He decidido dar un poco de descanso a mis dos parejas, así que este es un capítulo muy ligero, por eso no me ha costado mucho tiempo. Pero no os fiéis, tiene su miga, dejo caer quién es el famoso desconocido (sé que no os va a gustar, pero que le vamos a hacer). Era la idea original, y aunque me desvié un poco la retomo de nuevo.
Dedico este capítulo a ALYM y a CAROLINE MCMANAMAN por su preocupación por la salud mental de Draco. Tranquilas, que es muy fuerte.
Como siempre, los pensamientos van entre "comillas", los sueños en cursiva... y las respuestas a los comentarios en su lugar acostumbrado.
Los personajes no son míos, no gano nada con esto y.... etc.
Celoso ¿yo? Ni en tus mejores sueños.
Sirius abrió despacio los ojos, no quería despertar, pero los ruidos de cacharros del aula de pociones no le dejaban ya quedarse en brazos de Morfeo. Giró hacia la izquierda para ver que hora era.
-Severus... por favor, son las 8 de la mañana, y hoy es domingo
-¿Y?
-Vuelve a la cama
-No tengo sueño – Dijo mientras seguí buscando algo ruidosamente.
-Vale. ¿Podrías hacer lo que sea que estés haciendo sin romper mis tímpanos? – El animago comenzaba a enfadarse.
-No. Si te molesta puedes ir a dormir a otro lado.
-Bien – Dijo por lo bajo - ¿Por qué estas enfadado? – Dijo sentándose en la cama dispuesto a levantarse, mientras Severus entraba a medio vestir rumbo al fondo de la habitación
-No estoy enfadado, es solo que ayer me dio la impresión de que no te apetecía mucho quedarte a dormir aquí.
-No es cierto, ¿qué te hizo pensar eso?... espera, no quiero empezar el día discutiendo.
Sirius se levantó de un salto y abrazó por detrás a un desprevenido profesor de pociones.
-Buenos días, cariño – Dijo suavemente mientras le besaba en el cuello.
-Esta vez, Sirius Black, esas artimañas no te van a salvar
-¿No? - Seguía besándole mientras notaba como se empezaba a derretir en sus brazos. – Venga, comencemos bien el día. – Y le dio la vuelta para besarlo en los labios. A medio beso, Severus se separó de él.- Pero... ¿qué demonios te pasa? Estás en huelga de sexo y yo no me he enterado ¿verdad? A ver – Dijo sentándose en la cama- ¿Qué hice mal esta vez?
-Quiero que seas sincero conmigo – Dijo sentándose enfrente suyo
-Lo soy
-Es solo que... cuando está aquí Remus... Te olvidas de mí.
-Eso no es cierto.
-Sí que lo es. Siempre te sientas cerca suyo, y por muy hetero que digas que es, en cuanto puede te mete mano.
-¿Qué Remus me mete...? No digas tonterías. – Dijo sonriendo - Vale que me siente cerca suyo, somos amigos desde hace siglos y es lo único que me queda de... Pero jamás me ha metido mano.
-¿Cómo que no? Ayer cuando regresé de mi ronda...
-Ya te lo expliqué, está enfadado con su novia. Le consolaba, por eso le abrazaba. Severus... yo soy así con todo el mundo, ¿Por qué crees que me llamaban Padfood? (Nota de la autora En las islas británicas, es como llaman a los perros de peluche, Paddy o Padfood) Soy muy achuchable, pero eso ya lo sabes. Además si hay alguien que te respeta, es él.
-Y ...
-¿Estás celoso?
-Celoso ¿yo? Ni en tus mejores sueños
-Estás celoso, jajajajaja, ¿Cómo puedes ser tan inseguro?, anda ven, volvamos a la cama, voy a demostrarte que eres el único que...
-Tengo cosas que hacer – Dijo mientras se levantaba ofendido.
-Después, hazlas después – Sirius le había atrapado de la muñeca y lo atraía hacia él.
-No, ¿sabes? Empiezo a pensar que estás jugando conmigo.
-Está bien – Soltó – Veo que no quieres entrar en razón. Me iré a dar una vuelta, y a despedirme de Remus... hoy se vuelve a Londres. Tranquilo, no dejaré que me toque.
Sus ojos azules se habían oscurecido, no entendía porqué tenía que dejar de estar con su mejor amigo solo por salir con él. Se vistió en silencio ante los ojos de Severus, que empezaba a dudar si no se estaban enfadando por una tontería.
-Creo que tienes razón. Estoy celoso.
-¿? – La mirada interrogante le animó a seguir.
-Sirius, eres... eres... todo lo que siempre he deseado. Sabes que estoy enamorado de ti desde los 15. Tengo miedo de perderte, eso es todo.
-Si sigues enfadándote por tonterías así, lo terminarás haciendo. – Vio como él otro tragaba saliva - Por ahora puedo estar contigo, pero tarde o temprano Albus me enviará por ahí, y no puedes envenenarte día y noche pensando en lo que estaré haciendo o dejando de hacer. O confías en mí, o lo único que pasará es que terminaremos odiándonos.
-Tienes razón, sé que tienes razón. Pero cuando te veo con él, o cuando se te acerca cualquiera yo... no puedo evitarlo. – Se acercó para abrazarlo
-Bien, pues no lo evites, pero aprende a controlarlo. A mi tampoco me gustó como te miró alguno de tus antiguos colegas mortífagos, pero no voy a matar a todo el que te mira ¿no? – Severus sonrió imaginando la escena
-Hagamos un pacto. Tú no me excluyes de tus 'reuniones' y yo intento que nadie me abrace delante de ti.
-¿Reuniones? Ah no, tu eres Gryffindor, no pensarás que te voy a dejar entrar en...
-¿Molesto? – La voz del lobo se venía del fondo del aula anexa.
-No
-Si
-Severus...
-Está bien. Estamos en el despacho Remus. – Dijo soltándole
-Solo venía a despedirme, salgo ya – Miró a los dos hombres, y el instinto le indicó que algo sí había interrumpido.- ¿Quieres encargarme algo Severus?
-Si, toma – Sacó un pergamino de un cajón de su escritorio – A ver si puedes traerme lo que hay aquí. Últimamente me desaparecen muchos ingredientes raros. Seguro que tu ahijado tiene algo que ver.
-Seguro... - Sonrió mientras le acercaba una camisa
-Vale, lo intentaré.- Miró de nuevo a Sirius - He visto a Harry hace un rato, parecía muy sonriente, solo me ha dicho que todo va muy bien.
-Eso espero.
-Por cierto, Sirius, si no te importa he quedado con Draco a las 9 aquí.
-¿Y?
-Que podías aprovechar para dar una vuelta por el lago.
-Ya... - Se le volvió a oscurecer la mirada - Bueno Remus, espero que tengas un buen viaje – Se acercó al licántropo que automáticamente le abrazó como tenían por costumbre.
-Gracias, te voy a echar de menos. Te escribiré contándote lo de... tu ya sabes.
-Si, no te preocupes que ya verás como se arregla. – Al fondo Severus hizo un ruido de 'si claro'
-¿Qué os pasa hoy? – Dijo en voz baja separándose un poco de su amigo
-Nada, nada. Ten buen viaje. Vete ya o perderás el tren. – Le besó en la mejilla y le acompañó a la puerta del aula – Ten cuidado ¿vale? La próxima luna llena intentaré estar cerca si ella... ya sabes.
-Gracia Padfood.
-Tranquilo Moony.
Cuando Remus se hubo ido, Severus se dejó caer pesadamente en un sillón.
-Lo he entendido, si no...
-No, en realidad he sido yo el que acaba de entenderlo – Dijo Sirius – Tu necesitas tu privacidad y yo no tengo porqué estar pegado a ti siempre. Pero... la próxima vez, espera a que yo me quede para echarme, no me eches sin saber lo que yo voy a decidir... Tal vez te respete más de lo que crees.
-¿Y Remus?
-¿Vas a obligarme a elegir? – Los ojos azules se clavaron en él con mucha seriedad.
-No, supongo que no. Es un mal necesario ¿verdad? Me tendré que acostumbrar.
-Eres injusto con él.
-Dame tiempo ¿vale?
-Supongo que los dos lo necesitamos.
Apoyó sus manos en los reposabrazos del sillón de Severus y se inclinó para besarlo. El profesor estiró los suyos para abrazarlo por la nuca y acercarlo más a sí. Cuando el beso se estaba haciendo más profundo, y Sirius había comenzado a desabrochar la camisa del otro, se oyó como llamaban a la puerta del despacho.
-Profesor Snape ¿Puedo pasar?
-No, espera un segundo Draco.
-Nos vemos luego – Sirius le volvió a besar y se trasformó en perro. Severus se colocó de nuevo la ropa.
-Pasa, Draco, pasa.
-Hola Severus – Le pareció que una sombra se deslizaba por detrás para desaparecer por la puerta – Eh, venía por lo de anoche.
-Si, si, lo sé. El castigo. Toma – Dijo acercándole una pequeña torre de libros y un pergamino – Aquí tienes lo que hemos trabajado estos 15 días. Hoy te quedarás en la biblioteca hasta que me hayas hecho un resumen de todo.
-Pero... profesor – Draco no se había imaginado algo tan severo – Es mucho, no me dará tiempo.
-¿Tan pronto te acostumbraste a la buena vida? – Dijo subiendo una ceja.
-No... pero...
-No es tanto como parece, sus compañeros decidieron ir terriblemente lentos estos días, y como verás, no voy a descontar puntos a mi propia casa...
-Claro – Draco sonrió aliviado mientras comprobaba que era cierto- Esto... Severus
-¿Sí?
-Yo... he decidido que... bueno, en realidad, Harry y yo hemos decidido... probar un tiempo... Nada serio por ahora...
-Me parece perfecto, no es la pareja que a mi me gustaría, pero es tu decisión. Además parece que él lo tiene claro. ¿Lo van a hacer público?
-No, por ahora no. Hasta que veamos si es o no viable.
-¿Dudas de tu decisión?
-No, pero mi padre... él me traicionó, ¿qué le impide a Harry hacerlo?
-No lo hará, es un Gryffindor, además te quiere. - ¡Mierda! Es lo mismo que me pasa a mí – Y sabe que como te haga daño se tendrá que enfrentar conmigo.
-¿Qué clase de mortífago eres? – Preguntó Draco sonriendo más relajado
-Uno muy especial. No es que quiera echarte... pero tienes mucho que hacer y yo también.
-Severus... quería pedirte un favor, es muy importante.
-Pide
-Toma – Draco sacó de su bolsillo el gemelo que había encontrado la mañana anterior – me gustaría saber a quien pertenece.
Severus miró el gemelo con atención. Vio las siglas inscritas y tras pensar unos instantes su cara se tornó seria.
-¿Dónde encontraste esto?
-Severus, no es de mi padre ¿verdad? – A Draco le temblaba ligeramente la voz.
-No exactamente. Es de un antiguo amante suyo. Tu padre tenía la costumbre de hacer regalos de este tipo. Ahora dime ¿dónde lo encontraste?
-En el suelo de la habitación de... bueno, ya sabes de quien.
-¿El Lord le dejó que te tocase?
-... Si... Yo tenía los ojos vendados...
-Tranquilo, Draco... Este hombre es un fiel servidor... pero también es un enemigo declarado de tu padre. Ha debido de hacer algo muy importante para que el Lord le concediese el poder tener al hijo de su mayor enemigo, y más sabiendo que te has convertido en su objeto de deseo.
-No le dejó...bueno... ya sabes...
-Si, eso ya me lo imagino. Creo que tendré un intercambio de palabras con tu padre. – Severus hablaba para sí mismo mientras jugaba con el gemelo.
-No merece la pena, a él no le importa lo que me pase.
-No estés tan seguro. Tal vez esté un poco ciego...
-Haz lo que quieras... pero salga bien o salga mal lo mío con Harry... no pienso volver allí nunca más.
-¿Estás seguro?
-Sí, lo estoy, de esto sí que estoy seguro.
-Bien, pues tendré que ponerme a buscarte un lugar seguro para ti este verano, también tendré que hablar con Dumbledore... y contarle... lo justo.
-¿No vas a decirme su nombre?
-¿Realmente quieres saberlo? – Le miró expectante. Draco dudó antes de responder.
-No, la verdad es que no. Sólo quería asegurarme de que no había sido él, no lo soportaría.
-Si lo harías. Eres el Slytherin más fuerte que conozco. – Puso su mano en el hombro del chico para dar mayor fuerza a sus palabras. - Ahora vete, llegas tarde al desayuno.
Draco salió seguido de la pila de libros que volaba detrás de él, rumbo al comedor. La verdad era que tenía mucha hambre, y además estaba mucho más tranquilo después de la conversación con su padrino.
Severus esperó unos segundos a que se alejara, miró de nuevo el gemelo y se dirigió a la chimenea.
-Director Dumbledore. Tenemos un serio problema. Creo que debería de reunir a la Orden del Fénix. No avise a Finch-Fletchley..
Cuando entró en el comedor, vio que Harry había terminado ya de desayunar, y que jugaba con Ron una partida al ajedrez mágico. Se sentó cerca de ellos que le saludaron disimuladamente. Poco después Justin Finch-Fletchley se acercó a la mesa de Gryffindor.
-Harry, he pensado que el trabajo que tenemos que hacer para herbología...
-¿Sí?
-Podíamos hacerlo hoy. La biblioteca estará más vacía y si nos ponemos en las mesas cercanas a la Sección Prohibida nadie nos molestará. Estaremos tranquilos. – Draco escuchaba atentamente. Había algo que le hacía sentirse molesto.
-Vale ¿Quedamos en una hora? – Dijo el ojiverde.
-Estupendo. ¡Ah! Ernie me ha dicho que tiene algo que decirte y que se pasará a media mañana por allí.
-Ok
Definitivamente había algo en todo esto que no le gustaba. Pero no sabía él qué. Al menos si sabía en qué parte de la biblioteca iba a hacer su castigo. Cuando iba a levantarse, Blaise, le agarró de la muñeca y le mantuvo en el sitio.
-No te fíes. Los de Hufflepuff de sexto andan muy revueltos.
-¿Por qué tiene eso que importarme? – Dijo Draco con su habitual tono de superioridad.
-Porque Harry... - Se volvió para mirarle de frente – Deberías de hablar con él. Creo que vuelve a ser la pieza de caza de alguien.
-¡Va! Eso no va a preocuparme. Estoy muy tranquilo respecto a Harry.
-¿Sí? ¿Y de los demás, estas tan seguro? Además estos 15 días, el moreno ha sido objeto de muchas atenciones.
-Él no me traicionará – Dijo más para intentar auto-convencerse que para convencer a Blaise.
-Es humano, y algo ingenuo. Ya sucumbió a un chantaje una vez... ¿Recuerdas?
-¿Eso opinas de él?
-Eso y que no me importaría tener un clon suyo. Pero la suerte te tocó a ti. Te ha sido fiel, le hemos tenido vigilado estos días, pero que sepas, que oportunidades ha tenido más que tu en tus mejores tiempos.
Draco sonrió. Blaise le acababa de dar muchas noticias en pocas palabras, entre ellas que era afortunado y que los de su casa le apoyaban discretamente. Recogió las cosas y de nuevo seguido por los libros, se encaminó a la biblioteca.
Al rato llegó Justin, al que no le hizo mucha gracia que Draco se hubiese colocado en una mesa cercana. Al llegar Harry quiso ir a otro lado, pero el moreno no cedió, así que se pusieron manos a la obra con el trabajo de herbología, vigilados de cerca por los ojos grises del Slytherin. El Hufflepuff de vez en cuando miraba con desconfianza hacia la mesa de al lado, pero no decía nada. Cuando llevaban más de dos horas ahí, llegó Ernie. Primero miró a Draco y luego a Harry, hizo una seña a Justin que se levantó con la excusa de ir a lavabo y se fue. Draco no levantó la vista de su trabajo, pero agudizó su oído, concentrándose en escuchar lo que pasaba.
-Harry – Dijo Ernie sentándose a horcajadas en el banco – tengo que pedirte un favor.
-Tu dirás – Contestó el moreno alejándose inconscientemente unos milímetros.
-Estaba pensando, que si estás libre, tal vez tú y yo podríamos... ya sabes.
Se oyó un estruendo, ambos miraron y vieron como Justin pedía perdón a un enfadado Draco que en ese momento estaba cubierto de tinta mientras que, su antes ordenada mesa, ahora parecía asolada por un terremoto. Los pocos estudiantes que estaban en la biblioteca en ese momento se echaron a reir hasta que les llamaron la atención. Cuando Draco se giró hacia Harry vio como Ernie se inclinaba a besarlo, pillándole desprevenido. Se quedó paralizado, con la varita en la mano pero sin poder reaccionar.
-¿Qué haces? – Dijo Harry alejándose bruscamente y pasándose la manga por los labios
-Besarte – Le contestó divertido – Qué me contestas ¿Eh? ¿Quedamos?
-Tal vez algún día, Ernie. Por ahora no puedo quedar contigo.
-¿Estás con alguien?
-No, todavía. – Draco desvió la mirada unos segundos – Pero espero que caiga pronto.
-Está bien, tendré paciencia, pero no me voy a dar por vencido.
Ernie salió de la biblioteca seguido por Justin. Mientras, Draco seguía de pie mirando a Harry que volvía de nuevo a sus libros sin hacerle mucho caso. De repente el moreno vio como uno de sus libros desaparecía para aparecer en las manos del rubio, que salía apresuradamente después de haber colocado de nuevo su mesa con un hechizo. Suspiró y decidió seguirle, al salir tropezó con Justin.
-Ahora vuelvo, voy a por un libro que he olvidado.
-Vale, te espero – Dijo el Hufflepuff
Siguió a Draco hasta un aula vacía y al entrar se aseguró de cerrar bien la puerta.
-Dame el libro, Draco, tengo ganas de terminar ya este trabajo.
-¿A qué se debe tanta prisa? – Dijo suavemente mostrándole el libro
-Venga, déjate de juegos.
-No será que tienes una cita ¿verdad?
-Draco, por favor.
-¿Has quedado con Ernie? – El tono de voz había dejado de ser suave
-Claro que no. No digas estupideces.
-¿Estupideces? Te ha besado delante de toda la biblioteca, y te estaba pidiendo una cita.
-¿Me espiabas? – Harry puso cara de incredulidad
-No, lo oí por casualidad
-Es una tontería, no le des más vueltas. Sabes que soy todo tuyo. Dame el libro.
-No vi que te enfadaras cuando te besó.
-Eso ni siquiera fue un beso. Draco... ya le dije que no, ¿qué más quieres? ¿Qué lo hubiese golpeado como si yo fuera una virgen ofendida?
-Por lo menos una pequeña muestra de enojo, además ¿por qué negaste que estabas con alguien?
-Creí que era lo que tú querías, ahora si quieres que lo hagamos público, por mí...
-No, no quiero eso. No cambies de tema.
-¿Te arrepientes o te avergüenzas? – Harry se puso a la defensiva
-Ninguna de las dos cosas. Sólo quiero que dejes de flirtear por ahí con cualquiera.
-Yo no estaba flirteando – Dijo ofendido.
-Pues no des pie a que otros lo hagan contigo.
-Yo no doy pie a nada. ¿Se puede saber que te pasa? El que me puso en el punto de mira de todo el colegio, si no recuerdo mal, fuiste tú.- Los ojos de Harry echaban chispas.
-Lo siento, lo siento Harry, es que cuando vi como te besaba... - Bajó el tono de voz y movió la cabeza para alejar los pensamientos dolorosos.
-No fue ni tan siquiera un roce. Tú eres el único al que permitiría que me besara. –Harry se acercó y le abrazó – Tienes que confiar en mí.
-Lo siento, de verdad – Le devolvió el abrazó y le comenzó a besar. Harry sin querer comenzó a sonreír dentro del beso. - ¿Qué es lo que te hace tanta gracia, 'Potter'?
-No esperaba verte celoso tan pronto, 'Malfoy'.
-Celoso ¿yo? Ni en tus mejores sueños.
-Oh, no, en mis mejores sueños... – volvió a besarlo –...estás... - le quitó el libro rápidamente y se acercó a la puerta - ...en mi cama... - mientras la abría y salía –...sin ropa.
Y sonriendo, dejó a un entintado Draco maldiciendo los trabajos de herbología y los castigos de pociones.
Continuará...
Sé que me va a llegar algún howler por que no ha sido Lucius, pero... como ya he dicho, empiezo a retomar la historia original, si es que los personajes me dejan. Por cierto, sigo admitiendo sugerencias y peticiones. Besos a todos y muchas gracias por estar ahí. S.
RESPUESTAS (Espero no haberme olvidado de nadie).
Conacha – No, cuando se entere no le va a gustar nada de nada. Gracias. S.
Diabolik – Ya ves que no fue Lucius, pero tampoco Severus, no iba a ser infiel tan pronto a Sirirus. Gracias. S.
Tere Potter – Gracias por todos tus comentarios, me han llegado todos seguidos. Me alegra saber que te gusta la historia y sus parejas. Gracias por preocuparte en darme ánimos en tus ratos de descanso. S.
Caroline Mcmanaman – A mí tampoco me gustaba Lucius... en fin, espero que te haya gustado el capítulo y la dedicatoria. Y sí, Draco soportó por Harry, al igual que éste esperó por él. Gracias por todo. S.
Murtilla – De nada, me alegra saber que te gustó. Draco marcó a Harry, pero no como una vaca, jajajaja, ten en cuenta que está inseguro. Y el Lord, no puede entrar en la mente de Draco desde tan lejos, pero... No te cuento más. Gracias, me has dado una idea, quién sabe. S.
yukinajaganashi – Tranquila, ya he aclarado lo de Lucius, ya veremos como se porta ahora. Lo de los sueños... es que alguien me contó lo de emplear pesadillas para ayudar a avanzar la historia, y creí que habías sido tu. Tengo que poner más atención. Gracias por aguantar mis resbalones mentales. S.
OlgaxTomFelton1 – He sido rápida esta vez, no podrás quejarte. Espero que te guste el resultado. Gracias. S.
