Snake shade

.

1: Decisiones

.

A veces Shadown se preguntaba si realmente estaba haciendo bien las cosas.

Sabía que era más veloz que Sonic, y que podía vencerlo, pero nunca lo lograba. No porque no fuera capaz, sino porque Robotnik le imponía planes tontos o directamente ridículos. Sabía que los robots estaban hechos de un material demasiado blando, que se rompían con un golpe, o con púas de erizo o de equidna. Y lo tenía a él para probar materiales más duros. Pero jamás se le pasó por la cabeza a Robotnik hacer robots de otra manera.

Y también estaba Rouge. De dónde salió ésa chica murciélago, no lo sabía, y tampoco le interesaba. Decía que sólo los ayudaba por las Esmeraldas que guardaba Knukles, pero Shadown dudaba de todos. Especialmente luego de comprobar la inutilidad de Robotnik y de Rouge. El primero por sus planes ridículos. Él los haría mejores. Y la otra porque se la pasaba pensando en joyas y ésas cosas tontas de niñita mimada.

Ya se había dado cuenta de su error. Debía ser él y solo él quien derrotara a Sonic. Y si Robotnik y Rouge no podían, eran porque eran más débiles que él, Shadown. Es más. ¿Por qué tenía que estar con ellos? ¿Por qué Robotnik le había dicho que lo había mantenido vivo durante décadas? Ya no lo creía. Si ése loco no tenía la inteligencia suficiente como para vencer a Sonic, menos la tendría para hacer eso.

Para hacerlo a él.

Shadown era la octava maravilla del mundo, y nadie le impediría vencer a ése erizo azul. Así que salió de la base de Robotnik sin decir nada a nadie, y desapareció.

Había salido de noche. Su color lo ayudaba a confundirse entre las sombras. Sonrió. Más rápido, más escurridizo, más poderoso que cualquier sombra, así era él. Pero necesitaba encontrar a alguien, porque sabía que lo ayudaría. Tenía algo que él quería saber, y se lo diría. Porque si Knukles se negaba, Shadown le mostraría lo que era bueno.

En Angel Island, Knukles intentaba dormir. Había vuelto porque extrañaba estar allí, y con Sonic pocas veces tenía ésa tranquilidad. Por algún motivo, al erizo le gustaba molestarlo. Tal vez fuera por algunas cosas del pasado, pero eso ya era agua bajo el puente. O así pensaba el equidna.

Estaba muy concentrado en sus pensamientos, sentado en una rama de un árbol, pero se dio cuenta que algo pasaba. Agudizó el oído sin moverse, y giró sus ojos para ver a su derecha. Sí, alguien venía corriendo a mucha velocidad. Y sólo había tres seres capaces de correr así; Sonic, él mismo y...

Sí, era Shadown. Se detuvo un segundo al pie del árbol en donde estaba Knukles, y luego subió en un segundo. En un segundo estuvo frente a Knukles, a menos de diez centímetros de su rostro. Knukles dio un respingo, y su cabeza chocó contra el tronco del árbol.

-Hola- dijo Shadown, con una sonrisa extraña.

-¿Qué haces aquí?- dijo el equidna, sin reponerse del todo por la sorpresa.

-Vine a pedirte un pequeña favor- Knukles frunció el ceño –He decidido dejar a Robotnik- el equidna se sorprendió, pero no sabía si estaba bromeando. Shadown estaba demasiado cerca, y lo tenía acorralado contra el tronco del árbol. Podía sentir su aliento cuando hablaba, y eso lo hacía sentir incómodo.

-No te creo-

-No me creas. Sólo dime dónde puedo encontrar a las Serpientes- Knukles casi se cae de la sorpresa, pero Shadown lo atrapó antes. Tener los brazos de ése erizo negro en su cintura lo hacían sonrojarse.

-Ya suéltame- dijo el equidna, luego que Shadown lo pusiera de nuevo sobre le rama, sin sacar sus manos de su cintura.

-Oh, ¿acaso me odias por ser hermoso?- dijo el erizo, con una sonrisa maligna.

-Yo no estoy en posición de decir eso. Sólo me fijo en las chicas- dijo Knukles, cortante.

-Como sea- Shadown se acercó más al equidna -¿Me dirás en dónde se encuentran?-

Knukles estaba nervioso. Demasiado nervioso. Usualmente, Shadown le prestaba más atención a Sonic que a él. Y ahora venía a su isla, solo, de noche, ¿y por qué pensaba eso? ¡Tenía que sacarlo de la isla como sea!

-No creo que te gusten. No son muy veloces corriendo-

-No necesito velocidad- Shadown entrecerró los ojos. ¿Por qué Knukles estaba tan nervioso? Si antes ya habían peleado... –Necesito volver a usar mis otras.. habilidades... Y las Serpientes saben cómo hacerlo-

-Espera, ellas no siempre se dejan ver... Y no creo- pero el erizo negro lo interrumpió.

-No se resistirán ante una belleza como yo- se retiró un poco y se llevó una mano a la frente, en una pose sexy.

Knukles casi se cae de nuevo, pero se agarró de la rama y se subió de nuevo.

-Desde ya te advierto que no te va a gustar. No creo que te permitan verlas... –

-Es lo mismo. Dime- dijo, con voz dura.

Ni siquiera sabía si lo que hizo estaba bien. Las Serpientes eran seres extraños, muy solitarias y que no se dejaban ver casi nunca, inclusive frente a los equidnas. Nunca habían mostrado simpatía por ningún bando que las consultara, sino que eran neutrales. Sus consejos no iban tanto para la victoria, sino para la paz. Y tal vez eso era lo que buscaba Shadown. Paz.

Knukles sabía poco de ése erizo, pero lo suficiente como para saber a qué iba. Quería un cambio, y uno grande. Pero no sabía si lo de las Serpientes era lo apropiado.

No le dijo nada a Sonic. O más probable era que Shadown no encontrara nada y se volviera frustrado con Robotnik. No creía que volviera para vengarse, sabiendo que su archienemigo principal era Sonic. Knukles supiró. Que le fuera bonito...

Guts!!! Heme aquí incursionando en con mi primer Fanfic de Sonic publicado. Hice otros antes, pero ni siquiera se parecen a este. Así que sólo están en mi página, pero mejor no los pongo. Éste es mucho mejor. Y en especial porque aparece ése hermoso erizo negro... Que Sonic se muera de envidia, pero que Knukles no se preocupe. Él también sigue siendo mi favorito!!!

Bueno, cortito el capítulo pero va a seguir por varios capítulos más. Me encanta Shadown, como ya dije, y quiero hacer un Fanfic en donde él sea el protagonista.. Y quizás intenta conquistar a mi hermoso equidna... qué lindo...

P. D. : Robotnik Eggman

Nos vemos.

Nakokun