Me ha costado un horror escribir este capítulo, primero porque lo tuve que hacer en lápiz y papel y corregir es más difícil para mi. Segundo porque intento transmitir la empanada mental en la que vive Draco que hace que cada vez diga, actúe y sienta de una forma diferente lo que le hace muy complicado de describir. Y porque Harry decidió hacer algo que ni yo misma me esperaba. Ya lo leeréis. Así que espero haber logrado mis objetivos. Tanto si es así como si no me lo decís en los comentarios e intento arreglarlo ¿vale? Al final del capítulo hago unas aclaraciones que espero que os sean útiles.

Dedico este capítulo a FALLEN FAN por sus desvelos, y a DIABOLIK porque con muy poco me trasmite mucho.

Ya sabéis que las respuestas a vuestros comentarios están como siempre al final del capítulo , que los pensamientos están entre "comillas" y que espero que os guste.

Los personajes no son míos y no gano nada con ellos, etc...

Más o menos hace 20 años

Draco entró en la sala común de Slytherin. Estaba cansado y hambriento ya que hacía casi dos días que no probaba bocado. Llevar a cabo determinados planes era difícil incluso para un Malfoy.

-Señor Malfoy ¿Esta noche nos honrará con su presencia o seguirá desaparecido como desde el día del castigo? – El jefe de la casa Slytherin estaba cómodamente sentado en un sillón con una copa de brandy y mirando al fuego de la chimenea.

-Profesor... no estoy desaparecido

-¿No? – Severus se volvió para mirarlo – Entonces ¿dónde ha estado?

-Eh, pues... por ahí... pensando... comprando los regalos...

-¿Regalos? Así que sabe que día es hoy

-Si señor... 24, mañana es Navidad... ¿por qué está enfadado conmigo? ¿Por qué nos hablamos de usted si no hay nadie?

-Me tenías preocupado, Draco – Dijo el hombre sonriendo suavemente – Desde el otro día no has dado señales de vida, y nadie sabía nada de ti.

-En serio, Severus, necesitaba pensar.

-¿En Potter?

-Sí... en Potter. – La voz del rubio sonó triste.

-¿Y...?

-Supongo que en el fondo la suerte está echada. Voy a intentar recuperar su 'enemistad'. "En este momento me conformo con que vuelva a mirarme a la cara"

-¿Le quieres? – Draco se sorprendió ante lo directo de la pregunta

-Soy un Malfoy.

-No me has contestado.

-No tengo otra respuesta. En el fondo somos muy diferentes, como agua para chocolate. Lo mejor es que todo vuelva a ser como antes. En realidad... tal vez sea porque no he conseguido lo que me proponía... seguro que si hubiésemos... no pensaría tanto en él.

-Eso no lo sabes. Pero... tienes razón. – Se levantó del sillón haciendo desaparecer la copa vacía - Tal vez solo sea que te hayas obsesionado por un tema puramente hormonal. Después de todo, hay mejores partidos para ti en este colegio. No me gustaría que terminases tirándolo todo por la borda por un mediocre al que pasados unos días se le habría acabado la gracia.

-Sí, eso es muy posible. Pasados unos días se me pasará.

-Bien, entonces, ponte presentable porque dentro de una hora empieza la cena de Navidad y... no voy a permitir que nadie deje en ridículo a mi casa.

Dicho esto, y con un gesto majestuoso y exagerado, salio de la sala común. Fue con paso firme hacia su despacho y al abrir la puerta y sin esperar preguntas contestó a los interrogantes ojos castaños que le esperaban.

-Está completa y absolutamente enamorado. Un poco desorientado, pero muy enamorado.

-Sirius me dijo que Harry está muy despistado. No sabe que pensar.

-En el fondo, me siento extraño manipulando a dos críos.

-Pensé que te gustaba manipular a los alumnos.

-Oh, prefiero a los adultos. Por cierto, ¿cómo es que no vino Black contigo esta vez?

-Fue a... en estas fechas suele ir a visitar la tumba de su mujer y su hija. Por eso habló con Harry por la chimenea.

-No pude hacer nada por ellas – el tono de voz del mortífago sonaba apagado. Durante años había intentado borrar eso de su memoria – En serio, la epidemia fue tan rápida que... los mendimagos no podían con tantos enfermos, cuando yo llegué con la pócima, la enfermedad en ellas ya estaba en un estado muy avanzado y no les hizo efecto.

-Lo sé, yo también llegué tarde. Aunque no lo creas, él no nos culpa. Su odio hacia ti no es por eso y lo sabes.

-Sí, lo sé. Pero...

-Si no hubieras sido tan estúpido de adolescente, él no se habría fijado en tu prima y no se hubiesen casado, así que supongo que en el fondo te lo debe.

-Si, tal vez... Bueno, para principios de año tendré más matalobos, así que espero no verte por aquí hasta esos días.

-Tú siempre tan amable – Remus se puso en pie y se dispuso a salir. - ¿Algún recado para mi vuelta?

-No, no necesito nada. Que tenga un buen viaje, Señor... Lupin... y Feliz Navidad

-Feliz Navidad a ti también. – Cerró la puerta tras de si, con suavidad.

Harry había recorrido el castillo siete u ocho veces. Había buscado al rubio por todos los rincones, pero nada, no había tenido éxito. No sabía por qué le buscaba, no iba a perdonarlo, y no pensaba volver a ser su amigo, pero tenía prisa por mostrarle que ya no iba a ignorarlo. Terminó de arreglarse y se miró al espejo. "El pelo desordenado, la ropa grande, las gafas rotas..." negó con la cabeza. Suspiró y salio del cuarto. Había quedado con Ron y Hermione en el comedor.

Draco se miró de nuevo en el espejo antes de salir de la habitación "estoy imponente" pensó mientras cerraba la puerta tras de sí. Al llegar a la sala común Pansy lo miró con detenimiento:

-Vaya, vaya. Es una cena especial, pero... estás rompedor Draco, veo que has decidido no dormir solo... - La morena se le acercó despacio.

-Olvídalo Pansy, hace tiempo que perdiste ese puesto.

-Ya, pero soy tu mejor opción, visto que cierto ojiverde...

-¡Pansy! No tientes a la suerte...

La chica recordó que con ciertas cosas Draco no bromeaba, así que se alisó unas arrugas invisibles en el traje y puso su mejor sonrisa. Salieron en dirección al comedor. Al doblar la esquina al rubio le empezó a palpitar fuertemente el corazón, ahí estaba, tan desaliñado como de costumbre. Avanzó despacio esperando ver la reacción del moreno al verle. Harry levantó la mirada, el estómago se le hizo un nudo al ver como los ojos grises que había estado buscando todo el día le miraban. "Está grandioso, es perfecto" suspiró cerró los ojos unos instantes para concentrarse en lo que iba a hacer.

-Veo que las serpientes salís en grupo ¿ahora os da miedo ir solos?

-¿Te molesta cara-rajada?- Draco contestó con dificultad, ya que al ver que no era ignorado se le había parado el corazón

-Por favor Malfoy, nada de lo que haga una mala imitación de su padre como tu, puede molestarme. – Harry sonrió para sus adentros, sabía que el mensaje había sido recibido.

-Al menos él tiene a quien imitar no como otros

-Bonito vestido Pansy – Dijo Harry con cara de interés

-¿De verdad te gusta? – Pansy le miró asombrada y coqueta

-Si, cuando adelgaces los 5 kilos que te sobran te quedará de cine.

-Pansy dio una patada al suelo en señal de disgusto, levantó el mentón y entró muy digna en el gran comedor. Harry se dispuso a entrar detrás de ella con una amplia sonrisa en los labios cuando escuchó a su espalda:

-Buen insulto Potter, digno de un Slytherin

-Me insultas Malfoy

-No, intentaba alagarte, vas aprendiendo.

-Pues con la falta de práctica, pensé que había perdido la habilidad de insultar a los inútiles como tú.

-¿Sabes? Me gusta ser el blanco de unos insultos tan torpes, me hace sentir vivo.

Ambos entraron en el comedor sonriendo y se dirigieron a la única mesa que estaba preparada. Ron y Hermione le dejaron a Harry un sitio entre ellos, mientras que Draco se sentó lejos al lado de los Slytherin.

La cena transcurrió entre bromas, regalos, villancicos y dulces para casi todos. Severus estuvo con la mente ausente todo el tiempo y Harry no podía dejar de mirar al rubio y preguntarse si lo que Sirius le había insinuado sería verdad, lo malo, es que si lo era... había caído en las garras del ser más superficial de todo Hogwarts. Al otro lado de la mesa Draco reía y bromeaba con el de primero de su casa, con un único pensamiento que repetía mentalmente como un mantra "todo tiene que ser como antes, yo soy un Malfoy, y no voy a dejarme llevar por un calentón."

Harry se levantó a mitad de la noche, estaba cansado de dar vueltas en la cama y no poder dormir. Las cobijas de la cama de Ron estaban cerradas, lo que indicaba que no estaba solo, así que decidió no molestarlo. Cogió la capa de invisibilidad y salió despacio a dar un paseo. La noche era fría y muy estrellada, caminó durante una hora más o menos, y al final decidió ir a su refugio para ver mejor el cielo. Subió despacio las escaleras de la torre y entró en el antiguo aula. Vio que la chimenea estaba encendida, y que había alguien sentado en el suelo sobre unos cojines. Cuando los ojos se acostumbraron a la suave luz descubrió de Draco le miraba con curiosidad.

-¿Qué haces tú aquí a estas horas de la noche?

-Iba a preguntarte lo mismo – Harry vio que Draco metía la en una caja que tenía a su lado.

-¿Qué guardas ahí?

-Ven, siéntate, estarás helado. – Harry obedeció sentándose enfrente del rubio, en ese momento vio que sacaba dos gatitos pequeños – Este es Ryhar y este es Codra.

-Harry y Draco, has cambiado el orden de las sílabas... Me figuro que Ryhar es el negro ¿no?

-Sí, la idea me la dio tu sueño.

-¿Para qué quieres dos gatos?

-Bueno, los encontré en el camino de Hogsmeade el otro día, parece ser que se habían despistado, o que no tienen madre, estaban moribundos, así que decidí cuidarlos. Uno, Ryhar es mío, Codra... es tu regalo de Navidad.

-¿Qué?

-Escucha... estaba abrigándolos porque hoy hace mucho frío y no quería bajarlos a Slytherin, porque Pansy te lo hubiese contado.

-¿Mi regalo? Pero...

-No se me ocurría mejor manera de pedirte perdón. Supongo que he hecho que estos meses de atrás tu vida fuera un infierno, y quería... quería darte algo... Quería que volvieses a ser el de antes, no me importaría que volviésemos a ser amigos, ya sé que te traicioné y que... pero al menos quería que... Pensé que no te resistirías. Tienes buen corazón, si yo no había conseguido acercarme a ti, tal vez Codra...

Harry había cogido el gatito gris entre sus manos. Era tan pequeño que aún no había abierto los ojos. Temblaba levemente y luchaba por meterse entre las ropas de Harry en busca de calor.

-Veo que para conseguir tocarte hay que estar indefenso

-Necesita calor eso es todo... Escucha Draco, creo que también yo te debo una disculpa. A lo mejor no fui muy justo contigo. Estoy dolido, y no voy a volver a confiar en ti, me diste una buena lección, pero no debí de ignorarte de ese modo.

-Entonces ¿enemigos? – Draco le tendió su mano

-Enemigos – Dijo aceptándola - Esto... yo no tengo regalo para ti.

-No pasa nada, no te preocupes, nunca nos hemos hecho regalos, no sería muy normal ¿verdad?

Harry sonrió. Cogió a Codra, se puso en pie y se dispuso a volver a su torre. Al llegar a la puerta se paró un momento. Se giró y volvió a la chimenea. Dejó a Codra en la caja junto con Ryhar. Se giró hacia Draco que lo miraba con curiosidad, y sin muchos preámbulos lo besó.

El beso no era suave, sino ansioso, y con la misma ansiedad fue respondido por el rubio. Draco abrió su boca y con la lengua empezó a profundizar en la de su compañero mientras le atraía hacia sí, cayendo para atrás y poniéndole encima de él.

Harry no se mostró tímido como en otras ocasiones. Siguió besando al Slytherin en la boca y en la cara mientras le abría la camisa. Sus manos empezaron a acariciar el pecho blanco que tenía debajo y tranquilizándose empezó a besar el cuello de Draco que por el momento se dejaba hacer. Se quitó también la camisa y durante unos segundos disfrutó del roce de sus pieles. Se sentó en las caderas de su amante para tener una visión del torso desnudo de Draco, que aprovechó para quitarle las gafas y agarrarle de la nuca para atraerle a un nuevo beso, tomando en ese momento el mando de la situación. Con mucha destreza se colocó encima del moreno.

-Nunca entenderé porqué te escondes bajo esa ropa muggle de segunda mano. Eres perfecto Harry. Podrías conquistar a quién quisieres.

-No, no todo es atracción física, también hay otras cosas, y estas no se consiguen solo con una bonita camisa.

-Tienes razón.

Draco se inclinó para besarlo en el cuello, y lentamente empezó a bajar. Su lengua hizo dibujos por todo el cuello y el pecho de Harry, haciendo que este gimiera y su cuerpo buscara mayor contacto. Los pezones respondieron rápidamente, y la erección no se hizo esperar mucho más. Mientras Draco jugaba con el ombligo, le quitaba lentamente el pantalón y el bóxer. Miró a Harry que en ese momento estaba un poco sonrojado, y sin apartar los ojos de su cara, comenzó a introducir poco a poco la erección del moreno en su boca. Subía y bajaba con suavidad, Harry recordó a Pansy, pero no había punto de comparación, eso le estaba gustando mucho más. Notó como se acercaba al punto de no retorno, y con sus manos, paró al rubio.

-No, así no. Contigo

-¿Estás seguro? – Draco no había creído que el moreno quisiera llegar tan lejos

-Si, seguro. Contigo

Se besaron de nuevo. El rubio miró de nuevo los ojos verdes que tenía en frente, y vio la decisión en ellos "Mi suerte está echada" pensó, y suavemente lo giró poniéndolo de espaldas. Comenzó a besarlo por los omóplatos y después empezó a dibujar de nuevo con su lengua a lo largo de toda su columna vertebral mientras volvían los gemidos de Harry. Conjuró un bote de vaselina que tenía en su habitación, y comenzó a preparar a su amante, que si bien al principio se tensó, luego poco a poco se fue relajando. De algo tenía que servir toda la experiencia del rubio, que se hizo más patente a la hora de sustituir los dedos por su propia excitación. El dolor intenso duró solo unos segundos, pero pasó rápido olvidado entre las palabras, las manos y los movimientos de Draco. Con movimientos precisos hizo que Harry olvidase hasta su nombre, estallando su placer en la mano segundos antes que él dentro del moreno.

Agotados se quedaron un rato tumbados en silencio, Draco abrazó a Harry que dócilmente se dejó llevar.

-¿Y ahora? – Dijo Draco besando el pelo del moreno

-¿Ahora? Supongo que todo tiene que volver a ser lo que era.

-¿Qué? Nos hemos acostado... juntos

-Ni que fuera tu primera vez – Harry se giró para mirarlo a los ojos

-Ya, vale, si, no es mi primera vez, pero... tú eres especial.

-¿Lo soy? Si, supongo, tu también lo eres, pero... No puede ser

-¿Qué? ¿por qué?

-Vamos Draco, no seas crío. Tu eres un Malfoy, yo un Potter, tu eres Slytherin, yo Gryffindor, tu casi un mortífago, yo el 'niño que vivió'... ¿quieres más motivos? – Harry se incorporó y buscó sus gafas y su ropa.

-Si, claro que quiero más motivos. – Dijo Draco enfadado mientras empezaba también a vestirse. – Todo eso podemos solucionarlo, seguro que hay una forma de...

-Ya me has traicionado una vez – La voz de Harry sonó triste y lejana – No puedo confiar en ti, y en tus palabras. Sabes mentir con mucha facilidad, y yo... no puedo permitir que juegues conmigo. Hay mucho en juego ¿sabes?

-Harry, yo... No puedo deshacer lo que hice, pero... ¡Demonios! Tienes razón, somos incompatibles. En el fondo seguro que ha sido un calentón y dentro de unos días...

-Claro... - Harry terminó de vestirse y cogió a Codra de la caja – Feliz Navidad Malfoy. – Y avanzó hacia la puerta

-Disfruta de lo que te queda en este mundo 'niño que no debió vivir'

Al notar que la puerta se cerraba a su espalda Draco se derrumbó. Horas después entraba en su sala común con el gato negro en sus brazos. Pansy le vio pasar como a un fantasma. Ni siquiera paró a mirar los numerosos paquetes que tenía esperándole y que los días siguientes no se movieron de su sitio. A los dos días decidió avisar al profesor Snape. Este entro en el cuarto del prefecto sin pedir permiso, y le vio sentado dando de comer al gato.

-Dejadnos solos – Pansy y el chico de primero desaparecieron al instante – Draco, ¿qué te pasa?

-Es la primera vez que alguien me rechaza por ser un Malfoy – Dijo sin dejar de dar el biberón al gatito.

-Draco, ¿has comido algo estos días?

-Si, Severus, no te preocupes, no me voy a suicidar, es solo que no tengo ganas de salir.

-Cuéntame que es lo que ha pasado. – Dijo sentándose en la cama del chico

Sirius andaba inquieto por el aula de pociones. No le gustaba estar en ese lugar, no es que le trajera malos recuerdo, es que el estar cerca de Quejicus siempre el alteraba los nervios. Remus le miraba divertido sentado en lo que fue su sitio durante 7 años hace..."uf, no quiero pensarlo".

-No sé como puedes vivir así.

-¿Así como?

-Odiando

-Vamos Moony...- Suspiró – Supongo que no sé vivir de otra manera. Mira

Sirius estaba de pie en una mesa cercana a su amigo, con un dedo recorría una marca en la mesa. Remus se levantó y se acercó. Al ver lo que señalaba sonrió de nuevo, en la mesa estaban grabadas las iniciales J y L, con un corazón flechado en el medio.

-James tardó toda una tarde en hacerlo – Dijo Remus con cierta nostalgia

-Sí, y le costó un severo castigo gracias a Quejicus

-Fue un amor a primera vista, bueno, Prongs se enamoró a primera vista, porque Lily...

-Me pregunto de quién será este pupitre ahora

-De su 'famoso' hijo – Se oyó al fondo de la clase – Que por cierto es tan pésimo en pociones como su padre.

-¿Por eso sacó la nota suficiente para aguantarte un par de años más... Snape?

-Aún no sé cómo lo hizo Black, pero me figuro que de una forma tan poco ética como...

No pudo terminar la frase porque Sirius se había acercado y le había cogido del cuello a toda velocidad.

-¡Basta ya!... Los dos... dejadlo de una vez – Remus trataba de separarlos – Sirius... recuerda lo que me prometiste.

-Está bien, está bien. – Dijo el moreno soltándolo

-No sé como lo haces Lupin. Domesticar perros es realmente complicado.

Sirius se giró tan deprisa que cuando Remus reaccionó, Severus estaba en el suelo sangrando copiosamente por la nariz.

-¡Sirius!

-Es un imbécil. Los años no lo han mejorado... Te espero fuera Remus. No entiendo porqué vine aquí.

-Porque yo te lo pedí. – Remus se había agachado para ayudar a Severus.- Y siéntate. Estamos aquí por algo más importante que vuestros egos.

Severus y Sirius se miraron con frialdad, pero no dijeron nada. Sabían que el licántropo tenía razón.

-Habla Severus, dinos que ha pasado. – Dijo Remus

Mientras, un ojeroso Harry comía inquieto sin dejar de mirar la mesa de Slytherin, desde aquella noche no había vuelto a ver Draco.

-Harry – Dijo Ron – No te preocupes, estará bien. Hiciste lo correcto.

-¿Y si era verdad? ¿y si no era uno de sus juegos?

-Da lo mismo, no podéis estar juntos. Al final os acabaríais haciendo daño – Dijo Hermione.

-Pero yo... en el fondo... me gustaría estar con él.

-A la larga saldría su naturaleza venenosa y te haría sufrir, eso con suerte, porque lo más probable es que te entregase adornado con un lacito al Lord Oscuro.

-Hermione tiene razón. Personalmente creo que Malfoy es incapaz de enamorarse de alguien que no sea él mismo. Pensar que siente algo por ti, solo va a hacerte más daño. Tienes que pensar que el juego ha terminado. La cacería se acabó. Retoma tu vida.

-Ya, pero ¿y si...?

En ese momento, Draco entró en el comedor. Estaba perfecto como siempre, si había sufrido en ese momento no se notaba. Se sentó como siempre dando la espalda a Gryffindor. Pansy a su lado miró con gesto de victoria hacia el moreno, y luego besó al rubio en los labios.

-¿Estás seguro de esto, Draco? Tal vez, esta vez no haya marcha atrás.

-Seguro Pansy. Hay que terminar ya con esto. No podemos tirar nuestras vidas al desagüe por... esto.

-Le estás rompiendo el corazón, lo puedo ver desde aquí. Y estás destrozando el tuyo.

-Mejor así, no habrá motivos para el arrepentimiento.

Draco la abrazó y la besó con fuerza. En la otra mesa Ron abrazó a su amigo.

-Te lo dije Harry, la caza ha terminado.

-Si, Ron. Si, ha terminado.

Se levantó y se fue, seguido por los ojos grises de su primer amante y enemigo.

Sirius daba vueltas por el aula mientras pensaba en lo que Severus les acababa de contar.

-Así, que ahora tenemos que convencerles de que el amor lo puede todo y de que lo lógico no lo es. – Dijo Sirius – Perdonadme, pero no lo entiendo. Si Harry ha hecho lo lógico, apartar a quien le ha traicionado y que tiene todas las papeletas para volverlo a hacer, y Draco se ha comportado como una persona madura y ha entendido que tiene razón y que va a facilitarle el camino ¿Por qué vamos a intervenir nosotros?

-Porque si les dejamos seguir, de adultos serán muy infelices – Dijo Remus

-No podemos obligarlos, ¿no lo entendéis? Draco pagaría un precio muy alto, y Harry... no quiero ni pensarlo.

-No quiero que ninguno sea como yo – Sentenció Severus

-¿Feo, grasiento y amargado?

-¡Sirius!

-¡Remus!

-Defíneme como quieras, pero esos dos están cometiendo los mismos errores que cometimos tu y yo hace 20 años.- Severus se había incorporado con las manos apoyadas sobre la mesa mirando a Sirius

-¿Cómo? – Dijo Sirius asombrado

-Creo que Snape tiene razón

-¿Qué? – Todavía más asombrado

-Sentaos, es hora de que arreglemos un pequeño problema del pasado. Porque Draco lleva camino de prometerse a una chica que no quiere y Harry de arrepentirse toda la vida de haberle dado el argumento para hacerlo.

-¿Te arrepientes, Severus?

-Todos lo días, Sirius, todos los días.

-No hubiese salido bien, tenías razón.

-No lo podemos saber. Puede que si, o puede que estuviese equivocado. Pero seguro que la duda no me estaría matando. ¿No te has preguntado nunca que hubiera pasado?

-Muchas veces, pero... Alexia curó muchas de mis heridas, aunque no todas.

-Al final la amaste.

-No, la quise como madre de mi hija, pero nunca la amé. Creo que no la hice feliz, aunque se conformó con lo que la pude dar.

-Yo no pude amar a nadie más. Realmente ¿quieres esto para Harry? Porque yo no quiero que otra cure las heridas de Draco.

-No te olvidé, si es eso lo que quieres saber. Draco no olvidará por mucho odio y desprecio que muestre a Harry, no lo olvidará nunca... Tenéis razón, hay que evitar que suceda lo mismo.

-¿Cómo? – Pregunto Remus.

-Yo tengo una idea – Se escuchó desde el fondo. Una figura delgada estaba sentada al final del aula.

-¡McGonagall!

Continuará...

ACLARACIONES: Bien, antes de nada deciros que las historias de Harry- Draco y Sirius-Severus, son parecidas pero no iguales. Me explico. Harry y Severus dan la excusa por miedo, no sólo a la fama de rompecorazones de Draco y Sirius, sino que en el caso de Harry teme la traición y en el de Severus la forma en la que Sirius toma sus decisiones y sigue hacia delante (como con su familia). Si es cierto que Sirius y Draco son los cazadores cazados, y que deciden hacerse odiar para facilitar la decisión del otro, pero Sirius nunca dio explicaciones a Alexia que lo amaba con locura, para no reabrir heridas. En el caso Draco, éste si que habla con Pansy que le estima pero que sobretodo ama su apellido y su fortuna. Sirius no se acostó con nadie para dar celos a Severus porque este no tenía a nadie y... a ver... ah sí, esta pareja no llegó tan lejos en el sexo como sus 'descendientes'. No pasaron de cuatro besos y un par de masturbaciones mutuas.

Comentarios

-Diabolik - Espero que te guste la dedicatoria y el capítulo. I'm very happy. S.

-Camille Potter – Gracias por tus ánimos. Espero que te siga gustando Harry. S.

-Ayda merodeadora – Gracias, gracias. S.

-yukina-jaganashi – Cho está castigada sin volver a salir en el fic, que es todo lo que puedo hacerla. No he podido leer mucho esta semana porque estaba en un ciber ya que he estado trasladándome de casa en casa, pero en cuanto tenga de nuevo las cosas en su sitio, leeré la de los gemelos, en la otra te dejé un comentario creo. Y lo de la S. es por mi nombre y mi nick, Sophia y Serendipity. Muchas gracias por tu fidelidad, en serio. S.

-mURTILLA - Creo que lo de las historias repetidas ya se te habrá aclarado en este capítulo. Jajajajaja. Gracias por tu comentario. S.

Espero vuestros comentarios. S.