Capítulo 1: "Únicos"

¿Puedo darles un consejo? Nunca le hagan caso al "qué dirán". Hay mucha gente que quiere que sean de una manera u otra, no de la manera en que realmente es uno. Hay que aceptarlo. No se puede complacer a todo el mundo. Hay que aceptarse tal cual uno es, porque somos únicos... exactamente igual que todos los demás. Si les digo esto es porque yo lo tuve que aprender del modo que menos me hubiera gustado. Por culpa de ello me perdí de muchas cosas bonitas de la vida, algunas de las cuales no volverán a repetirse, como el poder estar junto a la persona que uno más ama. ¿Qué importa sino sé es de pura sangre, o si tu familia no es de las más renombradas en el mundo mágico? El amor no conoce de clases sociales o de clases de sangre. Supongo que he de haber madurado mucho luego de dejar Hogwarts. Es algo obvio, puesto que ahora ya tengo 22 y comprendo mejor las cosas que cuando era una niña. Nadie nunca debería lamentar el pasado, ni renegar por las cosas que no se hicieron y podrían haberse hecho, tal cual me pasa a mí. ¿Han sentido el dolor de perder a la persona que más aman, para siempre? Es decir, aún si lo volvieran a ver, sólo con mirar en sus ojos se dan cuenta de que han perdido su amor, para siempre. Tu amor... eso es lo que realmente me gustaría poseer. Tus abrazos, capaces de resguardarme del frío y protegerme. Tus ojos, aunque fríos y distantes como cuando por primera vez te conocí, dulces y tiernos pueden ser, me lo demostraste. Sentir tu corazón latir junto al mío, cómo si fueran uno solo. Nada me haría más feliz que tenerte junto a mí, ahora que entendí debería haberte dejado ir, y menos de la manera en que lo hice: por complacer a los demás. Por creer en lo que me decían. Que nunca cambiarías, que no serías nunca nada bueno para mí. "¿No recuerdas lo que te hizo?" "¿No recuerdas cómo te llamó?" Me decían. Mi respuesta era siempre la misma. Pero eso fue antes de saber que tú habías cambiado. Que te arrepentías de cada palabra que me habías dicho y que de verdad lo sentías. Tus palabras, dulces y sinceras, las sentí como mentiras, cosas que nunca el Draco Malfoy que conocía podría cumplir, pero estaba equivocada. Más de lo que nunca podría haber estado. Me dijiste que me querías, que te importaba un bledo lo que tus padres o los demás pensaran, que querías estar junto a mí. Nunca estuve muy segura de lo que pensaba cuando era más chica, pero ahora sé que nunca debería haberte rechazado, pensando en lo que los demás dirían al respecto. En ese momento... tú nunca podrías haberlo notado, pero mi corazón luchaba por salírseme del pecho al igual que mis brazos por abrazarte y decirte lo mucho que yo también te quería, pero mi cabeza no parecía creer tus palabras y seguía fiel a la imagen que tenía de ti, y te dejé ir. Desde ese día no he hecho más que pensar en las cosas que me perdí y que podría haber compartido contigo. Mi dolor parece aumentar cada vez que te veo pasar por los corredores del Ministerio. Tan distante, tan frío como cuando estábamos en Hogwarts, aunque se que no es quien realmente eres ahora. Lo puedo ver cuando me miras, cuando me hablas. Atesoro tu amistad, pero más me gustaría que tu fueses quien me escuchara cuando estoy decaída o quien con un abrazo me hiciera sentir que nada puede estar mal. Preces dispuesto a ello, ¿pero qué sucede? ¿Por qué no me lo dices? ¿Temes que vuelva a rechazarte? ¿O es sólo que ya no sientes lo mismo por mí? Tal vez eso sea, pero no me importa. No hago más que estar sentada aquí y pensar y pensar. Hay veces en que pienso que sería mejor superarlo y seguir adelante, pero no puedo. Tendré que aceptar que no seremos más que eso: buenos amigos. No puedo, pero tendré que. Hay que seguir adelante; todos debemos hacerlo. Tal vez deba olvidarte... claro, como si eso fuera así de fácil. No puedo hacerlo si cada vez que te veo mi corazón late tan fuerte que me duele, o cuando deba hacer lo imposible para no correr hacia ti y abrazarte. No puedo, pero deberé. No puedo dejar que Harry y Ron se preocupen por mí de ese modo, no se lo merecen. Ron... bueno, él y yo fuimos novios por un tiempo cuando estábamos en el colegio. Lo quería mucho, pero cuando tú te me acercaste, me confundí y me sentía muy mal. Sentía que estaba lastimando a Ron al no poder definirme, y por eso tuve que decidir que siguiéramos siendo sólo amigos. Él se preocupa mucho más por mí, al igual que Harry, y no quiero que se desvivan de esa manera. Tengo que calmarme y asegurarme de que esto no se involucre con mi trabajo. Sí, eso es lo que debo hacer. De pronto, tocan a la puerta. Alzo la mirada y veo a Ron en el umbral de la oficina. Se acerca, me saluda, y, tomando mi mano, me pregunta: -¿Podríamos hablar?

((((((((((((((((((((((((((

Hola! Muchas gracias por sus reviews, de verdad aprecio que me den sus comentarios sobre la historia y que les esté gustando hasta ahora. Ahora biene la parte de Draco. Espero que les guste! (y dejen reviews, please!)

Capítulo 2: "Las vueltas del destino"

5 años... 5 largos años... Parece mentira pero es lo que me ha tomado tratar de olvidarla. Ese día... lo recuerdo y me vencen las ganas de golpear mi cabeza contra la pared. Tanta ilusión, tanta humillación... pero ya no importa. Desde ese día todo me da igual, creo haberlo demostrado. Mis padres, mis cosas, todo lo mandé al diablo. No niego y me siento muy bien al decir que se lo merecían. Por haberme maniatado y controlado como si fuera su mascota y no su hijo. Gracioso fue oírlos decir que serviría a Voldemort con mi vida y que yo le trataría al igual que un dios. Es decir, no me hubiera negado; a los 14 me sentía listo para unirme a su bando. Me sentía capaz de realizar cualquier maleficio prohibido a cualquiera que se cruzara, incluso a matar. Después de todo, ese era mi destino. Todo me importaba una mierda y aún me sigo sintiendo así. El tiempo pasó, mis padres murieron al resistirse contra el grupo de Aurors que comanda Potter y el Innombrable aún anda a sus anchas torturando a más gente. Por lo menos ha sido reducido gracias a Dumbledore y quien otro sino Potter, el cabeza rajada. Debo admitir que las cosas entre él y yo han mejorado desde que pude abrir los ojos y ver lo que realmente pasaba a mí alrededor. Yo comando otro grupo de Aurors en el Ministerio, asi que se puede decir que ya no lo insulto, pero tampoco somos grandes amigos. Con Weasley es casi lo mismo, pero el trabaja en el Departamento contra el Uso Incorrecto De Los Objetos Muggle, asi que no nos vemos mucho, y con ella... bueno, las cosas han dado un giro bastante agradable con respecto a ella. Quiero decir... somos grandes ya y lo bastante maduros como para tolerarnos mutuamente. Pero sí, somos amigos. Nunca pensé decir esto, pero con Hermione somos amigos. En mi vida pensé dirigirle la palabra a la sabelotodo más insufrible de todo Hogwarts, y menos aún si lo que tenía que decirle no era un insulto. Pero desde ese día... he cambiado. No sé si para bien o para mal, pero he cambiado. ¿Por qué tuviste que dejarte levar por lo que decían? ¿Por qué no sólo escuchaste lo que decía tu corazón? Sé que lo que me dijiste no era lo que realmente sentías. Y también sé que, de haber podido contestar por ti misma, todo habría tenido un final diferente. Dicen que nadie puede cambiar el pasado, pero tú bien podrías haberlo hecho. Cambiar mi pasado y las cosas equivocadas en las que yo creía. Todos tenemos nuestras opiniones, nuestras propias leyes, y lo que es más importante: nuestra propia y única manera de ser. Tú me lo podrías haber demostrado si no te hubieras dejado llevar por lo que los otros decían. Olvidarte... ¿Crees que es fácil olvidarte? Olvidar tus ojos, tus labios... olvidar todo lo que me hace amarte todavía. Cuando te veo caminar por el Ministerio, me quedo ensimismado pensando en las cosas que podríamos estar viviendo justos en este momento, y en qué hubiera pasado si aquél día no te hubiera dicho nada. Probablemente hubiera dado lo mismo, sabiendo lo que ibas a decirme. Tengo que decírtelo, ¿pero qué tal si haciéndolo pierdo tu amistad? Sino podemos estar juntos, por lo menos quiero estar a tu lado como tu amigo. Quiero demostrarte que puedes confiar en mí. Pero algo en tu mirada me dice que no es tarde. Aún podemos darnos una oportunidad. No quiero equivocarme, paro tampoco lo sabré si no lo intento. Te veo ir y venir, acercarte y luego alejarte. No imaginas lo difícil que es no poder decirte esto, no poder disfrutar de tus caricias. No me importa lo que pueda pasar, voy a arriesgarme. No puedo perder más tiempo. Me encamino hacia tu oficina reuniendo valor. No sé muy bien qué pensar, pero sí qué hacer. Llego, y siento que el mundo se me viene abajo. Weasley está contigo, y sosteniendo tu mano.

((((((((((((((((((((((

Capítulo 3: "El comienzo"

Idiota. Eso es lo que soy. Un perfecto idiota. Debí haber imaginado que ya te habías olvidado por completo de mí, de todo, y por lo visto Weasley tampoco pierde el tiempo. Mientras yo me mortificaba a mi mismo pensando en ti, tú la pasabas de maravilla con él. Bueno, no debería estar criticándote, pero por un momento pensé que pensabas en mí como algo más que sólo un amigo. Pense... bueno, no importa que demonios me pasó por la cabeza. Envidio tu capacidad para olvidar. Si fuera así de fácil para mí, créeme. No estaría maldiciendo a Weasley a diestra y siniestra. Tampo...

-¿Qué demo...? -digo, al chocarme de bruces con alguien.

-Lo siento, Malfoy - contesta Potter, disculpándose.

-No, no es nada -le digo, de mal talante y encarando hacia su costado irme a mi despacho.

-Oye, ¿te pasa algo? -pregunta, asiéndome del brazo y frunciendo el entrecejo.

-No me pasa nada -le contesto, quitando mi brazo de un tirón- olvídalo.

Doy media vuelta y me retiro hacia mi oficina. Al pasar por el corredor principal, oigo la voz de Richard, el jefe del escuadrón de Aurors del Ministerio.

-¿De verdad crees eso? No, no puede ser, es absolutamente irracional. Es decir, es imposible.

Su voz sonaba nerviosa y preocupante. Era un hombre de gran paciencia y temple, así que me sorprendió oírlo tan perturbado. Me acerqué sigilosamente a su despacho y en ese momento oí otra voz, aunque desconocida.

-¡Cierra la puerta! Es peligroso hablar de estos temas aquí. ¿Quieres que se entere todo el personal? Rayos, debimos ir a otro lugar...

En ese momento, sentí el portazo. Era increíblemente extraño. ¿Qué era lo que sucedía? ¿Y quién era ese tipo? No podía tratarse de un partidario del Innombrable, tendría que estar demente para venir aquí, sería como un suicidio. Pero algo me hizo pensar que el Innombrable si tenía algo que ver. Di la vuelta y me dirigí a mi oficina. Entré y me dejé caer en mi sillón de cuero. Pasé mi mano por mi cabello y me quité un mechón de los ojos. ¿Qué demonios pasaba? ¿Qué era tan grave como para no querer que ni los de su propio equipo lo supiéramos? Me eché hacia atrás y cerré los ojos. Algo malo iba a suceder, podía sentirlo.

(((((((((((((((((((((((

(HERMIONE)

-Cla... claro, Ron -contesté, algo sorprendida. Su rostro lucía algo preocupado.

-Pero... no aquí -dijo -Ven.

Me levanté y lo seguí. Me llevó hacia un sector del piso donde no había demasiada gente. Se detuvo y me dijo:

-Herm... ¿Qué te sucede?

Abrí los ojos, un poco azorada.

-Nada... ¿Por qué lo preguntas?

-Has estado... bueno, algo deprimida todos estos días.

-No es nada, es sólo... es sólo que he estado algo ocupada con todo lo que está sucediendo, tu sabes, las muertes...y la búsqueda de Voldemort. Sólo estoy un poco agotada, eso es todo.

-Sabes que no puedes mentirme, pero si es algo que prefieres mantener en secreto, lo entenderé -dijo, dirigiéndome una mirada dulce.

-Ron -contesté -no quiero que te preocupes más por mí de lo que lo haces ahora. En serio -dije al instante, al ver que abría la boca para contradecirme -estoy bien. Además, se acerca el fin de semana, así que tendré tiempo de descansar.

-Sí... bueno, sólo asegúrate de hacerme saber si necesitas algo, lo que sea. Sólo dímelo.

Miré a Ron con cariño. Me le acerqué, lo abracé fuertemente y le susurré:

-Gracias. Gracias por haber estado a mi lado, por protegerme, por escucharme. Siempre.

-Desearía poder hacer algo más que sólo escucharte -me dijo suavemente al oído.

Me separé y encontré sus ojos, preocupados, dulces. De pronto, recordé aquel primer día de clases, cuando los conocí a Harry y a él. Nunca hubiera creído que ellos acabarían siendo mis mejores amigos, mis compañeros, mis confidentes, para toda la vida. No, ellos no se merecen que los atormente con mis problemas y dilemas. Pero bueno, sabía que Ron no se contentaría sólo con decirle que estaría bien, así que le prometí que si algo me sucedía, le avisaría. Después de todo, una mentira blanca no hace daño a nadie.

((((((((((((((((((((((((((((

Capítulo 4: "La advertencia"

-Lo siento Ron, pero tengo que irme... Sean me matará si no me ve en mi despacho.

-Está bien -aceptó él, dirigiéndome una pequeña sonrisa - Ve.

Me acerqué y lo besé en la mejilla.

-Estoy bien, créeme -dije, y dando media vuelta me encaminé hacia mi oficina. En efecto, allí estaba Sean Harris , el jefe del departamento.

-Granger -dijo, levantando un poco las cejas -¿algún problema?

-No, señor, sólo... olvide unos archivos en la oficina de Gary Oswald -mentí, rápidamente.

-Oh, bien -dijo éste -por cierto, hazme el favor de entregarle estos documentos a Malfoy, ¿quieres?

-Claro, no se preocupe.

Me entregó la pequeña pila de carpetas y se marchó. Yo también me encaminé hacia mi destino, pero había decidido olvidarlo y esto no me ayudaría a hacerlo precisamente. Respiré y resolví que quería conservar mi amistad con él, que sería lo mejor.