TRES DESEOS PARA AÑO NUEVO

"The Greatest thing you'll ever learn... Is just to love and be loved it return"

1er deseo: El ángel de nieve.

Apagó el televisor de golpe, y se incorporó rápidamente, echo una mirada rápida al reloj de pared antes de subir las escalas rumbo a su habitación.

Cuarto para las once.

Podía escuchar a su prometida en la habitación de a lado, probablemente ella estaría ya casi lista y él contaba con sólo quince minutos para arreglarse, cosa sencilla o tal vez no tanta.

Desde hace semanas había sentido la naciente necesidad de lucir impecable, agradable a la vista, en pocas palabras: guapo, para poder agradarle a ella. Pero aquella película le había robado tanto tiempo, no debió haberse quedado a ver cursilerías, como las llamó Anna, cuando la invitó a quedarse junto a él a disfrutar del film.

Su agudo oído captó el sonido de la puerta de a lado correrse y pronto sus ojos vislumbraron una esbelta y bien formada silueta a través de su propia puerta.

-Te esperaré abajo-dijo una voz fría reconocida como la de su prometida-No demores.

Ni siquiera espero una contestación, camino sigilosa y suave por el pasillo y desapareció escaleras abajo.

Yoh soltó un enorme suspiro, hacía semanas que Anna estaba más fría de lo normal, casi no le dirigía la palabra y evitaba a toda costa estar cerca de él, siempre buscando pretextos para estar distanciados. No comprendía con exactitud el extraño comportamiento de su prometida, era como si de repente lo detestara, lo odiara.

Se vistió con esmero e incluso intento peinar su rebelde cabellera, salió de su habitación y se dirigió a la puerta de entrada.

Ahí estaba, de pie, mirándolo fijamente, luciendo un hermoso y ajustado kimono azul, sus cabellos peinados en un estilizado chongo y adornado con orquídeas blancas, sus labios más rojos que nunca y sus ojos un poco más expresivos de lo normal.

-Pareces un ángel-murmuró.

Ella ni siquiera se inmutó por el comentario, le envió una larga y gélida mirada antes de abrir la puerta y salir, él la siguió con la tristeza adornándole el rostro.

Caminaban por las calles uno a lado del otro sin hablarse, cuando llegaron al templo esperaron pacientemente su turno para recibir su suerte para el nuevo año.

-Anna, puedo pregun...

-Ya esta despejado, vayamos rápido-dijo interrumpiéndolo y avanzando rápidamente-Detesto la multitud.

Yoh asintió con la cabeza totalmente desalentado, odiaba admitirlo, pero si las cosas continuaban así durante los meses siguientes no habría de otra, cancelaría el compromiso, por mucho que le doliera no iba atar a Anna a alguien que no quería.

-Aquí tienes, Feliz año-le dijo con una gran sonrisa la sacerdotisa-Tu suerte es algo bastante especial-le guiñó un ojo y atendió a la siguiente persona.

-Vámonos ya-ordenó su rubia prometida.

-¿Qué te ha salido?-pregunto un poco temeroso.

-No te incumbe-respondió con displicencia hiriente y comenzó a caminar.

-Sí me incumbe-expresó con determinación y se aventuro a tomarla del brazo y detenerla.

Anna lo miró furiosa, pero Yoh estaba decidido con terminar de una buena vez con todo aquello que lo perturbaba.

-Suéltame-mascullo enfurecida-Yoh Asakura déjame ir o entrenaras el doble-amenazó.

-No me importa-arremetió serio.

Anna quedó sorprendida y demudada, nunca había visto a Yoh tan imponente y mucho menos con ella.

-Me puedes decir porque te portas así conmigo, ¿qué te hice Anna?, ¿Por qué me huyes y me desprecias?-preguntaba con desesperación-Ya sé que no me amas pero... –estaba al borde del llanto-pero debiste decírmelo, no demostrarlo, ¿no te das cuenta? ¿No pedes ver que...?-soltó con suavidad su brazo y se señaló a él mismo con un ademán-... me haces daño.

La rubia itako ahogo un sollozo y cayó hincada en el frío suelo del templo.

Yoh se acercó a ella un poco más tranquilo, se arrodillo a su altura y la miró sin atreverse a tocarla.

-¿Anna?-llamó

Por respuesta la joven le extendió su papelito de la suerte.

Yoh leyó su contenido:

"Llegar a viejo sin haber dicho te amo es como no haber vivido. Díselo"

El joven shaman pasó su vista del papel a la hermosa rubia que no cesaba de llorar, sonrió levemente antes de rodearla con sus fuertes brazos, en un abrazo lleno de protección.

Ella respiró agitada y lentamente se fue tranquilizando, cuando se halló en total tranquilidad se separó de él y confronto su mirada.

-Creí que tu no sentías lo mismo por mí-comenzó pausada-pensé que todo lo que hacías y decías era por amabilidad-tragó un poco de saliva y desvió la mirada un poco avergonzada-por eso decidí alejarme, encerrarme en mi mundo, quería perderte... para no sufrir-Yoh atrajo con su mano su mentón y la obligó a mirarle-y lo único que conseguí fue hacerte sufrir y... -su mano acarició la mejilla del shaman-... amarte aún más.

-Tontita-dijo con dulzura y recargo su frente sobre la de ella-Yo no lo hacía por amabilidad. Creí que todos estos años juntos te habían enseñado a distinguir entre mis actos amables-deposito un beso en su nariz-y mis actos de amor.

Anna parpadeó y alzó la cara quedando muy cerca, demasiado cerca de la de su prometido.

-¿Eso quiere decir que tú... me amas?-pregunto incrédula y atónita.

El shaman asintió con la cabeza antes de descender y atrapar con sus labios los labios rojos de su prometida, aquellos labios que por años deseo poseer.

Un beso suave, lento, lleno de ternura y amor, que tuvo que ser interrumpido por las miradas que sobre ellos recaían.

-Creo que deberíamos irnos Yoh, nos están viendo-dijo entre besos la itako.

-Tienes razón-dejó de besarla y se incorporó para después ayudarla y salir corriendo rápidamente.

Llegaron a casa riendo y jadeando, abrieron la puerta y entraron a la pensión, subieron a sus respectivas habitaciones y se cambiaron la ropa, minutos después estaban los dos abrazados en la sala viendo la TV.

-Yoh-le dijo Anna muy cerca de su oído al cabo de un rato.

-Mmmm.

-¿qué dice tu tarjeta de la suerte?

Era cierto, con toda la emoción de ese día lo había olvidado, se arqueo un poco para poder sacar el papelito de su bolsillo, volvió a acomodarse y lo leyó frente a los ojos de su amada prometida.

"Recibirás un ángel de nieve"

Yoh sonrió, después de todo los papelitos de la suerte y la sacerdotisa habían dicho la verdad.

FIN

Nota: Estos cuentos son tres deseos básicos que les deseo a todos ustedes lectores y amigos. El primer deseo de año nuevo que tengo yo para ustedes es el amor, encuéntrenlo y atesórenlo, porque recuerden: Que lo más importante que aprenderemos es a amar y ser amados a cambio.