Esto... Anoche hice una fiesta en casa, aprovechando que estaba solita, y cuando se fue todo el mundo tenía insomnio... Bueno, MURTILLA, a quién dedico este capítulo, hace tiempo que sugirió una idea y... insomnio, alcohol y una idea... Y de paso doy la bienvenida a MICKAELLE.

Sigo con la mano mal, así que no me liaré mucho. Las respuestas a los comentarios donde siempre, lo que piensan entre "comillas", lo que leen en cursiva....

No gana nada con esto y los personajes no son míos...

Jugando con juguetes

Cuando Draco vio la pequeña estancia y Harry le contó su historia, se sintió tan feliz que decidió inaugurarla en ese mismo instante. Pero el moreno le paró en seco. Antes tenían muchas cosas de que hablar.

-Para, para... tenemos que ponernos al día

-Luego – Draco estaba concentrado en el cuello de Harry

-No, ahora – Dijo separándole un poco bruscamente - ¿Sabias que Snape y...?

-Si, les pillé esta mañana

-¿Y qué te parece?

-Pues... un vez Severus me contó una extraña historia de amor... bueno, su historia de amor fallida... y, ¿qué quieres que te diga? Me parece justo que tengan otra oportunidad. ¿Por? Ah, ya – Dijo sentándose en la cama – Severus a ti no te cae bien.

-En realidad no, pero no estoy en contra de su relación siempre que trate bien a Sirius. Solo estoy un poco alucinado. – Se sentó cerca del rubio

-Jajajajaja, no te preocupes, nos acostumbraremos – Volviendo a atacar el cuello del moreno que se separó un poco más suave que la vez anterior.

-¿Y tu padre? – Draco suspir

-Pues... no es tan malo como parece. Se ha dado cuenta de muchas cosas respecto a sus compañías, supongo que algo hará, pero lo más probable es que me mantenga al margen de sus actividades.

-¿Y yo? – Harry le miró inseguro.

-¿Tú? Por ahora... digamos que cree que eres un capricho, y que tendremos que pasar mucho antes de que te deje pisar el felpudo de la Mansión Malfoy.

-¿?

-Sí, ha dicho algo así como 'Si no se te pasa la tontería de aquí a un largo tiempo, hablaremos de Potter'

-Bueno, al menos no te ha prohibido verme, ni se ha puesto hecho una furia...

-No, solo tantea el terreno. Recuerda lo que ha opinado de ti y los tuyos durante años, habrá que darle tiempo para que se le caiga la venda del todo... ¿Puedo besarte ya? – Harry casi se atraganta de la risa al ver como Draco le ponía ojitos de cordero.

-Si, pero antes quiero saber para que sirven... - Abrió uno de los cajones de la mesita que tenía a su lado y sacó una especie de dedos de latex en colores y con texturas – estas cosas. Sirius casi te atraganta cuando le pregunté y me dijo que mejor lo hacías tú. – Draco también sonrió. Harry seguía siendo un novato según que cosas.

-Son dedaleras. – Escogió una roja con pequeños picos - Se coloca una así, en el dedo medio y... mejor lo ponemos en práctica.

Harry esta vez no opuso resistencia a la cercanía de Draco, y dejó que le besara y le comenzara a desnudar. La habitación era muy calida, así que pronto ambos se habían quitado la ropa y se perdían a besos el uno en el cuerpo del otro.

-Ya sé quien fue el del trío – Dijo el rubio mientras Harry estaba jugando con ombligo.

-¿Quién?

-Finch-Fletchley

-¿El padre de Justin? – Se incorporó sobre sus rodillas.

-El mismo. – Draco aprovechó para empujarlo hacia atrás y quedar él encima.

-¿Tú crees que...?

-Pues no lo sé, no sé si está espiando para su padre y por eso tiene tanto interés en ti... no sé que pensar – Besaba suavemente el cuello del moreno mientras hablaba.

-Estoy pensando... si Voldemor está interesado en ti, y yo le doy algo que pensar, intentará saber con quién te acuestas... así que moverá ficha.

-De esa manera, sabríamos si Justin sabe algo de los tejemanejes de su padre... ¡Vaya, Harry! Te estás convirtiendo en todo un Slytherin. Pero... ¿cómo hacemos para...?

-Tú déjamelo a mí, voy a ver si soy capaz de hacer una cosa... Bueno, me tienes intrigado con las dedaleras. – Sonrió.

Draco le besó nuevamente y empezó a rozar su miembro contra el de Harry para recuperar la excitación, que se había bajado levemente con la conversación. El cuerpo del moreno respondía con rapidez a sus caricias, así que pronto estuvo a punto para la lección.

Draco se dio la vuelta y se puso a cuatro patas, reteniendo entre sus rodillas el torso de Harry. La postura ya la conocía el moreno, era el 69, así que cuando Draco empezó a recorrer con su lengua toda su excitación, él le abrazó las caderas y comenzó a hacer exactamente las mismas atenciones que el rubio le prodigaba.

Esta era una de las posturas favoritas del moreno, por eso la había elegido para introducir el juguete. Despacio y sin dejar de lamer la excitación de su amante, Draco se colocó la dedalera su dedo medio. Se apartó unos instantes para humedecerla con la boca y hacerla más suave, mientras Harry se introducía todo su miembro en la boca y comenzaba a succionar. Casi se descontrola en ese mismo instante, pero supo mantenerse, aún era pronto "Gracias Severus, por lo que sea que me has dado". Volvió a su tarea con la boca y despacio deslizó su mano, por detrás de la pierna doblada del moreno, hacia su orificio, introduciendo lentamente su dedo y masajeando en círculos la zona mientras iba entrando. Harry paró unos instantes para disfrutar las nuevas sensaciones que experimentaba, y su erección dentro de la boca de Draco se hizo todavía más fuerte. El rubios sonrió y siguió jugando con su amante.

Harry estiró la mano hacia el cajón y cogió la primera dedalera que pudo. Esta era verde y con una espiral que recorría el dedo en toda su longitud. Mientras se la ponía retomó su trabajo con la erección de Draco, que se quejaba de su olvido, y poco después introducía su dedo en el rubio, que lo recibió con un gemido de placer.

Se aceleró el ritmo, que habían acompasado con facilidad, hasta que ambos, casi a la vez, llegaron a un fuerte orgasmo.

Cuando recuperaron un poco el aliento, se metieron bajo las sábanas para descansar abrazados. Ninguno de los dos decía nada, sumergidos como estaban en disfrutar de las sensaciones que les había dejado la experiencia. Harry miraba a Draco a través de su reflejo en el espejo del techo, mientras el rubio, le acariciaba suavemente el pecho jugando con el poco vello que el Gryffindor tenía.

-Vaya con los juguetes de los merodeadores... - Pensó Harry en voz alta.

-Si quieres mi opinión, algo me dice que eres su digno descendiente.

Sonrieron y se besaron dulcemente antes de acomodarse para dormir.

Mientras, a kilómetros de allí. Un hombre castaño de ojos rojos, intentaba controlarse sentado en la cama. Había tenido uno de los sueños más eróticos de toda su vida, lo que se notaba en la humedad de sus sábanas, pero a la vez, una enorme duda comenzó a cruzar por su mente. ¿Qué estaría realmente haciendo ahora su 'juguete'?

A la mañana siguiente, después de la reunión diaria que tenía con sus seguidores más cercanos, hizo que Lucius se quedase a solas con él.

-Mi querido Lucius... ¿Qué tal está tu hijo? Sé que ayer estuviste en Hogwarts.

-Bien, parece que está bien. Mi señor.

-¿No sabrás si tiene pareja, verdad? – Lucius tragó saliva disimuladamente

-No, mi señor – intentó que la voz sonara firme – Pero Draco es famoso por no tener solo una pareja...

-Ya... ¿y viste al chico Potter?

-Pues no, Dumbledore suele esconderlo cuando estoy allí.

-Y ¿para qué fuiste? – La extrema lentitud y suavidad de sus palabras ponía a Lucius más nervioso.

-Tenía que tratar unos asuntos de negocios con Severus, como sabe tenemos sociedades en común...

-Si, si, si... eso es todo. Malfoy. Puedes retirarte – Dijo dándole la espalda y despidiéndole con un gesto de la mano, que fue respondido con una leve inclinación.

Días después, Harry y Draco habían terminado de organizar La polvera, descubriendo muchos otros juguetes. Sirius había guardado silencio ante las preguntas de los chicos, diciendo que él no sabía nada sobre la existencia y el uso de esos objetos, pero ninguno le creyó. Decidieron regalar los de uso exclusivo para relaciones heteros a Ron, que casi se cae al suelo de la impresión, pero que pronto empezó a buscarles hueco en su armario y en su imaginación, Hermione iba a flipar.

Remus llegó el viernes muy entrada la noche, y fue directamente al despacho de Dumbledore. Severus le vio pasar y se le hizo un nudo en el estómago, sabía que era la señal inequívoca de que Sirius partiría pronto de su lado. Fue hacia sus habitaciones en silencio. Al llegar cerró la puerta tras de sí, de forma que nadie pudiese entrar sin que ellos lo notasen. Sirius estaba medio dormido en un sillón frente a la chimenea, con una pierna sobre el reposabrazos. Adoraba observarlo cuando estaba dormido y relajado.

Se acercó lentamente a sus labios y lo besó, haciendo que el moreno abriera despacio los ojos, pero sin oponer resistencia. Dejó que el Slytherin le besara y lentamente se apoderara de su cuello, dando un gemido cuando recibió el primer mordisco. Severus empezaba a necesitar con urgencia a su amante, pero este decidió no moverse y dejarse hacer. Para una vez que la iniciativa no era suya iba a disfrutarlo. El mensaje fue captado con rapidez. Así que rápidamente comenzó a desabrocharle los botones de la camisa, sin perder de vista los ojos grises que lo observaban, y que empezaban a oscurecerse presagiando tormenta. Se abrió también la camisa, dejando que sus pieles se rozaran, y sentándose sobre el Gryffindor, volvió a besarlo con pasión. Sirius dejaba reaccionar su cuerpo sin pensar, por una vez bajaría la guardia, y su espalda se arqueó, cuando los hábiles dedos del profesor comenzaron a endurecer sus pezones a base de pequeños pellizcos. Luego notó como los besos abandonaban su boca, para empezar un lento y tortuoso camino que empezaba por su cuello. En el pecho, a Severus, no le hizo falta entretenerse mucho, sus manos ya habían preparado bien el camino, así que siguió descendiendo hasta quedar de rodillas entre las piernas abiertas de Sirius, que gemía sin control ante cada uno de sus toques. Bajó lentamente la cremallera del pantalón de cuero y con habilidad liberó la fuerte erección del animago. Primero se animó con pequeños toques con la lengua, como a él le solía hacer su amante, pero luego decidió hacerla suya, introduciéndola entera en su boca. Comenzó a lamer, a subir y bajar, a succionar, y a jugar con los testículos de tal manera que Sirius se había dejado escurrir por le sillón, cayendo en el suelo. De todas las veces que lo habían hecho, esta estaba resultando ser la mejor. Antes de llegar al punto de no retorno, Severus paró y con un giro de varita hizo que la ropa de ambos desapareciera. Cuando Sirius empezaba a reaccionar, le sujetó las muñecas y de un solo movimiento se sentó encima de él quedando completamente empalado.

-Si hasta ahora has dejado que lleve yo el ritmo... tendrás que esperar hasta el final.

-Tú mandas, pero luego me explicas a que viene tanta pasión repentina.

Severus le calló con un beso y comenzó a moverse encima de él. Primero despacio, pero al notar que las caderas de Sirius exigían mayor ritmo, comenzó a acelerar. Soltó una de las manos del moreno para que le ayudara masturbándole, de tal forma, que cuando se liberó entre ambos, sus propias contracciones liberaron al Gryffindor, que se relajó rápidamente, quedando en el suelo con los ojos cerrados disfrutando de las sensaciones que lo recorrían. Severus le observaba con tristeza y le abrazó.

-Tiene que decirme qué te pasa –Preguntó Sirius

-He visto a Remus. – Esta afirmación hizo que los ojos grises del animago se abrieran totalmente.

-Sabíamos que tarde o temprano tendría que irme. – Acercó su nariz a la de su triste compañero.

-Si. Prométeme que no harás locuras y que regresarás a mi lado.

-Te prometo que seré prudente.

-Y que volverás.

-Severus, cariño, estamos en guerra. No puedo prometerte...

-Por favor – Sirius suspiró, cerrando los ojos unos segundos.

-Te prometo que... regresaré.

-Gracias... No quiero perderte... otra vez

-Durmamos, mañana será un día largo.

Sirius levitó una manta desde la cama para cubrir a los dos, pero ninguno pudo dormir bien esa noche.

La despedida fue más triste de lo normal. La misión iba a ser larga ya que tendrían que viajar al extranjero. Dumbledore quería tantear los países del Mediterráneo, así que en unos meses, Remus y Sirius, recorrerían Grecia, Italia, España y Portugal, y el animago era el único que sabía algo de italiano y español, así que su presencia era imprescindible.

En el aula Sirius y Severus se abrazaban en silencio intentado retener lo más posible el uno del otro, mientras, fuera, Harry se despedía de Remus, iba a tardar tiempo en volver a verlos. Draco esperaba escondido tras una esquina, iba a devolver a Snape los polvos verdes que le había recetado, cuando se encontró con la escena. Sabía que los celos que estaba sintiendo en ese momento eran estúpidos, pero la forma en que "Ese licántropo abraza a Mi Harry" le estaba sacando de sus casillas. Sirius salió y abrazó fuertemente a su ahijado. Snape miró de reojo a Remus y le tendió la mano en señal de despedida.

Cuando Draco entró en el aula, encontró a su profesor sentado en uno de los pupitres mirando al infinito.

-Profesor – Lo llamó suavemente.

-Dime Draco – Saliendo de sus pensamientos.

-Vengo a devolverte esto, todo ha ido muy bien. Creo que ya no lo necesito.

-¡Ah! Vale, ponlo por ahí, luego lo coloco.

-¿Qué es?

-Azucar teñido con colorante alimenticio. – Dijo distraídamente.

-¿Cómo? – Preguntó el rubio sorprendido

-Azucar. Lo guardo para casos como el tuyo. No te pasaba nada Draco – Dijo levantándose – Solo necesitabas recuperar la confianza en ti mismo y la tranquilidad. – Draco se quedó sorprendido al principio, pero suelo sonrió despacio.

-Nunca dejarás de sorprenderme, Severus.

-Jajajajaja, claro. El día que deje de hacerlo, será porque te he enseñado todo lo que sé.

-¿Puedo hacerte una pregunta muy personal?

-Hazla, lo pero puede que no te la responda.

-¿No te importa que se vaya con... Remus? – Severus arqueó la ceja y le miró de frente.

-¿A ti también, Draco? Tiene una forma de tratarlos... especial ¿verdad?

-Oh, demasiado, le vi como abrazaba a Harry en la despedida, y estoy pensando en cubrirlo de plata para que no pueda volver a acercarse a él.

-Jajajajaja, no se me había ocurrido. Tranquilo, Remus no es peligroso, aunque cuesta creerlo cuando se le ve con gente a la que aprecia... ¡Ah! Un consejo, no se lo comentes a tu Gryffindor o tendrás serios problemas, te lo digo por experiencia.

-Está bien. Gracias por todo... Profesor, ¿cuándo sepa algo de mi padre...?

-Tranquilo, te mantendré informado. – Dijo mientras le despedía con un gesto.

Draco no vio a Harry en toda la mañana, pero sí que tuvo un extraño encuentro en los pasillos. Iba hacia la clase de aritmancia cuando Justin y él tropezaron. Al recoger sus cosas del suelo, el Hufflepuff le metió descaradamente una nota en uno de sus libros. Cuando le perdió de vista abrió la nota "En tu muro a las 11:00 esta noche. Quiero subir mi nota. J.F-F." El rubio sonrió con malicia, fuera lo que fuera que hubiese hecho Harry, había funcionado. Guardó la nota en su bolsillo y fue corriendo a clase.

Harry estaba escondido en los servicios de Myrtle la Llorona, Ernie llevaba toda la mañana acosándole y ya no sabía que hacer para quitársele de encima, desde hacía dos días, el acoso se había vuelto muy agobiante, así que había decidido saltarse la comida. Ron había chantajeado a unos de primero para que montaran bronca en el comedor con los Slytherin y así sacar a Draco de allí unos segundos

-Hay que buscar una solución a esto. Empieza a ser agobiante – Se quejaba Ron después de contarle con rapidez la situación.

-Yo tengo la solución – Dijo Ginny que se encontraba vigilando cerca.

-¿Cuál?

-Deja que me haga pasar por su novia.

-¿Qué? Ni hablar – Exclamaron los dos a la vez.

-Venga, no seáis estúpidos – Dijo girándose un poco para mirarles – Todo el mundo sabe que lo he perseguido durante años, y soy la hermana de su mejor amigo, así que a nadie le extrañará. – Volvió a su postura de vigilancia.

-No sé... ¿realmente crees que eso va a valer de algo?

-Le espantaré los moscones... y él me los espantará a mí... Vanos Malfoy decídete. – Dijo nerviosa viendo como la situación empezaba a calmarse en el comedor.

-Está bien, ve y explícaselo. Pero no te acerques a él más de lo necesario.

-No amenaces a mi hermana.

-No la amenazo Weasley. Toma, dale esto y dile que su plan ha funcionado.

-Tranquilo Malfoy, no seré más sobona de lo habitual – Dijo guiñándole un ojo y yendo en la dirección donde se escondía Harry.

-Piénsalo Malfoy, si es menos cariñosa la gente sospechará.

-¿Y si se lo pido a Pansy?

-¿Una Slytherin?

-Está bien – Suspiró- Está bien - Entró en el comedor y se sentó disimuladamente. Al rato entró Ron.

Tenía dos horas de pociones por la tarde, lo que significaba dos horas de su asignatura favorita, con su profesor favorito y, su chico favorito en la mesa de enfrente. Caminaba feliz bajo los arcos del claustro rumbo a su maravillosa tarde cuando se cruzó con un furioso Ernie y una muy y siempre llorosa Cho. Iban diciendo algo de matar a alguien que no comprendió hasta que vio un montón de gente susurrando y mirando en dirección a las escaleras de la torre Gryffindor. Se acercó empujado por la curiosidad, y casi se le sale el corazón por la boca. Sentado en las escaleras estaba Harry, y sentado encima de él con las piernas abiertas la pelirroja Weasley lo besaba con pasión.

-Vaya, al fin una Weasley inteligente que no quiere seguir siendo pobre como los de su familia. – Escupía Pansy.

-¿Te doy envidia, Pansy?

-Yo ya tengo fortuna, no me hace falta tirarme a un rico para llegar a fin de mes.

-No, cierto... por eso te tiras a todo lo que se mueve en esta escuela.

-Pansy se iba a tirar a arrancarle los pelos cuando Draco la frenó agarrándola del brazo.

-No te manches con ellos. No merece la pena.

-¿Qué pasa aquí? ¡Ah! Ya veo, los Gryffindor montando su habitual espectáculo de las 4 de la tarde... Bien, 10 puntos menos.

-Pero...

-Señor Potter, mejor que protestar, se coloca la ropa en su sitio y entra en mi clase antes que le quite 5 puntos más.

Harry se colocó la ropa mientras la gente se dispersaba. Draco se quedó rezagado y se encontraron en la puerta de la clase.

-Mataré a esa pelirroja como te vuelva a tocar así.

-No empieces.

-Y te cortaré las manos y la lengua a ti. – Entró bruscamente delante de él, dejándole parado en la puerta.

Harry se dio cuenta de que el rubio estaba furioso, tal vez, Ginny y él se habían excedido. Normalmente se colocaban de tal forma que podían verse durante toda la clase, pero esta vez, el rubio le dio la espalda y no se giró en toda la clase. Y a la salida, en vez de esperarle se fue directo a su sala común sin decirle nada.

Harry esperó pacientemente, escondido entre las sombras, esperando que el rubio saliese para su cita de las 11.

A las 10.45, la puerta de Slytherin se abrió y salio Draco. Harry se incorporó de golpe y se acercó a él.

-Perdona, esta vez me pasé.

-¿Pasarte? No mucho, solo lo suficiente para...

-Lo siento, lo siento, lo siento, ¿quieres que te lo diga de rodillas? Lo siento.

-Está bien, está bien, en cierto modo me lo esperaba. Pero no te perdono que humillases a Ernie y a Cho sin estar yo presente – Dijo agarrándole del cuello de la camisa y besándole con ansia.

-...Tranquilo, no creo que se den por vencidos tan pronto. La próxima vez te espero.

-Jajajajaja. Pero no vuelvas a...

-Vale, pero tendremos que seguir actuando ¿no?

-Creo que te tendré que dar una lección, bueno, más bien recordártela. Llego tarde, ¿traes la capa como te dije?

-Si.

-Vale, pues quédate en silencio en una esquina.

Esperaron en la mazmorra donde Draco tenía su muro, hasta que Justin llegó.

-La puntualidad no es tu fuerte, por lo que veo.

-Snape está haciendo guardia hoy. Es difícil esquivarlo.

-Así que quieres subir tu puntuación – El rubio pasaba la mano por la X que Justin había conseguido en su momento. - ¿Por qué?

-Por qué no, creo que he aprendido mucho desde la última vez que nos vimos. – Dijo acercándose a él y abrazándole por detrás.

-Lo siento, pero no puede ser – Dijo dándose la vuelta, pero sin soltarse del abrazo.

-¿Por qué? ¿No te apetece? – Comenzó a besar suavemente el cuello del rubio

-No exactamente. Digamos... que tengo dueño. – Inclinó la cabeza para dejar más espacio al Hufflepuff.

-¿Dueño? Umm, no mientas. Dicen que tu encuentro con Potter te dejó... marcado. De hecho, debió de ser así, ya que no está en el muro. – Draco y Harry se tensaron a la vez.

-No está en el muro porque es demasiado bueno, y la gente le adoraría aun más. Y si le pongo mala nota, pensaran que miento y le seguirán igual. De esta forma, la gente se olvidará de él tarde o temprano.

-Muy ingenioso... entonces – Empezó a acariciar uno de los pezones del rubio por encima de la ropa mientras volvía a besar su cuello

-Ya te lo he dicho, tengo dueño, y como se entere de que me estás metiendo mano, estás muerto. – Pero no se separó de él.

-No se enterará si tú no se lo dices. Este verano voy a hacer mi iniciación... y creo que vamos a compartir algunas cosas. – "Bingo" pensó Draco.

-Así que es eso, sabes que...

-Te has convertido en el juguete favorito del Gran Lord Oscuro... y quiero aprender de ti. Quiero estar preparado – Comenzó a sacar la camisa de Draco se su pantalón y metió la mano por debajo. Harry empezaba a maldecir la situación y a comprender a su pareja con lo de Ginny.

-Pues – Ágilmente le cogió las dos muñecas y lo atrapó contra la pared, metiendo la rodilla entre sus piernas, haciéndole gemir – Acostúmbrate a vivir atado. Y a no tocar lo que Él no te ordene que toques. ¿Te ha ordenado Él que me toques?

-No.

-Entonces... olvídalo. – Dijo soltándole bruscamente.

-Venga, Malfoy, tú puedes enseñarme... ¿Qué es lo que le gusta?

-Le gustan los tríos.

-¿Los tríos? Pensé que no compartía sus...

-A veces sí lo hace... ¿Has hecho alguna vez un trío?

-No

-Pues ponte las pilas. No admite errores ni dudas.

-Draco...Malfoy... si te cuento un secreto... me ayudarás con esto, quiero estar bien preparado.

-¿Qué puedes saber tú que a mí me interese?

-El Señor Oscuro me pidió... pidió a mi padre... que se enterara si estabas solo o te acostabas con alguien. ¿Me ayudarás?

-Dile a tu padre que soy fiel a Mi Señor.

-Por favor...

-Si quieres que me arriesgue... tendrás que conseguir a quien yo te diga para el trío.

-Claro, no hay problema ¿a quién?

-A Potter.

-¿A Potter? No es posible... está con Ginny Weasley... además no se deja tocar por nadie.

-Si no hay Potter... no hay trío. Tú decides.

-Lo intentaré.

-Pues cuando lo consigas... llámame.

Justin salió de la mazmorra seguido de Draco y Harry. En la puerta de Slytherin, Harry le cubrió con la capa y en silencio se dirigieron a la Polvera.

-No dejaré que Ginny se me acerque tanto otra vez.

-Veo que captaste la indirecta. Eres un chico listo. – Con un brazo le atrajo hacia sí.

-¿A qué ha venido eso del trío? ¿no estarás pensando...?

-No... solo dejo que me toque Mi Señor... Harry Potter. – Lo besó con ansia.

-¿Entonces? – Dejó caer su cuerpo hacia atrás mientras Draco lo sujetaba.

-Vamos a divertirnos, además, está tan desesperado que hará lo que le pidamos... nos mantendrá informado.

-Así que acabamos de hacer un topo...

-Sí – Cayeron en la cama – Y ahora... ¿qué desea mi señor?

Continuará...

Respuestas a los comentarios (espero que a todos)

Gaby – Gracias, no te preocupes, comprendo que no me escribáis mucho, yo tampoco ando sobrada de tiempo. Pero es mi sueldo, jajajaja. Gracias de nuevo. S.

Murtilla ­– Bien, me dijiste que Voldemort podría torturar a Draco por lo sueños. No es posible, pero Harry puede torturar al Lord igual que le torturó a él... Esa fue la idea que me diste. Muchas gracias, así que espero que te haya gustado el capítulo. Por cierto, lo de la muñeca es de tendones, al recibir mal un balón se me resintió la muñeca, es todo. Mal pensada, jajajajaja. S.

Diabolik - Gracias, me alegra saber que sigues ahí. Y gracias por tu comentario. S.

Pupi-chan – No pienso matar a Cho, por ahora va recibiendo...su merecido. Gracias. S.

Caroline Mcmanaman – Me alegra que estés mejor. La verdad es que yo empecé a leer fics para matar el tiempo en una mala racha. Los padres a veces son sorprendentes... jajajaja, por eso decidí hacer un Lucius...diferente, aunque no buenísimo. Gracias. S.

Conacha – Me alegra que te gustase el capítulo, cuando os los dedico no sé si acierto o no. Y respecto a Lucius... no siempre tiene por qué ser el perfecto malo o el perfecto bueno. Gracias. S.