Entre las sombras

.2ª parte

No podía creerlo era Ginny, que traía consigo un cuaderno, la niña cuya silueta me había vuelto loco.., es el destino, me dije, sí, o una prueba para que yo haga lo correcto.

Al verme se le iluminó la cara y sus labios dibujaron una alegre sonrisa.

- Hola. - Se me acercó y me dio un beso en la mejilla, un cálido beso que en parte rozó mis labios, yo me quedé mudo un instante, aun sorprendido de verla - Tenía problemas con lo que acabas de explicarnos.. – me dijo mostrando la libreta. Así salí de mi trance, y me trate de disimular, ella se sentó frente a mi y yo me sentía algo incomodo.

Su mirada se paseaba por todo mi cuerpo, se daba cuenta perfectamente que me ponía nervioso, pero al parecer eso era un aliciente para ella, y no dejaba de mirarme con esa sonrisa entre curiosa y coqueta.

Le expliqué lo mejor que pude, ella estaba a mi lado y sentía como buscaba constantemente el contacto físico con mi cuerpo, no se como pero resistí, y muy profesional, terminé de enseñarle cómo poder aprender el temario sin mucha dificultad.

Nos despedimos.

Ella me dio otro beso casi en los labios, y mi pene estuvo a punto de pararse, así que en cuanto Ginny salió, me fui casi huyendo a darme una ducha fría.

De poco me sirvió.

Las siguientes semanas continué con las clases, y ella, muchas veces, regresaba pocos minutos después a mi despacho con alguna duda inventada, debo añadir..,

Ya era casi una norma.

Yo la esperaba.., un par de veces, no vino, y, en contra de lo que quería pensar, me molesté, supongo que ella jugaba también con eso.

No puede ser que una niña me ponga de cabeza tan fácilmente, me dije, así que decidí seguirle el juego, yo también buscaría el contacto físico, trataría de acostumbrarme a ella, volverme inmune a sus encantos, tarea difícil, pero logré controlarme mejor, ya no me enrojecía, ni me acaloraba, no tenía tantos amagos de erecciones al sentir el roce de su cuerpo.

Al parecer ella se dio cuenta que sus tímidos coqueteos, ya no surtían efecto en mí, así que decidió dar un paso más en su pequeño e inocente juego de seducción.

En una ocasión dejó caer su pergamino, y se agachó a por él en un gesto estudiado. Me dio la espalda se dirigió al papel, e inclinó completamente su tronco hacia adelante para recogerlo.., me quede atónito. Con mi mirada recorrí de abajo hacia arriba sus bien formadas piernas, sus muslos firmes, la pequeña falda del uniforme se le había levantado un poco y me dejaba ver parte de su tanguita blanco, y parte de sus nalgas, muchas chicas de 20 años quisieran tener unas así.

Se quedó unos segundos en esa postura para que yo la apreciara en todo su esplendor... esta no es chica no es una niña es la tentación en persona, pensé.

Ella, desde su posición, seguramente me vio. Yo seguía helado, con la boca entreabierta. Se incorporo sonriendo pícaramente, sabiendo que, esta vez sí, su jugada había surtido efecto en mí. Y me dio el habitual beso de despedida en la mejilla, si se puede decir así, porque cada vez nuestros labios se quedaban más próximos.

La siguiente vez, al finalizar la lección decidí acompañarme hasta la puerta, al pie de los escalones de mi despacho, estando en las escaleras que dan a la salida, no se si se le cayó o si soltó deliberadamente su coletero, yo me giré al darme cuenta, ella estaba un escalón mas arriba que yo, así que nuestras cinturas quedaron casi a la misma altura. Yo hice un ademán de recoger la goma del pelo, y me acerqué un poco, ella repitiendo la misma operación de la ocasión anterior se inclino completamente, dándome la espalda, pero esta vez sus nalgas tocaron de lleno el bulto entre mis piernas, y no supe qué hacer.

Ella levantó un poco la cabeza al sentirme, pero no se movió de su posición.

Yo tampoco lo hice.

Mi verga ahora le daba de lleno en la raja de su trasero, no se cuanto tiempo estuvimos así, pero supe que mi pene ya estaba casi erecto, e iba tratando salir de mi pantalón.

Dejándome llevar por mis instintos, me anime a acercarme aún más, a empujar un poco mas mi ingle contra sus nalgas y sentirla mejor. Así lo hice, empujé un poco mas y ella siguió firme en su posición, y suspiró al notar el contacto.

Por fin pude sentir todo su tierno y virgen trasero, y me dieron ganas de romperle la falda del uniforme y la túnica, y clavarle mi verga, mis 21cm hasta el fondo... pero escuché un golpe en la puerta, llamaban.

Rápido, me retiré de esa posición y tomé el pomo de la puerta. Era Snape, con una copa humeante, la poción matalobos. No se extrañó de verla en mi despacho a esas horas, y si lo hizo, no realizó comentario alguno. Salió del despacho.

Inmediatamente, me tapé con un libro que llevaba en la mano, ya que no podía disimular de otra forma mi erección. Ginny se percató de ello porque lanzaba miradas furtivas a mi entrepierna, me sentía bastante abochornado por la situación, quizá un poco culpable..,

En qué estarías pensando para hacer eso, me reprendí mentalmente, esta vez se te pasó la mano.., me decía.

Decidí disculparme antes de irme, pero estando en el umbral de la salida, y justo cuando iba a hablar, ella me dio un beso de lleno en los labios, corto pero cálido y jugoso, que me dejó sin palabras.

- No importa - me dijo con una sonrisa cómplice – yo también.. – cortó su voz dándome otro beso, más largo y profundo que el anterior, más íntimo...

Tuvimos una noche de sexo fantástica.

Y ahora, debo añadir que ahora, la solemos repetimos muy a menudo...

Sí.

Definitivamente, hay clases que prefiero, sean individuales.

FIN