Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi, yo los uso solo para crear historias y nada más, lo único de mi propiedad es el ordenador y las ganas de escribir

"... " están pensando

... cambio de escena

(...): una que otra aclaración de la autora

Capítulo IV: Una noche especial y un deseo a la estrella

El reloj marcaba ya las seis con treinta, todas las personas que colmaban la capacidad de los patios estaban comenzando a retirarse, distinguía perfectamente todo rostro a pesar de hallarse muy lejos, sin embargo no había podido identificar a Inuyasha, era más fácil encontrar una aguja en un pajar que encontrar a su hijo en casa, ese muchacho acostumbraba vagar por el bosque hasta altas horas de la noche sin aviso previo, siempre era lo mismo, pero esta vez no se hallaba de buen humor como para esperarlo, después de todo podía aguardar tranquilamente hasta la mañana siguiente para reprenderlo, no había urgencia de hacerlo ese mismo día.

- ¡Higurashi! - comenzó a llamar a la persona que divisaba en la distancia, aprovecharía la ausencia de su hijo para hablar de su decisión con su secretaria, era conveniente ponerla sobre aviso para que ella lo asesorara en las medidas que debería tomar para la cesión que había planeado convocar el Lunes a primera hora. Además, ella era la esposa del hombre que le ayudó a construir su empresa y que lamentablemente había muerto en un accidente, qué culpable se sentía aún por no haber podido ayudar a su amigo la única vez que él lo requirió, talvés si no hubieran discutido aquélla noche, Makoto aún estaría a su lado, disfrutando de los progresos de la compañía y de los futuros éxitos que de seguro se avecinaban.

- Si Sr. Inutaisho - respondió ella al insistente llamado de su pensativo jefe, no podía dejar de lado la preocupación que sentía al no ver a Kagome por ningún lado, pero ante el llamado del trabajo debía detener la búsqueda.

- Necesitamos hablar, pasen a tomar un café - invitó Inutaisho a las tres personas que permanecían frente a él, procediendo a guiarlos hacia el interior de su mansión, sin quitar la expresión de agrado de su semblante, no por guardar la 'etiqueta' como solía hacerlo sino porque se sentía a gusto con la presencia de aquellos tres invitados, dos de los cuales habían desempeñado un importante papel durante 17 años en su compañía, eran personas honradas, alegres, educadas, sencillas y trabajadoras, ¿quién no se sentiría complacido de tenerlos en su hogar?

...

Qué predecible era, Sango se lo había advertido cuando terminaron de conversar y abandonó su habitación alegando que necesitaba tomar un poco de aire, - "De seguro ahora irás a tu lugar secreto, y apuesto todos mis ahorros a que pensarás en Kagome" -, y sin más que decir ahí se encontraba de nuevo, parado en el mismo lugar que frecuentase cada vez que se hallaba triste o confundido, la soledad que vagaba por los alrededores y las formas del paisaje creaban un ambiente perfecto para aclarar sus ideas, era como un santuario, recordaba claramente cuando su madre lo llevó por primera vez..., aquel lago era testigo de muchos de sus momentos tristes, e incluso de sus momentos de alegría, y hasta de sus mas íntimos secretos. Era muy necesario para él disipar su mente, dejarla vagar por unos momentos y librarse de todas sus presiones, de sus problemas, de todo lo que opacaba su paz, tenía que permitir que el paisaje se llevara lejos aquel mosaico de sentimientos que tomaban posesión de su ser. El reflejo de la luz de la luna sobre las tranquilas aguas atrapaba sus sentidos, los movimientos lentos de los árboles y el canto nocturno de los grillos le estaban brindando uno de los mayores espectáculos que hubiese presenciado. De pronto, el olor del viento había cambiado, lo sentía, la brisa ya no anunciaba soledad, más bien le daba a entender la presencia de alguien más, era el mismo aroma embriagador que recorría una vez más sus vías respiratorias, aquel aroma que percibió horas antes cuando abrazó a Kagome, - "¿Será ella?" - pensó inquieto, mientras asomaba su cabeza sobre una rama.

Ahí estaba, sentada sobre una roca, tan perdida en sus pensamientos que no se había dado cuenta de que él la observaba, se veía tan linda así, podía quedarse en aquel sitio contemplándola por la eternidad y no sentiría fatiga alguna, era como si hubiese nacido para estar junto a ella, era una extraña sensación, a veces hasta le daba miedo experimentarla pero no podía oponerse. Incluso su cuerpo parecía empezar a tener voluntad propia, percibía como sus piernas se movían y se encaminaban hacia ella, no podía evitarlo, mejor dicho, en lo más profundo de su corazón, no quería evitarlo...

- ¿Te gustan las estrellas? - preguntó Inuyasha mientras se acercaba a la muchacha de cabellos azabache y se sentaba cerca, alzando la mirada para observar lo que ella no paraba de contemplar.

- Ah...sí... - respondió Kagome muy asombrada por ver a Inuyasha a su lado, no sabía desde que momento él se encontraba en aquel lugar ni cómo la había localizado, pero se sentía muy bien al tenerlo junto a ella, a pesar de que la mayor parte del tiempo discutían, era inútil negar que su presencia la hacía sentir cómoda.

- ¿Ves esa de ahí? - preguntó él al tiempo que señalaba una palpitante luz que destacaba en el oscuro cielo.

- Sí... - dijo ella aún extrañada por lo que estaba sucediendo, pero con un evidente dejo de enfado en su tono de voz, aún estaba fresca en su memoria la discusión que tuvieron, lo cínico y altanero que había sido, que impotente se sentía al no poder apartarlo de su cabeza, sin embargo estaba poniendo todo su empeño para lucir indiferente.

- Es Orión - respondió Inuyasha bajando la vista para enfocarla en la silueta de Kagome, podía ver claramente como sus cabellos danzaban con el pasar de la brisa y el azabache característico se advertía distinto debido a que la luna había posado sus destellos sobre ella. No había duda, era hermosa, distinta a muchas de las mujeres que conformaban su círculo de amistades, era tan sencilla y tan compleja a la vez, tan dulce y suave y al mismo tiempo tan firme y segura, esa muchacha se había convertido en un mundo inexplorado que él ansiaba descubrir, sin embargo sentía temor, la vida le había pagado muy mal cuando se decidió a amar, no quería que le volviese a suceder, - "¿pero...qué puedo hacer?" - pensó, por más que se resistiera a la idea, no podía hacer caso omiso de que un nuevo sentimiento estaba gestándose en su interior, - "¿será amor?" -, talvés sí o talvés no, ya no podía definir lo que le acontecía, tan solo podía dejarse caer en los brazos de aquellas emociones y esperar paciente a ver que pasaba. No obstante, estaba seguro de que el primer paso a tomar sería entrar en paz con ella, lo cual no le iba a ser muy fácil, pues Kagome se hallaba visiblemente disgustada con él, y no era para menos, se había portado como un insolente en la cocina...

- ¿Cómo lo sabes? - interrogó Kagome al recién llegado que lucía muy distraído, pensativo, fuera de sí; sabía perfectamente que a Inuyasha le gustaba bromear y aprovecharse de la 'ignorancia' que ella tenía en algunos aspectos, de seguro él quería jugarle una mala pasada para cobrárselas. A su parecer no estaba del todo mal adoptar una posición defensiva hasta saber en que terreno estaba pisando.

Inuyasha no sabía qué hacer, había llegado allí con las mejores intenciones, pero Kagome lucía sumamente furiosa, incluso notaba la desconfianza en su comentario anterior, ¿cómo la haría entender que él venía en son de paz?, deseaba sobremanera verla sonreír nuevamente, anhelaba ser cautivado por su alegría una vez más. Era inevitable, no había caso en seguir huyendo de la arrebatada solución que ignorase horas antes cuando la abrazó, no había otra opción, debería hacer lo que más trabajo le costaba... disculparse.

- Yo...nunca debí haberte tratado así...lo...lo...siento - dijo él totalmente avergonzado, se sentía como un tonto, claro un poco más tranquilo, pero al fin y al cabo como un tonto, era tan nuevo para él pronunciar aquéllas palabras, sin embargo sabía que ante situaciones 'desesperadas', medidas 'desesperadas'.

Kagome estaba totalmente absorta, su Inuyasha ¿le había pedido perdón?, - "pero en qué momento llegué a esta dimensión desconocida" - pensó mientras observaba con sigilo una y otra vez al muchacho, sin duda debía estar poseído por algún espíritu maligno o algo así para haber actuado de esa forma, o talvés ella escuchó mal, o acaso ¿sería el café cargado que tomó en la mañana?, no tenía ni idea. Sin embargo, no podía negar que verlo así, tan desprotegido y temeroso, pidiendo disculpas era enternecedor, no había duda de que Inuyasha estaba batallando dificultoso contra su orgullo. Luego de unos minutos de examinarlo exhaustivamente, se percató de que había creado una situación muy incómoda para él, Inuyasha se veía tan cohibido ante su mirada que mejor optó por aceptar sus disculpas y dejar sus averiguaciones para otro momento.

- No te preocupes, ¿qué te parece si me hablas de esa estrella? - se apresuró en decir para desterrar la tensión que los rodeaba, dejando que el contorno de sus labios formara una perfecta sonrisa.

De nuevo pudo respirar tranquilo, al fin había terminado ese momento, ya no se sentía analizado por la muchacha, más bien, sentía la total confianza de hablarle, por ello prosiguió...

- La historia cuenta que Orión era un hermoso gigante y un poderoso cazador - dijo tomando de nuevo el hilo de la conversación y desviando su vista hacia el lago, - se enamoró de una muchacha y no dudó en pedirla en matrimonio, pero como el padre de ella se oponía, él la raptó - dijo mientras dejaba perder nuevamente su mirada en el estrellado cielo que los acompañaba.

- ¿Y qué pasó? - preguntó Kagome muy entusiasmada por el relato de Inuyasha, muy pocas veces él se comportaba de esa forma, confiando en ella, hablándole tranquilamente, y lo mejor de todo era que estaba captando su atención con esa historia de enamorados, a ella le atraía mucho esa clase de cuentos en los que dos personas se aman y luchan por aquel sentimiento.

- El padre de la chica al enterarse hundió a Orión en un profundo sueño y lo cegó, después él fue al oráculo, el cual le dijo que recuperaría la visión si iba al Este y dejaba que los rayos del sol naciente le dieran en los ojos - continuaba con su relato, lo conocía tanto que podía explayarse sin inconvenientes, además la mirada de Kagome parecía desbordante de ilusión, realmente estaba muy sumida en la historia, aún no podía creer que bastaba con dejar un poco de lado su orgullo y ser sincero para llegar a ella, se reconocía como un verdadero idiota en aquel momento, pues gastó tanto tiempo maquinando tácticas para acercarse a Kagome, y la única que jamás pensó considerar como válida, era la que le estaba surtiendo efecto; de ahora en adelante sería oportuno pensar seriamente en despojarse de su orgullo y mostrarse tal y como era, al menos frente la muchacha, era la única vía segura para conquistarla...

- Continúa - dijo Kagome al tiempo que su cuerpo graficaba una postura de atención y expectativa.

- Cuando recobró la vista, quiso buscarla, regresar a su lado, pero la vida le jugó una mala pasada y fue asesinado en el intento, entonces la diosa Ártemis, conmovida, lo trasladó al cielo como una constelación...se dice que su amada lo contemplaba todas las noches desde aquel día, fue la única forma en que pudieron estar juntos... - terminó por decir, percatándose de que el semblante de Kagome había cambiado, ya no era el rostro esperanzado de segundos antes, más bien se había tornado triste y desilusionado.

- ¿No te gustó la historia? - cuestionó a la chica que yacía sentada a su lado mirando nuevamente la estrella que él antes mencionara en su relato.

- No es eso... ¿crees que todos los enamorados estén destinados a sufrir? - interrogaba ella a su interlocutor, desconociendo la forma en la que los destellos de preocupación en su figura contrastaban con los de la luna.

- ¡Oye no digas eso, es solo un tonto cuento de niños, no te lo tomes tan a pecho! - respondió Inuyasha al tiempo que se recostaba sobre la fresca hierba de la orilla y adoptaba una posición de despreocupación. (Típico en él)

- Cuéntame otra ¿sí? - se apresuró en decir, olvidando por completo la duda que había surgido anteriormente, mientras fijaba sus ojos en la persona que poseía últimamente todos sus pensamientos, todas sus ideas, todos sus momentos.

- La próxima vez que conversemos lo haré, no quiero verte triste de nuevo - manifestó Inuyasha tiernamente mientras tocaba la mejilla de la muchacha que lo escuchaba atenta y dibujaba una sonrisa en sus labios, la cual tuvo un paso muy fugaz por el mundo, pues fue borrada al instante cuando se percató de las 'tonterías' que había dicho, - "¿pero qué hice?" - pensó sorprendido, ¿cómo pudo ser tan tonto y no controlar sus palabras?, últimamente andaba haciendo cosas raras, primero se disculpaba, luego le contaba historias, luego confesaba que le preocupaba su estado de ánimo y le hablaba de una 'próxima vez', su rostro empezaba a arder y los argumentos se le habían escapado, por lo que en última instancia trató de cambiar el tema.

- Eh...ah... ¿ves la de la derecha? - inquirió aún siendo presa del calor extremo que lo consumía, y ante el asentimiento de la muchacha prosiguió, - es la Osa mayor - terminó por decir con un suspiro.

- Es muy linda... ¿crees que le pueda pedir un deseo? - preguntó Kagome recobrando la mueca de ilusión en su rostro.

- No sabía que creías en esas cosas - respondió Inuyasha muy indiferente.

- ¿A si?...pues yo no sabía que eras astrónomo - dijo ella burlonamente, mientras retornaba el sosiego al ambiente. Aunque Inuyasha se opusiera, estaba totalmente decidida a formular su petición, después de todo no perdía nada. Por ello cerró sus ojos y colocó sus manos sobre su pecho, en afán de que la fe que colocaba en su pedido sea el móvil que convirtiera en realidad su deseo.

- No lo soy..., pero a alguien muy especial para mí le gustaba contarme esas historias - terminó por decir el joven de ojos ámbar, con un gesto sereno en su blanca tez cargado de picardía, sin percatarse de la acción de la muchacha.

Kagome sintió como sus anhelos se venían abajo, ella que minutos antes estaba tan emocionada por ver a Inuyasha a su lado, ahora lucía afligida, y no era para menos, él le estaba hablando de una persona especial, confesándole que solía estar con ella en aquel lugar, recordándola; no obstante, ella debía disimular su decepción, no quería que Inuyasha se diera cuenta de que ella estaba sintiendo muchas cosas especiales por él, por lo que preguntó tratando de sonar lo más calmada posible...

- La querías mucho ¿verdad? -

Inuyasha vaciló unos instantes, muchos recuerdos se agolparon a su cabeza, aquellos nueve años que vivió junto a esa persona especial recorrían sus ideas, todos los momentos que compartieron, todos los juegos, todas las veces que ambos pisaron la verde hierba de la orilla del lago, todas las veces que lloraron, sin duda, aquella mujer era dueña de todo su cariño, de su admiración.

- Sí... yo amaba a mi madre - dijo en tono tan triste que su acompañante pudo percibirlo, su madre era el mejor recuerdo que tenía, su ausencia le había impreso una herida incurable en su corazón y por más que pusiese todo su empeño no podía esconder lo duro que le resultaba haberla perdido.

...

No podía creerlo, llevaba más de tres horas intentando conciliar el sueño y no lo conseguía, sentía tantos escalofríos al hallarse sola en su cuarto que no se atrevía ni siquiera a apagar la luz, si su hermano estuviera a su lado todo sería distinto, lamentablemente él estaba ocupado y no podía acompañarla; sentía los nervios de punta, estaba segura que en el momento en que cerrara sus ojos aquellas imágenes incomprensibles aparecerían de nuevo y eso la intranquilizaba aún más. No entendía el por qué de esas pesadillas, ni tampoco el hecho de que las tuviera todas las noches, lo único que sabía era que todos esos sueños extraños tuvieron su origen el día de la muerte de su madre...

FLASBACK

Al fin era hora de ir a casa, aunque la trataban muy bien en la escuela, no podía evitar extrañar a su familia y el estar cerca de ella, además le fascinaba ver a su madre esperándola impaciente, siempre con su canasta de frutas en sus manos, era una mujer muy bella, la mejor de todas, sus cabellos sueltos ondeando con el pasar de la brisa, sus mejillas rosadas y su níveo rostro siempre alegre, aquel vestido celeste que usaba parecía reflejarse en su mirada, tan azul como el cielo, sin duda, su madre era la mujer más hermosa del mundo, su mayor deseo era llegar a ser algún día como ella.

- Vamos a casa querida Shiori - dijo aquella mujer de belleza sin igual, mientras tomaba la mano de su hija y se apresuraba a abordar el auto que las llevaría de regreso a su hogar.

No pasó mucho tiempo para que el coche se estacionara en el jardín principal, de un salto la pequeña se hallaba en el suelo, jugando con las rosas e invitando a su madre a que le ayudase a recogerlas. No había nadie más en casa, sus hermanos de seguro se encontraban estudiando en sus colegios y su padre estaría en su oficina, toda la tarde era solo para ellas, sería un día feliz de madre e hija, eso la emocionaba, talvés jugarían todo el día, correrían hasta el lago como solían hacerlo y luego observarían juntas el ocaso. Sin embargo, supo que nada de eso ocurriría al ver una limosina parquearse en frente de ella...

- Ve a la casa Shiori - dijo su madre llena de nerviosismo, su mirada reflejaba un severo temor al ver al sujeto que bajaba del lujoso transporte.

Ella se apresuró en subir, lo mejor sería preparar la sala para jugar con su madre cuando se desocupase, ya había sacado todos sus juguetes y solo esperaba que el momento se prestara para pasarla bien, escuchaba a lo lejos discutir a su madre con el hombre extraño que no pudo observar con claridad; eso no la preocupaba, su madre era muy firme para exigir a los empleados que se desempeñaran bien en sus funciones, de seguro ese era otro regaño que estaba repartiendo. Mas, un sonido ensordecedor la sacó de sus pensamientos, era algo parecido a un estallido, solo pudo correr hacia el lugar donde el ruido se originó y espantarse ante la desgarradora escena que presenció...

FIN DEL FLASHBACK

- ¿Porqué no puedo recordar más? - dijo entre sollozos, se sentía tan culpable, el caso de la muerte de su madre no se podía solucionar porque ella no lograba reconocer al hombre que la mató; su abuelo, Totosai, le había explicado que para ella fue muy traumático el resto de cosas que vio y por eso reprimió esos recuerdos, pero esa razón no la convencía, debía haber alguna forma de recuperar todo lo que olvidó, solo el día en que lo lograse se sentiría en paz, solo en el momento en que recobrara la memoria sentiría que no le había fallado a su madre.

...

Kouga estaba desesperado, era la quinta vez que recorría la acera y aún no conseguía calmarse, sus sentidos se hallaban fuera de control, lo fastidiaba sentir esa incertidumbre, pero no podía evadirla, después de todo Kagome prometió que regresaría con ellos, y a la hora de la partida no se había aparecido por el lugar, incluso esperaron dos horas y ella no dio rastro de vida por ningún lado, y a todo eso se sumaba el comentario de Sango, aún recordaba sus palabras - "Talvés está con Inuyasha, no hay de que preocuparse" -, cómo le hervía la sangre, ¿quién diablos era ese tipo? y ¿quién se creía para estar campante con su chica?, sería mejor para ese 'insolente' no aparecerse frente a él, pues tenía el convencimiento de que lo mataría sin compasión, y no era para menos, aquel idiota estaba pretendiendo quitarle a su mujer, su osadía le provocaba indigestión.

Fin del Capítulo IV

Ojalá que les haya gustado este capítulo, la mayor parte es un momento InuKag, sentía que no le había dado la suficiente importancia a mi pareja preferida por eso decidí centrar casi todo el capítulo en ellos, de veras espero no haberlos decepcionado. Además aproveché este capítulo para introducir a Shiori como la hermana de Inu, y dejarles una duda de lo que pasó con su madre, el deseo que Kagome pidió a la estrella se los revelaré después. Ya saben que si tienen alguna sugerencia, crítica constructiva, duda, idea pueden hacérmelo saber dejando un review, estoy dispuesta a aceptar todos sus comentarios así que no tengan miedo y cuéntenme lo que piensan de mi fic.

Muchísimas gracias Chiisana Minako por leer mi fic y estar pendiente de las actualizaciones, además por animarme a continuarlo, espero haberte complacido con el momento InuKag que creé, ojalá que tengas mucho Waff en él. Cuídate mucho y besos, por cierto me encantó tu fic ¿dormidos?, eres genial.

Hola Chely, que bueno que te hayas animado a escribirme y que te guste mi historia, yo también creo que InuKag es lo mejor que hay, lástima que después debo hacerlos sufrir un poquito, pero ni modo. Tú también cuídate mucho y espero que me des tu opinión sobre este capítulo, está feito, pero igual espero que me digas como te pareció.

Como estás gossa, es un honor saber que lees mis locuras, espero haber llenado tus expectativas sobre este capítulo. Te mando muchos saludos, hasta el próximo, no olvides decirme lo que piensas sobre éste.

Haneko Higurashi, quiero que sepas que eres una de mis más grandes amigas, además recuerda que te nombré mi asesora estrella, por eso te dediqué el capítulo anterior, y te cuento que también te dedico éste y los que vendrán, espero que estés bien, además recuerda que te veré en las pasarelas internacionales, lucha por lo que quieres, cuídate y muchos beshos para ti, yo también TQM. Ya sabes que cuando necesites algo puedes contar conmigo.

Hola Sweet Aome, me alegra mucho que pienses que mi fic es genial, es el primer review que me dejas, no olvides que espero muchísimos más. Gracias por seguir mi historia, ojalá que te haya gustado este capítulo. Muchos saludos y besos. Chao.

A ti también te agradezco Cristy-girl, por tomarte el tiempo de leer mis ocurrencias, recuerda que espero tu opinión sobre este capítulo, ya sabes, a mi me fascina leer reviews. Saludos, besos y hasta la próxima ocasión.

Debo decirles que el relato de Inuyasha que puse en el capítulo, tiene mucho de realidad, tuve que investigar sobre el asunto en enciclopedias, ya saben para que tuviera una base sólida, sin embargo algunas cosas también me las inventé, así que no se enojen si lo que escribí no concuerda con la realidad o si es muy cursi.

Como lo dije en el capítulo anterior, es imposible que deje de agradecer a los que también están leyendo el fic aunque no me dejen su review, tengan presente que es muy importante para mí saber si les agrada lo que escribo por eso regálenme un tiempito y dejen su opinión, la razón más importante por la que escribo es para presentarles algo que valga la pena, ya saben, espero saber que piensan de mi fic.

Para terminar, quiero disculparme porque, aunque no es novedad, creo que el capítulo está un poco feo, mejor dicho, muy feo, creo que la trama está un poquito flojita, pero ni modo, me esforcé mucho para escribirlo, todo mi cariño está en cada línea, no se preocupen, prometo que mejoraré, claro, si no sufro una escasez de ideas como la de estos días y si no me bloqueo como me suele pasar. Talvés me demore un poco en actualizar, es que recién empecé clases y eso me consume la mayor parte de mi tiempo, pero intentaré hacerlo lo más pronto posible. No dejen de leer el fic por este capítulo, compréndanme, es un verdadero reto crear un nuevo capítulo porque siempre debe ser mejor que el anterior, y a veces eso no me resulta.

Por cierto, cambié mi dirección de correo, ahora es inubuggymiau7-arroba-yahoo-com, pero la anterior buggymiau5-arroba-hotmail-com también está habilitada, solo creé otra por cuestiones de espacio.

Cuídense mucho y hasta el próximo capítulo.