(DRACO)
Hola!! Como va?? Yo más que bien, estoy disfrutando de mis vaciones al máximo!! Espero que uds estén bien y no muy enfadados, ya que por fin terminé el capítulo y con él una sorpresa! Espero que les guste y aquí contesto algunmos de los reviews:
Artemisa: Gracias por escribir, pero no estoy de acuerdo en que tus fics no sean tan buenos como el mío, no me he podido hacer tiempo de leerlos ya que me tienen corta con internet, pero voy a intentar comenzar uno ahora, y espero que sigas!!!!
J@ina: jeje, aquí está el capítulo, espero que no te haya hecho esperar mucho, pero lo dudo! Bueno, espero que tu espera y la de los demás de veras lo valga. En cuanto a lo de Hermione, aunque ella sospeche que Draco la quiere, a ella le gusta probarlo, ver si en realidad siente lo que siente por ella. En este cap, Draco se lo hace saber de otra manera... Espero que te guste!! Besos **
Capítulo 14: "Medidas... ¿Drásticas?"
(DRACO)
La vi alejarse, aguantándome la ganas de ir y gritarle en la cara. Si creía que olvidaría la estúpida apuesta, estaba muy equivocada. Y ningún médico me lo iba a arruinar. ¿Quién se piensa que es? Vino hasta aquí para convencerla con una cita fácil, seguro. Bastante coqueteo había hecho ya en el San Mungo. Pero demasiada ventaja ya le he dado. Es hora de actuar. Entré en mi oficina de nuevo y cerré la puerta de un golpe.
Al otro día, desperté decidido a terminar con esa apuesta. No me quedaba otra que aplicar medidas drásticas. Salí para el Ministerio algo tarde, pero no importaba demasiado de todas formas; Richard, el jefe del escuadrón de Aurors, no había tenido noticias de nuevos ataques de mortífagos, lo cual era extraño considerando el tiempo en que nos encontrábamos. Parecían estar calmándose... sí, claro. Tal vez debiera disfrutar de esta pequeña paz antes de que todo vuelva a empezar, aunque no me vendría mla algo de acción. Sumido en todos estos pensamientos, llegué a las puertas del Ministerio y a la calle repleta de autos estacionados. Entré con tranquilidad y tomé el ascensor para subir al segundo piso y llegar hasta mi oficina. Al salir de él, me lo encontré a Potter, que se dirigía al parecer a las escaleras que se encontraban unos metros más a la izquierda.
-Hola -saludé.
-Ah, hola Malfoy -dijo viéndome y deteniéndose.
-¿Qué te pasa?
-Nada, sólo iba a buscar a Hermione, pero no parece haber llegado aún.
-¿Granger tarde? -dije con una media sonrisa -quien lo creería.
-Si, bueno, sólo espero que no le haya pasado nada.
-Oye, todo está muy tranquilo, ¿no lo crees? -pregunté.
-¿Te refieres a Voldemort? Sí, ahora que lo mencionas, todo está demasiado calmado últimamente. Richard no me dijo nada, sin embargo.
-Deben estar planeando algo grande -dije pensativo. -Debemos estar listos para cualquier cosa.
-Por supuesto.
Repentinamente, oí unos pasos alejados, apresurados. El eco parecía acercarse más y más hasta que por fin alguien se hizo visible. Harry y yo volteamos para ver llegar a Hermione exhausta y acalorada, con las mejillas de color.
-Ah -jadeaba de cansancio -Hola
-Hola -saludamos ambos al unísono.
-¿Qué te sucedió? -preguntó Harry.
-No lo puedo creer, pero me quedé dormida -dijo, recuperando el aliento.
-Vaya, la perfecta Hermione Granger quedándose dormida. ¿Qué ejemplo nos queda? -dije con una actitud exagerada, a la que ella respondió con una mirada insolente.
-No te enfades, Herm, pero creo que esta vez debo apoyarlo -dijo Potter riendo.
-Bueno Harry, tú no tienes mucho de qué presumir, ¿no? -dijo, algo irritada.
-¿Qué es lo que están haciendo? Perdiendo el tiempo, supongo -exclamó un hombre pequeño pero de gran temperamento. Era Bill Stedman, el primer secretario del Ministro; en otras palabras, el lamesuelas de Fudge.
-Buenos días a ti también -dijo Harry molesto.
-¿Buenos días? -repitió Bill de mal humor -hace exactamente 12 minutos que tendrían que estar trabajando. Voy a reportarlos.
-Tranquilízate, Stedman. Además, si no mal recuerdo, Fudge está fuera de la ciudad, así que tú deberías estar encargándote de sus asuntos pendientes, en lugar de acosar a los demás -concluí, dirig+endole una mirada molesta.
-En primer lugar, Malfoy, no deberías dirigirte a mí de manera tan irrespetuosa; segundo, no los estoy acosando, sólo...
-¿Tomando aire porque no tiene nada que hacer? -contesté. El hombre miró con desprecio a los tres, fijando por último su mirada en mí. Luego de rebuznar por un momento, se marchó, dándose aires de importancia.
-Idiota -murmuró Potter.
-Agradezcan que no nos reportará -acotó Hermione.
-No lo hará -dije, con seguridad.
Luego de algunos minutos de conversación, resolvimos irnos cada uno por nuestro lado. Llegué a mi despacho y me senté en el sillón. Lentamente las horas pasaron y pasaron hasta que, cansado de mirar el techo sin motivo alguno, decidí salir a estirar las piernas, las cuales ya casi ni sentía. Caminando por el edificio, me encontré con Richard, el cual iba con aire preocupado hacia las escaleras del segundo piso.
-Richard -lo llamé.
-Eh? -dijo saliendo de su sopor -Hola, Malfoy.
-¿Algo nuevo?
-No. Pero he tenido noticias de ataques en Lisboa y en las cercanías de Turquía. Los escuadrones correspondientes ya se han encargado por suerte.
-Parece que aquí todo está en calma -acoté.
-Eso parece... -dijo, dubitativo -no lo entiendo. Digo, siendo Harry a quien tanto busca el Innombrable...
-Hace años que lo es -agregué -pero nunca ha conseguido matarlo. En lugar de eso, sus cobardes súbditos siguen cobrando vidas.
-Sí... bueno, debo irme. Si llega a suceder cualquier cosa... sólo estate preparado.
Dicho esto, dio media vuelta y siguió su camino. Yo seguí el mío hasta toparme con una chica hermosa que acababa de salir del baño. Nunca antes la había visto, pero al acercarme a ella no pude creer de quien se trataba.
-¿Qué estás mirando, Draco? -dijo Hermione, mientras se arreglaba un pendiente.
-Na... Nada -dije, intentando no parecer asombrado. Me era difícil: realmente lo estaba.
-Veo que tú tampoco tienes mucho que hacer.
-¿Y tú qué me dices?
-Ya casi es hora de irnos y además...
-No tienes que darme explicaciones -le dije, con recelo.
-Por supuesto. Es que siempre parece que tengo que hacerlo-dijo.
-Sólo haz tu vida.
-Eso es exactamente lo que voy a hacer -dijo, volteándo y viendo acercarse a un hombre con una rosa.
-Hola -saludó el medimago.
-Hola Greg -saludó ella-
-Te ves muy bonita.
-Gracias -respondió ella, con una sonrisita -Greg, él es Draco. Supongo que te acuerdas -dijo, presentándonos.
-Claro. Hola Draco -dijo tendiéndo su mano con otra de sus idiotas sonrisas.
-Hola -repetí, forzándome a estrecharle la mano.
-Bien. ¿Estás lista? -preguntó amablemente.
-Sí, sólo déjame ir por mi túnica. No tardo.
Ambos la vimos alejarse. Estaba preciosa e iba a salir con este estúpido. Mi día no podía mejorar. De pronto algo se me ocurrió. Un contraataque perfecto.
-Así que... -comencé -van a salir, no?
-Sí -dijo, feliz.
-Es bonita, no? -pregunté.
-Sí, realmente lo es.
-Es una lástima que...
-¿Qué? -preguntó curioso.
-Nada, olvídalo -dije, haciendo un ademán con la mano.
-¿Hay algo de malo en ella? -Acotó, preocupado.
-No, es sólo... bueno, es un poco... tú sabes, nerviosa. Nada que temer, de todas formas. -terminé, cruzando los brazos con seguridad.
-¿En serio? -dijo él con una expresión extraña -pero no debe ser nada malo...
-No, bueno, no si no te le acercas demasiado.
-Ya veo...
-Por cierto... ¿Adónde van a ir? -pregunté, desinteresadamente.
-Bueno... pensaba llevarla a tomar algo a un café. Se llama "Solsticio". Se encuentra cerca del Callejón Diagon.
"Gracias, tonto" -pensé.
-Ah, sí. He oído de él -dije, sintiendo acercarse a Hermione.
-Bien, ya estoy lista.
-De acuerdo. Fue un placer, Draco.
-Sí, claro -dije, con falsedad.
-Adiós, Draco -dijo Hermione, tomándole a propósito el brazo a Greg y marchándose.
-Sí, adiós, Hermione. O más bien, Hasta dentro de un rato. El carilindo idiota había picado el anzuelo perfectamente. Tenía el lugar, la hora y... sólo me faltaba pareja. Después de todo no podía aparecerme por ahí solo. De pronto, vi a April saliendo del pasillo cargando unos archivos. Al verme, me saludó:
-Hola, señor Malfoy.
-Hola April -saludé amablemente -llámame Draco, por favor.
-Ah, lo siento, Draco -dijo ella, con una sonrisa tímida.
-Dime... ¿Tienes algo que hacer cuando salgamos de aquí?
-¿Yo? Eh... no, nada -titubeó.
-Tú... es decir, ¿querrías salir a tomar algo? Si no tienes nada que hacer claro... -dije, inocente y empalagosamente amable.
-Eh -dijo azorada -si, seguro.
-Bien -contesté -dentro de unos minutos paso por ti a tu oficina.
-D-Dde acuerdo... Draco -agregó ella con una pequeña sonrisa. Luego, se marchó.
Deshice mi camino pensando en cuánto me había facilitado las cosas el medimago sin darse cuenta. Ahora, de una vez por todas, terminaría con la apuesta. Al llegar a su oficina, April estaba terminando de cerrar su escritorio.
-¿Lista? -pregunté.
-Si, vamos.
Ambos salimos del Ministerio, junto con algunas personas que charlaban de buen humor y que ya también se iban, y subimos a mi auto. El viaje no duró mucho, aunque April era algo tímida, ya que dificilmente articuló palabra durante el trayecto. Al llegar al pub, el cual tenía un letrero brillante que decía "Solstico", estacioné el auto y, cordialmente como nunca en mi vida lo había sido, ayudé a April a salir del auto. Al entrar al lugar, miramos a nuestro alrededor: era bastante grande y la luz era ténue, asi que casi ni se podían distinguir rostros familiares. Sonaba una música muy buena, aunque movida y algunas personas baillaban. Nos sentamos en una de las tantas mesas circulares y pequeñas que se encontraban en el lugar. Sobre la mesita, un pequeño velador cubierto con un pañuelo de seda rojo. Unos minutos después de habernos sentado, una muchacha llegó para tomar nuestra orden; April pidió un Gin con soda y yo un Whisky. De a poco, comenzamos a hablar y, de reojo, rastreaba el lugar en busca de la engreída de Hermione y su parejita.
-Y... -comenzó April -bueno... no quiero parecer chismosa, pero...
-¿Qué sucede? -dije, mientras buscaba a Hermione.
-Bueno... en el Ministerio circula el rumor de que entre tú y Hermione Granger pasa algo...
-Eh? -dije, con una sonrisa sarcástica -Están completamente dementes. No hay nada más que una áspera y a veces rarísima amistad entre ella y yo.. Además -dije, dirigiéndole una mirada cándida - ¿crees que yo podría andar con alguien como ella?
-Bueno -dijo ella riendo -es cierto que es controladora y un poco arrogante...
-¿Algo? Se nota que no la conoces. Es... -me detuve de repente. Por fin había divisado a Hermione. Estuvo una mesa más adelante todo el tiempo y yo sin notarlo. Justo en el momento en que la vi charlando animadamente con el doctorcito, fijó increíblemente sus ojos en mí y, abriendo los ojos con una mezcla de sorpresa y fastidio, se obligó a desviar la mirada.
-¿Draco... ? Tierra llamando a Draco Malfoy...
-Lo siento -balbuceé, saliendo de mi ensimismamiento -¿dijiste algo?
-Sólo dije que tienes razón. Tú y ella no se verían bien juntos. Son como el agua y el aceite.
En ese momento, Greg se levantó y tendiéndole su mano, invitó a hermione a bailar, al tiempo que una música lenta comenzaba a sonar. Ella accedió con una sonrisa y juntos se fueron hacia la pista. Muchas de las personas que estaban en el pub se habían puesto a bailar, asi que la pista estaba algo concurrida. A medida que se internaban en la muchedumbre, Hermione y Greg se hicieron menos visibles, pero aún se distinguían lo suficiente como para que yo pudiese ver la mano de él rodeando cobardemente su cintura. Podía jurar que recordaba lo que le había dicho en el Ministerio, aunque ya había visto demasiado.
-Eh... ¿me disculpas, April? -pregunté.
-Sí, no hay problema -dijo ella.
Me levanté de la mesa y fui dirigiéndome de a poco a la pista. Me acerqué y Hermione al verme abrió la boca como para sofocar un grito y luego volvió a cerrarla. Greg, al notarlo, volteó y, con total falsedad y fastidio evidente por haberlos interrumpido, exclamó:
-¡Malfoy! No sabía que tú también vendrías...
-Sí, bueno, no soy de los que se quedan en sus casas aburridos por la noche -al decir esto, Hermione frunció el entrecejo con disgusto.
-Además es una noche bonita y este lugar es muy bu8eno -agregó.
-Sí. Me preguntaba... ¿te molestaría? -dije mirando primero a Hermione y luego a él, esperando que fuera lo suficientemente inteligente como para entender la indirecta.
-Eh? Ah... -dijo, entendiéndome- si, claro.
Se separó de Hermione y se alejó de la pista.
-¿Qué es lo que haces aquí? -dijo ella, viendo a Greg alejarse y dirigiéndome una mirada extraña.
-¿Qué? ¿Ahora tú eres la única que puede divertirse? Además, no te preocupes. Tu cita no se enfadará. Es más, creo que deberías darle un respiro.
-Cállate. ¿Y tú qué? ¿Viniste con alguna de tus amiguitas? Asegúrate de que esta vez no la pierdas por el camino.
-¿Oye, por una vez, querrías tragarte tu arrogancia? -le dije, exasperado. Lentamente, me acerqué a ella y, fijando mis ojos en los suyos, la tomé suavemente por la cintura. Ella de a poco fue colocando sus brazos alrededor de mi cuello. Al ritmo de la lenta música comenzamos a bailar.
-No sabía que supieras bailar -dijo ella, luego de unos segundos.
-¿Lo ves? ya viste otra cosa nueva en mi -dije con una sonrisa sarcástica.
-No te emociones -respondió ella con una pequeña sonrisita.
-No empieces.
-Sé en lo que estás pensando. En la apuesta.
-¿En serio?
-Ajá. Y debo decirte que eres bastante predecible.
-¿Y en qué te basas para decir eso? -pregunté.
-En ti.
Solté una carcajada. Extrañada, me miró y dijo:
-¿Qué te sucede?
-Estás tan equivocada... dije, mirando el techo.
-¿De veras? Entonces... pruébalo.
Al oirla, bajé la mirada. Encontré sus ojos y no pude ni quise esperar más. Mis labios se acercaron a los de Hermione, para encontrarse y fundirse en el beso que tanto había esperado. Sentí como la música y la gente se perdían a lo lejos. Por ese instante, fue solo mía.
Hola!! Como va?? Yo más que bien, estoy disfrutando de mis vaciones al máximo!! Espero que uds estén bien y no muy enfadados, ya que por fin terminé el capítulo y con él una sorpresa! Espero que les guste y aquí contesto algunmos de los reviews:
Artemisa: Gracias por escribir, pero no estoy de acuerdo en que tus fics no sean tan buenos como el mío, no me he podido hacer tiempo de leerlos ya que me tienen corta con internet, pero voy a intentar comenzar uno ahora, y espero que sigas!!!!
J@ina: jeje, aquí está el capítulo, espero que no te haya hecho esperar mucho, pero lo dudo! Bueno, espero que tu espera y la de los demás de veras lo valga. En cuanto a lo de Hermione, aunque ella sospeche que Draco la quiere, a ella le gusta probarlo, ver si en realidad siente lo que siente por ella. En este cap, Draco se lo hace saber de otra manera... Espero que te guste!! Besos **
Capítulo 14: "Medidas... ¿Drásticas?"
(DRACO)
La vi alejarse, aguantándome la ganas de ir y gritarle en la cara. Si creía que olvidaría la estúpida apuesta, estaba muy equivocada. Y ningún médico me lo iba a arruinar. ¿Quién se piensa que es? Vino hasta aquí para convencerla con una cita fácil, seguro. Bastante coqueteo había hecho ya en el San Mungo. Pero demasiada ventaja ya le he dado. Es hora de actuar. Entré en mi oficina de nuevo y cerré la puerta de un golpe.
Al otro día, desperté decidido a terminar con esa apuesta. No me quedaba otra que aplicar medidas drásticas. Salí para el Ministerio algo tarde, pero no importaba demasiado de todas formas; Richard, el jefe del escuadrón de Aurors, no había tenido noticias de nuevos ataques de mortífagos, lo cual era extraño considerando el tiempo en que nos encontrábamos. Parecían estar calmándose... sí, claro. Tal vez debiera disfrutar de esta pequeña paz antes de que todo vuelva a empezar, aunque no me vendría mla algo de acción. Sumido en todos estos pensamientos, llegué a las puertas del Ministerio y a la calle repleta de autos estacionados. Entré con tranquilidad y tomé el ascensor para subir al segundo piso y llegar hasta mi oficina. Al salir de él, me lo encontré a Potter, que se dirigía al parecer a las escaleras que se encontraban unos metros más a la izquierda.
-Hola -saludé.
-Ah, hola Malfoy -dijo viéndome y deteniéndose.
-¿Qué te pasa?
-Nada, sólo iba a buscar a Hermione, pero no parece haber llegado aún.
-¿Granger tarde? -dije con una media sonrisa -quien lo creería.
-Si, bueno, sólo espero que no le haya pasado nada.
-Oye, todo está muy tranquilo, ¿no lo crees? -pregunté.
-¿Te refieres a Voldemort? Sí, ahora que lo mencionas, todo está demasiado calmado últimamente. Richard no me dijo nada, sin embargo.
-Deben estar planeando algo grande -dije pensativo. -Debemos estar listos para cualquier cosa.
-Por supuesto.
Repentinamente, oí unos pasos alejados, apresurados. El eco parecía acercarse más y más hasta que por fin alguien se hizo visible. Harry y yo volteamos para ver llegar a Hermione exhausta y acalorada, con las mejillas de color.
-Ah -jadeaba de cansancio -Hola
-Hola -saludamos ambos al unísono.
-¿Qué te sucedió? -preguntó Harry.
-No lo puedo creer, pero me quedé dormida -dijo, recuperando el aliento.
-Vaya, la perfecta Hermione Granger quedándose dormida. ¿Qué ejemplo nos queda? -dije con una actitud exagerada, a la que ella respondió con una mirada insolente.
-No te enfades, Herm, pero creo que esta vez debo apoyarlo -dijo Potter riendo.
-Bueno Harry, tú no tienes mucho de qué presumir, ¿no? -dijo, algo irritada.
-¿Qué es lo que están haciendo? Perdiendo el tiempo, supongo -exclamó un hombre pequeño pero de gran temperamento. Era Bill Stedman, el primer secretario del Ministro; en otras palabras, el lamesuelas de Fudge.
-Buenos días a ti también -dijo Harry molesto.
-¿Buenos días? -repitió Bill de mal humor -hace exactamente 12 minutos que tendrían que estar trabajando. Voy a reportarlos.
-Tranquilízate, Stedman. Además, si no mal recuerdo, Fudge está fuera de la ciudad, así que tú deberías estar encargándote de sus asuntos pendientes, en lugar de acosar a los demás -concluí, dirig+endole una mirada molesta.
-En primer lugar, Malfoy, no deberías dirigirte a mí de manera tan irrespetuosa; segundo, no los estoy acosando, sólo...
-¿Tomando aire porque no tiene nada que hacer? -contesté. El hombre miró con desprecio a los tres, fijando por último su mirada en mí. Luego de rebuznar por un momento, se marchó, dándose aires de importancia.
-Idiota -murmuró Potter.
-Agradezcan que no nos reportará -acotó Hermione.
-No lo hará -dije, con seguridad.
Luego de algunos minutos de conversación, resolvimos irnos cada uno por nuestro lado. Llegué a mi despacho y me senté en el sillón. Lentamente las horas pasaron y pasaron hasta que, cansado de mirar el techo sin motivo alguno, decidí salir a estirar las piernas, las cuales ya casi ni sentía. Caminando por el edificio, me encontré con Richard, el cual iba con aire preocupado hacia las escaleras del segundo piso.
-Richard -lo llamé.
-Eh? -dijo saliendo de su sopor -Hola, Malfoy.
-¿Algo nuevo?
-No. Pero he tenido noticias de ataques en Lisboa y en las cercanías de Turquía. Los escuadrones correspondientes ya se han encargado por suerte.
-Parece que aquí todo está en calma -acoté.
-Eso parece... -dijo, dubitativo -no lo entiendo. Digo, siendo Harry a quien tanto busca el Innombrable...
-Hace años que lo es -agregué -pero nunca ha conseguido matarlo. En lugar de eso, sus cobardes súbditos siguen cobrando vidas.
-Sí... bueno, debo irme. Si llega a suceder cualquier cosa... sólo estate preparado.
Dicho esto, dio media vuelta y siguió su camino. Yo seguí el mío hasta toparme con una chica hermosa que acababa de salir del baño. Nunca antes la había visto, pero al acercarme a ella no pude creer de quien se trataba.
-¿Qué estás mirando, Draco? -dijo Hermione, mientras se arreglaba un pendiente.
-Na... Nada -dije, intentando no parecer asombrado. Me era difícil: realmente lo estaba.
-Veo que tú tampoco tienes mucho que hacer.
-¿Y tú qué me dices?
-Ya casi es hora de irnos y además...
-No tienes que darme explicaciones -le dije, con recelo.
-Por supuesto. Es que siempre parece que tengo que hacerlo-dijo.
-Sólo haz tu vida.
-Eso es exactamente lo que voy a hacer -dijo, volteándo y viendo acercarse a un hombre con una rosa.
-Hola -saludó el medimago.
-Hola Greg -saludó ella-
-Te ves muy bonita.
-Gracias -respondió ella, con una sonrisita -Greg, él es Draco. Supongo que te acuerdas -dijo, presentándonos.
-Claro. Hola Draco -dijo tendiéndo su mano con otra de sus idiotas sonrisas.
-Hola -repetí, forzándome a estrecharle la mano.
-Bien. ¿Estás lista? -preguntó amablemente.
-Sí, sólo déjame ir por mi túnica. No tardo.
Ambos la vimos alejarse. Estaba preciosa e iba a salir con este estúpido. Mi día no podía mejorar. De pronto algo se me ocurrió. Un contraataque perfecto.
-Así que... -comencé -van a salir, no?
-Sí -dijo, feliz.
-Es bonita, no? -pregunté.
-Sí, realmente lo es.
-Es una lástima que...
-¿Qué? -preguntó curioso.
-Nada, olvídalo -dije, haciendo un ademán con la mano.
-¿Hay algo de malo en ella? -Acotó, preocupado.
-No, es sólo... bueno, es un poco... tú sabes, nerviosa. Nada que temer, de todas formas. -terminé, cruzando los brazos con seguridad.
-¿En serio? -dijo él con una expresión extraña -pero no debe ser nada malo...
-No, bueno, no si no te le acercas demasiado.
-Ya veo...
-Por cierto... ¿Adónde van a ir? -pregunté, desinteresadamente.
-Bueno... pensaba llevarla a tomar algo a un café. Se llama "Solsticio". Se encuentra cerca del Callejón Diagon.
"Gracias, tonto" -pensé.
-Ah, sí. He oído de él -dije, sintiendo acercarse a Hermione.
-Bien, ya estoy lista.
-De acuerdo. Fue un placer, Draco.
-Sí, claro -dije, con falsedad.
-Adiós, Draco -dijo Hermione, tomándole a propósito el brazo a Greg y marchándose.
-Sí, adiós, Hermione. O más bien, Hasta dentro de un rato. El carilindo idiota había picado el anzuelo perfectamente. Tenía el lugar, la hora y... sólo me faltaba pareja. Después de todo no podía aparecerme por ahí solo. De pronto, vi a April saliendo del pasillo cargando unos archivos. Al verme, me saludó:
-Hola, señor Malfoy.
-Hola April -saludé amablemente -llámame Draco, por favor.
-Ah, lo siento, Draco -dijo ella, con una sonrisa tímida.
-Dime... ¿Tienes algo que hacer cuando salgamos de aquí?
-¿Yo? Eh... no, nada -titubeó.
-Tú... es decir, ¿querrías salir a tomar algo? Si no tienes nada que hacer claro... -dije, inocente y empalagosamente amable.
-Eh -dijo azorada -si, seguro.
-Bien -contesté -dentro de unos minutos paso por ti a tu oficina.
-D-Dde acuerdo... Draco -agregó ella con una pequeña sonrisa. Luego, se marchó.
Deshice mi camino pensando en cuánto me había facilitado las cosas el medimago sin darse cuenta. Ahora, de una vez por todas, terminaría con la apuesta. Al llegar a su oficina, April estaba terminando de cerrar su escritorio.
-¿Lista? -pregunté.
-Si, vamos.
Ambos salimos del Ministerio, junto con algunas personas que charlaban de buen humor y que ya también se iban, y subimos a mi auto. El viaje no duró mucho, aunque April era algo tímida, ya que dificilmente articuló palabra durante el trayecto. Al llegar al pub, el cual tenía un letrero brillante que decía "Solstico", estacioné el auto y, cordialmente como nunca en mi vida lo había sido, ayudé a April a salir del auto. Al entrar al lugar, miramos a nuestro alrededor: era bastante grande y la luz era ténue, asi que casi ni se podían distinguir rostros familiares. Sonaba una música muy buena, aunque movida y algunas personas baillaban. Nos sentamos en una de las tantas mesas circulares y pequeñas que se encontraban en el lugar. Sobre la mesita, un pequeño velador cubierto con un pañuelo de seda rojo. Unos minutos después de habernos sentado, una muchacha llegó para tomar nuestra orden; April pidió un Gin con soda y yo un Whisky. De a poco, comenzamos a hablar y, de reojo, rastreaba el lugar en busca de la engreída de Hermione y su parejita.
-Y... -comenzó April -bueno... no quiero parecer chismosa, pero...
-¿Qué sucede? -dije, mientras buscaba a Hermione.
-Bueno... en el Ministerio circula el rumor de que entre tú y Hermione Granger pasa algo...
-Eh? -dije, con una sonrisa sarcástica -Están completamente dementes. No hay nada más que una áspera y a veces rarísima amistad entre ella y yo.. Además -dije, dirigiéndole una mirada cándida - ¿crees que yo podría andar con alguien como ella?
-Bueno -dijo ella riendo -es cierto que es controladora y un poco arrogante...
-¿Algo? Se nota que no la conoces. Es... -me detuve de repente. Por fin había divisado a Hermione. Estuvo una mesa más adelante todo el tiempo y yo sin notarlo. Justo en el momento en que la vi charlando animadamente con el doctorcito, fijó increíblemente sus ojos en mí y, abriendo los ojos con una mezcla de sorpresa y fastidio, se obligó a desviar la mirada.
-¿Draco... ? Tierra llamando a Draco Malfoy...
-Lo siento -balbuceé, saliendo de mi ensimismamiento -¿dijiste algo?
-Sólo dije que tienes razón. Tú y ella no se verían bien juntos. Son como el agua y el aceite.
En ese momento, Greg se levantó y tendiéndole su mano, invitó a hermione a bailar, al tiempo que una música lenta comenzaba a sonar. Ella accedió con una sonrisa y juntos se fueron hacia la pista. Muchas de las personas que estaban en el pub se habían puesto a bailar, asi que la pista estaba algo concurrida. A medida que se internaban en la muchedumbre, Hermione y Greg se hicieron menos visibles, pero aún se distinguían lo suficiente como para que yo pudiese ver la mano de él rodeando cobardemente su cintura. Podía jurar que recordaba lo que le había dicho en el Ministerio, aunque ya había visto demasiado.
-Eh... ¿me disculpas, April? -pregunté.
-Sí, no hay problema -dijo ella.
Me levanté de la mesa y fui dirigiéndome de a poco a la pista. Me acerqué y Hermione al verme abrió la boca como para sofocar un grito y luego volvió a cerrarla. Greg, al notarlo, volteó y, con total falsedad y fastidio evidente por haberlos interrumpido, exclamó:
-¡Malfoy! No sabía que tú también vendrías...
-Sí, bueno, no soy de los que se quedan en sus casas aburridos por la noche -al decir esto, Hermione frunció el entrecejo con disgusto.
-Además es una noche bonita y este lugar es muy bu8eno -agregó.
-Sí. Me preguntaba... ¿te molestaría? -dije mirando primero a Hermione y luego a él, esperando que fuera lo suficientemente inteligente como para entender la indirecta.
-Eh? Ah... -dijo, entendiéndome- si, claro.
Se separó de Hermione y se alejó de la pista.
-¿Qué es lo que haces aquí? -dijo ella, viendo a Greg alejarse y dirigiéndome una mirada extraña.
-¿Qué? ¿Ahora tú eres la única que puede divertirse? Además, no te preocupes. Tu cita no se enfadará. Es más, creo que deberías darle un respiro.
-Cállate. ¿Y tú qué? ¿Viniste con alguna de tus amiguitas? Asegúrate de que esta vez no la pierdas por el camino.
-¿Oye, por una vez, querrías tragarte tu arrogancia? -le dije, exasperado. Lentamente, me acerqué a ella y, fijando mis ojos en los suyos, la tomé suavemente por la cintura. Ella de a poco fue colocando sus brazos alrededor de mi cuello. Al ritmo de la lenta música comenzamos a bailar.
-No sabía que supieras bailar -dijo ella, luego de unos segundos.
-¿Lo ves? ya viste otra cosa nueva en mi -dije con una sonrisa sarcástica.
-No te emociones -respondió ella con una pequeña sonrisita.
-No empieces.
-Sé en lo que estás pensando. En la apuesta.
-¿En serio?
-Ajá. Y debo decirte que eres bastante predecible.
-¿Y en qué te basas para decir eso? -pregunté.
-En ti.
Solté una carcajada. Extrañada, me miró y dijo:
-¿Qué te sucede?
-Estás tan equivocada... dije, mirando el techo.
-¿De veras? Entonces... pruébalo.
Al oirla, bajé la mirada. Encontré sus ojos y no pude ni quise esperar más. Mis labios se acercaron a los de Hermione, para encontrarse y fundirse en el beso que tanto había esperado. Sentí como la música y la gente se perdían a lo lejos. Por ese instante, fue solo mía.
