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N/A 1: K.O.F y sus personajes son propiedad de SNK.
N/A 2: Imaginen a los personajes con los rostros y anatomías de "The King of Fighters for Girls".
N/A 3: Amado Kofero, me sobran las palabras para agradecerte por haber llegado hasta aquí. Es un honor que leas esto. Como siempre, tomo en cuenta tus opiniones y comentarios. Por cierto, creo que ya es momento de que lo sepas… esta historia tendrá una secuela [se deduce por el final próximo y algunos cabos sin atar] así que sí, gracias al éxito de esto es que habrá secuela de la misma. Otro tema es que estoy en proceso de iniciar un Reboot de mi primera y mas antigua historia. "Era: La supremacía" bajo el nombre que desde por allá del 2013 le di: "La guerra legendaria". Me considero con la capacidad ahora de terminar con mi primer proyecto y quedar satisfecho, esto es un aviso, no una propuesta.
Lo que si quisiera conocer es saber si quieren que primero me dedique a escribir la secuela o quieren que inicie con el Reboot de la otra, ya que no me gustaría combinar dos historias largas. Ustedes decidan. Leo la decisión de cada uno en los comentarios. Buena vida.
—¡Largo de aquí! ¡Estafadores! —
El guardia de seguridad del prestigioso casino aventó por cada mano a Rock y a Sie hacia afuera del establecimiento.
—¡No nos amenaces, si le dijéramos a salubridad que aquí recalientan su comida de tres días para volver a venderla les cerrarían más rápido de lo que canta un gallo! —gritó el castaño mientras se la mentaba un par de veces con la mano.
—Te dije que no le tocaras la pierna a la joven edecán. ¿En qué lío me metí? Esto me pasa por escucharte. —se lamentó.
Los muchachos se quitaron sus bigotes falsos y se sacudieron el polvo.
—Tenía una buena racha. No puedo creer que hayamos perdido todo el dinero que juntamos. —
—Eso crees tú, jojojo. —Sie abrió su gabardina, mostrando el dinero en una bolsa.
Los ojos del rubio se abrieron por completo cuando vio el efectivo. En primera instancia no sabía cómo Sie lo había convencido de entrar en el casino pero cuando poco a poco iban ganando su sed de victorias fue creciendo al punto de ser irreconocible y moralmente quebrantable.
De pronto un par de guaridas de seguridad salieron del establecimiento, ubicando al par de jóvenes descarriados.
—¡Ustedes! ¡Tienen algo que nos pertenece! —dijo uno, corriendo tras ellos.
Sin pensarlo los muchachos imitaron la acción y salieron volando del lugar.
Para alguien como Iori había sido suficiente la actitud que su compañera había tenido desde que salieron del hospital. No bastó con la pequeña aglomeración de cámaras y reporteros que atacó cuando salieron y los vieron juntos. Cuando habían terminado con ellos Athena se mostró demasiado empalagosa y atenta con él. Al principio no le había molestado mucho pues una herida de bala no era cualquier cosa. Aparentemente todo iba bien hasta que en un roce muy cercano ella intentó entrelazar sus dedos con los suyos. Yagami supo que algo andaba mal y no fue hasta ese punto que decidió confrontarla para aclarar las cosas.
Era cierto que sentía una especie de atracción física por la chica pero dudaba en demasía que tuvieran un vínculo sentimental a pesar de que minutos atrás se habían besado de la manera correcta.
El pelirrojo le solicitó fríamente que se fueran a sentar para platicar. La joven no sospechó nada en un principio, de hecho, empezó a imaginarse cosas imposibles. El miedo y emoción corrieron por su cuerpo. Cuando se sentaron notó cómo Yagami suspiró enormemente, iniciando con la plática.
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—Es que no puedo entenderlo. Yo creí… yo creí que todo iba muy bien. —se limpió una lágrima con tristeza.
El hombre se tomó de la cara con frustración. Lamentaba lo que había hecho para que ella se proyectara de esa manera. Jamás había sido bueno con las palabras. Ahora mucho menos en estas situaciones. El donar sangre había sido un gesto muy hermoso pero no entraba en contexto.
—El acuerdo desde un principio fue que te iba a ayudar con tu 'situación' nada más. Las cosas que pensaste no me incumben en absoluto. Tú misma me lo dijiste aquella vez en tu casa, chica ídol. —frunció el ceño.
—Lo sé pero, quisiera… yo… nosotros… podemos… ¿Podemos intentar? —decía con un enorme sonrojo al momento de juguetear con sus dedos.
—Tú estás confundiendo las cosas. No quieres ser mi novia. Solo quieres volver a tener sexo conmigo más adelante y eso no es sano. —
—¡No es verdad! —se agravó su rubor. —Yo… t-te quiero. —apretó sus puños con impotencia.
—Para querer a una persona tienes que conocerla primero. Y técnicamente tú no sabes absolutamente nada de mí. —
Yagami bajó la vista, recordando por unos cuantos segundos a aquella jovencita castaña que en repetidas ocasiones le había dado presentes y platicado sobre su vida.
Por su parte Asamiya no dijo nada que pudiera contradecir eso. Había sido un golpe muy bien acertado. Apretó sus labios al igual que sus puños, no sabía por qué pero tenía ganas de llorar debido a la impotencia, a un deseo no logrado, no estaba acostumbrada ni un poco a las negativas; se sentía humillada y a la vez triste.
—¿Quieres salir conmigo? —cuestionó, cerrando sus ojos con fuerza.
El pelirrojo bajó la vista manteniendo el ceño fruncido, trató de no ser tan brusco en sus palabras. Al cabo de unos segundos la ídol abrió un ojo lentamente para encontrarse con su compañero en su típica pose de imponencia.
—Claro. Cómo se me ocurre. ¿Cierto? —sonrió con melancolía. —Porque… ¿Tú y yo? ¿Juntos en una cita? Qué tontería. —se limpió otra lágrima.
—Tengo que irme. —dijo fríamente.
—Okay. —musitó, tratando de cambiar su semblante a uno alegre. —Hasta luego. —
Iori colocó sus manos en los bolsillos y se dio la vuelta con una sensación un tanto extraña. Ahora iba a ser más incómodo verla cuando tuvieran que ensayar.
—¡Espera! —la chica se acercó a él, quedando de frente. —En la sala del hospital… bueno… no sabía que ese iba a ser nuestro último beso… así que… —
Él no dijo nada. Hundió el entrecejo y suspiró con cansancio. Lentamente se acercó a ella, notando cómo cerraba sus bonitos ojos. La chica alzó sus labios pero en vez de sentir contacto en ellos sintió los de su compañero en su mejilla. El beso era suave, lento y hasta cierto punto con una pizca de cariño. La psíquica se estremeció el sentir la humedad sobre su mejilla y aún más cuando la mano ajena tocó su mentón. No fue lo que esperaba pero quedó encantada con eso. Sonrió para sí misma cuando Iori se alejó; mantuvo los ojos cerrados al momento de acariciarse delicadamente su mejilla. Al abrirlos notó como se encontraba sola.
A medida que se iba acercando a ellos notó cómo se la estaban pasando de maravilla. Chizuru sonrió de manera animosa al ver desde la distancia a Terry usar la cabeza de un pescado como marioneta parlante. Estaba un tanto nerviosa por proponerle a B.O.F. lo que tenía en mente. A un lado de ella iba su representante.
—Hola, muchachos. Buenos días. Mañanas [¿?] —
—¿Chizuru? ¿Chizuru Kagura? ¿Aquí en nuestra mesa? —los ojos de Nakoruru se volvieron estrellas al verla. —Es un honor, buenos días. —sonrió.
—Hola amiga, un gusto verte por estos rumbos. De haber sabido que estabas en este hotel hubiera ido en tu búsqueda ayer por la noche. —saludó Shiranui.
—Hola hola hola. ¿Qué tal? —Terry, levantando su copa.
Los demás chicos saludaron de manera casual mientras les ofrecían un par de sillas para que se sentaran con ellos. Chizuru observó cuidadosamente, preguntándose a sí misma lo que le había pasado a Nakoruru en el brazo y en dónde se encontraban Yagami y Athena.
—¿A qué debemos el honor de su presencia? —habló Kusanagi.
Kagura miró a su representante y este asintió.
—Soy un hombre que va directo al grano y no se anda con rodeos. Por eso seré breve. Chicos, a nuestra empresa deportiva de motociclistas nos gustaría hacer un trato con ustedes para que B.O.F. represente la música en nuestros videos musicales y en la apertura de la temporada que viene. —
Los integrantes de B.O.F. abrieron los ojos anonadados al escuchar la información. Tanta fue la sorpresa que Terry casi se atragantaba con el pescado restante.
—¡Sería un honor para nosotros! —dijo Nakoruru con euforia.
—Interesante propuesta en verdad. —Kyo sorprendido.
—Qué genial. Después de la publicación en Twitter de anoc… —
Mary se lanzó contra Terry y le llenó la boca de pan. En Chizuru y su acompañante prevalecieron algunos signos de interrogación.
—Jejejeje. Come un poco más Terry, estás muy delgado. *ejemmm *ejemmm, eso suena grandioso. —dijo la rubia.
—Oigan. ¿Dónde está Athena y Yagami? No es lo mismo decir esto si el grupo no está completo. —
—Asumo que siguen en el hospital. Supongo que esta mañana Yagami-san será dado de alta. —Nakoruru.
—Grandioso. Entonces ¿Qué tal si esta tarde nos vemos en la playa junto con su representante para hablarlo más tranquilamente? Algo así como a las… mmm… 17:35 pm. —
—Perfecto. —habló Kusagani tras beber de su whisky. —Ahí estaremos. Le avisaremos a Athena y al bruto de Yagami. —
—Hasta entonces, chicos. Sayōnara. —se despidió Chizuru antes de retirarse.
El mayor de los Bogard tragó todo el pan que le habían engullido y tras recuperarse y beber agua se calmó un poco más; el color morado en su frente había desaparecido.
—Bueno chicos, son… 9:42 am. Tenemos tiempo para cambiarnos y distraernos un rato. Pero como dicen: "el tiempo apremia". Así que mejor me voy a cambiar de una vez para aprovechar e ir a la playa. ¿Vienes bro? —
—Claro. Mai. Iré con Terry. —
—Vete, ya estoy acostumbrada a que me dejes sola. Siempre haces lo mismo. —fingió un poco de indignación la ninja.
—¡Ah! ¡Eso no es verdad sabes que no es verdad! —se apresuró a decir con vergüenza de que todos oyeran mientras movía las manos de arriba abajo desesperadamente.
—Bueno, creo que yo también iré a cambiarme, sería raro estar entre puras chicas jejeje. —se sobó la nuca el castaño. —Te veré en la playa, Yuki. —
—Te veré allá. —decía al momento de darle un beso.
Los muchachos se fueron del lugar dejándolas solas. Kushinada tomó su celular y le marcó a Athena sin estar completamente segura de donde estaba.
