serena tsukino chiba: ¡Muchas gracias por los comentarios y el apoyo! Sí, al principio todo fue muy complicado para ambos, y todo por la falta de comunicación... sobre todo de parte de Kenshin. Pero esta es la última parte y se viene un cambio muy lindo. ¡Espero que te guste el capítulo!


Me enamoré de ti


No podía mantenerse alejado por más tiempo. La quería. La necesitaba. Mantenerse alejado lo estaba matando. Todo era su culpa. Iba a decirle que todo era su culpa. Intentaría hacerle entender por qué hizo lo que hizo.

Esta noche iría a casa. Dormiría en su propia cama por primera vez desde el beso que se dieron ebrios. La tomaría entre sus brazos si ella lo dejaba.

Iría a casa.

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Ella estaba harta. Iba a confrontarlo. Ya no podía más con ello. El dolor, la soledad... Todo era su culpa y se lo diría. Tan pronto como tuviera que volver a casa por alguna tonta razón.

Se acomodó en la cama con un largo suspiro. Podría estar esperando por mucho tiempo y estaba cansada. Se acostó a dormir.

Horas después, escuchó el ruido de la cerradura girando y sus ojos se abrieron de golpe. Su primer pensamiento fue que unos ladrones entraron, ya que su marido no pasaba las noches en casa. Nunca. Se levantó de la cama y agarró su bokken, que estaba al lado. Vivir sola la hizo algo paranoica.

Se deslizó hasta la cocina y encontró que estaba la luz prendida. Y lo encontró de pie, con las manos en el fregadero y su atención puesta en la ventana. Estaba confundida.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Preguntó ella, dejando que se reflejara la confusión en su pregunta.

Él se enderezó, pero no se volteó a verla mientras respondía. "Hay cosas que necesito decirte."

Ella abrió los ojos. Esto era todo, pensó. Él iba a terminar con todo. A terminar con ella. Sin duda, él pensaba que ya estaban seguros y quería terminar con la farsa. Dejó caer su bokken sobre la suave alfombra. "¿Sí?"

"Yo..." Al fin se dio la vuelta para enfrentarla, con ojos angustiados. "Lo siento," comenzó, respirando profundamente.

"Entiendo," dijo la chica, su pero temor se materializaba. Había terminado.

"¿Qué?"

"Que entiendo. Presentaré los papeles mañana," le dijo, haciendo ademán de volver a la habitación. "Buenas noches."

"No, espera, Kaoru," la atajó él. Y, de repente, estaba allí, sosteniendo su brazo, deteniendo su retirada. "No quise decir eso."

"¿Entonces, qué?" Preguntó ella, realmente desconcertada.

Le agarró de los hombros y la volteó, de manera que estuvieron frente a frente. "Siento haber sido tan horrible contigo," le aclaró. "Ya no quiero ser así."

"¿A qué te refieres?"

"Yo... La razón por la que me alejaba era-" se detuvo y respiró hondo. "Dios, Kaoru, ¿no puedes verlo? Te deseo demasiado," terminó bruscamente.

Kaoru le propinó una bofetada. "¡No me mientas!" siseó, dolida. "¡No, no lo haces! ¡No necesito de tus mentiras para consolarme por las noches, Kenshin!"

Él la miró impresionado. No lo esperaba. Su mano permaneció sobre su mejilla golpeada. No era lo que quería.

"Kaoru, por favor, escúchame," comenzó, necesitando hacerla entender. "Te amo," le dijo sin rodeos. "Sé que te dije que no te enamoraras de mí, ¡pero terminé siendo yo quien se enamoró de ti! Por eso no quería quedarme aquí. Temía hacerte algo que no quisieras."

Las lágrimas se aferraban a sus pestañas mientras asimilaba esas palabras. "No," murmuró ella. Esas debían ser sus palabras. Se suponía que debía hacerle entender ella a él por el infierno por el que le estaba haciendo pasar.

"Lo digo en serio," afirmó él, atrayéndola hacia él para abrazarla. "Yo... no confiaba en mí mismo."

"Kenshin," dijo su esposa, con las lágrimas cayendo por sus mejillas. "Yo... no sé qué decirte. No te odio," repuso. "Te amo."

Él se apartó y la miró sin poder creerlo. "Pero-"

"Me mató que te detuvieras aquella noche. Nunca había querido nada más que a ti en ese momento y tú me apartaste y me dijiste que no estaba bien," le confesó, negando con la cabeza.

"Oh, Kaoru, me detuve porque pensé que te estaba forzando a hacer algo de lo que te arrepentirías. Algo que no querías. De haber sabido... nunca hubiera parado," le aseguró Kenshin, aferrándose de nuevo a ella, sus brazos se envolvían alrededor de su cintura.

"¿Lo dices en serio?" preguntó la joven, dejando finalmente que sus brazos también lo rodearan. "¿Que me amas?"

"Sí," murmuró el pelirrojo entrecortadamente. "Sí. Te amo. Te he amado desde hace mucho tiempo..." Levantó la cabeza y la miró a los ojos. Volvían a tener su brillo. Bajó sus labios para encontrar los de ella, y en ese momento supieron que todo lo que decía el otro era verdad.

Parecía que al fin tendrían su final feliz.

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