Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo los uso solo para crear historias y nada más, lo único de mi propiedad es el ordenador y las ganas de escribir

"... " están pensando

... cambio de escena

(...): una que otra aclaración de la autora

Capítulo III: Aclaraciones

Ya hacía unos cuantos minutos que Sango y Miroku permanecían sentados en la cama de Inuyasha sin cruzar palabra; realmente el motivo por el cual abandonaron la cocina no fue aclarar lo sucedido días antes, más bien, fue dejar solos a los dos muchachos para que fueran ellos quiénes confesaran lo que sentían por el otro. No sabían a ciencia cierta como habían llegado a aquélla habitación, lo único que tenían claro en sus cabezas era que ya no podían seguir así, debían confesar sus sentimientos, sin importar cuales fueran las consecuencias, debían ser sensatos consigo mismo y con el otro y dejar de huir de la realidad, apartarse por un momento del miedo que se apoderaba de su cuerpo.

- Yo... yo... - intentaba Miroku hablar, pero le estaba resultando muy difícil encontrar las palabras adecuadas, mejor dicho, se le hacía complicado que las palabras, aunque no fueran las adecuadas, quisieran salir de su boca; la verdad, no recordaba en que momento había quedado tan indefenso ante la muchacha de largos cabellos, se sentía tan escaso de argumentos ante su presencia que no podía evitar que la piel se le erizara.

- Yo tampoco sé que decir – respondió Sango a los incomprensibles monosílabos que murmuraba el muchacho, entendía perfectamente cómo debía estarse sintiendo, era tan inusual verlo así, tan confundido, sin saber qué hacer, tan descolocado, tan fuera de sí.

- Jamás... jamás... había experimentado ésto – confesó aún nervioso, mientras levantaba su mirada y la posaba en el sonrojado rostro de la joven. A pesar de la incertidumbre, aún le parecía fascinante contemplarla, tan dulce, tan inocente, tan suya, tan cercana a él y a la vez tan distante.

- Estoy tan confundido – prosiguió con calma, - tan asustado, que... siento como mis piernas tiemblan... - terminó por decir, al tiempo que una tímida sonrisa hacía acto de presencia en sus labios.

- No sé si va a funcionar - contestó Sango cortante, como adivinando de antemano lo que Miroku trataba de confesarle; estaba muy enamorada, eso era indiscutible, pero no por ello era inconsciente de las debilidades de aquel muchacho de ojos azul marino, sabía que en el momento menos pensado él ya estaría cortejando a otras muchachas, y perdería el poco control que tenía sobre su 'inquieta mano', y eso no era lo que ella exactamente quería.

- Lo sé..., es muy arriesgado... pero... necesito saber si tú... estás dispuesta a correr ese riesgo... por mí - interrogó él a Sango mientras clavaba su mirada, ya no en su rostro, sino más bien en sus ojos, esos ojos que parecían tan esquivos en aquel momento.

- Yo... necesito pensarlo - contestó ella con voz entrecortada sin poder evitar más los penetrantes ojos de Miroku, y casi sin conseguir soportar el dolor que producían en su pecho los desmesurados latidos de su corazón, y la presión que paralizaba todo su ser.

- Toma el tiempo que sea necesario, yo esperaré ansioso tu respuesta - finalizó él, al tiempo que se apresuraba en ponerse de pie y dirigirse a la puerta, como quién huye despavorido de una verdad que no desea escuchar, y precisamente era ese su mayor temor, oír de labios de la única persona a quién pudo amar, la palabra que sería capaz de llevar a pique todas sus esperanzas, sus planes, sus deseos, sus sueños.

...

- Ten cuidado Inuyasha o vas a asfixiar a la única persona con malos gustos que pudiste encontrar – dijo Sesshomaru con tal normalidad que, cualquiera que estuviese presenciando la conversación, creería que dejar a alguien sin aire no era nada del otro mundo; procediendo después a abandonar la cocina en compañía de la persona que en tan sólo dos meses se convertiría en su flamante esposa.

No obstante, aquel comentario había servido para que Inuyasha dejara de ser cegado por la ira y volviera a pensar lúcidamente, dándose cuenta de que si seguía trayendo más a Kagome hacia él, sin duda, la mataría de un paro respiratorio. Lo más prudente sería pedirle perdón, disculparse, pero su orgullo no se lo permitía, además debía buscar una explicación convincente que justificase haberla abrazado, y en ese momento no se hallaba muy dispuesto a formularla, así que decidió recurrir a su opción más trabajada, su esquivez.

- ¡Qué te pasa!, no te me acerques así – dijo él simulando estar muy enojado, al tiempo que soltaba a la muchacha bruscamente y giraba para defenderse de todas las miradas que recaían sobre él, últimamente encontraba en esa postura la guarida perfecta para defenderse de sus acciones.

- ¡Oye, el que me abrazó fuiste tú! - replicó Kagome reponiendo el aire que hace unos momentos había sentido escaso debido al fuerte contacto surgido entre su cuerpo y la humanidad del muchacho indiferente que permanecía frente a ella.

- No seas mentirosa, yo nunca te abrazaría - le respondió él volteando nuevamente para mirarla a los ojos y articular alguna palabra, mas, no pudo hacerlo, pues la dulce muchacha que hasta entonces había conocido, se anunciaba tan llena de rabia, que hasta le provocó empezar a hurgar en sus ideas y buscar unas cuantas oraciones que salvaran su alma de la inminente muerte que le esperaba.

- ¡No te aguanto! - gritó Kagome conteniendo las ganas que tenía de matarlo, al tiempo que lo empujaba y salía de la cocina, era tan incomprensible la habilidad que tenía aquel muchacho de colocarla en un momento dado en el lugar más lindo, hacerla sentir cosas nuevas, experimentar tanta felicidad; y al mismo tiempo tan capaz de hacerla irritar con sus descomedidas palabras, cómo le enfadaba la inestabilidad emocional que transmitía su presencia.

- ¡Oye, aún no he terminado contigo, vuelve! - exclamaba Inuyasha al ver como esa 'niña molesta' lo dejaba con la palabra en la boca y se perdía a lo lejos, por lo que presuroso comenzó a seguirla, aún muy inseguro de cual sería la actitud más conveniente para adoptar, pero notablemente atraído por el ferviente deseo de aclarar los momentos, cada vez más seguidos, que perturbaban la rutina de su vida. Lamentablemente, invirtió en vano sus fuerzas, pues ella ya se había alejado sin dejar rastro.

...

- ¿Crees que será lo mejor? - interrogaba un anciano de aspecto preocupado al sujeto que había acompañado durante tantos años, aquel que fuese alguna vez su mejor discípulo y que había logrado convertirse en un hombre de bien, un hombre al que aún consideraba el hijo que nunca pudo tener.

- No tiene caso prolongar lo inevitable Myoga - contestó Inutaisho - estoy seguro de que esos dos no me defraudarán - replicó nostálgico, sabía que, a pesar que el tiempo estaba dejando de ser generoso con él, que su vitalidad y energía lo estaban abandonando, que el peso que había llevado en hombros durante 50 años ya se le estaba haciendo insoportable; la tranquilidad aún estaba recorriendo su cuerpo, era aliviante tener personas capaces que pudiesen tomar la batuta de su legado y llevarlo a su máxima expresión.

- Sesshomaru ha madurado mucho, tiene los pies sobre la tierra, confío en él, pero... - se detuvo un momento Myoga, dejando que un suspiro cargado de nerviosismo se escapara de sus adentros, al tiempo que se incorporaba y proseguía...

- Naraku me provoca escalofríos..., piénsalo con más detenimiento amigo mío - terminó por decir mientras caminaba con rumbo al majestuoso ventanal que dejaba a la vista a la gozosa concurrencia que habían convocado nuevamente aquel fin de semana.

- No hay nada más que pensar..., pasado mañana, a primera hora, anunciaré mi decisión a los empleados - se apresuró en responderle Inutaisho, agobiado por su situación, le dolía mucho abandonar su imperio, no por los bienes materiales que había adquirido a costas de él, sino más bien, por el costo tan alto que pagó por levantarlo, todo lo que sacrificó, todas aquellas gotas de sudor que derramó, todas aquellas lágrimas que brotaron de sus ojos cuando el cansancio se apoderaba de él, todas aquellas noches que pasó en vela rompiéndose el lomo, todos aquellos momentos que vivió y aquellos que no pudo vivir, todas aquellas personas que dejó pasar por dedicarse a su trabajo, todos los años que no pudo aprovechar junto a su familia, aquellos instantes que no pudo ver crecer a sus hijos, todas las travesuras que no pudo presenciar, todos los concejos que no les pudo dar, todas las tristezas que no pudo calmar; en fin, todas las ausencias suyas, de las cuales fueron víctimas su familia, sus amigos, la gente que realmente le importaba.

- Aún no has hablado de lo que tienes planeado para Inuyasha - cuestionó nuevamente Myoga, muy conciente de que había perturbado los pensamientos en los cuales se hallaba sumido Inutaisho segundos antes, conciente de que había puesto fin a esos 'trances' que se apoderaban constantemente de él.

- Mi hijo no nació para los negocios - decía Inutaisho algo sentido por la previa interrogación de Myoga y con un dejo de decepción en sus palabras.

- No quiero que él se contamine de todo ésto..., quiero que sea... libre - finalizó su comentario, no pudiendo evitar más las ideas que se aproximaban a su cerebro, aquel muchacho, su hijo menor, parecía haber nacido para cosas simples, era un bohemio de la vida, uno de esos soñadores que van sin rumbo fijo, de aquéllos que aún creen en utopías baratas y en milagros inalcanzables, pero que vivían a fondo cada segundo, que aprovechaban las bondades que tenía la vida con ellos, que no se dejaban manipular, que llevaban como bandera la libertad, esa libertad que las circunstancias le habían arrebatado, mejor dicho, la libertad que él no se había arriesgado a defender.

- Qué logre lo que tú no pudiste ¿verdad? - susurró Myoga al oído del triste hombre que lo acompañaba.

- No quiero hablar más de ello - cortó firmemente Inutaisho al cuestionamiento de ese 'viejo entrometido', después de todo, no quería recordar más su pasado, ya no quería arrebatar de su baúl de recuerdos a esos días que tanto trabajo le había costado refundir en el olvido.

...

- ¿Qué haces aquí? - preguntó Inuyasha a su cabizbaja amiga, se veía tan afligida sentada allí, sobre su cama, que lo hizo olvidar por unos instantes su altercado con Kagome.

- No sé en que momento mi vida se puso tan complicada - le respondió Sango con voz entrecortada mientras se abalanzaba a los brazos de su mejor amigo, ahí se sentía protegida, segura.

- ¡¿Qué te hizo ese pervertido de Miroku?, dímelo! - exclamó Inuyasha, aunque él era muy distraído, sabía que Miroku tenía que ver en el malestar de Sango.

- Nada grave..., solo me dijo que quería ser mi novio - respondió la muchacha, más calmada al sentirse consolada, aferrándose cada vez más a Inuyasha.

- Oye, no entiendo porqué lloras al saber que le gustas..., es decir, claro que no es tan guapo como yo, pero no es para tanto, ¿no crees? - dijo él sin poder contener más la risa que le provocaba su comentario, era conciente de que no era el momento apropiado para bromear, pero tenía que disipar de alguna forma el ambiente tenso de su habitación.

- No es eso, tú lo conoces y sabes que no tengo garantías si lo acepto, por eso le pedí tiempo para pensar un poco mejor las cosas - susurraba ella, un poco disgustada por su inseguridad, pero también conciente de que era lo mejor, era una muchacha muy precavida, incluso en sus cosas personales, su padre le había enseñado que nada en la vida podía tomarla por sorpresa si pensaba con cabeza fría, y justamente era eso lo que pensaba poner en práctica.

- El amor no se piensa..., se siente... nunca olvides eso - respondió Inuyasha con un soplo de ternura en su mirada, al tiempo que le sonreía a su amiga, de una forma tan sincera, que hasta él mismo se sentía extrañado.

- Kagome te hizo descubrir eso ¿verdad? - preguntó Sango burlonamente, resultaba muy tentador molestar a Inuyasha, y, a pesar de que aún estaba triste, no había nada de malo en divertirse un poco.

- ¡Yo no necesito de chiquillas inmaduras para aprender cosas! - gritó Inuyasha casi ensordeciendo a Sango, mientras cruzaba sus brazos y se dejaba caer sobre el sillón que ocupaba la esquina derecha de su cuarto. Aún no sabía qué pretendía su querida amiga al recordarle sus sentimientos por Kagome, en verdad, ignoraba el porqué ella estaba pensando que entre ellos dos había algo, pues había sido muy hábil para esconder lo que estaba empezando a experimentar desde que la conoció, al menos eso era lo que él creía.

- Como quieras, pero no me vas a negar que gracias a ella te pudiste sacar a Kagura y a Kikyou de la cabeza - dijo Sango con una mueca intrigante en su semblante, ella estaba muy contenta de que Inuyasha superara ese inconveniente de su vida, si bien Kagura había sido solo un tonto amor de la niñez, esa Kikyou había calado hondo en su corazón, sufrió mucho por su causa, hasta llegó a pensar que nunca se repondría, pues el rechazo de que fuera víctima meses antes había consumido gravemente las ilusiones de su amigo.

"Mi vida dio un giro de 180 grados... luego de conocerla" pensaba él realizando un balance de lo que fuera su pasado y de lo que estaba ocurriendo en su presente, todavía lo alteraba recordar aquel sufrimiento, aquella decepción que lo marcó y que amenazaba con jamás separarse de él, y al mismo tiempo, lo aliviaba saberse vivo de nuevo, estaba claro que conocer a Kagome lo rescató del letargo del que había sido presa gracias a aquel error, mejor dicho 'aquélla' equivocación que hasta hace poco, le resultaba difícil borrar de su memoria y de su corazón...

FLASH BACK

Ya casi eran las tres de la tarde y no conseguía concentrarse en sus ideas, estaba tan ansioso de verla, que no le importó robarse el carro de su padre, aquel que tantas veces le habían prohibido usar, temía lo que sucedería si le llegase a hacer algún rasguño, incluso su familia no dudaría en 'desheredarlo', pero valía la pena cualquier castigo si tan solo la observaba una vez más, además ella debía darle una respuesta, esa respuesta que anhelaba y temía escuchar. De pronto, una silueta femenina que se acercaba lo sacó de sus pensamientos, era ella, tan seductora como siempre, balanceándose al compás de la brisa que parecía divertirse sobremanera jugando con sus largos cabellos, era sumamente atractivo para sus sentidos contemplarla, ella despertaba sensaciones nuevas en su cuerpo, en su mente y hasta en su corazón.

- Hola ¿cómo estás? - preguntó él muy nervioso, sentía como sudaba frío a través de sus poros, como su boca se secaba y las palabras quedaban atoradas en su garganta, no lo podía evitar, siempre que la miraba sucedía lo mismo.

- Muy bien... ¿me llevas a casa? - preguntó Kikyou tentadoramente al joven sentado en aquel lujoso carro, era un hermoso Peugeot del año, y no se podía negar que iba bien con su apuesto dueño, sin duda, sería muy provechoso usarlo, tendría todos los lujos posibles, todo lo que siempre quiso obtener, tan solo debía hacerle creer que ella lo correspondía y listo, el mundo estaría a sus pies.

- Y... ¿como te fue en el colegio? - volvió a preguntar mientras giraba la palanca del auto y aceleraba para dar alcance a la columna de carros que esperaba impaciente el cambio del semáforo.

- Sin novedades, ...te extrañé - susurró ella al oído de Inuyasha, acomodándose en sus hombros, percibiendo el olor de su colonia, ese olor tan llamativo, de seguro era una de esas fragancias costosas que solía usar con el propósito de atraerla, y vaya que lo estaba logrando, sin embargo no de la forma que él tenía pensado, más bien le estaba abriendo camino para llevar a cabo su plan, ese plan que no le había tomado muchos minutos construir, pero que era tan efectivo como las caricias que le estaba propiciando al cuello de aquel conductor de ojos dorados.

- ¿Has pensado algo, sobre lo que hablamos? - la interrogaba mientras pisaba el freno y se detenía en la luz roja, no se veía ningún carro detrás, estaban completamente solos en aquel callejón, era el momento perfecto para encararla, para pedirle que le respondiera, que no aplazara más esa incertidumbre que sofocaba las llamas que las caricias de su pálida mano trataban de encender.

- Te amo - volvió a susurrarle al oído, pero esta vez sin detenerse en él, sino avanzando hasta encontrarse con sus labios, había llegado el momento de dar paso a su estrategia, por ello se apresuró a rozarlos fingiendo dulzura, no había ningún problema pues él no estaba poniendo resistencia, era tan ingenuo que no se percataba de que no había ningún sentimiento de por medio... - "Qué tonto" - pensó mientras lo abrazaba...

FIN DEL FLASH BACK

- Si estás pensando en ella te mataré - expresó Sango mientras traía de vuelta a la realidad a su amigo, la tranquilizaba saber que la sacudida que le propinó sirvió de algo, notaba claramente en el rostro de Inuyasha ese disgusto típico que mostraba cuando ella hacía eso.

...

Fin del capítulo III

Espero que no los haya defraudado mucho con este capítulo, había pensado en publicar algo misterioso con partes divertidas, pero se me hizo muy necesario aclarar los sentimientos de mis personajes principales, así que lo que había pensado será para la próxima. Ya saben que si tienen dudas, sugerencias, comentarios, ideas, críticas constructivas, están en toda la libertad de hacérmelo saber dejando sus reviews o mandándome un mail, o también pueden agregarme a su lista de contactos. Creo que les he dejado algunas intrigas, realmente eso era lo que pretendía, ya saben, para captar su atención. Ya introduje a mi villano, eso me tranquiliza porque me parece que es hora de que entre en acción, aunque no sea de su agrado, también traje a Kikyou, después de todo ellos son necesarios para hacer sufrir un poquito a mis personajes. Gracias por su apoyo.

Por cierto, este capítulo, aunque no me quedó bien, se lo dedico a mi asesora, mi querida amiga Haneko Higurashi, que estaba en un momento medio difícil, quiero decirle que la vida tiene muchas pruebas, algunas personas llegarán y otras se irán, te sugiero que no esperes que tu amiga se acerque a ti, acércate tú a ella. Cuídate mucho, besos.

Gracias Chiisana Minako por tu review, fue el primero que recibí, a mi también me encanta InuKag, pero no puedo dejar de lado a MirSan, después de todo ellos son un poco más sensatos con lo que sienten, pero tranquila pronto sucederán cosas que acerquen a mi querida parejita, y algunas otras que los alejen. Cuídate mucho, espero conversar nuevamente contigo.

Qué gusto me da que te guste mi forma de escribir Cereza-kirara, estoy segura que tú también lo haces muy bien, además me alegra que me hayas dejado por primera vez tu review, recuerda que espero muchos más. Beshos pa' ti también.

Hola Sweet-Sugar-894, te agradezco que leas mis locas ideas, disculpas por terminar los capítulos en los momentos menos indicados, pero eso me gusta, ya sabes locura de principiante. Ojalá me des tu opinión sobre este capítulo.

Cómo vas Gossa, te cuento que soy de Ecuador, la mitad del mundo como dicen, que bueno que te hayan gustado los capítulos anteriores, te pido que no te decepciones de las historias en español debido al capítulo que se me ocurrió escribir, está feito, pero ni modo. Escríbeme pronto, chao.

Y no puedo dejar de agradecerte a ti, sí, tú, el que está leyendo ésto, anímate, dame tu opinión, no es difícil, recuerda que a los escritores, aunque seamos novatos, nos sirve mucho saber qué estás pensando sobre nuestras historias. Muchos saludos para ti, ojalá este capítulo sea de tu agrado, después de todo uno de los motivos por los que lo escribí fuiste tú.

Para terminar, les pido disculpas por este capítulo, intenté hacer lo mejor que pude, pero estaba escasa de ideas, me bloqueé totalmente y además estoy con unos pequeños problemitas en mi universidad, de todos modos lo hice con mucho cariño, prometo que el siguiente será mejor. Mucho besos para ustedes, cuídense. Chao.

PD: Lean los fics de mi amiga Haneko, tiene buenas ideas.

Hasta el próximo capítulo.