Notas de la Autora: Esta historia que he escrito, es mi primer fan fic de Yu Gi Oh! Y está completamente dedicada a la pareja de Seto y Joey, para aquellos amantes como yo que aman leer, fics únicamente centrados en ellos, por lo que durante todo el transcurso de la historia, los personajes principales son ellos, me esforcé mucho para crear la historia e intentar captar un poco la personalidad de ambos, y por muy triste y trágica que parezca la historia, tiene un final feliz así que por favor ¡léanla! La dividí en dos capítulos, pero esta completa, ya que como era muy larga decidí cortarla .


Esta historia está dedicada con mucho cariño y esfuerzo, y gran amor a una personita mágica y especial, que con su infinita dulzura, buen corazón, profundo amor y constante perseverancia, a seguido siempre adelante pese a las dificultades, para ti mi querida amiga y hadita mágica Carmín, con todo el cariño y amistad que posee mi corazón dedico está historia que con tu ayuda titule:

Lagrimas de Amor

By Loreto W

Seto X Joey

Luchaba incómodamente en aquella cama, mientras él, Joseph Wheeler simplemente conocido como Joey para sus amigos, se debatía en la oscuridad entre la vida y la muerte, su débil cuerpo golpeado con odio y furia se encontraba plenamente herido con numerosos golpes en diversas parte de su cuerpo, así como repleto de moretones y cicatrices viejas, ésta ves la violencia de su padre y todos aquellos sucesos ocurridos desde ese día habían sido demasiados para el mismo, y por esa razón se encontraba en aquel estado, aunque había soportado durante un largo tiempo el maltrato de su propio padre pese a todo aún lo quería, sin embargo la causa de su estado era la bala recibida en su pecho, bala que le había causado su actual estado en coma...

Joey se encontraba en un hospital atado a numerosos aparatos, pero nada era capaz de mantenerlo con vida, ni el suero que se encontraba en sus venas en el brazo derecho para estabilizarlo ni el respirador artificial colocado en su boca, para brindarle oxigeno, el oxigeno que él deseaba no existiera para poder morir y descansar en paz, más aun cuando sabía que nunca podría verlo a él a los ojos, al causante de su mas grande dolor, el dolor hiriente y destructor que mataba poco a poco sus débiles sentidos aún funcionando, aquel dolor que corroía cada parte de su ser, cada parte de su corazón, de su podría alma agonizante por el dolor que sentía y de su propio espíritu quebrantado y destruido al ver sus esperanzas y anhelos destruidos, no sólo por su padre si no por el mismísimo Seto Kaiba, aún cuando el había dado sus ultimas fuerzas de vida para salvar la de su amor imposible, que tan solo ante su acto le había respondido con palabras hirientes que le habían matado en ese mismo instante... Ya no quería vivir, quería huir, escapar del dolor, de la desesperación, de la soledad que sentía, ya no tenía razón para seguir ahí ninguna, ni sus amigos, ni su hermana Serenity eran capaces de mantenerle aún apegado al mundo, porque todos ellos se habían ido lejos, cumpliendo sus sueños, pero los de él desafortunadamente se vieron rotos cuando comprendió que nunca podría hacer nada para cambiar su "patética existencia" como solía decirle el poseedor del fabuloso Dragón Blanco de Ojos Azules y de su destruido corazón...

Y ahí en aquella habitación iluminada por las luces artificiales Joey Wheeler, poco a poco y segundo a segundo se acercaba cada vez más al borde de la muerte, mientras en un ultimo momento de vida, por su mente los recuerdos de sus últimos días vividos y de cómo había terminado en ese estado llegaban a atormentarle una vez más y mientras tanto a su lado, sin saberlo y sin poder sentirlo, un muchacho de cabello castaño lloraba desconsoladamente luego de mucho tiempo de esa forma tan amarga, tan sonora, tan triste derramando lagrimas, lagrimas por su sentimiento de culpa, lagrimas de remordimiento y lagrimas del dolor, que su corazón, una vez frío e impenetrable como el hielo, ahora era herido fuertemente al darse cuenta de que perdería a aquel ser que él, había humillado, insultado y golpeado tantas veces sin saber la verdad, su podría verdad, que lo amaba, que amaba a su cachorro de hermosos ojos mieles que ahora y quizás por siempre permanecerían cerrados por su pronta muerte...

Flash Back

Parecía que sería un día agradable, la mañana era hermosa y cálida, el cielo se encontraba despejado, y la brisa de primavera remecía los arboles de manera sutil y bella...

Joey corría rápidamente por toda ciudad Domino repartiendo los periódicos que debía entregar en diferentes casas ese día, y aunque había terminado la preparatoria y pronto debería asistir a la universidad para continuar sus estudios se encontraba completamente abatido, ya que conociendo su situación tanto familiar y económica, le sería imposible lograr esto, pues con su padre alcohólico gastando diariamente sus pagos apenas sus dos trabajos le daban para sobrevivir en aquellas vacaciones...

- ¡Orale! Al fin termine de repartir todos esos periódicos, todavía tengo tiempo para llegar a casa y comer algo, y si tengo suerte tal vez él ya no este – Joey finalmente había terminado de repartir todos los periódicos de esa mañana, y ahora debía regresar a su casa para comer algo y posteriormente salir a trabajar, llevaba una playera blanca de mangas y sus típicos jeans, su cabello rubio brillaba hermosamente con el sol del día, y a pesar de la soledad y dolor que sentía, siempre procuraba llevar en su rostro una brillante sonrisa para aquellos que le vieran, aunque por dentro la tristeza y la separación de sus amigos le afectaba de sobremanera.

- Me pregunto ¿qué estarán haciendo Yugi, y los otros? Sólo espero que Serenity este bien, hermana me haces mucha falta – De pronto sus ojos ensombrecieron al recordar a su hermana Serenity, ya que ella se encontraba con su madre viviendo en una ciudad lejana, de vez en cuando recibía una que otra llamada, pero desde que todos habían terminado la preparatoria nada había sabido de ella, de lo que si estaba seguro y también le causaba siempre tristeza, pero en parte alegría era que todos sus amigos habían decidido tomar grandes caminos Yugi y Yami la feliz pareja había decidido viajar a Egipto, con el dinero que Yami había juntado de un trabajo como profesor del duelo de monstruos enseñando las diversas tácticas que el conocía y enseñando a muchos chicos, que deseaban aprender a jugar el popular juego. Tea se había ido de la ciudad y había entrado a una academia de baile, para lograr cumplir su sueño de ser una bailarina, de Tristán hasta hace poco sabía que había decidido ir a ver a Serenity, Joey se sintió feliz al saber que su amigo cuidaría de su hermana cuando la viera, cosa que el por más que deseaba no podría, Duke Deblin tenía una poderosa compañía del juego de dados de monstruos del calabazo que era muy famosa, y de Mai, de ella no había sabido nada desde que ésta le confeso sus sentimientos y él rechazó, diciéndole que amaba a otra persona y que no podría corresponder sus sentimientos... sí porque aunque nadie lo creyera Joey Wheeler, aquel muchacho de brillante sonrisa y un poco torpe y con gran suerte, estaba enamorado ¿y quien pensaría que sería nada más y nada menos que del mismo muchacho que lo humillaba y lo odiaba a muerte? Seto Kaiba...

- Seto... – susurró, de forma suave, lo amaba, amaba ese bastardo ricachón, a ese niño rico, pedante y engreído, a ese frió pedazo de hielo, pero a pesar de todo lo amaba, no sabía con exactitud que era lo que había hecho que se enamorará de él tan profundamente, pese a que desde un comienzo lo odiaba, sin embargo tenía la ligera certeza de que sus sentimientos para con el muchacho ojiazul, habían cambiado desde el reino virtual de Noa cuando el poderoso CEO de Kaiba Corp, abandono de lado su frialdad y estoicismo característico para dejar ver cada uno de sus sentimientos, por su pequeño hermano Mokuba, eso era lo que le fascinaba que a pesar de la crueldad con que tratara a todos incluso a él mismo, el había sido capaz de ver más allá de esos ojos fríos azules hielo del empresario, viendo en ellos una calidez y amor infinito que él ocultaba perfectamente con ese porte que poseía, además no podía negarlo el muchacho era el hombre más codiciado de todo Japón, un soltero sumamente atractivo capaz de dejar prendado a hombre y mujeres por igual, con ese cuerpo tan atlético, y ese cabello castaño con aquel flequillo café castaño que se ubicaba entre medio de sus hermosos ojos tan misteriosos, pero al mismo tiempo penetrantes y mortales, como deseaba poder siquiera robarle un beso al poderoso CEO, pero eso no era más que un sueño...

- Seto – Volvió a susurrar, como llamándolo, como pidiendo en un susurro silencioso al viento que lo trajera, "como desearía que me amará tanto como yo le amo, pero me odia, y no puedo hacer más que ocultar este sentimiento con burlas, pero... ¿qué demonios estoy haciendo? – Joey de pronto parpadeo varias veces, al darse cuenta de la hora que era, sus pensamientos le habían tomado demasiado tiempo y se preguntaba si alguien había notado que estaba como un zombie parado en plena calle, sin preocuparse por esto decidió emprender el viaje, aunque tenía miedo de llegar y encontrar a su padre borracho, tenía miedo, miedo de que le golpeará como cuatro días atrás lo había hecho aún tenía las marcas y moretones, que ocultaba perfectamente con su playera, ya que tanto su espalda como su estomago, que eran los que se llevaban la peor parte eran ocultados, sin más opción decidió emprender su camino no sin antes y por ultima vez susurrar...

- Seto...

- ¡Vaya! No sabía que el perro extrañaba a su dueño – Esa voz el rubio no podía creerlo, era él, Kaiba, y lo había escuchado susurrar su nombre.

- Se... ¡Kaiba! ¿Qué demonios haces aquí? – El chico de ojos mieles estaba incrédulo, no podía creerlo, Kaiba lo había oído y lo peor de todo, el mismo estaba rojo.

- ¿Desde cuando tengo que dar explicaciones por mi presencia a un patético perro callejero muerto de hambre como tú Wheeler? – La voz del CEO de Kaiba Corp, reflejaba gran frialdad, y enfado, Seto Kaiba estaba furioso, acababa de tener una reunión con un grupo de idiotas inútiles incompetentes que habían rechazado un maravilloso proyecto que habría logrado desarrollar, y podría otorgar millones a causa de que las pequeñas mentes inferiores de ese grupo, de personas que se hacían llamar empresarios no habían comprendido, ¡ja! El mundo para él estaba rodeado de ineptos, pero se sentía superior ya que agradecía tener un intelecto tan grande para crear semejante obra, lastima que los patéticos seres que le rodeaban no podían entender su mente tan sobresaliente, y que mejor manera para descargar su frustración, con el tonto simplón de Wheeler, que tenía frente a él, quien iba pensar que decidir ir a su mansión caminado no era mala idea después de todo, como desde un comienzo lo había pensado, y justo se encontró con el perro idiota llamándolo, aunque se preguntaba que haría susurrando su nombre y el justo lo escucho, pero mejor así era la perfecta forma de descargar su ira, y pasar una agradable momento burlándose, del cerebro pequeño de su rival... no decir que Joey era su rival era una ofensa ese duelista de quinta, no era nada, para él, sólo una basura más como tantas en el mundo que odiaba, o al menos de está forma era que el quería engañarse, porque sabía perfectamente que el rubio frente a sus ojos generaba sentimientos demasiado desconocidos, demasiado potentes para ignorarlos, así como las numerosas sensaciones que le corrían por todo el cuerpo al sentir la calidez que Joey desprendía, al ver sus sonrisas, al oírlo reírse a carcajadas, o al verlo con ese grupo de estúpidos que eran los amigos del perro, si porque odiaba a Yugi, odiaba a todos ellos, porque ellos tenían la total atención del rubio, no como él que podía conformarse solo con esa desquiciada manía suya de burlarse de él o hacerlo enfadar para llamar su atención y poder sentir su cuerpo tan cerca...

- ¡Maldito Kaiba! ¿Qué no tienes nada mejor que hacer que búrlate de mí? Eres un maldito niño rico que cree que porque gana millones tiene derecho a hacer lo que quiera – Joey no había logrado reaccionar ante las palabras y a la abrupta aparición del ojiazul, más que con lo primero que se le venía a su mente la cercanía con el muchacho de pelo castaño le ponía nervioso y turbaba demasiado.

- No sabía que tenías rabia perro sarnoso jajaja – Kaiba reía con malicia, definitivamente disfrutaba la gran variedad de expresiones que ponía Joey, pero definitivamente a éste no le hacía mucha gracia.

- "Maldito Kaiba, estúpido idiota, por que diablos tenía que aparecer tan repentinamente diciéndome todas esas cosas que me dañan, tengo que salir de aquí, tengo que irme antes de que mis malditas lagrimas delaten lo que siento"

- ¡¡¡NO SOY UN PERRO KAIBA!!! – Grito Joey con todas sus fuerzas- y con furia contenida y dolor decidió darle un puñetazo a Kaiba, pero este lo esquivo con facilidad.

- Jajaja fallaste perro no sabía que eras tan lento

- ¿A sí eso crees? ¡Veamos si puedes esquivar esto! – Joey se incorporo rápidamente luego que el CEO esquivara su golpe, para reanudar en otro, Kaiba al estarse riendo no pudo verlo y sin darse cuenta recibió un puñetazo en su estomago, después de todo Joey no se sentía capaz de herir aquel hermoso rostro.

- Cof cof – El golpe fue fuerte por lo que dejo un poco sin aire a Kaiba, debía admitir que el cachorro tenía su fuerza, sin embargo el acto de Joey sólo le hizo enfadar más, ¿cómo se atrevía Wheeler a levantar sus manos con él? Con el poderoso presidente de KC, "maldito perro de esto no te escapas Wheeler, te demostraré que soy tu dueño, y por consecuencia no puedes faltarme el respeto" – Joey por su parte no podía creer lo que había hecho le había pegado a su amado de ojos azules, le había pegado sin darse cuenta, se había dejado vencer por el enojo que Kaiba le causaba, se había dejado engañar por si mismo para demostrar desagrado ante Kaiba y no amor como sentía, y lo peor de todo la persona que más le odiaba quería matarlo como decía la mirada asesina del CEO.

- ¡¡¡WHEELER!!! Ni creas que te vas a escapar de esta – con fuerza y enojo ante la gran cantidad de emociones de enojo y furia contenida, además del instinto de protección ante la agresión de Wheeler, y recordando, las veces que su propio padrastro le había maltratado, siendo cegado por el enojo, Kaiba tomo a Joey de su playera alzándolo del suelo unos escasos centímetros y comenzó a zarandearlo no sin antes devolverle el golpe en el estomago a lo que Joey emitió un ligero quejido.

- ¡Aaahhh!

- Dime que soy tu dueño perro ¡hazlo! – Kaiba le gritaba fuertemente al rubio con su voz fría, aguda y severa llena de furia. – Que daría Joey por decirle a Seto que lo amaba y que no era necesario decirlo, porque desde que se enamoro de él le pertenecía, pero probablemente ahí si que moriría, y el aún quería vivir por su hermana Serenity y sus amigos, ya que aún tenía la esperanza de volver a verlos.

- ¡Nunca Kaiba! En tus sueños viejo – Y Joey sonrío, sonrió ocultando su dolor, el dolor de su propio corazón, pero en sus ojos se reflejaba temor, temor como se mostraba al temblar su cuerpo como una gelatina, tenía miedo, miedo de que Kaiba le golpeará como su padre, miedo de que le hiriera, quería llorar, llorar derramar su dolor, pero no podía ¿por qué no podía llorar si era lo que más quería?

- ¡Wheeler estas acabando con mi paciencia! – Quería oír que él era el único dueño y poseedor de Joseph Wheeler, quería oír del mismo cachorro que era sólo suyo, quería oírlo, oírlo y estar seguro de que el chico que temblaba ante su violencia, le pertenecería y entonces sólo ahí se calmaría y ablandaría, porque le gustaba Joey, pero no sabía como lidiar con sus nuevas emociones, no sabía como demonios liar con aquellas sensaciones plenamente desconocidas, y era ahí cuando maldecía una y otra vez a su padrastro Gozaburo Kaiba, por su entrenamiento.

- ¡Nunca Kaiba nunca! – Repetía Joey temblando de miedo, quería irse, quería hundirse, ¿no era suficiente ya el maltrato que recibía como para ser humillado de esa manera tan cruel?

- ¡Ya basta! ¡Dilo! ¡Perro callejero! ¡Dilo!... – Exigía Kaiba, y entonces pudo ver cómo el muchacho frente a él derramaba lagrimas, las lagrimas solubles caían del rostro de Joey, sus ojos lucían sumamente tristes y sin ese brillo de chispa que poseían, su rostro intentando ocultar su miedo y pánico, y sólo cuando Joey pudo finalmente derramar las lagrimas que le ayudaban poco a poco a disipar su dolor, se dio cuenta de la situación, había humillado a Joey, le había insultado, le había maltratado, se había reído de él, le había hecho llorar amargamente y peor aún había roto toda esperanza de cariño hacia el por parte del cachorro, su corazón increíblemente se oprimió, sintió como una extrañada punzada le oprimía como si le apretaran el corazón era una sensación molesta, una sensación que hace ya muchos años no sentía tan fuertemente era la viva sensación del dolor que le indicaba lo corrompido de su corazón por el tormentoso pasado que vivió, pero fue lo que Joey le dijo lo que le hizo soltarlo inmediatamente y lamentarse el resto de su vida las palabras inconscientes que le grito.

- Snif... snif – Joey continuaba derramando lagrimas, y con la voz quebrada pero audible, mientras Kaiba le miraba expectante y aterrado por lo que hizo, Joey le dijo:

- So... soy tuyo Kaiba... eres mi dueño Seto... snif... eres mi dueño... ¡lo eres! y yo... yo... ¡te amo! Por eso siempre te perteneceré snif... – Kaiba no podía creerlo, no era lo que él deseaba escuchar ¡no! No de esa forma no de esa manera, no en esa situación, no con ese suceso, no con un Joey desconsolado llorando amargamente por su culpa, ¡nooo! No podía creerlo, no, no era cierto, no lo era, no podía ser que el chico que le gustaba el chico que le hacía sentir todas aquellas sensaciones desconcertantes, pero agradables lo amara, lo amara incluso después del golpe, la humillación ¡noooo! – Entonces el empresario lo soltó, y Joey continuo llorando con la cabeza baja, para que Kaiba no lo viera, se sentía la peor basura del mundo, y el muchacho más patético del mundo, rápidamente y como pudo con su vista nublada, seco sus lagrimas con sus manos, y sin saber que hacer, y de alguna forma extraña, recupero sus fuerzas, y su compostura, dejo de sollozar, aunque sin desearlo, esta vez las lagrimas siguieron resbalando por sus mejillas, y hablo.

- ¿Esto era lo que querías Kaiba? Humillarme, destrozarme, ¿hacerme llorar? Si era así entonces lo lograste, eres un maldito, un bastardo, un maldito bastardo sin corazón, egotista y que yo amo, por que te amo Seto Kaiba, te amo desde el maldito día en que conocimos a Noa, y desde ese maldito día en que en ti vi, más que un frío témpano de hielo, sino a un muchacho cálido y amable, con su pequeño hermano, y a quien amé desde ese día, a quien amo por ser como eres, ser tú Seto Kaiba, pero no era necesario que me humillaras... y... y... y... yo... yo... ¡¡¡NO SOY UN PERRO!!!

Kaiba no sabía que decir, no sabía que hacer, Joey Wheeler lo había dejado completamente descolocado, y en un profundo mar de dolor, en su corazón que después de todo si tenía... quería llorar si quería llorar patéticamente como una niña, por su estupidez, por su orgullo vano, por su arrogancia inútil ¿de que le servía ser el hombre más adinerado, más atractivo, más poderoso y más inteligente de la ciudad Domino? Si había herido irremediablemente a la única persona del mundo que había visto más allá de su apariencia, más allá de su frialdad, más allá del atractivo, poder, dinero e inteligencia, Joey le amaba por como era como persona, no por quien era, y el había destruido aquello, había destruido el amor que Joey, el único chico que le gustaba y que casualmente le amaba con su asquerosa superioridad vacía. Y no supo por qué, no supo por qué razón, odió, odió profundamente su ser entero, se odió grandemente a él mismo, odió quien era, odió sus logros, sus victorias, odió todo lo que había conseguido con su forma de ser tan cruel y fría, porque sólo en los ojos mieles de un cachorro dolido y llorando pudo darse cuenta por primera vez del daño que no sólo le causo al rubio sino a muchas personas, y peor aún a su propio hermano con su falta de atención, por eso se odió, y sin poder controlarse, y sin evitarlo, le lanzo, las palabras mas hirientes al rubio, porque también odiaba que por aparecer en su vida, estuviera sufriendo todo aquello y también odió que el cachorro amara a una roca insensible cómo él.

- Jajajajaja no me hagas reír perro ¿amarme? Jaja es la cursilería más graciosa que has ladrado perro callejero, no vuelvas a decir semejante dispararte... – Kaiba reía, reía desquiciado, pero sólo para ocultar su turbación, ocultaba perfectamente con su rostro impasible su dolor, su agonía silenciosa en su corazón, pero en sus ojos la desolación era sumamente evidente lastima que Joey no le veía a los ojos...

- Escúchame bien Wheeler, siempre vas a ser un perro, alguien patético, y alguien a quien nunca siquiera en mi vida, o en mi peor pesadilla amaría, tú no eres nada más que un duelista de cuarta, ¡no ni eso! Duelista de quinta... te odio y me repugnas – Joey tan sólo susurro ya completamente destruido...

- No soy... un perro Kaiba... – y desafortunadamente Seto le escuchó

- ¿A no? Entonces ¿qué eres Wheeler? ¡Oh! Disculpa, quizás hasta seas menos que un perro ¿o me equivoco? – Si Kaiba hubiera sabido cuanto dolor le provocaba a ese chico rubio que le atraía, nunca hubiera mencionado esas palabras, porque habían sido la gota que rebasó el vaso para Joey, después de todo Kaiba tenía razón, Kaiba siempre la tenía, y eso era lo que más le dolía, era menos que un perro, porque incluso hasta a un perro lo trataban mejor que a él con comodidades, a un perro le daban cariño, lo trataban con cuidado, pero su padre lo golpeaba deliberadamente pese a el cariño que el mismo le profesaba. No podía negarlo, no podía evitarlo, ¿por qué tenía que encontrarse con Kaiba? ¿Por qué sus amigos se habían ido dejándolo sólo? ¿Por qué su hermana no estaba con él en ciudad Domino, al menos así no se sentiría tan sólo, al menos sus amigos le darían ánimos o el fingiría una sonrisa para no preocuparlos, pero ahora que ellos no estaban para darle ánimos, para recordarle que debía vivir por ellos, entonces para que fingía que era feliz o que estaba bien, pero no Kaiba ya había matado desde ese encuentro su ultimo pedazo de alma completo, pero ahora hecho pedazo, y sin poder hacer nada más corrió... corrió huyendo, escapo, no le importo nada, sólo corrió con todas sus pocas fuerzas, llorando, llorando y deseando con todas sus fuerzas morir, desaparecer, no más dolor, no más sufrir. No más agonía para él, ya no más era mucho por hoy, pero lo que el desafortunado de Joey no sabía era que algo peor le estaba esperando...

Kaiba por su parte había sucumbido, y pese al dolor que sentía sólo unas pocas lagrimas con gran dificultad cayeron de sus ojos rodando por sus mejillas ¿qué había hecho? ¿Por qué? ¿Por qué? Se preguntaba una y otra vez, el no podía estar derramando lagrimas, él era Seto Kaiba, era inconcebible aquello.

- "No puede ser, no puedo concebirlo, no puedo aceptarlo, yo soy Seto Kaiba presidente de la corporación Kaiba, la compañía más poderosa de todo el mundo, y no puedo perder mi tiempo en éstas boberías, no puedo permitir que esas cursilerías afecten mi mente, ¡todo esto debe de ser una pesadilla! No probablemente sea una ilusión creada por el excesivo trabajo en la corporación Kaiba, que comienza afectar mi gran intelecto, si eso debe ser... ¡no! ¿A quién intento engañar? Joey tiene razón soy una bastardo ricachón" – y resignado se marcho caminando desolado y con un gran sentimiento de culpabilidad a su mansión.


Había corrido como alma que lleva al demonio, no podía ser, no podía ser, no podía ser cierto ¿por qué, por qué, por qué? Se repetía infinitas veces en su cabeza, por que todo aquello le sucedía él, ¿hasta cuando iba a durar su existencia? ¿Hasta cuando la vida le haría sufrir? Su corazón dolía, no podía soportar, la tristeza, la soledad, el vacío, Dios eran tantas sensaciones juntas, tantos sentimientos negativos que se arremolinaban en su corazón, que le oprimían ¿cómo alguien podía sentir semejante dolor en su pecho, a tal punto de dificultarle la respiración?

- "No puede ser cierto, Dios, que todo sea una pesadilla, hermana, Serenity, perdóname, hermana, pero yo ya... ya no puedo con esto"- Tenía pensado acabar con su vida desaparecer, del dolor, después de todo a estas horas, ya habría perdido su segundo empleo, por los contados retrasos que llevaba y el jefe le había dicho que si llegaba tan sólo una vez más tarde estaba despedido, ahora su vida no era nada, sus días estaban contados antes que muriera, si no era por el maltrato, moriría de hambre, tarde o temprano moriría, que mas daba adelantar su irremediable destino, el podía vivir con la agresión física, podía vivir día a día muriéndose de hambre, podía vivir con la soledad, podía vivir con sus amigos lejos, pero nunca podría vivir sin tener la esperanza de que algún día Kaiba le correspondiera.

Llego lentamente sin darse cuenta a su casa... abrió con dificultad la puerta por su vista nublada y ojos enrojecidos que afortunadamente eran cubiertos por su flequillo rubio, y al abrir la puerta, nunca imagino que encontraría a su padre borracho mirándolo con odio con furia con una rabia tan grande, que su rostro parecía el de un demonio, no supo cuando ni como, ni mucho menos en que momento era arrojado violentamente al suelo, mientras su padre, su propia sangre, su querido padre pese a todo, porque el aún recordaba los días en que su papá le compraba lo que quería, le trataba con cariño, y era un hombre respetado, honorable y cariñoso sobre todo con él, pero ahora era una bestia, una bestia o demonio, que le había destrozado su playera, para golpearle violentamente con el cinturón, en su blanca piel, hiriendo su espalda, provocando golpes y moretones sobre las cicatrices viejas que poseía, mientras la sangre cálida, roja escurría de su espalda y mientras su padre le reclamaba cosas absurdas y ya sin importancia...

- ¡Maldito Mocoso! Muchacho irresponsable, ¿crees que estás aquí para andar paseándote por donde te plazca, maldito esto te enseñará a comportarte como un buen hijo, y estar siempre a la disposición de tu padre... mocoso inservible... ¡fue un error el que hayas nacido! Jamás debí haberte tenido con la mujerzuela de tu madre...

Y Joey sólo gritaba, gritaba desahogando su dolor, ya no le importaba llorar y gritar de aquella forma tan desgarradora como lo hacía, ya no le importaba nada, lo único que agradecía era que con la paliza excesiva de su padre quizás esta vez moriría, y rogaba por que la inconsciencia llegará a apiadarse de su propia alma, y la dulce muerte, tan anhelada fuera a buscarlo, y entonces su deseo se cumplió y cayo inconsciente, mientras su padre se retiraba aburrido, y le quitaba de la billetera que llevaba en el bolsillo su única cantidad de dinero, que con gran esfuerzo había ganado un día atrás, la sangre de su cuerpo era numerosa, y el charco en el que se encontraba se secaba poco a poco, pero aún la sangre estaba tibia y el olor impregnaba aquella sala donde un muchacho rubio yacía casi inerte...


Seto Kaiba el multimillonario CEO de Kaiba Corp. Se disponía a cruzar el umbral de la puerta de su lujosa y gran mansión, había estado pensando todo el camino, en Joey, y el cachorro no se apartaba de ninguna forma de sus pensamientos, y se maldecía, lamentaba y odiaba mil veces su actitud, sin más pensamientos y con unos ojos lleno de tristeza aunque con su rostro siempre impasible, entro a su mansión, y apenas cerro la puerta, un muchacho con abundante cabello negro corrió a sus piernas y le abrazo con gran cariño saludándolo.

- ¡Setooooo! ¡Hermano! Holaaa – saludo Mokuba con una gran sonrisa, y todo su amor, a su hermano mayor.

- Hola Moki – respondió el CEO de Kaiba Corp., con una voz sumamente suave y tranquila, llena de amor únicamente para su pequeño hermano Mokuba, una luz para su existencia y vida, porque pese a ser el gran CEO que todos conocían, para él nada hubiera sido posible sin el cariño y apoyo imprescindible de su hermanito, y agradeciendo esto, el empresario hizo lo que rara vez hacía al saludar a su hermano, le abrazo profundamente, como queriendo expresar de su corazón frío y dolido todo su cariño y gratitud al pequeño Mokuba en ese gesto, y le beso la frente, sin darse cuenta que una pequeña lagrima escapo de su rostro, después de todo, no podía ocultar ni su propio dolor con la más elaborada mascara, por que éste era demasiado grande y torturante para ocultarlo.

- ¡Seto! Hermano ¿Estas bien? ¿Por qué lloras? ¿Te sucedió algo? – Las preguntas de Mokuba no se hicieron esperar para el CEO.

- No Moki estoy bien – Seto se sentía sumamente vulnerable, nunca antes se había sentido así, tan débil, tan desvalido, tan humano.

- Seto por favor no mientas, te conozco hermano y sé que algo te sucede ¿qué pasa hermano? – Mokuba comenzaba a preocuparse, por el comportamiento de Seto y aquella solitaria lagrima que caía de uno de los mágicos ojos azules del empresario, que el seco sutilmente de manera cariñosa.

- No es nada Mokuba – Seto necesitaba cariño, necesitaba apoyo, si su hermano pequeño hubiera visto como trato a Joey probablemente lo odiaría por tratar así a su amigo, él sabía lo mucho que Mokuba quería al cachorro, pero ahora él necesitaba todo el apoyo de su única familia Mokuba.

- Seto ¿qué te sucede hermano? Seto ¡me preocupas! – Mokuba no comprendía que le había pasado a Kaiba.

- Moki – Seto abrazó más a su hermano como temiendo perder a lo único que le quedaba en la vida.

- Hermano ¿tuviste problemas con Joey? – el peli-negro conocía perfectamente a su hermano mayor, y sabía o mejor dicho intuía que Seto sentía algo por su amigo, después de todo no era normal que él sólo molestara a Joey siendo que Tristán, o Duke le caían mal, ni siquiera a Yugi lo molestaba pese a que sabía lo odiaba, no obstante al chico de ojos miel siempre le sacaba de sus casillas no importaba como, de un modo Mokuba intuía que Seto deseaba la atención de ese rubio de bella sonrisa y cuanta influencia tenía en su hermano.

Kaiba estaba atónito no podía creer que su hermano menor supiera la razón de su comportamiento, la causa de su tristeza, la congoja de su alma, y el pesar tan grande de su corazón, ¿cómo Mokuba sabía eso?

- Mokuba ¿por qué dices eso? – fijo su vista directamente en los ojos de su hermano...

- Seto... yo se... que te gusta Joey, Seto, y se que la única razón por la que estás actuando así es porque algo te debe haber ocurrido con él.

- ¡Eso no es verdad Mokuba! Te equivocas yo nunca podría llegar a sentir algo por ese perro

- ¡No mientas hermano! Admite que te gusta – Si había alguien igual de terco, obstinado y persistente que Kaiba a tal punto de lograr sus objetivos a toda costa definitivamente era el dulce Mokuba. No por nada el hermanito menor de un CEO.

- Yo... no estoy seguro... y así fuera no creo que te agrade saber que tu hermano es homosexual.

- Entonces si puede gustarte Joey ¿verdad Seto? – Mokuba sonreía, su hermano había delatado sus preferencias, eso ya era un paso.

- ¡Yo no dije eso Mokuba! Y tú lo sabes – hablo seriamente el peli castaño recuperando su postura característica.

- ¡Pero lo dijiste! Y si así fuera, yo estaría feliz de que mi hermano mayor, tuviera a una persona tan especial y buena como Joey a su lado, te quiero Seto, lo sabes hermano, y siempre te apoyaré en lo que hagas, y además Joey es muy bueno y ambos hacen una linda pareja – le guiño el ojo a su hermano mayor en signo de aprobación, a lo que Seto sólo pudo sonrojarse.

- Gracias Moki – le dirigió una cálida e inusual sonrisa a su hermanito menor, para luego dejar atrás su orgullo y contarle a su hermano lo que había sucedido, desde aquella mañana en la Corporación Kaiba, así como el encuentro con el cachorro, y su regreso a casa.


- Comprendo Seto – luego de una larga platica con su hermano, Mokuba había comprendido la situación de Kaiba, y no pudo más que darle ánimos.

- Seto, si quieres que Joey te disculpe, debes hablar con él hermano y decirle lo que sientes, yo sé que Joey te escuchará, el te ama.

- Lo haré Mokuba hablaré con él cachorro – y entonces tomo su gabardina blanca la cual se encontraba en el perchero, despeino a su pequeño hermano le dio un beso en la frente en símbolo de cariño y gratitud, y decidido se dirigió a la casa del cachorro, ya que gracias a Mokuba sabía la dirección.

- Buena Suerte hermano – susurro Moki cuando vio a su hermano marchar caminando, porque sabía necesitaba pensar.


La tarde en ciudad Domino caía, era una tarde fresca, pero aún soleada, el sol todavía permanecía a la vista, y el viento soplaba fuertemente moviendo la gabardina que Seto llevaba, caminaba por las calles de esa Ciudad, con paso lento calmado, deseando pensar en cada detalle, en cada suceso que había vivido con el cachorro, en las emociones tan diversas que el cachorro despertaba en su interior, y en el amor que sentía por éste, sí, porque luego de una larga tarde de reflexión y discusión consigo mismo, él multimillonario llego a la única conclusión existente, para su pesar, su remordimiento, su loca atracción por el rubio, y no podía ser otra que amor, pero aún así estaba indeciso, indeciso de si era cierto que ese perro, podía amarlo, aún después del mismo daño que le había causado, aún dudaba de eso...

Continúo cavilando es sus pensamientos y sin darse cuenta, alguien le estaba siguiendo con la intención de vengarse y hacerle daño a tal punto deintentarmatarlo.