Hola de nuevo. Antes de nada daros las gracias por enviarme vuestro apoyo y vuestros ánimos, de verdad muchas gracias. Ya hemos encontrado un piso nuevo para irnos, será a principios del mes que viene, la verdad es que a mi me gusta más que el anterior, y la mujer que nos lo alquila parece buena persona, así que mi madre dice que hemos salido ganando.
Volviendo al fic, hice un recuento de votos entre los comentarios de los dos sitios en donde lo publico, así que aquí tenéis el resultado, lo siento por el resto, aún así, os aviso que las cosas van a ir avanzado ya que, aunque no iba a ser así, he visto que os gusta esta pareja y me preguntáis mucho por ellos, pero se mantendrán en un segundo plano respecto a la historia principal que es la de Harry y Draco.
Como siempre espero no decepcionaros.
Las respuestas a vuestros comentarios están donde siempre.
Esta vez, los comentarios han sido tan bonitos que me ha sido muy difícil escoger, además me habéis dado muchos ánimos y mucho apoyo, así que va para vosotros/as por estar ahí contra viento y marea, y por enviarme vuestros comentarios, tanto cuando os gusta, como cuando no para que corrija cosas. Y por mostrarme que no soy un bicho raro. MUCHAS GRACIAS A TODAS/OS
Ya sabéis que los pensamientos están entre "comillas" y que no gano nada económico con unos personajes que no son míos...
Argollas, cadenas y esposas.
Harry había decidido no dormir, porque cada vez que cerraba los ojos, la escena que se presentaba en su mente lo sumía en un mar de lágrimas y desesperación. Estaba cansado de escuchar que tenía que ser fuerte, que seguro que Draco volvía bien y podrían hablar... Una noche Ron llegó más tarde de lo habitual de su ronda y se lo encontró encogido en el suelo como una bola, abrazado a Codra y llorando. Esa noche el Señor Oscuro había sido especialmente cruel, obligando al rubio a soportar la tiranía de un 'dignatario' extranjero que se habían acercado a entablar relaciones con el futuro amo del mundo.
-Ahora entiendo a qué se refería cuando decía que a su vuelta no podría acercarse a mí.
-Draco es fuerte – Le decía su amigo mientras le acariciaba la cabeza – lo soportará. El que no lo va a soportar vas a ser tú como sigas así. Tienes que intentar romper este vínculo.
-No puedo, intento no entrar, pero lo echo tanto de menos que solo puedo pensar en él y... entro en la mente de esa bestia. Solo quiero saber que está bien, que sigue entero.
-Él ha elegido ese camino, Harry, tú le dijiste lo que sentías.
-Bueno, casi.
-Se lo dijiste, y él te rechazó. Si es tan sumamente idiota y orgulloso como para dejar escapar a alguien como tu, se merece todo lo que le pase y más.
-¡No digas eso! – Harry se levantó bruscamente empujando a su amigo.
-Harry, tranquilo, tranquilo. Ven, vámonos de aquí que vamos a despertar a todos. Vamos, ven conmigo. – Ron le agarró cariñosamente del brazo y lo guió hasta la sala común. – No puedes seguir así, esto te va a matar.
-No puedo evitarlo.
-Quédate quieto aquí en el sofá, voy a avisar a Sirius.
-Se fue esta tarde con Remus
-No, está aquí, se ha quedado. No te muevas de aquí, ¿vale? ¿quieres que despierte a Hermione y se quede mientras contigo?
-No, deja, no hace falta.
Ron, poco convencido, salió de Gryffindor rumbo al antiguo aula de astronomía. Sirius le había dicho que lo encontraría ahí en caso de urgencia. A mitad del camino una voz siseante le detuvo en seco.
-¿Deambulando por los pasillos de noche, señor Weasley?
-Profesor Snape... eh... es que me he dejado unas cosas en... durante mi ronda y... vuelvo a por ellas.
-Vaya, vaya, un prefecto descuidado... 20 puntos menos para Gryffindor. Se supone que usted debe dar ejemplo seños Weasley.
-Si, si... - Ron cada vez estaba más nervioso - ¿Puedo irme ya?
-Por supuesto, pero no se entretenga mucho, no sea que mañana, su casa se encuentre sin puntos.
-Claro profesor, gracias profesor –Dicho esto, se fue intentando no correr para no levantar sospechas.
Llegó acelerado al antiguo aula, y no vio al perro, lo llamó despacio para no llamar la atención, pero no obtuvo respuesta.
-¡Lumus Máxima! – Oyó detrás de él. Al instante la clase quedó iluminada – Sirius, despierta, han venido a buscarte.
-Profesor Snape ¿por qué...?
-No es muy normal que un Gryffindor me de las gracias cuando he amenazado con bajarle puntos.
-¿Qué pasa? – Dijo Sirius saliendo de un hueco debajo de la tarima – Ron, ¿le ha pasado algo a Harry? ¿Severus?
-Cada vez está peor, no quiere dormir porque dice que en cuanto se relaja ve a... bueno a... - Ron miraba con sospecha a Severus
-Draco, señor Weasley, después de 6 años ¿no ha aprendido su nombre?
-Tranquilo Ron, es largo de explicar, tal vez algún día lo haga, pero ahora vamos a por Harry.
-Tú no puedes entrar, ves a mi despacho, yo avisaré a Minerva, ella lo llevará allí, le daré una poción de dormir sin sueños.
Sirius y Ron fueron a por Harry, mientras Severus iba a su despacho y llamaba a la jefe de la casa Gryffindor.
Habían pasado 3 horas y por fin Harry descasaba en una cama de la enfermería. Esta vez, la reunión era en el despacho de McGonagall, ya que estaba más cerca de la enfermería que el de Snape
-Hay que hacer algo, hay que sacar a Draco de ahí.
-No sabes lo que dices Black
-Harry va a debilitarse tanto que no sé que va a ser de él, y me apuesto el cuello y no lo pierdo a que tu alumno favorito no debe de estar mucho mejor que él.
-Draco es fuerte, es un Slytherin
-¿Sí? Pues mira para qué le está sirviendo, para convertirse en la puta de ese miserable asesino
-Black, no consiento que hables así del chico, él no tiene la culpa. Si tu ahijado no...
-Mi ahijado no ¿Qué?
-Basta ya, señores, compórtense por favor. Parece que vuelvan a tener 15 años.
-Disculpe señorita... perdón, Minerva – Dijo Sirius, mientras Severus se limitaba a sentarse.
-Creo – Dijo la mujer – que tengo la solución a los cuatro problemas que veo aquí.
Los dos hombres la miraron con cara de interrogación "¿Cuatro?" se preguntaron mentalmente.
-Los problemas son:
1º - Hay que hacer que Draco se de cuenta de lo que va a perder, que no solo va a ser su libertad y su vida, sino también la de Harry.
2º - Hay que convencerle de que Harry, no le va a rechazar por todo esto que está pasando, evitando así que se le quiten las ganas de luchar.
3º - Hay que preparar a Harry para lo que se va a encontrar y drogarle para que no intente ver en la mente de Voldemort, es valiente así que si sabe que Draco va a ser todo suyo, luchará contra viento y marea por él. Creo que la mejor solución, es que Severus, me des todas tus reservas de poción para dormir sin sueños. ¿Me han entendido?
Los dos hombres asintieron asombrados, de repente se sentían como estudiantes de primero en su primer día de clase cuando les explican las reglas a seguir.
-Perdone profesora – Dijo Severus - ¿Cuál es el cuarto problema?
-Ustedes
-¿Qué? – Dijeron ambos al unísono.
-Creo que hoy solucionaremos el cuarto, mañana, cuando estén serenos hablaremos de los demás.
-¿Serenos? – Dijo Sirius
-Si, esto lo pensaba hacer con los chicos de una manera más refinada, con el veritaserum, pero con ustedes, lo haré a la española.
-¿Qué? ¿a la qué? – Dijo Severus
-A la española. Tomen asiento uno frente a otro en esa mesa.
Ambos hombres lo hicieron, de repente frente a ellos, surgieron dos vasos y una botella de vino tinto.
-Bien, yo estaré allí, por si me necesitan. No creo que deba ser testigo de lo que se tengan que decir. Les voy a explicar como funciona esto. El verano pasado estuve de viaje por España, precioso país, les recomiendo que lo visiten.
-Profesora
-Esta bien, continuo. Como bien sabrán, es un país famoso por sus tenores muggles, los toros, la paella...
-Minerva
-Si, sigo, famoso por sus vinos. Así que me traje unos cuantos. Ustedes van a recorrer España a través de ellos. Empezarán por los del Penedés, siguiendo por los de Navarra, la Rioja, Rivera del Duero, Manchegos, Mondejar, Rueda....
-Creo que...
-Usted no cree nada señor Black. Ustedes dos, van a beber y a aclarar sus problemas esta misma noche. Si no, mañana mi represalia, será terrible. Creo que ambos me conocen bien como para saber que no amenazo en balde ¿verdad? – Ambos asintieron algo asombrados – Bien entonces – Sirvió el primer vaso a cada uno - ¡Salud! – Se levantó y los dejó más que sorprendidos mirando el vino. Al llegar a la puerta se giró y al ver que ambos estaban parados gritó - ¡Beban! – Instantáneamente ambos hombres comenzaron a beber y a ver como se les rellenaban automáticamente los vasos.
-Me siento como un colegial – Dijo Sirius medio en broma.
-No te quejes, a ti te trató mejor que a mi cuando lo éramos.
-Eso no es cierto Quejicus, ella siempre a sido muy justa, lo que pasa es que yo era más brillante que tu.
-No me llames Quejicus, perro sarnoso. Y sí, eras brillantemente estúpido.
-¡Eh!, vale que era un poco... como decirlo...
-¿Insoportable-estúpido-engreído-pendenciero...?
-Vale, vale, he cogido el concepto. Por favor, esto se llena más rápido de lo que yo puedo beber. ¿Y tu? Tu no eras un angelito, siempre metiendo tus narices en asuntos ajenos
-Porque os metíais conmigo
-Porque no nos dejabas tranquilos
-Porque os metíais conmigo
-Porque no nos dejabas...así no vamos a llegar a ninguna parte
-¡Otra botella! ¿ya? ¿pero cuantos vinos hay en un país tan pequeño?
-Es la segunda Severus, y no es Suiza precisamente.
-Tampoco es Brasil
-Cierto ¿has estado allí?
-¿En Brasil? No, estuve a punto de ir, pero un famoso asesino se escapó de Azkaban
-¿Ah, si? ¿Quién?... ¿De verdad creíste que yo maté a James y a Lily?
-Pues... a mi casi me matas
-¡Por mil demonios!, fue una broma. Reconozco que se me fue la mano, pero estaba dolido contigo. Habías escrito en todos los pupitres del aula de transformaciones 'Black es un traidor a la sangre, muerte al traidor'
-Bueno, ese verano te fuiste de casa.
-Si, pero a nadie le importaba mi vida
-A mí si, por eso me sentó tan mal que te fueses con Potter. Eras un Black, eras de los nuestros.
-Eso es una estupidez.
-Teníamos ¿Cuántos? 15 años, es cierto que era una estupidez, pero entonces no lo sabíamos, entonces, para mi, era muy importante, y tu me habías traicionado. Nos habías traicionado a todos.
-Me estás diciendo que si en vez de en Gryffindor, hubiese estado en Slytherin...
-Supongo que nada de esto hubiera pasado. Mira, yo me llevaba mal con Potter desde la primera vez que nos vimos. Cuando tu te sentaste con él...
Pasaron un par de horas y bastantes botellas, en las que discutieron y aclararon cada una de las bromas pesadas, chivatazos, trastadas, etc.... que se habían hecho mutuamente. Hasta que después de dos vasos en silencio:
-¿Te acuerdas de séptimo? – Sirius, con los ojos ya vidriosos
-Si, como no. Fue un año importante para mi. – Severus estiró el brazo y le mostró la famosa marca.
-No me refería a eso.
-Lo sé.
-Fue un mes muy bonito el que estuvimos juntos.
-Si – Dijo Severus sonriendo.- Nunca entendí porqué entre todas tus conquistas me elegiste a mi, en ese momento.
-La verdad... no lo sé. Solo sé que quería estar contigo y que me dejaste.
-No, no fue así.
-Si, lo recuerdo perfectamente 'Sirius, es lo mejor, yo soy un Slytherin, soy un mortífago, tu no quieres ser de los nuestros....'
-Vale, vale, fue así, pero tu no te enfrentaste a mi, no me discutiste mis argumentos.
-¿Qué iba a discutir si no me querías?
-Nunca te dije que no te quisiera.
-Tampoco me dijiste lo contrario
-¡Te prometiste a mi prima! ¡Demonios! No luchaste por mi.- Dijo Severus poniéndose en pie bruscamente. Pero una fuerza invisible le empujó de nuevo hacia la silla.
-¿Era eso lo que querías? Pues te explicaste como un libro cerrado, porque yo entendí lo contrario. ¿Y tu que? ¿Acaso tu lo hiciste? No vi que te molestase mucho el compromiso, ni tan siquiera un... un... no sé algo.
-Veo, que estamos condenados a no entendernos.
-¿Y si probamos a ser sinceros por una vez? Creo que no voy a poder con mucho más vino antes de perder el sentido.
-Tu primero.
-Muy Slytherin, muchas gracias. Exactamente que quieres sabes.
-¿Podemos volver a intentarlo, o el lobo ya ocupa tu cama?
-¿? ¡Remus! ¿crees que Remus y yo? ... jajajajajajajajajajaja ¡Es lo mejor que he oído desde años! jajajajajajajajajaja.
-O sea que tu y él... él y tu no... ¡Deja ya de reírte! – Severus se había puesto rojo por el vino hacía tiempo, así que no se notó su vergüenza en ese momento.
-No, tranquilo – Sirius intentaba tranquilizarse y dejar de reírse – Remus...Remus... - Aún le costaba hablar por la risa – Él tiene pareja desde hace un tiempo... y no soy yo. Además es... heterosexual... nunca le atrajeron los hombres.
-Ya, pero... parecéis tan unidos.
-Somos amigos desde la infancia, compartimos habitación siete años... no sé, a veces creo que sabe lo que voy a pensar antes de que yo lo piense... Ahora me toca preguntar a mi
-No, solo has contestado a la primera parte de mi pregunta.
Sirius se quedó pensativo un momento. Su mente ya no funcionaba tan rápido como hacia unas horas. Cerró los ojos unos instantes para ayudarse a pensar. Cuando los abrió mostraban decisión. Se levantó despacio sin que el hechizo que los mantenía sentados se lo impidiera y se acercó a Severus inclinándose hacia él por detrás.
-No estoy seguro del resultado, pero... no quiero vivir más tiempo con la duda.
Severus dejó de respirar durante los segundos que tardaba en escuchar estas palabras a su izquierda. Se giró despacio para encontrarse con los ojos azules con los que soñaba todas las noches desde hacía años. Cerró los suyos y sintió el calor que los labios de su antiguo amante posándose en los suyos.
Tal vez por causa del vino, tal vez porque el deseo era tan intenso que los detalles no tenían importancia, ninguno de los dos recordaría al día siguiente como habían conseguido llegar a la cama y quitarse la ropa. Lo que si guardarían siempre en la memoria sería el momento en el que decidieron llegar más lejos que veces anteriores, y demostrarse con el cuerpo y la mente lo que sentían, habían sentido y pretendían sentir en el futuro.
A kilómetros de allí, un chico rubio con la piel blanca como la leche estaba sentado en el alfeizar de una ventana, intentando con sus dedos, recordar el sabor de otros labios diferentes a los que hacía un rato lo habían besado. Aunque no llevaba puesto más que una camisa hacía días que había dejado de sentir frió o calor. Las heridas de los grilletes de los tobillos y las muñecas que a veces le ataban, habían cicatrizado gracias a los ungüentos de los medimagos del hombre que dormía en la cama que estaba a su espalda, solo le molestaba la correa de cuero que con una argolla y unas cadenas hacían que no pudiera alejarse del brujo más de unos 5 metros, de él o de a quien él decidiera prestarlo. Pero en este momento, tampoco eso le molestaba. Su mente estaba ausente, estaba en Hogwarts, en el antiguo aula de astronomía, intentando atrapar de nuevo el calor de un cuerpo que ahora echaba de menos, y que temía haber perdido para siempre.
Unas palabras volvieron a su mente "te esperar" suspiró dejando que una lágrima escapara de sus ojos.
Desde que dormía por las noches, gracias a la poción sin sueños, Harry había mejorado bastante, además las continuas charlas con su padrino, que ahora dormía en el aula de pociones, le habían infundado el valor y los motivos necesarios para seguir adelante. Tenía que estar fuerte, Draco iba a necesitarle, además, si este se negaba a estar con él, tendría que reconquistarle. "Mejor quemar las naves y continuar que arrepentirse siempre" se había convertido en su mantra personal. Todas las mañanas se lo repetía hasta la saciedad, incluso mientras entrenaba a quidditch. Aún así, sobretodo después de comer, había días que tenía pequeños flash, Voldemort estaba disfrutando demasiado, pero en esos momentos estaban Ron y Hermione para apoyarle, incluso algún que otro Slytherin empezaba a dejar ver muestras de apoyo, no por Harry, sino porque Draco no era solo un Malfoy en Slytherin, era también su líder, y todo por él era poco, pero tanto tiempo de desconfianza entre casas no se podía romper en unos pocos días.
Por su parte, Severus, Sirius, Remus y Minerva, ya habían planeado como solucionar los dos problemas referentes a Draco. Lo difícil sería llevarlos a la práctica.
-¿John Taylor? Pero... - Se quejaba Sirius – Es un tipo horrible.
-Si, pero su padre no es importante dentro de los mortífagos, así que al chico, los que están en el castillo apenas lo conocen, además, es el buscador sustituto de Slytherin.
-¿Y los compañeros?
-No te preocupes, McGonagall lo tendrá ocupado, además él está de acuerdo. – Sentenció Severus mientras le acercaba la poción multijugos.
-Todo sea por Harry – El animago la bebió de un solo trago, y al cabo de unos segundos comenzó a sentir sus efectos.
Un cuarto de hora más tarde, estaban ante unas enormes puertas dentro de un castillo pequeño. Severus mostraba una tranquilidad que a su joven acompañante lo ponía más nervioso de lo que ya estaba.
-Puede pasar, profesor - le dijo un mortífago joven que había sido su alumno hacía unos años.
-¡Severus! ¿Cuánto tiempo hace que no te presentas ante mí? Empezaba a pensar que te habías cambiado de bando – El Lord Oscuro lo saludaba sentado al fondo de la sala.
-No mi señor, mi lealtad es a todo prueba – Dijo haciendo una reverencia. – Vengo a traerle unos informes sobre las últimas actividades de la Orden del Fénix.
-¿Y tu acompañante? – Draco asomó la cabeza por detrás de la silla para ver quién era el que venía con su profesor, sin que éste pudiera verle.
-Es el hijo de Taylor, un confidente – Lord Voldemor lo miró mientras movía la cabeza en señal de reconocimiento de las palabras de Severus – Es el buscador de Slytherin
-¿El buscador?
-Si. Señor... como el próximo fin de semana nos enfrentamos a Hufflepuff, y el buscador titular, Draco Malfoy está... haciendo su iniciación. Me he tomado la libertad de...
El Señor Oscuro se levantó de golpe, haciendo que todos se sobresaltasen. A grandes zancadas se acercó a Severus, arrastrando con la cadena a Draco. Snape, bajó la vista temiendo que el plan se estropease en ese momento, mientras Sirius no pudo evitar mirar al rubio unos segundos, antes de bajar también su mirada.
-No me gusta que penséis por vuestra cuenta.
-Señor...
-Calla Snape – Dijo mientras se acercaba despacio al joven que tenía detrás – Así que tu eres buscador...
-Si, señor – Dijo evitando mirarle a los ojos como Severus le había repetido hasta la saciedad.
-Y dime, buscador, ¿tu crees que venir aquí ha sido una buena idea?
-Solo si usted lo cree, señor – Dijo Sirius mirándole a los ojos. En ese momento, se dio cuenta, de que el Señor Oscuro era un hombre muy atractivo. Ahora se explicaba el porqué de su éxito atrayendo la fidelidad de las mujeres y muchos hombres. Tenía belleza, y ese no sé qué que tienen los grandes líderes, todo esto unido a una gran inteligencia daba como resultado algo... explosivo.
-Eres valiente, chico, valiente y listo. Más que tu padre... - Giraba a su alrededor observando detenidamente al muchacho – Lástima que tu físico... no te acompañe. – Severus suspiró mentalmente – Bien, os quedareis hasta mañana ¿no?
-Si, señor, contestó Snape.
-Estupendo... Goyle, acomódalos. Mañana dejaré que tus dos buscadores hagan planes para vencer a esos inútiles, mientras trabajamos. Nos vemos en la cena.
Severus iba cargado con poción para que Sirius se mantuviera siempre transformado, aun así decidieron no arriesgar y puso como excusa que el viaje había agotado al chico para excusarle de la cena. Esta trascurrió tranquila, la docena de mortífagos se dedicó a hablar de cosas intrascendentes, y Severus no tuvo ningún problema para dar disimuladamente a Draco un frasquito, del tamaño de un dedal que era el verdadero motivo por el que ellos habían venido. Este lo miró sin entender, pero lo guardó en su capa, sin que nadie notara nada.
Una hora después, estaba sentado en la cama, leyendo la etiqueta "Bebe el contenido cuando te deje para dormir. Sev." No entendía que era lo que quería su profesor de pociones, pero sabía que algo tramaba, porque jamás le haría daño. Además, había algo que no casaba, pero no conseguía saber cual era la pieza del puzzle que no iba bien. Guardó el frasquito de nuevo entre unos cojines, sabiendo que no se lo podría beber hasta dentro de, con suerte, dos o tres horas, y se quedó esperando a que tirasen de su cadena. Esto no tardó en pasar. Un tirón lo empujó hacia atrás en la cama dejándolo poco ahogado. Sintió como su ropa desaparecía, siendo sustituida por unas finas tiras de cuero que recorrían distintas partes de su cuerpo. Se giró sobre sí mismo y se puso de rodillas sobre la colcha.
-¿Qué es lo que desea esta noche mi señor? - Dijo mirando al hombre de ojos rojos, que totalmente vestido le miraba con deseo desde el otro lado de la cama.
-Empieza por desvestirme, despacio, esta noche no tengo prisa.
El chico obedeció, y se alzó un poco para desabrochar la capa negra que llevaba, mientras lo hacía, comenzó a sentir como unas manos empezaban a acariciarle entre las tiras. Sabía que al Lord le gustaba que perdiera el control de sí mismo al menos una vez solo con las caricias de sus manos mientras él le desnudaba, así que para no hacerle enfadar, había cogido la costumbre de cerrar los ojos e imaginar otras manos y otro cuerpo que ahora estaba muy lejos de él. No supo porqué pero esa noche no le costó nada satisfacer a su 'temporal' amo, fue como si realmente Harry hubiese sustituido al hombre que le ataba noche tras noche para penetrarle una y otra vez, sin pensar si él lo deseaba o no, esa noche no había sentido dolor. Cuando notó que la respiración de éste se hacía regular y las ataduras desaparecían, se levantó con suavidad y cogió el pequeño frasco escondido, lo bebió de un trago, y se acostó para abandonarse al sueño.
Mientras, el niño que vivió, sonreía en sus sueños. La poción yacía olvidada y sin probar en su mesita.
Continuará...
¿Os ha gustado el resultado? ¿y la solución de McGonagall?
Ayda merodeadora – Yo pienso que sí, pero ya es bastante difícil el mundo real, así que mejor dejar que los finales sean felices al menos en la ficción (por ahora) y gracias por la idea de los celos. S.
R – Hace un par de años aprendí que amamos a las personas, no a los cuerpos (salvo que seas más superficial que una crema hidratante). Gracias por tu apoyo. S.
Caroline Mcmanaman – Tal vez, solo digo que tal vez, suceda algo parecido a lo que dices. Gracias por todo. S.
Conacha – Hay muchas formas de aprender, además no son solo Harry y Draco los que tienen que aprender algo. Gracias por tu voto. S.
Diabolik – Jajajajaja, me halagas demasiado, ¿fan? Eso es mucho para mi. Muchas gracias. Harry lo tiene que saber, sino no le podrá ayudar, y no creo que Draco se lo contase. Gracias de nuevo, espero que este capítulo también te haya gustado. S.
Murtilla – No voy a describir todo lo que va a pasar Draco, aunque sí que iré dejando ver más o menos que es lo que soporta, me gusta que la imaginación haga el resto. Pero si tienes mucho antojo, me lo dices e intento poner algo más explícito. S.
Camille Potter – Gracias, gracias, gracias, miles de gracias. S.
yukinajaganashi – T'as pasado, compararme con J.K.R. eso es demasiado, jajajajaja. Ojalá, no me importaría escribir la mitad de bien que ella. Eres un sol. No te preocupes por lo de las faltas, es solo una cuestión estética, a mí también se me cuelan muchas, soy laista, leista...anti-acentos, jajajajaja. Y yo no soy sádica...bueno, tal vez un poquito, jajajajaja. S.
