que el tenso silencio consumió. La impresión de la sangre cubriendo el inerte cuerpo de ella le provocó agudas nauseas. Y su corazón le gritaba irreprochadamente que él la había asesinado. Aunque hubiera sido por la mano de Voldemort, él le había dado la daga para que lo hiciera. Él la había matado, como ella mató a Sirius, necesitó recordarse. Pero… ¿qué había obtenido a cambio? ¿Había valido la pena vengarse? ¿Descansaría Sirius en paz ahora? ¿O sencillamente había permitido que lo dominasen, que cambiaran sus pensamientos como quisieran?

Cerró los ojos cuando se percató que Voldemort caminaba hacia él. Se detuvo a limitados pasos de él. Podía oír su viva respiración sobre su rostro. Gimió, imaginando cuál sería su castigo. Le gustaría que fuera morir, pero dudaba que le concediera el gusto.

- ¿Qué haré contigo, Potter? ¿Estabas conciente de las consecuencias de tus actos mientras se besaban? ¿No recordabas que eras mío y bajo ningún concepto iba a permitir eso? Cuando me refería a que no te dañaran esto estaba incluido. Porque sabía que era posible que lo intentaras. Pero pensé que elegirías a alguien menos importante, como Lucius o… - Se detuvo, enfatizando el punto.

- Me diste las pistas para que me diera cuenta cuál sería tu víctima, pero no lo noté… Y al verlos comprendí el por qué. Nunca olvidaste a Sirius Black.

El nombre de su padrino en los labios de Tom sonaba tan doloroso, le traía tantos recuerdos, tantos remordimientos… Sintió que le tomaban de la barbilla y volvió a abrir los ojos.

- Ya he decidido tu castigo. Te quiero dentro de una hora, preparado en tu habitación.

Sin agregar nada más ni entregándole ninguna pista para lo que debía prepararse, salió del lugar, sin mirar en ningún momento al cadáver en el centro de la sala ni al joven Potter, que permanecía rígido contra la pared, cayendo en cuenta definitivamente de todo lo que le había sucedido.