Disclaimer: No tengo ni un activo en Disney, así que ninguno de sus personajes me pertenece.
Mágico destino
por MissKaro
Resumen completo: Después de la revelación de poderes de Elsa, otras personas con poderes mágicos sacaron a la luz su secreto; la más notable de todas Lady Grainne, reconocida Cupido, quien cada año realizaba un baile para que las personas en edad casadera encontraran a su alma gemela, bajo un hechizo experto que garantizaba la pareja de su vida. Ella no daba finales felices, esos eran decisión de sus invitados, y ese año, Hans Westergaard y Elsa de Arendelle eran dos de ellos.
Viñeta 1
De pie ante la imponente mansión de los marqueses de Aber en Emereld, Elsa de Arendelle dio un largo suspiro, que pasó desapercibido en sus facciones a causa del encantamiento mágico ligado a la máscara que cubría la mitad de su rostro.
El sitio era más que espléndido.
Con dinero, magia y posición a su favor, una persona podía conseguir lo que muy pocas, y el hogar de los marqueses sin duda cumplía tales particularidades. Mayormente hecha de piedra, la construcción palladiana parecía llevar una especie de halo mágico a su alrededor, y su magnificencia se asemejaba al castillo de hielo que la rubia regente creara en la montaña más alta de Arendelle, copiado de unos bocetos de la fenecida reina Idún.
Sin embargo, poco interesada por la arquitectura del diseño, Elsa dejó escapar el aire de su pecho otra vez, de nuevo influida por los acontecimientos que le llevaron a ese sitio.
Tras el descubrimiento de sus poderes, encarnados en una persona influyente como ella, otras personas, o, mejor dicho, miembros de la aristocracia, anunciaron al mundo sus propios secretos. Según parecía, gran parte de las personas con magia provenían de la realeza y, antiguamente, junto a las conquistas, esa fue la razón por la cual sus familias se destacasen en la sociedad, aunque debieron ocultarse con el paso de los años, tanto por protección, como disminución de las personas con habilidades mágicas; caso de su familia, que las había perdido desde muchas generaciones atrás hasta su nacimiento.
(Paradójicamente, algunos ilegítimos pudieron probar tener vínculos de sangre con la aristocracia.)
Una de las personas que dio voz a sus poderes fue la hija menor de los marqueses de Aber, lady Grainne, gracias a la cual la rubia se encontraba ahí. Su nombre, como tenía entendido significaba amor, iba muy acorde a como le conocían actualmente, la Cupido. Ella, tres veces por año, daba un baile en su residencia principal, al que muchas personas tenían acceso y ansiaban por asistir.
Elsa, aunque le costara admitirlo, sentía curiosidad.
La misma que debía mover a muchos.
Ella no sabía cómo funcionaban los poderes de lady Grainne, al nunca encontrarse en persona, pero sí conocía de su fama: había hecho un hechizo de almas gemelas.
Tenía sus restricciones, pues la joven se negaba a que participaran quienes tuvieran el lazo matrimonial —aun si afirmaba que un alma gemela no era solo para enamorarse—, como quienes rebasaran un límite de edad. No quería un evento de proporciones mucho más grandes que las que había observado en los cuatro años realizando su baile. Además, si una persona excedía los cuarenta y cinco, invitaba a que le buscaran individualmente —quizá para combatir el hastío diario de la nobleza sin oficio.
En lo que respectaba al baile, había un hechizo que rodeaba al asistente que se hacía con una invitación, atado a la pequeña máscara de baile que acompañaba la entrada; por tal magia desconocida, la identidad de la persona era invisible para los demás que asistían y continuaba así hasta muchas horas después del acontecimiento. De esta manera, la Cupido aseguraba el anonimato de las dos personas y que no hubiese prejuicios a la hora de encontrarse con su alma gemela, quienes podían decidir después si confesarlo a su destinada o mantenerlo secreto.
Como era de esperarse, no se garantizaba que encontraras a tu alma gemela en la ocasión que asistieras, pero eso no desanimaba a muchos, que se sentían emocionados ante la idea de que, esa noche, un hilo mágico les moviera en la dirección de su persona destinada, como había ocurrido para cientos, pertenecientes de distintas partes de tres continentes y de diferentes clases sociales.
—Nada es seguro —se recordó en voz baja Elsa, pensando en la condición del baile. Cupido solo los guiaba a su alma gemela, no daba finales felices. Las personas debían ser capaces de tomar sus propias decisiones y escoger el camino a seguir… la persona para ti no tenía que ser quien se casara contigo, ni tu amor verdadero; a veces, tu alma gemela podía ser tu mejor amiga, o ser como tu hermana (a muchos les parecía tonto, entonces, el no permitir la entrada a alguien con compromiso).
Al final, si así lo querías, no tenías que quedarte con tu destinada. La vida de la otra persona no podía ser un lecho de rosas y la felicidad no podía conseguirse juntas.
Ése era el principal motivo por el que Elsa asistía, y por primera vez. La intimidad todavía le era difícil, por lo que dudaba sobre su futuro… pero quería saber si podía encontrar su alma gemela, si podía tener una compañía no unida a ella por parentesco o patronazgo; o un amante que estuviera en un destino donde sus poderes no tenían cabida.
Quería nuevas experiencias y saciar sus inquietudes.
…&…
Hasta el momento, en lo que suponía a Hans, la reputada fiesta de lady Grainne era un fracaso.
De manera general el evento cumplía su propósito, mágicamente acercando a personas misteriosas a otras, sin importar su sexo, alineando a las almas gemelas halladas entre los afortunados asistentes. Así pues, allí no había algún comentario cáustico de parte del pelirrojo.
En cambio, a nivel individual las cosas no estaban funcionando, ya que era la tercera vez consecutiva, la quinta en los últimos dos años, en que asistía a aquel afamado baile, resuelto a dar con su alma destinada; aquel ser que conectara con él para no hacerle sentir tan abandonado en el mundo.
Si bien no lo admitía a nadie más —tampoco sabían de su asistencia—, Hans había acudido allí por cuenta propia, deseoso de probar la efectividad de la magia de otra persona, principalmente porque le beneficiaría de la manera en que necesitaba, librándole de la estúpida maldición que era su extraño e incomprensible poder de nacimiento: ser como un espejo mental.
Él, tal vez como muy pocos, no tenía pleno control de su magia, que solo algunas veces podía utilizar a su antojo, valiéndose de la habilidad para camuflarse en los espacios y saber lo que la gente quería, saliendo airoso de las situaciones. Cuando no era así, su poder tomaba el mando y le hacía actuar de formas hasta deplorables, siguiendo sus deseos más profundos, dejándole después con una sensación de desagrado por sí mismo.
Y de soledad.
Desde pequeño, su magia le granjeó la enemistad de sus hermanos y enormes relaciones hipócritas, envueltas en la manipulación del espejo en él. El motivo de lo primero era que, al estar en una habitación con más gente, si estaba atento, su habilidad se inclinaba a la persona de mayor importancia para su cabeza, haciéndolo blanco del interrogatorio de sus padres, muchas veces sacando a la luz las hazañas de sus hermanos, quienes empezaron a detestarlo y alejarse. Con respecto a lo segundo, no era difícil de imaginar.
Lo que había aprendido desde entonces, además de confiar en los animales, era a mantenerse en sí mismo, especialmente alejándose de aquellos con intenciones que le llevaran a actos sin posible solución, como el asesinato.
Había estado muy cerca una vez.
Hans se negó a pensar en sus errores pasados y oteó alrededor de la sala, parcialmente tranquilo por el hechizo, el cual de algún modo inexplicable le impedía ser el alma gemela de cada persona que cruzara su camino, pues prestaba atención a todo, y así era como se activaba el espejo. Sin duda la magia de Cupido rivalizaba a la de la única poderosa que había conocido hasta entonces, perteneciente a la reina de Arendelle.
Aquella causa también le había hecho volver tras la primera vez, y no solo solucionar su solitud. Podía sentirse normal rodeado de gente.
Por un segundo había creído que Cupido era su remedio —la manipulación y el amor podían congeniar—, llevándose la desilusión al notar que era en los bailes cuando su poder se bloqueaba, y no con la persona que la ponía en práctica.
Regresando al meollo del asunto, Hans nuevamente se enfrentaba a la derrota, dándose cuenta que su alma gemela no estaba allí. Su persona destinada no había acudido al baile, como otras veces. Había presenciado a otros encontrando a la suya, pero él volvía a estar como en el principio, solo.
Y eso significaba esperar a la próxima ocasión, o rendirse, admitiendo que su destino estaba en otra parte, imposible de acceder. Quería creer que se le hacía complicado asistir o no le interesaba, en lugar de que tenía pareja o estaba muerta…
O que no había alma gemela para él.
…&…
Al comienzo de los bailes de lady Grainne, semanas después de la boda de Anna, su hermana había soltado un grito que se oiría hasta las estrellas, viendo perdida la oportunidad de mirar esa magia con sus propios ojos y envolverse en el misticismo del hechizo de las almas gemelas.
De haber alguien que ansiaba estar ahí, ninguna persona le ganaría a Anna. Nadie creía tanto en el tema del baile, como la princesa de Arendelle, e, irónicamente, su condición de casada con el amor de su vida le había impedido hacerse con una invitación.
Elsa se había divertido de sobremanera con su respuesta a los acontecimientos y por ello en la actualidad había tomado la adecuada precaución de no informarle de sus acciones sino hasta estar de vuelta en Arendelle. Extrañamente, al segundo año Anna se había resignado a no insistirle más en ir y contarle los detalles, así que solo se lo diría para no tener secretos entre ellas, ya sin la presión de qué tener que hacer al asistir.
Anna creía que estaba en Tealand, y así sería hasta que le revelara la verdad. Ésta, sin embargo, no mejoraría la falta de palabras de la reina para describir lo que veía. Era un grandioso espectáculo que cubría minuciosamente cada aspecto del evento, desde la invitación hasta el abovedado techo lleno de paisajes naturales que cambiaban de forma cada cierto tiempo —tenía que haber más de un ser mágico implicado en ello, si incluso el coche de alquiler se vio envuelto en una niebla cuando lo abordó—. Elegantes ropas multicolores ataviaban a todos los miembros del baile, independientemente de su posición social o su riqueza. Ella, que originalmente se presentó con un mágico vestido amatista, ahora se veía con uno de color borgoña brillante, el cual hacía lucir soso a su original, dado que el suyo era un escote cuadrado cortado al busto, y el actual se pegaba a sus formas desde la cintura, ajustándose al torso en con un escote en v, mostrando su figura y el tamaño de sus senos sin ser completamente escandaloso, lo que comprobaba viéndose en los espejos y el pulido suelo de la mansión.
Cualquier cosa que dijese no haría justicia a ese momento, en que Elsa sentía el corazón retumbar en su pecho, como si la exquisita música la tuviera en un embrujo. La mezcla de instrumentos de cuerda, percusión y viento, melódicamente en acordes mayores, enfatizaban la alegría y el regocijo de las danzas y la festividad, haciéndola sentirse parte de una fantasía.
Dicha ilusión le llevó a creer que un imán atrajo su vista al otro lado del salón de baile y que unas manos infantiles la empujaron en esa dirección, sin ver realmente eso a lo que era llamada.
Tuvo la sensación de esplendor y libertad al dejar ir su magia por primera vez luego de muchos años de encierro, y cuando llegó hasta una sombra azul, volvió a experimentar la euforia de lo alto en la montaña.
No se percató que había dejado de respirar, haciéndolo al realizar un parpadeo, tras el cual ya no vio una sombra azul, sino un caballero vestido de gris y negro, con un rostro borroso de color grisáceo.
Una voz femenina en su oído le susurró que era su alma gemela.
…&…
Dos minutos atrás, Hans no sabía qué estaba haciendo o pensando, pero le daba igual. En un instante, unas invisibles manos pequeñas le hicieron girar el rostro al otro lado del salón y éstas le sujetaron de los brazos para que corriera al encuentro de algo que no veía, aunque le llamaba a gritos.
Todo lo demás desapareció a sus ojos.
Sus pies se habían movido sin instrucción de su cabeza, acercándole a lo desconocido, lleno de los efectos de un embotamiento mental, que concluyeron en una enorme pirotecnia en su pecho al dar con una sombra azul frente a él.
La voz femenina de lady Grainne le susurró al oído que tenía a su alma gemela ante sus ojos, la cual, en un pestañeo, cambió su tono azul para volverse una dama de vestido rojo con toda la piel visible de color gris, misma que era incapaz de ver a la perfección.
A diferencia de la gente en el baile, con miles de rostros desconocidos, pero distinguibles a sus ojos, su alma gemela no era clara.
Y él quería que se conocieran.
No obstante, cuando quiso presentarse con su nombre, la lengua se le paralizó. Las manos le impidieron deshacerse de la máscara en su rostro. Y la invitación para alejarse de allí no pudo abandonar sus labios.
Era lo que Cupido había dicho que ocurriría. Únicamente podrían citarse en otro lugar veinticuatro horas después, y entonces podrían mirarse a la cara y saber quién era el otro. Ahora, todo lo que pudiera dar a conocer sus identidades era prohibido.
En otro momento, la frustración habría sido descomunal; ahora solo estaba invadido por un indescriptible sentimiento de felicidad, teniendo frente a sí a su alma gemela.
La había encontrado, existía.
Y la mantendría consigo, aunque fuese lo último que hiciera.
NA: ¡Hola, mi querida gente!
Les comparto esta primera parte de mi historia para cerrar el 2019 y aperturar el 2020, para cumplir mi propósito de empezar a publicar este fic antes de que acabara el año; lo hice el último día, pero vale (de todas formas es probable que lo lean en enero).
Llevo una parte escrita; sin embargo, para ser sincera, escribir esta historia ha sido un proceso lento, por lo que ténganme paciencia con las actualizaciones. No es precisamente novedoso, solo una idea que bailó en mi mente por mucho tiempo y necesitaba compartirla. Y fue desde antes de los tráilers y película de Frozen 2, de manera que ninguno me influyó, ni siquiera para no publicar el fic.
Cualquier confusión, duda, comentario o crítica ocasionado por esto puede ser entregado en la cajita de abajo o por privado.
En fin, no les daré un discurso largo de año nuevo, solo deseo que lo que deba de ocurrir en sus vidas, pase, más que nada lo bueno. A quienes me han acompañado a lo largo del 2019, gracias por estar ahí. Espero tenerles mucho más tiempo.
Besos y abrazos, Karo.
