Perdón, perdón, perdón, perdón... Lo siento en el alma, pero la gripe (de nuevo) me ha tenido fuera de combate unos días, y luego tuve que recuperar las clases perdidas y los deberes… en fin, que vivo en una locura. Estoy deseando que acabe este año… XD.
Ya llegó el capítulo 18, os recuerdo que esta historia es para mayores 17 ¿vale?, en este capítulo hay VIOLENCIA, y VIOLACIÓN. Lo he suavizado todo lo que he podido sin estropearlo mucho, así que he puesto un aviso para las personas sensibles. Ya quedan 2 capítulos para terminar.
Dedicatoria para PATRICK BLACK, reciente adquisición y para ALYM, a ver si así se anima a dejarme más comentarios.
Ya sabéis que no gano nada con esto… que los personajes no son míos, etc.…
Lo que piensan van entre "comillas" y espero vuestros comentarios. ¡Ah!, las respuestas donde siempre.
Besos
S
Mi pequeño
Aunque cada uno seguía su vida con normalidad, ya era público que estaban juntos. No eran la típica pareja empalagosa que estaba todo el día comiéndose a besos por los pasillos, pero cuando se cruzaban en los pasillos, si que Draco le hacía algún arrumaco a su pareja, que meses después seguía sonrojándose si había público cuando recibía un beso o una caricia.
Seguían comiendo con los de sus casas, jugando al quidditch, yendo a sus respectivas salas comunes y manteniendo su intimidad en la Polvera, lejos de ojos indiscretos. Algunos les miraban con envidia, otros con indiferencia, y los menos con odio. Estos últimos preocupaban especialmente a Severus, que temía de la existencia de un nuevo espía en el colegio.
Colin cruzó el retrato de la señora gorda, y se dirigió hacia Harry.
-Malfoy, que te espera fuera, me ha pedido que te diga que tenéis que ir a las mazmorras al despacho del profesor Snape. Que ya han encontrado a su perro. ¿Habla en clave, verdad?
Harry se levantó de la silla, como empujado por un resorte, y dando las gracias salió disparado de su sala común, seguido por Ron, Hermione y Ginny. Draco estaba apoyado enfrente de la señora gorda, que lo miraba con la misma desconfianza que él a ella.
-A Snape no le va a gustar tanta gente.
-Hace mucho que dejó de preocuparme lo que le gusta o no a Snape – Dijo Ginny
-Tienes la lengua muy rápida para ser Gryffindor.
-Ya, no discutan más, vamos a ver a… vamos a las mazmorras. – Dijo Harry con cierto nerviosismo - ¿Cuándo han llegado?
-Exactamente no lo sé, 15 minutos más o menos, así que mejor que ralenticemos el paso, para que le de tiempo de saludar debidamente…
-¿Así que es cierto? – Hermione se puso frente a ambos parándolos en la escalera. – Tengo una sospecha desde hace tiempo… no sé… ¿me podríais decir…?
-No, Hermione. Se lo tendrás que preguntar a los interesados. – Cortó Draco.
-¿El qué? – Preguntó un despistado pelirrojo
-Venga, vamos… estoy deseando verlos, porque ¿Remus también está, verdad Draco?
-Si, está – Dijo arrastrando las palabras. No podía evitarlo, pero el licántropo le ponía de mal humor.
Dos horas después, el despacho de Snape seguía ocupado por los Gryffindor, Minerva, Sirius, Remus, Ron, Hermione, Ginny y Harry seguían charlando animadamente para disgusto del jefe de los Slytherin y su chico dorado.
-¿Es que no piensan cenar? – Refunfuñó Severus
-Pues ahora que lo dices… si que hay hambre – Exclamó Sirius ignorando la queja de su compañero - ¿Por qué no pedimos que nos suban algo desde las cocinas?
-Mi despacho no es una vulgar tasca donde se reúnen los amigotes para…
-No, cierto. Es un restaurante de lujo… - Sirius le agarró de los hombros con fuerza, obligándole a mirarlo - ¡Venga Severus! Anímate… pensé que te alegraría volver a verme vivo, pero por tu cara parece que me equivoqué.
-Eres un maldito manipulador Black
-Tengo el mejor maestro – Severus le miró entre sonriente y sonrojado, le hubiese besado ahí mismo si no fuera por tanto Gryffindor espiando a su alrededor.
-De acuerdo – Suspiró viéndose vencido.
La cena trascurrió de forma muy agradable. Además, a Remus le hizo mucha gracia ver como Severus y Draco se colocaban a su lado en la mesa, no es que no supiera el motivo, pero decidió hacerse el loco, había cosas que no se podían evitar.
-¡Al fin solos! – Exclamó Severus mientras abrazaba por detrás a su amante.
-¿Me echabas de menos? – Bromeó este abrazando los brazos que le abrazaban y dejando caer su cabeza hacia atrás.
-Mucho – Comenzó a besarle el cuello – muchísimo. Además, ya sabes que por aquí las cosas han estado revueltas.
-Sí, lo se – Cerrando los ojos – Pero parece que lo han arreglado.
-Tu chico se portó como un puto.
-¿Quieres que comencemos a discutir? – Dijo soltándose suave pero firmemente – El tuyo no puede presumir de ángel.
-No, pero me reconocerás que…
-Ya lo arreglaron, déjalo estar. Ahora están bien. 'El fin justifica los medios' ¿no es ese vuestro lema? – Comenzó a llenar la bañera y a quitarse la levita.
-Si, bueno, pero…
-No es tan buen lema cuando se es víctima en vez de verdugo ¿verdad?
-Tienes razón, la tienes, pero me reconocerás que no fue un comportamiento muy maduro.
-No, no lo fue – Se soltó la cinta del pelo – Pero es que tienen16 años, casi 17. Y están en un mundo que les obliga a ser más maduros que nosotros a su edad, piénsalo, éramos mucho más críos – Comenzó a quitarse las botas - ¿Me ayudas? – Pidió levantando la pierna para que Severus tirara.
-Si, supongo que sí – Dijo suspirando mientras le ayudaba con las botas – La guerra roba la infancia.
-Por eso… supongo que lo raro es que no se comporten así todo el tiempo. Gracias. – Se puso en pié y se deshizo de la camisa por la cabeza.
-¿Piensas bañarte solo?
-Oh, no… no me digas que has perdido mi calamar gigante de goma. – Le miró con los ojos muy abiertos mientras Severus asentía con cara de falso arrepentimiento haciendo reír a ambos – Yo no puedo bañarme sin mi calamar gigante. Ya mismo te metes en la bañera a sustituirlo… No, antes quítate la ropa mejor – Se quitó la ropa que le quedaba ante la hambrienta mirada del Slytherin.
-Pero ¿para qué demonios usas tú un calamar gigante? – Bromeo Severus mientras se quitaba a toda prisa la ropa para meterse en la bañera en la que Sirius empezaba a sumergirse.
-Ven y te lo muestro.
El agua estaba a la temperatura justa, y el aceite de eucalipto que Sirius le había añadido, hacía muy agradables las caricias. Severus recorría con su lengua y su boca el cuerpo de su amante, tan despacio que casi parecía una tortura, cada vez que rozaba sus pezones o su cuello le arrancaba gemidos más fuertes. Se hizo de rogar un par de veces, sabía que a Sirius no le gustaba pedir… pero le había dejado solo unos meses y eso lo iba a pagar caro. Al final cedió ante los besos y suplicas del Gryffindor y bajó despacio por su abdomen, para atrapar con la boca la erección de este. Con movimientos firmes comenzó a subir y bajar. Cada poco paraba para jugar con la lengua, haciendo que Sirius se mantuviera excitado, lo suficiente para no terminar demasiado pronto. Hasta que notó que el de los ojos grises, cambiaba de posición, obligándolo a colocarse debajo. Se colocó entre sus piernas y le elevó aprovechando el agua. Antes de que el profesor de pociones pudiera decir su nombre, había entrado ya en él suavemente, ya que el aceite había preparado ya el camino.
Sirius no era el típico amante brusco que daba grandes embestidas para atravesar a su pareja, al contrario, le gustaba entretenerse y cambiar constantemente de ritmo. Era muy paciente, y tenía un aguante envidiable, además, la postura que mantenían, propiciaba las caricias en las partes más sensibles de Severus, así que manejó en todo momento la situación lo que hizo que el momento se prolongara lo necesario para que Severus perdiera el control. Entonces, el animago se dejó ir.
Justin temblaba bajo las sábanas. Hacía rato que Voldemort se había dormido, pero el dolor no le dejaba conciliar el sueño a él también. Solo le reclamaba cuando estaba enfadado, y pagaba con él su ira, así que estaba lleno de cortes y moratones, hacía unas semanas que había perdido un ojo y unos cuantos dedos de la mano izquierda, que ahora sustituían unas prótesis. Estaba pagando un precio muy alto, además, habían matado a su padre… Volvió a llorar silenciosamente, no quería despertar a su compañero de cama y sufrir las consecuencias. Hacía unos días había visto a su antiguo profesor de pociones y sin que nadie se diera cuenta le había dado una nota de socorro, estaba tan desesperado, que si él no le ayudaba, al menos le traicionaría y le matarían. La muerte era mejor que esto. Pero el jefe Slytherin no había movido un dedo, ni a favor ni en contra y eso le había sumido en una profunda depresión, ¡cómo se le había ocurrido acudir a él que siempre fue cruel e injusto con los Hufflepuff! Y Draco… había sido listo el rubio… ¿habría conquistado ya al Gryffindor? La verdad es que deseaba que sí. Contrariamente a lo que pensaban los que le rodeaban en el harén, él no odiaba al rubio. La culpa de todo era suya, de su ambición desmedida, de no estar atento… de no ser lo suficientemente listo… no de Draco que se había limitado a jugar sus cartas.
Aguantó la respiración cuando notó que el Señor Oscuro se movía, y rezó mentalmente para que no estuviera despierto. Al rato volvió a respirar con normalidad, pero siguió sin poder dormir por el dolor de los golpes recibidos.
-¿Lo notas? – Dijo Draco distraídamente.
-Si… algo va a pasar – Harry miraba el techo Ninguno de los dos podía dormir.
-Ha durado poco la felicidad…
-Probablemente ataquen pronto.
-Si estuviesen preparando algo, lo sabríamos. Severus, mi padre… lo sabríamos.
-No necesariamente, lleva mucho preparándolo todo. Solo tiene que levantarse una mañana y dar la orden. No daría tiempo. Además, sospecha de Snape.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo sé. No te puedo explicar cómo, pero lo sé.
-¿Y de mi padre? ¿Desconfía de él?
-No sé todo lo que piensa, solo algunas sensaciones cuando ve a alguien, cosas sueltas. Cuando estás tú se descontrola, veo todo igual que si estuviese allí.
-Ummm. Se me ocurre una idea descabellada. ¿Se lo has dicho a Severus?
-Sí, le avisé. Aunque no me guste… Sirius me mataría.
-Hacen buena pareja ¿verdad?
-Bueno… si tú lo dices… ¿Qué idea descabellada se te había ocurrido?
-¡¿Cómo si yo lo digo?! Algún día reconocerás que hacen buena pareja – Le pegó un almohadillazo.
-Está bien, está bien. – Dijo riéndose – Aunque si me dejas elegir, Sirius es mucho más guapo.
-No, no puedes elegir. Al único que puedes mirar es a mí. Ni a Sirius, ni a Severus, ni a Remus…
-¿Remus? ¿quién dijo Remus? La verdad es que no había pensado en él, pero ahora que lo dices…
-No, no lo he dicho, no lo pienses… ¡Mírame! Solo puedes pensar en mí.
-Jajajajajaja. Solo pienso en ti, no te preocupes. – Le besó con suavidad. - ¿Me vas a contar lo de la idea descabellada?
-¿Eh?... ¡Ah! Si, había pensado en que ya que cuando el Lord me ve, se le olvida todo, pues mientras yo le distraigo, tú lo matas. ¿Te lo imaginas, jajajajajaja?
-Ummm, sí, te vestimos con velos, y mientras te los quitas… El problema es que yo me distraería también. Jajajajajajaja
-¡Eh! – Protestó el rubio dándole de nuevo con la almohada. – Ya te vale…
-Está amaneciendo ya, o te das prisa o llegarás tarde a tu entrenamiento.
-Voy – Dijo perezosamente. – Hoy tengo un día muy complicado, así que probablemente no nos veamos hasta la noche.
-Está bien, pero mira ver si te puedes escapar cinco minutos a medio día.
-Lo intentaré.
Pero no pudo, al medio día Harry no vio a Draco aunque se quedó en el comedor hasta que le echaron. Tampoco le vio por la tarde en la biblioteca, y los de su casa no supieron tampoco donde andaba, le habían perdido la pista después del entrenamiento.
Sonaban ya las doce, y Harry esperaba inquieto sentado en la cama. Por mucho que el rubio tuviera que hacer, ya era muy tarde, y en la cena no le había visto tampoco.
"Si al menos tuviera el mapa merodeador, sabría dónde demonios te has metido", la frente le empezaba a escocer… "¡Escocer!"
Salió disparado hacia las mazmorras. Cuando llegó a las puertas del despacho del profesor Snape, la frente le iba a estallar de dolor. Severus abrió muy molesto y dispuesto a lanzar un cruciatus al que le había interrumpido, pero paró en seco cuando vió a Harry de rodillas en el suelo, agarrándose la frente y con los ojos vidriosos.
-¿Potter? – Se agachó hacia él mientras Sirius se asomaba por detrás.
-Draco – Susurró – Ha… desaparecido.
Se llevó la mano a la frente mientras se intentaba incorporar. Unas manos le detuvieron y le colocaron la almohada en la que se apoyaba.
-¿Harry? Me duele un horror la cabeza, no sé con qué me he golpeado, pero…
--- Flash Back ---
El entrenamiento había sido muy divertido, más de lo esperado. El hecho de haber jugado todos los partidos oficiales, había provocado que todos se relajasen. Ahora jugaban para divertirse, no para ganar.
Al final, se había quedado recogiendo el material, y cuando llegó a las duchas se había quedado solo. En realidad lo había hecho apropósito, para disfrutar tranquilo del agua caliente. Dejó que este cayera por su cabeza y sus hombros, disfrutando de la sensación que le producía el aclarado. Luego, salió despacio envuelto en una toalla verde con el escudo de Slytherin, se inclinó para recoger uno de sus calcetines, cuando notó un golpe fuerte en su cabeza. Todo se volvió borroso. El suelo frío era todo lo que recordaba…
--- Fin del Flash Back ---
-No, Draco, no soy él. Probablemente te ande buscando.
-¡Justin! – Abrió los ojos de golpe, reconociendo al instante el sitio en el que estaba y con quién
-Tranquilo Draco, tranquilo.
-Aléjate. ¿Cómo he llegado aquí?
-No te muevas, el golpe que te dieron sigue abierto… El Lord mandó a buscarte…
-Justin… ¿Y mi padre? – Dijo dejando que le volviera a colocar en la cama.
-Hace días que no le veo. Creo que está de misión en Alemania. El Lord planea divertirse contigo antes de que tu padre te mate por traicionarle… Así que es cierto que le traicionaste por Potter.
-Ese fue mi mayor apoyo, pero no mi único motivo… no lo entenderías.
-Te equivocas… desde que estoy aquí encerrado he tenido mucho tiempo para pensar y entender. Fui un estúpido.
-… Justin… Sé que me odias y que te vas a reír por lo que te voy a decir ahora, pero… lo siento. Me enteré de lo de tu padre… en realidad, actué sin pensar en las consecuencias… no pensaba en… - Justin le puso la mano en los labios obligándole a guardar silencio. Draco notó entonces los implantes de la mano y el falso ojo, pero no dijo nada, sabía de sobra las respuestas.
-Jugaste como te habían enseñado… de todas formas ya da lo mismo, el pasado no se puede cambiar… Tranquilo, no te guardo rencor si es lo que te preocupa. Ahora… lo mejor es que descanses, te golpearon fuerte.
-¿Qué hora es?
-Cerca de las doce, creo.
Alguien llamó a la puerta, Justin se levantó y salió unos segundos. Cuando entró no traía cara de buenas noticias.
-Tengo que prepararte. Quiere verte ahora…. – Suspiró girándose hacia la cómoda para sacar algo de ropa – Pensé que te dejaría descansar esta noche…
-Eres un ingenuo, Justin. Dame lo que sea, total lo llevaré puesto poco tiempo. – Dijo algo enojado.
-¿No te vas a resistir?
-¡Estás loco! Claro que sí, pero sería una estupidez creer que le voy a convencer, seguro que tiene algo especial preparado para la ocasión… Solo espero que Harry no lo vea.
-¿Verlo?...
-¿Eh? Ah, no claro – Dijo intentando arreglar su metedura de pata – me refería a que no se entere… ¡Maldita sea! Espero que en Hogwarts le encierren bajo siete candados porque es capaz de venir a rescatarme sin nada pensado en la cabeza.
-¿Crees que vendrá? – Preguntó ilusionado mientras le entregaba unos pantalones de cuero negro y una camisa de seda gris perla.
-Claro que lo hará. Estábamos planeando como sacarte de aquí… leí la nota que le diste a Snape por casualidad y… ¡Vendrá! No te preocupes, vendrá a sacarnos, pero… espero que traiga algo pensado.
Los dos chicos fueron hacia las habitaciones privadas de Voldemort perseguidos por las miradas y burlas de los mortífagos que se encontraban en el castillo. Cuando entraron, vieron que les estaba esperando, sentado en su sofá, y con una copa de brandy en la mano.
-Mi pequeño… veo que volviste a casa.
-Más bien me trajeron. – Dijo escupiendo las palabras.
-No, no, no, Draco. Así no vamos bien… Veo que Potter ha sido una mala influencia para ti. Vamos a empezar otra vez, ¿de acuerdo?... Veo que volviste a casa…
-Esta no es mi casa – Volvió a escupir, retándole.
El Lord Oscuro se levantó ágilmente y le agarró del cuello. Le miró a los ojos y chascó los dedos. Dos mortífagos entraron a la señal y agarraron de los brazos a Justin que no se había ido ya que no había recibido la orden.
-Veo que aún no lo has entendido, pequeño. Vas a hacer lo que yo te diga y cuando yo te lo diga. Y lo vas a hacer con una sonrisa en los labios, porque si no… a cada negativa tuya, a cada mala respuesta tuya, a tu compañero le van a quitar una pequeña parte de su cuerpo… aun le quedan dedos, un ojo, orejas…
-Lo que ordene, mi señor – Dijo Draco asustado. Sabía que la amenaza iba en serio.
--- Bueno, a partir de aquí, cuidado ---
Voldemort lo soltó, y se dirigió de nuevo hacia el sofá. Cogió la copa y mientras bebía un sorbo, hizo un ademán con la mano. Draco cerró los ojos al escuchar el alarido de Justín, le habían arrancado el otro ojo.
-No sonreíste, Draco. Empecemos de nuevo – Dijo sentándose al fin – Veo pequeño que has vuelto a casa.
-Sí mi señor – Susurró suavemente, forzando la sonrisa.
-Ven aquí. Arrodíllate entre mis piernas, creo que hay algo que he echado mucho de menos.
Draco siguió sonriendo, mientras se preparaba. Respiraba profundamente para evitar las arcadas, empezó a besar el bulto que se notaba a través de la tela del pantalón. Con lentitud, comenzó a desabrochar la cremallera. Las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos, y casi no podía controlarlas, cuando le agarraron del mentón para levantarle la cabeza. Cerró los ojos para recibir el beso, la lengua que ahora entraba en su boca le recordó que no estaba en posición de hacer nada, al menos por el momento… "tal vez con el regreso de Lucius… o Harry". Le soltó y le indicó que siguiera con su trabajo, cosa que hizo.
Antes de llegar al fina, empujó al rubio sobre la alfombra. Draco notó de nuevo las correas en su cuello, sus muñecas y sus tobillos, volvía a ser su juguete. Le miró con odio, cuando escuchó un crujido y de nuevo el chillido de Justin.
Sonrió instantáneamente viendo como su ropa desaparecía, y se dio la vuelta poniéndose a cuatro patas. Le agarró del pelo, obligándole a levantar la cabeza y sin aviso ni preparación, se introdujo en él.
-Es una lástima que tu padre tenga que matarte. – Susurró en su oreja - No va a ser fácil sustituirte, pequeño. No debiste traicionarme, no debiste dejarme por otro… ¿Tan bueno es? ¿Es mejor que yo? Conmigo lo podías haber tenido todo, fuiste un estúpido... Responde Draco ¿por qué él?
-Porque le amo – Sintió como los embates paraban en seco unos segundos, para volver a empezar de nuevo.
-¿Amor?... Gran estupidez, gran error… ¿Él te ama? Entonces creo que… pronto volveréis a estar juntos… solo que bajo tierra.
--- Podéis seguir desde aquí ---
Sonaron las campanadas de algún reloj lejano.
Mientras le penetraba una y otra vez, Draco dejó escapar las lágrimas que llevaba horas ocultando. Los gemidos de Justin se oían de fondo, y Harry, espectador no invitado, se abrazaba a su padrino con desesperación.
Remus corría por todo Hogwarts, hacia el despacho del director y Severus, con el corazón encogido escuchando lo que les relataba el Gryffindor, calentaba poción para dormir sin sueños para el chico, y café fuerte para los adultos. La noche iba a ser larga.
Continuará…
¿Final feliz, o triste con esperanzas?
Respuestas a vuestros comentarios:
Patrick Black – Siento la demora, ya debería estar terminada, pero la gripe me frenó en seco… en fin, que le voy a hacer. Bueno, espero que te haya gustado el capítulo ya que te lo dediqué. Ah, y no entiendo bien, ¿qué es lo que no te gusta de estas historias? ¿el slash? En fin, para todo hay gustos… jajajajajaja. Tranquilo que queda poco. S.
Cerdo Volador – Tranquilo/a, gracias por dejarme el comentario, jajajaja, no hace falta que te disculpes, en todo caso yo por pedigüeña, jajajajaja. Lucius es un gran actor… mucho más de lo que os imagináis, pero adora a su hijo… y Voldie… aún tiene que pasar algo más, como ves. Gracias de nuevo. S.
Tomoe 69 – De nada. Yo también lo hubiera botado, pero… en fin, al menos sufrió en sus carnes la desesperación de su pareja. Es una situación difícil, yo también la pasé. Gracias por tu comentario. S.
Diabolik – Sé que no te gusta que haga sufrir a Draco, pero… él es el favorito, así que espero que no te enfades por este capítulo. Sí, me gusta G. García Márquez, no me digas que no se notó jajajajajaja. Gracias por tu comentario. S.
Tere Potter - ¿Cómo anda tu papá? Espero que haya mejorado mucho. Yo llevo un año malísimo de gripes y enfermedades en la familia, estoy hasta el moño, en serio. Gracias por acordarte de mi y de mi fic. S.
Conacha – Dicen que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma opinión. No es que invirtieran los papeles. Draco lo hacía por placer, y Harry por despecho, que no es lo mismo.
