Éste es un fic tipo Lime.
SENTIMIENTO EQUIVOCADO.
Capítulo 1.- Como agua y aceite.
Munich, Alemania.
El entrenamiento del Bayern Munich estaba en su apogeo. Dos de los ases del equipo, Stefan Levin y Sho Shu Kong, tiraban con potencia hacia la portería, pero el guardameta detenía impecablemente todos los disparos. No importaba qué tiros hicieran o desde donde lanzaran, el arquero nunca mostró señales de debilidad al momento de atajar el balón. El entrenador Schneider se mostraba más que satisfecho con el desempeño de su nueva adquisición para la próxima Champions League, el gran portero japonés Genzo Wakabayashi. Con él en la portería, sus posibilidades de coronarse como los campeones de Europa eran muchísimo mayores.
Sin embargo, Karl Heinz Schneider, hijo del entrenador y capitán del equipo, realizó un disparo excelente que perforó limpiamente la portería del arquero japonés. Éste observó un tanto asombrado el balón que había entrado en su meta antes de voltear a ver a su antiguo rival y ahora compañero de equipo.
Excelente tiro, Schneider.- dijo Genzo.- Realmente me sorprendiste.
Parece que eres el único que puede anotarle a Wakabayashi.- comentó Sho.
Es algo bueno, pues eso significa que será muy difícil que alguien nos meta un gol durante el torneo.- comentó Schneider.- Ahora sí seremos invencibles.
¡Muy bien hecho, Schneider!.- gritó de repente una voz femenina.- Hasta que alguien le baja los humos a esa estrellita que tienen como guardameta.
Todo el equipo, incluido el propio Wakabayashi, dirigió su mirada hacia el sitio de donde había provenido la voz, aunque Genzo sabía de sobra de quién se trataba. En la tribunas se encontraba una chica alta y delgada, con una larga y reluciente melena de color castaño oscuro, y en cuyos ojos negros se reflejaba la malicia.
Vaya, vaya. Ya llegó Doña Perfecta.- dijo Genzo, con sarcasmo.- ¿Qué? ¿Acaso ya te demandaron por contaminar el ambiente con el espantoso ruido que sale de tu garganta y que tú insistes en decir que se llama voz?
Cállate, Wakabayashi.- replicó la muchacha.- Al menos no hago el ridículo pretendiendo demostrar que sé jugar fútbol.
Claro, como si tú supieras mucho. Ni siquiera has de saber qué es un balón.
Ahhh, pero yo no actúo como idiota cada vez que uno de mis propios compañeros de equipo me lanza un tiro que no sé ni cómo detener.
Bueno, basta ya.- intervino Levin.- Lily, nos agrada mucho que vengas a visitarnos pero si deseas pelearte con Wakabayashi deberás esperar a que termine el entrenamiento.- continuó, dirigiéndose a la chica, quien le lanzaba miradas de franca antipatía a Genzo.
Yo no vengo a pelearme con ése.- protestó Lily.- Simplemente hago notar lo que es tan obvio.
Sí, claro... .- murmuró Wakabayashi, con sarcasmo.- Lo que aquí es muy evidente es lo antipática que eres.
¡Mira quien habla!
Lily, mejor nos vamos ya.- intervino en ese momento Marie, la hermana de Schneider.- Discúlpenme, por favor.- les dijo a los jugadores.- La culpa es mía, yo quería ver a mi padre y a mi hermano y le pedí a Lily que me acompañara, cosa que no debí de haber hecho pues ya debería de haber sabido que ella y Wakabayashi se pelearían.
A mí no me interesa pelearme con ése.- protestó Lily.
A mí no me interesa pelearme con ésa.- protestó Genzo.
Ya, como sea. Vámonos ya, por favor.- los interrumpió Marie, al tiempo que jalaba a Lily del brazo para alejarla de allí.
Levin, Sho y Schneider intercambiaron miradas entre sí y después movieron la cabeza, apesadumbrados.
Varias horas después, en un pequeño recinto de música, Lily intentaba alcanzar una nota que resultaba un tanto alta para su voz. Su gran sueño de toda la vida era ser una cantante de ópera reconocida y cantar junto a grandes personalidades como Luciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo. Tenía una bellísima voz de soprano, pero aun le faltaba mucho para poder dominarla durante los cambios de tono de una melodía, por lo que cada tarde practicaba sin descanso para poder cumplir su sueño.
Esa tarde se encontraba sola, pues la mayoría de los cantantes habían sucumbido frente a una epidemia de gripe que se estaba esparciendo rápidamente por toda la ciudad. Era invierno y en Munich hacía muchísimo más frío que en México, el país natal de Lily, por lo que la muchacha había redoblado sus precauciones para no enfermarse, debido a que ella no estaba acostumbrada a ese clima tan helado. Llevaba un abrigo grueso, guantes, bufanda y gorro, y su aspecto era el de un oso polar.
Oye, Lily.- la llamó Marie Schneider.- Debo irme temprano hoy. ¡Vendrá Gino a visitarme!
Gino Fernández era el novio de turno de Marie. Cabe mencionar que, antes que Gino, Marie y Genzo Wakabayashi habían tenido un noviazgo que nunca terminó de cuajar del todo.
¿Desde Italia? ¡Oye, qué bien!.- dijo Lily, emocionada.- Me da mucho gusto por ti.
¡Síííí, tengo tanto de no verlo! Con eso de que él vive tan lejos... Pero ya estoy acostumbrada, cuando andaba con Wakabayashi era lo mismo, pues en ese entonces él estaba en Hamburgo y yo aquí.
¡Aghh! ¡Pero cómo comparas tu relación con Gino con la que tenía con ese sujeto!.- dijo Lily, con evidente desdén.- Por Gino sí vale la pena esperar, por ese tarado no.
¿Por qué no te agrada Wakabayashi, Lily?.- preguntó Marie, un tanto triste.- Es un muchacho muy agradable.
¿Agradable? ¡Ja! ¡Hasta crees!.- respondió Lily.- Es un verdadero idiota, es un maldito engreído y orgulloso, se cree que es el mejor y siempre te mira como si no fueras digna de mantener una conversación con él.
Eso no es cierto...
Claro que lo es, es un completo imbécil.
Marie suspiró, resignada.
Bueno, como sea, debo irme. ¡Nos veremos mañana!
Hasta mañana, Marie, mucha suerte y me saludas a tu novio. Ése sí es un buen portero.
Marie solo sonrió, al tiempo que le hacía una señal de despedida con la mano. Lily volvió a su práctica, pero cada vez le resultaba más difícil alcanzar la nota deseada, pues el frío en el recinto aumentaba y eso lastimaba mucho su garganta cada vez que la abría, así que, sin poder evitarlo, desentonó horriblemente en una parte de la canción. Antes de que su voz se apagara por completo, se dejaron escuchar unos aplausos que más parecían de burla que de otra cosa.
Vaya, vaya, así que ésta es la gran voz de la siguiente generación.- dijo Genzo Wakabayashi, con evidente burla.
¿Qué demonios haces aquí?.- reclamó Lily, muy molesta.- ¿Por qué no vas a ver si ya puso la marrana?
Uyuyuy, andamos de muy mal humor hoy, ¿verdad? No se sorprende, con lo mal que cantas...
¿Por qué no te largas y me dejas en paz?
Si tú puedes ir a interrumpir mi entrenamiento no entiendo por qué yo no puedo interrumpir el tuyo.
En primera, no interrumpí tu entrenamiento.- gritó Lily, cada vez más enojada.- Tú mismo lo interrumpiste con tu pésima actuación. En segunda, no compares tu entrenamiento al mío. Yo sí tengo que hacer un gran esfuerzo para dominar la voz, eso no cualquiera lo hace. En cambio, hasta un perro amaestrado podría jugar fútbol.
Genzo y Lily se miraron unos segundos con odio; ninguno podía soportar la presencia del otro por más de dos minutos. Había una antipatía muy evidente entre ambos, la cual nació el día en que se conocieron, unos meses atrás, cuando Lily llegó de México. Era un día lluvioso, y ella estaba parada en una esquina, esperando que pasara un taxi que la llevara a su lugar de hospedaje cuando Genzo pasó a toda velocidad en su automóvil y la salpicó de pies a cabeza. Él se bajó del coche con el fin de disculparse, pero ella estaba tan furiosa que no lo dejó hablar; le dijo que era un completo imbécil, que por su culpa podría enfermarse y que debía fijarse por donde iba y no ir baboseando. Él le respondió que no era su culpa que ella fuera tan tonta como para no darse cuenta de que estaba parada frente a un charco de agua y que tenía cosas más importantes que hacer que el andarse cuidando de no mojar a niñas distraídas y caprichosas. A partir de ese entonces, cada vez que se veían surgía entre ellos un deseo de agredir al otro en la peor forma posible. Lo que ninguno de los dos sabía, era que ese sentimiento que ellos hacían pasar como odio era en realidad otra cosa...
En esos momentos, entró al lugar Salvatore Gentile, el libero italiano y pretendiente de Lily.
¿Ya estás lista, preciosa?.- saludó el joven.- ¡Ah! No sabía que estabas aquí, Wakabayashi.- añadió, sorprendido por la presencia del jugador.
Ya se iba, no tiene nada qué hacer aquí.- contestó Lily, quien aun trataba de dominar su rabia.
Claro que ya me voy, no tengo razón alguna para seguir martirizando mis oídos con tu voz.- Wakabayashi salió del lugar con paso arrogante.
¡Cómo lo detesto!.- gritó Lily, iracunda, una vez que el muchacho se fue.- Es un idiota.
A Gentile no le sorprendía en lo más mínimo que Lily y Genzo no se llevaran bien. Él era un hombre serio, reservado y frío, amante de los deportes. Ella era una mujer muy abierta, extrovertida y dulce, cuya mayor pasión eran las artes. Eran polos opuestos, eran perro y gato, eran agua y aceite. Nunca conseguirían llevarse bien.
Notas:
El mandar a alguien a "ver si ya puso la marrana", es una manera muy poco cortés de decirle que se vaya a freír espárrgos, o sea, que deje de molestar. Muy usado en México nnU
