Hola!
Henos aquí después de unas semanas sin publicar nada.
La verdad es que he estado hasta el cuello de trabajo y mi rutina cambió demasiado en los últimos dos meses como para quedarme energía de nada. Todos los cambios para mejor, al parecer uwu
Tengo esto desde hace semanas en el baúl y creo que lo mejor es seccionarlo, para irme quitando presión. Será probablemente un tri shot. La segunda parte la estaré subiendo el sábado.
Capítulo I
"No soy gay(?)"
Kuvira no sabía en qué momento se había dejado convencer por Wei y Wing. No era una buena idea, en ningún universo, que dejara que sus hermanos adoptivos la convencieran de nada. Después de su loca adolescencia y extendida época rebelde, Kuvira había dejado de participar en sus bromas, pero siendo su hermana mayor, a veces la podías encontrar conduciendo de regreso a casa en medio de la madrugada con ambos gemelos pérdidos en el asiento trasero. Todo para que Suyin, la madre liberal, pero poco paciente, no se enterara.
Aunque ser hermanos adoptivos no evitó que con el tiempo Kuvira y Baatar, el mayor de todos ellos, se sintieran mucho más apegados. Será que posiblemente Baatar ya era lo bastante mayor como para crecer con la impresión de que Kuvira era de verdad su hermana, a diferencia del resto de hermanos más chicos.
Kuvira, de tez morena clara, rasgos fuertes que podían pasar por androginos, su sensual lunar, largo y espeso cabello negro, no era una belleza clásica. Era dura como la roca que controlaba. Y Baatar era muy tranquilo, un estirado a los ojos de la pequeña niña rebelde. No se habían llevado bien al llegar la pequeña con su familia adoptiva… Y con los años, los patitos feos crecieron a algo muy superior a un par de cisnes. Pasados los peores años de rebeldía de la niña, y de reclusión voluntaria del niño, se reencontraron y descubrieron nuevos y mutuos intereses. Los mismos que al final no bastaron para hacer florecer un amor duradero, pero sí una amistad, que gracias a la inexperiencia los dos confundieron con pasión.
Así que Wing y Wei, en agradecimiento por su mucha y valiosa ayuda, le insistían constantemente en conseguirle un novio. Uno de verdad, no parecido al aburrido de su hermano. Y en una de esas, saliendo de una horrible cita, platicando los tres en un parque, empezaron a calificar gente. Wei ya había expresado su gusto por algunos hombres, por lo que ofrecía opciones a Kuvira, y después de algunos cuantos, ella también se sintió de ánimo y les siguió el juego.
Cuando Wing ofreció una buena crítica sobre una hermosa joven, y Kuvira lo secundó sin pensarlo, poniéndose nerviosa como no la vieran jamás sus hermanos, lograron sacarle la sopa. Aparentemente su relación con Baatar tampoco había funcionado porque a la pelinegra le llamaban más la atención las féminas últimamente.
Como todo secreto, una vez descubierto por los gemelos, obviamente se volvió de conocimiento general. Opal, la única hermana de Kuvira, estaba más que emocionada y decidida a participar ahora más que nunca en la cacería por la pareja perfecta para su hermana adorada. Tampoco tuvieron el mejor inicio siendo niñas, y pasados los años y la adolescencia, aprendieron a convivir y ahora en verdad se sentían como hermanas, o al menos como amigas.
Kuvira, que trabajaba en la rama de seguridad de las empresas Beifong, no tenía ganas de más citas. Y ante la insistencia de sus hermanos, ya había terminado en tres el último mes, y la última, había sido de lo más ridículo. Parecía una mina agradable, pero desde el inicio fue mal. Kuvira, que seguía explorando este lado suyo (y por eso aceptaba las citas de sus hermanos, ya que por sí sola se congelaba al intentar quedar con alguna mujer), intentó halagarle el vestido y el maquillaje, y la chica hizo comentarios sarcásticos acerca de que con sus piropos no conseguiría llevarsela a la cama.
La pelinegra se quedó fría.
No quería llevarse a nadie a la cama. Todavía estaba intentando decidir si de verdad su admiración por la inteligencia y belleza de algunas de sus congéneres, era más que admiración.
Ahora ya no sabía si intentar ser amable, más fría o que. Pero cuando no le abrió el asiento a la mesa para que se sentará, lanzó un comentario pasivo acerca de los malos modales actuales. Kuvira no sabía qué hacer con esta mujer. Quizá los hombres tuvieran algún punto al decir que las mujeres estaban locas. La mujer del lunar ya no los juzgaría tan duramente.
La cita fue de mal a peor.
Al final, Kuvira miró como un verdadero alivio recibir una llamada de Shri Tai, su subjefe de seguridad (y que en su día de descanso solo podía significar problemas), tomó la llamada, le habló a un mesero, dejó dos billetes de mil yuanes y salió corriendo de ahí, aliviada, ya sin hacer caso de la mirada sentida de su cita, rumbo a resolver una crisis con un infiltrado. Ese problema le dio bastante tiempo para calmarse y distanciarse de la cita como para no matar a sus hermanos por no tener un poquito más de criterio. Y fue la gota que derramó su vaso. No quería saber nada más de citas ni mujeres locas y hombres apocados o egocéntricos.
—Mako... — Korra se detuvo en seco al entrar a su habitación y descubrir a su novio con su mejor amigo en la cama... durmiendo.
Completamente vestidos. Mako haciendo de la cucharita grande. Abrazados.
Incluso tenían los zapatos puestos. No tenía sentido. Su primer reacción fue quedarse con su extrañeza y salir de la habitación que compartían en silencio.
Ahora que estaba sentada en la sala y a la luz de los nuevos hechos, pudo ver los meses pasados con diferente cristal.
Mako nunca había sido un novio excesivamente cariñoso, pero Korra tampoco necesitaba de eso. Su contacto físico principal, fuera del sexo, era durante sus entrenamientos de artes marciales mixtas. Cada uno era competidor profesional y por eso se habían conocido, en un gym.
De eso ya tenía casi tres años.
Pero Mako era detallista en otros aspectos, sus regalos eran significativos y excesivamente planeados. A veces podía sorprender a Korra con alguna notita empalagosa y le hacía el mes. Era muy respetuoso de "esos días" y aunque podía morir de pena, no tenía problema en comprarle productos de higiene femenina si Korra se había olvidado de comprarlos. Era el que más cocinaba de los dos. Entre su orden y recatamiento, y el desborde y exuberancia de Korra, además de uno o dos rompimientos durante el primer año, habían aprendido a tener un equilibrio. Eran excelentes compañeros de cuarto. Mako había aprendido a relajarse un poco, y Korra a detenerse y escuchar atentamente.
Los últimos meses, sin embargo, sabían a amistad más que a pasión. Ya no sentía la chispa cuando hacían el amor, además de que el número de ocasiones había bajado hasta uno en los últimos cuatro meses. Mako estaba empezando una nueva serie de entrenamientos y Korra estaba diseñando un plan de negocios para abrir su propio gym y centro de rehabilitación, y se había concentrado en eso. Cada quien salía con sus amigos, y ya. Ahora entendía que lo que era para ella salidas de verdad entre amigos, con Asami, su mejor amiga de toda la vida, Iroh, el novio de Asami, Bolin y su nueva novia, Opal, e incluso con sus primos Eska y Desna, no era lo mismo concepto para Mako con Wu.
No se imaginaba para nada esto.
Quizás ni siquiera Mako se había dado cuenta. Así como era de obtuso para los sentimientos, lo poco que le gustaba pensarlos y hablar de ello.
Apenas tenía un año de conocer a Wu, un joven y exuberante niño rico, que sin embargo tenía visión de negocio y que estaba buscando algún buen partido para promocionar con su herencia. Al principio a Korra, además de mimado y fuera de lugar, le había parecido molesto y pretencioso. Con los meses descubrió que aparte de todo eso, tenía un buen corazón y un gran instinto de oportunidad. Además de que pasando un tiempo con Korra, aprendió a hablar con mucha más libertad, pues Korra era una gran oradora que estaba dispuesta a hablar con ex convictos, alcoholicos y jóvenes con pasados dudosos y futuros inciertos, para que a través del deporte, expresaran todo eso que tenían dentro y no sabían articular de otra manera.
Sin dura Korra era de lo mejor.
Wu había visto un nuevo mundo. Acompañando a Korra y Mako, en alguna de esas rondas que tenían en los barrios bajos donde había crecido el maestro fuego con su hermano, sin duda Wu no había visto nada igual en el transcurso de su vida. La experiencia le abrió los ojos y le hizo replantearse toda su vida y poner los pies en la tierra.
Así que le había ofrecido a la feliz pareja su ayuda, pues Korra soñaba con tener un lugar propio donde la gente pudiera reunirse para pasar un buen rato, y tener un círculo de apoyo. Wu apoyaría la carrera en ascenso de Mako y les ayudaría a invertir en el dojo y centro que Korra deseaba.
Así que cada vez pasaba más tiempo con ellos, y cuando Mako tuvo que salir a su primera gira de peleas importantes, se fueron los dos solos y Korra siguió trabajando para tener a punto su propia gira y seguir con el plan de negocios. Wu sin duda era extravagante, y al principio no dejaba de coquetear ni con Korra ni con Asami, para el desagrado de las dos. Así que no le veía mayor problema. Mako tuvo que ponerle un alto en algún punto, pero después de eso todo iba como la seda.
Ahora entendía que poco a poco la amistad, muy improbable de los dos hombres al principio, había crecido a algo más. Y sí, era muy cierto que quizás Mako todavía no lo internalizara. Wu estaba mucho más conectado con su lado femenino y Korra no estaba segura si el niño rico sería capaz de ir enredando al ingenuo de Mako poco a poco.
Porque su novio era incapaz de engañarla con un hombre.. si fuera una chica, bueno. No habían tenido buenos inicios por algo.
Después de una hora, los dos seguían muy dormidos en su cama. Y ella no sabía bien todavía qué pensar, así que se salió del departamento y buscó por Asami. Ella por supuesto que la recibió en su casa, y cuando ya estaban las dos sentadas en la barra de la cocina con un café bien cargado entre las manos, fue que Mako le marcó.
—Hola, amor, ¿está todo bien? Creí que llegarías a cenar. Ya es un poco tarde— Le dijo Mako en alta voz mientras Asami escuchaba.
—Todo bien, Mako. Me encontré con Asami en el centro comercial y venimos a su piso. Creo que me quedaré con ella para cenar y ver una película. ¿No hay tema, verdad?
—Claro que no, amor. Dale saludos de mi parte. Me alegra que estés bien solamente. ¿Te veo mañana temprano?
—Tal vez salgamos para correr y así, ya que Iroh sigue en su viaje en la Nación del Fuego, tal vez nos veamos más tarde.
—Okey. Cuidense.
Asami se le quedo viendo desde detrás de su propia taza, con una ceja ligeramente elevada y Korra sabía que se estaba aguantando una sonrisa.
—Conozco a Mako durante el mismo tiempo que tú, Korra, y no podría hablarte tan normal si estuviera engañándote. ¿Recuerdas esa vez que ni siquiera te podía mirar a la cara para decirte que había derretido tus guantes favoritos?— Le dijo Asami.
—¡Agh! ¡Lo sé!— Korra se sostuvo la cabeza con las manos mientras apoyaba los codos en la encimera —Pero si los hubieras visto... ¡Mako ni siquiera duerme en el mismo sentido que yo! ¿Y ves cómo siempre se queja de las bromas tontas de Wu? Pero yo sé que de verdad le dan gracia por el modo en el que frunce los ojos— Dijo con nostalgia. —Creía que eso era tierno de él...
—Te entiendo... Iroh jamás admitiría que le gustan los patotortugas pero sé que le encantan solo por su expresión si llegan a colarse en una conversación.
—No sé qué voy a hacer, Asami— Exclamó Korra derramandose sobre la encimera y mirando desesperada a su mejor amiga.
La ojiverde dejó su taza sobre la superficie marmoleada con lentitud y después miró a Korra directo a sus ojos de mar.
—Tienes que hablar con él— El ceño de Korra se frunció con más dolor. No quería escuchar ni hacer eso —No, Korra, de verdad tienes que hacerlo si quieres llegar al fondo de esto. ¿No quieres que explote como lo de Jargala, verdad?— Los ojos azules se abrieron con sorpresa. No era lo mismo y Asami lo sabía. Era un golpe bajo para hacerla reaccionar, que levantara la defensa y se preparara para atacar. A veces era todo un fastidio que la conociera tan bien.
—Eso es tema pasado, y lo sabes bien, Asami. Lo de Jargala fue... culpa de las hormonas y Mako lo sabe.
—Todos lo sabemos, Korra. No te culpo... Jargala tiene ese toque de chica mala que también te llamó la atención de Mako al principio, con eso de que andaba con algunos tipos de la Triple Amenaza.
—Sí, y al final resulta que es igualito a Naga y le gusta abrazarse con Wu— Volvió a suspirar.
—Sé que Mako puede ser tierno a su modo, y le cuesta trabajo hablar de sus sentimientos. No puedo creer todo el tiempo que le costó admitir que tú también le gustabas. No era nada sutil.
—¿Vendrás conmigo?— Le suplicó con ojos de cachorro.
—No, Korra. Yo creo que esto es algo que tienen que arreglar ustedes como pareja. No creo que a Mako le guste que esté ahí con ustedes cuando estén tratando un tema tan delicado. Y más si él no ha podido procesarlo. Sabes lo obtuso que puede ser.
—A lo mejor.. tienes razón, en realidad ya lo había pensado pero... teníamos tantos planes— Suspiró la maestra agua con pesar.
—Esos planes pueden seguir en pie. Las cosas no tienen que terminar mal, aunque no funcionen como lo tenían pensado.
—Está bien, tienes razón. No se que haría sin tí, Sami.
—Seguir sentada en tu sillón cuestionandote la vida entera— Se rieron las dos.
Hicieron justo lo que Korra le dijo a Mako: cenaron, vieron una vieja película, con Korra recargada en el regazo de Asami, porque se sentía vulnerable y el cuerpo de Asami era un refugio seguro, después de entrenar tantos años juntas, aunque Asami rara vez participaba en algún torneo menor, casi siempre por acompañar a Korra a algún destino agradable. Al día siguiente salieron a correr y después a desayunar. Cuando Asami ya tenía que regresar a su apretada agenda como heredera de Industrias Futuro y prometida del jovén príncipe de la Nación del Fuego, Korra ya no tuvo más remedio que llegar a su casa, el hogar que llevaba construyendo con Mako durante casi dos años.
—Hola, Korra— Le sonrió su novio para recibirla.
Tenía puesto su delantal, y eso siempre significaba que de verdad estaba enfrascado en la cocina. A veces Korra era como Mako, tampoco sabía ser sútil, y prefería sacarse las espinas con brusquedad.
—¿Estás solo?— Preguntó para asegurarse, sin que Mako reparara en su tono peliagudo.
—Sí, Wu se fue anoche después de cenar y lo veré en la noche para checar los resultados de la última campaña con Varrick Pelis— Le respondió de manera distraída, sin darse cuenta que Korra no tuvo que referirse a nadie para que supiera que se hablaba directamente a Wu en su pregunta.
Korra siguió dando vueltas por ahí hasta que Mako la sintió rara.
—¿Pasa algo?— Le preguntó una vez que dejó cociendo los fideos con la salsa para agarrar sabor. Eran de los favoritos de Korra.
—Tenemos que hablar— Las terribles palabras.
Mako dejó todo y le bajó al fuego a la estufa.
—¿Qué pasa?
—Mako, ayer...— No. Asami le había dicho que no podía empezar acusandolo. Porque los dos eran imperiosos maestros y poderosos peleadores. —No... ¿Te has sentido diferente últimamente?— Casi podía ver a Asami sonriéndole con aprobación.
—No, yo estoy bien... Excelente de hecho. Todo está yendo de maravilla. ¿No te sientes bien tú?— Los dos estaban de pie en medio de la estancia, con los cuerpos rígidos, listos para pelear si hacía falta y Korra no quería eso.
—No, Mako... No me he sentido del todo bien contigo. Sé que hemos estado muy ocupados con toda la planeación, tu gira, la apertura del dojo y los entrenamientos... Y Wu— Dijo con una intención al final.
—Lo sé, lo sé. Sé que ya no pasamos tanto tiempo juntos, y sé que valdrá la pena al final. Todo el trabajo duro que estamos haciendo, todos tus planes, serán grandiosos. Ya lo verás. Sabes que siempre te apoyaré en todo lo que quieras hacer, y tomar esta oportunidad con Wu nos acerca a la meta que queremos— El corazón de Korra tembló con sus palabras.
—¿Es por eso que aceptaste la gira de promoción?
—¡Por supuesto! Es decir, me encanta pelear, y viajar con Wu tiene sus ventajas, pero esto nos dará la ayuda que necesitamos para que el gobierno voltee a ver el verdadero problema de esos barrios. Y ese es tu sueño, quiero ayudarte a lograrlo.
Esto no estaba yendo para nada como Korra lo había pensado. Las palabras de Mako resonaban con amor y calidez. Sentía su apoyo y su preocupación. La suave emoción que manaba de todo su cuerpo al imaginarse lo que los dos habían ideado en algún punto del último año. Algo de lo que llevaban hablando desde hace cuatro años, cuando solo eran adolescentes con las cabezas calientes para pelear a la menor provocación, y se hicieron amigos cuando pudieron admitir que los dos eran excelentes peleadores.
—No importa lo que pase, ¿recuerdas? Siempre te apoyaré, Korra.
Pero la morena no podía seguir mintiendo a sí misma. Tenía que despejar las dudas.
—Lo sé, Mako. Pero hace tanto que no me tocas... Es como si ya no me desearas— Mako se puso rojo.
—No es eso. Lo prometo. Eres hermosa y yo... solo he estado muy cansado. Es solo eso— Le aseguró.
—¿Estás seguro que no tienes algo más que decir a eso?— Insistió.
—No sé a dónde quieres llegar— Mako al fin se alejó solo un poco de Korra y ella lo retuvo tomándolo del brazo.
—Mako... Ya no te siento igual que antes. Y ayer... ayer sí llegué a casa— Mako frunció la mirada en confusión.
—¿Entonces lo de Asami...?
—No. Primero llegué aquí. No pude quedarme y por eso me fui con Asami, y hablé con ella.
—No te estoy entendiendo, Korra.
—Mako, te vi acostado con Wu.
La cara del maestro fuego se congeló. No sabía a qué se refería Korra. Solo se había recostado un rato con Wu, se quedaron dormidos y despertaron algo tarde, y fue cuando llamó a Korra para saber de su estado.
—Estábamos cansados después de la rueda de prensa.
—Lo entiendo. Es el modo en el que estabas acostado con él. Lo estabas abrazando.
—No, yo no... —Pero la verdad es que no estaba seguro. Solo recordaba que tenía el aroma de Wu todo pegado al cuerpo. Y que no le desagradaba eso.
—Mako, ni siquiera abrazas a Bolin... o a mí— Le dijo Korra como si estuviera sufriendo un aneurisma.
—No, espera, Korra. ¿Qué es lo que estás insinuando? ¿Qué te estoy engañando con Wu?— Mako necesitaba sentarse.
—Creo que él único engañado aquí, eres tú— La morena lo ayudó a que se sentara en el sillón donde ella la noche previa estaba igual. Tratando de asimilar una realidad que no querían afrontar.
—Pero yo no soy gay— Dijo Mako con la voz plana. Sin emoción.
—Y yo tampoco hasta que apareció Jargala— Le recordó Korra, recordando a su vez el incisivo comentario de Asami. —¿Es eso lo que te preocupa? ¿Qué no eres gay?— No pudo evitar una risita incrédula.
—¿Qué? ¡No lo sé! Mi novia, a quien le estoy preparando su comida favorita, llega de repente a decirme que la engaño con un hombre— Atacó Mako.
Y en ese momento los dos recordaron los fideos en el fuego. Corrieron a la cocina y todo el fondo de la pasta ya era carbón.
—Esto es un desastre.
—Lo siento, Mako.
—Korra... Yo te amo a ti. Wu es... mi amigo. Es molesto y entrometido, un egocéntrico, y no sabe nada de la vida, pero ha cambiado mucho en estos meses y creo que de verdad está comprometido con nuestra visión.
—Y tú lo has visto crecer, y te ríes con él. Y lo abrazas mientras duermen juntos. Mako, yo también te amo. Y quiero que seas feliz, y ya no lo eres conmigo— Los dos se quedaron viendo la sartén de fideos calcinados. ¿Era una tonta alegoría de su relación?
Habían sido el encuentro furioso de un volcán en erupción y el mar tormentoso.
Hasta que la lava se enfrió y el mar la había abrazado creando nueva tierra.
El volcán que se había apagado, volvía a escupir su calor, de manera mesurada ahora que tenía una vía, y el mar la recibía con gusto, sabiendo que no era ya necesario para contener la violencia del volcán.
El mar no se alejaría del volcán, que ahora tenía tierra fértil a su alrededor. Al menos no durante mucho tiempo.
—Iré a quedarme unos días con Asami— Le anunció Korra y él no tuvo fuerza para detenerla.
Sabía que Korra poseía algo de verdad. Y a él le inquietaba tanto examinar su corazón que solo hasta que era obvio para todos los demás, menos para él, es que debía de enfrentar las situaciones.
Los siguientes meses fueron muy duros. Casi rompían su convenio con Wu. Asami vio tan triste y derrotada a Korra que le aseguró que si no mejoraba la situación con Wu y Mako, ella misma convencería al Concejo de impulsar las ideas de mejora social de Korra. Mako perdió sus siguientes peleas, hasta que Wu, más allá del enojo y la frustración del dinero y el prestigio perdido, se acercó con él y el maestro fuego ya no pudo ocultar más lo que le carcomía la sanidad.
Wu lo miró piadosamente antes de revelarle que él sí lo amaba. Y que sentía mucho los problemas que le había causado. Pero no sabía de qué otro modo tener callado su amor, al menos tener esos momentos, íntimos y mínimos, lo refugiaban un poco. Aunque sabía que no eran del todo correctos.
Se alejaron hasta que Mako pudo poner en orden sus sentimientos, pensamientos e identidad. Lo cuál no era nada fácil. Seguía amando profundamente a Korra, de eso no tenía duda. También sentía algo poderoso por Wu, que ahora ya no podía seguirlo etiquetando dentro de amistad. Además de descubrir que no era hetero. O que podía resultar que no era hetero. Sin duda no era algo fácil para un hombre cómo él, que tuvo que absorber todos los golpes que la vida le dio, para proteger a su hermano, y aprendió lo que es "ser hombre", de parte de pandilleros y criminales. Y dentro de todo eso, estaba no ser un "marica".
N.A.
La verdad es que salió mucho más trasfondo para Korra de lo que pretendía, pero ya tomando forma, no podía ignorarlo.
Espero que les llame la atención y ya veremos el siguiente cap más centrado en Korra y Kuvira.
Los reviews y favs siempre me alegran el día :3
Carpe Diem
