Infiel


El Potterverso es de Rowling


Este fic participa en el Reto #66: "El mal nunca descansa" del Foro "Hogwarts a través de los años"


Advertencia: Este fic contiene una escena sexual explícita (o al menos un intento de ella). Si no te gusta este tipo de contenido no lo leas


Ursula estaba hablando con su marido mediante la red flu.

— Lo siento, querida, esta noche no iré a cenar con vosotros. Tengo asuntos que atender en Hogwarts.

— Lo entiendo, Phineas. Sé lo diré a los niños.

Se despidieron y Ursula se fue al comedor, donde el elfo doméstico estaba poniendo la mesa.

— No pongas los cubiertos de Phineas. Se queda en Hogwarts.

— Como ordene, ama Ursula.

— ¿No viene padre a cenar? — preguntó Sirius.

— Hijo, ya sabes que tu padre es el director de Hogwarts y eso le hace estar muy ocupado. A él le gustaría estar con nosotros, pero su trabajo no se lo permite. Debe vigilar que el colegio vaya bien y para eso tiene que estar allí. — le contó Ursula a su hijo. Sabía que el niño quería atención paterna.

Sirius asintió decepcionado.

— Quería enseñarle mi progreso haciendo cuentas.

— Para compensarte te leeré Los Cuentos de Beedle el Bardo.

Sirius asintió convencido. Le encantaba que su madre le leyera historias. Él creía que madre era la mejor cuentacuentos y tenía la voz más bonita del mundo. Además, Los Cuentos de Beedle el Bardo era su libro favorito.

...

Phineas se dirigió al Gran Comedor para la cena.

— Profesor Dippet, esta noche estaré un rato en Grimmauld Place con mi familia. ¿Le puedo dejar a cargo de todo? Regresaré a la medianoche después de acostar a los niños. — Phineas se dirigió al subdirector del colegio.

— Por supuesto, Profesor Black. Puede contar conmigo. — Phineas entendía que compaginar el puesto de director de Hogwarts con la vida familiar era complicado por lo que siempre estaba dispuesto a echarle una mano a su superior cuando este quería pasar tiempo con su esposa o sus hijos.

Phineas sonrió agradecido.

...

Una vez terminada la cena, Phineas regresó a su despacho. Con un encantamiento cambió los rasgos de su cara y se fue a través de la red flu al Caldero Chorreante. Nadie se fijó en él debido al hechizo de camuflaje. Puso rumbo al Callejón Diagon y después al Callejón Knockturn.

Entró a un local llamado Placeres. Olía a incienso y había una elfina doméstica tocando el piano. Se quitó el hechizo de camuflaje.

— Profesor Black, hacía mucho que no se pasaba por aquí.

— Madame Flebance. Soy consciente que he venido sin avisar, pero espero que tenga una habitación para mí.

— Siempre tenemos una habitación para uno de nuestros mejores clientes. Lelly — llamó a una elfina doméstica, que apareció al instante — lleva al Profesor Black a la habitación de las luces.

— Como ordene, madame. Por aquí, señor.

La elfina llevó a Phineas a la habitación indicada. Le abrió la puerta, le hizo una reverencia y se fue cerrándola de nuevo.

— Buenas noches, señor — dijo una mujer vistiendo únicamente con ropa interior de la época haciendo movimientos sensuales.

— Mabel

— ¡Oh! Profesor Black, hacía mucho que no pasaba por aquí.

La mujer se acercó a él mirándolo con una especie de devoción. Phineas se sentó en uno de los sofás que había en la habitación.

— Ya puedes desnudarte.

La mujer con movimientos sensuales se quitó la ropa interior y cuando estuvo en cueros se acercó al Profesor y se arrodilló a su lado.

— Pobre, Profesor Black. Debe de ser muy estresante estar todo el día rodeado de niños. — le aduló.

— Pues sí. — se le escapó. Odiaba a los niños con todo su ser. — Pero tú estás aquí para calmar mis penas. — abrió un poco las piernas. Mabel se sentó en la pierna izquierda.

Phineas jamás dejaba que las putas se sentaran a su lado en el sillón por mucho que contratara sus servicios. Al fin y al cabo, era un Black. Era superior a ellas.

Phineas empezó a tocarle los senos cambiando la mano de un pecho a otro, mientras con la otra sostenía a la prostituta por la cintura. Acercó la boca a un pezón y lo succionó. Mabel le puso la mano en la entrepierna y como vio que ya la tenía dura se arrodilló delante del Profesor Black y se dispuso a bajarle la bragueta.

...

Una vez satisfechas sus necesidades, Phineas bajó a recepción.

— Espero que haya quedado satisfecho con nuestros servicios, Profesor Black.

— Nunca decepcionan sus muchachas, madame Flebance. Como sabe, le pido discreción.

— Por supuesto, Profesor. Nuestro local se basa en ofrecer placeres sexuales y el anonimato de nuestros clientes.

Phineas sonrió satisfecho. Pagó la cifra que le pidió la madame y antes de salir de Placeres se puso un hechizo para cambiar las facciones de su cara y evitar ser reconocido.

Puso rumbo al Caldero Chorreante para regresar a Hogwarts.


760 palabras. A la tercera va la vencida en lo alargarme.

No estoy acostumbrada a escribir una escena sexual pero espero que os haya gustado. Intentaré mejorar más en el futuro.

Aquí ya no hay dudas que quien hace la mala acción ha actuado mal. En los otros pagaba el pato un personaje odiado por la mayoría del fandom. Pero aquí... Bueno, estoy por ir donde Ursula y decirle que haga las maletas y se lleve a los niños.

Normalmente no me gusta escribir sobre infidelidades pero esta vez he hecho una excepción. Me ha gustado como ha quedado.

Hasta la próxima