NOTA: La imagen de portada no es mía.


Capítulo 5

Cuando el aula se vació, salvo por ellos tres, Iruka los miró con algo de lástima y diversión.

—Seguro que llegará pronto, chicos. No os desaniméis. Podéis quedaros aquí mientras tanto.

—¿¡Qué!? —exclamó Naruto, malhumorado—. ¿En serio tenemos que esperar a alguien tan impuntual? ¿Quién es ese Kakashi Hatake?

—Dejaré que lo descubráis vosotros mismos. ¡Ja ne!

Sasuke ahogó un suspiro que escuchó con sus oídos hechizados. Naruto se sentó de mala gana en su asiento y ella se recostó sobre la mesa. Poco a poco, la academia se vació. Solo quedaban los celadores y un par de profesores, por lo que pudo captar con sus oídos. Ellos, y el ninja del árbol. Lo había escuchado posarse hacía bastante rato pero no le había dado importancia. Entonces tuvo un presentimiento. ¿Y si realmente ese desconocido era su nuevo sensei?

Naruto —llamó mentalmente a su gemelo y vio como centraba su atención en ella sin moverse—. Tápame de la ventana.

Su hermano se dio la vuelta en la silla, girando su torso en su dirección y la miró con una ceja alzada. Ella usó conjuró unas gafas y las hechizó con un encantamiento similar a los rayos X que le permitía ver a través de Naruto, de la pared y del árbol. Le vio sentado en una rama alta, apoyado contra el tronco, y mirándolos con detenimiento. Tenía el cabello plateado, su banda ninja tapándole un ojo y una máscara tapando la mitad inferior de su rostro, incluida su nariz. Vestía con el típico uniforme de jonin con pantalones negros, sandalias negras, vendas en los tobillos, camiseta de manga larga azul marino, el chaleco verde oscuro y unos guantes sin dedos de color negro.

Hizo desaparecer las gafas y vio como Naruto, quién había estado en su mente mientras ella miraba, fruncía el ceño. Al parecer había deducido él también quién era aquel hombre.

¿Es ese nuestro jonin sensei? —preguntó y ella se encogió de hombros antes de asentir—. ¿Qué está haciendo allí en lugar de presentarse ante nosotros?

¿Quizás está observando para ver cómo nos comunicamos entre nosotros? O a lo mejor probando nuestra paciencia. O ambas cosas.

¿Le decimos algo al bastardo?

He traído un bento para los 3. Quizás podemos ofrecerle comida mientras esperamos. Así Kakashi-sensei verá que estamos dispuestos a relacionarnos con él y que tenemos paciencia suficiente como para no perder los estribos.

Me parece bien. Háblale tú, a ti te odia menos.

Seina sonrió y sacó su bento de la riñonera encantada. Naruto se sentó correctamente en su asiento, dejándola a la vista del desconocido, y ella miró a Sasuke en primera fila.

—¿Sasuke? He traído un bento para mi equipo, si quieres podemos comer los 3 mientras esperamos a Kakashi-sensei.

Sasuke la miró fijamente y luego al bento que había dejado encima de la mesa. Pasaron unos minutos en silencio, pero como vio que no parecía que fuera a aparecer el susodicho, se acercó a ellos y se sentó sin mediar palabra. Le entregó unos palillos nuevos y los 3 se pusieron a comer. Dio gracias a Merlín porque Naruto se hubiera mordido la lengua mientras Sasuke se debatía si comer con ellos o no.

Almorzaron durante casi una hora, sin prisas, hasta que el desconocido bajó del árbol y se encaminó hacia la academia. A los pocos minutos, tal y como había pensado, apareció por la puerta y los llamó.

—Equipo 7. Seguidme —y desapareció después de apuntar con un dedo al techo.

—¿Está en la azotea? —preguntó Naruto y ella asintió. Sasuke la miró y echó a andar—. A qué esperamos entonces.

—¿Percibes el chakra? —preguntó Sasuke, entablando repentinamente conversación.

—No exactamente. Podría si quisiera, pero realmente tengo un buen oído.

Naruto sonrió ante su broma y no dijo nada. Sasuke parecía algo incrédulo. Sin embargo, cuando descubrieron a Kakashi-sensei en la azotea, la miró con una ceja alzada.

—Por fin estáis aquí, equipo 7. Os habéis tomado vuestro tiempo.

Su único ojo gris se posó unos segundos en cada uno y, cuando la miró a ella, Seina alzó una ceja ante su descaro. Por un momento, la expresión seria de Kakashi-sensei cambió e intuyó un amago de sonrisa que fue rápidamente controlado.

—Bueno, ya que estamos aquí por qué no nos conocemos un poco. Presentaos y contadme lo que os gusta, lo que odiáis y vuestros deseos de futuro.

—¿Por qué no empiezas tú? —preguntó Sasuke, enviándole una mirada irritada.

—Está bien. Mi nombre es Kakashi Hatake. Cosas que me gustan y cosas que odio… No me apetece contaros eso. Mis sueños de futuro… nunca he pensado en ello.

Seina no pudo suprimir una risa de incredulidad al darse cuenta de que no les había dicho exactamente nada, salvo su nombre que ya lo sabían. Naruto, con un tic en el ojo, parecía más irritado que Sasuke y ella si cabe.

—¡PERO SI NO NOS HAS DICHO NADA! —gritó y Seina sintió sus hombros sacudirse de la risa.

—Tú, el emo, te toca —dijo, como si no le hubiera escuchado y tuvo que suprimir otra carcajada—. No tenemos todo el día.

—Mi nombre es Sasuke Uchiha. Lo que yo tengo no es un sueño porque voy a hacerlo realidad. Voy a matar a una cierta persona y a restaurar a mi clan.

Se hizo un silencio en el cual todos miraron a Sasuke, que miraba al infinito, y Seina no pudo evitar rodar los ojos ante la respuesta de su compañero. Se giró a mirar a su nuevo sensei, sacudiendo la cabeza lentamente con algo de incredulidad, y Kakashi-sensei pareció ignorar a Sasuke y mirarla a ella.

—Mi nombre es Seina Uzumaki. Me gustan muchas cosas. Odio a la gente con prejuicios e intolerante. En cuanto a los sueños… Mmm… Tener un pokémon en la vida real.

Sasuke la miró de reojo, confundido ante la mención de un pokémon, y Kakashi pareció sonreír tras su máscara con una ceja alzada.

—Y, por último, el otro rubio.

—Mi nombre es Naruto Uzumaki. Me gusta mi hermana, el ramen y aprender nuevas técnicas. Odio el tiempo de preparación de la comida y la gente estúpida. Mi sueño es convertirme en Hokage para que la gente tenga que tragarse sus palabras.

Seina le dio unas palmaditas en el hombro. Kakashi-sensei los miró a los 3 de nuevo y suspiró.

—Está bien. Mañana tendréis un test para ver si sois capaces de ser genin. Si lo falláis volveréis a la academia. Si aprobáis, os convertiréis en mis genin.

Seina apretó el brazo de Naruto cuando supo que iba a quejarse, acto que no pasó desapercibido ante los ojos, el ojo, de su sensei. Kakashi-sensei se levantó y se inclinó sobre ellos con aspecto amenazador.

—Os espero mañana a las 5 de la mañana, en el campo de entrenamiento 33. Yo de vosotros no desayunaría, o lo vomitaréis.

Desapareció en un remolino de hojas y se quedaron allí unos segundos. Supo que se había ido, aunque también podría haber estado demasiado lejos como para escucharlo con sus hechizos.

—¿Alguien va a hacerle caso? —preguntó Seina—. Yo pienso comer. Es mejor vomitar que morirse de hambre. Además, ¿no dicen en la academia que siempre hay que comer?

—Crees que nos está probando —dijo Sasuke, cuando comprendió sus palabras.

—Eso creo. Fijaos. Hasta ahora ha estado probando los fundamentos que nos enseñan en la academia: ser pacientes antes de entrar en combate, saber guardar secretos e información confidencial, el hecho de comer… Incluso, según se mire, está probando si somos capaces de desobedecer una orden de un superior.

—Entonces, ¿no deberíamos hacerle caso?

—Naruto, somos ninjas, pero seguimos teniendo voluntad propia. Si te dicen que te tires de un puente sin razón aparente y sin necesidad alguna, ¿lo harías? —rodó los ojos Seina—. Kakashi-sensei no parece alguien muy corriente. Tengo la sensación de que quiere que pensemos con la cabeza en lugar de seguir sus órdenes como borregos.

—Me parece bien —asintió Sasuke—. Creo que tienes razón. Nos veremos mañana en el campo de entrenamiento.

—Hasta mañana Sasuke.

Seina y Naruto, viendo que tenían más tiempo del esperado, comieron en el estante de ramen y luego fueron a visitar la inmobiliaria del barrio de la periferia.

Usa el henge para cambiar de aspecto. No queremos que nos estafen. A esta gente no le importa quién seamos mientras seamos ninja y tengamos el dinero, pero mejor no arriesgarse.

Está bien.

Entraron en una de las inmobiliarias y ojearon las fichas informativas con fotografías de cada casa. Se les acercó un agente por la espalda y se dieron la vuelta a mirarle.

—¡Bienvenidos a Inmuebles Maki! ¿En qué puedo ayudaros?

—Estamos buscando una propiedad independiente con jardín. Nuestro precio máximo es de 190.000 ryo.

—Habéis venido al lugar adecuado. Tenemos varias propiedades que podrían interesaros. Sentaos.

Seina y su hermano se sentaron y vieron cómo les sacaba varias fichas cuyo precio era inferior a su presupuesto. Vio unas cuantas que necesitaban varios arreglos por bastante menos dinero de su presupuesto, también había una casa con mucho terreno que solo tenía una planta.

—¿Qué os parece alguna de estas? —preguntó el agente—. Si me explicáis vuestros requisitos podemos ir descartando algunas.

—Para empezar, nos gustaría que cualquier reforma fuera solo cosmética —le dijo ella, viendo como Naruto no tenía ni idea de qué decir—. Al menos una cocina, un baño, 2 habitaciones, un salón-comedor y el jardín. Ah, y que no sean de madera.

—Creo que tenemos un par de esas. Están bajo vuestro presupuesto, pero no están amuebladas. Eso es lo malo.

Les enseñó un par de casas. Ambas tenían 2 plantas y un amplio jardín. Una tenía la fachada blanca con los marcos de las ventanas marrón caoba a juego con la puerta. Vio las imágenes de dentro de la casa y, como era esperar, se dio cuenta que la distribución era prácticamente la misma que la de su piso, pero tenía una entrada de tamaño medio con un armario y zapatero, y la cocina estaba separada del salón-comedor con un muro de un metro, si no se equivocaba con las medidas. La cocina era grande, lo suficiente como para tener una isla de tamaño modesto, y estaba cargada de armarios. La planta baja tenía un baño completo, pequeño, y en la planta de arriba había otro baño completo más grande y 3 habitaciones. El jardín estaba en bastante mal estado, pero tenía un tamaño decente.

La otra casa tenía también 2 plantas, aunque parecía más antigua por su aspecto oscuro. La distribución de la casa era prácticamente idéntica pero, como era más pequeña, en lugar de tener 3 habitaciones había 2, una más grande con su propio baño privado. El jardín era más grande que la otra casa, aunque en igual de mal estado.

El coste era de 180.000 ryo la primera y 165.000 la segunda. Se dio cuenta, además, que las casas parecían estar en sentidos opuestos. Mientras que la primera parecía estar situada en una colina al oeste de la entrada principal de Konoha, la segunda casa estaba cerca del río y parecía estar tras otra colina.

¿Qué te parecen?

Me gusta más la primera —coincidió Naruto y ella asintió—. Podemos amueblarla fácilmente con tus habilidades y podríamos entrar a vivir sin tener que reparar nada, salvo limpiarla y arreglar el jardín.

Además, no sé si te has fijado en su ubicación en el mapa, pero la segunda casa se encuentra en una zona de sombra. Quizás por eso el precio es mucho más barato a pesar de estar más cerca del centro.

—¿Podríamos ir a ver la primera casa? La casa blanca.

El agente, un joven de aspecto simpático con el cabello moreno y ojos castaños, asintió. —Está relativamente cerca. Podemos llegar en 10 minutos andando.

Esa misma tarde visitaron su primera casa. Para su sorpresa, a ambos les encantó. Estaba bastante lejos del centro, pero con sus habilidades podrían plantarse rápidamente en cualquier sitio. Además, no necesitaba ningún arreglo, como había dicho Naruto, y se encontraba en un barrio donde las casas vecinas estaban bastante alejadas, estaban rodeados de un claro y un poco más allá tenían el bosque. Por si fuera poco, el sol parecía darle a todas horas debido a que no tenía pisos al lado que le pudieran hacer sombra.

Cuando acabaron el tour Naruto casi botaba de la excitación. —¿Qué te parece? ¡A mí me gusta! ¡Mira cuánto sol y cuánto terreno! ¡Podemos ver parte de la aldea desde esta altura!

Seina asintió y se giró al agente, Makoto. —¿Cuándo podríamos firmar los papeles?

—¿Así que os ha gustado? ¡Estupendo! Podemos firmar esta misma tarde, si tenéis el dinero en efectivo o en un cheque. Cerramos dentro de 2 horas así que podéis arreglar el papeleo si fuera necesario. Solo necesitamos comprobar que vuestra licencia ninja es válida y el dinero.

Seina asintió, sin mencionar que tenía el dinero encima. Fueron de vuelta la inmobiliaria y Makoto se sentó en su rincón, como antes.

—¿Debo suponer que tenéis el dinero en efectivo?

—¿Es muy normal? —preguntó Naruto, cuando vio que no parecía sorprendido.

Makoto se encogió de hombros, sonriendo. —Los ninjas muchas veces no se fían de nadie. Estamos acostumbrados a recibir pagos en efectivo. Si me permitís vuestras licencias de ninja, empezaré el papeleo.

Seina y Naruto le entregaron sus licencias. Eran diferentes a las licencias ninja. Solo tenían el código de registro ninja y los nombres. Como los civiles no acostumbraban a interaccionar con los ninjas, a pesar de que pudieran saber su nombre, no llegaban a asociarlo con el aspecto de un ninja. Todo el papeleo de los ninjas, además, no era archivado nunca en oficinas civiles, sino que se traspasaba a las oficinas ninja para proteger la identidad de los shinobis así como las direcciones de sus casas, entre otras cosas. De ese modo, los shinobi de la aldea podían respirar tranquilos e interaccionar con los civiles sin que su seguridad estuviera comprometida.

Mientras Makoto acababa de rellenar el papeleo, sacó el dinero y contó los fajos necesarios.

—Está bien. Aquí tenéis. Firmad con vuestro nombre y vuestra huella.

Seina leyó todos los datos y vio que estaba todo correcto. Incluso usó sus poderes, pero no encontró nada raro. Firmó con su nombre y su huella y luego Naruto hizo lo mismo. Mientras tanto, Makoto estaba contando con una máquina especial el dinero. La transacción apenas duró media hora.

—Aquí os dejo la llave de vuestra nueva casa. La documentación será archivada esta misma tarde, como es habitual. Os doy una copia del contrato y de toda la documentación que deberéis guardar.

Se la metió en la riñonera, junto con la llave, y se levantó seguida de su hermano

—¡Un placer haber hecho negocios con vosotros! ¡Que disfrutéis de vuestra nueva casa!

Salieron de allí sin más. Casi no podía creérselo. Si bien es cierto que las transacciones en las aldeas ninja eran muy rápidas, estaba acostumbrada a la burocracia de su antiguo mundo. Nunca habría imaginado que saldrían con una casa el primer y único día de visita a una inmobiliaria. Había pensado que, seguramente, necesitarían un par o más de días para decidirse y comprar.

—¡Yatta! ¡Tenemos casa propia, nee-chan! —exclamó Naruto cuando estuvieron lejos de la agencia—. ¡Vayamos a verla!

Ella asintió. —Quiero poner unas protecciones para que nadie pueda colarse mientras arreglamos el tema del piso.

Cuando llegaron a su piso esa noche, estaban reventados. No solo habían protegido la casa nueva, sino que también habían comprobado que su documentación había sido entregada en la oficina correspondiente, tal y como les prometió Makoto.

—Nuestro alquiler se acaba en 2 semanas —le recordó ella a su hermano—. Tendremos que aprovechar para mudarnos y amueblarlo antes de que acabe el mes.

—Podemos usar los clones para limpiar la casa y arreglarla. En menos de un día seguro que lo conseguimos —dijo Naruto, comiéndose el arroz y la carne—. Además, antes de amueblarla podríamos agrandarla.

—No solo eso. La planta baja es prácticamente como la queríamos, a falta de una despensa-trastero. Sin embargo, la segunda planta tiene 3 habitaciones y un baño… Podemos cambiar la puerta del baño adentro de una de las habitaciones fácilmente y la habitación restante puede ser uno de los estudios. Lo más difícil será construir un baño en la habitación de uno de los dos.

—¿Y cómo haremos la tercera planta?

—Eso es fácil. Simplemente tengo que agrandar el espacio de forma vertical y añadir el suelo, separando una planta completamente nueva arriba. Lo que faltará es crear una escalera acorde.

—¿Crees que podrás hacerlo en 2 semanas?

—Sí. Ahora que lo pienso, la segunda planta es justamente cómo queremos que sea la tercera planta en nuestro esbozo… Quizás podríamos dejarla tal y como está y hacer nueva la segunda planta a partir de la primera planta.

—Bueno, te lo dejo a ti —rio Naruto, algo confundido—. ¿Necesitarás más piedras para los muebles?

—De momento creo que tenemos bastante. Hemos acumulado lo suficiente como para hacer 2 plantas nuevas. Quizás incluso nos sobre —entonces suspiró—. Deberíamos preparar el bento y el desayuno para mañana. Tenemos que despertarnos muy temprano.

Naruto gimió al recordarlo y luego la ayudó a preparar la comida. Más tarde se ducharon y se acostaron.

Cuando se despertó juraría que solo había cerrado los ojos hacía 5 minutos. Se despertó antes que Naruto, que estaba rendido del día anterior, y calentó el desayuno antes de despertar a su hermano. Para su desgracia, la zona en la que habían quedado estaba bastante lejos así que tuvieron que correr para llegar en media hora.

Al menos así calentamos antes de llegar —le dijo ella, pero Naruto estaba más dormido que despierto.

Cuando llegaron se encontraron a Sasuke recostado en un árbol. Como era de esperar, el profesor no estaba. Ni siquiera escuchó nada raro con sus oídos encantados.

—Buenos días, Sasuke.

—Uzumaki —asintió secamente con la cabeza.

—Puedes llamarme Seina si quieres.

—Y a mí Naruto.

—A ti te llamaré dobe, si no te importa —dijo, casi bromeando, en tono seco y frío. Seina no pudo contener una carcajada al ver el rostro de su hermano.

—…¡Teme! —Naruto suspiró profundamente pero no dijo nada más—. ¿No podrías usar algún hechizo para saber si está aquí o no?

No está —le dijo, después de usar uno de sus hechizos para detectar presencias.

Naruto gimió de frustración y se tiró al suelo. Por suerte hacía calor a pesar de ser tan temprano así que ambos cerraron los ojos y se relajaron. Notó la mirada penetrante de Sasuke en su cara antes de que apartara los ojos hacia otro lado. Pasó el rato y casi se durmió de lo tranquilo que estaba el bosque. Se dieron las 8 y Kakashi-sensei no apareció. Una hora más tarde, Naruto, Sasuke y Seina se encontraban comiendo cuando escuchó el sonido de unos zapatos chocar contra una rama.

Está aquí —le dijo a su hermano, pero Naruto hizo ver que no la había escuchado.

Guardaron sus cosas y se pusieron a la sombra para resguardarse del sol. Solo cuando se dieron las 10 apareció Kakashi-sensei leyendo un libro naranja que Seina sabía que era porno.

—¡Llegas tarde! —le recriminó Naruto con un grito que debieron escuchar hasta en la torre del Hokage.

Sasuke le envió una mirada asesina a su nuevo profesor mientras que Seina alzó la ceja suprimiendo una risa al escuchar sus excusas de mierda. ¿Un gato negro? Kakashi Hatake era un troll de cabeza a los pies. Empezaba a caerle bien.

—Bueno, comencemos el ejercicio. Tenéis un par de horas, hasta el mediodía, para quitarme cada uno una de estas campanas —les explicó, mostrándole unas pequeñas campanas que se ató en la cintura del pantalón—. El que se quede sin campana no solamente lo ataré a uno de esos postes, sino que comeré frente a él y, además, será devuelto a la academia. ¿Alguna pregunta? ¿No? Pues podéis empezar.

Seina y Sasuke se escondieron mientras Naruto retaba a Kakashi-sensei a un combate cuerpo a cuerpo. Seina vio como esquivaba todos los ataques con una increíble velocidad, leyendo todavía su libro porno como si nada, y como mandaba a su hermano volando hacia el río. Usó esa distracción para acercarse a Sasuke, a quién podía escuchar perfectamente.

—Sasuke —le susurró Seina y le hizo una seña para que se acercara—. Esto es una trampa. Solo hay 2 campanas y somos 3 personas.

—Está claro que tu hermano se irá de vuelta a la academia —aseguró, sin darse cuenta de lo que trataba de decirle.

—No seas bobo —le rodó los ojos ante su estupefacción—. ¿Cuántos equipos genin conoces que solo tengan 2 genin y su maestro jonin?

—…Ninguno —pensó en voz alta Sasuke.

—¿Y cuál es el lema de Konoha? Algo que nos han repetido mil veces en la academia.

—…¿La voluntad de fuego?

—¿Qué? No —evitó carcajearse al escuchar la dubitativa respuesta—. El trabajo en equipo. Kakashi-sensei sigue probándonos. Debemos quitarle esas 2 campanas trabajando en equipo, de lo contrario es imposible que podamos hacernos con una de forma individual. Ni 50 genins recién graduados serían capaces de acabar con un ninja de élite.

—Debo reconocer que tiene sentido, pero cómo vamos a explicárselo al dobe… Está ahí afuera peleando contra Kakashi-sensei.

—Está recabando información —le sonrió Seina—. Tranquilo, ya sabe lo que planeamos.

—Está bien.

Retirada Naruto. Debemos formular un plan junto a Sasuke. Deja unos cuantos clones para distraerlo mientras tanto —le envió mentalmente a su gemelo y luego miró a Sasuke—. Vamos, busquemos un lugar seguro para hablar los 3.

—No se despega de ese maldito libro —gruñó en voz baja Naruto cuando estuvieron los 3 juntos—. ¡Me ha dicho que no piensa soltarlo hasta que se entere de que pasa al final del capítulo! ¡Ni siquiera me estaba prestando atención! ¡Ugh! Si supiera de qué va, podría joderle la trama. ¡A ver quién se reiría entonces!

—Mmm… ¿Cuánto tiempo tenemos? —pensó en voz alta ella, teniendo una genial y malvada idea.

—Poco más de una hora —le informó Sasuke.

—Tengo una idea. Quizás no funcione, pero podemos intentarlo —sonrió de forma traviesa al imaginarse la cara de su sensei—. Naruto, envía a uno de tus clones a comprar el libro que está leyendo Kakashi-sensei. Si tanto le importa el contenido, no querrá que le digamos qué pasa en el capítulo final. Se tendrá que tapar las orejas y, si es capaz de leer los labios, cerrar los ojos.

Sasuke y Naruto sonrieron ampliamente, con malicia, al escucharla.

—Ya veo. Así no nos escuchará ni nos verá mientras avanzamos hacia él.

—Aun así, es algo arriesgado. ¿Qué pasa si nos quedamos sin tiempo? —preguntó Sasuke.

—Eso es fácil —les dijo Naruto—. Lo único que tenemos que hacer es retrasar la hora del reloj un par de horas. Si lo mantenemos distraído ni se dará cuenta de qué hora es hasta que no suene la alarma.

Sasuke miró a Naruto como si no lo reconociera. Convencido, Sasuke aceptó el plan y decidió atacar a Kakashi para que no sospechara nada. Naruto transformó a uno de sus clones en un adulto para que fuera a comprar el libro con el dinero que le tendía Seina y luego se unió a Sasuke para distraer al profesor. Seina aprovechó para volverse invisible y cambiar la hora del reloj. Luego, mientras su hermano y Sasuke entretenían a Kakashi-sensei, se dedicó a minar de trampas el campo de entrenamiento por si necesitaran un plan B.

—Mmm… me pregunto dónde está Seina —musitó en voz alta Kakashi, pasando de su hermano y Sasuke.

Justo cuando estaba a punto de descubrirse, escuchó los pasos del clon y se apresuró a encontrarse con él en la línea de árboles antes de que el jonin se diera cuenta de su presencia.

¡Lo tengo Naruto!

—¡Retirada teme!

Naruto y Sasuke desaparecieron a su punto de encuentro y luego apareció ella con el libro naranja en la mano. Leyó la última página del libro lo más rápido posible para hacerse una idea de lo que estaba pasando y asintió. Se guardó el libro en la riñonera y sonrió. Saltaron de su escondrijo y rodearon a su profesor.

—Ah… por fin os decidís a atacar los 3 —asintió Kakashi con expresión aburrida—. Ya era hora.

—¿Atacar? —preguntó ella con una sonrisa inocente que hizo que Kakashi-sensei entrecerrara los ojos en su dirección y se pusiera recto—. ¿Por qué íbamos a perder el tiempo cuando eres mucho mejor que nosotros?

—¿Y cómo se supone que me quitaréis los cascabeles si no me atacáis? —preguntó Kakashi-sensei, sonriendo con su único ojo, con el mismo tono irritante que usó ella.

—Siendo más listos que tú. ¿Qué te parece esto? —metió la mano en la riñonera y sacó el libro naranja que Kakashi-sensei estaba leyendo—. Es un libro recién publicado. Creo que no has llegado al final, ¿verdad?

—Maa, maa… E-espera un momento Seina —intentó calmarla Kakashi-sensei, palideciendo—. Esos libros no son para niños pequeños. ¿Por qué no me lo das?

—¿Por qué no? ¡El dependiente me dijo que Icha Icha Paradise es un cuento sobre Koyuki y su hermanastro! ¡Y Koharu sabe usar el fuego, ves! Aquí dice que está muy caliente —zarandeó el libro, abierto por el final, haciéndose la idiota—. ¿Quieres que te lo resuma?

—¡Un momento! ¡E-e-espera! —dijo Kakashi, con el rostro rojo como un tomate, llevándose las manos a las orejas. Seina sonrió aguantando la risa, incapaz de creer lo nervioso que estaba el jonin.

—¡KOYUKI APRETÓ CON FUERZA EL TESORO CONTRA SU VOLUPTUOSO PECHO Y KOHARU LA MIRÓ EMBOBADO, PENSANDO EN LAS NOCHES DE PASIÓN QUE HABÍAN PASADO JUNTOS Y-

—¡NO! No, no, no… ¡Mierda! —gritó y cerró el ojo mientras tarareaba en voz alta para no escucharla.

—…-Y CUÁNTAS VECES HABÍA TOCADO ESOS PECHOS! ¡AUN ASÍ, EL TESORO DE LA HARPÍA ERA SUFICIENTE PARA SEPARARLOS!

Sasuke y Naruto miraron con el rostro en blanco a su jonin sensei y le quitaron los cascabeles sin que intentara si quiera defenderse. Cerró el libro con un fuerte golpe. Se lo metió en la riñonera y esperó con una sonrisa maníaca a que Kakashi-sensei abriera los ojos. Pasaron 5 minutos antes de que se diera cuenta de que no estaba hablando. En cuanto vio que había guardado el libro, se incorporó y vio que había perdido los cascabeles.

—No es posible —susurró, indignado e incrédulo.

—¡ES TOTALMENTE POSIBLE! —gritó Naruto con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Tendrías que haber visto tu cara!

Kakashi-sensei se sentó en la hierba, frente a ellos, y respiró profundamente. Miró el reloj con expresión confundida y vio que marcaban las 11 de nuevo.

—¿Las 11 todavía? Imposible. ¡Habéis cambiado la hora!

—Mientras Naruto y Sasuke te distraían —le informó, sacando su bento medio comido ante la mirada atónita del jonin.

—¿Realmente me has leído el final? —preguntó, algo temeroso.

—Ah… quién sabe —sonrió la misma sonrisa que les había dedicado cuando excusó su tardanza.

Kakashi-sensei bufó una risa de sorpresa y cogió el bento que había traído para compartirlo con ellos, a pesar de que ya estaban comiendo.

—Me habéis ganado. De forma sucia, además.

—¿Desde cuándo un ninja gana un combate limpiamente? —le preguntó Naruto. Kakashi-sensei le miró y le ignoró.

—Me duele la cabeza de estar con vosotros, pero… habéis trabajado en equipo. A pesar del plan tan poco ortodoxo, habéis conseguido las campanas. ¡Estáis aprobados!

Poco rato después, el equipo entero caminaba hacia la aldea. Como siempre, Naruto y Sasuke discutían sobre algo mientras que Seina caminaba al lado de Kakashi-sensei que, por primera vez, no llevaba el libro porno en la mano.

—¿Realmente has comprado tú el libro y te ha dicho el dependiente todo eso? —le preguntó a escondidas el ninja.

Seina se carcajeó al ver que parecía preocupado. —¡Claro que no! Mandé a un clon de Naruto bajo un henge. El dependiente seguramente ni siquiera se dio cuenta a quién le estaba vendiendo el libro.

Kakashi-sensei la miró sorprendido y suspiró. —Debí habérmelo imaginado. ¡Un momento! ¡Eso quiere decir que me has engañado! ¡Te has inventado lo de Koharu y lo del cuento de Koyuki!

Seina suprimió la risa al ver la cara del jonin. ¿Creía realmente Kakashi-sensei que era el único troll del equipo? ¡Oh, pobre hombre!

—¿Qué has hecho con el libro? —preguntó finalmente.

—Me lo he guardado. Lo leeré cuando tenga tiempo.

—¿¡NANI!? —gritó Kakashi-sensei. Naruto y Sasuke se giraron a mirarlos—. ¡Ese tipo de libros no es para alguien tan…joven!

—Kakashi-sensei —rodó los ojos ella—. Soy una adolescente, no una monja de clausura. Además, por lo que he ojeado del libro el argumento es bastante cutre pero el porno no está mal.

Su sensei se volvió a poner rojo como un tomate al escucharla. Estuvo callado el resto del camino. Seina creyó por un momento que le había provocado un aneurisma cerebral con sus palabras. Justo cuando se iban a despedir, se giró a mirarlo.

—Por cierto, ¿cuándo es tu cumpleaños?

—¿Para qué quieres saberlo? —preguntó con curiosidad el jonin.

Ella se encogió de hombros. —Los equipos son prácticamente familia, ¿no es así? Me hace feliz darle regalos a mi familia siempre que puedo.

—El 15 de setiembre —le dijo Kakashi-sensei, sin dudarlo un segundo y ella sonrió.

—¡Hasta mañana, Kakashi-sensei! —se despidió Naruto.

—Hasta mañana —sonrió Seina en su dirección y se dio la vuelta para seguir caminando al lado de Naruto y Sasuke.

Notó la mirada de su profesor en su cabeza y se preguntó qué estaría pensando.