May Potter: Grax Creo que una buena bofetada era lo único que detendría las estupideces que Harry estaba diciendo. Aunque se ha salido del protocolo xD! Espero que te guste el capi!!
Aspid: Gracias ! Harry... Realmente se dejó llevar por su lado Gry, muy malo, muy malo. -.- Tommy le utiliza, pero también le quiere, cierto xD! No creo que Harry llegue a ser un Sly puro, pero.. Aunque sea enfriarle las ideas un poco sería estupendo... -- Espero que te guste el capi!
Mitsuhiro: Gracias! Pasaron muchas cosas en ese día, tienes razón. ' Entre Severus y Draco se lo arruinaron xD! La bofetada era necesaria (err... fue algo automático, a decir verdad), pero igualmente tienes la razón: Voldie tiene que aclarar algunas cosas con su pareja. Espero que te guste!
Bellatrixcharmed: Grax por los ánimos! En este cap está la respuesta a tu pregunta "¿Qué pasará con Harry?" Espero que te guste!
Paula Moonlight: Gracias! ¿Se reconciliarán o no? XD! En cuanto a los puntos de vista de Dumbli y compañía, más adelante, cuando ya no esté tan lejos el ataque a Hogwarts. El Veritaserum era prácticamente una prueba de confianza: hasta qué punto Harry podría traicionar a la Orden, cuánta resistencia le quedaba. No obstante, hay que admitir que fue otro intento de suicidio de parte de Severus. xD! Espero que te guste el capi!
OlgaxTomFelton1: Grax. Mentes Pervertidas XD!! Todavía faltan bastantes caps para eso xD! Primero deja que las cosas se armonicen. Espero que te guste el capi!
Velia: Gracias por tu review! O Sip, el Veritaserum era una especie de prueba que le puso Severus, para saber cuánto había traicionado a la Orden y qué quedaban de sus ideales. Mal parado Harry, sip. Aunque no es lealtad a Dumbledore, sino... algo que le debe a sus amigos. De haber descubierto a Severus, también habría más culpabilidad sobre sí... Aunque nuestro profesor se lo ha buscado. xD! Draco nos expone su grandioso punto de vista xD! Veremos el castigo después del ataque al ministro. ¿En qué momento Harry dejará de ser tan cabeza hueca y se pondrá a la altura de la situación? Creo que las posibilidades son de 1 entre 1000, pero lo logrará. O esperemos XD! Creo que Harry tendrá el placer de matar al traidor, no obstante... todavía no tengo la escena en mente. Lo que hace el amor, cierto. Hasta en un Dark Lord... xD!
Kendra duvoa: Grax por tu review! ¿Drakito? Simplemente expresa su eterna rivalidad con el Niño que Vivió xD! Espero que te guste el capi!
Val: Grax! No fue digno de un Sly, pero... La única forma instantánea de detener las idioteces que Harry estaba diciendo -.- Cómo se reconciliarán... Eso lo leerás en los próximos capis. El Veritaserum era prácticamente una prueba de confianza: hasta qué punto Harry podría traicionar a la Orden, cuánta resistencia le quedaba. Pero fue un gran riesgo. A Draco le espera un castigo, pero hasta después del ataque al ministerio. Espero que te siga gustando!
GabyKinomoto: Gracias por tu apoyo ! Espero que te guste el capi!
Stiby: Gracias Gran pregunta: ¿el amor de Tom es auténtico o de puro interés? En cuanto a tu opinión de la boda, lo entiendo xD! Aquí lo estuvieron pasando un día entero y quedé bastante harta, no me imagino tres meses... Quedo traumada -- Mi nombre es María Belén (preferentemente Belén xD!) La bio la encuentras haciendo clic sobre mi nick O (Arriba, en "Author: ParvatiBlossom") Espero que te guste el capi!
Ianthe: Gracias! Eso! Culpemos a Draco xD! Por supuesto, Voldie necesitará aclarar puntos con su pareja... No puede seguir dudando de él de esa forma -.- ¿Crees que Sevvie pueda encontrarlo antes que Voldie y lograr llevárselo? ... XD! Espero que te guste el capi!
Capítulo XIII: Abandonamiento
Acarició su mejilla izquierda con suavidad, recordando la expresión facial de Tom la última vez que lo vio, hacía un par de horas. No estaba seguro si el Dark Lord estaba preocupado por él, buscándolo por la Fortaleza, pero no le interesaba en ese momento saberlo. La soledad le estaba haciendo bien. Todo lucía más claro, viéndolo con tranquilidad y objetividad.
Todas las confusiones de las semanas pasadas parecían olvidadas en el fondo de su mente. Carecían de prioridad. Las horas pasaban rápido si se concentraba más en una imagen imaginaria que en sus problemas actuales. Cómo desearía que todo aquello no hubiera sucedido… Estar en Hogwarts, con sus amigos…
Una sacudida de su estómago le previno que tenía que desviar su pensamiento o sino la nostalgia volvería a él. Por más que volviera ahora a Hogwarts, ya era demasiado tarde. No había nada más que hacer. Estaba perdido, abandonado, en un pozo sin comienzo ni fin. Por su propia decisión.
Los tontos intentos de Snape por 'hacerlo entrar en razón', las constantes disputas con Malfoy… y ahora su reciente discusión con Tom, donde las palabras habían surgido directamente de sus cuerdas vocales, sin pasar por la supervisión de su cerebro.
¿Realmente le daba igual todo? ¿Sería cierto lo que había mencionado? ¿Acaso un deseo oculto de su alma, que ni siquiera él mismo había sabido?
¿Tener la sensación de que te gustaría dejar de existir?
Jugueteó con la varita entre los dedos, un tanto nervioso. Una persona normal que lo viera en ese estado, le aconsejaría sin pensarlo consultar a un psicólogo para ver su salud mental. No obstante, se convencía que él estaba perfectamente. Sabía lo que era la Realidad, el problema era afrontarla y pensar qué hacer en el Futuro.
Una habitación pequeña, oculta tras un pasadizo en el ala norte de una de las torres, era su refugio. Sólo había una pequeña ventana, por la cual podía ver minúsculamente la luna. El cielo estaba intranquilo, contradiciendo su imagen de cuando empezó el duelo con Malfoy. Una nueva tormenta se avecinaba a medida que los minutos iban pasando…
Minutos densos, pausados. Otros rápidos y placenteros. Algunos angustiosos y añorantes del Pasado. Y por último, los indiferentes. Donde el todo se volvía nada, para pasar a ser algo secundario en la vida, sin sentido. Sin porqué.
Y Harry se sentía asimilado con cada uno de esos minutos. Porque ellos eran su reflejo. Cuando para él eran densos, capaz para otra persona era la felicidad suprema… Qué curioso era el destino, cuando uno se lo ponía a pensar de esa forma. Mientras algunos lloran, otros ríen… Mientras personas mueren, otras nacen…
Un ciclo de vida. Nada más que eso. Donde todo se reducía a existir… y a sobrevivir.
Suspiró, buscando una posición más cómoda, tendido en el suelo. Todo su cuerpo estaba adormecido por el dolor físico. Cómo le hubiera gustado estar en una cama cálida, siendo curado por Tom… Pero aún la imagen de la bofeteada seguía insistente en su mente. No encontró a ese Tom comprensivo que había deseado. O capaz él mismo no dejó que éste llegara a él.
¿Tendría que volver a los dormitorios, comiéndose su orgullo?
No, de ninguna manera. Tom no debería de haberlo tratado así. Era él el que tenía que buscarlo y rescatarlo de ese lugar, ¿no?
Tosió, llevándose una de las manos a la boca. Sangre rojiza manchó su piel. Debería tener una costilla en mal estado o algo así… El dolor era demasiado como para llegar a identificar las zonas afectadas. Pero no dudaba de algunas cuantas quebraduras de huesos y heridas profundas…
Malfoy había mejorado bastante en aquel poco tiempo. Quien fuera el que le había enseñado (Harry estaba seguro que definitivamente Lucius no era, y Tom tampoco… No era su estilo), lo había convertido en un magnífico mortífago.
Y él fue y le retó. Qué tonto había sido…
Malfoy no estaría mejor que él… Sin embargo, si el duelo no hubiera acontecido, ahora estaría perfectamente junto a Tom, abrazándolo, y no solo en una habitación en una torre desierta, herido y respirando dificultosamente. Sin saber realmente en qué pensar para pasar mejor el tiempo…
Era como limitarse a existir, intentando olvidar el dolor y las inquietudes. Era una tranquilidad extraña la que se sentía, ya que carecía de fundamento. Su mente no dejaba de regañarlo por no procurar solucionar los problemas a los cuales estaba expuesto mientras que su cuerpo se quejaba imperceptiblemente. Omitía todo. No tenía importancia.
¿De qué servía levantarse, si sabía que se iba a volver a caer? ¿Para qué sonreír, si en verdad tenía ganas de llorar?
Llorar sin conciencia. Eso era relajante. Porque se desprendía de la responsabilidad de pensar en aquellas cosas disimuladas. Su cuerpo lo hacía por él, reaccionando de esa manera. Eran lágrimas vacías, no era ni de tristeza, ni de añoranza, ni de odio. Eran simplemente el reflejo de algo invisible.
Pero ese día, su cuerpo quería mantenerse firme. Sin demostrar debilidades. Era irónico, si pensaba que estaba a punto de desmayarse, con la fiebre altísima, en cierta forma casi delirando. Fuera del universo real, perdido en otra dimensión. Sus pensamientos se nublaban de vez en cuando, mientras que otros permanecían coherentes. Ilógico.
Tendría que haberle comprado a Goyle su regalo de cumpleaños… En ese momento el pobre Mortífago debería estar llorando porque él no le había mandado nada… Y Harry, encima, preocupado por sus delirios. Qué desagradecido que era, con lo bueno que Goyle siempre había sido con él…
¿Qué estarían haciendo Ron y Hermione? Seguramente estudiando en la biblioteca, con lo histérica que debería estar Hermione respecto a los EXTASIS… Compadecía a Ron, por tantas horas bajo esa presión. Faltarían meses para los exámenes…
¿Y Dumbledore? ¿Estaría sumergido en los planes de la Orden, charlando con Fudge o comiendo caramelos de limón, mientras admiraba el bello paisaje?
Ahora su mente le acusaba de estar evitando pensar en Tom, intentar perdonarlo por lo hecho, haciendo una cuenta nueva en sus vidas. ¿Por qué no volvía a los brazos expectantes del Dark Lord?
La humillación…
Entonces, ¿cuándo y cómo le perdonaría?
No pudo responderse a sí mismo la pregunta, porque eligió ese preciso momento para caer en la inconsciencia.
Respiró pausadamente, buscando aquietar sus nervios, pero era absolutamente imposible. Llevaba horas buscándolo por todo el castillo. Hasta había ordenado a los mortífagos hacer lo mismo, deteniendo el tiempo de crear estrategias, de hacer las rondas nocturnas y de descansar para muchos de ellos. Había recorrido cientos de pasadizos secretos, sin embargo, por la cantidad impresionante que tenía la Fortaleza, sería prácticamente imposible encontrarlo pronto.
Tampoco podía rastrear su aura mágica (y eso que era bastante poderosa; chocaba con la suya propia…) Lo que sólo podía significar tres cosas: o que no estaba en la mansión (imposible, ya que los mortífagos de la guardia deberían de haberlo visto salir o él mismo hubiera sentido como se desaparecía) o que estaba terriblemente debilitado o…
Muerto.
Rogaba interiormente que fuera la segunda opción. Era la mejor de las tres, a pesar de las consecuencias que podría traer. Esa opción conllevaba esperanzas consigo. La posibilidad de poder volverlo a tener entre sus brazos, dolorido, pero a salvo… Ni enfrente de los ojos de Dumbledore ni enterado bajo tierra…
No podría soportar perderlo ahora que…
Había sido totalmente estúpido de su parte abofetear al muchacho, no obstante había tenido que hacerlo para parar las tonterías que Harry había estado diciendo. ¿Realmente… realmente su ángel deseaba… dejar de existir…?
- ¿Dónde estás, Harry…?
La idea de que siguiera en la Mansión, pero debilitado, había dejado de entusiasmarle. Más bien, provocaba otra clase de preocupación. Suponer que el chico no lucharía por seguir adelante si no recibía la atención necesaria…
Parecía una lucha contra el reloj. Sencillamente, esperaba salir victorioso de ella. Era mucho lo que se perdía con cada segundo que pasaba…
O capaz estaba exagerando, pero no sentir el aura…
- Mi Señor…
Interrumpieron sus pensamientos con cautelosas palabras. No queriendo provocar su furia, ni deseando ser víctima de la ira que actualmente formaba parte del aura oscura del Dark Lord. Dejó de lado su meditación, volteándose a mitad del pasillo para ver qué mortífago impertinente quería quejarse de que estaba extenuado. Débiles. No entendía cómo aquellas moscas podían continuar viviendo…
Ja. Snape. Alzó ambas cejas al contemplarlo. El mortífago se inclinó, exhibiendo su sumisión. Lo que menos necesitaba ahora era ver a Snape. Sin embargo, debería tener buenas razones para interrumpirlo, ¿no? Todo por Harry. Respiró hondo, exigiéndose a sí mismo paciencia.
- Dime, Severus.
- Hemos hallado a Potter…
- ¿Dónde? ¿Quiénes? – La expresión inexpresiva de Snape tuvo una sombra de nerviosismo antes de responder.
- Larry Macvied se quedó cerca del lugar para asegurarse del que el chico no huya. Igualmente, estaba inconsciente… O eso parece.
- ¿Dónde?
Era en esas ocasiones en las que se preguntaba que rol jugaba Snape en la guerra... Con su actitud de buen mortífago no le convencería, sin embargo…
Harry era más importante.
Un aroma dulzón penetró por sus fosas nasales. Era extremadamente agradable. Estaba acostado en un lugar blando y cómodo. No había dolor ni nada semejante. Sólo una sensación de paz, de satisfacción. Era casi como estar en el paraíso de su imaginación. No quería abrir los ojos. Sabía que si lo hacía, todo el placer que le provocaba la situación se desvanecería y no quería eso. Deseaba continuar así, puro y alegre.
Hasta que las imágenes reaparecieron y arruinaron todo lo lindo del momento. Convirtiendo todo el sueño en una especie de pesadilla. ¿Dónde estaba? Obviamente que en una cama. O tal vez era simplemente una ilusión, un delirio. Al no sentir dolor, no estaba seguro si era real o no. No podría distinguir.
Sólo le quedaba abrir los ojos y evaluar. Saber a qué debía enfrentarse. Si es que había algo a lo cual enfrentarse. Quizás sólo era un camino hacia la muerte. Aunque parecía muy cálido para serlo. La muerte era la salvación, sin embargo, no la había imaginado tan adorable.
Lo primero que detectó al abrir los ojos fue que no estaba solo. ¿Muertos le acompañaban? Nah. Eso no era la muerte. Parecía una nublosa sombra, a pocos metros del lugar donde estaba él. Igualmente, no le interesaba saber quién era.
La miopía le impedía observar con claridad su alrededor. Condenados anteojos, ¿dónde estaban cuándo se los necesitaba?
- ¿Tal vez aquí? – Escuchó que le decían. Alguien le colocó el objeto requerido. La voz del individuo le sonaba tan familiar, tan liada a sus recuerdos.
No tuvo que ponerse a buscar entre ellos, porque al poder observar bien las cosas, no tardó en reconocer a Tom a su lado. Con un semblante serio, determinado, aunque preocupado. Una sacudida en el estómago le advirtió que sentía algo de culpabilidad al ser el causante de esa inquietud.
Pero Tom también tenía que sentirse culpable. No había tenido ninguna consideración al golpearlo.
- Días llevabas inconsciente. – Informó Tom, intentando iniciar una conversación. Harry hizo una mueca, sin tener ganas de esforzarse en hablar.
Y Tom se dio cuenta de ese detalle, así que calló. Un tenso silencio se produjo entre ambos. Ninguno sabía bien por dónde empezar, si es que querían empezar.
- Estuve muy preocupado por ti.
Lo sabía. Era fácilmente legible en el brillo de sus ojos escarlatas. Pero no servía para remediar la humillación que sentía.
- No deb
La habitación estaba igual que siempre. La única diferencia era que ya no parecía acogedor, sino más bien una prisión. No se sentía el cariño ni la delicadeza. Solamente existía la imagen de la quebradura de algo dentro suyo al mismo momento en que recibió aquella cachetada. No había nada más que recordar más que eso.
El Tom que le había parecido descubrir sólo había sido producto de su mente. Lord Voldemort no le comprendía. Nadie lo hacía.
- No debí haber hecho lo que hice, Harry, pero… No encontré otra forma de hacerte parar.
Nada justificaba el golpe. Nada le había dolido más que recibirlo. Le había despertado. Cómo hubiera deseado seguir durmiendo… No estaría siendo tan negativo con su propia vida.
Pero, ¿para qué seguía respirando? ¿Por qué estaba curado? ¿Por qué no había muerto? ¿Cuál era la misión que tenía en ese condenado mundo más que sufrir desilusiones?
- Te amo, Harry…
Le tomó por la barbilla, intentando mirarle a los ojos para manifestarle su sinceridad. No obstante, Harry le eludió, decidido a no creerle. Tom, sin detenerse por ese detalle, le besó en los labios, en busca de hacerle sentir la emoción de siempre.
Pero fue un beso seco. Impasible. A Harry no le interesaba lo que estaba sucediendo, todo era mentira, todo formaba parte de una mentira.
Tom y Dumbledore no eran tan diferentes como había pensando.
Nunca más depositaría su confianza en nadie. Todos le decepcionaban, se aprovechaban de él, lo usaban para sus necesidades personales, fingiendo sentimientos codiciados por su persona para cegarlo de la realidad.
Había nacido para ser infeliz, condenado a perderse en las sombras del infierno, donde sólo existía el odio y la ambición. Estaba atrapado allí, sin posibilidad de escape ni decisión. Nunca la decisión estaba en sus manos. Era simplemente un muñeco de trapo en manos ajenas, porque no existían las propias.
¿Quién era realmente Harry Potter?
Nadie... Nadie…
No tenía derecho a nada. A ningún placer humano, no vivía en él ni el amor, ni la felicidad, ni la paz… Nada para él… Qué patético era vivir de esa forma, subordinado a la nada.
Podía recurrir a su única forma de escape, aunque ésta fuera fatal, irreversible. Una vez que se decidiera y se llevara a cabo, no volvería a ver los ojos escarlatas de Tom…
Tom… ¿Por qué le había usado de esa manera? ¿Por qué le había mentido…? Todo por Poder. Éste no era una bendición en él, sino su maldición. ¿Para qué quería Poder si todos le mirarían deseando dominarlo…?
Tenía que acabar con ese poder y tenía que hacerlo ahora.
- ¿Terminaste, Potter?
No despegó sus ojos esmeraldas del libro de artes oscuras que estaba leyendo. Sentía la imperiosa mirada de Lucius Malfoy sobre sí, exigiéndole una respuesta. ¿Pero quién se creía que era el maldito mortífago para decirle qué hacer? Él tenía un rango superior desde cualquier punto de vista. No tenía por qué recordarle que había una estrategia que concluir, si el mismo Lucius estaba más distraído de lo normal.
De hecho, la mayoría de los mortífagos parecían sumergidos en sus pensamientos desde hacía algunos días. Voldemort comenzaba a realizar sus reuniones demasiado seguidas para que todo esto fuera una sencilla casualidad.
Se acercaba la hora de un gran golpe y todos estaban a la expectativa de éste. Todos menos Harry, a quien la situación actual le daba igual. No le importaba quién estuviera a punto de morir o no. Aunque se tratara de sus antiguos amigos…
Ya nada era trascendental.
De hecho, a Harry le habían dicho los puntos fundamentales de la estrategia que tenía que hacer, le habían entregado un mapa de una zona de alto nivel, pero ni siquiera se había interesado en hacer sus normales preguntas para estar informado al respecto. Se limitaba a elaborar lo pedido de la mejor manera posible. No sabía por qué seguía insistiendo en la perfección de su trabajo, sabiendo que todo en lo que había creído se había ido por la borda. Francamente no quería levantar sospechas con una actitud desinteresada.
No obstante, su desinterés era sumamente percibido por Tom. Su actitud ácida, reservada. Su silencio. Su resignación. Todo encendía la alarma intuitiva del Dark Lord, que no le dejaba ni un segundo solo, privándole de las mínimas libertades. Le examinaba cuidadosamente, en busca del origen de su cambio de actitud. Aunque bien sabía la razón, no hallaba una forma de remediarlo.
Y tampoco le encontraría si la seguía buscando en el muchacho, pues éste estaba fijo en su pensamiento de jamás perdonarlo, de no volver a caer en la trampa, a pesar que su corazón se desplomase al mismo tiempo. Total, ya nada importaba. Ni los sentimientos ni los pensamientos ni los valores. Faltaba poco tiempo para librarse de todo eso. Sólo necesitaba…
- Potter, será mejor que respondas mi pregunta…
- No. – Respondió con ligera burla, conectando sus ojos con los grisáceos de Malfoy.
Pudo percibir un ligero aumento de color en el rostro de Lucius por la rabia, pero fue casi invisible.
- Déjale, Lucius. El Señor ya se encargará de él. – Intervino una tercera persona. Severus, como siempre.
- Pero mientras tanto, perdemos tiempo, Snape. – Replicó Malfoy, en desacuerdo con su camarada.
Severus emitió una mueca, pero siguió escribiendo su parte de la estrategia. Eran un trío curioso de trabajo. Todos odiándose continuamente. Esa era una de las grandiosas ideas y ambiciones del Dark Lord, al parecer…
- No tenemos tanto tiempo como parece que supones. – Prosiguió Malfoy, en un tono soberbio. – Y si no lo entregamos a tiempo… - Severus alzó una ceja, mirándole fijamente, como retándolo a terminar la frase.
- ¿Le tienes miedo a la tortura? – Le provocó Severus.
- No. – Respondió Lucius, sospechosamente de inmediato. – No quiero decepcionar al Lord. Quiero cumplir con sus expectativas… ¿Y tú, Severus? – Harry les miró de reojo, deseando saber también la respuesta.
- Lo que tenga que suceder, sucederá. – Murmuró el antiguo maestro de pociones.
Por un veloz y mínimo segundo, los ojos negros profundos de Snape se encontraron con los de Harry. Un segundo que bastó para que ambos dedujeran el pensamiento del otro. Una poderosa barrera se había alzado entre ellos, impidiéndoles el entendimiento anteriormente. Y por ese pequeño segundo, pudieron superarla. No que Harry quisiera, pero…
Snape encontró la indiferencia de Harry ante la situación, cosa que le sorprendió, pero supo ocultarlo. Semanas, días antes, el muchacho había estado decidido a quedarse en la Fortaleza. Ahora quería abandonarla, pero lo que Snape no sabía que no se refería sólo a físicamente sino que era un pensamiento mucho más recóndito.
Sin embargo, una llama de esperanza brilló momentáneamente en los oscuros ojos. Podría lograr el regreso de Potter… Solamente tenía que trabajar en eso.
- ¿Acabaste con eso ya, Potter? – Volvió a cuestionar Lucius.
Harry le ignoró, dejando de lado el libro que había estado leyendo y poniéndose a escribir en un pergamino una conclusión que había sacado. Las barreras de magia blanca que debían reducir eran muy poderosas, pero no existía ningún hechizo que no pudiera ser repelado, sobre todo si se hablaba de la poderosa magia oscura. Todo llegaba a su final…
De hecho, las barreras eran demasiadas para que fuera alguna simple institución mágica. Dudaba que fuera Hogwarts (los mortífagos no estarían tan tranquilos), pero capaz el Ministerio…
Los planos no coincidían con la imagen mental que poseía de sus últimas visitas al lugar. No obstante, no había otro lugar de esa categoría en su memoria…
- Potter, estoy comenzando a perder mi paciencia. – Susurró Lucius amenazadoramente. En vano, pues la indeferencia de Harry era infinita.
- No es un gran logro, a decir verdad. – Opinó Harry, sonriendo burlonamente. - ¿Desde cuándo tienes una gran paciencia? Obviamente no desde que llegué… - Un golpe seco y algunos libros cayeron al suelo. Definitivamente, Lucius no estaba de humor…
- ¡Potter! ¡Dame el condenado trabajo o no me detendré a medir las consecuencias! ¡Y El Señor estará de acuerdo!
- Me da igual. – Dijo Harry. Sinceramente. Lucius se quedó de piedra, no esperándose esa contestación.
- ¡No deberías gozar de los favoritismos que te ha dado mi Señor! ¡Desacreditas su nombre!
- ¿Y? – Preguntó Harry, alzando una ceja escépticamente.
Con un bufido, Lucius se dio la vuelta y salió rápidamente de la sala, no soportando la arrogante presencia de Potter a escasos metros de él. El joven rió, entretenido por haber logrado su cometido una vez más. Ahora sólo faltaba Severus para poder ser libre y llevar a cabo sus planes…
No contaba que en ese preciso instante, el Dark Lord entrara en la habitación y volviera a arruinar sus proyectos. Con una expresión sólida en su rostro, Voldemort les observó evaluadoramente. Severus hizo una ligera inclinación a penas ingresó en la sala mientras que Harry desvió su mirada, sin deseos de encontrarse con la imagen de Tom enfrente de sí.
- Puedes retirarte, Severus. – Más que permitirlo, le estaba ordenando que lo hiciera. Snape asintió en silencio. En segundos Tom y Harry volvían a estar solos.
Y ese era uno de los momentos que Harry más odiaba, ya que Tom quería volver a conseguir su confianza, obtener una respuesta a sus preguntas. Volver a sentir la sinceridad del joven hacia él y no esa dolorosa apatía…
Un tenso silencio se formó. Tom se sentó al lado del joven, el cual estaba terriblemente concentrado en la revisión de la información obtenida en ese día.
- Puedes dejarlo por hoy, Harry. Quiero hablar contigo.
- No tenemos nada de qué hablar.
- Sí, y lo haremos a pesar de que no quieras.
- Pensé que eras diferente, Tom. – Le cortó Harry, accediendo a mostrarle levemente sus pensamientos. – Y ahora puedo ver que siempre tuve la verdad ante mis ojos, pero me engañaste, haciéndome caer en tus trampas. Siempre fui sólo Poder para ti. Ni siquiera sé que es lo que me detiene a desaparecerme de aquí… - Antes de que pudiera continuar con su discurso, Tom le tomó fuertemente de la barbilla, obligándole a mirarle a los ojos.
- ¿Qué es lo que te lleva a esa conclusión, Harry? – Forcejeó para separarse de Tom. El contacto con aquella cálida piel le torturaba, le hería. Revivía los recuerdos. Los remordimientos.
- Nunca me comprendiste. – Dijo Harry, fríamente, disimulando todo su conflicto interno. – Me usaste, como todos.
- Harry…
- Por una vez, detén tus mentiras. – Pidió Harry, queriendo terminar todo aquello más que otra cosa. – Por una vez, háblame con la verdad. No me pidas perdones que sabes que no obtendrás. Ni me mires fingiendo arrepentimiento. Eres Lord Voldemort. Siempre lo serás. Nunca me amaste ni nunca me amarás. Déjame vivir en paz, si sabes lo que significa esa palabra.
Silencio. Un silencio que escondía debajo de sí palabras no emitidas y emociones reservadas. Un silencio que fue la base del valor de Harry de alejarse de Tom definitivamente y acercarse a la puerta de la habitación. Voldemort no lo detuvo. Simplemente le observó. Y Harry le devolvió la mirada, sorprendido que no le restringiera la salida.
- Si quieres volver a Hogwarts, no te lo impediré. Es tu decisión.
Y toda decisión tiene sus consecuencias.
Harry salió de la habitación, sin mirar atrás.
