Entrenador de Híbridos en Halkeginia
Que Pachuca por Toluca, aquí su autor mexicano favorito o intento de autor, ¡Estoy de vuelta!, después de un largo… largo tiempo viene con la continuación de esta historia que, aunque me duela admitirlo abandone por falta de ganas, pero gracias a Dios ya estoy preparándome para volver también con el resto de mis historias, por ahora para aquellos que aún siguen aquí esperando capítulos les agradezco por todo, ya que ustedes me motivan para seguir adelante, ahora deben saber que aunque no escribía nada me encontraba trabajando en unos diseños para personajes así que si gustan verlos los podrán ver en mi Devianart próximamente, ahora amigos me despido de ustedes y espero poderlos ver pronto en un nuevo capítulo, cuídense chicos, comenten que les ha parecido el capítulo y compártanlo con sus amigos, y como siempre digo al final, ¡Ahí los Vidrios!
Capítulo 26:
La iglesia, un lugar donde el amor y la paz debían reinar, ahora se encontraba bajo ataque, desde la traición de Wald oleadas de rebeldes habían intentado entrar para asesinar al príncipe y a todos los que se hallaban adentro, muchos de ellos habían sido derribados gracias a la guardia que custodiaba al príncipe; los arqueros y balistas apuntaban a las cabezas de los rebeldes mientras la guardia tomaba la delantera acabando con los enemigos rápidamente, esta escena parecería buena ya que las fuerzas reales parecían ganar por experiencia, pero las masas de los rebeldes eran mayores.
Durante las primeras dos horas el príncipe lidero a sus fuerzas para defender el recinto pero todo lo que logro fue que uno de los rebeldes en un ataque sucio lo hiriera de un brazo a punto de espada con el brazo desangrándose y viendo como muchos de sus guardias empezaban a caer el príncipe ya había dado la batalla por perdida; hasta que el cuerpo de una criatura había caído en medio del campo de batalla levantando una gran polvareda que al acentuarse revelaría a Matilda quien harta de esperar dentro de la iglesia cuidando la retaguardia había venido en auxilio del príncipe quien con una sonrisa y con dos de sus guardias guiándolo regresara a la seguridad del recinto.
Los rebeldes al ver que una simple bestia como esta había aparecido en medio del campo de batalla pensarían que no importaba que fuera lo que saliera de la iglesia, ellos sí o sí lograrían acabar con ellos ya sean superándolos por números o por fatiga; así que varios de los rebeldes inexpertos se lanzarían de lleno contra Matilda; la raptora afilaría su vista cuando se lanzaría contra ellos con las garras al frente; los gritos y la sangre de estas pobres almas llenarían de miedo los espíritus del resto de los rebeldes quienes verían horrorizados la cara de la raptora que cubierta con sangre de sus víctimas caminaría sobre uno de los cadáveres para con su fuerza aplastar su columna produciendo el efecto que ella quería dar.
Matilda: "¡Soldados rebeldes, escúchenme! ¡Si desean conservar su vida se largarán en este instante, de lo contrario yo misma me encargare de acabar con todos ustedes como lo hice con sus amigos!" lo recalcaría clavando su garra pesada en el cráneo de un cadáver.
Muchos de los rebeldes presos del miedo soltarían sus armas y saldrían huyendo del lugar devuelta a la seguridad de los árboles, mientras que otros se quedaban juntos tomando una formación defensiva, la raptora sonreiría al ver que su amenaza había funcionado demasiado bien; hasta que vería como de donde habían salido los primeros rebeldes llegarían soldados reales, con armaduras fuertemente reforzadas y armamento especializado para la guerra.
Matilda: "Maldición ¡Soldados de Gales, no flaqueen y guarden sus posiciones!".
La guardia, aunque confundida le harían caso y se pondría en guardia en una formación de flecha que dirigiría Matilda; los rebeldes viendo la decadencia de su formación tomarían su oportunidad y se lanzarían contra ellos con un grito de guerra que retumbaría por toda la zona:
Rebelde: "!Mátenlos a todos¡"
Ambos bandos chocarían con furia, siendo Matilda la que lideraba la batalla; durante el plazo de tres horas la batalla rugió furiosamente, los nuevos rebeldes demostraron ser más hábiles que los primeros al dejar ver una mejor formación militar y mejores estilos de combate que la guardia, en muchos casos la guardia se veía abrumada al ser atacados desde muchos ángulos, otros fueron asesinados a traición por la espalda u otros muchos fueron acribillados por balas de mosquetes, mientras Matilda hacia todo lo posible por mantener tanto a salvo a la guardia como mitigar las hordas de enemigos lo mejor posible, pero a costa de enormes heridas en sus costados, heridas en su cara y algunas flechas y marcas de balas en su espina dorsal.
En la actualidad
Con el sol ocultándose detrás de las colinas y montañas cercanas la batalla parecía estar por culminar, por suerte a favor de Matilda y la guardia, ya que parecía ser que solo quedaban 20 o un poco más de rebeldes por acabar, pero no sería fácil, se notaba que estos eran recién llegados y con todas sus fuerzas mientras que Matilda y el resto de guardias habían estado batallando por horas sin descanso.
Guardia 1: "¿Qué hacemos ahora?" respira profundamente "No creo poder seguir con esto".
Matilda: "Lo que hemos hecho hasta ahora, seguir luchando y no retroceder".
Los rebeldes se lanzarían contra ellos, pero Matilda con su velocidad taclearía a la mayoría con su cuerpo dándole la oportunidad de atacar a dos cercas de ella, a uno le pisaría la cabeza y con su garra pesada la atravesaría mientras con el otro el rebanaría el cuello, los otros rápidamente serian atravesado por la guardia ya sean con sus lanzas o espadas, mientras que otros que lograron ponerse de pie serian acribillados con las ultimas flechas de los arqueros y balistas; con el ultimo respiro del ultimo rebelde todos por fin podrían dar un suspiro de cansancio.
Matilda: "Buen trabajo muchachos, dieron lo mejor de ustedes hoy, por fin pueden descansar".
La guardia caería al suelo exhausta, algunos se quitarían los cascos para dejar respirar su piel totalmente empapada de sudor, mientras que otros se ayudaban entre sí para regresar a la seguridad de la edificación detrás de ellos, Matilda les sonreiría al ver que con su ayuda había logrado salvar a la mayoría del pelotón, pero pronto su sonrisa desaparecería al ver a su alrededor, los cadáveres inundaban la zona, tanto de aliados como enemigos, los troncos en la lejanía dejaban ver las quemaduras y los impactos de bala que volaron, y no muy lejos de la entrada a la iglesia podía ver los restos quemados de un troco que fue usado horas antes como un ariete.
Matilda: "Y es por esto que Alfa nos mostró la dura crueldad de la guerra en casa; no se la desearía ni a mi peor enemigo".
La raptora estaba por unirse con la guardia cuando su estómago rugiría, ella intentaría ignorarlo y seguir avanzando, pero su organismo la seguiría traicionando sonando aún más fuerte, no había comido desde ayer y con esta dura batalla y su cuerpo totalmente exhausto necesitaba más que nada el alimento, ella sabía que dentro de la iglesia no podría comer lo suficiente así que sin querer miraría el cadáver de uno de los rebeldes que ella había abatido, estaba completo y la descomposición no había hecho mella en él, se le hacía agua a la boca al verlo, no quería tener que hacerlo pero en situaciones extremas se requerían soluciones extremas, acercándose al cadáver la raptora cortaría con sus garras un brazo y seguiría con el otro rápidamente, después mordería la pierna derecha y la arrancaría de un tirón; la guardia miraría eso y no estarían seguros que decir, sabían que Matilda era un animal y que necesitaba el alimento y también que ella fue la que los salvo varias veces, pero también sabían que si la molestaban podrían terminar como el cadáver.
Matilda: "Lamento que tenga que ser así, pero necesito tu cuerpo para poder cuidar a los míos".
Con estas palabras la guardia notaria que esto no era tampoco del agrado de la raptora, una vez con las partes del cuerpo despedazados los tomaría entre sus manos y boca y se metería a la iglesia donde en un rincón se acomodaría y empezaría a masticar la carne de uno de los brazos, durante algunos minutos el lugar estaba en un silencio incomodo con los humanos arrinconados en una esquina mientras la raptora estaba en la suya; ninguno de los humanos se sentirían cómodos al ver a Matilda comer los miembros humanos y preferirían quedarse al margen, pero uno de ellos viendo que esto podría afectar en demasía con la moral de sus compañeros tomaría valor y se acercaría a ella y trataría de hacer una conversación con la raptora:
Guardia 2: "Oye…los muchachos y yo hemos hablado y… queremos decirte que estamos en deuda contigo".
Matilda: traga un pedazo de carne "No tienes por qué agradecerme, somos compañeros en esto y tenemos que cuidarnos los unos a otros".
Guardia 2: "Lo sé, pero aun así no queda de más".
La raptora le sonreiría y volvería a lo suyo hundiendo sus dientes en su carne, por un minuto un silencio incomodo aparecería y Matilda no siendo una tonta sabía que este humano tenía más que decir pero que de uno u otra forma no podía expresarlo, así que suspirando le respondería:
Matilda: "Muy bien niño, ya dime lo que quieres decirme".
Guardia 2: "Yo no soy un niño".
Matilda: "No tienes por qué mentirme, por los aromas que secretas puedo decir con seguridad que no tienes más que 17 o 18 años".
El guardia asombrado por la exactitud de edad no le quedaría otra que quitarse su casco dejando al descubierto a un joven pelicastaño, su mirada decía que esta batalla le había afectado más de lo que cualquier cosa podría al dejar ver sus ojos inyectados de sangre y con unas enormes ojeras, pero parecía que de alguna manera lograba ignorar sus males y sonreiría sinceramente.
Guardia 2: "Si… tienes razón, tengo 17 años".
Matilda: "¿Por qué tu estas aquí?, eres demasiado joven para desperdiciar tu vida en esta absurda batalla".
Guardia 2: "Mi padre era amigo del padre del príncipe, y gracias a el logro ponerme en una posición donde podría salir beneficiado y no tendrá que ponerme en riesgo, jeje, pero parece ser que esto termino al revés".
Matilda: "No lo dudo, pero entonces… déjame preguntarme otra cosa, ¿Por qué sigues aquí cuando tuviste la oportunidad de huir?, logre verte durante la batalla cercas de uno de los caballos y con camino libre para huir".
Guardia 2: "Supongo que es… sonara cliché, pero fue porque no podía abandonar a mi amigo".
Matilda: "¿Hablas de alguno de los otros guardias?".
Guardia 2: "No, ellos son compañeros de trabajo… me refiero al príncipe Gales".
Esto haría prestarle completa atención, esta historia la había escuchado muchas veces en los cuentos y fanfics que escuchaba de parte de Evelyn, pero el verlo en persona podría ser un evento sin precedentes que definitivamente querría escuchar su niña en casa, así que siguiéndole la conversación procedería a preguntarle:
Matilda: "¿Cómo rayos pudiste convertirte en amigo del príncipe?",
Guardia 2: "Fue algo planeado, mi padre tenía la idea de que yo teniendo una edad similar al del príncipe podría estar con él desde joven y de alguna manera poder influir en el para cuando fuera coronado pudiera tener poder sobre algo en algún futuro".
Matilda: "Y supongo que lo lograron".
Guardia: "Si… pero con lo que no contaba mi padre fue que al estar con el príncipe durante 5 años hizo que ambos nos conociéramos, nos divirtiéramos y estuviéramos juntos tanto en las buenas como en las malas, y de una u otra forma con el tiempo olvide esa misión y decidí realmente proteger a mi amigo con mi propia vida".
Matilda: "Jeje, me alegra saber que al final conseguiste más de lo que esperabas".
Guardia 2: "Podríamos decirlo así; pero creo que ya nos fuimos demasiado lejos de quería iniciar la plática".
Matilda: "Jajá tienes razón, ahora si dime, ¿Qué es lo que querías preguntarme?".
Guardia 2: "Si… es sobre lo que dijiste afuera".
Matilda: "¿A qué te refieres?"
Guardia 2: ""Lamento que tenga que ser así, pero necesito tu cuerpo para poder cuidar a los míos" esas fueron tus palabras".
Matilda: "Ahhh eso… pues, aunque no lo creas, no disfruto el comer carne humana, puedo luchar contra ellos y quitarles la vida… pero solo en defensa propia o de mi familia; el comerlos… no está en lo mío, porque fui criada por uno".
Guardia2: "¿Y esa fue la chica de pelo rosa no?"
Matilda: "Ya quisiera esa niña, no, el que me crio fue Arturo, mi Alfa, él nos acogió a mí y a mi hermano Ruffus y fue de el quien aprendimos todo, digamos que es como nuestro padre".
Guardia 2: "Ya veo, así que puedo decirles a mis compañeros que pueden descansar sin miedo a que nos comas".
Matilda: "JAJAJA Si entendí tu chistecito, sí, puedes decirles que no comeré sus dedos mientras duermen".
Los guardias que estaban escuchándolo todo se secarían el sudor de sus frentes y se sentarían en algunos de los bancos que todavía estaban en pie, con esto y una sonrisa se despediría de la raptora y se reuniría con ellos, pero la raptora lo detendría a medio camino para preguntarle:
Matilda: "¿Cuál es tu nombre soldado?"
El Guardia dando media vuelta y mirándola directamente a los ojos le respondería con una sonrisa:
Guardia 2: "Mi nombre es Beltrán".
Y con esto Beltrán se retiraría, Matilda sonreirá antes de seguir masticando su carne, media hora después la raptora ya con el estómago lleno se pondría de pie y marcharía hacia la parte trasera de la iglesia; saliendo por la puerta de madera se encontraría con el patio donde había luchado con Wald y aquel hombre de mirada aterradora, durante unos segundos recordaría ese momento hasta que recordaría a Louise siendo apuñalada por el mago, ella avanzaría por el camino hasta quedar frente a una mancha ya seca de sangre, la misma sangre de la persona que se supone debía proteger había derramado, Matilda se sentiría molesta; no con Wald el maldito traidor, sino consigo misma por no poder cumplir con esta tarea, dentro de su cabeza veía a Arturo devastado por la pérdida de su amiga y todo por su incompetencia a lo que solo pudo responder con un suspiro.
Gales: "Si buscas a tu ama, ella está en la enfermería".
La raptora voltearía a ver al príncipe quien se encontraba saliendo de su habitación, ella lograría ver como su brazo ahora estaba vendado, además de ver una herida apenas cicatrizando en su mejilla derecha.
Matilda: "Se dónde está ella, estoy en camino a verla".
Gales: "Lo sé, pero quería llamar tu atención de alguna manera".
Matilda: "¿Y que querías hablar conmigo?".
Gales: "Quería agradecerte por todo lo que estás haciendo hasta ahora, el que luches con nosotros en esta batalla que no es tuya nos ha brindado de una gran ayuda".
Matilda: "… Solo lo hago porque Louise está aquí y ustedes la están cuidando".
Gales: "Podrás decir lo que quieras, pero puedo decir con seguridad que no solo es por eso, vi como protegías a Beltrán en la batalla, buscabas su seguridad y la de los más jóvenes sobre la tuya propia, y si no me crees todas esas heridas en tu cuerpo o esas flechas o agujeros en tu espina lo delatan".
La raptora miraría dichas heridas y flechas, y por un segundo dejaría ver un sonrojo de vergüenza, pero pronto se lo sacudiría y avanzaría para evitar que el príncipe la siguiera poniendo en vergüenza frente a la guardia que miraba todo desde atrás del marco de la puerta.
Gales: "…Deberías ir a que te curen esas heridas, no podrás aguantar mucho si sigues así".
Matilda: suspira "Ya lo sé, pero si dejo que me curen los médicos no podrán seguir monitoreando a los soldados heridos… además de alejar a los más importantes de Louise".
Gales: "Si tienes razón, pero si no lo haces también nos pondrás en peligro al resto, tu eres nuestra fortaleza en este momento y si te llegamos a perder nosotros te seguiremos".
Matilda: se detiene lo voltea a ver "Nunca permitiré que eso ocurra".
Y así la raptora se perdería de su vista adentrándose en la estructura hasta dar a una habitación donde varios médicos atendían a al menos una docena de guardias caídos, algunos con heridas de seriad mientras que otros solo eran unas cuantas heridas superficiales, pero ellos poco les importaban ahora, ella pasaría entre ellos hasta quedar frente a una cama, cama donde se encontraba Louise acostada, con la camisa abierta mostrando un gran vendaje que cubría su pecho dejando resaltar una gran mancha roja que era un recordatorio de lo sucedido horas atrás, la raptora se acercaría por un lado hasta quedar a un lada de su cabeza para proceder a acariciarle el cabello, Louise al sentirla lograría abrir un poco los ojos, viendo a la raptora que al percatarse de su conciencia se alejaría un paso y con una sonrisa la vería.
Louise: "Ma…Matilda…".
Matilda: "Me alegra ver que sigas con vida mocosa".
Louise: "Perdona… por ser… una carga para… ti y el prin-" tose sangre.
Matilda: "Sera mejor que descanses, si te llega a pasar algo Alfa se va a enojar mucho conmigo".
Louise: "Jaja… Arturo lo haría".
Los pensamientos de Louise llegarían como un camión de carga, ya que recordaría como flashes la sonrisa de su familiar, las lágrimas de este y de cómo lo había dejado atrás provocando que las lágrimas de la pelirosa brotaran, con su brazo intentarían ocultarlas, pero su voz entrecortada la delataría.
Louise: "Arturo… SNIFF… ARTURO… que idiota que fui… SNIFF… tenías razón… ¡Tenias toda la razón!... y jamás podrás escucharlo de mi… ¡TENIAS TODA LA MALDITA RAZÓN!".
Matilda: "Mejor guárdate esas palabras, porque definitivamente Alfa va a quererlas escuchar".
La pelirosa escuchándola trataría de quedarse callada, pero su corazón no dejara de sentir ese dolor, Matilda viendo que no se recompondría tan fácilmente acurrucaría su cabeza contra la de ella como si de un gato se tratase, Louise se sorprendería por el actuar de la raptora; ella siempre había sido la más roñosa con ella, no aceptándola y tratando siempre de alejarla de Arturo, pero ahora la estaba tratando de consolar, así que aceptando su compañía le abrasaría la cabeza y la acercaría a ella derramando todos sus sentimientos en ella.
Mientras tanto con Arturo y Ruffus
Avanzando a gran velocidad Ruffus recorrería las entrañas del bosque esquivando los árboles y saltando los troncos caídos, rastreando el aroma de Louise lo mejor que podía, mientras tanto sentado sobre su lomo Arturo preparaba sus piolets, no sabía si tendría que luchar para poder llegar a Louise y no iba a correr el riesgo de confiarse.
Arturo: "Ya falta poco, solo un poco más Ruffus"
El hibrido asentiría y seguiría corriendo sin detenerse hasta que frenaría de golpe y se escondería en la copa de los árboles, Arturo le seguiría la corriente y guardaría silencio al ver como lo que parecían ser dos soldados pasaban por la zona junto a cuatro personas que podría identificar como plebeyos, por un momento pensó que lo más probable era que estaban siendo raptados por los guardias así que junto a Ruffus estaban preparándose para atacar, pero pronto vio como aquellos hombres compartían espadas y flechas cosa que le quito la idea de hacerse ver, así que esperarían a que se fueran para que con el hibrido bajarían del árbol y avanzara contrariamente a donde se fueron esos hombres.
Arturo: "Lo que nos faltaba, Wald de seguro ya hizo su movimiento y ahora están vigilando la zona, habrá que tener más cuidado ahora Ruffus".
Ruffus sabía a lo que se refería, así que con su camuflaje activo avanzaría por un par de minutos antes de desacelerar y detenerse poco antes del límite del bosque, Arturo siendo el más pequeño de los dos se aventuraría hasta donde la maleza llegaba y con sus binoculares vería como lo que parecía ser una iglesia era reguardada por tres guardias armados con lanzas y en el techo habían dos arqueros y un balista vigilando, decidiendo hacer un reconocimiento de área este rodearía la estructura usando el bosque como cobertura notando como el lado derecho de la iglesia era el menos vigilado, además de contar con paredes fortificadas de tres metros de alto, al ver las posibilidades y de que probablemente hayan más soldados dentro tomaría una estrategia que ya había usado anteriormente, con un asentimiento mutuo humano e hibrido se separarían dejando al hibrido hacer la fase inicial, la distracción; al estar nuevamente frente a la entrada el hibrido se camuflaría con la pigmentación de la maleza para seguidamente tomar una de las piedrecillas del suelo; este la sopesaría con la mano antes de lanzarla al aire y con su cola batearla, la piedra volaría rápidamente y en dirección hacia uno de los arqueros que al no darse cuenta a tiempo recibiría el impacto con la frente cayendo de espaldas inconsciente, sus compañeros preocupados alertarían al resto de la guardia cosa que sacaría una sonrisa en Ruffus que no quedándose quieto seguiría avanzando de un lado al otro tomando piedras para seguirlas lanzando fallando intencionalmente, los guardias se resguardarían pensando que era un ataque a distancia de varios rebeldes.
Arturo al escuchar el alboroto del frente saldría de su escondite y con Piolets en manos empezaría a escalar lo más rápido posible para detenerse y ver por encima de la pared, dentro era un caos ya que la guardia restante saldría corriendo para hacer refuerzo; ya sin nadie a la vista Arturo brincaría la barda y caería de pie al otro lado sintiendo desde sus pies a la columna el impacto, era una sensación incomoda, pero nada que no podría soportar.
Arturo: "Bien, aquí vamos".
Arturo empezaría a correr por la zona revisando minuciosamente las habitaciones que encontraba y se escondía de las personas que pasaban, por unos buenos 3 minutos nada ni nadie lo habían visto hasta que por un descuido suyo un guardia que justo salía de una de las habitaciones lo vería y por una fracción de segundo el habría grito de no ser porque Arturo le taparía la boca y entraría con él a la habitación.
Gales quien se dirigía rápidamente al frente de batalla escucharía el alboroto dentro de una de las habitaciones, por un momento pensaría en ignorarlo y seguir adelante cuando escucharía el grito de uno de sus guardias, así que con valor el príncipe desenvainaría su espada y de una patada abriría la puerta viendo una imagen que no desearía, su guardia estaba atrapado en la llave de un sujeto que él no conocía, su arma se entraba tirada en el suelo mientras que el atacante tenía dos espadas extrañas amarradas a su cintura, pero dejaría de analizarlo cuando escucharía el ultimo respiro del guardia, el atacante lo dejaría en el suelo y desenvainaría sus armas preparado para enfrentar a este nuevo enemigo.
Gales: "¿Quién rayos eres tú?".
Arturo: "Eso no te importa, ¿Dónde está Louise?".
Gales: "No dejare que llegues con ella"
Arturo: "Entonces no me dejas más opción que pasar yo mismo a buscarla".
Gales: "Sobre mi cadáver".
Ambos contrincantes caminarían alrededor de la habitación analizándose minuciosamente; Arturo vería como este sujeto era definitivamente alguien de la nobleza así que seguramente sabría usar su espada con grandes habilidades de esgrima; mientras Gales vería al intruso como algún plebeyo así que probablemente pelearía salvajemente, pero al observarlo mejor vería que portaba un uniforme militar de algún tipo muy diferente a los que había visto en su vida, pero lo curioso era el enorme agujero en este a la altura de su estómago así que supondría que tendría una ventaja por estar herido, cosa que también beneficiaba a Arturo al verlo con una venda en su brazo.
Gales sin esperar más daría el primer paso ofensivo intentando dar una estocada directo a la cara, pero Arturo usando uno de sus piolets lo bloquearía mientras con el otro intentaría lo mismo haciendo retroceder al príncipe, con la distancia dado este activaría sus sancos y de un salto lograría dar un corte giratorio cortando un poco del cabello rubio de Gales quien tomando represalias intentaría cortar su brazo, pero sentiría como si hubiera chocado metal contra metal.
Arturo: "Buen intento, pero tus espadas no son nada con los colmillos… ¡de mi manada!".
Y con una patada impulsada con sus zancos lo haría chocar contra la pared, Gales se estaba recomponiendo cuando Arturo lo inmovilizaría usando sus piolets contra su cuello.
Arturo: "Si sabes lo que te conviene te rendirás y me llevaras con Louise".
Gales: sonríe "Si esto me detuviera ya habría muerto hace mucho".
Arturo: "No te hagas el valiente y pierdas tu vida de esta manera".
Gales: "Eso mismo te diré a ti".
Arturo sentiría como algo le estaba picando el estómago, y cuando lo vio saltaría inmediatamente fuera de su rango, ese algo era la varita mágica del príncipe que empezaría a brillar, el chico de una patada levantaría una mesa de la habitación para lanzársela, pero el príncipe hábil en su magia dispararía una bala de viento destruyéndola en mil pedazos, Arturo al ver esa magia tomaría uno de sus piolets y lo lanzaría a su cara pero sería desviado a un lado, grave error del príncipe cuando en una fracción de segundo Arturo lo habría logrado atrapar por el cuello de su camisa y con un movimiento de yudo lo derribaría al suelo; el golpe lo haría quedar sin aire pero no quedándose quieto y con habilidad lograría girar en el suelo barriendo sus pies y tumbando a Arturo también, ya en el suelo y con sus respectivas armas en lados opuestos de la habitación empezarían a forcejear en el suelo golpeándose la cara a puño limpio y cambiando de posición de arriba o abajo, Gales se estaba cansando mientras Arturo estaba mejor que él, se notaba la diferencia entre los dos y de un momento a otro el pelinegro le daría un cabezazo al príncipe desorientándolo lo suficiente como para apoyar sus piernas en su estómago y activar sus zancos lanzándolo contra el techo que crujiría antes de que callera de boca al suelo.
Arturo: "¡Suficiente! Será mejor que te rindas si no quieres terminar muerto".
El príncipe, aunque golpeado y débil se pondría de pie y viendo su espada y la del guardia cercas las tomaría y se pondría en guardia, Arturo quien vería su convicción y tenacidad tomaría su ejemplo en guardia respetando la valentía de su oponente.
Gales: "No permitiré que la toques… ella está bajo mi protección y si quieres llegar a ella será sobre mi cadáver".
Arturo: "Aunque admiro tu valor no puedo creer que alguien como tu este con ese hombre".
Gales: "¡Si te refieres a mi padre esto no tiene nada que ver con él!".
El príncipe se lanzaría contra Arturo que esperaría quito hasta que las espadas empezaban a cortar el aire en dirección a su cara donde levantaría sus brazos dejando que sus protecciones metálicas recibieran el daño para inmediatamente de un puñetazo lo desequilibraría lo suficiente para dar una marometa y tomar sus piolets.
Arturo: "Ya veo, ¡así que eres el hijo de ese bastardo de Wald!".
Gales: "… ¿Qué?".
Arturo: "Y si crees que tu o alguien más en este lugar lograra detenerme para rescatar a Louise están muy equivocados porque eso no pasara ¡Porque no moriré hasta haber rescatado a Louise de sus MALDITAS GARRAS!".
CONTINUARA…
