Disclaimer: No tengo ni un activo en Disney, así que ninguno de sus personajes me pertenece.


Viñeta 31


Elsa sintió el abrazo de su hermana como una sorpresa, sin haberse dado cuenta de su presencia, lo cual habría hecho en otro momento.

Inspiró, agradeciendo que Anna no le preguntara cómo estaba, haciendo caso a su petición de semanas atrás.

No había motivos para que la respuesta fuese la esperada. El panorama era el mismo que aquel día de febrero en que la hallara de rodillas en el vestíbulo, tras ser llamada por sus preocupados guardias.

Pronto se haría un mes desde la partida de Hans… o, más bien, desaparición, y no podía mejorar sus ánimos demasiado, aunque lo intentaba, por el próximo cumpleaños de Elisabeth.

En realidad, quizá debía resignarse a su actual situación; acostumbrarse a la pérdida del hombre del que estaba enamorada y a las consecuencias de sus decisiones. Tenía que perder esa ilusión de verlo regresar a ella, obtener su perdón e intentar estar juntos, como casi lograron anteriormente.

Después del tiempo transcurrido, guardar la esperanza parecía inútil.

No obstante, al menos querría saber que él estaba vivo. La preocupación la comía por dentro. Desconocía su paradero; una vez que saliera del castillo, se había esfumado. Creía que no había salido del reino, pues no fue notificada de ello, pero eso no dejaba muchas opciones, ya habían explorado el bosque, más allá de él, y preguntado a los trolls, por el temor que los animales lo hubiesen atacado, estando él indefenso, mas no había rastro suyo.

Y quería creer que se hallaba bien escondido en Arendelle, porque fuera de su tierra estaba muy lejos de su alcance. Empero, Hans podría haber influido en muchos para que olvidaran hablar o cruzarse con él, o conseguir que le sacaran del reino sin dar noticia.

Eran muchas las incógnitas, si bien ella calmaría sus agitados pensamientos con la seguridad de que seguía con vida.

Ni siquiera tenía una insinuación de su vínculo, porque también había estado callado, como si él ya no existiera más.

Tragó saliva, acallando el sollozo que guardaba permanentemente, más difícil de contenerse cuando la idea de su muerte cruzaba su cabeza… o en la noche, el único instante en que se sentía con la privacidad suficiente para llorar.

Era doloroso, y no le guardaba rencor por provocarle esa pena y angustiosa ignorancia, porque él se había ido lastimado, tan cegado por la traición de la única persona en quien confiaba enteramente, que no cabría en sí pensar en otra cosa.

O así suponía, de las ocasiones en que había herido a sus seres queridos sin haberse percatado hasta más tarde.

—Volverá a ti. El amor siempre es mayor a cualquier otra emoción. Y en sus ojos era claro lo que significabas para él. Ten fe. —Las suaves palabras de su hermana le sacaron un amago de sonrisa.

—Debería escucharte más seguido. Si hubiera hablado desde un comienzo… —se lamentó.

—No lo sé —Anna se apartó—. Quiero creer que todo sucede por una razón; él no habría aprendido de su magia, ni a ganarse un lugar con nuestro o reino, o convivir entre ustedes para poner las semillas del amor. Ganó mucho con el silencio, pude ser prematura al incitarte a revelarlo antes, porque había tanto por considerar.

Elsa bajó la mirada hacia los papeles doblados en el alféizar de la ventana.

—Nunca lo sabré, el pasado está escrito.

Silenciosa, Anna permaneció a su lado un tiempo más, hasta excusarse para ir por su pequeña hija, a la que Elsa envió besos, conteniendo la punzada de lamento al suponer que definitivamente no tendría un retoño propio.

De nuevo a solas, cogió las hojas y fue a sentarse en su escritorio, observándolas sin alterar sus estados de doblez.

Eran las notas de Hans, donde él confesaba que tenía un alma gemela, y la de ella, en la que irónicamente le aclaraba sobre esta.

Las restantes eran sus cartas. La de él le había provocado una sensación agridulce, al decir que la escogía para cortejarla y hacerla su esposa, por sobre Louise; junto con el hecho de llegar mientras no sabía de él, dado que antes de abrirla, la había engañado al parecer un contacto después de su separación.

La otra era el borrador de la suya, copia de la enviada hacía semanas, en la que le revelaba que su alma gemela era la reina. Si él estuviera en las Islas del Sur, ya la habría recibido y entendido que ella no quería callar más.

¿O habría tenido su misiva en sus manos y la habría quemado o, peor aún, leído e ignorado?

Negó.

Eso no importaba.

Solo quería su bienestar y, tal vez así, ella podría enfrentar la vida de arrepentimiento que le esperaba.

…&…

Estimado Hans,

Te preguntarás qué ha sido de mí en los pasados meses, notable mi ausencia desde el verano en que nos vimos, y que habrás respetado por el acuerdo que teníamos.

Nada grave o lamentable me ha sucedido; me disculpo sobremanera si has tenido esa impresión. He sido artífice de poner distancia entre los dos, afrontada a las consecuencias de la decisión que tomé al no reunirme contigo tras nuestro primer baile.

Pero no más. Es tiempo de aceptar que me he escudado en todo para fallarte, cuando has sido el mejor destino que la magia pudo regalarme.

Quiero revelarte mi identidad, la que no debí haber callado desde que comprobé el hombre maravilloso y verdadero que eres, que se oponía a la mentira que he sostenido por mucho tiempo y a los sentimientos que te profeso. ¿Cómo puedo estar enamorada de un hombre, mirarle a los ojos, y ocultar que soy su alma gemela?

Y lo hice, por temor a que mis actos conscientes, frutos de la desconfianza, causaran una distancia irremediable.

Mi nombre es Elsa Louise, reina de Arendelle. Soy la que te debe pedir perdón por hacerme tu amiga en la realidad, callando que era tu alma gemela, indigna de la confianza que me depositaste. Dos veces.

No suplico más, porque no estoy en el derecho de esperar una oportunidad que no he ganado.

…pero, pase lo que pase, estoy aquí.

Elsa.


NA: ¡Hola!

Nada más para que no se queden con la duda de qué le había escrito Elsa, si no se confesaba en voz alta. No hubo Hans, por una razón en particular (ejem... me gusta verles sufrir... ejem), ¿creen que está oculto en los calabozos, infringiéndose dolor por cómo actuó?

Abrazos, Karo


Guest: I do truly wish to write lot of things, but I wish more to earn for it, because I don't have the time to write them as I'd love to.

guest: I don't know if I'm up to your expectations, but at least the truth is out of the bag. Poor Hansy, another one using him (for a while). Thanks for reading.