Buen día hermosas, espero que tengan un excelente día. Continuamos con el siguiente capítulo, espero sea de su agrado. Les recuerdo que la historia NO es para menores de edad, NI para personas que son sensibles al tema adulto, así que si por favor NO cumples con estos requisitos te pido de la manera más atenta que te retires, la historia NO es para ti. Gracias por comprender.

A TRAVÉS DE MIS OJOS

XLII

CANDY

Sus ojos me miraron fijamente. Se acercó a mí con timidez y se sentó a mi lado al mismo tiempo que yo me levantaba para poder darle un espacio junto a mí.

-Me alegra que estés aquí conmigo. – Dije sin poder evitar sentir pena por estar con él a solas en mi habitación. A pesar de haberlo hecho antes, el tiempo que teníamos lejos había regresado esa timidez natural entre dos personas que se aman y se encuentran por primera vez.

-No sabes cuánto extrañé volver a estar contigo así… a solas… - Me dijo sin dejar de mírame a los ojos, una corriente eléctrica viajó por todo mi cuerpo al escuchar esas palabras, haciéndome ver que era verdad que me había extrañado tanto como yo lo había extrañado a él todas estas semanas.

Se acercó a mí y besó mi frente con un tierno y delicado beso, un beso que estábamos ansiando los dos desde que nos habíamos encontrado en el jardín a media mañana. Después recorrió mi rostro y se posó sobre mis labios, buscando besarme una vez más sin testigos a nuestro alrededor. Yo cerré los ojos permitiendo que se apoderara de mi boca, acercándome más a su cuerpo para sentirlo más cerca. Anhelaba tanto volver a sentirme estrechada por sus fuertes brazos, sentirme segura, amada, mientras él continuaba con aquella anhelada caricia.

-Te extrañé tanto pecosa… - Me dijo con un suave murmullo, con una voz tan sensual que sentía entraba por mis oídos y me taladraba el alma. – Te necesitaba a mi lado… te necesito a mi lado… - Corrigió casi de inmediato, haciéndome saber la necesidad que tenía de mí como yo de él.

-Y yo de ti… te necesito… también te extrañé mucho… - Confesé con timidez, de una manera suave que me permitía hablar mientras él continuaba con sus caricias.

Nos levantamos de la cama para evitar avanzar más allá de lo que habíamos avanzado en el pasado, conscientes de que nuestros cuerpos pedían algo más que un beso, algo más que un abrazo. Sus brazos me rodearon por la cintura y su boca se dedicó a besar cada rincón de mi rostro. Mi cuerpo comenzó a incendiarse por dentro, mi corazón latía acelerado y la respiración poco a poco se fue complicando para mí y mi boca pedía aire, un aire que se negaba a llegar hasta mis pulmones. Él pronto comprendió que es lo que anhelaba y pronto comenzó a besar mi mentón para dejar libre mi boca y esta ayudara a mi nariz a proporcionar el oxígeno suficiente para llenar mis pulmones.

-Eres realmente hermosa princesa. – Me decía mientras sus manos subían por mi espalda estrechándome con mayor fuerza, como si me reclamara para sí mismo. – No puedo más Candy… te necesito… - Me dijo de pronto. El escucharlo hablar de esa manera tan necesitada hacía que mi piel reaccionara, el calor que sentía en mi interior pronto comenzó a salir hacia la superficie logrando emanar de mí y chocar con el calor que emitía mi príncipe.

-Yo también… te necesito… ya fue mucho el tiempo que te tuve lejos. – Le dije segura de lo que estaba haciendo, segura de darle lo que tanto deseaba y que yo misma estaba necesitando.

Habían sido muchas semanas sin él, muchas noches en las que yo había anhelado un beso, una caricia, noches en las que pedía estar con él un momento a solas como tantas veces lo habíamos estado.

Se separó de mi por unos segundos para ver fijamente mis ojos, como si él mismo quisiera corroborar lo que yo había dicho, buscando en los míos una confirmación que le alertara que yo también estaba decidida a hacerlo.

-¿Estás segura pecosa? – Me preguntó con un brillo de alegría en sus hermosos azules, con una sonrisa que irradiaba felicidad al comprender que yo estaba en sintonía con él, que mi cuerpo estaba pidiendo sus caricias y que lo reclamaba para mí.

-Estoy segura… - Le dije sin temor, mirándolo a los ojos también segura de lo que había dicho. Él sonrió una vez más y a pesar de los nervios que nos invadían sus labios comenzaron a besarme nuevamente, pero esta vez de manera más intensa.

-Te amo… - Me dijo antes de volver a atrapar mis labios. Un beso húmedo y lento selló mi boca y me impidió corresponder con la misma frase. Anthony estaba deseoso por comenzar a amarme y yo estaba impaciente por sentirlo e investigar qué más había después de aquel intenso calor que desprendían nuestros cuerpos.

Sus manos se movieron automáticamente y una de ellas terminó en mis glúteos, yo abrí la boca sorprendida por ese movimiento y él aprovechó e introdujo su lengua para explorar mi boca, rápidamente me uní a él y comencé a degustar la de él aferrándome a su cuello para acercarlo más a mí.

Con su mano libre acarició mi rostro y acercó mi rostro a sus labios, besando mi cuello con lentitud, tomándose el tiempo para recorrerlo todo. Un suspiro abandonó nuevamente mis labios y mis ojos se cerraban para concentrarme en lo que estaba sintiendo. Deslizó su mano hasta mi espalda y buscó a ciegas los botones que aseguraban mi vestido, sentí temblar sus manos con aquel movimiento sin embargo pronto sentí como me despojaba de cada una de mis prendas, no supe en qué momento estaba ya recostada sobre la cama con mi cuerpo casi expuesto por completo. No sentía pena, no sentía temor, sus ojos se posaban sobre mi cuerpo admirando a detalle lo que podía observar. Su respiración era profunda, pausada, intentando controlar sus emociones.

-¡Eres verdaderamente hermosa! – Me dijo con un brillo muy especial en sus pupilas, un brillo que atravesaba la oscuridad a medias que había en la habitación. Sonreí tímida hasta ese momento en el que había comprendido que estaba casi desnuda, únicamente me cubría el fondo de mi vestido el cual cubría mis senos pero yo sabía que era muy delgado y seguramente podía advertir un poco de lo que había debajo.

-Anthony… - Dije con pena, desviando un poco mi rostro para evitar mirarlo de frente, la pena había llegado a mí al momento que fui consciente de lo que estábamos haciendo.

Se acercó a mí y besó con ternura mis labios, con delicadeza, sonriendo con dulzura al ver que yo estaba avergonzada.

-No tengas pena conmigo mi amor… - Me dijo acariciándome un seno sobre mi fondo. Cerré los ojos para disfrutar su tacto, el cual era cálido y placentero. Me agradaba sentir el calor que desprendían sus manos cuando me tocaba, me hacía estremecer y provocaba que una corriente eléctrica viajara por mi cuerpo recorriéndolo por completo, llenándome de sensaciones nuevas que comenzaban a despertar poco a poco en mi interior. Me sentía deseosa de más, quería más, necesitaba más de él. – Tu cuerpo es hermoso y me gustaría conocerlo a detalle… - Me dijo en mi oído con un susurro, como si fuese un secreto que me confiaba en ese momento y que a pesar de estar dispuesto a hacerlo le apenaba confesarlo.

-Yo quiero… - Dije deteniéndome a callar lo que quería, deseando que él continuara con lo que habíamos iniciado.

-¿Qué quieres mi amor? - Me preguntó mientras seguía besando mis labios con cortos besos para después pasarse hacia mi cuello de la misma forma, llenándome de besos cortos, constantes, cubriendo con ellos cada pedazo de piel que tenía expuesta hasta llegar a mis senos, los cuales acarició con sus manos de manera suave, cuidadosa.

-Quiero… quiero que… - Decía sin poder hablar, mis emociones se quedaban atrapadas en mi garganta al sentir que mi cuerpo comenzaba a incendiarse por dentro, eso provocaba que las ideas se quedaran en mi cabeza mientras él seguía besándome y acariciándome con verdadera ternura.

-¿Sí…? – Me preguntó comenzando a levantar el fondo que cubría mi cuerpo, acariciando mis piernas en su intento, llevándolo hacia arriba para sacarlo por fin de mí.

-Quiero ser tuya… - Dije por fin, decidida a hacer lo que tanto había querido desde que lo había dejado en Nueva York reprochándome las veces que tuvimos la oportunidad de entregarnos a nuestro amor y que el miedo a la sociedad o al rechazo público nos habían orillado a reprimirnos, sin embargo ahora estaba de nuevo ahí a mi lado, podía caminar, podía estar de pie y ya nada nos impedía amarnos como deseábamos hacerlo.

-Eres mía ahora… - Me dijo con una sonrisa de lado, mirándome a los ojos fijamente, yo asentí afirmando que así era, yo era suya y él era mío. – Y yo… yo siempre fui tuyo. – Dijo mientras terminaba de sacar el fondo de mi cuerpo. Un silencio se hizo presente en la habitación y ni nuestras respiraciones eran escuchadas en aquel espacio.

-Siempre mío… siempre tuya… - Le dije cerrando los ojos para abandonarme a mi sentir. Quería sentir todas las emociones que él despertaba en mi cuerpo y disfrutar una a una de sus caricias, concentrarme en lo que tenía para mí y en lo que yo tenía para él.

Sus manos tocaron por primera vez mis senos sin filtros, pude sentir la calidez de sus manos directamente quemar mi piel, el contacto era ardiente, intenso, provocando en mí que mis labios gimieran una vez más.

-¡Dios! ¡Cuánto te amo! – Fue lo que pude escuchar de sus labios antes de sentir que su boca se posó en una de mis areolas, provocando que mi cuerpo se estremeciera de manera violenta porque sentí que una corriente eléctrica me golpeó de pronto sacudiendo todo mi ser. Era la primera vez que sentía algo como aquello y ni todas las caricias que había recibido por parte de él se comparaban con aquella caricia que había hecho sobre mi seno.

-¡Anthony! – Grité su nombre sin importarme que podría ser escuchada por alguien más al saber que la mansión ya no estaba tan desierta, sin embargo el sentir cómo su boca se adueñaba de mi pecho estaba provocando que todo mi cuerpo despertara ansioso de más. Quería más de aquellas caricias, quería más de él, quería sentir de nuevo esa corriente que me sacudía y se dejaba perder en mi centro.

-¡Candy! – Gimió él también maravillado por lo que estaba descubriendo. Podía sentir su aliento sobre mi areola y sus manos recorrer mi cuerpo, mientras me besaba de nuevo sentí como su lengua comenzaba a rodearme lentamente como si fuese una especie de dulce que él saboreaba. – Eres tan hermosa mi amor, tu piel es tan suave, tan firme… - Me decía sin dejar de acariciarme toda. No podía verlo, seguía centrada en su voz y en sus caricias, tenía pena de abrir los ojos y ver lo que estaba haciendo, preferí perderme en las sensaciones que me provocaba y dejar que me explorara por completo, confiaba en él y sabía que no me haría daño.

Sentí como se levantaba de mí y sentí una especie de frustración al no sentirlo por esos segundos, sin embargo al sentir que se apoderaba de mi otro seno, la misma corriente igual de intensa y vehemente atacó de nuevo mi cuerpo sacudiéndolo una vez más de manera profunda. Su nombre salía por mi boca repetidamente, sintiendo la necesidad de que continuara con aquellas caricias que me sacudían por completo y hacían reaccionar mi centro el cual poco a poco se humedecía, podía sentir el flujo abandonar mi cuerpo y detenerse en mi ropa interior la cual era la única prenda que aún llevaba en mi cuerpo.

Los labios de Anthony continuaron besando mis senos, su boca quemaba cada rincón de mi pecho y sus manos jugueteaban con caricias tímidas cada uno de ellos. Su boca comenzó a recorrer mi abdomen, bajando paulatinamente, dejando un rastro húmedo en mi piel, depositando besos en su recorrido, un camino ardiente seguido por el frío cuando era abandonado era lo que yo sentía cuando iba descendiendo más y más.

-Anthony… - Volví a gemir su nombre, él no respondió y continuó con su camino, marcado con su boca mi piel, dejando una marca de deseo por cada lugar que abordaba.

Nuevamente sentí que se levantó de mí y el frío golpeó mi cuerpo al sentirse abandonado, una sensación de desagrado me invadió porque no quería que dejara de tocarme, quería que continuara explorando mi cuerpo, quería que continuara besándome y llenándome de caricias. Necesitaba de él, quería estar con él. Abrí los ojos para saber el motivo de su abandono. Tardé unos minutos en acostumbrarme de nuevo a la media luz en la que estábamos, pero me encontré con sus ojos puestos en mi rostro, su mirada seguía siendo intensa y me dedicó una sonrisa dulce al ver que yo había abierto mis ojos.

Comenzó a despojar sus ropas y yo sentí como mi cuerpo se tensó de la emoción, sentí como mi centro se contrajo al ver su torso completamente desnudo. Él me sonrió sin decir una sola palabra, su mirada era profunda, era como si de pronto se hubiera incendiado y yo pudiera ver la llama que lo quemaba cuando me veía. Me sentía hermosa, me sentí bella por primera vez al ver como su mirada tierna se había transformado en una mirada salvaje pero llena de amor.

Colocó sus manos en mi cintura y aflojó mi ropa interior, me miró como pidiendo permiso una vez más esperando que yo le confirmara que efectivamente estaba dispuesta a avanzar aún más. No tenía miedo, ya no tenía pena, sentía como que era natural entre nosotros estar así medio desnudos a media luz en una habitación. Era como si ya lo hubiésemos vivido antes, sentía que era parte de nosotros. Confirmé lo que me pedía con la mirada y sonrió de lado agradeciendo mi permiso, sus hermosos ojos se iluminaron de nuevo y con mayor seguridad comenzó a deslizar la última prenda que evitaba me tomara por fin y me convirtiera en su mujer.

Sentí cómo el calor se subió a mi cabeza al momento de que estuve completamente a su merced, sin ropa, completamente desnuda, cerrando mis ojos para controlar mi respiración y evitar que la pena arruinara el momento, nuestro momento. Intenté cubrirme con mis manos sin abrir los ojos. Él tomó con ternura cada una de ellas y las besó con delicadeza.

-No… - Me dijo en un murmullo. – Deja llenar mis ojos de ti, déjame invadir mi mente de tu belleza, permite que mi boca se sacie de ti y mi nariz se llene de tu aroma, quiero observarte, quiero adorarte, quiero volverte mujer y guardar en mi corazón a la niña que vivió en ti. – Dijo provocando que mi corazón aumentara su calor, sintiendo como el amor que él me profesaba golpeaba con sus palabras una vez más mis oídos. Abrí los ojos para verlo y se acercó a mí para besar mis labios una vez más, los cuales estaban secos por la ausencia de sus caricias, me sentía sedienta de sus besos, de sus caricias, quería continuar con aquel oasis que representaba su amor.

-Anthony, quiero que me ames, quiero que me muestres el camino para ser tu mujer… para regalarte a la niña que en el portal de las rosas se enamoró perdidamente de ti. – Dije acariciando su rostro, mientras sentía cómo su pelvis rozaba con sutileza mi centro logrando hacerlo estremecer al desear un contacto más firme y directo. Él sonrió complacido y me beso ahora con mayor intensidad, con un beso desenfrenado que buscaba apropiarse de mi boca, me regaló la pasión que mi cuerpo pedía y yo le correspondía de la misma manera, aferrándome a su cuello para que continuara, no quería que me soltara, quería que siguiera besándome, que con su lengua recorriera una vez más el mismo camino que momentos antes había trazado por mi pecho.

Anthony pareció escuchar mis súplicas silenciosas y volvió a recorrer mi cuello con mayor seguridad, sabía hacia donde debía ir, sabía dónde besar para volver a encender la pasión que llevábamos contenida tanto tiempo dentro de nosotros y así lo hizo, se apoderó una vez más de mis senos y los besó de manera lenta, sus besos eran más húmedos y su boca se abría de manera amplia para abarcar más espacio, llenándose de ellos con lentitud, como si disfrutara él también de las mismas emociones que despertaba en mi cuerpo. Pronto me sentí abrumada con tantas caricias, mi cuerpo estaba comenzando a moverse de manera ansiosa, no sabía qué me sucedía pero dentro de mí sentía que mi centro se contraía y buscaba obtener algo más de lo que estaba obteniendo.

-¡Anthony! – Grité con emoción al sentir que todo se me acumulaba en mi intimidad. Anthony no se inmutó con mi llamado y continuó besando mis senos y acariciando mis glúteos al mismo tiempo. Deslizó su boca más abajo, besando mi abdomen hasta llegar a mi monte de venus, levanté mi cuerpo para evitar que lo hiciera, era como si descifrara sus pensamientos. – No… - Le dije tímida cerrando mis piernas por inercia. Él me sonrió sin hablar y con su mirada me hizo ver que podía confiar en él. Asentí dando ese permiso que él sentía necesario para poder proceder. Algo dentro de mí me advirtió una vez más que estaba en buenas manos, que él era quien debía guiarme y que yo solo era una aprendiz que estaba dispuesta a dejarse explorar detenidamente.

Separó mis piernas para observarme detenidamente, mi cabeza una vez más se sintió arder de la pena por verlo como me miraba. Sonrió de lado y se acercó a llenarse del aroma que desprendía aquella zona íntima. Cerró sus ojos y pude ver que su expresión era de agrado. Sonreí al ver cómo se deleitaba de mi aroma natural y de ver como sonreía complacido por lo que olfateaba. Acercó de nuevo su nariz en mi centro y con su punta choco por unos segundos con mi cuerpo. La misma reacción que tuve cuando besó por primera vez mis senos se presentó de golpe en mi cuerpo pero esta vez de manera más intensa, provocando que yo misma separara aún más mis piernas para darle más acceso al lugar.

-¿Te lastimé? – Preguntó confundido al ver como yo me aferraba a las sábanas que cubrían la cama.

-No… - Le dije apenas audible, con la cara ardiendo, con la respiración agitada y el corazón acelerado. – Me gustó… - Dije segura de que así había sido, me había gustado la manera en la que me había tocado y sentía la necesidad que lo volviera a hacer para volver a sentir aquella corriente que me atrapaba momentáneamente pero que sentía con ganas de que me envolviera por completo.

Anthony sonrió cuando escuchó que me había gustado y volvió a acercarse tímido a mi zona, permitiendo que su nariz volviera a tocar mi intimidad, un alarido de placer abandonó mi boca y mis piernas se abrían de manera espontánea, queriendo sentir más, deseando tener más de aquella caricia nueva que él me hacía de manera tímida. Podía sentir cómo se llenaba de mi aroma, cómo aspiraba mi olor y se esforzaba por durar lo más posible olfateando. De pronto una nueva corriente eléctrica sacudió mi cuerpo por completo, me envolvió de una manera intensa provocando que mi cuerpo se levantara de la cama y mis manos se aferraran de nuevo hasta el colchón que me detenía, mis piernas se tensaron y la misma corriente que se había formado entre mis piernas y recorrió mi cuerpo de manera repentina, volvía a su lugar de origen en una fracción de segundo logrando que mi cuerpo estallara sin pensarlo, liberando la humedad que yo tenía contenida por las caricias con las que Anthony me había estimulado.

El tiempo pareció detenerse por unos segundos, segundos en los que yo podía decir que no pensaba, tan solo sentía, mi cuerpo pronto se sintió relajado, dejando caer todo su peso total sobre mi lecho, mi respiración era entrecortada y el latido de mi corazón se comenzaba regular paulatinamente.

-Eres maravillosa. – Me dijo Anthony quien se encontraba observándome mientras yo seguía sumida en mis emociones.

-¿Qué sucedió? – Pregunté confundida, no comprendía qué era lo que había pasado, mi cuerpo había comenzado a transpirar y sentía la necesidad de repetir la experiencia.

-Sucedió que has despertado a la mujer que vive dentro de ti. – Me dijo como respuesta, sin embargo no logré comprender del todo lo que me había dicho. – Te amo pecosa… te amo… - Me dijo con una sonrisa tierna para después volver a posicionarse encima de mí y comenzar a besarme una vez más con ternura, volviendo a estimular mi cuerpo con sus caricias, con sus besos, provocando que una vez más yo tuviera el deseo de repetir la reacción anterior.

No supe en qué momento se había despojado de sus ropas, pero pude sentir como su cuerpo desnudo se posaba entre mis piernas y yo las separaba dándole total acceso a mi cuerpo, a pesar del miedo que sentía yo deseaba que continuara y me hiciera mujer… su mujer.

Sentí como su cuerpo estaba firme y dispuesto para mí, como se comenzaba a abrir paso entre mis piernas buscando con cuidado el camino correcto, su cuerpo temblaba de la emoción y por los nervios que sentía, tampoco él podía creer lo que estaba sucediendo entre nosotros, sin embargo yo ya había obtenido algo más tangible de lo que él había obtenido. Comenzó a invadirme de manera lenta, pausada, buscando la mejor manera de no hacerme daño.

-¿Estás bien? – Me preguntó una vez que había entrado en mí hasta la mitad. Yo me sentía extraña a pesar del placer que sentía tenerlo dentro, jamás había estado en esa situación y los nervios volvieron a mí con mayor fuerza.

-Sí… - Respondí tímida a su pregunta. Él me sonrió de la misma manera, estaba segura de que tampoco tenía experiencia en lo que estábamos haciendo.

-Me dices si te lastimo mi amor. – Me dijo besando mis labios y yo asentí con las mejillas ardiendo. Acepté su beso y él detuvo su intención de penetrar mi cuerpo, besando mis labios y mi cuello con ternura mientras yo me comenzaba a relajar poco a poco.

Comenzó sus movimientos lentos, entrando y saliendo poco a poco de mí sin entrar de lleno en mi cuerpo, aquel movimiento repetitivo hacía que mi interior se fuese relajando y comenzó a darle paso a su miembro el cual se deslizaba cada vez más suavemente en mi interior. Llegó el punto que ya no podía deslizarse más al fondo y ambos nos miramos extrañados.

-¿Lista? – Me preguntó apenado, podía ver que él también temía lastimarme al igual que yo también temía salir lastimada.

-Lista… – Dije a pesar de que no era cierto, seguía temiendo que me lastimara al momento de penetrarme totalmente. – Anthony me sonrió y volvió a besarme con ternura, se mantuvo en esa posición por varios segundos, besándome tiernamente, logrando que poco a poco yo me olvidara de que estaba a punto de tomar mi pureza. Un movimiento firme fue el resultado de aquella última intrusión que invadió de lleno mi cuerpo. Sentí cómo él crecía aún más dentro de mi logrando tocar lo más profundo de mi ser. - ¿Estás bien? – Preguntó preocupado, ansioso por saber si no lo había hecho mal o si no me había lastimado.

-Estoy bien. – Respondí sincera, el tenerlo dentro de mí no había sido tan doloroso como yo lo esperaba, él se había dedicado a hacerlo lentamente, se había dedicado a estimular y relajar mi cuerpo con sus besos y sus caricias, logrando que me preparara para recibirlo ansiosa, deseosa, necesitando que repitiera una vez más sus movimientos.

-Te amo Candy… te amo… - Me decía mientras comenzaba a moverse una vez más de afuera hacia adentro, haciendo de esos movimientos una constante que se repetía una y otra vez. El movimiento de su cadera pronto comenzó a despertar en mí una vez más el deseo, sintiendo la necesidad de que continuara entrando en mi interior.

El cuerpo de Anthony se abría paso dentro de mi, haciendo de ese lugar el calce perfecto para él, logrando completar aquella parte de mi cuerpo que necesitaba ser llenada y que solo él podía haberlo hecho por completo. Sus movimientos eran cada vez más rápidos y entre caricias tiernas y miradas llenas de amor comenzó a gemir de manera cada vez más intensa, provocando que yo lo siguiera y pronto los ruidos que inundaban mi habitación eran ruidos de gozo y placer. Sentí como mi cuerpo comenzaba a repetir la sensación que había tenido cuando me estimuló con sus labios, pude reconocerla como la culminación de nuestro acto de amor, un acto que me llenaba por completo y que reconocía yo misma demandaba.

Nuestras miradas se encontraron una vez más, y podía ver en sus ojos de nuevamente el fuego arder en sus pupilas, sus hermosos ojos se habían transformado nuevamente y la ternura en ellos había sido reemplazada por la pasión que nos estaba consumiendo en esos momentos. Me enamoré nuevamente de esa nueva faceta que despertaba ante mí, una faceta que yo sabía bien en el fondo era producto del amor que ambos nos profesábamos.

Me dejé envolver de nuevo por las emociones que despertaban sus caricias y poco a poco mi cuerpo se fue estrechando dentro de mí, atrapándolo con fuerza en mi interior, aferrándolo para evitar que saliera de mi cuerpo, sentía que lo necesitaba ahí dentro, lo quería dentro. Volvió a gemir mi nombre y con ello mi cuerpo se liberaba nuevamente. Anthony siguió con sus envestidas para después de mí quedarse dentro y estallar en mi interior, pude sentir como una calidez llenaba mi cuerpo, una calidez que me completaba y se mezclaba perdiéndose en la mía, volviéndose una.

-Te amo. – Dijo con ternura, aún encima de mí, sus ojos volvían a tener ese hermoso color azul y la ternura volvía a envolverlos. Sonreí al ver una vez más el amor tierno y dulce que él me tenía, descubrí en él la pasión y al ser salvaje que llevaba dentro, el cual se convertía en un ser tierno y noble dispuesto a protegerme y a hacerme feliz a costa de todos.

- Y yo te amo a ti. – Le dije besando sus labios, perdiéndome en sus lindos ojos, mientras sentía como su cuerpo comenzaba a recuperarse y a salir de mí voluntariamente. De pronto me sentí vacía sin él, era como si siempre hubiera pertenecido a mí, era como si hubiésemos nacido el uno para el otro, como si no pudiera existir el uno sin el otro, como si nuestros cuerpos fuesen una extensión y juntos se complementaban.

Nos besamos una vez más y él cubrió mi cuerpo con las sábanas para después atraerme a su cuerpo y refugiarme en su pecho.

-Descansa mi amor, yo velaré tu sueño. – Escuché que me dijo, besándome con cuidado de no espantar mi sueño.

La mañana llegaba una vez más y con ello el cantar de los pájaros que comenzaban a salir por las mañanas anunciando que estaba cerca la primavera. Una sonrisa apareció en mi rostro recordando la maravillosa noche que había pasado junto a mi amado. Extendí mi mano en busca de su cuerpo sintiendo de pronto un sobresalto al sentir vacía la cama. Abrí los ojos de pronto y ni el aroma de él podía sentir en la enorme habitación.

-¿Anthony? – Pregunté buscándolo por todo mi alrededor, girando mi cabeza para ver si lo veía sentado en la sala o en algún otro rincón. Me levanté de la cama y fui directo al baño para ver si ahí lo encontraba. - ¿Estás aquí? – Pregunté tocando con timidez para evitar importunarlo.

Al no escuchar ruido abrí la puerta del cuarto de baño y para mi sorpresa estaba completamente vacío, mi corazón se aceleró al ver que no estaba por ningún lugar. Observé el reloj para ver la hora y comprobaba que efectivamente era muy temprano, dudaba que ya se hubiese levantado y se hubiera ido de la habitación dejándome a solas después de lo que habíamos compartido.

Pasé frente al espejo y algo llamó mi atención, algo en lo que yo no había reparado cuando me desperté. Mi imagen reflejaba que llevaba puesta la misma ropa que el día anterior al igual que también llevaba el mismo peinado, de pronto todo se tornó confuso y las imágenes de la llegada de Anthony se mezclaron con la noche que había pasado a su lado. Una sensación de miedo me invadió y pronto salí de la habitación buscando la presencia de mi amado.

-No, no… no pude haber estado soñando. – Me decía una y otra vez mientras mis piernas temblaban en cada paso que daba por el largo corredor que me llevaba a la habitación de Anthony. La mansión lucía desierta, era muy temprano para que alguien estuviera despierto, incluso para Josephine era bastante temprano.

Llegué a la habitación de Anthony y toqué con el miedo acumulándose cada vez más en mi interior, esperaba escuchar su voz permitiéndome la entrada sin embargo no se escuchaba nada, todo estaba en silencio como si nadie estuviera ahí y mi corazón dio un vuelco repentino.

-¡Anthony! – Dije al momento que abrí la puerta de la habitación, encontrándome con un panorama totalmente desierto. La cama estaba hecha, no había nada fuera de su lugar lo que me indicaba que nadie había estado ahí. – Anthony… - Dije con mayor dolor, con las palabras saliendo difícilmente de mi interior, sintiendo como un nudo se apoderaba de mí y de mi estómago y al mismo tiempo me impedía respirar.

-¿Qué sucede mi amor? – Escuché de pronto su voz al abrirse la puerta del cuarto de baño. Sentí en ese momento como mi corazón latía emocionado y como mi alma volvía a mí. - ¿Estás bien Candy? – Me preguntó preocupado cuando me vio llorar frente a él.

-¡Estás aquí! – Dije completamente aliviada por tenerlo frente a mí. Acaricié su rostro y las lágrimas empañaron mi visión.

-Claro que estoy aquí amor ¿Dónde más podría estar? – Preguntó un poco confundido, yo sonreí tímida al cuestionarme con aquella pregunta, ya que según yo él debía estar a mi lado en mi habitación. - ¿Estás bien? – Me preguntó aún preocupado, mientras acariciaba mi rostro y buscaba una respuesta. - ¿Dormiste mal? Anoche te llevamos a tu habitación porque te quedaste dormida en el salón del té. – Me dijo captando lo que yo recordaba.

-¿En el salón del té? – Pregunté intentando recordar bien lo sucedido.

-¿No lo recuerdas? – Preguntó con ternura. – Albert me ayudó a llevarte a la habitación. – Dijo una vez más, explicando que él no podía llevarme en brazos porque podría lastimarse.

-¿Te quedaste a mi lado? – Pregunté aun negándome a reconocer que lo que había sucedido anoche era nada más que un sueño, un hermoso sueño que para mí había sido muy real pero que al parecer había sido solamente eso… un sueño.

-Me quedé un momento nada más. – Dijo con una sonrisa, explicado con tranquilidad lo que había hecho una vez que Albert abandonó mi habitación. – Después intentaste despertar, pero estabas tan cansada que no fue así, así que te quité las botas para que descansaras mejor. – Dijo revelando que él mismo había quitado mi calzado. – Después salí de la habitación donde me esperaba Albert. – Dijo explicando una vez más. Yo sonreí tímida, sentía mi cara arder y temblaba de pena. -¿Qué sucede mi amor? – Preguntó de nuevo angustiado, interrogándome con la mirada fija en mí.

-Nada… - Le dije abrazándome de nuevo a él, cerrando los ojos para llenarme de su fragancia, quería volver a sentir su aroma tan cerca de mí. Me puse de puntillas para lograr alcanzar su cuello y él me rodeó por la cintura. – Creí que todo había sido un sueño. – Le dije sin revelar realmente lo que había soñado, guardando para mí aquellas emociones que él había despertado en mi cuerpo a pesar de haberlo hecho en mi mente. Él me sonrió comprendiendo mi temor de que no hubiera sido real su regreso.

Aquel abrazo me tranquilizaba profundamente, podía sentir una vez más que estaba segura entre sus brazos, sentí como su pecho poco a poco me envolvía con su calidez y como su respiración se pausaba para aspirar el aroma de mis cabellos. Mi deslumbrante Anthony.

Continuará…

Hola hermosas qué les pareció el capítulo? Espero que les haya gustado, por favor sin tomatazos jajaja.

TeamColombia. Hola hermosas, espero que les haya gustado el capítulo anterior y espero que este lo hayan disfrutado. Quiero aclarar que Josephine, sí está enamorada de Albert, el intercambio de cartas que tuvieron fue el camino que necesitaban para llegar a ese paso, así que la distancia entre ellos no fue para nada malo, por el contrario les ayudo a explotar esa parte romántica que puede expresarse muchas veces más fácil con palabras. Espero que les haya gustado y por supuesto que espero sus comentarios. Les mando un fuerte abrazo hermosas.

Cla1969.Ciao meraviglia! come va? Spero molto bene. Penso che quella prozia debba sempre avere qualcuno con cui litigare, altrimenti non è felice e ora tocca ad Albert. Spero che questo capitolo ti sia piaciuto amico. Attendo i vostri commenti, vi mando un grande abbraccio.

Julie-Andley-00. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Espero que muy bien. Tienes razón la tía abuela tiene que aprender a soltar, no es como que todavía puede ponerse los moños o imponer su voluntad, pero creo que todavía le cuesta trabajo. A mi también me gusta explorar en la vida de los demás personajes, siento que hay material para rato, sin embargo también temo perderme de la pareja principal, es por ello que intento ser breve en sus vidas. Muchas gracias por leer amiga, te mando un fuerte abrazo.

Silandrew. Hola hermosa! Me da pena que tus pobres uñas estén sufriendo por mi culpa, así que para que ya no sufras te adelanto que no habrá boda triple, cada uno vivirá su su sueño individual, espero que esto no te desanime. La tía abuela aún no habla de lo que pasó realmente y la llevó a ese estado, vamos a ver que hace después. Los malotes de la historia tampoco están ya contemplados, ya salieron directito a Singapur? creo que se fueron que no? jajaja. Muchas gracias por leer hermosa. Te mando un fuerte abrazo amiga y espero tu comentario.

Mayely León. Hola hermosa, espero que estés muy bien. Gracias por tus palabras. Creo que la tía abuela nunca haría nada para vengarse de los Leagan, creo que para ella es suficiente demostrar su desprecio que hacer pública su vergüenza, pero bueno esa es mi opinión de la tía abuela. Espero que tengas un excelente día, hermosa.

lemh2001. Hola hermosa, cómo estás? Espero que muy bien. Fíjate que tienes mucha razón, es la historia más larga que he escrito y no me di cuenta de ello, creo que estaba muy enfocada en otras cosas y me solté escribiendo sin parar. Tal vez no a todas les guste que esté tan larga, creo que por ahí leí una queja, así que tendré que considerar terminarla antes lo malo que puede que pierda un poco la continuidad o se me escape un cabo. Anthony es el chico perfecto, ese que no existe y que idealizamos, al que solo Candy puede acceder. Hay que feo casarse a esa edad! te imaginas! aún no terminaban de desarrollarse las niñas y ya estaban teniendo chamacos. A mí se me hace muy pequeña Candy y siempre termino casándola antes de los 20 aunque si la pienso bien en esa época todavía se casaban bastante pequeñas. Creo que la tía abuela es una persona difícil, pero a pesar de ello en el fondo es una persona que cuando realmente penetras su corazón es difícil que salgas de ahí. Creo que con este capítulo terminarás más al borde que del anterior. Te mando un fuerte abrazo y como siempre espero tus comentarios.

Rose1404. Hola hermosa! ¿Cómo vas? Espero que muy bien. ¿Quién soy yo para negar eso? Por supuesto que Anthony y Candy son la mejor pareja de la historia, más para mí que solo de ellos me nace escribir y hace que para los demás personajes tenga un sin fin de aventuras y amoríos que no me perdonan a veces jajajajaja. Me alegra que estés bien y que sigas al pendiente de la historia, espero terminarla antes de la llegada del pequeño Anthony, te mando un fuerte abrazo hermosa.

Ster Star. Hermosa! ¿Cómo estás? Me alegra saber que va avanzando tu caso, sin embargo siento mucho todo lo que tienes que pasar para resolver este problema, solo por personas nefastas que se dedican a arruinar a las personas. Espero todo se resuelva pronto para que te liberes de ese estrés. Me alegra leer que ya te pusiste al corriente, te lo agradezco infinitamente, sobre todo por que tus ocupaciones son muchas, lo que me relaja es que puede servirte como distracción, ya que a mí la lectura me ayuda mucho para no pensar tanto en los problemas. Te mando un fuerte abrazo hermosa! Espero puedas dejarme tu comentario. Y muchas gracias por tu abrazo apachurrable, lo recibo con mucho cariño.

Mía Brower Graham de Andrew. Hermosa, ¿Cómo estás? Que linda eres, muchas gracias por tus palabras. Agradezco y me siento completamente halagada tener ese honor. Bendiciones para ti también hermosa y deseo para ti lo mismo, que tú vida esté llena de felicidad y sonrisas. Te mando un fuerte abrazo amiga.

María José M. Hola hermosa, ¿Cómo estás? Me alegra que hayas recibido con tanto entusiasmo el capítulo anterior, espero que este no de decepcione el final de este. Amé tu comentario jajaja "Elroy para presidenta" si jajaja cuando se porta así la vieja Elroy cae bien. Me alegra que sigas al pendiente de la historia, ya sabes a tu ritmo. Gracias por tus buenos deseos hermosa, te mando un fuerte abrazo.

Muchas gracias a todas las personas que se toman la molestia de leer y comentar, así como las que solo leen y están al pendiente de la historia. Espero les haya gustado este capítulo y continúen hasta el final. Dios las bendiga a todas.

GeoMtzR

13/11/2022.