Empieza la acción, pero las cosas no van a salir como esperaba, se me han revelado algunos personajes, ¡qué le voy a hacer! Quería ir terminando el fic, pero se ha liado todo un poco. El capítulo es más largo de lo que estoy acostumbrada, así que lo he dividido en dos partes, la segunda está aún en el horno, así que tendréis que tener un poco de paciencia.
Os voy a plantear una duda que tengo, no sé que hacer con Justin, si matarlo o simplemente hacerlo desaparecer, porque según le pase, otro personaje sufrirá las consecuencias... si se os ocurre algo, no os lo guardéis que parte de vuestro trabajo como lectores/as es aconsejar al que escribe para que tanto el estilo como la historia, vayan mejorando. (Qué filosófica estoy ¿verdad?). Por cierto, Yukina ¿dónde te has escondido últimamente?
Este capítulo va para... (Redoble de tambores)... AZALEA por lo mal que lo está pasando por Severus y compañía, tranquila que todo se irá aclarando... ¿o no? No sé. Y también para DIABOLIK, por lo mucho que expresas con pocas palabras.
Como siempre, los pensamientos entre "comillas", los sueños en cursiva y lo que leen entre "comillas y en cursiva". Y los comentarios donde siempre los contesto.
Los personajes no son míos......
El traidor (1ª Parte)
Sus ojos verdes estaban oscurecidos por el deseo. Sin sus lentes se veía claramente lo que en ese momento estaba pasando por su cabeza, y era que quería más, mucho más. Tenía su cabeza en sus manos, con los mechones de su pelo negro colándose entre sus dedos, era todo lo que podía desear, todo lo que deseaba, los labios entreabiertos del Gryffindor lo atraían como un imán. Lo trajo hacia sí y volvió a besarlo, con ansia, con profundidad, mientras notaba como su cuerpo era abrazado con suavidad por su amante. Bajó lentamente sus manos por el cuello del moreno, pero notó como algo tiraba de él y se lo arrebataba.
Harry le miraba a los ojos, mientras otro, otro que no era él le abrazaba por detrás. Era otro, el que atacaba despiadadamente su cuello sin encontrar resistencia, pero tampoco ayuda. Otro que le acariciaba el pecho con una mano mientras la otra bajaba lentamente por su abdomen hacia la cintura de los vaqueros para después lentamente comenzar a desabrochar la cremallera y meterse...
Draco se incorporó sudoroso en la cama con los ojos muy abiertos. Ryhar, saltó de la silla en la que descansaba y se acercó ronroneando, como intentando calmarlo, Draco entendió el mensaje y lo recogió para acariciarlo en agradecimiento. Había tardado unos segundos en darse cuenta. Estaba en su habitación, en su cama. Se había acostado pensando en que tal vez podría usar lo del trío para convencer a Justin y llevar a cabo su plan, pero, ahora, después de sentir a Harry en manos de otro... no, Harry no podía ser de otro, no soportaría verlo en las manos de Justin como en el sueño "¿Sueño...? Pesadilla". Se tumbó hacia atrás mirando al dosel verde que cubría su cama, mientras notaba que Ryhar volvía a su lugar. Sonaban las siete en algún reloj perdido, así que apenas hacía un par de horas que se había acostado, pero lo que acababa de ver en su imaginación le había espantado el sueño y el cansancio. Decidió darse una ducha, total solo era media hora antes de lo habitual.
Llegó pronto al desayuno, pero parece que todo el mundo había decidido madrugar. Draco estaba sentado en su lugar de siempre, y a su lado de pie, Severus hablaba con él. También Ron estaba ya desayunando mientras que Hermione, pensativa al lado del pelirrojo pasaba las hojas de un libro sin mirarlo.
-¿Qué la pasa? – Dijo señalándola con la barbilla mientras se sentaba en frente de sus amigos.
-Pues... ayer la hice un regalo, pero no se atreve a probarlo.
-Puedo saber qué es. Porque conociéndote...
-Está bien – Interrumpió Hermione – Lo probaré en durante las clases de la tarde, pero como me haga sentir incómoda o algo así, te vas a enterar Ron.
-Creo que lo vas a saber sin que yo te lo diga – El pelirrojo guiñó un ojo a su amigo, mientras la castaña salía muy digna del comedor, cruzándose por el camino con Ginny.
Draco se tensó un poco al ver a Justin, en la ducha había aclarado sus ideas, pero no hablaría todavía con él, buscaría la forma de quedar por la noche, durante el castigo que hoy le impondría Severus a Harry. El Hufflepuff, miró al rubio y luego al Gryffindor, pero desistió de acercarse a él porque Ginny descubrió sus intenciones y automáticamente se colgó del moreno.
La mañana pasó sin más novedades hasta después de comer en que llegó el correo. Un pájaro parecido a un águila pequeña, se posó en la mesa frente a Harry que desató el grueso mensaje que llevaba en la pata. Reconoció al instante la letra de Sirius e instintivamente miró a Severus. Esté dejó escapar un leve suspiro, al ver que el moreno le sonreía y, disimuladamente, le mostraba que dentro del sobre había dos cartas. Se levantó y tropezó a la altura de Draco que se quedó sorprendido pero que entendió todo cuando vio el sobre que había dejado caer a sus pies, y que entregó al profesor antes de salir del comedor rumbo a su habitación para recoger lo que necesitaba para la doble de pociones que tenía a continuación.
"Querido Harry:
Moony y yo estamos bien, aunque el viaje hacia aquí fue más complicado de lo que esperábamos en un principio. El tiempo es muy agradable comparado con lo que dejamos allí, pero esto solo hace que os eche más de menos. Algún día podíamos venir aquí a pasar unas vacaciones.
¿Estás cumpliendo tu promesa? Cuida de Snivellius, que me figuro estará de un humor de perros, jajajajaja, de gatos mejor dicho.
Se cuidadoso, y obedece a tus mayores.
Padfood.
P.D.: Moony te envía un fuerte beso, y promete escribirte la próxima vez."
Sabía que no podía contarle nada más, pero con saber que estaban bien, a Harry le bastaba. Así que fue directo hacia pociones, con una sonrisa en la cara. Poco antes de llegar se cruzó con Ernie, que le sonrió pícaramente, y se lamió los labios a su paso. Ignorando todo esto, entró en el aula, esperando que Snape estuviera de buen humor.
-Bien, hoy trabajaran por parejas.
-¡Estupendo! – Exclamó una sonriente Hermione dando un saltito en su sitio.
-Me alegra que le guste mi idea, señorita Granger. – Dijo con sarcasmo el profesor. – Como son impares... señor Malfoy, ayude a que Potter no produzca un cataclismo.
-Si señor. Potter ven aquí.
-¿Por qué no vienes tú, te damos miedo?
-Potter, castigado esta tarde. 5 puntos menos para Gryffindor
-¿Qué? – Intentó protestar Ron
-10 puntos menos. Y como el señor Potter no vaya ahora mismo a sentarse con Malfoy...
-Vamos Harry – Hermione, aún con la sonrisa en la cara se levantó y ella misma le empujó hacia Draco y llevó sus cosas a saltitos. – No tenemos muchos más puntos para perder.
-¿Por qué está tan sonriente? – Harry miró a Draco, que también sonrió ante la ingenua pregunta.
-Mira a Ron, parece que él sabe el porqué. – Efectivamente, Ron sonreía.
-¿Tú lo sabes? – El rubio asintió, mientras comenzaba a poner el fuego y el caldero. – No me lo vas a decir ¿verdad?
-Juguemos. Yo te doy pistas, y tú esta noche me pagas una prenda por cada pista. – Harry sonrió – Tomaré tu sonrisa por un sí. Pregunta.
-¿Cómo sabes que es lo que pasa?
-Porque unos meses antes de que tú y yo empezáramos a salir... una chica me habló de ello.
-Entonces tiene que ver con... bueno con eso.
-¿Con? Como sigas partiendo tan fino, no vamos a terminar esta poción nunca.
-Con sexo
-Si, con sexo – Sus ojos grises brillaron – Ya me debes dos prendas.
Hermione se mostraba inquieta, aunque no se le borraba la sonrisa de la cara. Daba pequeños saltitos en la silla y se levantaba con cualquier excusa. Ron sonreía cada vez más, pero Snape no les hacia caso concentrado en releer por decimonovena vez, el papel que tenía entre sus manos.
"Maldita alimaña:
Que sepas, Serpiente, que eres lo que más detesto en este planeta. Que me alegro de que no estés ni a cien kilómetros de mí. Que todo lo que veo me hace agradecer el hecho de no tener que verte en mucho tiempo. Y que deseo que te ocurra todo lo peor. Estoy muy feliz de no verte por las mañanas, y de no tener que soportarte por las noches.
Intentaré insultarte todo lo a menudo que pueda, para así recordarte que estás prisionero en ese castillo, mientras yo recorro el mundo, y veo cosas que tú jamás podrás ni imaginar.
Tu más detestado compañero
P.D.: Aléjate de mi ahijado"
Sonreía cada vez que leía la carta, Sirius estaba bien y le echaba de menos, eso era lo importante. Las palabras que eligiera para decírselo eran lo de menos, teniendo en cuenta que estaban en guerra y en cualquier momento podían interceptar el correo. Suspiró y vio como Hermione se levantaba, otra vez, de su sitio, pero no le apetecía regañar a nadie, y ya había castigado a Harry, así que no tenía de que preocuparse.
-¿Tiene que ver con alguno de los juguetes que dimos a Ron?
-Si, Harry, es uno de ellos. Lo vas a descubrir más aprisa de lo que pensaba.
-No creo, no sé para que sirven la inmensa mayoría de ellos.
-Te lo cuento, pero a cambio, este fin de semana lo pasaremos juntos en La Polvera.
-¿Qué?
-Quiero que nos encerremos allí todo el fin de semana, pasar los dos días juntos... nunca hemos estado tanto tiempo solos. – "Y necesito que no sepas lo que pasa"
-Pero alguien puede echarnos de menos
-Ya pensaremos en alguna excusa. ¿Aceptas?
-Claro, todo tuyo dos días completos. – Sonrió mientras Draco aplaudía mentalmente, un problema resuelto.
-Bolas chinas – Dijo volviendo a concentrase en la poción
-¿?
-¿Recuerdas que entre los juguetes, había unas bolas metálicas?
-S
-Son las bolas chinas, se usan para hacer gimnasia con el útero, y de paso, cuando la chica se mueve, anda...
-Causan... - Una sonrisa pícara iluminó el rostro de Harry
-Exacto, un ligero estado de excitación, que no es tan fuerte como para que pierdan el control, pero que debe de ser bastante agradable. Por eso, Hermione busca cualquier excusa para ponerse de pie, dar saltitos...
-Vaya, que curioso. Por eso sonríe Ron, porque al terminar pociones, va a tener que terminar el trabajo empezado por las bolas.
-Si, supongo. Esto ya está. Dentro de unos 10 minutos hay que bajar el fuego y dentro de 10 más apagarlo.
-Y 20 minutos después, estaré cumpliendo un nuevo castigo. ¿Por qué me odia tanto? Pensé que mi relación contigo, y la suya con... le suavizarían.
-Severus no es tan influenciable. – "Si supieras que yo soy el causante de todos tus castigos esta semana... Los siento Harry, pero es por tu bien. Por el nuestro".
Mientras Harry se quedaba para cumplir su castigo, Draco se encaminaba hacia el antiguo aula de astronomía. Al llegar recordó que la última vez que había estado allí fue con su padre, confesando todo lo que pensaba y sentía. Por detrás notó como le abrazaban, y suavemente se deshizo del abrazo.
-¿Conseguiste a Potter, Justin?
-No, pero está al caer, no lo dudes. ¿Para qué querías verme?
-Tenía una sorpresa para ti. El que no debe ser nombrado me ha llamado a su presencia este fin de semana.
-Había oído rumores de que te echaba de menos, pero no pensé que tanto.
-Soy un Malfoy, no lo olvides... Bien, había pensado que era una buena oportunidad para ti, para irte enseñando lo que le gusta y lo que no.
-¿En serio? – Justin le miró con los ojos muy abiertos.
-Si, pero acabo de recibir la noticia de que tengo que ir solo, lo siento. Y siento haberte hecho venir para nada.
-Oh, vaya, de todas formas, muchas gracias... no esperaba eso de ti.
-Todo es poco para un futuro compañero. – Dijo con falsa modestia.
-Ojalá estuviera en tu lugar... como te envidio... el Gran Lord te llama...
-Pero no es posible que estés en mi lugar... - Acentuó a propósito las últimas palabras de la frase - Además, aunque hubiera un modo, es un privilegio al que no voy a renunciar ¿lo comprendes verdad?
-Claro que lo entiendo, yo haría cualquier cosa por ese privilegio.
-Es una pena que no me dejen llevarte. En fin... así es la vida. Avísame cuando Potter caiga. – Y se acercó hacia la puerta.
-Esto... ¿no podrías darme un adelanto? – Justin se acercó de nuevo al rubio. Draco lo pensó unos segundos, tenía que seguir el juego o todo se echaría a perder. Le agarró por la nuca y le besó, pero al contrario que el Hufflepuff, él no cerró los ojos, no quería concentrar sus sentidos en ese beso. – ¡Vaya! había olvidado cómo besas.
-Esto es solo el principio, el resto... tendrás que ganártelo. – Y con su peculiar sonrisa de medio lado, salió del aula.
El beso le había dejado un sabor amargo, pero lo olvidó en el instante en que vio a Ginny sentada en los escalones.
-No sé que es lo que has visto, pero no es lo que crees.
-¿Ah, no? Pues entonces explícamelo, porque no sé que más pensar del hecho de que estabas besando a Justin. – La pelirroja le miró con ojos de odio. Draco la cogió bruscamente del brazo y tiró de ella, Justin bajaba las escaleras.
-Escucha, no es nada malo, no le estoy siendo infiel a Harry – Dijo cerrando tras de sí la puerta del aula donde se habían escondido.
-No, solo estabas...
-No, por favor, créeme, Harry es lo único que me importa en este mundo. Lo que has visto... lo que estoy haciendo... es... por nosotros.
-Buen intento Malfoy, pero no veo en qué va a ayudar a Harry que te acuestes con otro.
-No, no, no me he acostado con él, y no lo haré... solo... confía en mi. Mira este fin de semana lo voy a pasar a solas con Harry, dame solo hasta el fin de semana, te prometo que yo le contaré todo y le explicaré todo. No es lo que crees, confía en mí.
-Dime entonces, de qué se trata.
-No puedo, de verdad, si pudiera decirlo ya lo sabrías. Dame solo una semana.
-Si el lunes Harry aún no sabe nada... se lo contaré yo. Pero te estaré vigilando muy de cerca Malfoy. No permitiré que le hagas daño de nuevo.
La pelirroja salió del aula dando un portazo. No le había creído, pero como buena Gryffindor, esperaría hasta el lunes como le había asegurado. "Maldita sea" pensó mientras se encaminaba hacia el aula de pociones para buscar a Harry que salía malhumorado.
-Estoy harto de sus castigos injustos
-Tranquilo, cariño, no es tan grave como parece – Sonreía intentando calmarse más a sí mismo que al propio Harry. - ¿Quieres que hagamos algo para distraerte? ¿Vamos a nuestro escondite? Te daré un masaje.
-Tengo mucho trabajo atrasado. Lo siento Draco. ¿Podemos dejarlo para esta noche?
-Claro, lo que tú quieras. – Le besó dulcemente y se separó, para ver como se iba antes de entrar él en su sala común.
Draco cumplió con su palabra, Harry cayó rápidamente en los brazos de Morfeo dejando al rubio con las ganas de un poco de juego. El martes, el castigo de McGonagall, le dejó tan agotado, que se quedó dormido en la biblioteca haciendo los deberes, por lo que Ron y Sesamus se lo llevaron a Gryffindor. Así que el miércoles, por la tarde, Draco había decidido que era su último día de abstinencia, además ambos tenían la tarde libre, solo tenía que esperar a que terminase el entrenamiento y Harry sería de nuevo solo suyo.
Estaba observando los progresos del moreno en su escoba, pensando en lo que iba a hacer esa noche...
-¿Mirando la presa, Malfoy?
-Justin, que sorpresa – Dijo con desgana - ¿Qué te trae por aquí?
-Tengo algo que proponerte.
-Cuéntame – Dijo girándose hacia él, perdiendo de vista al moreno.
-¿Si hubiese un modo de que yo me hiciera pasar por ti...?
-¿? – Draco elevó una ceja.
-¿Me dejarías ocupar tu puesto el sábado?
-¿A cambio de qué?
-¿Qué es lo que quieres?
-Tal vez... tu gratitud eterna, ya me entiendes – Torció la sonrisa indicando que lo quería a sus pies como a Crabe y a Goyle – Me hace falta gente lista como tu.
-Tienes mi lealtad si es lo que quieres.
-Está bien – Se giró de nuevo hacia el terreno de entrenamiento - ¿Cómo piensas hacerte pasar por mí?
-Esta mañana vi como el profesor Snape hacía poción multijugos, y pensé que era una buena oportunidad.
-Multijugos... muy listo. – "Severus, eres un genio. Gracias por allanarme el camino" – Y... ¿Piensas a robar a Snape?
-Ya lo he hecho – Con su mano derecha golpeó suavemente uno de sus bolsillos de su túnica. – Pero tendrás que darme unas clases para que no note mucho la diferencia ¿no crees?
-¿No habías mejorado? – "Oh, oh, creo que acabo de caer en mi propia red" Girándose de nuevo hacia Justin
-Si, pero no estoy muy seguro de algunas cosas... ¿Nos vemos después de la cena en el aula del otro día, vale? – Y sin tiempo a que Draco reaccionara, se fue hacia el castillo.
Durante la cena no pudo tragar bocado. Si no seguía el juego, Justin sospecharía y se echaría todo a perder, pero si lo hacía... "Harry, Harry, en qué lío me he metido. Solo espero que jamás te enteres de lo que voy a hacer esta noche" Miró hace Gryffindor y se topó con unos ojos verdes que lo miraban entre preocupado y divertido. A su lado, Ginny Weasley, le miraba con seriedad. La pelirroja había cumplido, pero le vigilaba con desconfianza, tendría que tomar muchas medidas de seguridad esta noche.
El cuerpo de Justin no era para nada tan apetecible como el de Harry. Su piel era más áspera y sus músculos estaban menos marcados. Aún así respondía con velocidad a sus caricias. El Hufflepuff, repetía todos y cada uno de los movimientos que Draco le enseñaba, no se le daba mal, pero era algo tosco, no sabía si eso lo podría solucionar para el sábado, pero en el fondo le daba lo mismo, tenían que descubrir el engaño, o si no todo esto no servía para nada. Aunque intentó cerrar los ojos e imaginar a Harry, como había hecho con el Lord, esta vez, su conciencia no le dejó hacer el juego, y le repetía una y otra vez "No es él, no es él. Estos no son sus besos, no son sus caricias. No es Harry".
Cuando todo terminó, se fue directo a la ducha, no quería oler a Justin. Quería estar limpio de nuevo. Se enjabonó tres veces, pero nunca le parecía estar lo suficientemente limpio, Harry lo notaría. "Harry, ¡que he hecho!" Se dejó caer por la pared hacia el pie de ducha, y bajo el agua rompió a llorar.
Le evitó el resto de semana, cosa que se vio favorecida por los castigos que tuvo que cumplir Harry, pero al final se vio atrapado, en La Polvera, en los brazos del moreno, el sábado tras la comida.
-Llevamos una semana endiablada, no hemos podido estar juntos, y cuando lo hemos estado...
-Estoy muy cansado, Harry.
-¿Draco? ¿Te pasa algo?
-No, solo que estoy cansado.
-Pero hoy es sábado, tú querías que pasásemos el fin de semana juntos... Llevas unos días evitándome.
-No, claro que no ¿por qué te iba a evitar? Vamos a pasar aquí encerrados hasta mañana, podemos tomárnoslo con tranquilidad.
-¿Tranquilidad? A ti te pasa algo, tú nunca estás tranquilo cerca de mí. – Empezó a besar su cuello, pero el rubio le alejó. - Voy a empezar a pensar que los rumores son verdad – Dijo inocentemente intentando que le dejase jugar con el lóbulo de su oreja.
-Rumores ¿qué dicen los rumores?
-Ernie me dijo que Justin y tú estabais liados. Fíjate que ton...te...ri...a ¿Draco? – El rubio había dejado de respirar.- ¿Draco? Me estás empezando a mosquear – Dijo soltándole y sentándose en la cama con gesto enfadado.
-Es una estupidez de Ernie, que no sabe como llevarte a la cama, y como Justin también te persigue, pues... ¿Por qué no dormimos un rato y luego...eh? – Dijo cambiando el tono de voz, de forma que Harry sonriera.
-Está bien. – Dijo mientras se descalzaba y se preparaba para meterse en la cama. - Pero que conste que no hemos estado juntos en toda la semana, y que Justin ha estado muy tranquilo conmigo. – Dijo quejándose con voz de niño pequeño.
Draco no dijo nada, y esperó impaciente a que se durmiera. Tenía que relajarse o lo echaría todo a perder, además ya estaba todo a punto de terminar. Mientras, Lucius se aparecía por la chimenea de Severus, y simulando no saber nada del cambio, cogió a su 'hijo' y desapareció.
Continuará...
Respuestas a vuestros comentarios.
Murtilla - Pues sí, escribo en slasheaven, donde también me dejaste comentario. Jajajaja, lo tuyo es vicio, jajajajaja.
Diabolik - Gracias, ¿y la dedicatoria, te gustó? S.
Cerdo Volador - Parece que soy la única a la que no le gustaba... en fin, vosotros mandáis. Como ya habrás visto, la historia se complica, yo no lo quería así, pero... Gracias por tu comentario. S.
Conacha - Pues sí, es cierto que no son así todas las relaciones, ni siquiera la mitad de ellas según dicen, pero soñar es gratis. Gracias por tu comentario. S.
