Muchas personas se sienten relativamente bien con su cuerpo; como máximo, piensan que estarían mejor con otro tipo de pelo, con más o menos kilos encima, o con un cuerpo más musculado.

Sin embargo, otras notan como si su identidad no encajase con su cuerpo, debido a que se sienten en un género que no se corresponde con su sexo biológico. Esta sensación es la esencia de la disforia de género.

La disforia de género puede aparecer en todo tipo de personas, incluso en la infancia, cuando aún no se tienen medios para expresar correctamente lo que se siente y el único modo de exteriorizar esta tensión entre sexo y género es rechazar los elementos con carga de género que se le quieren inculcar y optar por los que se corresponden al sexo opuesto.

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Pero no estamos aquí, para una clase sobre biología, genética y psicología sexual... sino, para contarles una historia.

La historia de una Kaiō-Shin, de tres líneas de tiempo distintas... enamorada de un mortal, con el poder de un dios.

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Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.

Dragon Ball pertenece a Akira Toriyama.

Plan cinco inmortales de Zamasu.

01: Soledad.

Zamasu, era un Kaiō-Shin. Nació del árbol Kaiō, surgiendo de un fruto dorado.

Como cualquier otro Kaiō, de cualquiera de los doce universos.

Tenía la piel verde, ojos grises y llevaba un peinado mohauk de color blanco. Él, comenzó a aprender sobre los deberes de los Kaiō, junto a su maestro Gowasu.

Pero veía como los mortales eran crueles con los que eran iguales a ellos. Intentaban apropiarse de todos los bienes, dejando a otros desprotegidos.

No veía porqué deberían de preocuparse por ellos.

Desde su punto de vista, deberían de permitir a los Hakai-Shin, deshacerse de todos y cada uno de los mortales.

Su punto de vista, se aferraría aún más en su sique, cuando conociera a un mortal (un Saiyajin) del Universo 7, llamado Son Goku, quien llegó al templo de Gowasu-Sama, acompañando a Bills-Sama (Hakai-Shin, del Universo 7) y al ángel Whiss.

El Saiyajin le pediría tener un combate, pues había escuchado de la fuerza de Zamasu, y su maestro Gowasu, lo alentó a tener un combate entre ellos. Combate donde él perdería, ante Goku, causando que se llenara de aún más odio, hacía los mortales.

Luego de algunas horas, Bills, Goku y Whiss reaparecerían, y contarían a Gowasu, sobre el plan de Zamasu (o lo que ellos creían, que era su plan): volverse inmortal, gracias a las Súper Esferas del Dragón, pedir un clon de Goku y destruir la vida humana del planeta Tierra, del universo 7. Viendo que fue descubierto, Zamasu intentaría atacarlos, pero Bills le agarraría la mano, y comenzaría a destruirlo, con el Hakai. Afortunadamente, para Zamasu, él había logrado robar un anillo del tiempo, y lo activó, sin tener ningún lugar presente en su mente, haciendo creer a todos, que murió en esa línea temporal, y siendo llevado al pasado más remoto, del Universo 18.

Miles de millones de siglos antes de que Zen-Ō-Sama destruyera de los universos 13, al 18.

Allí, Zamasu comenzó a vagar sin rumbo, mientras miraba el anillo del tiempo, tratando de comprender como usarlo adecuadamente. Pasaron varios siglos, hasta que se topó con el planeta Tierra, del Universo 18 y miró lo que se estaba llevando a cabo allí: Cuatro mortales, haciendo frente a una deidad.

Pero el mortal que le interesó a Zamasu, fue un joven de unos 17 años, de cabello rubio puntiagudo y ropas que brillaban de un color dorado, mientras que combatía a una deidad bastante débil. Era extraño, según ella: su corazón era bondadoso, pero notaba una especie de... maldad, que no era propio de ese joven.

Combatían a una mujer de cabello blanco y ropas blancas, que usaba huesos o algo así.

Viajó hasta el planeta de la Hakai-Shin Rofuka, quien era una osa antropomórfica de pelaje blanco, con un turbante, un collar negro y amarillo, y llevaba un pantalón amarillo y verde.

Y vio allí mismo, a la Ángel Kavit, quien llevaba un vestido anaranjado.

Zamasu los asesinó a ambos, causando también la muerte de Kumpa, el Kaiō-Shin del Universo 18.

Ahora, tomando él, el puesto de Suprema Kaiō-Shin y (al mismo tiempo) Hakai-Shin de ese Universo, además de empuñar el cetro de Kavit; ella fue hasta el planeta Tierra, del Universo 18 y golpeando dos veces, lo que ella podía interpretar como el "suelo" del vacío del espacio, detuvo el tiempo, y se acercó a aquel hombre rubio. Tocando delicadamente su cabeza, vio su vida, y sintió como si su corazón se fuera a partir, debido a todo lo que tuvo que vivir ese joven: servir como celda para una criatura cuasi-primordial, ser odiado como si fuera la reencarnación en cuerpo humano de la criatura, en vez de ser simplemente visto como un mortal. Verlo siempre sonriente, intentando superarse a sí mismo.

Comenzó a abrir algunos capullos, y tocó las cabezas de las personas, con su báculo para ver sus vidas y aquellas técnicas basadas en la energía física y espiritual, que cada uno de ellos poseía.

Entonces, mirando en dirección al chico de cabello rubio, que le había llamado la atención. Un escalofrío le recorrió el cuerpo a Zamasu, y se fue de allí volando.

Se refugió en el templo del Hakai-Shin del Universo 18, y se dejó caer sobre los almohadones. Cuando cerró sus ojos, para intentar dormir, no pudo conciliar el sueño, y suspiró. Comenzó a pasarse una mano, por el cabello, antes de recordar la historia de las Súper Esferas del Dragón, e irlas a buscar, a los universos 6 y 7.

Pronto, siete esferas del tamaño de un planeta, estaba reunidas. — ¡Sal de allí, Zarama, y concédeme mi deseo, por favor! —Las esferas comenzaron a parpadear, antes de que un inmenso e imponente dragón alado, de color dorado, sin otras extremidades; apareciera.

¿Cuál es tu deseo, Kaiō-Shin? —preguntó el Dios Dragón.

Deseo... deseo ser una versión femenina, de mí mismo —pidió Zamasu.

Los ojos del dragón, brillaron mientras que concedía el deseo. —Eres la tercera, que me pide esto. —Desapareció, y las esferas se dispersaron.

¿La tercera? —se preguntó extrañada.

Sí. La tercera —dijo una voz detrás de ella. Al girarse, se encontró con una mujer aparentemente mortal. Tenía el cabello negro y alborotado, similar a una palmera, ojos negros, piel caucásica y vestía con una camiseta negra de mangas muy cortas, un Gi gris, una faja roja alrededor de la cintura, un pantalón negro y unas botas blancas.

Junto a esa (aparente) mortal; estaba una mujer de gran similitud con ella, pues tenía la piel de color verde, su cabello era blanco, con un flequillo que mostraba dos grandes mechones, uno más largo que otro. Vestía con una camisa de mangas largas y cuello tortuga de color negro, una camisa de botones de color gris, con líneas de color escarlata, un broche dorado y manteniendo una cinta de color rojo, alrededor de su cintura. —Soy la fusión Pothala, de mi amiga Saiyajin de ropas negras. Pero en esencia, soy tú. Soy Zamasu, pero en mi línea de tiempo, me encontré conmigo mismo, luego de que esta otra yo, pidiera el cuerpo de un Saiyajin del Universo 7, llamado Son Goku, y luego, pedí ser inmortal. Dando paso al plan Cero Mortales. Después... le pedí a Zarama, que me hiciera mujer. Ahora, me llamo Zarina.

La recién convertida en mujer, miró a su contraparte fusionada. — ¿De dónde sacaste el nombre?

Zarina le enseñó una sonrisa. —Significa "Emperatriz", en un idioma terrícola, llamado Eslavo.

La recién cambiada de género, lo pensó. —Zamara —Zarina y la que parecía una mortal, asintieron.

La que parecía mortal, habló. —Luego de que Son Goku me humillara, en un combate, pues él había escuchado que yo era muy fuerte y logró vencerme, −con eso a lo que llamaba "Súper Saiyajin" −, pedí intercambiar nuestros cuerpos, y usé el Anillo del Tiempo, para viajar un año al pasado, y que el dragón me volviera una versión femenina. —Se encogió de hombros. —Dime Goky.

—Entonces, ¿Cuál es tu plan ahora, Zamara? —preguntó Goky.

¿Ustedes lograron concretar el plan Cero mortales? —les preguntó Zamara. Goky y Zarina asintieron. — ¿Hace cuánto que están juntas?

Zarina sonrió de forma cruel y bromista. —Acabamos de conocernos. Y.… sentimos tu Ki, así que vinimos a verte, estamos aburridas, de estar solas.

Zamara sonrió. —Pero ambas, están cansadas de estar solas. Están cansadas, solo de estar la una con la otra. —Zarina y Goky se miraron, y asintieron. Ella siempre fue muy buena, para saber lo que pensaba. —Encontré un planeta tierra, aquí mismo, en el Universo 18. Y sí, está lleno de humanos. Pero, he sentido, que uno de estos humanos, uno bastante joven, tenía la esencia de un Kaiō-Shin. —Eso, las sorprendió a ambas. —Este joven, parece haber sufrido mucho, según lo que vi en sus memorias. Y, seamos sinceras: luego de destruirlo todo, nuestro siguiente deseo, hubiera consistido en encontrar a alguien, para compartir junto a esa persona, la eternidad.

Goky tragó saliva, ante lo que estaba por admitir. Aquello que, ni Zarina, ni Zamara, JAMÁS querrían aceptar. —Queremos un hombre, en nuestras vidas. Y deseábamos a un hombre, porque no nos sentíamos cómodas, como varones, sino como hembras. —Se encogió de hombros. —No sería una relación homosexual, debido a que, actualmente las tres, somos mujeres. —Sus interlocutoras, se quedaron en silencio.

Vayamos a la Tierra, a cuando este joven era aún más pequeño y permítenos, ver su vida, desde más cerca —pidió Zarina. —Entonces, y solo entonces, ya veremos cómo proseguir. Pues es a Zamara a quien le gusta, no a ti, ni a mí, Goky —Zamara asintió y golpeó con su báculo, el suelo, mientras que las tres desaparecían, en una luz multicolor.

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Zarina: Zamasu femenina, fusionada y perfecta.

Zamara: El Zamasu del presente, que fue destruido por Bills. (Aquí, como pueden verlo, sigue viva)

Goky: Black Goku… en femenino.