Rurouni Kenshin y todos sus personajes no son míos son de Nobuhiro Watsuki, por si alguien no se había enterado todavía.
4. Una vieja fotografía
El ejecutivo salió del ascensor y avanzó por el alfombrado pasillo hasta el único despacho de la última planta de la SCorp, que pertenecía al presidente. Tomó aire, apretó el nudo de la corbata y se alisó una vez más la chaqueta de su impecable traje de Armani, antes de golpear dos veces la puerta cerrada con los nudillos. Sin esperar la respuesta, giró el pomo de la puerta y entró. Si hubiera molestado, el presidente no le hubiera ordenado subir a su despacho personalmente, ni tampoco hubiera podido acceder al último piso por el ascensor.
Tal como esperaba, el presidente estaba cómodamente instalado en el amplio sillón tras la enorme mesa de caoba. Como su mano derecha, el ejecutivo había estado muchas veces en aquella habitación pero siempre quedaba sobrecogido por ella, anhelando internamente algún día ser digno de una habitación semejante. Todas las paredes excepto la del fondo estaban literalmente forradas de la mejor caoba y tapices del siglo XVI importados de Italia, al igual que algunas esculturas griegas que alguna vez adornaron las casas de filósofos atenienses. A su izquierda el bar, también en caoba por supuesto, con la mejor selección de bebidas de todo el mundo que pudiera imaginar junto a una mesa de billar, para las horas de ocio. La pared del fondo, a espaldas del presidente, era toda en sí una gran ventana desde la que se vislumbraba perfectamente toda la ciudad de Kyoto. El hombre dejó de lado toda su envidia por semejante vista y despacho y volvió su atención a su superior.
-"¿La habéis encontrado ya?"
-"Lo siento mucho señor, pero la chica se ha desvanecido por completo"
-"¿Desvanecido?"
-"Si señor. Nadie la ha visto en una semana. No se ha presentado ni a su trabajo ni a sus clases de la universidad"
-"Entonces está escondida en casa" – sus ojos rojos brillaron de forma diabólica –"el pajarillo encerrado en su jaula"
-"Em, No señor" – dijo el hombre empezando a sudar. Al presidente de la SCorp no se le daban noticias que no le complacieran
-"¿Cómo que no?"
-"Tenemos la casa vigilada y sensores termales escaneándola. No hemos registrado más presencia que la de sus padres, señor"
-"¿Han avisado a la policía?"
-"No señor"
-"Entonces saben que no la tengo yo." – el presidente se recostó en su sillón y unió las yemas de los dedos en actitud pensativa –" El pajarillo ha huido, o al menos eso es lo que cree" – la diabólica sonrisa reapareció en su rostro – "que lo crea por un tiempo más. Que se sienta a salvo y fuera de mi alcance, mejor, más dura será su vuelta a la realidad."- Volvió su atención al hombre rígido frente a él –"Tenemos agentes en todos los rincones del país. Encontradla."
-"Si señor"
-"Y mantened la vigilancia en su casa."- su sonrisa se incrementó –" Tarde o temprano llamará a mamá"
-"Como ordene, señor"
-"¿Qué tal está mi otro juguete?" – el presidente cambió de tema para alivio del ejecutivo
-"Todo está preparado en el sótano. Tal como usted ordenó"- el hombre se relajó un poco al poder darle buenas noticias a su superior. Abrió la carpeta que llevaba consigo y cuidadosamente colocó unas fotos sobre la mesa. Unas mostraban a una mujer alta y muy bella, una cotizada modelo y actriz conocida como Yumi. Las otras mostraban el cuerpo de un hombre rubio de pelo corto y puntiagudo, atado y cubierto de sangre, como si hubiera sido torturado.
-"Perfecto. Mándale las fotos de su hermano" – el subordinado asintió recogiendo las fotos del hombre torturado, mientras el presidente recogía de la mesa una de Yumi. –"Será fácil. En un par de días estará totalmente bajo mi control" – dijo acariciando la cara de Yumi en la foto mientras giraba con su sillón para quedar de perfil –"demasiado fácil. Kaoru era más rebelde, más...excitante. Hacerla obedecer contra su voluntad era algo...sublime"- su voz era suave recordando tan exquisita experiencia pero volvió a girar en su sillón para dejar la foto sobre la mesa – "Cuando acabe con Yumi quiero tenerla de vuelta"- ahora su tono de voz, frío y autoritario volvió a hacer temblar al subordinado al pensar en las consecuencias que tendría que afrontar si no encontraba pronto a aquella chiquilla
-"Así será" – recogió las fotos, inclinó la cabeza sumisamente y abandonó el despacho.
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Kaoru apagó el televisor con un mohín. Estaba aburrida. Había desempaquetado y colocado todo lo que había traído consigo y los pocos muebles que había comprado por Internet. También había terminado de arreglar el ahora patio compartido y plantar flores y otras plantas en los bordes, sin olvidar el jazmín de Kenshin. Kenshin. Recordó con una sonrisa lo bueno y amable que había sido con ella en aquellos días, sobre todo cuando la había acompañado al mercado para comprar las semillas para el patio y sobre todo a por comida, ya que Kaoru no tenía nada que comer salvo la "famosa tarta de la señora Futwoka", que había ido a parar a la basura. Estaba muy contenta por salir de la casa y respirar al fin un poco de aire libre. Pero se alegraba más aún de que Kenshin se hubiera ofrecido a acompañarla antes siquiera de que ella le preguntara. Su nuevo amigo parecía ser capaz de leer en su mente el miedo y el terror que aún la dominaban ante la idea de salir sola a la calle. Por eso él había decidido que irían caminando para que ella se fuera familiarizando con el barrio y volverían en autobús con las compras. El pelirrojo caminaba a su lado con una seguridad pasmosa en sí mismo que creaba como un escudo impenetrable a su alrededor en el que ella se sentía segura. No podía dejar de notar como sus ojos se ponían amenazadoramente ámbar cuando alguien tropezaba con él o le dirigía alguna horrorizada mirada a su cicatriz y volvían a tener partes violetas cuando la miraba a ella, y ese simple hecho le encantaba.
Kaoru soltó una carcajada al recordar también cuando, al volver a casa cargados de bolsas con la compra, se habían cruzado con la señora Futwoka y su marido. El señor Futwoka era tal y como había imaginado: bajito, delgado, un poco calvo y con gafas, muy pequeño comparado con su enorme esposa y, mientras que ella les había dirigido una sonrisa falsa y nerviosa al verlos juntos, el señor Futwoka les había sonreído sinceramente, como alegrándose de que alguien pudiera disfrutar realmente de pasear en pareja. El señor Futwoka había abierto la boca para saludarlos alegremente, pero su esposa le dio un fuerte tirón del brazo y lo arrastró con ella calle abajo musitando algo sobre jovencitas descarriadas que se escapan de casa y caen en los brazos del primer hombre que se cruza en su camino.
Kaoru arrugó el ceño disgustada. Ahora aquella chismosa diría por todo el barrio que ella y Kenshin tenían algo. Aunque, bien mirado, quizá si tuvieran algo. Por lo que le había dicho Kenshin, y por lo que ella misma había aprendido estando con él, su pelirrojo vecino no era una persona muy sociable, y estaba casi segura que ella era lo más cercano a una amiga que tenía. Y por su parte,...había tenido muchas amigas en Kyoto pero ahora que lo pensaba nunca había tenido una relación tan estrecha con un hombre. Más que amigos tenía conocidos, compañeros de clase y eso pero nada realmente íntimo. Kaoru se tendió en el sofá y se tapó la cara con un cojín ¡Kami-sama! ¿pero qué estaba diciendo? Estaba hablando de una relación íntima con un hombre con el que sólo había cruzado unas palabras. Habían pasado tiempo juntos, sí. Por las tardes, cuando Kenshin volvía a casa de su trabajo en el Centro Wellington, habían trabajado juntos para arreglar el patio y la había acompañado al mercado, pero la mayoría del tiempo ni siquiera le había dirigido la palabra. Se limitaba a mirarla con aquellos ojos extraños que tenía. Aquellos maravillosos ojos que la tenían intrigada. Se sentó de repente en el sofá con las piernas cruzadas y expresión decidida, tuvieran o no la relación que creía la señora Futwoka, al menos estaba segura de que eran amigos. Es más, Kenshin era la única persona que conocía en toda la ciudad, y las amistades son como las flores, hay que cultivarlas o mueren y cualquier cosa antes que quedarse de nuevo encerrada sola entre aquellas cuatro paredes un viernes por la noche.
Con paso decidido Kaoru atravesó el salón de su casa y salió al patio para detenerse justo en la puerta de atrás de la casa de su vecino. Entonces todo su valor la abandonó ¿pero qué estaba haciendo allí, llamando a la puerta de un hombre? Oh vamos Kaoru, ya no eres una niña para estar pensando en esas tonterías. Además mamá no se va a enterar se dijo para darse ánimos –"¿Kenshin?"- llamó desde fuera del patio – "¿Kenshin, estás en casa?" – titubeó un poco, quizás había salido, o tuviera algún compromiso. Iba a darse por vencida cuando por el rabillo del ojo vio el destello de la negra moto de carreras. Si la moto estaba allí, él también, conocía ya lo bastante de los hábitos de Kenshin para saberlo, así que, armándose de valor, empujó la puerta de cristal, esperando encontrarla cerrada, pero ésta se abrió sin ningún problema. ¿Deja la puerta de atrás abierta?¿Es que no tiene miedo de que le roben o algo? Se preguntó, pero enseguida vino la respuesta, Kenshin podía ser condenadamente terrorífico cuando quería, lo había comprobado con la señora Futwoka. Cualquier ladrón se lo pensaría dos veces antes de arriesgarse a entrar en su casa y tropezarse con él de mal humor. Además, por lo que Kaoru estaba viendo, tampoco había mucho que robar, la casa tenía incluso menos muebles que la suya, por no tener, no tenía ni siquiera televisor ¿cómo podía alguien vivir sin televisión?, aunque tenía un portátil bastante caro sobre la mesa del salón –"¿Kenshin?"- volvió a llamar un poco más alto. La luz del salón estaba encendida y podía oír ruidos arriba. Iba a volver a llamarle cuando su mirada se encontró con una fotografía sobre una repisa.
Era una foto vieja y arrugada, incluso estaba pegada en algunas partes, como si la hubieran roto y luego arreglado. Kaoru cogió el marco con cuidado y acercó la foto a su rostro para verla mejor. Había cuatro personas en ella, por detrás un hombre y una mujer, de unos 35 años, menos seguramente, el hombre tenía un brazo sobre los hombros de la mujer y un pelo rojo brillante aunque muy corto. Por delante estaba una chica de unos 16 años morena como la mujer, y el pelo largo cayéndole sobre los hombros. Tenía un gesto de serena resignación y miraba a un chico a su lado, de unos 10 años que le sacaba la lengua como burlándose de ella. El chico tenía el mismo pelo rojo brillante que el hombre y ojos violeta. Una familia feliz. Kaoru recordó a su propia familia y sonrió un poco triste. Levantó la mirada de la foto para dejarla de nuevo sobre la repisa pero se encontró con los ojos de Kenshin mirándola inexpresivos. Kaoru se asustó al darse cuenta de que había entrado en su casa sin permiso y se había puesto a mirar sus cosas personales, se puso tan nerviosa que sus manos temblaron y la fotografía resbaló entre sus dedos.
En un rápido movimiento, que Kaoru fue incapaz de ver, Kenshin rescató la foto antes de que cayera al suelo y la devolvió a su lugar en la repisa. Después, sin una palabra, caminó hacia la mesa, y cerró el portátil con el informe sobre Gohei que había enviado a Katsura momentos antes. Una vez estuvo seguro de que la chica no había visto nada del informe, se volvió hacia ella
-"¿Qué haces aquí?" – preguntó con voz nuetra
-"Yo...verás...había pensado..."- Kaoru tartamudeaba avergonzada y aquellos ojos que la miraban sin pestañear no la ayudaban en absoluto
-"Si Kaoru-dono, ¿qué habías pensado para venir a la casa de un hombre y sacarle de la ducha?" – ahora ella se ruborizó de pies a cabeza al darse cuenta de que Kenshin había estado en el piso de arriba duchándose y por eso no había respondido cuando le había llamado. Trató de fijar su vista en el suelo cuando vio que Kenshin solo llevaba puestos unos pantalones de gimnasia, anchos y sujetos por las caderas, sin nada que cubriera su torso salvo una toalla en su cuello y que su pelo rojo aún estaba oscurecido por el agua y goteaba. Mordiéndose el labio y sintiendo arder sus mejillas, Kaoru intentó quitar su vista de una gota que había caído de su pelo y que ahora recorría su ancho pecho y su abdomen con los músculos marcados para terminar humedeciendo la cinturilla del pantalón, pero no pudo, y siguió ávidamente el recorrido de la gota por el torso desnudo del pelirrojo, haciendo que se ruborizara aún más si era posible.
Una parte de Kenshin disfrutaba de aquella excitante situación. Aquella chica que tan fácilmente se había hecho un hueco tanto en su vida como en sus pensamientos, allí en su casa, ruborizada y mortificada a la vez por no poder quitar los ojos de su cuerpo. Mía susurró Battousai revolviéndose en su interior y sus ojos parpadearon dorados. ORO gritó la otra parte de él volviendo a tomar el control. Lentamente, para alivio y desgracia de Kaoru, Kenshin se puso la camiseta que llevaba en su mano izquierda mientras terminaba de secarse el pelo con la toalla, dándole tiempo a ella para que recuperara la compostura y a él para desterrar de nuevo a Battousai a lo más profundo de su mente.
-"Verás Kenshin, había pensado que como ya hemos terminado con el patio y si no tienes nada mejor que hacer..... comprendo que es un viernes por la noche y seguramente tienes planes......era una tontería, olvídalo, no se en qué estaba pensando"
-"No tengo nada que hacer esta noche Kaoru-dono" – estaba realmente intrigado por lo que aquella chica tenía en mente
-"¿Ah no? Bueno, entonces podrías.... si quieres claro, no te voy a obligar....pero supongo que mejor que algo congelado...." – siguió balbuceando ella incapaz de decirlo directamente
-"¿congelado?"- Kenshin levantó una ceja y la miró totalmente sorprendido –"¿Me estás invitando a cenar a tu casa Kaoru-dono?"
-"Mou Kenshin, dicho así, suena peor de lo que había pensado"- dijo volviendo a enrojecer –"suena como una cita o algo así"
-"Y por supuesto no es una cita"
-"Por supuesto que no"- dijo ella negando con cabeza y las manos. Kenshin sonrió todavía sin saber si esta complacido o decepcionado con que no fuera una cita
-"En ese caso supongo que cualquier cosa es mejor que la congelada"- dijo aceptando su invitación
Una media hora después Kenshin no estaba tan convencido de sus palabras. Llevaba mucho tiempo viviendo solo, y había optado por la comida rápida y congelada ya que nunca sabia cuánto tiempo iba a estar en casa y no merecía la pena cocinar o comprar algo fresco. Pero cuando había vivido con sensei Hiko él se había encargado de cocinar y aunque no fuera un gran cocinero, estaba seguro de superar con creces a aquella chica. ¡Kami-sama él al menos sabía diferenciar la sal del azúcar! Kenshin volvió a dirigirle una sonrisa amable a la chica sentada enfrente de él a la mesa, antes de tomar una segunda cucharada de lo que se suponía era sopa miso y conseguir pasarla por su garganta sin tener arcadas.
-"Realmente eres muy bueno Kenshin, no te merezco" – dijo ella tras probar su propia comida
-"No digas eso Kaoru-dono. Es sólo que te falta práctica. No sueles cocinar muy a menudo ¿verdad?" – ella negó con la cabeza
-"Era mi madre quien se encargaba de la comida. Nunca me ha dejado poner un pie en su cocina, ni a mi ni a mi padre. Decía que sólo estorbamos y que se las podía arreglar perfectamente" – dijo sonriéndole, recordando tiempos felices
-"Mi madre era igual, pero al menos dejaba que Tomoe la ayudara" – se abofeteó mentalmente al instante por haber dicho eso
-"Las personas de la foto" – Kaoru se mordió el labio indecisa antes de continuar –"son tu familia"- Kenshin bajó los ojos y ella lo tomó como una respuesta afirmativa.- "Y Tomoe....¿es tu novia?"- Kenshin levantó la cabeza y la miró sorprendido por el temor con el que había pronunciado las últimas palabras
-"Tomoe era mi hermana mayor"- sus ojos volvieron a mezclarse, lavanda y ámbar, revelando un torbellino de emociones
-"¿era?"
-"Murieron. Todos están muertos. Todos menos yo."- hizo una pausa –" Me esperan, pronto iré con ellos"- su voz se volvió dura y sus ojos fueron completamente dorados llenos de dolor y fatalismo cuando terminó la frase. Ella sin pensar se levantó de la mesa y cruzó la distancia que los separaba, para tomar su cara dulce pero firmemente entre sus pequeñas manos temblorosas y obligarle a mirarla a los ojos
-"Diles que te sigan esperando. Ahora no estás solo. Me tienes a mí"- las lágrimas corrían por su rostro desde sus ojos azules sin saber bien por qué estaba llorando. El la miró incrédulo, viendo esas lágrimas de dolor por su familia que él no podía derramar ya. Kenshin respiró hondo, dejando que el embriagador aroma a jazmines que desprendía el cuerpo de Kaoru lo envolviera en su hechizo tranquilizador. Se levantó de la silla y gentilmente apartó sus suaves manos de sus mejillas, ya que no estaba seguro de poder resistiendo la tibieza de aquellas manos de nuevo sobre su piel. Muy lentamente, como si temiera que el mero contacto con sus callosas manos la dañara, Kenshin secó las lágrimas de Kaoru con dedos temblorosos. Cuando ella finalmente dejó de llorar, cogió sus pequeñas manos entre las suyas y las levantó para depositar un dulce beso en sus palmas. A través de sus manos, sintió el estremecimiento que su beso había causado en la joven y la miró. El violeta y el dorado frente al azul profundo.
-"Sea quien sea el que te ha hecho abandonar a los tuyos, el que te ha causando tanto dolor" – dijo soltándole las manos mientras los ojos de Kaoru se llenaban de pánico al recordar –"sea quien sea lo mataré si trata de hacerte daño de nuevo"
Ella abrió la boca para protestar, para decirle que era una locura, que nadie podía enfrentarse a EL, pero entonces vio de nuevo esa mortífera seguridad en los ojos dorados de Kenshin y supo que sus palabras eran totalmente ciertas.
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Otro capitulo terminado. Esta semana no hay preguntas asi que no tengo que contestar a nadie. Como veís he dado algunas pistas por fín, sobre quién persigue a Kaoru y algo más sobre el pasado de Kenshin, a ver quién adivina qué pasará ahora.
En lo que se refiere a los reviews anónimos creo que si tengo habilitada la opción, pero si tenéis algún problema y FF no os deja podéis mandarme el review directamente a mi dirección de correo varng@supercable.es siempre que no tenga virus o algo así.
Gracias a todos por vuestros reviews de ánimo, me ayudan mucho, y siento lo de los valiums kaoru-sanz1, lo dejaremos en un par de tilas ¿vale?
Hasta la proxima
