Yo te odio.

Capítulo 2.- ¿Repulsión o atracción?

Varios días después, Wakabayashi, Levin, Schneider y Sho descansaban después del entrenamiento de ese día. La conversación giraba en torno al fútbol, obviamente, aunque había momentos en los cuales la charla se desviaba hacia otras cosas muy diferentes...

¿Ya vieron a la nueva asistente del equipo? Está tal y como me la recomendó el doctor.- comentó Sho.

Está muy buena.- coincidió Schneider.- Pero no es de mi tipo.

¿Bromeas? ¡Es pelirroja, qué más quieres!.- protestó Sho.

Ah, es que Schneider prefiere a las trigueñas, así como Lily.- dijo Levin, con tono de complicidad.- ¿No es verdad?

Pues... .- Schneider se limitó a sonreír por lo bajo.

Uy, pues si yo fuera tú me daría prisa, porque todo parece indicar que Gentile anda rondándola.- comentó Sho.

No me sorprende, Lily es una chica preciosa.- dijo Levin.

Sinceramente, yo no sé que le ven.- intervino Wakabayashi, quien había estado mirando a sus compañeros como si éstos se hubiesen vuelto locos.

¿Cómo que qué le vemos? ¿Estás ciego o no has notado el cuerpazo que tiene? Además, es preciosa.- dijo Schneider.

Podrá ser linda y todo lo que quieran, pero como persona es horrible.- sentenció Genzo.- Es tan solo una niña tonta, mimada y caprichosa, es inaguantable.

Estás equivocado, amigo.- lo interrumpió Sho.- Es una muchacha muy dulce, yo he hablado muchas veces con ella y es encantadora.

Sí como no.- respondió Genzo, con sarcasmo.- ¿Es que acaso soy el único que la ve como realmente es?

Más bien, eres el único que no la ve como realmente es.- replicó Schneider.- Si no fueras tan obstinado y orgulloso, te podrías dar cuenta de que en realidad Lily es muy buena persona.

¿Estás hablando tú o tus deseos de acostarte con ella?.- dijo Genzo, con evidente disgusto.- Quiero ver si opinas lo mismo después de que consigas tu propósito de echártela al plato.

No seas tan necio.- fue todo lo que Schneider respondió.- Un día te darás cuenta de que no es tan mala como crees.

Wakabayashi ya no respondió, simplemente le dio un sorbo a su taza de café.

Más tarde, Genzo vagaba solo por las calles de Munich cuando se topó con Berenice, la nueva asistente de la cual había estado hablando Sho.

¡Ah, hola!.- lo saludó la muchacha.- ¿Tú eres Genzo Wakabayashi, verdad? Eres al único al que aun no conozco del equipo. Soy Berenice, la nueva asistente del Bayern, mucho gusto.- la muchacha le extendió la mano, evidentemente fascinada. Se notaba a leguas que le gustaba muchísimo el portero.

El placer es mío.- sonrió Genzo. La muchacha era muy bonita y parecía ser agradable.- ¿Hacia adonde te diriges? Me gustaría invitarte un café para darte la bienvenida.

¡Oh! ¡No sabes cuánto me encantaría! Pero prometí pasar por una amiga a su clase de salsa y no le puedo fallar...

Es una lástima... En todo caso, ¿puedo acompañarte?.- preguntó él, galantemente.

¡Por supuesto!.- respondió la muchacha, muy emocionada.

Así que ambos se dirigieron a un estudio de danza localizado muy cerca de allí. Al entrar, Genzo se dio cuenta de que, para su desgracia, Lily era una de las personas que tomaban clases. Ella, ajena a su presencia, se movía con una gracia y soltura que cautivaban a los presentes. Sin saber muy bien por qué, Genzo clavó su mirada en el vaivén de sus caderas y recorrió poco a poco el bien formado cuerpo de la muchacha. La falda que Lily llevaba era muy corta, y en cada giro se levantaba dejando ver gran parte de sus muslos torneados. Wakabayashi se sorprendió al darse cuenta de que su repulsión hacia Lily se había convertido en admiración.

Eh, debo ir a cambiarme.- anunció Berenice.- Ya me convenció mi amiga de tomar clases también, pero no puedo bailar muy bien con este vestido que traigo.

Claro, no hay problema, yo aquí te espero.- contestó Genzo, tratando de despegar su mirada de los movimientos sensuales de la cadera de Lily.

Sin embargo, cuando él se quedó solo, la profesora de baile se acercó a él con el fin de invitarlo a unirse también.

Vamos, venga, no se quede ahí mirando.- lo animó.

Yo no bailo, gracias.- respondió Genzo, muy serio.

¡Oh, vamos! No es tan difícil. Venga, lo llevaré con la mejor de mis alumnas.

Y sin esperar respuesta, la profesora lo tomó por un brazo y lo condujo hasta el sitio en donde Lily bailaba.

Señorita Del Valle, espero que no le moleste enseñarle a este apuesto joven a bailar.- le dijo.

Lily miró unos segundos a Genzo con burla.

Dudo mucho que aprenda, profesora. No está hecho para estas cosas.- respondió.

¿Es eso o es que más bien no sabes bailar?.- replicó Wakabayashi.- ¿No que eres la mejor?

Este comentario hizo enojar a Lily, pues lo tomó como un reto.

Muy bien. ¿Quieres bailar? Bailemos entonces.- dijo Lily, tomando a Genzo de una mano. Genzo, por su parte, tomó a Lily de la cintura con la mano que tenía desocupada.

La música comenzó a sonar; era muy movida pero a Lily no le costaba ningún trabajo seguirla; Genzo, en cambio, tuvo dificultades en los primeros compases, pero como estaba decidido a no dejarse vencer por ella, no tardó en imitar sus movimientos y a mitad de la canción ya se había acoplado a Lily. Y de pronto, algo muy extraño comenzó a suceder. Ambos se miraron a los ojos y una extraña atracción comenzó a invadirlos. Sus movimientos comenzaron a ser más y más sensuales y atrevidos. La diminuta blusa que Lily llevaba se subió un poco, de manera que Genzo ya tenía su mano sobre la piel desnuda de la cintura de ella. Él sentía como el contacto con esa suave piel le quemaba la mano y lo invadía del deseo de recorrerla toda, de principio a fin. Las caderas de ambos se movían al unísono, como si sus cuerpos estuviesen hechos para fusionarse en uno solo. Después de un giro, Lily quedó tan cerca de Genzo que ella pudo percibir su aliento en el cuello, y deseó por un momento que los labios de él la invadieran de besos. Ninguno podía evitarlo, a cada giro, a cada movimiento de cadera, a cada acercamiento, la química se hacía más y más grande. Cuando la canción terminó, Lily rodeó con una de sus piernas la cadera de Genzo. Lily pudo sentir la enorme virilidad de Genzo latir bajo el pantalón, luchando por romper las barreras de la tela para estar dentro de ella. Ambos respiraban agitadamente, mientras se miraban a los ojos tratando de comprender qué era lo que había pasado. Sus labios casi se rozaban...

¡Maravilloso! ¡De verdad que ustedes tienen una química perfecta!.- dijo la instructora, aplaudiendo ruidosamente.

Genzo y Lily se soltaron inmediatamente, como si el contacto con el otro produjera quemaduras graves.

Lo siento, pero no es lo mío.- murmuró Genzo, al tiempo que se alejaba en dirección a la puerta.- Nos veremos después, Berenice.- añadió, dirigiéndose a la muchacha que los había estado observando con la boca abierta.

Lily lo vio irse, mientras trataba de controlar el latir de su corazón... Y el de su deseo...

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Varios días después, Lily y Salvatore Gentile se paseaban tomados de la mano. Aun no eran pareja oficial, pero era obvio que pronto lo serían. Sin embargo, esa tarde Salvatore estaba más callado y distante que de costumbre.

¿Qué te pasa?.- le preguntó Lily, con suavidad.

¿Qué me pasa de qué?.- respondió Gentile.- No me pasa nada.

Estás muy callado...

¿Y ya por eso significa que me pasa algo?

No te enojes, solo quiero saber si puedo ayudarte en algo...

Si pudieras ayudarme en algo ya te hubiera pedido ayuda, ¿no crees?.- Gentile la soltó de la mano y caminó unos pasos delante de ella.

No tienes por qué portarte así conmigo.- protestó Lily.- Solo quiero saber si estás bien...

Ya te dije que sí, no tienes por qué seguir molestándome con eso.

De acuerdo, no te enojes...

¿Cómo no quieres que me enoje? Siempre me sales con cosas como ésa y sabes que me molesta mucho que me interroguen.

Ya, está bien, lo lamento.

O sea, vengo desde a Italia a verte, y tú te la pasas interrogándome.

¡Ya! Te dije que lo siento. No es para tanto.

¿Qué no es para tanto? ¿Crees acaso que ando de humor para tonterías como ésta? Estaría mucho mejor entrenando para la siguiente temporada.

Lily ya no respondió; muy dolida, se dio la media vuelta y se alejó en sentido opuesto, haciendo caso omiso de la petición que le hacía Gentile para que volviera.

Es un verdadero idiota.- murmuró Lily, con los ojos llenos de lágrimas.

Había llegado a las cercanías de la Sankt Michaels-Hofkirche . Se sentó en una banca localizada en un parque cercano, tratando de descargar toda su rabia.

No lo entiendo, sino tiene ganas de salir conmigo que no salga y ya, pero que no se comporte como si fuera una obligación.- dijo en voz alta.- Dice que estaría mucho mejor entrenando, como si yo le quitara el tiempo, como si yo no estuviera dejando mis prácticas vespertinas para poder salir con él.

No me digas que la pequeña niña mimada de papá tiene problemas con su príncipe azul.- dijo una ya tan conocida voz masculina, con sarcasmo. Wakabayashi estaba parado a pocos metros de ella.

No me molestes ahora.- refunfuñó Lily. Lo que menos quería en esos momentos era toparse con la persona que más detestaba.

Pues si quieres que te dé mi opinión... .- comenzó a decir Genzo.

No me importa tu opinión...

... todo esto es culpa tuya...

¿QUÉ? ¿Culpa mía? ¿Cómo te atreves a emitir un juicio así como así, sin conocer los hechos?

No necesito conocer los hechos para saber que la estás regando.

¿Y en qué te basas para decir eso, idiota?

Uyuyuy, cuida tu lenguaje niña. Digo que todo esto es tu culpa porque nunca debiste aceptar salir con él.

¿Ah sí? ¿Y por qué?

Tú misma acabas de decirlo, estás dejando tus prácticas de canto, que por cierto no sirven para nada, para poder estar con él. Si de verdad es cierto lo que dices de que pretendes convertirte en una gran cantante, toco madera, no deberías distraerte con tonterías como lo es el amor.

¿Ah, en serio?

Sí. El enamorarse te distrae y te hace perder el tiempo, te aparta de tus verdaderos objetivos y al final no te deja nada. Se evapora en el aire, se marcha tan rápido como llegó. No vale la pena.- respondió Genzo, con autosuficiencia.

Dices eso porque eres un amargado.- dijo Lily, levantándose de la banca y acercándose a él para mirarlo a los ojos.- Eres un maldito amargado que tiene miedo de experimentar cosas nuevas.

¿Cómo te atreves a decirme eso?.- gritó Genzo, apretando los puños muy enojado.

¡Porque es la verdad! Tienes miedo de tus propias emociones, las escondes detrás de una coraza de frialdad, porque deseas aparentar que eres muy autosuficiente y que no necesitas de nada ni de nadie, pero la verdad es que tienes miedo de enamorarte, tienes miedo de conocer el amor y de descubrir que en verdad tienes un corazón. ¿Y sabes qué? A mí no me importa lo que tú opines. Yo salgo con Gentile aun a costa de mis prácticas, porque yo sí deseo enamorarme, yo sí deseo conocer el amor. ¡Yo no tengo miedo de vivir!

Genzo la miró fijamente por unos instantes; el brillo en sus ojos era tan temible que Lily temió que la golpeara; sin embargo, en vez de eso, la tomó violentamente entre sus brazos y la besó con fuerza. Al principio, el beso era doloroso, porque Genzo apretaba su boca con fuerza contra la de Lily, pero después, los labios masculinos comenzaron a moverse con ternura y suavidad sobre los de ella. Sin saber por qué, Lily respondió al beso, como si su boca hubiese cobrado vida propia, y así parecía ser, pues los labios de Genzo parecían infundirle nueva vida.

Cuando él la soltó, Lily le propinó una tremenda bofetada en el rostro, antes de alejarse corriendo. Genzo simplemente la vio irse, al tiempo que se frotaba la mejilla adolorida.

Lily llegó hecha una furia a su casa. Estaba enojada con Gentile por haberla obligado a irse, estaba enojada con Wakabayashi por haberla besado a la fuerza. Pero, más que nada, estaba enojada con ella misma por haberse derretido en los labios y en los brazos del hombre que más detestaba en el mundo.

Notas:

Sankt Michaels-Hofkirche: Catedral de San Miguel.

Echársela al plato, es una manera de decir que va a formar parte la colección de mujeres conquistadas por algún hombre, en este caso, Schneider.

Para los que no lo sepan, la salsa es un estilo de baile en pareja muy movido.

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Lily de Wakabayashi.