Hola! ¿Como les va? Espero que bien. Bueno, como siempre, perdón por el
retraso. Creo que esta parte del saludo ya es tan obvia y repetitiva, que
no voy a cansarlos más. Así que si quieren, pueden quejarse, yo lo
entiendo. Bueno espero que les guste este cap.
Annita: Espero que este cap te guste, definitivamente, Draco va a hacer más de una cosa para convencer a Hermi. Gracias por tu review!
**
Capítulo 12: "Algo Verdadero"
(Draco)
¿Y qué pensaban? ¿Yo, Draco Malfoy, rechazando una apuesta? Claro que no. Si ella lo había pedido, lo tendría. Pero algo estaba más que claro: todo se valía.
-Bien, Hermione. Tú lo pediste, así que no te vayas a echar para atrás -le dije, tratando de intimidarla.
-Por supuesto que no -me contestó, entornando los ojos -tú eres el que no tiene que acobardarse, aunque no sé si podrás con ello.
Luego de un rato de estar tratando de intimidarnos el uno al otro, por fin resolvimos dormirnos, aunque ella me recordó:
-Mañana te llevaré al San Mungo. Tu herida mejoró bastante y... supongo que ya no te duele, ¿verdad?
-A decir verdad... ya casi no me duele -admití.
-Bien -dijo, con una sonrisa -entonces... mañana te llevo y luego podrás irte a tu casa, según lo que digan los medimagos.
-De acuerdo.
Tomó una frazada que había a los pies de la cama, se acomodó en el sillón y se tapó. Cerró los ojos y me pareció verla más dulce que nunca, allí acurrucada. Volvió a abrir los ojos y con un leve estremecimiento y una sonrisa cálida, me dijo:
-Buenas noches.
-Buenas noches -repetí.
Cayó dormida rápidamente y yo, como había dormido un buen rato a la tarde, me quedé observándola, sin poder conciliar el sueño. Hermione Granger me había desafiado. Quien lo creería. Bueno, después de la bofetada que me había dado en tercero, sería hasta capaz de matarme si se lo proponía, y podía ponerse así de peligrosa en cualquier instante, con solo provocarla. Pero ahora se veía tranquila. Estaba volviendome loco. No podía estar deseándola tanto. Al diablo... no voy a seguir haciéndome la cabeza. Cuando me acomodaba para dormir, la frazada con la que ella se cubría cayó al suelo frío, aunque ella ni se inmutó. Bueno, no podía dejar que se congelara, así que me puse de pie, tomé la frazada y la cubrí lentamente con ella. No puedo expresar las ganas increíbles que tenía de besarla en ese momento, aunque sólo fuera un roce en los labios. Algo me dominaba y no podía controlarlo. Me acercaba, sin notarlo, cada vez más. Pensaba que haría si se despertaba. Sí lo hacía, tendría que decírselo todo, tal y como lo hubiera querido hace mucho tiempo. Con mucho esfuerzo, logré detenerme. Podía sentirla respirar con calma, como inmersa en una paz que sólo ella podía sentir. Al terminar de cubrirla con la frazada, ladeó su cabeza con suavidad y, entre sueños, murmuró mi nombre. Creí que la había despertado, pero sólo se estremeció una vez más y volvió a caer dormida. Volví a acostarme y después de mirarla de nuevo por un momento, logré dormirme.
Alguien aplaudía desde la oscuridad de un páramo. El sonido se hacía más fuerte a medida que alguien se acercaba hacia mí, otro mortífago.
-Bien, Malfoy -dijo, mientras no cesaba de aplaudir -Por la manera en que actúas, supongo que estás considerando por fin lo que es correcto. Vamos, no tienes por qué ser modesto. Únetenos. Tienes más de lo que crees por perder.
-Cállate -respondí con brusquedad.
-Entiendo que estés algo susceptible, pero no olvides el inevitable hecho de que con nosotros es donde tu perteneces; desde el día en que naciste.
-NO pienso unirme a ustedes y no me interesa saber qué es lo que les hace pensar que lo haré.
-Tú eres más poderoso que 10 mortífagos de nuestra orden, aunque no todavía... De cualquier modo, lo llevas en la sangre.
-¿Se puede saber por qué mierda te apareces en mis sueños en lugar de venir y decírmelo en la cara?
-Comprendo. Pero no te preocupes, el momento se acerca... nosotros no podemos forzarte ni ir a buscarte, por desgracia. Sólo podemos ir preparándote para lo que serás. Pero hay alguien que sí puede traerte hasta nosotros. Y ya lo está haciendo.
-Mataré al que se me acerque.
-Lo dudo. Esa persona ya está demasiado cerca, incluso más de lo que hubiésemos querido, y aunque eres astuto, no sabrás quien es, hasta que tus luces se apaguen.
-Draco... -se oía una voz a lo lejos.
-Nos vemos pronto, Malfoy -dijo el mortífago, cuya voz se perdía a lo lejos.
-¡Espera! -grité.
-Draco... -llamaba la voz.
Por fín abrí los ojos. Grande fue el susto que me pegué al ver los ojos castaños de Hermione mirándome.
-Eh! -exclamé con sorpresa -¿Qué sucede?
-Sólo iba a despertarte -dijo ella, con una sonrisa -Buenos días.
-Ah, buenos días -repetí -¿Qué hora es?
-Las diez, creo -dijo, mirando el reloj sobre su mesa de luz.. -¿Quieres desayunar algo antes de irnos?
-Sí, eso estaría bien -dije, intentando levantarme de la cama.
-¿Qué... estás haciendo? -inquirió ella.
-Quiero ver si puedo caminar... o al menos ponerme de pie.
-Ah. ¿Quieres que te ayude?
-No, está bien. Yo sólo... voy a cambiarme.
-Ah, de acuerdo. Yo estaré abajo -dijo, dirigiéndose a la puerta. Se apoyó en el marco de ésta y me dijo:
-Avísame... si necesitas ayuda.
Dicho esto, salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Por suerte, el dolor ya se había ido y podía moverme bien. Tomé mi camisa y mi túnica que Hermione había dejado sobre una silla. Terminé de vestirme y miré por la ventana. Era una mañana cálida y sin nubes. Salídel cuarto de Hermione y bajé las escaleras hasta el pequeño comedor. Allí estaba ella, al parecer haciendo café. Al entrar al comedor, me miró divertida.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Nada -dijo, conteniendo la risa -es sólo que no me acostumbro a verte con el pelo de esa manera.
-Bien, al parecer comenzamos bien la mañana -dije, triunfante. Ella me miró extrañada -ahí tines la primera prueba.
Entornó los ojos y finalmente comprendió.
-Eso no basta, ni significa nada. Necesito algo más... verdadero.
"Yo te daré algo verdadero" pensé. Si la tomara entre mis brazos... que no les quepan dudas de que eso sí sería verdadero.
-¿Y qué propones que haga? -dije, escéptico.
-No lo sé -me dijo, revolviéndo el té -se sincero, aunque sea por una vez. Además, una apuesta es una apuesta. Comprendo que quieras echarte para atrás... -comenzó, esbozando una sonrisa de superioridad, que eran las que mejor le salían.
-Nada de eso -exclamé entornando los ojos -yo nunca me bajo de una apuesta.
Desayunamos, y unos minutos más tarde nos fuimos en su auto al Hospital San Mungo. Entramos al lugar y luego de un rato de espera, nos hicieron pasar.
-Yo... me quedaré aquí, Draco. Despúes de todo, a quien tienen que ver es a ti.
-Vamos, entra. No importará.
Entramos ambos a la sala y un minuto después, entró un hombre joven, de unos 25 o 26 años, vestido con túnica blanca de medimago.
-Buenos días -saludó, fijándose por un momento en Hermione -Siento el retraso, es que hemos tenido algunos inconvenientes con muggles que con frecuencia se confunden de hospital. Bien, ¿señor Malfoy, verdad?
-Así es -contesté.
-Bien, ¿Qué lo trae por aquí? -preguntó desviando furtivamente la mirada de a ratos para observar a Hermione.
-Bueno... -comencé, tratando en vano de recordar al go de lo que me había pasado esa noche.
-El... bueno, fue atacado -dijo Hermione, algo incómoda desde un rincón.
-Ya veo. ¿Acaso fueron mortífagos?
-Sí... -contestó Hermione -¿Cómo... ?
-Usted no es el único que viene por un ataque de los fieles del Innombrable, señor Malfoy. Desafortunadamente, han habido varios y severos casos desde que éste retornó. Bien, déjeme ver la herida, por favor.
Me desabroché la camisa y me soprendí tanto como él al ver que ya no había rastros de la golpiza que me habían dado.
-Al parecer ya ha sanado completamente -dijo el medimago abriendo los ojos -¿Cuándo me dijo que sucedió esto?
-Hace 2 días -contestó Hermione.
-¿Y usted trató la herida srita... ? -dijo el hombre, dirigiéndole una sonrisa de coqueteo.
-Granger -contestó ella, devolviéndole la sonrisa -Sí, lo vendé... con una poción para detener el hematoma interno. Pero no estaba segura de lo que en realidad le había pasado. Pensé que tal vez la herida hubiese sido causada por un maleficio., o algo similar.
-Efectivamente, srita Granger -dijo él una vez más, sonriéndole como un idiota. -Ninguna herida de tipo muggle sana sin dejar secuelas; aunque la felicito por la manera en que trató la herida.
"¿Quisieras felicitarla en privado, idiota?" pensé.
-Bien, señor Malfoy -dijo, volviéndose hacia mí y tratando de mantener serio su semblante, aunque sin mucho éxito -no puedo saber con exactitud el maleficio que le echaron, aunque no descarto que haya sido uno de los imperdonables, seguramente, del malefico Cruciatus. De todos modos, no se preocupe. Es muy improbable que vaya a sucederle algo a partir de esa herida, ya que cicatrizado por completo.
-De acuerdo -le dije, casi de mal talante, volviéndome a abotonar la camisa.
-¿Puedo... hablar un momento con usted? -me preguntó.
-Sí, está bien.
-Bien, yo esperaré afuera -dijo Hermione, saliendo por la puerta.
-Yo solo... quería darle el pésame. Supe lo que le ocurrió a sus padres -dijo el hombre, algo apenado -lo siento.
-No lo sientas -dije sin poder evitar sentir rencor -ellos... están en un lugar mejor ahora -mentí, tratando de que las palabras "se lo merecían" no salieran de mi boca.
Salí del consultorio, algo contrariado, cuando vi a Hermione de brazos cruzados esperándome.
-¿Sucedió algo?
-No, nada. Vámonos, ¿quieres?
-Sí, claro. ¿Te llevo a tu casa?
-Sí -contesté.
Subimos a su auto y yo permanecí sin decir palabra.
-¿Estás bien? Parece como si te hubiera dicho que ibas a morir.
-Sí, solo... necesito descansar, tal vez dormir un poco -mentí.
Llegamos a destino y ella bajó a despedirme.
-Bueno, supongo que te veré mañana en el Ministerio -dijo.
-Sí. Si no, Richard me va a matar.
-Bien, adios -dijo, voltendo para ir hacia su auto.
-NO creas que olvidé la apuesta, eh! -exclamé.
-Sé que no querrás asumir tu derrota -dijo, dándose vuelta y guiñándome un ojo.
-Ya lo veremos -dije, por lo bajo.
Finalmente, subió a su coche y se marchó. Esperé un momento antes de entrar a mi casa. Algo verdadero... ¿qúe demonios podía ser más verdadero que hacerle saber lo mucho que la amo y que quiero tenerla? Se reiría en mi cara, y antes que perder el orgullo, me entrego a Voldemort. Busqué mi varita dentro de mi túnica, y al entrar a mi casa, esa aura del pasado que ya se ha transformado en una parte de ella, vuelve a envolverme, recordándome quién soy.
**
Bueno, eso es todo por ahora, espero que al menos sea digno de leerse. Para aquellos que están esperando ese tan ansiado beso entre Herm y Draco, lo tendrán muy pronto... Por ahora, traten de aguantarse! Besos y gracias como siempre por leer mi historia. Rose 2003 Egresada!!
Annita: Espero que este cap te guste, definitivamente, Draco va a hacer más de una cosa para convencer a Hermi. Gracias por tu review!
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Capítulo 12: "Algo Verdadero"
(Draco)
¿Y qué pensaban? ¿Yo, Draco Malfoy, rechazando una apuesta? Claro que no. Si ella lo había pedido, lo tendría. Pero algo estaba más que claro: todo se valía.
-Bien, Hermione. Tú lo pediste, así que no te vayas a echar para atrás -le dije, tratando de intimidarla.
-Por supuesto que no -me contestó, entornando los ojos -tú eres el que no tiene que acobardarse, aunque no sé si podrás con ello.
Luego de un rato de estar tratando de intimidarnos el uno al otro, por fin resolvimos dormirnos, aunque ella me recordó:
-Mañana te llevaré al San Mungo. Tu herida mejoró bastante y... supongo que ya no te duele, ¿verdad?
-A decir verdad... ya casi no me duele -admití.
-Bien -dijo, con una sonrisa -entonces... mañana te llevo y luego podrás irte a tu casa, según lo que digan los medimagos.
-De acuerdo.
Tomó una frazada que había a los pies de la cama, se acomodó en el sillón y se tapó. Cerró los ojos y me pareció verla más dulce que nunca, allí acurrucada. Volvió a abrir los ojos y con un leve estremecimiento y una sonrisa cálida, me dijo:
-Buenas noches.
-Buenas noches -repetí.
Cayó dormida rápidamente y yo, como había dormido un buen rato a la tarde, me quedé observándola, sin poder conciliar el sueño. Hermione Granger me había desafiado. Quien lo creería. Bueno, después de la bofetada que me había dado en tercero, sería hasta capaz de matarme si se lo proponía, y podía ponerse así de peligrosa en cualquier instante, con solo provocarla. Pero ahora se veía tranquila. Estaba volviendome loco. No podía estar deseándola tanto. Al diablo... no voy a seguir haciéndome la cabeza. Cuando me acomodaba para dormir, la frazada con la que ella se cubría cayó al suelo frío, aunque ella ni se inmutó. Bueno, no podía dejar que se congelara, así que me puse de pie, tomé la frazada y la cubrí lentamente con ella. No puedo expresar las ganas increíbles que tenía de besarla en ese momento, aunque sólo fuera un roce en los labios. Algo me dominaba y no podía controlarlo. Me acercaba, sin notarlo, cada vez más. Pensaba que haría si se despertaba. Sí lo hacía, tendría que decírselo todo, tal y como lo hubiera querido hace mucho tiempo. Con mucho esfuerzo, logré detenerme. Podía sentirla respirar con calma, como inmersa en una paz que sólo ella podía sentir. Al terminar de cubrirla con la frazada, ladeó su cabeza con suavidad y, entre sueños, murmuró mi nombre. Creí que la había despertado, pero sólo se estremeció una vez más y volvió a caer dormida. Volví a acostarme y después de mirarla de nuevo por un momento, logré dormirme.
Alguien aplaudía desde la oscuridad de un páramo. El sonido se hacía más fuerte a medida que alguien se acercaba hacia mí, otro mortífago.
-Bien, Malfoy -dijo, mientras no cesaba de aplaudir -Por la manera en que actúas, supongo que estás considerando por fin lo que es correcto. Vamos, no tienes por qué ser modesto. Únetenos. Tienes más de lo que crees por perder.
-Cállate -respondí con brusquedad.
-Entiendo que estés algo susceptible, pero no olvides el inevitable hecho de que con nosotros es donde tu perteneces; desde el día en que naciste.
-NO pienso unirme a ustedes y no me interesa saber qué es lo que les hace pensar que lo haré.
-Tú eres más poderoso que 10 mortífagos de nuestra orden, aunque no todavía... De cualquier modo, lo llevas en la sangre.
-¿Se puede saber por qué mierda te apareces en mis sueños en lugar de venir y decírmelo en la cara?
-Comprendo. Pero no te preocupes, el momento se acerca... nosotros no podemos forzarte ni ir a buscarte, por desgracia. Sólo podemos ir preparándote para lo que serás. Pero hay alguien que sí puede traerte hasta nosotros. Y ya lo está haciendo.
-Mataré al que se me acerque.
-Lo dudo. Esa persona ya está demasiado cerca, incluso más de lo que hubiésemos querido, y aunque eres astuto, no sabrás quien es, hasta que tus luces se apaguen.
-Draco... -se oía una voz a lo lejos.
-Nos vemos pronto, Malfoy -dijo el mortífago, cuya voz se perdía a lo lejos.
-¡Espera! -grité.
-Draco... -llamaba la voz.
Por fín abrí los ojos. Grande fue el susto que me pegué al ver los ojos castaños de Hermione mirándome.
-Eh! -exclamé con sorpresa -¿Qué sucede?
-Sólo iba a despertarte -dijo ella, con una sonrisa -Buenos días.
-Ah, buenos días -repetí -¿Qué hora es?
-Las diez, creo -dijo, mirando el reloj sobre su mesa de luz.. -¿Quieres desayunar algo antes de irnos?
-Sí, eso estaría bien -dije, intentando levantarme de la cama.
-¿Qué... estás haciendo? -inquirió ella.
-Quiero ver si puedo caminar... o al menos ponerme de pie.
-Ah. ¿Quieres que te ayude?
-No, está bien. Yo sólo... voy a cambiarme.
-Ah, de acuerdo. Yo estaré abajo -dijo, dirigiéndose a la puerta. Se apoyó en el marco de ésta y me dijo:
-Avísame... si necesitas ayuda.
Dicho esto, salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Por suerte, el dolor ya se había ido y podía moverme bien. Tomé mi camisa y mi túnica que Hermione había dejado sobre una silla. Terminé de vestirme y miré por la ventana. Era una mañana cálida y sin nubes. Salídel cuarto de Hermione y bajé las escaleras hasta el pequeño comedor. Allí estaba ella, al parecer haciendo café. Al entrar al comedor, me miró divertida.
-¿Qué pasa? -pregunté.
-Nada -dijo, conteniendo la risa -es sólo que no me acostumbro a verte con el pelo de esa manera.
-Bien, al parecer comenzamos bien la mañana -dije, triunfante. Ella me miró extrañada -ahí tines la primera prueba.
Entornó los ojos y finalmente comprendió.
-Eso no basta, ni significa nada. Necesito algo más... verdadero.
"Yo te daré algo verdadero" pensé. Si la tomara entre mis brazos... que no les quepan dudas de que eso sí sería verdadero.
-¿Y qué propones que haga? -dije, escéptico.
-No lo sé -me dijo, revolviéndo el té -se sincero, aunque sea por una vez. Además, una apuesta es una apuesta. Comprendo que quieras echarte para atrás... -comenzó, esbozando una sonrisa de superioridad, que eran las que mejor le salían.
-Nada de eso -exclamé entornando los ojos -yo nunca me bajo de una apuesta.
Desayunamos, y unos minutos más tarde nos fuimos en su auto al Hospital San Mungo. Entramos al lugar y luego de un rato de espera, nos hicieron pasar.
-Yo... me quedaré aquí, Draco. Despúes de todo, a quien tienen que ver es a ti.
-Vamos, entra. No importará.
Entramos ambos a la sala y un minuto después, entró un hombre joven, de unos 25 o 26 años, vestido con túnica blanca de medimago.
-Buenos días -saludó, fijándose por un momento en Hermione -Siento el retraso, es que hemos tenido algunos inconvenientes con muggles que con frecuencia se confunden de hospital. Bien, ¿señor Malfoy, verdad?
-Así es -contesté.
-Bien, ¿Qué lo trae por aquí? -preguntó desviando furtivamente la mirada de a ratos para observar a Hermione.
-Bueno... -comencé, tratando en vano de recordar al go de lo que me había pasado esa noche.
-El... bueno, fue atacado -dijo Hermione, algo incómoda desde un rincón.
-Ya veo. ¿Acaso fueron mortífagos?
-Sí... -contestó Hermione -¿Cómo... ?
-Usted no es el único que viene por un ataque de los fieles del Innombrable, señor Malfoy. Desafortunadamente, han habido varios y severos casos desde que éste retornó. Bien, déjeme ver la herida, por favor.
Me desabroché la camisa y me soprendí tanto como él al ver que ya no había rastros de la golpiza que me habían dado.
-Al parecer ya ha sanado completamente -dijo el medimago abriendo los ojos -¿Cuándo me dijo que sucedió esto?
-Hace 2 días -contestó Hermione.
-¿Y usted trató la herida srita... ? -dijo el hombre, dirigiéndole una sonrisa de coqueteo.
-Granger -contestó ella, devolviéndole la sonrisa -Sí, lo vendé... con una poción para detener el hematoma interno. Pero no estaba segura de lo que en realidad le había pasado. Pensé que tal vez la herida hubiese sido causada por un maleficio., o algo similar.
-Efectivamente, srita Granger -dijo él una vez más, sonriéndole como un idiota. -Ninguna herida de tipo muggle sana sin dejar secuelas; aunque la felicito por la manera en que trató la herida.
"¿Quisieras felicitarla en privado, idiota?" pensé.
-Bien, señor Malfoy -dijo, volviéndose hacia mí y tratando de mantener serio su semblante, aunque sin mucho éxito -no puedo saber con exactitud el maleficio que le echaron, aunque no descarto que haya sido uno de los imperdonables, seguramente, del malefico Cruciatus. De todos modos, no se preocupe. Es muy improbable que vaya a sucederle algo a partir de esa herida, ya que cicatrizado por completo.
-De acuerdo -le dije, casi de mal talante, volviéndome a abotonar la camisa.
-¿Puedo... hablar un momento con usted? -me preguntó.
-Sí, está bien.
-Bien, yo esperaré afuera -dijo Hermione, saliendo por la puerta.
-Yo solo... quería darle el pésame. Supe lo que le ocurrió a sus padres -dijo el hombre, algo apenado -lo siento.
-No lo sientas -dije sin poder evitar sentir rencor -ellos... están en un lugar mejor ahora -mentí, tratando de que las palabras "se lo merecían" no salieran de mi boca.
Salí del consultorio, algo contrariado, cuando vi a Hermione de brazos cruzados esperándome.
-¿Sucedió algo?
-No, nada. Vámonos, ¿quieres?
-Sí, claro. ¿Te llevo a tu casa?
-Sí -contesté.
Subimos a su auto y yo permanecí sin decir palabra.
-¿Estás bien? Parece como si te hubiera dicho que ibas a morir.
-Sí, solo... necesito descansar, tal vez dormir un poco -mentí.
Llegamos a destino y ella bajó a despedirme.
-Bueno, supongo que te veré mañana en el Ministerio -dijo.
-Sí. Si no, Richard me va a matar.
-Bien, adios -dijo, voltendo para ir hacia su auto.
-NO creas que olvidé la apuesta, eh! -exclamé.
-Sé que no querrás asumir tu derrota -dijo, dándose vuelta y guiñándome un ojo.
-Ya lo veremos -dije, por lo bajo.
Finalmente, subió a su coche y se marchó. Esperé un momento antes de entrar a mi casa. Algo verdadero... ¿qúe demonios podía ser más verdadero que hacerle saber lo mucho que la amo y que quiero tenerla? Se reiría en mi cara, y antes que perder el orgullo, me entrego a Voldemort. Busqué mi varita dentro de mi túnica, y al entrar a mi casa, esa aura del pasado que ya se ha transformado en una parte de ella, vuelve a envolverme, recordándome quién soy.
**
Bueno, eso es todo por ahora, espero que al menos sea digno de leerse. Para aquellos que están esperando ese tan ansiado beso entre Herm y Draco, lo tendrán muy pronto... Por ahora, traten de aguantarse! Besos y gracias como siempre por leer mi historia. Rose 2003 Egresada!!
