Capítulo 6.- Moja mi corazón.

Comenzó a llover. Wakabayashi llevaba ya varias horas entrenando sin descanso. No le importaban ni la lluvia ni la noche, no le importaba nada. Sabía que si se detenía el peso de la situación de la que estaba huyendo caería sobre él.

Demasiado tarde se había dado cuenta de la verdad. Ahora que ya nada podía hacer, se había dado cuenta de lo que en realidad sentía... Su obstinación y su orgullo lo habían llevado a esto...

Era ya de madrugada cuando Lily pasó cerca del campo de entrenamiento. Ella no sabía qué estaba haciendo allí. Un sentimiento poderoso la sacó de la cama y la hizo ir hasta ese lugar. Todas las luces del campo estaban prendidas y Lily vio también que estaba accionado el aparato que aventaba balones de manera automática.

"¿Quién rayos puede estar entrenando con este clima y a estas horas?", se preguntó. Al acercarse más obtuvo su respuesta.

¡Wakabayashi!.- gritó ella, al verlo.- ¿Qué rayos estás haciendo aquí?

Qué no ves, estoy entrenando.- musitó él, débilmente.

Wakabayashi estaba parado a pocos metros de ella, con la cabeza baja y los puños apretados. Lily en seguida notó que algo le estaba ocurriendo. Se acercó más hasta quedar frente a él, y antes de que pudiera decirle algo, Genzo súbitamente se dejó caer hacia adelante. Lily apenas si tuvo tiempo de abrazarlo y maniobrar para que no cayera encima de ella. Logró hincarse y hacer que él se hincara, aunque la cabeza de él quedó recargada contra al pecho de ella, mientras que los brazos de Lily envolvían el tórax de Genzo.

¡Válgame!.- gritó Lily, a notar lo caliente que estaba la cabeza de Genzo.- ¡Pero si tienes fiebre! Tenemos que ir a resguardarnos de la lluvia, hay que ir a buscar un doctor y...

Te necesito... .- murmuró Genzo, interrumpiéndola.

¿Q... qué?.- tartamudeó Lily.

Ya no puedo seguir ocultándolo. Te necesito conmigo... .- continuó diciendo Genzo, en susurros.- No consigo sacarte de mis pensamientos, no puedo dejar de pensar en ti...

Wakabayashi, ahora no... .- Lily trató de detenerlo pero Genzo no se lo permitió.

Ahora. Tiene que ser ahora, ya no puedo pretender que te detesto porque no es verdad... La primera vez que te vi... No supe que hacer... El impacto que causaste en mí fue tan intenso que no supe qué camino tomar... Nunca había sentido lo que sentí al verte por primera vez... Lo más fácil para mí fue fingir que te detestaba, porque no supe que hacer con la enorme atracción que tengo hacia ti... Todo este tiempo me he estado engañando a mi mismo... Creyendo que te odio, creyendo que eras una molestia para mí... Pero el otro día, cuando te vi llorando, algo se desató en mi interior... Cuando mojaste mi corazón con tus lágrimas supe que en verdad... Que en verdad te amo, Lily...

Genzo... .- murmuró Lily, tratando de contener el llanto.

Segundos después, Genzo se desmayó en los brazos de Lily.

Varias horas después, Genzo despertó. Se encontraba en lo que parecía ser la habitación de un hospital. Volteó para todos lados para ver si alguien estaba con él, pero no vio a nadie, así que apretó el botón para llamar a las enfermeras que estaba cerca de su cama. Al poco rato entró una enfermera de edad madura, muy sonriente.

Veo que ya despertó.- le dijo.- ¿Cómo se siente, joven?

Un poco mejor.- respondió Genzo.- ¿En qué ciudad estamos?

En Colonia. Sus amigos lo trajeron ayer, con fiebre muy alta. Tuvo mucha suerte, estuvo a un tris de pescar una neumonía. Los jugadores como usted deberían tener más consideración con su salud.

En esos momentos entró en doctor a la sala, quien al ver que su paciente estaba despierto se acercó para examinarlo.

¿Cómo se siente?.- le preguntó.

Mejor, gracias.- volvió a responder Genzo.

Bien... Por favor... Tome aire.- ordenó el doctor, al tiempo que auscultaba el pecho de Genzo con un estetoscopio.- Ahora suéltelo... Otra vez... Muy bien, pues no hay datos de enfermedad en sus pulmones, y las radiografías salieron limpias. Se salvó usted de ésta, señor Wakabayashi, si las cosas siguen así podré darlo de alta mañana por la mañana.

¿Tiene que ser hasta mañana? ¿No puede ser hoy mismo?.- preguntó Genzo, un tanto inquieto, pues deseaba salir cuanto antes de ese lugar para saber qué era lo que había pasado con Lily.

Sí, tiene que ser hasta mañana. Es necesario que se quede esta noche bajo vigilancia médica para evitar cualquier complicación.

El médico anotó las indicaciones en el expediente y después salió de la habitación, seguido por la enfermera, aunque ésta no tardó en volver, acompañada por Schneider, Levin y Sho.

¿Se siente bien como para recibir visitas?.- preguntó la enfermera.

Claro.- contestó Wakabayashi.

¿Cómo te sientes, amigo?.- preguntó Schneider.- Nos diste un buen susto.

De veras que te puedes llegar a obsesionar con el sóccer, ¿eh?.- añadió Levin.

Mira que no conseguíamos bajarte la fiebre, tuvimos que venir a toda prisa al hospital más cercano.- terció Sho.

De verdad que se los agradezco. Lamento haber causado tantas molestias pero no está mal que sirvan para algo de vez en cuando.- contestó Genzo.

¡Ja! ¡Mira quien habla!

Genzo temía preguntar. Una parte de él ansiaba saber en dónde estaba Lily, pero al mismo tiempo no quería escuchar la noticia de que ella había vuelto a Munich con Salvatore. "¿Realmente le dije que la amaba?", pensó, "Todo es para mí un tanto confuso... Pero estoy seguro de que le confesé lo que en verdad sentía cuando la tuve entre mis brazos...".

Bueno, amigo.- dijo Sho, de repente.- Nosotros nos retiramos ya...

¿Tan pronto? ¿Cuál es la urgencia?.- inquirió Wakabayashi.

Bueno, es que hay alguien más que desea verte... .- dijo Schneider, en voz baja.- Ha estado muy preocupada por ti, trátala bien, por favor.

Levin y Sho le hicieron una señal de despedida y siguieron a Schneider rumbo a la salida. Wakabayashi se preguntó quien más habría ido a visitarlo. Una corazonada le decía que tal vez...

Hola.- musitó Lily, desde la puerta.- ¿Puedo pasar?

Claro, por favor.- respondió Genzo.

¿Cómo te sientes?.- le preguntó ella, con timidez.

Mucho mejor, sino fuera porque el médico no me dejó salir hoy, ya me hubiera ido.

Ya veo. Me alegro.- ella evitaba todo tipo de contacto visual. Se sentó en una silla cercana a la cama, pero se limitó a verse las uñas.

Quiero desearte lo mejor.- dijo Genzo, después de un rato.

¿Cómo?.- Lily al fin volteó a verlo.

Sí. Espero que seas muy feliz con Gentile, espero que él sepa darte lo que en verdad te mereces... Y también quiero disculparme por comportarme como un idiota contigo, espero que puedas perdonarme alguna vez...

En esos instantes, la enfermera regresó y sonrió al ver a la pareja.

¿Ve? Le dije que se recuperaría pronto, no había nada de qué preocuparse.- le dijo a Lily.- Esta señorita ha estado muy preocupada por usted.- añadió dirigiéndose a Genzo.- Le he dicho que usted no estaba en peligro serio pero aun así no conseguía tranquilizarla con nada.

Yo... Me sentía culpable.- murmuró Lily, agachando la cabeza de nuevo.

Y a ver si puede hacer que coma de nuevo. Se ha pasado aquí todo el tiempo, sin dormir y sin probar bocado, se puso en el plan de que no se iría hasta saber que usted estaría bien.

Genzo miró a Lily con curiosidad. ¿En verdad ella había estado tan preocupada?

Bueno, los dejo solos.- continuó la enfermera.- Supongo que tienen muchas cosas qué decirse.- Y se marchó.

Genzo.- dijo Lily, levantando nuevamente la cabeza.- Quiero decirte algo. Tal vez no te importe pero... No pude acostarme con Gentile. No pude... Yo solo... Cada vez que... Cada vez que él me tocaba solo podía pensar en el calor y en la gentileza de tus manos al recorrer mi cuerpo...

Lily se levantó de la silla y se acercó a la cama.

Cuando me confesaste que me querías mi corazón saltó de alegría... .- continuó.- Y casi me volví loca de la desesperación cuando te desmayaste entre mis brazos... Yo no sé que fue lo que me hiciste... Pero desde que estuve entre tus brazos solo he deseado volver a sentirme en ellos... Porque solo allí he encontrado la paz que con tanta desesperación he estado buscando en mi música... Yo... Yo te amo, Genzo.

Al escuchar esto, Genzo tomó con delicadeza el rostro de Lily y la besó tierna y profundamente. Ella se dejó envolver por el calor de su abrazo.

Mi niña mimada. No sabes cuánto te amo... .- susurró Genzo, una vez que se separaron.

Tal vez eran como agua y aceite, pero el destino los había hecho el uno para la otra.