Su cuerpo dolía terriblemente, su cuerpo ardía, ardía de un dolor tan desgarrador, que no pudo evitar lanzar un quejido de dolor.
- Aaahh mi cuerpo... ¿dónde estoy? ¿Qué sucedió? – Poco a poco Joey recuperó el conocimiento, pues a pesar de todo había sobrevivido, como tantas otras veces había resistido el maltrato, pero esta vez, era distinto, su padre solía empujarlo, o golpearlo contra el suelo, y él se defendía, pero en esta ocasión su padre lo había inmovilizado, y le había azotado en la espalda, con un cinturón de cuero, y una hebilla bastante grande, su espalda estaba toda magullada y que decir de la sangre que había perdido sumada a la falta de alimentación y gran grado de desnutrición que su frágil cuerpo presentaba, todo aquello le hacía sufrir, además se había golpeado en la frente al impactarse con el piso, y su padre le había golpeado una costilla antes de irse, como podía sentirlo, el dolor de las palabras de Kaiba aún desgarraba su corazón y también el poderoso golpe que el CEO le propino en el estomago, pero Joseph Wheeler ya no sufriría más, esa había sido la ultima vez que sufriría, estaba decidido a acabar con su propia vida, ya nada le importaba, ya no quería seguir viviendo más aún, cuando ni siquiera podía moverse, por eso mismo se arrastraba como un gusano, por su propia sangre... con sus codos y brazos adoloridos, se arrastro durante cortos minutos, y luego finalmente se acerco a una silla de la cual intento trepar para pararse.
- Un poco más Joey, tu puedes vamos, no te rindas, pronto éste infierno se acabará – y logro ponerse de pie, tambaleándose torpemente, como pudo y con sus ultimas fuerzas resistió el dolor, no tenía una navaja para cortar sus venas, tampoco la fuerza suficiente para colgarse y morir ahorcado, un incendió no era buena idea, no tenía escaleras en su casa, pero recordaba que su padre, el maldito ese, tenía un frasco de aspirinas con ellas podría al menos terminar con el dolor de cabeza que le mataba y acabar con su vida.
- Sí... eso haré y así acabaré con dos pájaros de un tiro – tomo el frasco, que se encontraba cerca de su posición, y sin siquiera tomar agua fue tomándolas de a poco.
- Vengan con papi... – una vez todas en su cuerpo, estás por ningún motivo hacían efecto, después de todo apenas y habían pasado segundos, decidió salir de ahí, de ese infierno antes de que su torturador pudiera llegar, no le importo el dolor, porque de alguna u otra forma, él era resistente y se había acostumbrado a llevar siempre éste, corrió trotando lentamente, pero avanzando, estaba desorientado se sentía mareado, las píldoras poco a poco le hacían un leve efecto, no se fijo por donde iba, no se fijo que hacía, y de pronto choco, con la persona que menos esperaba ver en ese momento, y justo esa persona se disponía a gritar una serie de insultos y reclamos.
- ¡PERO QUE DEMONIOS! – Cuando Seto Kaiba noto que la persona que estaba en el suelo, incapaz de levantarse, con el torso descubierto dejando ver una gran cantidad de heridas, recientes y viejas, que sangraban muy poco y que ese alguien era Joey no pudo evitar quedar impactado ante tal visión, y de pronto un click hizo sonido en su cabeza saliendo de su estupor para preguntar a Joey que le había pasado.
- Cachorro ¿quién te hizo esto? – Seto corrió para acunar en sus brazos a un herido Joey sin importar las manchas que la sangre de éste dejaba en su ropa.
- ¡Suéltame! Suéltame, déjame por favor, no me lastimes, déjame Kaiba por favor – Joey lloraba, lloraba otra vez, porque temía que Kaiba quien lo odiaba se burlará de él o le hiciera daño.
El ojiazul no podía creer, el comportamiento de Wheeler ¿tanto daño le había causado que el cachorro le temía a tal punto de ponerse a llorar, sólo para huir de él?, Pero eso no era lo que le preocupaba sino las heridas que presentaba, debía llevarlo al hospital de Domino cuanto antes la salud del rubio era la prioridad.
- ¡Maldición! - Exclamo Kaiba, no había ido en limosina, por lo que si llamaba a una, está tardaría en llegar, opto por llevar al cachorro, cargándolo en brazos, después de todo el Hospital Domino estaba a dos cuadras de ahí.
Kaiba...
- Joey ¿quién te hizo esto? Respóndeme cachorro ¿quién te hizo daño? – Seto trato de ser lo más dulce posible con su pequeño cachorro débil en sus brazos, Joey no podía creer que Seto se preocupara por él, pero le gustaba sentir la calidez de esos confortables fuertes brazos que cariñosamente le acunaban, así que sabiendo que pronto moriría opto por responder.
- Fue mi padre Se... Kaiba...
-¡Tu padre! Cachorro, porque no se lo dijiste a nadie... – dijo Seto con tristeza, no podía ser, cuanto dolor sufría Joey, cuanto desconocía de la vida de éste, cuanto mal le había hecho... si hubiera sabido antes de lo que sentía, el no hubiera dudado en protegerlo, pero ya todo era tarde.
- ¿A caso alguien hubiera hecho algo? – Respondió sin ánimos Joey.
- Yo cachorro – Respondió Seto, con la voz suave, con ese tono cariñoso, y con esa ternura y calidez, que tantas veces le dedicaba a su hermanito Mokuba, mientras abrazaba delicadamente a Joey con más amor.
- ¿Por qué haces esto Kaiba? ¿Por qué? – sollozo desconsoladamente Joey...
- Porque quiero que me perdones Cachorro, por todo el daño que te cause, por todo el sufrimiento que te provoque, por las humillaciones que te hice pasar, quiero que me perdones, por todo eso, ese es mi deseo Joey, no soy frío, como todos creen, no lo soy del todo, y sólo tu pudiste llegar más allá de mi mismo, te quiero Joey y no quiero perderte. – Seto no podía encontrar palabras para expresar a Joey el dolor que sentía, al verle así, al ver esas cicatrices tan numerosas, y cuantas veces el cachorro había peleado en duelos de monstruos soportando ataques directos, y siempre se veía bien, con energías, cuanto dolor había soportado ese cachorro, y el cuantas veces le había golpeado por el placer de verlo sufrir, como hubiera deseado volver atrás y cambiar todo aquello, pero hay situaciones del pasado que por más que deseemos no podemos cambiar...
- Mientes - dijo Joey – No quería creer lo que Kaiba le había dicho, el ya no tenía esperanzas, el ya no deseaba vivir, no había razón para mantenerse con vida, porque alguien tan maravilloso como el ojiazul, querría estar con un ser miserable como él, eso era inaudito, y no podía condenar al chico castaño a vivir así, con alguien patético como él, Kaiba se merecía a alguien mejor, a alguien atractivo, alguien que pudiera sacar lo mejor del poderoso CEO alguien que lo conociera plenamente, alguien que le diera calor, amor, alegría, a Kaiba, alguien como el mismo aunque lo ignorara.
- Vaya, vaya Seto Kaiba, quien iba a pensar que un maldito como tú, pudiera tener corazón... lamento interrumpir tan romántica escena, estimado Kaiba – pronuncio con malicia un joven de traje negro, apuntando con un revolver a Kaiba, directo al corazón amenazando con matarlo.
- ¿Qué demonios haces aquí? Y ¿qué diablos pretendas Oconnor? - El ojiazul no podía creer que ese incompetente de Edward Oconnor, presidente de una compañía norteamericana famosa que desarrollaba dispositivos holográficos estuviera ahí, sin embargo desde que los dispositivos mejorados de Kaiba habían salido al mercado, aquella compañía había quebrado, provocando que su dueño y presidente Edward Oconnor, quedará en completa banca rota, justo como Kaiba cuidadosamente lo había planeado, sin ningún remordimiento.
- Kaiba... ¿tú conoces a ese sujeto? – Joey pregunto con cierto temor, al muchacho ojiazul que lo abrazaba, aunque en su interior sentía miedo de que el chico de cabello largo amarrado en una coleta, el tal Edward pudiera siquiera hacerle daño a su amado.
- Descuida Joey, es sólo un patético perdedor, que por su incompetencia y falta de experiencia dejó estúpidamente en ruinas su compañía.
- ¡Eres un descarado maldito bastardo, te odio Profundamente Seto Kaiba, y voy a matarte, ¿o quizás debería matar a ese muñequito rubio que mantienes abrazado?, Quizás pueda divertirme con él un buen rato.
- ¡Estás loco! Oconnor, ni siquiera te atrevas a tocarle un solo cabello, si no quieres enfrentar mi ira, idiota. – Kaiba protegería a toda costa su cachorro, no permitiría que nadie le tocara un solo cabello o le pusiera una mano encima.
- ¡Silencio! No estas en posición de ordenar ni decir nada, o ¿acaso no ves que puedo matarte en un segundo?
- Kaiba ten cuidado por favor – Joey no podía moverse, estaba demasiado herido como para hacer si quiera un movimiento y la calidez de los brazos del empresario, eran tan gratos, tan cálidos, que sólo quería permanecer ahí, pero de ningún modo dejaría que su amor, muriera, eso nunca, primero moriría él, después de todo su vida nada valía, a comparación del presidente de Kaiba Corp.
- Tranquilo cachorro, no me pasará nada, y pase lo que pase no permitiré que un incompetente muerto de hambre, como él te toque.
- Jajajaja no me hagas reír Kaiba, jajajaja por favor, eres el que menos razón tiene para decir eso, esta vez estas acabado – Edward comenzó a apretar el gatillo levemente, para dispararle a Kaiba, Kaiba noto esto, y aunque no quisiera admitirlo y tratará de hacerse el fuerte, el por ningún motivo quería morir, antes debía llevar a Joey al hospital por su salud.
- ¡Pelea como un hombre cobarde! ¡Ja! Que patético eres, te escondes tras un arma porque eres incapaz de pelear por ti mismo.
- Ni creas que vas a hacerme caer en tu jueguito Kaiba, admite que estas muerto de miedo.
- ¿A sí?, y si es cierto lo que dices, ¿por qué te escondes tras un arma de fuego? Eres tú el cobarde, Me alegro saber que gracias a mis inversiones pude dejar en total ruina a tu compañía – Kaiba sonrío con una gran sonrisa de satisfacción ante sus palabras, él se encontraba en frente del cachorro, protegiéndolo con su cuerpo, pero debía hacer algo, porque Joey estaba en mal estado, no podía permitir pasar más tiempo, se notaba que con el transcurrir de los segundos, el rubio estaba mucho más pálido que antes, y había perdido bastante sangre, en cualquier momento sufriría un desmayo.
- ¡Maldito! Esta vez no te escaparas – apretaba el gatillo lentamente, estaba decidido, Kaiba no noto este movimiento de Edward, pero si lo esquivaba quizás la bala heriría al cachorro, o si se arriesgaba a detenerlo aún así Joey podría salir lastimado, no podía permitirlo, eso jamás, fue entonces cuando en el momento en que Oconnor, presiono el gatillo que todo se vio lento. Un grito fue lo primero que se oyó...
- Seeeeetoooooooooo ¡nooooooooooooooooooooooo!
- Joey levantándose, en un último esfuerzo, se coloco delante de Seto, para recibir el impacto de la bala directo en su pecho, más exactamente en su corazón. Seto sólo pudo sostenerlo en sus brazos mientras su ropa era teñida de un abundante liquido tibio carmesí, y derrepente por un impulso, dejo el cachorro en el suelo recostado, y se acerco a Edward para golpearlo violentamente, una y otra vez, desquitando su dolor, su ira, su furia, toda su tristeza, mientras lagrimas, lagrimas de dolor corrían por sus ojos, mojando sus mejillas, dejándolas llenas de sal, Edward estaba inconsciente en el piso, y el arma del ataque había quedado olvidaba, Kaiba entonces pudo desahogarse.
- JOEEEEEEEEEEEEEEEEYYYYYY ¡NOOOOOOOO! – Vio el cuerpo del cachorro que otra vez tenía en sus brazos, Joey sangraba abundantemente, el tiempo corría, los segundos pasaban, la vida del cachorro, se le iba, lo sentía liviano, y débil, sentía que era una pluma en sus brazos.
- Se... Seto... – susurraba Joey con un hilo de voz
- ¡Eres un maldito idiota Joey Wheeler, eres un estúpido, un maldito imbécil, ¿cómo pudiste perro? ¿Por qué Joey? ¿Por qué demonios hiciste algo como eso? – Seto estaba tan desesperado que no medía el tono hiriente de sus palabras.
- Perdóname Seto... por... favor... no olvides... que... te amo. - El cachorro palidecía, las pastillas habían hecho su efecto... el cachorro estaba frío, el cachorro respiraba lentamente, el cachorro dejaba de respirar, el cachorro cerraba sus ojos Joey se moría, en sus propios brazos y jamás pudo decirle que lo amaba, lo tomo fuertemente y corrió, corrió tan rápido como pudo, las dos cuadras para llegar al Hospital Domino, se acortaban poco a poco, no podía detenerse, afortunadamente en la población de Joey nadie andaba caminando a esas horas, corría, seguía corriendo, respiraba agitado, las calles eran desoladas, el frío de su corazón, la soledad y el vacío de su interior aumentaban, al mismo tiempo en que el frío viento soplaba fuertemente y calaba sus huesos, ahora veía la entrada del hospital estaba cerca, pronto llegaría, entro de golpe, la gente caminaba y no se fijaban en él, y el muchacho muriendo en sus brazos, era como si el tiempo se hubiera congelado, en aquel momento para hacerle ver y sentir en carne propia toda aquella pesadilla.
- ¡SOY SETO KAIBA! NECESITO URGENTEMENTE UN MEDICO PARA ESTE MUCHACHO NO REPARARÉ EN GASTOS SÓLO SÁLVENLO – Grito a todo pulmón, entonces vio cómo una camilla era traída fugazmente y en ella se llevaban al chico de ojos mieles, y desaparecía de su vista, mientras una serie de doctores, le observaban a simple vista examinándolo y era llevado a la sala de cuidados intensivos, del Hospital de la ciudad Domino.
Mientras que un solitario Seto Kaiba, lloraba sin que nadie le viese, derramando las lagrimas más increíbles, que alguien hubiera visto en él, nadie creería que el bloque de hielo que era Seto Kaiba se hubiera roto, por un tierno e indefenso cachorrito, de cabello rubio y dulces y embriagantes ojos mieles. Saco entonces su teléfono móvil, y llamo a su pequeño hermano...
Mokuba se encontraba en la mansión Kaiba haciendo sus tareas. Hacía 5 horas que su hermano se había ido y aún no regresaba, Seto comenzaba a preocuparle fue en ese momento que oyó como el teléfono de la residencia sonaba e iba rápidamente a atenderlo.
- Hola Residencia de la familia Kaiba ¿quién habla? Mmm – desde un comienzo no oyó nada más que una especie de llanto, pero cuando oyó la voz de su hermano quedo completamente asustado.
- ¡Seto! Hermano ¿por qué lloras? ¿Estas bien? ¿Qué sucedió Seto? Si... tranquilo hermano... por favor cálmate ¡QUEEEEE JOEY ESTA MUERIENDO! Si hermano iré para ya enseguida, pero por favor tranquilizante, ya veras que Joey vivirá. – el menor de los Kaiba corto la comunicación, y salió de la mansión mientras a su paso dejaba un largo camino de lagrimas...
Mientras tanto en el hospital de Domino el CEO de Kaiba Corp continuaba llorando, hasta que vio acercarse a un medico, y seco rápidamente su llanto, y uso su mejor máscara.
- ¿Es usted pariente del joven? – Pregunto directamente el médico.
- No, él es mi novio – Respondió sinceramente Kaiba, después de todo si Joey sobrevivía así sería.
El galeno no hizo comentario ante esto, conocía perfectamente el poder de ese muchacho de ojos azules frente a él y sabía que podía terminar con su carrera medica e incluso con su propia vida, por eso tan sólo se limito a cumplir su trabajo dando el informe.
- Lo siento mucho señor Kaiba, hemos intentando lo posible por ayudarlo, pero el daño físico que recibió el joven Wheeler, es demasiado grande el diagnostico que hemos obtenido hasta ahora es que el paciente, presenta severas contusiones y mas de 6 huesos rotos, además de presentar una severa descalcificación y desnutrición desde hace mucho tiempo, y un envenenamiento por ingerir medicamentos excesivamente, sumado a la perdida de sangre ha hecho que pese a nuestros esfuerzos el paciente no pueda sobrevivir, y no sólo eso, tal parece que el joven Wheeler, deseara la muerte, porque aunque debería establecerse continúa en coma.
Seto Kaiba, había quedado mudo, no podía pasarle eso, no al cachorro, no a Joey, no a él, ¡no! ¿Por qué? No era justo, no podía ser verdad, era una pesadilla, ¿por qué no se había dado cuenta antes de lo que sentía? ¿Por qué no había hecho nada por el cachorro? Por que Joey se iba a morir, si él lo amaba.
- "No puede ser verdad, esto es inaudito, ¡no puede ser cierto! El cachorro no puede morir ¡noooooooo!"
- ¡Señor Kaiba! ¡Señor Kaiba! ¿Me oye? – Preguntaba el medico, pero Kaiba seguía atrapado en su pesadilla.
- ¿Eh? Si doctor comprendo... ¿puedo verlo? – El doctor no respondió nada solo le dio una afirmación de cabeza y entonces Kaiba se dirigió a la habitación de Joey, y entonces, sin importar que el doctor estuviera presente, lagrimas continuaron con la caída que hasta hace minutos atrás había cesado, el doctor entonces decidió dejarlo sólo, y Kaiba contemplo como un joven rubio yacía en una cama, recostado de manera incomoda, con numerosos aparatos que luchaban por preservar su vida, aunque observaba en el monitor cardiaco como los signos vitales de Joey disminuían lentamente, tomo la mano de Joey con suavidad, y mientras la tomaba fuertemente como queriendo atrapar a éste para que la vida no se le fuera y amargamente sollozaba.
Fin del Flash Back
Luchaba incómodamente en aquella cama, mientras él, Joseph Wheeler simplemente conocido como
Joey para sus amigos, se debatía en la oscuridad entre la vida y la muerte, su débil cuerpo golpeado con odio y furia se encontraba plenamente herido con numerosos golpes en diversas parte de su cuerpo, así como repleto de moretones y cicatrices viejas, ésta ves la violencia de su padre y todos aquellos sucesos ocurridos desde ese día habían sido demasiados para el mismo, y por esa razón se encontraba en aquel estado, aunque había soportado durante un largo tiempo el maltrato de su propio padre pese a todo aún lo quería, sin embargo la causa de su estado era la bala recibida en su pecho, bala que le había causado su actual estado en coma...
Joey se encontraba en un hospital atado a numerosos aparatos, pero nada era capaz de mantenerlo con vida, ni el suero que se encontraba en sus venas en el brazo derecho para estabilizarlo ni el respirador artificial colocado en su boca, para brindarle oxigeno, el oxigeno que él deseaba no existiera para poder morir y descansar en paz, más aun cuando sabía que nunca podría verlo a él a los ojos, al causante de su mas grande dolor, el dolor hiriente y destructor que mataba poco a poco sus débiles sentidos aún funcionando, aquel dolor que corroía cada parte de su ser, cada parte de su corazón, de su podría alma agonizante por el dolor que sentía y de su propio espíritu quebrantado y destruido al ver sus esperanzas y anhelos destruidos, no sólo por su padre si no por el mismísimo Seto Kaiba, aún cuando el había dado sus ultimas fuerzas de vida para salvar la de su amor imposible, que tan solo ante su acto le había respondido con palabras hirientes que le habían matado en ese mismo instante... Ya no quería vivir, quería huir, escapar del dolor, de la desesperación, de la soledad que sentía, ya no tenía razón para seguir ahí ninguna, ni sus amigos, ni su hermana Serenity eran capaces de mantenerle aún apegado al mundo, porque todos ellos se habían ido lejos, cumpliendo sus sueños, pero los de él desafortunadamente se vieron rotos cuando comprendió que nunca podría hacer nada para cambiar su "patética existencia" como solía decirle el poseedor del fabuloso Dragón Blanco de Ojos Azules y de su destruido corazón...
Y ahí en aquella habitación iluminada por las luces artificiales Joey Wheeler, poco a poco y segundo a segundo se acercaba cada vez más al borde de la muerte, mientras en un ultimo momento de vida, por su mente los recuerdos de sus últimos días vividos y de cómo había terminado en ese estado llegaban a atormentarle una vez más y mientras tanto a su lado, sin saberlo y sin poder sentirlo, un muchacho de cabello castaño lloraba desconsoladamente luego de mucho tiempo de esa forma tan amarga, tan sonora, tan triste derramando lagrimas, lagrimas por su sentimiento de culpa, lagrimas de remordimiento y lagrimas del dolor, que su corazón, una vez frío e impenetrable como el hielo, ahora era herido fuertemente al darse cuenta de que perdería a aquel ser que él, había humillado, insultado y golpeado tantas veces sin saber la verdad, su podría verdad, que lo amaba, que amaba a su cachorro de hermosos ojos mieles que ahora y quizás por siempre permanecerían cerrados por su pronta muerte...
Mokuba Kaiba, finalmente había llegado al hospital, habló con un medico el cual le indico la habitación donde se encontraba su hermano mayor y el rubio herido, se dirigió velozmente a ésta, abrió la puerta y pudo ver como su hermano lloraba amargamente, nunca había visto llorar a su hermano de aquella forma tan triste, y sostenía la mano del joven rubio tiernamente, vio la condición de su amigo Joey y no pudo evitar sentirse profundamente triste ante la visión, iba a entrar y apoyar a su hermano, cuando pudo oír como éste hablaba en voz alta, con palabras que sólo eran dirigidas para Joey, se quedo ahí observando la escena y escuchando atentamente cada palabra que pronunciaba el mayor de los Kaiba.
- Cachorro, Joey ¿puedes oírme? – Seto susurraba suave y tristemente en la oreja derecha de Joey, tratando de transmitirle cada palabra que sentía su corazón, cada sentir de lo más profundo de su propio ser, y por primera vez, el dejo de lado toda su frialdad, para hablar con su propio corazón, su corazón expuesto y no cubierto por la coraza de frialdad y hielo que el mismo se había impuesto.
- Perdóname Joey... cachorro, por favor no me dejes... nunca quise herirte, jamás quise hacerte daño Joey... yo lo siento tanto... por favor cachorro, te ruego me perdones, y por favor no me dejes... Todo este tiempo desde que te conocí en la preparatoria, me gustaste, cuando vi tus hermosos ojos mieles, de tierno cachorro y tu bella sonrisa, me fascinaste, pero no podía demostrarlo, porque yo soy Seto Kaiba, y no existe ningún momento en que empresarios, o personas intenten aprovecharse de mi, para quitarme lo que poseo, mi fortuna y sobre todo a mi pequeño y amado hermano Mokuba, y cuando te vi. Fingí que te odiaba y yo mismo lo quería así porque tenía miedo, miedo de sentirme vulnerable, débil, indefenso, ante ti... ante el amor, ante este sentimiento que sólo y únicamente siento por ti Joey Wheeler, sólo tu oirás estas palabras, sólo tu conociste al verdadero Seto Kaiba y me amaste sin importar mis defectos, si abres tus ojos, y regresas a mí, no dejaré que nadie nunca más te haga daño, cachorro, nunca más, porque estaré a tu cuidado, ahora abre tus ojos Joey hazlo... – Seto lloraba, lloraba tanto, no podía perder a quien amaba no podía perder a Joey lo lamentaría por siempre, no quería que eso ocurriera, el sabía perfectamente que el cachorro era fuerte y podía abrir sus ojos, podía vivir, pero de alguna forma debía llamarlo, debía hacer que abriera sus ojos, pero Joey no mostraba ningún cambio de su actual estado.
Oía una voz, una voz suave y cálida, tierna y dulce, cargada de sentimiento, cargada de cariño hacia él, susurrándole sutilmente en su oído, no podía identificar la voz, pero era agradable, le gustaba esa voz, él conocía a la persona de la cual provenía, la conocía estaba seguro, Joey sabía que esa voz le pertenecía a alguien conocido, de pronto pudo oír un nombre la persona que le susurraba era Seto, Seto, le llamaba, Seto le pedía que no le dejará, Seto le decía que lo necesitaba, que si vivía lo protegería, que le perdonará, pero esa persona... Seto no le decía que lo amaba no le correspondía... No quería vivir, ¿para que vivir sin el amor de Kaiba?, Todo para él era oscuro, no veía nada se encontraba en una profunda y densa oscuridad, vagando entre el camino de la vida y la muerte, pero entonces vio una luz blanca, era tan cálida, era una puerta, la puerta al otro mundo, la iba a cruzar, se dirigía hacia ella hacia ya iba. Sabía que era para morir, para descansar, y por eso él quería ir.
- Biiiiiiiiippppp – El monitor cardiaco había sonado indicando que Joey había muerto, Seto oyó el sonido, pero no quería aceptarlo, ¡no! Demasiado estupefacto, como para llamar a un medico, opto por lo ultimo que podía hacer.
- ¡Joey! No te mueras cachorro, tú debes vivir, porque yo te amo, y te necesito para seguir, si tu mueres Joey Wheeler yo también moriré, y ni creas que es una broma Wheeler, lo haré, acabaré ahora mismo conmigo duelista de quinta, si tu me dejas sin ti. – Joey oía esa voz, ¡no! Él quería vivir, por Kaiba, por que sino Kaiba moriría, y sería su culpa, no, no importaba que tan destruido estuviera su cuerpo, él amaba a Kaiba, Kaiba le amaba, le prometía protegerlo, él viviría por Seto, intento salir del tunel en el que se encontraba, deseaba vivir, poco, a poco sus signos vitales, comenzaron a reaccionar, y el monitor cardiaco había cesado su incomodo sonido, para mostrar como Joey poco a poco recobraba su vida, sus latidos de su corazón, palpitante al desear ver a Seto a los ojos y perderse en su azul mirada, y entonces abrió sus ojos, y pudo ver a su lado como un lloroso Seto Kaiba, le miraba sin palabras, con una mirada de ternura, de calidez, de asombro, de agrado, de esperanza, y con una sonrisa, luminosa y bella, el tiempo se detuvo para ambos... no existía ni el tiempo ni el espacio, sólo la contemplación mutua de dos muchachos que se amaban, dos muchachos distintos e iguales a la vez, que se amaban por sobre todas las cosas, y sobre todo un rubio que vivía para comenzar una nueva vida con Seto Kaiba.
Esos fríos ojos azules deseo abrazarlos en éste corazón éste coraje perdido recuérdalo de nuevo
Escondiendo en las sombras que seguiste en el distante atrás ira, inexplicable tristeza manteniéndola en una misma...
Joey observaba silenciosamente a Seto, observaba esos hermosos ojos azules hielo, que ahora eran cálidos, y veía como Seto se perdía en su propia mirada y en sus ojos color miel, mientras notaba como por la mente del muchacha pasaban numerosos recuerdos, recuerdos amargos suponía, pero el tan sólo le dedicaba una mirada de amor, que brillaba...
En el oscuro bosque vagas cicatrices moradas cayendo en una estrella destellando en la noche mirando fijamente Ojos Azules Hielo
Y Seto lloraba... lloraba de tristeza, emoción y alegría ¿cuántos sentimientos podía una persona llegar a sentir en tan sólo un día? ¿Cuántas cosas en la vida de alguien podían pasar en sólo un día? Muchas como en la de Joey Wheeler y Seto Kaiba...
El dolor de esa herida no cesa sólo lloras lagrimas tibias derritiendo el hielo
Estoy esperando...
Sólo pido por fuerza la frialdad que quema arroja al orgullo, y odio
Este tiempo, se detiene
Esa soledad, ira, grito déjame sentirlos también tomando atrás este verdadero coraje de nuevo
Derritiendo esos helados ojos azules y limpiando las lagrimas de éste corazón
Lagrimas tibias derritiendo el hielo
Estoy esperando...
Estoy esperando...
Joey salió del mágico contacto visual con Seto, se quito el respirador artificial y le dijo a su dueño.
- Te amo Seto siempre... soy tuyo
- Yo también mi cachorro – Seto entonces acerco su rostro levemente poco a poco, segundo a segundo hacia el rostro de Joey, quien se veía exquisito sumamente sonrojado, y con sus ojos mieles brillando en una mirada plena de amor y total entrega, Seto entonces unió dulcemente con la mayor sutileza de si mismo sus labios con los de Joey, para ambos era su primer beso... fue un tacto suave, sublime, exquisito y profundo, que luego se volvió mas hambriento, mas necesitado y mucho más candente y apasionado.
Mokuba, que hasta entonces seguía de espectador atónito decidió salir de ahí cuanto antes, se encontraba feliz, no sólo por que su amigo rubio vivía sino también por que Seto, luego de tanto tiempo de sufrimiento y frialdad, había vuelto a ser el cálido muchacho que era en el orfanato todo gracias a Joey, que había sido una luminosa y cálida luz para ambos.
La recuperación del cachorro, había sido lenta, difícil y dolorosa, sin embargo se había curado completamente, y había recuperado su vitalidad, desde ese día en que Joey abrió sus hermosos ojos mieles, Seto Kaiba pidió autorización para que se le trasladara a la mansión Kaiba, donde durante 8 meses, duro su terapia, y ahora se encontraba completamente curado, aunque su cuerpo aún poseía cicatrices del maltrato de su padre, quien había sido enviado a la cárcel tras los cargos de Seto, por maltrato con su propio hijo y con la autorización del cachorro, Edward O"connor había sido encerrado por intento de homicidio en una larga condena, y los amigos de Joey, Yugi, Yami, Tea, Tristán, Duke y Serenity, habían ido a visitarle en el tiempo en que estuvo en cama, Joey estaba feliz con su visita, no podía sentirse más feliz, aun recordaba la cara de asombro de todos, cuando se enteraron de su relación con Kaiba, no obstante, como buenos amigos de antaño le habían apoyado, Joey no pudo entrar a la universidad, pero el año siguiente lo haría, con la ayuda económica de Seto, y que por supuesto le devolvería apenas pudiera, Seto por su parte, sonreía con más frecuencia, era más expresivo con Mokuba, y pasaba más tiempo con ambos, incluso sus empleados estaba felices de que "el señor de la casa" les tratara con más gentileza, y la cantidad de despidos había disminuido un 90, para Joey y Kaiba todo era color de rosa, y que decir del pequeño Mokuba, no podía estar más encantado, con su amigo rubio y pronto cuñado, ya que Seto le había dicho que ese día en el que Joey finalmente se había levantado y aquella noche, le propondría matrimonio...
La noche caía plenamente en ciudad Domino, las estrellas brillaban mágicamente en el cielo, y la luna llena iluminaba bellamente cada rincón de la mansión Kaiba, porque la servidumbre ya había cesado todas y cada una de sus labores...
Joseph Wheeler, había caminado en un paseo durante la noche y contemplaba fascinado aquel hermoso panorama romántico y sublime que apreciaba con su vista, Seto le había dicho que le estaría esperando en su habitación, con una gran sorpresa, preparara únicamente para él, por eso impaciente corría por las escaleras con cuidado para llegar a aquella habitación en donde encontraría a su amado ojiazul.
Abrió la puerta con ansiedad, y cual fue su sorpresa, al notar que la habitación se encontraba en completa penumbra, se extraño de aquello, y justo cuando iba a encender la luz, unos posesivos y cálidos brazos le atraparon por la espalda, sosteniendo su cintura y evitándole escapar...
- Sorpresa cachorro – susurro Kaiba seductivamente en su oreja izquierda, mordiéndole traviesamente el lóbulo, provocándole una serie de cosquillas y numerosas corrientes eléctricas, que le hacían estremecer, al mismo tiempo de que sus mejillas adquirían un encantador tono carmesí.
- Se... Seto – susurro, al sentir como las caricias de las manos de Kaiba le acariciaban con pasión y anhelo, mientras él, pasivo se dejaba hacer... Seto todavía lo tenía aprisionado de la cintura, besando ahora su cuello, en una lluvia de besos, haciéndole estremecer y encenderse poco a poco, mientras sentía como las manos finas de Kaiba se introducían bajo su playera para acariciar su pecho, tocándole, haciéndole cosquillas, Joey entonces queriendo devolverle a su amante aquellas caricias se volteó, sostuvo el rostro de Kaiba con sus manos y le beso, le beso posesivamente con pasión, con deseo, con amor, introduciendo su lengua en cada rincón de la boca del ojiazul mientras ambos entrelazaban sus lenguas deleintandose con aquellos embriagantes sabores, Kaiba tenia un sabor delicioso a menta, y Joey a miel, dulce y adictiva un verdadero néctar para Kaiba néctar que le fascinaba y volvía loco, porque solo su tierno cachorro era capaz de hacerle perder el control y descontrolar cada uno de sus sentidos, Seto estaba excitado y no podía esperar más para ser finalmente el legitimo dueño de ese cachorrito que gemía ante sus caricias, al sentir su tacto suave y provocativo, y mientras continuaban besándose y tocándose mutuamente, Kaiba fue empujando poco a poco a Joey hasta recostarlo en la cama.
- Quítate la ropa... – susurro Kaiba, en una orden que Joey comprendió perfectamente y mientras lo hacía, el castaño prendió unas velas y unos inciensos, que le daban a aquella habitación, un toque sumamente sensual y erótico para la ocasión...
Joey yacía completamente desnudo en la cama, recostado boca arriba, dejando ver su fino y perfecto cuerpo, que aunque con numerosas heridas, para Kaiba no dejaba de ser lo más exquisito y apetecible que había visto en su vida... Kaiba entonces sexy... decidió darle a su cachorro el espectáculo mas candente de su vida, así que lentamente se quito su playera negra arrojándola al suelo, mientras Joey con la vista seguía lenta y atentamente, cada uno de los movimientos incitantes del CEO, entonces Seto ahora, arrojaba el cinto por el suelo, y bajaba lentamente sus pantalones, hasta quitárselos completamente, y luego de eso, bajo su boxer negro dejando al descubierto su excitación crecida y su perfecto trasero, que provoco en Joey que su propio miembro aumentara mucho más de lo que ya estaba... entonces Joey susurró.
- Hazme tuyo Seto...
Y Seto sólo se acercó al cachorro, depositando delicadamente todo su peso, en el cuerpo deleitable de su amante, y comenzó a besarlo, y Joey entonces alzo sus brazos y le correspondió, la falta de oxigeno ante los apasionados besos se hizo presente y se separaron, entonces Kaiba acerco su boca a uno de los pezones erguidos de Joey y con su lengua trazo círculos juguetones, que hicieron a Joey excitarse mas y mas y respirar agitadamente gimiendo del placer ante tales sensaciones sobre todo al sentir, como Kaiba le excitaba con ese toque con su lengua deseosa y traviesa que le recorría y con sus dientes que le mordían un pezón. Y le volvían loco.
- Aaaaah Seto... Seto aaaa
Seto entonces le pregunto a Joey si estaba seguro de aquello...
- Cahorro... aaa mi cachorro dime ¿estás seguro de esto? – y continuo besando cada centímetro y cada parte de la piel de su rubio...
- Aaa Seto sí, tómame por favor déjame ser tuyo...
Con esta aprobación, Kaiba le pidió a Joey un favor...
- Abre tus piernas cachorro... por favor...
Como buen cachorro Joey obedeció a su dueño, sonrojándose a más no poder, sus mejillas rojas le hacían ver tan erótico, tan candente, tan apetecible, tan maravilloso, para Kaiba que este ya no podía contener mas sus ganas.
- Eres un cachorro obediente, y ahora tendrás tu premio – menciono Seto con un tono sumamente sensual y coqueto, y sonrío.
Con las piernas de Joey abiertas al máximo, Seto introdujo un dedo en Joey.
- Aaaa Seto..... – gimió el rubio al sentir la invasión y antes de que pudiera decir algo, Seto ya tenía tres dedos moviéndolos maestramente en su interior.
- Aaa Seto... Seto aaaa – No había dolor, pues Kaiba era sumamente cuidadoso, no por nada era un CEO, el sabia exactamente donde tocar y hacer presión aunque no tuviera experiencia, pero al ser esa una noche especial debía tener el mas grande cuidado con su koi...
Kaiba disfrutaba cada gemido salido de los labios del rubio, disfrutaba tenerlo bajo su total dominio, disfrutaba tener ese frágil cuerpo, bajo el suyo, estremeciéndose ante sus caricias, retorciéndose, moviéndose frenéticamente, gimiendo, sudando, agradeciendo sus toques porque disfrutaba ser el dueño y amo total de Joey, tanto en alma, mente, corazón y ahora cuerpo, nunca antes Seto Kaiba se sintió tan afortunado de tener el poder en algo, y su trabajo como seme era excepcional, saco de la mesita cercana a ellos, un tubo de lubricante, aceite de oliva, lo destapo como pudo sin dejar de mover sus dedos en el rubio, entonces con su mano libre unto un poco del lubricante en su enorme excitación, y saco sus dedos de Joey, y los unto con lubricante para retornar su labor solo que ahora mucho mas preparado, no duro mucho pues entonces introdujo su miembro poco a poco...
Joey grito al sentir la invasión...
- Aaaaaaaaa... – Era un dolor fuerte, en su entrada dolía, pero era un dolor mínimo e insignificante comparado a lo que el había sentido en su vida... y si era Seto quien lo hacia entonces lo disfrutaba en totalidad
Seto entonces introdujo su excitación roja y latente hasta empujar y entrar completamente en el cálido, húmedo y estrecho rubio, y lentamente comenzó a moverse, en una vaivén de placer total, en una vaivén de placer extremo, de calidez ardiente, de deseo, de excitación, sintiendo como poco a poco sentía tocar el cielo... mientras oía como una excitado Joey gemía y gemía oraciones que le hacían aumentar mas su ritmo y profundizar más aun la penetración excitándose mas y mas.
- Soy tuyo Seto... aaaa Seto ¡te amo! Soy tuyo aaaa... aaaa.... Seto... – y el sólo le respondía...
- Joey eres mío mm Joey mmm aaaa Joey mmm ah... ah... mmmm ah...
- Te amo Seto, te amo aaaaa
- Te amo... Joey... ca...ca...chorro.
Y continuaba con su balance desenfrenado y placentero hasta que Seto comenzó a masturbar a Joey, quien ya se había salido de control y comenzaba lentamente a tocar las puertas del cielo.
- Aaa Seto, más aaaa mmmm por... favor aaa... aaa... aaa
- Joeeeeyyyy – grito Seto
y así fue como el rubio no pudo más y llegando ya al total orgasmo y alcanzado el clímax terminó mojando el abdomen de su amante, y un poco su rostro... mientras que al mismo tiempo Seto derramaba su semilla caliente, espesa y blanquecina en el interior de su Joey y era increíble la forma en que el chico de ojos miel había comprobado lo feroz que podía ser Kaiba, igual que su dragón solo que Kaiba era feroz en la cama...
Ambos respiraban agitadamente ambos estaban cansados, pero aun así Joey se acerco al rostro de Kaiba y lamió eliminando todo rastro de semen cosa que el ojiazul disfruto...
Era un sensación reconfortante, amor, entrega, calidez, unión...
Todo eso expresado en un acto, al momento en que ambos hicieron el amor, amándose, explorándose, uniéndose, tocándose, deleitándose, enloqueciendo probándose, mutuamente...
Y fue en ese momento de unión, y descanso por la actividad, en que ambos revelaron sus sentimientos más profundos...
- Te amo Seto... y te prometo que siempre lo haré eres todo para mi, eres el hombre que amo... – Joey abrazo a Seto... y coloco su cabeza en el pecho de éste recargándola, y Seto con amor acaricio las finas hebras del cabello rubio como amaba a su cachorrito, tan lindo, tan suave, tan tierno, entregado y adorable...
- Yo también te amo Joey... y aunque no lo diga con tanta frecuencia como tú lo haces así es... – continuaba acariciando los cabellos del rubio
- ¿Está era mi sorpresa? – pregunto curioso el rubio
No cachorro... – respondió Seto
- Es una lastima, Seto... porque por un momento pense que podría acostumbrarme a muchas de ellas – le guiño el ojo Joey pícaramente a Seto provocando un sonrojo extremo.
Entonces Kaiba de la misma mesita que saco el lubricante, saco una pequeña caja y se la dio a Joey... quien se sentó en la cama...
- ¿Qué es Seto? – deseaba saber
- Ábrela cachorro – respondió Seto expectante
Joey abrió la cajita, y cual fue su sorpresa al encontrar dos hermosas y brillantes argollas de oro, que tenían grabadas las letras Joey & Seto, y la otra decía Seto & Joey...
- Orale Seto son preciosas...
- ¿Te gustan cachorro?
- Me fascinan son hermosas – Seto entonces tomo una y tomo la mano izquierda del cachorro y en su dedo anular coloco la argolla, y le beso... y luego le susurro al oído
- Hazlo tu ahora...
Joey repitió el gesto con Kaiba y le beso, ambos se miraron, tanto mirada miel como mirada azul, se fusionaron en un lenguaje que iba mas allá de las palabras, de los ojos de Joey se vertieron lagrimas, lagrimas de amor por Seto...
- Gracias Seto te amo snif – se abrazo a Kaiba como si su vida dependiera de ello.
- Joey... – Seto pregunto con cierto temor en su voz, algo raro proveniente del seguro empresario de la corporación más importante de todo Japón.
- ¿Qué sucede Seto? – Pregunto con incertidumbre el joven de ojos mieles.
- Dime cachorro ¿aceptarías casarte conmigo? – Con todo su porte y fortaleza, Seto Kaiba fue capaz de proponerle matrimonio al único amor de su vida.
- ¡Seto! ¿Hablas en serio? – Joey no podía creerlo, todo era tan increíble, que estaba completamente sin palabras.
- No lo repetiré otra vez Inu ¿aceptas? – Kaiba no podía ocultar su nerviosismo por más que intentara mantenerse indiferente.
- ¡Claro que si Setoo! Te amo – Joey entonces beso a Kaiba, lo beso en el beso más apasionado, mas necesitado y expresivo que pudo darle a su ojiazul, para expresarle todos sus sentimientos, su felicidad, su gratitud y sobre todo su amor.
- Yo también te amo cachorro, hoy y siempre tu y yo, hasta la eternidad... – y al separarse derramo lagrimas... lagrimas de amor Seto Kaiba en aquel día hace ya 8 meses atrás había entonces aprendido a derramar, sus primeras lagrimas... lagrimas de amor... por un muchacho rubio, que poseía unos ojos color mieles, una sonrisa hermosa, y el corazón mas bello y noble de Japón, que provenía de su cachorro, su eterno cachorro Joey...
Y entre lagrimas de amor, profundas y sinceras ambos muchachos se juraron nuevamente amor eterno y total entrega...
Porque cuando el amor es sincero y profundo, no importa lo que pueda suceder, pues el destino se encargara de unirlo hasta la eternidad...
Como el amor de un frío empresario de ojos azules hielo, ahora cálidos hacia un joven rubio que toda su vida vivió siendo maltratado, y que ahora era un cachorro que poseía dueño y el dueño de este cachorro llamado Joey Wheeler se llamaba Seto Kaiba...
Seto tenía eternamente a su cachorro, y Joey a su dueño porque en esta historia ellos están unidos para siempre, juntos incluso mas allá de la muerte...
Y todo esto descubierto a través de lagrimas, lagrimas de amor...
Fin
Notas de la autora:
¡Bueno! Cómo ya dije antes, este es mi primer fic yaoi, y no se imagina, como fue que se me ocurrió ! Derrepente estaba pensando en ambos chicos y plaf, me puse a escribir, pase pegada a la pc, y sinceramente ojalá les haya gustado, me siento muy feliz, de haber hecho está historia, porque pense que nunca sería capaz de escribir una, pero vaya que si fue extraño, por eso deseo que les guste, y también a los lectores les pido amablemente que me den sus opiniones, si es demasiado cursi, fuera de carácter, o trágica, y si les gustó o no, o algo estuvo mal, para mejorar y escribir otra
Cabe decir que la canción empleada es de Rurouni Kenshin "Ice Blue Eyes" la cual traduje, de curiosa, también encontré una página que está plenamente dedicada a las traducciones de canciones de anime, en español, es una pagina fabulosa, y les dejo la dirección, para que la visiten por si desean mandarle a la webmaster una traducción hecha por ustedes.
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Buenooo, espero que les haya gustado ahora si me despido .
Por favor déjenme un review ;.;
