Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo los uso solo para crear historias y nada más, lo único de mi propiedad es el ordenador y las ganas de escribir

"... " están pensando

... cambio de escena

(...): una que otra aclaración de la autora

Capítulo I: Recordando nuestro primer encuentro

Era un mañana como todas, las blancas nubes abriendo paso a los destellos de sol que amenazaban con entrar por la ventana, acompañados del canto de los pájaros y la brisa, aquella brisa matutina que provocaba una sensación extraña en su cara, obligándola a arroparse más en su cama y aferrarse más a sus sueños. Era el desfile de acontecimientos de cada mañana, la misma rutina de todos los días. Mas, el esfuerzo por no despertar fue en vano, pues otro enemigo había unido fuerzas para no dejarla continuar en ese mundo tan suyo, el único que podía controlar a su manera, el único que de una u otra forma era perfecto...

- ¡Ring! - sonó el despertador disipando el tranquilo ambiente de su habitación, insinuándole que había llegado la hora.

Pero no le iba a ser tan fácil, no pensaba dejarse vencer por el ruido... no sin antes entablar una fiera batalla, después de todo ¿Quién quiere ser arrebatada de un sueño profundo y acogedor como el que estaba teniendo en esa mañana?...

La estrategia funcionó bien, bastó un solo golpe para que en el suelo de su habitación terminara el tormento, al fin había paz y tranquilidad de nuevo, sin embargo aquella contienda había dejado una secuela, pues a pesar de haber salido victoriosa, ya no podía conciliar más el sueño, todo se había desvanecido – "Qué difícil puede resultar a veces el descansar en día sábado" - pensó todavía un poco fuera de sí.

- Otro día más... - dijo algo enfadada, aún no entendía el porqué de la ansiedad de su familia de asistir a esos tontos días de campo; tenía que admitir que la mayoría de las veces se la pasaba bien, pero ¿por qué tenía que pagar un precio tan alto como levantarse en la mañana en fin de semana por unas simples horas de diversión? No, no lo valía.

- ¿Qué usaré hoy?, a ver quizá éste...o no, tal vez éste...no, mejor éste...o puede ser que éste... - decía mientras que, conforme pasaba el tiempo, más vestidos inundaban el suelo de su habitación, qué complicado era decidir que usar, la verdad, a veces no entendía el por qué de tanta preocupación por su apariencia; debía admitir que aunque nunca fue descuidada del cómo se veía, últimamente ese aspecto estaba tomando una importancia enorme, y no tenía planeado quedarse tranquila sin saber la razón...

- Tengo que averiguarlo, después de todo no es fácil despertar un día y darte cuenta que de un rato al otro las cosas que las tenías un poco descuidadas empiezan a ser indispensables y muchas de las que te importaban pasan a segundo plano - dijo en tono de consolación para sí misma y de reproche a la vez, no podía negar que se sentía muy descontenta al darse cuenta que su vida empezaba a cambiar, y hasta sentía un poco de escalofríos al saber que estaba creciendo.

De pronto una idea, un poco arrebatada brotó entre muchos otros pensamientos que rondaban su cabeza... - Talvés será que..., no, no lo creo, además he visto muchachos mejores que él, y no por eso he cambiado - musitó con un poco de fastidio, debía estar equivocada, pues ella no podía cambiar solo por "un..., un..."

FLASH BACK

Luego de una larga hora de viaje habían llegado, podía ver claramente las imponentes puertas que se abrían ante sus ojos... La hacienda era hermosa, tenía un toque antiguo, pero con acabados elegantes que la hacían ver más imponente de lo que ya le había parecido, no podía evitar asombrarse al ver tantos jardines y tantos árboles, hasta podría decirse que era el lugar ideal para relajarse y pasarla bien.

- Esta es la casa de mi jefe, el Sr. Inutaisho - murmuró su mamá

- Es más hermosa de lo que me habían contado – volvió a decir su madre con destellos de impresión en sus ojos,

- Kagome y Souta espero que se comporten bien y no hagan destrozos, especialmente tu Souta- y terminado de decir esto se dispusieron a bajar del auto.

- Será un largo día – pensó la muchacha de cabellos color azabache, mientras dibujaba en su rostro una expresión de tranquilidad cargada con un dejo de expectativa por lo que aquel día de campo le depararía.

Por otro lado, los demás empleados también habían llegado, cada uno con sus familias, y claramente podía observar en todos la misma expresión de asombro, al parecer nadie había esperado encontrar lo que se ubicaba delante de sus ojos...

- Buenos días con todos – se escuchó decir a una voz ronca y seria, - espero que se diviertan mucho – replicó soltando una carcajada y con esto se retiró, dejando a todos los presentes con una mueca de aprobación, era impresionante como en tan poco tiempo, pudo percibir el dominio que ejercía sobre los invitados la presencia de aquel extraño hombre.

- Ese es mi jefe, del que les hablé – explicó su madre –Sé que tiene dos hijos, espero que se hagan amigos – y diciendo ésto, su madre se retiró en compañía de su abuelo hacia una de las carpas que se hallaban preparadas para los visitantes, mientras que su hermanito corría con dirección a las mesas de caramelos que se divisaban cerca de la piscina.

Miró a su alrededor una y otra vez, como queriendo grabar en su memoria cada detalle, cada fragmento de aquel lugar, hasta encontrarse con la cara de una sonriente muchacha, que muy cariñosa la saludaba

- Hola, soy Sango ¿y tú? – preguntó la recién llegada a la muchacha pensativa que se había topado en el camino.

- Soy Kagome Higurashi - contestó ella con la misma alegría que lo hubiera hecho segundos antes la persona con la que empezaba a conversar. - ¿Tus papás también trabajan para la compañía? – preguntó, como tratando de prolongar la conversación que recién iniciaba.

- No, mis padres son amigos de muchos años de la familia, además Inuyasha me invitó, y no podía negarme – respondió Sango con la mayor serenidad posible, dándose cuenta de que había confundido un poco a su nueva amiga, por lo que aclaró – Él es mi mejor amigo, hijo del señor Inutaisho –

Al escuchar esto, Kagome se sintió un poco intrigada, quería saber quién era ese joven, era como si algo le dijera que debía conocerlo, - "que extraña sensación" – pensó..., auque no permaneció mucho tiempo en ese estado pues Sango la volvió a cuestionar

- ¿Te sucede algo?- preguntó Sango a una ensimismada Kagome

- No, nada, es solo que me siento un poco perdida entre tantos desconocidos- se justificó ella

- No te preocupes te presentaré a todos mis amigos, ven conmigo – y diciendo esto tomó a Kagome de la mano y la condujo al interior de la casa.

Minutos después, luego de haber recorrido una gran cantidad de gradas y de pasillos, Kagome se dio cuenta que habían llegado a su destino, veía como una puerta de madera se mostraba ante sus ojos, no pudiendo evitar leer el gran dibujo en ella que decía 'NO ENTRE, GENIO TRABAJANDO'

- Listo - dijo Sango mientras dejaba salir un bocado de aire de su boca, debido a que habían prácticamente corrido hasta aquel lugar, procediendo después de un pequeño descanso a tocar la puerta de una forma un poco extraña, como si fuera algún tipo de clave o algo así.

- Pasa Sango, ven a ver a tu novio ser humillado por el Dios de los juegos – indicó un muchacho desde el interior de la habitación, revelando en sus palabras el notable humor que le producía aquel comentario.

- Vamos Kagome – dijo Sango tomando nuevamente a su amiga de la mano y conduciéndola al interior de la habitación.

Que impresión se había llevado Kagome, no por encontrar a dos muchachos casi de su edad riendo en frente suyo, sino por el choque que surgió entre su mirada y la de aquel joven de cabello plateado y dorados ojos, sentado en la cama.

- Inuyasha y Miroku, ella es Kagome, una nueva amiga que conocí hace unos momentos- dijo Sango introduciendo a los presentes, sin embargo al no recibir respuesta alguna, se sintió extrañada, percatándose entonces de lo absortos que habían quedado la recién llegada y su mejor amigo, lo que motivó en ella la impresión de que esos dos habían sufrido la enfermedad llamada...

– Amor a primera vista – dijo sonriente logrando que sus embelesados amigos despertaran del trance del que habían sido víctimas momentos antes.

- Pero que dices, ¿estás loca o qué?, tendré malos ratos pero no malos gustos, no me ofendas – dijo Inuyasha, no pensando en lo hiriente de sus palabras, sino buscando una forma de argumentar su pequeño momento de hipnosis, mientras giraba su cabeza a otro lado tratando de evitar las miradas de sus compañeros.

- Pues tú no eres la gran cosa – dijo Kagome apuntando con un dedo a quién hace poco tiempo había logrado hechizarla con una sola mirada, y haciendo notar su enfado ante el comentario descomedido de Inuyasha

– La ofendida soy yo, niño grosero – y diciendo ésto, salió del cuarto azotando la puerta como si quisiera tumbar toda la casa.

FIN DEL FLASH BACK

-Un...un...presumido, idiota e inmaduro - dijo en voz alta, casi logrando que los vidrios de su habitación se transformaran en pequeños pedacitos tirados en el suelo y haciendo que todos los vecinos se dieran cuenta que estaba en una 'crisis existencial' como ella lo definía.

-Bueno Kagome, hoy es otro día y no te lo vas a amargar a tempranas horas, ¡mucho menos por un hombre!- dijo con decisión, sabía que era una muchacha fuerte, y que si se proponía algo lo conseguiría al instante, sin importar lo que le cueste, 'persevererancia y firmeza', sí, esas eran las virtudes Higurashi que la acompañaban, ya su padre se lo había dicho durante mucho tiempo (no está de más decir que su familia entera reconocía en ella esa manera de ser), así que pensó que sería buena idea poner en práctica el 'talento' que había obtenido. Después de ésto, salió de su cuarto y se encaminó hacia el comedor para desayunar junto a su familia.

No obstante, no pudo cumplir su acometido, al notar que su hermano aún seguía en su cama, con la mirada perdida, como si su mente hubiese abandonado hace mucho tiempo su cuerpo.

- ¿Sucede algo pequeño demonio? – exclamó sacudiendo al muchacho meditabundo que tenía a su lado, como queriendo traerlo de vuelta a la realidad.

- Ah... no, nada hermana – respondió él con un poco de intranquilidad ante el brusco aterrizaje que había sufrido.

- Te conozco más que a nadie..., no será que ¿una personita te roba el pensamiento?- alegó ella en tono burlesco.

- Si..., no..., no sé.... – manifestó él sin poder disimular más el sonrojo de sus mejillas.

- Souta, sabes que puedes confiar en mí, pero bajemos a desayunar para que nadie más sospeche lo que te pasa, ¿está bien? – murmuró ella al oído de su hermanito, como queriendo tranquilizarlo y consolarlo, sentía la necesidad de hacerle sentir que no estaba solo.

Era cierto, ya había notado el extraño comportamiento de Souta muchos días antes, le parecía insólito que su hermano no haya negado sólidamente su comentario, como solía hacerlo siempre que el tema giraba en torno a una mujer, al parecer no era solamente ella la que estaba empezando a crecer, sino su hermanito también, después de todo él ya tenía 15 años, edad suficiente para empezar a sentir esos cosquilleos tan propios del primer amor... algo muy parecido a lo que ella sintió por Hoyo alguna vez...

...

- ¡Otra vez te gané!, parece que el amor está acabando contigo Miroku – dijo el muchacho que yacía sentado en el suelo, acompañando su comentario con una amplia sonrisa, como burlándose un poco de la situación de su amigo.

- Cuestión de suerte – respondió Miroku fingiendo que no le importaba lo recién sucedido, - además los que estamos bien en el amor no necesitamos estar bien en el juego – refutó, sabiendo que había causado una severa confusión en su burlesco amigo, aunque todo estaba en contra, había conseguido alborotar nuevamente los pensamientos y sentimientos de Inuyasha

- Vez, no cantes victoria pronto, pues de nuevo te demostré que el que ríe al último ríe mejor – finalizó su comentario.

- ¿Insinúas que no me va bien en el amor? – objetó un aludido Inuyasha levantándose del suelo y encaminándose hacia el sofá donde se hallaba sentado cómodamente Miroku.

- Solo digo que luego del rechazo de Kagura y de Kagome, haz mejorado mucho en el juego, nada más – dijo, dibujando una sonrisa pícara en su rostro, un poco llena de malicia, ya que estaba tocando el punto más débil de su mejor amigo.

- ¡Kagura ya no me importa! – respondió Inuyasha un poco exaltado, – y en cuanto a esa niñita malcriada, no la nombres ¡porque me cambias el genio!- terminó diciendo mientras miraba de una forma amenazadora a Miroku, dejando en claro que si las miradas mataran, él ya sería huésped de un cementerio.

- Creo que la que logró cambiarte el genio, aunque sea por unos segundos, fue ella, casi se almorzaron el uno al otro con esas 'miraditas' – dijo muy satisfactoriamente al haber traído a la memoria de su amigo aquel momento del que fuese preso semanas antes.

- Feh! No molestes..., y... hablando de comer,... ¿no tienes hambre? – cuestionó Inuyasha a Miroku, esquivando así el comentario mal intencionado que había pronunciado su acompañante.

- Hasta que al fin lo notaste, ¡mi estómago se está digiriendo a él mismo en estos instantes! – exclamó Miroku, a veces le sorprendía lo distraído que podía ser Inuyasha, mejor dicho, le sorprendía que Inuyasha solo a veces estaba atento a las cosas; su estómago ya había entonado un himno de rugidos una hora antes y recién su amigo se percataba del escándalo y le ofrecía alimento, aún no entendía cómo Inuyasha no había olvidado ponerse la cabeza sobre el cuello.

- No se diga más, ¡a desayunar!- dijo Inuyasha muy entusiasmado mientras bajaba las escaleras de su casa, volteando después a mirar a su amigo de una forma un poco desilusionada y diciendo al muchacho detrás de él – Miroku,... ¿sabes cocinar?-

- ¡Uff!, eres todo un caso muchachito – comentó Miroku al darse cuenta que su amigo era un caso serio hasta para la ciencia, le invitaba a comer y ni siquiera sabía cocinar, ¿En que universo paralelo se encontraba? – "Qué he hecho para merecer ésto" – pensó mientras tomaba el mando de la operación 'alimento' que iba a emprender.

...

Fin del capítulo I

Hola, espero que les haya gustado, aún faltan muchas cosas, por el momento solo quería que tuvieran una idea de cómo había sido el primer encuentro de nuestros protagonistas, y además una perspectiva de lo que sucede con los otros personajes, bueno con algunos de ellos, pues conforme continúe el fic, les iré introduciendo a todos los demás, muy pronto subiré el segundo capítulo. Cualquier crítica, sugerencia, opinión, será muy bien recibida, pues aún me falta armar una gran parte de la historia, tengo muchas ideas, pero sería genial que me ayuden con otras más. Besos, por cierto no olviden dejar sus reviews, mi mail es

Cuídense y hasta el próximo capítulo.