Anita Puelma: Gracias. Bueno... Si bien Harry está del lado oscuro, pueden sacar ventaja de ello. Por lo menos el Dark Lord no tiene a su más poderosa arma junto a él, ¿no te parece? Oh, sí... Los siguientes capis serán difíciles (eso justifica mi tardanza, ¿verdad?) T.T Harry Potter y el Ocaso de los Altos Elfos es un gran fict. ¿Has probado con "De Oportunidades Perdidas", "Harry Potter y la marca de shtaths" o "Dark Potter"? Forman parte de mi lista de ficts darks favoritos. xD! Especialmente DOP. Espero que te guste el capi.
Mitsuhiro: Gracias, intenté cuidar el lemon lo máximo posible. Oh, sí. A mí también me encanta esa conversación Harry-Sevvie. XD! Yo tampoco creía que lo conseguirían y mira lo que me encuentro escribiendo... Mi musa tiene el poder sobre mí... Sólo espero que no me lleve al fracaso. XD! ¿Ayudará Harry o no? Creo que este capi contestará tu pregunta. Intento hacer mi mayor esfuerzo con cada capi y mejorar... Y que ustedes disfruten del fict es una de mis metas. Ojalá te guste el capi!
Velia: Err... Creo que lo mejor hubiera sido desaparecerme del mapa por el resto de mi vida. xD! No me mates, aunque sea no hasta que termine el fict, permíteme ese placer. xD! Yo tampoco creía que Sevvie lo lograría, pero mi musa me ha jugado una mala jugada y así decidió que quedaría mejor. xD! Ahora me encuentro escribiendo los más complicados capítulos de todas mis historias sólo por culpa de mi musa T.T Es tan difícil... Supongo que cuando leas el capi te darás cuenta por qué. Por supuesto, esto tiene sus pros y contras. Harry está lejos del Dark Lord, pero está en el lugar donde se realizarán los próximos movimientos. Lo difícil para Harry será formar parte de esos movimientos, con toda la incertidumbre... Las respuestas al resto de tus preguntas se encuentran en el capi. Espero que te guste!
May Potter: Gracias. ¿Iluminado u oscurecido? Porque ahora Voldie y Harry tienen algunos problemas imprevistos en sus planes. La reacción de Harry a continuación...La furia de Voldie! Eso te lo reservo para el siguiente capi, todo de una puede ser doloroso... Espero que ya hayas salido de tu shock y que te guste el capi!
Náyade: Sip, Harry parece un muñeco de trapo. Jalan de él de un lado para otro. XD! Igualmente tienen sus diferencias. Apoyando a Voldie sabes que te están manipulando y apoyando al Vejete no lo sabes. Además que el Vejete se maneja con mentiras o verdades ocultas y.. Uh, prefiero a Voldie. xD! Estaría bueno que Harry huyera de ambos bandos... Pero alguno lo terminaría encontrando. xD! Es entendible la rabia, todos la sentimos. Espero que te guste el capi! (Gracias por seguirlo! xD!)
Mitchy Mitsui: Gracias! Muerte a Snape! XD! No, Harry se queda con Voldie. Después de dieciséis capis, no creo poder soportar de nuevo al Harry-que-se-deja-manipular-por-Dumbledore. No de nuevo. XD! Y sería extraño (todo lo que pasó para nada... Argh.) Espero que te guste el capi.
Amazona Verde: Sip, Harry parece un muñeco de trapo. Jalan de él de un lado para otro. XD! Será complicado, tanto para Harry hacerlo como para mí escribirlo... Por suerte (o lamentablemente para ustedes, porque de seguro quieren saber qué sucederá con el trío dorado) Herm, Ron y Harry no se encuentran hasta el próximo capi. Sin embargo, los dilemas interiores de Harry tendrán que solucionarse y decidirse finalmente por un bando. ¿Cuál? Creo que ya lo sabes.
Elmerodeador: Gracias! A mí también me encanta esa conversación Harry-Sevvie. XD! Todas las verdades planteadas de un tirón. En cuanto a la estrategia de la Orden, sip. Es lo más común en películas y libros de acción, ¿no? La frase... XD! Creo que en cada capi siempre hay algo que destacar, en el cap 16 fue el desequilibrio del triunfo. Cómo puedes perder tus ventajas en un pequeño instante. Harry marca la diferencia, obviamente. Sí, Tom ama a Harry y viceversa. Un giro inesperado de la historia (hasta para mí.) Veremos cómo se soluciona. Espero que te guste el capi!
Liuny: No lo abandonaré, lo prometo. Sólo tendrán que soportar ciertas demoras, mi musa es demasiado inestable. Harry no ha traicionado a Tom! No se fue por su voluntad! Igualmente podría decirse que va pasando de mano en mano como un muñeco de trapo. XD! ¿Tú crees que Harry muera al final? Uhm... Eso no te lo puedo responder, no tendría gracia el fict sino, ¿no?
Paula Moonlight: XD! Nadie se esperaba que Dumbledore se saliera con la suya. Hay que darle algo de mérito al vejete, aunque me duela admitirlo. Ciertamente, no hubo una oportunidad antes. Harry no solía encontrarse solo con Snape en la Fortaleza. En la primera oportunidad, el profesor de pociones realmente no tenía esperado encontrarse con un Harry negado a volver a Hogwarts. Y en cuanto a reuniones en la sala de estrategias, la protección de Tom estaba siempre vigente. Luego pasó lo del ritual y ejem... Necesitaban un buen motivo. Obviamente, Harry estará "encarcelado." La prensa no se enterará (aunque sea por el momento.) Reacción de Remus en este capi, la de Herm y Ron en el siguiente. (Sé que me querrán matar por ello, pero... El reencuentro del trío merece un capi completo.) Dumbledore cuenta con que Harry recapacite, pero... Creo que este capi te contestará esa pregunta. Un Obliviate no sería mala alternativa, pero recuerda que nada que pase por el corazón puede ser desmemoriado permanentemente. En cuanto a amenazar a Tom... Podría ser. ¿Amar al enemigo, difícil de creer? ¡Ni se detienen a pensarlo una vez antes de negarlo! Espero que te guste el capi.
Little My: Gracias por el review!
Princess Tery: Gracias. ¿Cuántos más? Uhm.. La última vez que hice un cálculo, fallé. Pero cinco más dalos por seguro. Espero que te guste el capi!
Val: Espero que te hayas recuperado de tu neumonía. Debe ser tan aburrido estar en cama... Por suerte he podido evitarlo, pero por poco. Esta semana estuve a punto de caer engripada. Argh. Voldie tiene sus planes para recuperarle, tendrá que hacer algunos retoques, pero... Draco sufrió como lo merecía! Wuajaja! Muerte a Snape! XD! El reencuentro del trío en el siguiente capi, lo siento. Espero que te guste!
Siward: ¿Qué tal estuvo el viaje? No hay problema. Espero que te guste el capi!
Uialwen: Gracias! Realmente me alegro mucho de que lo hayas leído y más aún que te haya gustado. ¿Se te volvió una especie de 'adicción'? XD! Yo no podría leer a esas horas de la noche O.O Mis ojos no darían.. Argh. Sé que los primeros capis son algo... sosos, como has dicho, pero era mi primera experiencia slash y aún no sabía como moverme en el terreno. XD Qué bien que hayas sentido lo mismo que Harry en el ritual. Es uno de mis capis favoritos, muy profundo... Pues ficts HT que no estén en (fíjate en los favoritos de mi perfil sino).... La verdad que no. No hay muchos en español, si puedes leer inglés avísame y te recomiendo algunos. Ojalá te guste el capi!
Nota de autora: En los dos futuros capis se encontrarán con varias escenas flash back. Están enunciadas, no tendrán problema en detectarlas. Este capi no tiene POV de Voldie (sé que lo extrañarán xD!), pero sí tenemos de Dumbledore. Para odiarlo más de lo que ya lo hacemos. Enjoy the fict! (Espero que no me haya quedado muy cursi... Argh.)
Título: Dulce Oscuridad
Resumen: Slash H/T. Tras aceptar serle fiel al Dark Lord, a causa de la amenaza a las vidas de sus amigos, la vida de Harry da un brusco vuelco. Deberá sobrellevar la culpa de enamorarse del asesino de sus padres, dejándose dominar por la Oscuridad... Spoilers HP5.
Autora: Parvati
Pareja: Harry/Tom
Rating: PG13
Género: .. Romance/Drama/Dark... Naturalmente Angst... o.O
Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a J.K.Rowling, soy simplemente una admiradora del universo de Harry Potter... ¿Contentos? T.T
Advertencia: Slash (relación homosexual, ok?) Si te ofende, no lo leas. Estás advertida/o.
Capítulo XVII: Oigo y olvido
Los miembros de la Orden del Fénix que no habían acudido al contraataque (y desconocían de éste en gran medida) se encontraban reunidos en silencio en el armónico despacho del profesor Dumbledore, anhelando respuestas que revivieran las esperanzas perdidas desde el ataque a la casa del Ministro. Una hora ya había pasado desde la muerte del mismo y ni señales había de Dumbledore y compañía. Algo que les tenía sumamente preocupados.
Luego de media hora más de larga espera, el resto de los miembros aparecieron en la sala. Algunos ingresando por la puerta de la misma o apareciendo por la chimenea. La mayoría de ellos tenía vendajes en diferentes zonas del cuerpo, pero procuraban ocultar el dolor. Contradiciendo esta imagen de guerra, sus ojos y expresiones demostraban un aire triunfante, como si hubieran hecho un gran avance.
Tampoco tardaron en advertir la presencia del profesor de pociones, al cual no veían desde hacía ya un par de meses. Su tiempo en la Fortaleza no había permitido un contacto directo con ellos, simplemente mensajes codificados con la información necesaria y fundamental.
Todos los que ignoraban del triunfo les observaron extrañados. ¿Cómo podían estar tan... tan... felices si el Ministro de Magia actual acababa de ser asesinado por mano y obra de Lord Voldemort, enfrente de los ojos de Dumbledore y los aurores?
- ¿Qué...? – Preguntó Hermione, observando expectantemente a Dumbledore.
Desde su liberación, tanto ella como Ron habían sido aceptados en la Orden del Fénix. Estaban cursando su séptimo año en Hogwarts y mientras tanto, recibían un cierto entrenamiento mágico de la Orden. También acudían a todas las reuniones, porque la totalidad de éstas se realizaban en Hogwarts. Ningún lugar podía ser más seguro y confiable, y además Dumbledore se negaba a dejar el castillo por demasiado tiempo. Indefenso quedaría.
- Hemos triunfado en el contraataque. – Anunció Dumbledore con satisfacción. Hermione pasó su mirada de Dumbledore a Remus, de Remus a Snape y finalmente de nuevo a Dumbledore, no comprendiendo a qué se referían.
- ¿Contraataque?
- ¿Qué quieres decir con eso, Albus? – Preguntó Molly Weasley, con una repentina curiosidad.
- Intentamos evitar la muerte del Ministro con los aurores medianamente experimentados, pero no lo logramos. Voldemort se confió y no previó un ataque en su propia Fortaleza, utilizando a nuestros mejores aurores. Los atrapamos desprevenidos. – Explicó Snape con un tono y una mirada impasible. Lo normal en él.
- Con razón ha vuelto, profesor. – Razonó Ron, con algo de ironía. – Voldemort ha descubierto su posición...
- Ya la sabía. – Le interrumpió Snape, mirando a su alumno de Gryffindor con odio. – Sólo que me dejó jugar y perdió.
- ¿Entonces...? – Ron pidió ir directamente al resultado.
- Hemos rescatado a Harry. – Informó Remus, con reluciente alegría.
Las palabras del licántropo tardaron en llegar a ser interpretadas por los cerebros de los presentes. Exclamaciones de gratificante regocijo inundaron el despacho. Hermione abrazó a Ron con todas sus fuerzas en un inconsciente impulso y dejó escapar lágrimas en el transcurso. Muchos compartieron sonrisas, todos menos Severus Snape, quien en cuanto tuvo la oportunidad se acercó a Albus.
- ¿Puedo hablar contigo un momento, Albus?
- Por supuesto, Severus. – Se dirigieron al otro extremo del despacho, donde nadie les escucharía.
- Va a costar volverlo a poner de nuestro lado, Albus. – Murmuró Snape, obviamente refiriéndose a Potter. – Voldemort le ha influenciado demasiado, más de lo que hubiera esperado. Luego de mi último encuentro con él antes del ataque ha cambiado demasiado y no tengo ni la menor idea del porqué. Se ha determinado tanto que me desconcertó. ¡Y su magia, Albus! No sé que le han hecho, pero se ha vuelto extremadamente poderoso.
- Ya veremos. – Dumbledore contempló de reojo a los dos jóvenes Gryffindor, que no se encontraban muy lejos. Celebraban el retorno de su mejor amigo, de aquel que se había sacrificado por ellos... – Esperemos que ellos puedan hacerle recapacitar.
Como si se hubieran dado cuenta que estaban hablando sobre ellos, Ron y Hermione se voltearon a ver a ambos profesores y se encaminaron hacia ellos, no sin antes intercambiar una mirada cómplice. Al perderse el tercer miembro del trío, se habían vuelto mucho más unidos y ya no discutían tan frecuentemente. Se habían vuelto el soporte del otro y no se les veía separados casi en ningún momento. Los rumores que abundaban en Hogwarts hablaban de una relación amorosa entre los dos Gryffindor, sin embargo ellos los desmentían constantemente.
Antes de hablar, Hermione titubeó ligeramente y Ron le hizo un gesto de ánimo.
- ¿Cómo...? ¿Cómo está? – Preguntó ella. No era necesario indagar a quién se refería. Dumbledore y Snape permanecieron en silencio unos instantes, provocando cierto nerviosismo en los dos jóvenes.
- Física y mágicamente, está en perfectas condiciones. – Respondió Snape, haciendo una mueca de desprecio. – Pero no puedo decir lo mismo psicológicamente hablando...
- ¡Severus! – Reprendió Albus, lanzándole una circunspecta mirada. Luego se volteó hacia Hermione y Ron. – Todavía no he conversado con él. Pero después de pasar tanto tiempo bajo la influencia de Voldemort, ustedes sabrán que esperar...
- ¡Harry no es influenciable! – Exclamó Ron, indignado.
- Claro que no, señor Weasley. – Dijo Snape sarcásticamente. Iba a continuar con otro comentario irónico, cuando Hermione le interrumpió.
- ¿Dónde está, profesor? – Dumbledore miró a Hermione cálidamente, con un aire ligeramente paterno.
- Tal vez mañana puedan hablar con él. Primero lo haremos Remus y yo...
- ¿Crees que el licántropo podrá ayudar? – Severus elevó una ceja.
- Es lo único que queda directamente de su familia, Severus. Como ya te dije, no tiene que ser tomado a la ligera... – Hermione frunció el entrecejo.
- ¿Se está refiriendo a que... a que Harry nos ha traicionado voluntariamente? – Murmuró, formándosele un nudo en la garganta de la angustia. Snape le miró impacientemente, como si fuera lo más obvio de toda la situación.
- Tuve que secuestrarlo, Granger.
- ¡Harry no se hubiera quedado en esa fortaleza de no haber estado nosotros amenazados de muerte! – Exclamó Ron, pero cuando sus ojos se cruzaron con los de Hermione, sintió un estremecimiento recorrerle el cuerpo. – No... No es verdad que le ama, ¿verdad?
- No lo sabemos, Ron. Creo que sería conveniente hablar con él antes de sacar conclusiones. En caso de que sea verdad, pues tendremos que intentar convencerle de retornar a nuestro bando. No podemos dejar que Voldemort tenga la ventaja...
Cuando Harry abrió los ojos, se encontró en un lugar desconocido y sin relación alguna con las habitaciones de la Fortaleza a las que ya tan acostumbrado se había vuelto. Tampoco tardó tanto en reconocer dónde estaba, sobre todo por la decoración y los muebles que se veían. Eran los clásicos de Hogwarts y el gran escudo en la alfombra le comprobó su teoría.
¿Pero cómo rayos podía estar en Hogwarts?
Intentó hacer memoria de los sucesos antes de desmayarse. Lo recordó claramente. Cómo Snape y Tom habían estado discutiendo, cómo en un instante Tom pareció haberse aturdido y después... Severus noqueándole. No podía ser que Snape hubiera podido secuestrarlo sin que nadie le detuviera, lo cual significaba que algo más había sucedido y se lo había perdido.
El resultado estaba enfrente de él. Encerrado en una de las torres del castillo de Hogwarts, en una habitación que a primera vista era agradable y cálida. Pero para Harry no pudo haber sido menos hospitalaria. Volvía a traer al presente todo los remordimientos que había sufrido semanas y meses atrás, donde una y otra vez su traición había hecho sufrir de sobremanera. Cuando por fin había aceptado ese dolor, esa culpa... todo volvía a empezar.
¿Por qué tenía que ser tan difícil?
Sus ojos corrieron por la habitación, inspeccionando. La única ventana que había estaba sellada mágicamente. Había una cama, en la cual él estaba recostado, un gran armario y dos puertas. Concentrándose en la principal, detectó otro encantamiento más que impedía que saliera de la torre. La otra seguramente conduciría al baño. No que le interesara en ese momento, pero tal vez luego lo necesitara.
Definitivamente, no era nada hospitalario. Estar en Hogwarts no incitaba la misma alegría que antes. Ya no más. Tenía la misma sensación que le había invadido cuando estuvo en aquella celda de las mazmorras en la Fortaleza. Encerrado. Aislado. Odiado.
Cerró los ojos con pesar, tal vez imaginando que cuando los volviera a abrir, Tom estaría sonriéndole y sus brazos estarían rodeando su cuerpo posesivamente. Ilusión que fue quebrada por la realidad. Y por el ruido de una puerta al abrirse.
No tuvo que imaginarse por mucho tiempo quién sería. Lo sabía de sobras y por eso se preparó para el golpe mental. Su mente se cerró automáticamente e hizo de su rostro lo más impredecible que pudo en ese segundo. Tenía que controlarse... Pero no sabía en qué postura ponerse. ¡Si ni siquiera le habían dado tiempo para pensarlo!
Probablemente el vejete tendría alguna alarma que le avisaba cuando se despertaba, conociéndole...
Volvió a abrir los ojos, para centrarlos en la orgullosa imagen de Albus Dumbledore, observándole atentamente. Procurando mostrar cariño. Argh.
- ¿Cómo estás, Harry?
Uhm... No habían cambiado sus técnicas para nada. Siempre la misma pregunta, de la cual siempre obtenía la misma respuesta. Debía de decirla por costumbre, porque nada beneficioso podía salir de ella. Aunque sea no si estabas hablando con Harry Potter... ¿Qué podía responderle más que un seco e indiferente "bien"?
- Podría estar mejor. – Comentó como si nada.
- ¿Sabes qué es lo que sucedió? – Dumbledore conjuró una silla al lado de su cama y se sentó en ella, sin dejar de mirar a Harry. ¿Podría ser que pudiera emplear magia sin varita (obviamente su varilla no estaba con él)? No lo iba a comprobar enfrente de Dumbledore, pero...
- Pues, me... rescataron. – Murmuró, disfrazando en la última palabra todo su pesar por su situación.
- ¿Sabes cómo?
- Me gustaría saberlo, de hecho.
- Atacamos la Fortaleza, aprovechando que las defensas de la misma estaban debilitadas, porque sabrás que los mortífagos no pueden evitar celebrar sin incluir bebidas alcohólicas y otros elementos... Severus aprovechó el momento de aturdimiento en Voldemort, al romperse simultáneamente todos los escudos, para desmayarte y salir lo más rápido que pudo de la barrera de anti-aparición.
Se imaginaba lo furioso que estaría Tom ante el fracaso de sus mortífagos. Harry mismo tenía ganas de asesinarlos por su incompetencia. ¿Cómo no habían podido detener a Snape, que encima iba cargándole a él? ¿Tantos aurores estaban protegiéndole en ese instante?
¿Cómo no había podido él mismo detener el desmaius de Snape? ¡Se suponía que tenía un poder nato con la magia sin varita!
Algo de su furia debió detectarse en su rostro, porque Dumbledore dijo:
- Todo estará bien, Harry. Estás de nuevo aquí, con tus amigos...
- Y de nuevo con tus mentiras, también. – Le interrumpió Harry. Las palabras se escaparon de sus labios y no pudo hacer nada para retenerlas. Se castigó mentalmente por ello.
Dumbledore suspiró cansadamente y luego de unos instantes, le observó con aquellos ojos azules brillando en preocupación y culpa. Harry se contuvo a hacer una exasperación con sus ojos. Todo formaba parte de la farsa, era tan sencillo aparentar culpa... Exteriormente podría estar arrepintiéndose de sus engaños y de su manipulación, pero interiormente sólo estaba trazando más planes para continuar dominándole. Jugaba de tal forma con la confianza de su gente, que Harry estuvo tentado a echarle todas las verdades a la cara a través de gritos furiosos y tal vez golpes... Reclamarle por la sinceridad que no poseía. La confianza que había corrompido. Las esperanzas que traicionaba. Cada una de las muertes que indiferentemente cargaba en sus hombros...
Pero no. Todavía tenía que pensar qué postura adoptar frente al vejete. No le convendría llevarle la contra o le tendría allí encerrado, incomunicado del mundo y como un miserable rehén, jaqueándose de su inocencia. Capaz podría actuar igual que Dumbledore y...
- Sé que me he equivocado, Harry. Y mucho. – Comenzó nuevamente el profesor con su aburrido discurso. – Sé que he sido yo el que ha permitido que Voldemort te haya afectado de esta forma, pero no puedes tomar esta decisión incorrecta, Harry. Tus amigos están aquí, te necesitan junto a ellos. ¿No son ellos tu familia?
- Lo son. – Murmuró Harry, con la voz seca.
- Entonces, ¿por qué no luchas por ellos? ¿Con ellos? – Harry quiso responder a esa pregunta, pero pensó que quedaría más dramático que permaneciera en silencio, intentando organizar pensamientos. – Ellos ya están aquí, a salvo. No les pasará nada si te quedas en Hogwarts, Voldemort ya no los tiene en su poder.
Harry se estremeció. Si esa situación se hubiera presentado a penas semanas del rescate de sus amigos, estaba seguro de que hubiera aceptado volver a Hogwarts, a la Orden y luchar contra Voldemort. Al fin de cuentas, todavía no había sucedido nada entre ellos. Pero ahora... Ahora era Tarde. Nada podría hacerle olvidar todo lo que había acontecido los últimos meses y la deuda que poseía con Tom. Había cambiado a sus amigos por él y ya no había vuelta atrás.
- Yo... – Titubeó. Todo sobreactuado. – Necesito pensar. – Fijó sus ojos esmeraldas en los de su ex mentor, transmitiéndole un mensaje erróneo con la realidad. Pero el vejete le creyó, o eso aparentó, y tras un asentimiento, se puso de pie.
- Remus quería verte ahora, ¿prefieres que lo dejemos para mañana?
Harry enmudeció ante la pregunta. No se la esperaba, pero a la vez anhelaba volver a ver a la persona más cercana a sus padres que quedaba con vida. Colagusano no se consideraba persona. Sabía que Remus no le presionaría como Dumbledore, pero... ¿valía la pena arriesgarse?
- Me gustaría verlo. – Sus impulsos ganaron.
Cuando Remus ingresó tras la puerta, Harry le estaba esperando pacientemente, ya fuera de la cama y vestido con unas clásicas túnicas del uniforme de Hogwarts. Estaba sentado en la orilla de cama, balanceándose ligeramente. Extrañaba la presencia de los brazos de Tom rodeándole. Ni habían pasado veinticuatro horas de la última vez que le había visto y sentía un infinito vacío en su alma. Era esa sensación de que kilómetros los separaban y que sería tan difícil volver a estar juntos...
Lupin avanzó inseguramente hacia él, mirándole con sincera preocupación. Sus ojos expresaban cuánto dolor había sufrido tras su secuestro a fines del anterior año. Harry era lo último que quedaba de sus amigos, de su familia... No quería perderlo. Y para el muchacho fue un gran golpe emocional ver ese dolor en Moony.
- Remus... – La voz de Harry se quebró. Y esta vez no fue teatralmente.
- Harry.
El siguiente movimiento de Remus fue abrazarlo fuertemente. Al principio Harry se tensó, sin embargo se fue aflojando y cediendo a la muestra de cariño del merodeador. Le hacía recordar esos viejos tiempos que había compartido con Ron y Hermione, con Sirius y él... Tiempos que formaban parte de un pasado demasiado lejano. Un pasado que ya no volvería.
- No sabes lo preocupado que he estado por ti estos meses. Pero estás bien, de nuevo en Hogwarts... – El abrazo se deshizo y Lupin pudo observar los ojos de Harry. Brillaban de diferente forma, no como los recordaba. -¿Qué te ha hecho?
- Remus, yo... – Tragó saliva, intentando hacer tiempo para conseguir las palabras más adecuadas para expresarse.
- No me importa de qué lado estés, Harry. No me importa que las advertencias de Severus sean verdad, sólo que estés bien, ¿entiendes? A mí me gustaría más que nada en el mundo que luchásemos lado a lado, pero si lo que te hace feliz es estar con él y tienes tus razones, lo aceptaré. Eres lo último que queda de mi familia...
Harry bajó los ojos al suelo ante las palabras de Remus. Sabía de sobra que no estaba actuando como Dumbledore, porque términos parecidos había escuchado provenir de él durante el verano antes de su sexto año. En aquel momento, Moony le había dicho que lo único que le mantenía con vida era él y el recuerdo de sus amigos luchando, que quería honrar esa memoria y a la vez, protegerle. No había querido ocupar el lugar de Sirius en su vida, no. Simplemente cumplir con la promesa que les había hecho a sus padres y a su padrino.
El muchacho de Gryffindor recordaba como luego de oír esas palabras, abrazó al merodeador con desesperación y descargó todo su dolor en él, llorando en su hombro. Fue el único que le vio llorar por Sirius y su destino, a parte de Dumbledore. Y no lo recordaba como una debilidad, ya que a partir de ese momento tanto Remus como él se habían vuelto bastante unidos.
- Puedes contarme lo que quieras, descargarte conmigo. Tienes mi apoyo, Harry. Y sé que lo sabes.
Remus no le estaba obligando a hablar. Sólo decir aquellas preocupaciones y tristezas que poseía dentro de él, para que no las contuviera tan dolorosamente. Tras pensarlo unos instantes, Harry decidió que el adulto tenía derecho a saber, uno de los pocos de hecho. Había mostrado ser alguien de confianza y... realmente necesitaba explicarse, justificarse... Que lo odiasen, pero con razones.
Poco a poco fue contando lo que había sucedido en la Fortaleza. Sin muchos detalles, sólo los sucesos más importantes. Aunque omitió el castigo luego de la muerte de Bella, lo que había estado a punto de hacer dominado por las artes oscuras, y por supuesto que no le contaría a Remus lo acontecido algunas noches antes, con Tom... No quería preocupar a Remus ni provocarle más dolor (y odio) del que ya tenía.
El licántropo se limitó a escucharle, no comentando nada hasta que terminó. Y Harry se lo agradeció, porque hubiera sido muy difícil narrarle todo con interrupciones. Además que de aquella forma, no tenía tiempo de arrepentirse de lo que estaba diciendo. No obstante, al término de la narración de los hechos, Remus se encontró con un frágil Harry, sollozando en frente de él. Se sorprendió muchísimo ante la imagen, ya que durante el tiempo que llevaba en aquella torre, el muchacho había permanecido sereno, tranquilo y decidido.
Pero allí estaba el Golden-boy, expresando toda su culpa.
- Sé que no debí, Remus, pero...
- El amor no tiene razón, Harry. Si esto sucedió de esta forma, será por algo. – El licántropo colocó una mano en su hombro derecho. – No te atormentes. Yo no te culpo.
- Pero... – Remus suspiró, interrumpiendo el lamento de Harry.
- No me importa con quién estés, mientras te haga feliz. Y por tu mirada... – Remus señaló sus ojos esmeraldas y Harry le observó, pasmado. – Sé que de una manera especial y anormal, lo eres. Es todo lo que necesito saber.
Al asimilar aquellas palabras, Harry sintió como un gran peso de su cuerpo se aligeraba. Cerró los ojos, intentando tranquilizarse. Las lágrimas dejaron de caer, porque ya no tenían sentido. Su rostro se volvió a serenar y por primera vez desde que había despertado en Hogwarts, le sonrió a Lupin con agradecimiento. Sonrisa que fue respondida.
- Ahora bien. Tengo una duda. – Dijo Remus, indeciso. Harry le miró expectantemente. – Me resulta extraño creer que sigas teniendo tu inocencia contigo.
Luego de una mirada significativa de parte de Lupin, Harry comprendió a lo que se refería y los colores se subieron a su rostro. Escuchó la suave risa del adulto, al adivinar la respuesta a su incertidumbre. Harry se sintió reconfortado por el amable trato de su ex profesor.
- ¿Tiene algo de... malo? – Preguntó cohibidamente. Remus le sonrió cálidamente.
- Depende tu opinión al respecto. – Contestó Remus. – ¿Es malo?
- No. – Respondió Harry, tras unos segundos de meditación.
- Entonces no tiene nada de incorrecto.
- Gracias, Remus.
Por varios instantes, el silencio se alargó porque ninguno sabía como quebrarlo. Harry, que durante tiempo había querido tener una conversación así con alguno de sus amigos, simplemente esperaba a que el otro hiciera sus típicas preguntas. Remus, en cambio, estaba buscando la mejor manera de desenrollar la problemática cuestión que tenía en su mente con Harry.
- Creo saber cómo vas a actuar el tiempo que estés en Hogwarts. – Dijo Remus, tras armarse del valor suficiente. – Supongo que aparentarás meditar el tema y "recapacitar", para que Dumbledore no te tenga encerrado, ¿verdad?
- Dumbledore también lo sabe. – Contestó Harry, luego de asentir. Iba a seguir hablando, pero Remus le cortó.
- Esta conversación quedará entre nosotros dos, de eso no te preocupes. Sólo te pido que hagas tus movimientos con cautela, si vas a salir de Hogwarts tienes que estar vivo, ¿comprendes?
- No te recordaba tan sobre protector, Moony. – Se burló Harry.
- Pasé malos momentos tras tu secuestro...
- Todo estará bien. Lo prometo.
Dumbledore acomodó algunos pergaminos antes de colocarlos dentro de uno de sus sagrados cajones de su escritorio. Tras un largo suspiro, conectó miradas con Severus Snape, que en su rostro tenía una expresión de furia que puso alerta algunos de los sensores mentales del vejete. Snape llevaba aproximadamente veinte minutos discutiendo con él y no había logrado que el viejo director diera su brazo a torcer respecto a la situación.
- ¡No sirve de nada tenerlo vivo en el castillo! – Llevaba diciendo frases como esa desde que Dumbledore expresó su deseo de mantener a Harry en una de las torres del colegio el tiempo que fuera necesario.
- ¿Qué propones que haga Albus, Severus? ¿Matarlo? – Respondió Remus, que estaba apoyado en una de las paredes del despacho, pensativo. Acababa de llegar de su reunión con el dichoso muchacho. Sólo ellos tres estaban en el despacho.
- Sería lo ideal. Apoya al Dark Lord y con el poder que tiene en sus manos, perderíamos sin ni siquiera una oportunidad. Mientras lo tengamos con vida en una torre, Hogwarts será el foco de atención de sus planes.
- Y si lo matamos, ¿dejará de serlo? – Cuestionó Albus escépticamente.
- Por lo menos no tendría más a su arma...
- Entiende esto, Severus. El muchacho se ha dejado influenciar, pero tal vez esto también pueda sernos de ayuda.
- ¿De qué forma? – Preguntaron Snape y Lupin al unísono. Pero Dumbledore se limitó a sonreír misteriosamente.
Snape salió del despacho al instante siguiente, con un rencor flameante en sus ojos. Incongruentemente, Remus se sentó en la silla que el profesor de pociones había dejado vacía y miró a Albus, como solicitándole alguna explicación. El director le ignoró por completo y siguió escribiendo esos valiosos informes en los que últimamente se veía sumergido.
- ¿Qué tal fue el reencuentro? – Preguntó Albus, sin levantar los ojos.
- Extraño, pero bien. – Contestó el hombre-lobo en un murmullo. – Supongo que la prensa no sabe nada de su rescate, ¿verdad?
- Absolutamente nada. – Confirmó Dumbledore. – No quiero otro caos como el del ataque... – Remus se estremeció levemente ante la mención de ese suceso.
.:: Flash back ::.
Hogwarts era un completo caos. Un mundo de desconcierto, agonía y sufrimiento. Cuerpos y sangre adornaban el antiguo y reconstituyente Gran Comedor. Las mesas destrozadas, copas y platos les acompañaban... Eso no podía ser el Gran Comedor. Estaba irreconocible. El aire que se respiraba hacía doler los pulmones, arder la garganta y al corazón latir más rápido. Se sentía la desesperación y la tristeza de aquellos que perdieron y dejaron todo en aquella batalla.
Habían sido tomados casi desprevenidos. Pero las fuerzas no habían podido contrarrestar semejante golpe que les habían dado. Y mirase a donde mirase, había heridos... Tal vez muertos. No quería agacharse para comprobarlo. Era una quebrada realidad. Capaz alumnos de grados mayores había perecido al luchar por sus ideales. Ideales que murieron con ellos.
- ¡Albus! ¡Albus! – Sollozó una voz detrás de él. Al voltearse, con sus ojos azules destellando en preocupación, vio a la profesora McGonagall corriendo hacia él.
- ¿Minerva? – Preguntó con la voz seca. Su energía se había esfumado de su alma.
- Sólo faltan revisar éstos. – Informó ella. – Pero hasta el momento hay...
- Ahora no quiero saber un cálculo aproximado de cuántos muertos. Más tarde, cuando sea una completa verdad... – Le cortó Dumbledore.
- ¡Pero, Albus! – McGonagall miró con desesperación el Gran Comedor, reconociendo alguno de los rostros que vio en el camino. – Todavía no han encontrado a Harry... Ni siquiera algo de su cuerpo. – Las palabras de Minerva no habrían podido expresarse con mayor pesar. Albus pareció reaccionar al escucharla.
- ¿Qué?
- Algunos de los sobrevivientes afirman haberle visto morir frente al Dark Lord, pero... Hay un inquietante rumor corriendo por el alumnado.
- ¿De qué trata? – Cuestionó Albus con turbación.
- Que el Dark Lord le ha secuestrado, junto con el señor Weasley y las señoritas Granger y Weasley.
- ¿Cómo es eso posible...?
- Dicen que le amenazó con quitarle la vida a sus amigos sino se unía a él y que fue cuando Harry aceptó, que el Dark Lord y los suyos decidieron irse.
- Entonces, eso significa que no atacaron Hogwarts para tomar su control... – Los ojos azules de Dumbledore exploraron el cielo oscuro del Gran Comedor. – Sino para el secuestro...
- ¿Qué haremos?
- Curen a los heridos. – Terminó la conversación duramente.
Si la desaparición de Harry era verdad, todo había sido un gran error suyo. Y tendría que corregirlo cuanto antes, salvo que quisiera perder la guerra mágica contra Voldemort. No obstante, caminando por los tumultuosos pasillos donde los medimagos iban y venían y los aurores corrían apresurados entre los desastres, el futuro no parecía ser muy inspirador.
La Orden del Fénix tenía que reunirse esa misma mañana y decidir qué rumbo tomar. Mientras tanto, tenía secuelas de un ataque de las cuales ocuparse. Todavía tenía que tener la esperanza de que Harry y sus tres amigos aparecieran entre las personas que faltaban atender y sanar... Rogaba que fuera así.
Doce horas más tarde, Albus Dumbledore supo que ya no había más esperanza a la cual aferrarse. Potter, los dos Weasley y Granger estaban en manos de Voldemort, que tenía las de ganar en ese preciso instante con sólo mantenerlos cautivos e inactivos. Pero Albus bien sabía que utilizaría la inteligencia y el poder de Potter a su favor. El bando de la luz había perdido prácticamente a su líder y el bando de la oscuridad poseía un nuevo y eficaz aliado. Salvo que la Orden pudiera rescatar a los cuatro muchachos a salvo y sin ninguna clase de influencia del Dark Lord en sus inocentes mentes.
Y en eso se tenía que poner a trabajar. Pero la prensa se lo estaba haciendo difícil. Las entrevistas a los alumnos que habían luchado y sobrevivido, las constantes agresiones hacia su persona: "la ineptitud del director de Hogwarts que mandó a la muerte a sus alumnos" y el poder terrorífico que tenía el secuestro del Niño que Vivió en la sociedad eran demasiados fuertes. Era como ir en contra de un río furioso de gran caudal.
La sociedad estaba dividida en si apoyarlo a él o al insuficiente ministro de la magia que poseían. Aunque Fudge estaba teniendo sus serios problemas en ese momento, el Ministerio de la Magia era la organización más desorganizada de toda Gran Bretaña. Entre la escasez de nuevos aurores, la falta de entrenamiento de los viejos y la arrogancia normal que eran el soporte de los miembros de éste, todo lo que proviniera del MM era puramente desatinado. Había juiciosas suposiciones de que Fudge era un mortífago, sin embargo Albus dudaba de ello: era demasiado imbécil para estar al nivel de aliarse con el Dark Lord.
- ¿Es verdad que Harry Potter ha desaparecido, Dumbledore? – Hablando de inútiles, ahí estaba Cornelius Fudge, entrando en su despacho en mitad de una reunión de la Orden del Fénix. Tras un suspiro repleto de pesar, el director respondió.
- Voldemort le ha secuestrado.
Observando los rostros de los miembros, vio que ellos también compartían su abatimiento. Algunos más que otros, como la familia Weasley, que estaba de luto. Comprensible, teniendo en cuenta que los dos miembros más jóvenes de su familia estaban a merced de Voldemort. Remus tenía una mirada perdida, aparentaba no estar allí objetivamente hablando.
Dumbledore volvió a suspirar. Malos tiempos se avecinaban.
.:: Fin del Flash back ::.
Harry cerró los ojos a la vez que fruncía el entrecejo, procurando pensar claramente en lo que estaba sucediendo. Habían bloqueado su magia, seguramente sólo en aquella torre, de tal forma que ni siquiera pudiera convocar un absurdo lumos. Llevaba horas en soledad, tendido en aquella cama, y no encontraba ninguna salida a aquella situación. Sólo dejarse llevar por la corriente.
Había probado forzar la pequeña ventana a abrirse, pero fue imposible. No que Dumbledore hubiera descuidado ningún detalle en la seguridad de su cautiverio, sin embargo no había perdido nada intentando. En el baño no había ningún elemento filoso o que pudiera servir para auto provocarse daño. No era que tuviera en mente suicidarse, pero podría servirle de defensa personal en caso de que la situación se pusiera delicada y no pudiera emplear magia.
Sólo le quedaba un as bajo la manga por utilizar. Anhelaba que Dumbledore no se hubiera acordado de aquel detalle y que no hubiera también bloqueado su mente de alguna forma retorcida. Era su único posible contacto con Tom. De no poder llevarse a cabo, estaría desorientado de lo que pasaría en el futuro. Necesitaba saber. Saber cuando moverse y quitarse aquella máscara de inocencia. Aunque Dumbledore no se la hubiera creído, podría funcionar con sus amigos. Odiaba tener que usarlos de aquella forma, pero... Era eso o morir.
Así que despojó la fuerza de sus barreras mentales y se dejó dominar por el sueño, que acudió a él inmediatamente, a pesar de no estar cansado. Eso quería decir que alguien estaba esperando ese momento de debilidad de su mente. Confiaba que no fuera Dumbledore, porque sino todos sus planes se derrumbarían. No sólo eso, sino que perdería el control sobre su propio cuerpo si eso era lo que el vejete estaba planeando. Suspirando, sabiendo que se estaba tirando a la boca del lobo, permitió que la quimera acudiera a él.
Y una inconfundible sensación le atacó.
Estaba allí. Allí, de nuevo...
La ventana por la que usualmente había apreciado la caída del Sol. La habitación donde la muerte de Bellatrix Lestrange había ocurrido. Donde la mayoría de los planes del Dark Lord se desarrollaban. La última vez que recordaba estar en ese lugar, Tom había estado a su lado. Sabía lo que estaba ahora también. Pero era solamente una imagen mental, no habría contacto corpóreo. Sin embargo, agradecía poder sentirse dentro de la Fortaleza a salvo y poder conversar con Tom. Tal vez no cuánto tiempo quisiera, porque ese tiempo era energía consumida y sería extraño que luciera exhausto frente a Dumbledore y los suyos luego de una noche entera de sueño.
Tan ensimismado estaba observando la sala que se sobresaltó cuando unos brazos impalpables le abrazaron por detrás. Escuchó la suave risa resonar cercana a su oído y todos sus sentidos se alteraron. Era esa risa. Cerró los ojos, disfrutando de ella. Y se rió igualmente.
Aquellas manos que en realidad eran inexistentes viajaron hasta sus mejillas, acariciándolas pero a la vez no haciéndolo. Era tan triste no sentir la calidez de aquellas manos, tal era el vacío, la añoranza que le dominaban cuando advirtió que los labios de Tom se unían a los suyos y en realidad nada de eso sucedía. Formaba parte de un sueño, por más realidad paralela que quisiera ser. Lo único que en realidad existía eran las voces y las imágenes. Nada de sensaciones, ni aromas ni gustos.
- Harry... – Los ojos escarlatas buscaron en los suyos la respuesta a una pregunta no formulada.
- Tom. – Contestó el muchacho con abatimiento, pero con una rara alegría dentro de su ser.
- ¿Te han hecho algo, mi ángel?
- Todavía no. Salvo que se tenga en cuenta el aislamiento en una torre y el bloqueo de mi magia... – Harry se estremeció al percibir la furia viviente en su pareja.
En aquella clase de sueños, tanto Harry como Tom podían sentir con mucha más intensidad los sentimientos que abundaban en el otro. Harry sabía que Tom percibía su alegría. Hacía de la relación muchísimo más sincera, en ese sentido.
- Pronto atacaremos Hogwarts, Harry. Te sacaré de allí. Mientras tanto, procura buscar alguna forma de hacerte con la confianza de tus amigos o del mismo Dumbledore, aunque dudo que en este momento no sepa que estamos hablando. Estoy seguro que no ha bloqueado tu mente a propósito.
- ¿Por qué? ¿De qué le puede servir? No puede interferir o escuchar nuestras conversaciones, ¿verdad?
- No, son sólo nuestras y de nadie más. Pero creo que nos está permitiendo comunicarnos por alguna razón en especial. Razón que en este preciso instante desconozco. – Harry dejó escapar un gemido de tristeza.
- ¿Cuánto tiempo? – La etérea mano de Tom intentó reconfortarlo, pero sólo produjo un inmenso vacío. Los ojos de Tom parecieron oscurecerse.
- Pronto, mi ángel. Pronto podremos sentirnos... Tenemos que conformarnos con poder comunicarnos. Cada noche, ya sabes qué hacer.
- Castígalos por mí, Tom. – Harry sonrió ligeramente mientras expresaba su pedido.
- Ya lo he hecho, Harry. Mis mortífagos le temerán más al alcohol que a cualquier otra cosa, ya verás. Cuídate.
- Te amo...
- Yo también.
Y en ese momento, la imagen se descompuso. Todo comenzó a estar falto de sentido e inmediatamente se despertó de nuevo en aquella aborrecible cama, con todo un mundo de significaciones abrumándolo. No había término medio. Había dejado un lugar donde la nada no tenía forma y ahora se encontraba en un todo perceptible.
Ese vacío de su alma no sólo no se había minimizado, sino que había aumentando en profundidad. ¿Por qué aquellos besos no podían ser reales? ¿Por qué esos abrazos formaban parte de un mundo de ilusiones? ¿Por qué sus preguntas carecían de respuesta? ¡Todo eran tan incoherente y a la vez...! A la vez estaba conformado de sentido, sólo que él no sabía verlo. Los pensamientos se confundían en su mente, no sabía qué pensar en definitiva. Siempre quedaba aturdido después de estar en ese ilusorio mundo. Era como si tuviera patentemente a la vista sus metas y de repente, éstas desaparecieran y no supiese qué camino elegir para volverlas a distinguir. Quedaba extraviado, como si fuera una mente sin conocimiento previo.
En fin, un vacío mental y emocional que no cualquiera podría calmar. Todo podía hacerlo maximizar, pero había muy pocas cosas que le hacían apaciguar y la principal de ellas estaba muy lejos de su alcance en ese presente. Le necesitaba tanto, requería tanto aquellos ojos rojizos mirándole fijamente, sus manos recorriendo su rostro, sus labios en los suyos, en su cuello, en su frente, en su cuerpo... Aquellos brazos aferrándose a él... Sometiéndole en un sentimiento de protección, seguridad y cariño irrepetibles e inconmensurables. Allí pertenecía. Pero todos sus deseos se quedaban en el vacío de los sueños. Se quebraban antes de siquiera emprenderse.
"Oigo y olvido. Veo y recuerdo. Hago y comprendo."
Aquel mundo sólo le pertenecía a ellos y a nadie más...
