Aquí me tenéis de nuevo, con el capítulo 15. En principio, parece un capítulo de paso. No me gusta mucho como me ha quedado, y aunque llevo más de dos días con él terminado, no consigo sacarle más. Así que me preparo para que las críticas esta vez no sean tan benévolas como en veces anteriores, pero es que no me puedo saltar la información de este capítulo, ya que es el principio del fin.
Esta vez voy a dedicar el capítulo a ANNY P.S. y ELDA EDA BLACK por su afán formativo, el saber no ocupa lugar chicas.
Como siempre, las respuestas a vuestros comentarios las he dejado en el sitio de costumbre, lo que piensan está entre "comillas".
Disclamer: Los personajes no son míos, sino de J.K Rowling. No gano nada económico con ello, ni intención que tengo...
A través del espejo
La semana empezó bastante mal para todos. No había noticias de Remus y Sirius, lo que provocó un Snape muy nervioso que pagó con Gryffindor su enfado, haciendo que les bajasen los puntos a una velocidad inusitada. Al final Harry se enfrentó a él en una clase, con el consabido castigo como resultado. Esto acarreó una fuerte discusión entre Draco y él, que terminó con un par de noches durmiendo separados y casi sin dirigirse la palabra en los pasillos, hasta que Pansy, aburrida de ver como el rubio lo pagaba con los de su casa hizo que Blaise y Ginny los engañasen y terminaron encerrándolos en un armario hasta que hicieron las paces.
Al final de semana las cosas se habían calmado, pero seguían sin noticias desde el continente.
-¿Os habéis enterado? – Dijo un alegre Blaise entrando en la sala común – Ernie y Justin se han peleado, creo que anda Hufflepuff patas arriba.
-¿A sí? ¿y por qué han discutido? – Pregunto Draco mientras levantaba la vista de su libro.
-Pues... si Susan Bones no me ha informado mal, creo que por Potter.
-¡¿Qué?! –Exclamaron los que estaban en la sala.
-Si, por lo visto, ambos quieren al Gryffindor... - Miró a todos los presentes por si había alguno que no fuera de 6º.
-Tranquilo solo estamos nosotros 8, no hay nadie más en las mazmorras – Dijo Pansy desde el fondo de la sala.
-Pues eso, creo que a noche se dieron de lo lindo y acabaron en la enfermería.
-Pero... yo creí que con la Weasley, le iban a dejar en paz – Comentó Millicent
-La pelirroja ha espantado a bastante gente, pero... ¡que le vamos a hacer... tengo buen gusto!
-Y mucha suerte... cualquier otro te había coronado hacía mucho – Blaise esquivó la mirada asesina de su compañero.
-Bueno, ¿qué hacemos?
-Nada – Draco estaba molesto por el comentario de Blaise – No haremos nada. Salvo que sea estrictamente necesario, dejaremos que las cosas sigan como están. Será divertido ver qué es lo que pasa. ¿De acuerdo?
-Pues si quieres divertirte... Justin iba hacia el campo de entrenamiento. Hoy lo tiene el equipo Gryffindor toda la mañana.
-Lo sé, pero Ginny es su buscadora... no hará nada delante de ella. Claro que... ¿me acompaña alguien? – Preguntó incorporándose ágilmente.
Draco pensó que su presencia metería presión al Hufflepuff. Aún no había hecho nada desde que hablaron en el muro, y necesitaba conocerlo mejor, para no meter la pata como le había pasado a su padre. Seguido de sus inseparables Crabe y Goyle, y algún que otro Slytherin más, se dirigió a la tribuna que generalmente ocupaban los de su casa.
Justin llevaba largo rato viendo volar al moreno. Estaba claro porque Draco era el objeto de deseo del Lord y de otros muchos y muchas. El rubio no pasaba desapercibido, su porte, sus gestos, a parte de su físico y su fortuna hacían que fuese... "¿Cómo definirlo?... Perfecto".
Recordaba al detalle la única vez que estuvo entre sus brazos el año anterior, en la ducha después del partido de quidditch que enfrentó a ambas casas. Con un simple "Necesito una esponja, Justin, ¿te interesa el puesto?" desarmó todas las razones que hasta el momento pudiese tener en su contra. Nadie se le resistía, bueno, si que uno tardó en caer... pero cayó. Potter... el Gryffindor era otra historia. Cierto era que tenía unos ojos en los que perderse, y que se rumoreaba que debajo de la ropa de segunda mano había un filón, pero... no lo tenía claro. Sin embargo, Cho andaba como loca por volver con él, Pansy también dejó caer alguna que otra indirecta en su momento, y Draco... bueno, él lo dejó claro, solo se arriesgaría a ser infiel a su Señor si era con Potter.
Pero tenía un serio problema. Deseaba volver a estar con el rubio, y aprender, ya que no quería defraudar en su iniciación, pero Harry no era una presa fácil, y más ahora que estaba con Ginny, la pelirroja iba dejando cadáveres a sus pies, su lista de corazones rotos era ya larga, y se pegaba al moreno como una lapa.
-Todos a las duchas. Por hoy ya es suficiente – Gritó Harry al resto del equipo que bajó despacio hacia el suelo.
-Tenemos un problema, las de la torre vuelven a estar rotas – Dijo Ron mirando hacia Slytherin – y yo no tengo nada que ver esta vez.
-Las chicas nos vamos. Las nuestras sí que funcionan. – Ginny se acercó a Harry y le alborotó un poco más el pelo. – Sayonara babies.
-Yo me voy a la de prefectos, así que os acompaño un trozo.
-En fin... Nos han dejado solos, bueno, id vosotros primero, yo recogeré todo esto.
Draco despidió a los demás Slytherin y se quedó a observar un poco retirado. Suponía que Justin intentaría tantear el terreno ya que Ginny no estaba cerca. Harry también se esperaba algo, pero se hizo el sorprendido cuando el Hufflepuff se apareció en los vestuarios después de la ducha.
El moreno salía con una toalla blanca enrollada y atada en la cintura, que destacaba el ligero tostado de su piel. Su pelo mojado le daba un aire muy rebelde y al no llevar las gafas, sus ojos se veían todavía más verdes.
-Así que los rumores son ciertos
-Hola Justin, ¿qué haces por aquí? ¿de qué rumores hablas? – Preguntó mientras buscaba la muda entre su ropa limpia.
-Dicen que tienes tus encantos muy escondidos, y veo que es cierto – Harry se colocó los lentes y le miró.
-¿Has venido para espiarme en la ducha? No me esperaba algo tan...
-¿Tan? – Justin se acercó al moreno, que decidió terminar de vestirse.
-Ridículo. Si lo que vienes es a proponerme una cita, te diré lo que te dije la última vez. No.
-La otra vez me dijiste que aún te dolía lo de Cho, pero veo que ya se te pasó. Y... - Le acercó el calcetín que andaba buscando – quedamos en que ya hablaríamos... Así que aquí estoy, dispuesto a hablar.
-Estoy con Ginny – Cogió la camisa.
-Pero yo tengo algo que proponerte, que tal vez... te interese.
-No lo creo
-Draco Malfoy
-¿Qué? – Harry le giró para mirarle
-Lo que has oído, si tu quieres puedo conseguir...
-Con Malfoy ya estuve. ¿Qué te hace pensar que quiera repetir?
-Todo el mundo quiere repetir... Hasta 'el que no debe ser nombrado' le...
-Mira, no me interesa, por si no te has dado cuenta, es casi un mortífago. – Se terminó de abrochar los pantalones – Además, si él estuviera interesado ya me habría enterado. La discreción no es su fuerte.
-Piénsatelo ¿vale? Además, sería un trío interesante.
-¿Un trío?
-Si – Justin se levantó del banco y caminó hacia la puerta, mientras Harry terminaba de vestirse. – Esperaré unos días a que te lo pienses.
-No tengo nada... - Pero el Hufflepuff se giró inesperadamente lanzándose contra Harry y apoyándole contra la pared, besándole antes de que pudiera reaccionar de la sorpresa, mientras que acariciaba con una mano la entrepierna del moreno que se sobresaltó al sentir el contacto. Se apartó igual de rápidamente y se encaminó a la puerta de nuevo.
-Te equivocas. Piénsalo – Empezaba a descubrir lo que ocultaba el moreno.
Cuando salió iba lamiéndose los labios, lo que hizo presentir a Draco que algo no había ido como esperaba. Entró en los vestuarios y vio como Harry se recomponía, un poco atontado.
-Pero...
-No te lo vas a creer, Draco... No ha sido tan sutil como creíamos.
-Lo mato...
-Venga, solo me besó. – Decidió no contarle lo de la caricia para evitar un cataclismo.
-¿Qué te besó? Pero... ¿cómo le dejaste acercarse tanto?
-No le dejé, me pilló por sorpresa. – Protestó el moreno.
-Mi niño – Dijo Draco mientras le abrazaba y le besaba el pelo – que lo acosan hombres malos...
-No te burles de mí. No es nada agradable que te intenten meter mano todo el tiempo.
-Sé de sobra lo que es que te metan mano y otras cosas sin tu quererlo. Así que creo tener una idea muy aproximada de lo que pasa por tu cabeza.
-Lo siento, no era mi intención...
-Va, no te preocupes... no sé en qué estaba pensando cuando empecé con esta estupidez. La otra noche me parecía una gran idea... hasta hace media hora me lo parecía, pero ahora... no estoy tan seguro.
-Es una buena idea, ya lo verás. – Intentó animarlo. – Creo que deberíamos volver al castillo. ¿Qué tienes pensado hacer el resto del día?
-Estoy poniéndome al día en historia – Sujetó la puerta mientras el otro salía
-Vale, yo tengo que cumplir un castigo con Snape. Así que hasta la comida.
-Adiós – Le dio un fugaz beso y se fueron en direcciones diferentes.
Al entrar en el aula, vio como Snape, con lo que parecía una carta, le miraba sin apenas mover la cabeza, y seguía leyendo lo que tenía entre manos. Al terminar se echó para atrás con los ojos cerrados, respiró profundamente antes de abrirlos y quedarse mirándolo sin verlo durante unos segundos.
-Busca a Draco y dile que venga a verme, es muy importante.
-¿Pasa algo grave?
-No, nada que te concierna. Luego desaparece hasta la hora de comer. Que nadie sepa que te he levantado el castigo ¿de acuerdo?
-Si, profesor. Pero... Draco está en la sala común de Slythe...
-En ese caso iré yo a por él. Vete ya.
Harry se fue a pasar la mañana en La Polvera, allí nadie le vería. Mientras Severus fue hacia su casa. Al entrar, la seriedad que mostraba en su rostro puso en estado de alerta a todos los presentes, algo grave pasaba.
Draco, tengo que hablar contigo, he recibido una carta de tu padre. – El rubio se levantó despacio del sofá, y guió a su profesor hasta su habitación.
-Tu padre está preocupado – Dijo a la vez que echaba unos cuantos hechizos para que nadie de fuera supiera que era lo que sucedía dentro.
-¿Por qué?
-Porque el Lord, últimamente, pregunta mucho por ti.
-Lo sé, su espía es Justin, pero por ahora le mantengo bajo control.
-Por lo visto, quiere que pases con él algún fin de semana, no quiere esperar al verano... Por ahora tu padre ha conseguido convencerle, pero cree que no podrá hacerlo mucho más tiempo. Así que tendremos que trazar algún plan.
-No pienso volver allí. No quiero... no puedo... Severus... no lo haré. – Severus suspiró.
-Lo sé, Draco, lo sé. Y tu padre también, por eso me avisa... Pero habrá que hacer algo convincente, porque no podemos dejar las espaldas de tu padre al descubierto ¿Lo entiendes, verdad?
-Si, pero... en este momento, a parte de fugarme no se me ocurre nada más...
-Aún nos queda algo de tiempo... para pensar... Una cosa... no le digas nada a Potter por ahora, no sea que le de por hacer alguna tontería... Ya sabes...
-No, no le comentaré nada...
Después de esta conversación, Draco se quedó en su habitación intranquilo, dándole vueltas a la cabeza y buscando una posible solución. No iba a ir a comer, pero Blaise y Pansy le convencieron, además, necesitaba salir un rato de sus pensamientos, y hablar con los amigos seguro que le ayudaba.
En el comedor se encontró con los ojos verdes de Harry, que lo miraban con intensidad. Estaba feliz por algo, al contrario que esa mañana en la que el encuentro con Justin...
-Señor Malfoy – La voz de McGonagall le sacó del letargo – No olvide que tiene un castigo conmigo esta tarde. Venga a mi despacho a las 5.
-Profesora, hay un error, yo no...
-No hay ningún error. Sea puntual.
-Pero yo...
-¿Cómo dice, Señor Malfoy? – La vos de la profesora sonaba muy severa, aunque él estaba seguro de no haber sido castigado. La miró a los ojos, y vio como ella miraba a Severus. Algo tramaban
-Nada, profesora. Acabo de recordar el castigo, lo siento.
-A las 5, no lo olvide. – Y se fue hacia la mesa de profesores.
Harry había observado toda la escena, no recordaba nada de un castigo, claro que a Draco podía habérsele olvidado comentarlo. Esto estropeaba sus planes de sexo desenfrenado toda la tarde... Suspiró, tendría que matar el tiempo haciendo los deberes con Ron y Hermione.
A las 5 en punto llamó a la puerta del despacho de la profesora de trasformaciones.
-Adelante, Señor Malfoy. – Al entrar vio que Severus ya estaba allí. – Bien, veo que tenemos un grave problema entre manos.
-¿Usted...?
-Tranquilo, Draco. Necesitaremos su ayuda, para que no se entere todo el colegio... y quien tu sabes. Y si te llamo muy a menudo, la gente va a empezar a sospechar, por eso la pedí el favor de que te castigase hoy. He tenido una idea.
-Yo no creo que quiera saber lo que ustedes dos hagan. – Minerva apoyó esta afirmación con un gesto de la mano – Pero sepan que haré lo que sea porque salga bien... Mantendré a Harry a salvo de sus... planes, sean los que sean... creo que lo mejor es que no sepa nada... no es un Slytherin y no sé si es bueno que sepa todas sus... artimañas.
-Gracias, Minerva. Este favor también te lo debo.
-Últimamente me debes muchos – Dijo ella mientras abría la puerta del despacho para salir y dejarlos solos. – Estaré en el aula.
-He estado dando vueltas al problema, y lo único que se me ha ocurrido es que alguien ocupe tu lugar
-Já, muy bueno, eso ya lo había pensado yo – Dijo con ironía el rubio
-El problema es que no creo que contemos con muchos voluntarios para ese honor – Dijo el profesor ignorando el comentario. - Por eso seré yo. Ya he tenido...
-No, no... no puedo permitirlo, Severus – Dijo Draco. – Tiene que haber otra salida.
-No creo que haya nadie tan tonto como para querer estar en tu lugar...
-¡Oh! Venga... cualquier estúpido ambicioso.... ¡Lo tengo! Si hay alguien, tan tonto como ambicioso, que desea estar en mi lugar.
Severus alzó una ceja de forma interrogativa. Entonces Draco le contó toda la historia con Justin. Lo sucedido en el muro, con Harry...
-Es peligroso, si le descubre...
-Mejor él que mi padre.
-Ya, pero... tengo mis dudas, Draco.
-De hecho, si le descubre, mejor. Mi padre puede decir que le engañaron para...
-El engaño no está mal visto en las filas del que no debe ser nombrado. Además, terminarán sabiendo que tú le convenciste.
-Pues puede decir que le engañé yo y que le he traicionado... Montar el número de 'Mi propio hijo ha traicionado su sangre'. Todo ese rollo. Eso le dejaría libre de toda sospecha ¿no?
-Ummm tal vez pueda funcionar. Haré poción multijugos... y...
-Yo te la robaré... Por si te interrogan... Déjamelo todo a mi... solo... haz saber a mi padre que en una semana estará todo listo, y que se prepare para sentirse traicionado.
-¿Conseguirás convencerlo?
-Sí, no va a haber problema. Lo complicado va a ser Harry.
-Tranquilo, entre mis castigos y los de los demás... no va a tener tiempo de saber si haces o no cosas diferentes.
Draco salió de su castigo, directo a La Polvera, mientras dejaba a Severus hablando con Minerva y planeando la que iba a ser una de las peores semanas de Harry Potter en Hogwarts
Harry aun no había llegado, así que decidió preparar el ambiente un poco... sacó un cono de incienso y lo encendió, luego hechizó unas cuantas velas que empezaron a flotar por la habitación, pero sin encenderse no fuera que se gastaran antes de tiempo. Dobby llegó con una botella de cava rosado que Draco le había encargado antes del castigo, y la puso en una cubitera para que se mantuviera frío. Dos copas, y abrió el cajón de los juguetes... los miró despacio... la verdad es que no se decidía, le apetecía algo tranquilo, necesitaba estar relajado y recuperar. La semana que iba a comenzar sería muy... Slytherin. Cerró el cajón y buscó en la radio mágica un canal, que emitía música blues sin interrupciones. Se quitó el jersey, la corbata y los zapatos, disponiéndose a esperar tumbado en la cama. Como Harry tardaba, fue al armario y rebuscó entre los libros alguno que resultase de su interés. Encontró algunos de pociones amorosas y de hechizos de alto nivel, el que más le llamó la atención fue uno que hablaba de animagia... Lo iba a abrir cuando oyó que golpeaban los ladrillos de fuera. Se giró y los vio moverse, dejando entrar a quien tanto había esperado. En ese momento, las velas se encendieron, dejando ver los ojos sorprendidos y complacidos del Gryffindor.
-Veo que me estabas esperando
-No, la verdad, solo que me apetecía estar un rato en un ambiente intimista.
-Ah, entonces quieres que me vaya ¿no? – Harry empezó a quitarse también la ropa sobrante. Haría como si apenas se conociesen, ser quienes no eran, a veces era divertido.
-No, no hace falta. Puedes quedarte si no haces ruido – Así que Harry había decidido jugar al 'Si pero no, no pero si'.
-Vale. ¿Te importa si me pongo cómodo?
-No claro. Tú mismo – Draco descorchó el cava y sirvió una copa. Lo probó – Perdona ¿Te apetece?
-¡Oh! Pues... ¿por qué no? – El rubio sirvió otra copa y se la acercó. Harry ya estaba en ropa interior – Gracias... esto... voy a dormir un poco para no molestarte... espero que no te importe que me quite toda la ropa.
-Por supuesto que no. Estás en tu... cuarto. – Draco hacía a la perfección el papel – Espero que no te importe que yo haga lo mismo para estar más cómodo.
-No claro – Harry se quitó el bóxer y se metió bajo las sábanas, terminándose la copa y observando como lentamente Draco se iba quitando la ropa – Esto... ¿y vienes mucho por aquí a relajarte? – Draco sonrió sin que lo viera.
-¡Oh! No todo lo que me gustaría, pero sí. Vengo a menudo. ¿Otra copa antes que me siga... poniendo cómodo? – Acercó la botella a la copa de Harry y la rellenó.
-Gracias.
-No hay de qué – Siguió quitándose lentamente lo que le quedaba de ropa, bajo la ansiosa mirada del moreno, al que su cuerpo empezaba a pedir algo más que mirar. – Si no te importa... me meteré en la cama para no enfriarme.
-Claro que no me importa... tu llegaste primero – Dijo levantando la sábana para ayudar a su amante a meterse – Espero que no te ofendas, pero tienes algo en el labio.
-¿Dónde? – Draco paseó sensualmente su lengua por sus labios - ¿Ya?
-No, no del todo. Hazlo otra vez a ver si así... - Draco lo repitió, mientras el corazón de Harry se iba acelerando por la excitación.
-¿Ahora?
-No, si no te molesta... te ayudaré.
-No, claro, por favor – Harry recorrió con su lengua los labios de Draco que se estremeció de pies a cabeza.
-Ahora sí.
-Gracias, pero... ¿estás seguro de que ya no hay nada?
-Ummm – Harry repitió. Esta vez, el rubio entreabrió los labios, dejando más espacio, que el moreno aprovechó, profundizando el beso. Draco estaba completamente excitado, Harry aún no le había tocado y ya estaba a punto de dispararse. - ¿Mejor?
-Harry, por favor, que hoy no estoy para aguantar mucho. Sigue.
-Venga, vamos, un poquito más.
-Como no te toque ya me va a dar algo.
-Me acabas de dar una idea. Hoy mando yo.
-¿Qué? – En ese instante unos lazos salieron de las esquinas de la cama atrapando a Draco de las muñecas y los tobillos. – No Harry, esto no, sabes que no quiero volver a...
-Escucha un momento. Déjame hacer a mí, quiero que olvides todo, y no quiero tener que dejar de hacer cosas por miedo a herirte. No quiero que lo que te hizo ese hijo de mala madre, te impida hacer...
-Harry... prométeme que pararás en el momento en qué te lo pida.
-Te lo prometo. Siempre y cuando, mantengas los ojos abiertos. Quiero que nos veas en el espejo, que me veas a mi, y que te veas a ti, y que sepas dónde estas ahora.
El rubio afirmó levemente con la cabeza, y la dejó reposar en la almohada. Cogió aire muy despacio y lo soltó, mirándose en el espejo del techo. Harry se acercó a besarle, y comenzó a acariciar su pecho. Poco a poco dejó que sus besos lo llevaran a lo largo del cuello y los hombros de su pareja, que seguía observándolo desde arriba. Verse y verlo, sentir lo que veía, hacía la situación mucho más agradable y excitante de lo que el rubio había esperado. Sus miedos se esfumaron cuando su pezón derecho fue cubierto por la boca y la lengua de su amante, y su cuerpo comenzó a pedir a gritos lo que hacía cinco minutos había empezado a susurrar. Esto superaba todas sus expectativas.
Harry lo iba observando, y notó como Draco olvidaba de un plumazo todas las veces anteriores que había estado atado. Jugó con el otro pezón hasta que se puso igual de exigente de caricias que el primero. Comenzó a pellizcarlos mientras regresaba a la boca de Draco, que le recibió con ansias. Al separarse, el Slytherin comenzó a llamarle y a pedirle más, mientras él vertía el cava que quedaba en el ombligo y comenzaba a beberlo a lamentazos. Luego recorrió con el dedo, toda la extensión de la erección y comenzó a jugar con ella dándola golpecitos con la lengua, mientras que las caderas de su prisionero mostraban querer más y su nombre entre gemidos se lo confirmaba.
Cuando la glotona boca de Harry se apoderó de su miembro, Draco creyó estar en el limbo. Su imagen en el techo, lo que le estaba haciendo Harry... era la tortura más deliciosa que jamás había experimentado. Intentó resistir para alargar la situación, pero no pudo y se dejó ir, cerrando los ojos. Sintió como su pareja, subía para besarlo, y notó su propio sabor en el beso.
-¿Ves? No ha sido tan malo – Sonrió – Voy a soltarte ya.
-No – Susurró abriendo despacio los ojos.
-¿No?
-No, termina lo que empezaste.
-¿Pero que...? - Harry tardó en entender lo que le pedía – Draco, yo nunca pretendí... es decir, siempre has sido tú el que empuja.
-¿No querías ayudar a quitarme mis miedos? Pues sigue, lo estás haciendo muy bien. – Sonrió con sensualidad.
Harry dudó unos segundos, nunca se había planteado esa posibilidad. Miró a los ojos del rubio, y luego lo besó. Volvió a hacer con sus besos el recorrido que había hecho al principio, pero esta vez fue un poco más rápido, ya que el cuerpo que seguía atado, reaccionaba con rapidez a sus atenciones. Con su mano derecha consiguió endurecer de nuevo el miembro de Draco, mientras con la izquierda buscaba el bote de lubricante. Se colocó entre las piernas, y mientras su boca volvía a torturar lentamente al Slytherin introdujo un dedo en su orificio. La tensión fue tan fuerte que estuvieron a punto de cambiar de idea, pero al final, el rubio se relajó bajo las caricias y atenciones de su amante. Con el segundo y el tercer dedo, las cosas resultaron más fáciles, y enseguida estuvo preparado. Harry le levantó un poco las nalgas apoyándolas en sus muslos, para poder entrar mejor, y cuando vio el asentimiento que buscaba en los ojos grises, entró despacio. Y despacio comenzó a moverse, cerrando los ojos, dejando que su amante se acostumbrase y a la vez, comenzando a disfrutar de ese nuevo cambio. Pronto, las caderas de Draco empezaron a mostrarse exigentes en el movimiento, pero no se dejó llevar. Abrió los ojos con la plena seguridad de que él era el que ponía el ritmo en ese instante, y al contrario de lo que le pedía, mantuvo lento el ritmo un rato más, hasta que vio que Draco, cedía el control, sin dejar de mirarle a los ojos. Sin salir del cuerpo del rubio, cambió ligeramente de posición, apoyando las manos en el colchón, de esta forma pudo dar más fuerza a las envestidas, pero, y pese a las peticiones de Draco, siguió sin acelerar. Cuando notó que su compañero, iba a llegar al orgasmo, sin haberlo masturbado desde hacía rato, solo con lo que estaba viendo, y lo que le estaba haciendo, sonrió y aceleró, aunque no logró alcanzarlo, pero a ninguno le importó el pequeño desfase.
Exhausto, se dejó caer, y las cintas desaparecieron de los miembros que ataban hasta hace unos segundos. Draco le recogió entonces entre sus brazos, disfrutando del simple hecho de tenerlo en ellos.
-Con la práctica, calcularás mejor – Dijo el rubio acariciándole en la espalda
-No creí que los espejos te iban a acelerar tanto.
-¿La verdad? Hoy ha sido el día que más he disfrutado con ellos. Vernos a través de ellos ha sido... muy excitante. – Harry levantó la cabeza que estaba apoyada en su hombro y le besó. – Y tú... has estado soberbio.
-Gracias... no ha estado mal para ser la primera vez ¿verdad?
-No, me has demostrado que eres el más Slytherin de los Gryffindor, has conseguido que yo suplicase que me hicieras tu voluntad – Harry le miró, sabía que eso era un gran piropo. – No has estado nada mal... nada mal. Ahora – Se giró para que Harry cayera suavemente en el colchón – será mejor que descansemos.
Continuará...
Respuestas a vuestros comentarios:
Conacha – Jajajajaja, gracias por tu comentario. Si que a veces se les ocurre cada cosa... S
Caroline Mcmanaman – Si, ya estoy mejor, muchas gracias. Yo también empecé para matar el rato, y tampoco es mi única pareja, además, no solo leo slash, aunque Draco/Harry es la que más me gusta. Gracias por todo. S.
Diabolik – Si, Draco es casi perfecto, pero casi, jajajajaja. Y Severus y Sirius... ya verás como sigue. Gracias. S.
Cerdo Volador – A mí tampoco me cae muy allá, y eso que adoro a los malos, pero este... Gracias por tu comentario. S.
Tere Potter – De nada, y me alegro que tu padre haya mejorado. Gracias por seguir ahí, el saber que hay gente a la que le gusta lo que escribo, me anima a seguir, y más si encima les distrae de lo cotidiano. Gracias de nuevo. S.
Murtilla – Veo que te gustó, me alegro un montón. Bueno, Harry pudo elegir casa, eso lo dice todo, además Draco le está enseñando mucho. Sev estará solito una temporada larga, pero pronto tendrá noticias. Gracias. S.
