6. Un gaje de luz en las tinieblas
- Sirius, Sirius – un voz casi angelical susurraba mi nombre, y una mano se posó en mi mejilla y la acariciaba suavemente, tibia, tan reconfortante como la libertad y tan cálida como la misma esperanza, que casi ya se había extinto en mi ser- Sirius, despierta, vamos, despierta antes de que venga Dereck, tengo que hablar contigo...
Pronto, fui salindo de la oscuridad de mis pensamientos y fui abriendo los ojos lentamente, no tenía casi fuerzas pero me era necesario ver qué era lo que me hablaba tan dulcemente en aquel infierno, tan pronto como empecé a hacerlo comencé a ver una figura que prácticamente irradiaba luz propia, era una mujer bellísima, tan hermosa como los mismos ángeles, su mirada me daba más calor y llenaba aun mas mi ser de algo que sentía que había olvidado hace tiempo, que nunca mas iba a volver a sentir, sus labios eran rojos como un fuego abrumador que deleitaba a quien lo veía, su piel era tan blanca como la nieve y su cabello negro le resbalaba por los senos, al ver que yo habría los ojos ella esbozó un pequeña sonrisa, una sonrisa infantil, inocente...
- Tengo que hablar contigo- dijo apartando su mano de mi mejilla – tengo que hablar con tigo...
Yo no podía decir nada, estaba anonadado por aquella belleza suya, tanta hermosura, su cálida mirada, ella no me odiaba, no me culpaba como todo el resto que habitaba fuera, incluso dentro, me miraba como si estuviera feliz de verme, ME MIRABA COMO SI ME AMASE!!!
-Sirius, necesito que me digas la verdad...-me veía suplicante, como queriendo que yo le dijese exactamente lo que ella quería escuchar, pero, ¿qué quería escuchar ella en ese momento?
-La verdad ya no sirve, la verdad se perdió hace mucho, nadie me quiere escuchar contarla...
-Yo sí quiero escucharte, necesito escucharte, Sirius, no creo en lo que dicen los diarios- estaba llorando, no soportaba que llorase de aquella manera, no, no podía ver a aquellos ojos tristes... -No llores- dije lloroso, esta vez era yo el que tenía la mano en su cara, le limpiaba las lagrimas a aquel rostro perfecto, aquel rostro que no podía soportar ver llorar, al ver mi gesto sonrió tímidamente, tomó mi mano entre las suyas y se hinco a mi lado, sujetó mi mano con una de las suyas y bajó delicadamente la manga de la túnica con la otra, cuando dejó en descubierto la piel blanca de mi antebrazo, sin marca alguna, una pequeña luz se encendió en sus ojos y la sonrisa se hizo más evidente en su rostro y me contagió, yo, sin darme cuenta, esta sonriendo, estaba alegre, por verle tan feliz a ella...
-No tienes la marca- me susurró en murmullo casi inaudible.
-No, claro que no, piensas que hice todo ese teatro con mi familia para ir a besarle los pies a Voldemort – ella se estremeció a la mención de este nombre – pero claro, tu no sabes nada de esto...
-No me recuerdas ¿no es así? – me interrumpió
Aquello me sorprendió ¿yo conocía a tal hermosura en mi vida?, ¿cómo la hubiera podido olvidar?, ¿será acaso otra ilusión?, no eso no puede ser, es demasiado bello para ser obra de los dementores, ellos hacen exactamente lo contrario a esto..., un ruido de pasos interrumpió mis cavilaciones, ella se alejó de mí de un salto, y desenvaino su varita, apuntando al agujero de entrada, con un ligero "bum" apareció en la entrada un hombre con una túnica blanca que le cubría los ojos y se bajó el gorro lentamente hasta dejar ver por completo su cara, dejando ver solamente una expresión de asco al verme postrado en el piso...
"Él sí cree en lo que dicen los diarios"
-Apuntar hacia la entrada no te va a servir de mucho si uno se aparece – le dijo a la mujer que hacía unos instantes había estado sentada junto a mí
-Nosotros somos lo únicos que nos podemos aparecer aquí – respondió ella – si fuera un reo u otra cosa yo estaría a salvo, pero ¿donde está Ema?, ¿no venía contigo?
-Si, pero los dementores se estaban comportando extraño, me mandó aquí mientras ella los repelía, dijo que... – y me volvió a ver de nuevo pon aquella cara de repugnancia con la que me había visto anteriormente, gesto que me pareció muy chistoso, aun no se por que pero me eché a reír maniáticamente, exactamente igual que me había pasado en mi arresto, pero con menos magnitud – dijo que tu ibas a tener mas problemas con este – este comentario solo sirvió para hacer aun más alta mi carcajada.
- Se equivocan los dos, no he tenido ningún problema con Black, soy perfectamente capaz de mantenerlo bajo control...
- Bueno si, ¿podemos acabar con esto ya?, me da repulsión estar aquí...
-Espera a que te apresen y rogarás a los dementores que te meten – le interrumpí
- A qué te refieres Black – dijo el muchacho desconcertado.
- A qué piensas que me refiero – mi voz sonaba como cuando le hablaba, en el colegio, a Snivellus mientras me mofaba de él – vamos!!, usa el sentido común, estoy aquí encerrado por el asesinato de mi mejor amigo y su esposa y además una presunta alianza con Lord Voldemort – los dos aurores de estremecieron cuando dije este nombre- cuando toda mi familia me desconoció por no pensar igual a ellos, si yo estoy aquí cualquiera puede estar, por cierto..., ¿ya investigaron a tu madre?
Pueden llamarlo masoquismo, pueden llamarlo estupidez, no me importa, mi plan había funcionado, lo había enfurecido, y se abalanzaba hacia mí.
- Wingardiwm Leviosa!! – el hombre subió a los aires, quedando así, imposibilitado para atacar.
(NdA: Perdón si el hechizo no se escribe así, pero no tengo el primer libro y no me voy a poner a buscar en los otros cuatro para ver si aun sale)
- Dereck, tranquilízate, acabemos con esto y vamonos – sus ojos estaban llorosos y me lanzó una mirada como pidiéndome que no volviese a hacer algo asì de nuevo, a lo que yo asentí, y bajó a su camarada – pues vamonos ¿no?
Los dos se encaminaron hacia mi mientras el recién llegado desenvainaba la varita y los dos me tomaban de los hombros, en un instante estábamos frente a una gran puerta de madera, la chica saco una gran llave de plata de quién sabe donde y abrió la puerta, "Dereck" me empujó hacia el interior apuntándome con la varita, dentro de la puerta había un gran pasadizo de piedra con puertas fuertemente aseguradas en ambos lados, cuando entró un poco de luz se vio reflejada en un espejo que la llevó a otro y asì sucesivamente hasta que se perdía de vista la profundidad del pasillo (NdA: Como en "La Momia") empezamos a caminar hacia el interior de aquella tumba de piedra, ella habría la marcha, seguida de mí y luego se encontraba su compañero apuntándome amenazadoramente con su varita.
- Aquí está – dijo ella deteniéndose en seco y girando sobre sus talones hacia su lado derecho, sacó otra llave, esta de bronce, la introdujo en la cerradura y abrió con dificultad aquella pesada puerta, el hueco en el que me encontraba no tenía absolutamente nada que envidiarle a aquel lugar, eso era diminuto, no era ni la cuarta parte de lo que había sido mi escondite esas últimas semanas, el piso era de piedra y allí dentro se encontraba unos vestigios de sabanas mugrientas y al otro lado había un cuenco de agua completamente sucia, aquellas condiciones infrahumanas no me incomodaron en lo mas mínimo, por alguna razón ya me había acostumbrado a aquellas circunstancias, ella entró, seguida de mi y cuando se disponía a entrar el último se escuchó un grito de un lugar remoto de aquel lugar interminable.
-Ema – susurro ella – ve tu, yo me termino de encargar de él – le ordenó a Dereck, el cual desapareció con un leve sonido, quedándonos solamente nosotros dos, a solas...
- Nadie màs cree que yo sea inocente ¿no es asì?
-Nadie que se anime a decirlo abiertamente, ni yo misma me animo... - Y Remus, él...
- No lo se, como ya te dije nadie se atreve a decir públicamente lo que piensa acerca de las personas condenadas por ser mortifagos, creo que él piensa que eres culpable, pero no se...
Su frase se ahogó en sus labios, yo me había aproximado a unos cuantos centímetros de su cara y había tomado su mollete con una de mis manos y acariciaba su rostro levemente, mi rostro se acercaba lentamente al suyo...
-Sirius..
Pero de nuevo sus palabras murieron en aquellas llamas rojas, y nuestros labios se encontraron, se juntaron, y un calor reconfortante recorrió todo mi cuerpo, recalentando cada hebra de mi ser, haciéndome amarla, su lengua entró en mi boca y la mía en la suya, y saboree sus labios, aquellos labios carnosos, aquellos labios tibios, las sensación era esotérica, todo aquello que pensé que nunca más volvería a sentir se apoderó de todo mi ser, en aquel momento estábamos conectados, mi mano resbaló a su nuca y la otra tocó su hombro y corrió por su espalda hasta caer en su cintura, atrayéndola hacia mi, haciendo que nuestros cuerpos e juntaran en un abraso y ella colocó aquellas manos suyas en mi frío rostro, haciéndome temblar levemente, y sentí aquellos labios suyos, aquellos labios carnosos, aquellos labios tibios, aquellos labios que ya habían sido míos una vez en el pasado, aquellos labios que me habían amado hace tanto tiempo atrás, aquellos labios que aun me amaban y la recordé, la recordé como si nunca hubiera pasado el tiempo desde nuestro último encuentro y una luz se apoderó de mi, aquella tiniebla abrumadora que se había estado apoderando de mí desde que había visto la casa e Pettigrew intacta hasta ese instante desapareció y yo brillaba, como ella aquella misma mañana, como yo mismo hace tanto tiempo atrás.
Separé levemente su boca de la mía, nuestros cuerpos y caras aun se tocaban pero nuestras bocas estaban separadas por un pequeño espacio...
-Serena...- susurré, y pude advertir que ella sonreía, y yo también, me dio un breve beso en la boca y luego se separó de nuevo. El sonido de una puerta siendo azotada fuertemente rompió el dulce silencio, haciendo que los dos nos sobresaltáramos y apartáramos bruscamente, me di cuenta de que habíamos quedado a oscuras, seguramente la puerta principal se había cerrado.
- Pero que...
No terminó de decir la frase, solamente salió lo más rápido que pudo de la pequeña celda, cuando estuvo afuera miró hacia donde se localizaba la entrada y profirió un leve gritó, al Serena dar un paso para atrás se tropezó con algo que no alcancé a ver, y su varita salió volando, vi un dementor que se acercaba por detrás de ella y la capa de otro al frente, no sé por qué tardé tanto tiempo en reaccionar, pero cuando lo hice y estuve apunto de salir la puerta se me cerró en la cara, tarándome hacia atrás, me reincorpore rápidamente y me lancé hacia la puerta recién cerrada, la golpee, me lancé hacia ella, pero no la logré mover en absoluto...
-Aléjense, soy una aurora, váyanse de aquí!!!- se escuchaba desde el oro lado – Noo..!!
El grito se ahogo rápidamente, sustituido por un silencio espectral, yo dejé de batallar por unos momento contra la muralla, se escuchaba, mejor dicho, se sentía un movimiento en el espeso aire, como de succión, el frío me volvía a robar mi alma...
- NOO..!!!- gritaba yo, una gran agitación y una frustración inmensa se apoderaban de mi, no podía ser, yo volví a mi lucha contra aquel montón de madera que me separaba de lo que estaba sucediendo...
Se escucharon dos pares de pies corriendo a toda prisa en dirección a nosotros...
-Expecto Patronus!!! – gritó la voz de un joven
Se escucharon los precipitados pasos detenerse en seco frente a la puerta
-No – una voz femenina desconocida lloraba, y yo la acompañaba silenciosamente.
- La besó...- confirmó Dereck – el maldito dementor la besó
Al escuchar esta sentencia me desplomé en el suelo, yo sabía que era exactamente lo que había hecho el dementor, le había robado el alma, y yo no había podido hacer nada, le habían robado aquella luz que ella me había concedido por unos momentos, yo estaba tirado en el suelo, con mis rodillas tocando mi pecho, y mis brazos cubriendo mi cara, y las lagrimas se mezclaban con la sangre que brotaba de mis extremidades y manchaban mi cara, esta llorando como un bebe, estaba llorando intentándome aferrarme a algo que ya no existía para mí, el amor...
James y Lily habían muerto por mi culpa, Petter era un traidor a quien yo debía eliminar, Remus pensaba que yo era culpable, y Serena..., Serena, la única persona que me había creído, estaba allí postrada..., peor que muerta...
-Te lo dije – dijo una voz igual a la mía a mis espaldas en un tono burlón – eres un asesino...
- Sirius, Sirius – un voz casi angelical susurraba mi nombre, y una mano se posó en mi mejilla y la acariciaba suavemente, tibia, tan reconfortante como la libertad y tan cálida como la misma esperanza, que casi ya se había extinto en mi ser- Sirius, despierta, vamos, despierta antes de que venga Dereck, tengo que hablar contigo...
Pronto, fui salindo de la oscuridad de mis pensamientos y fui abriendo los ojos lentamente, no tenía casi fuerzas pero me era necesario ver qué era lo que me hablaba tan dulcemente en aquel infierno, tan pronto como empecé a hacerlo comencé a ver una figura que prácticamente irradiaba luz propia, era una mujer bellísima, tan hermosa como los mismos ángeles, su mirada me daba más calor y llenaba aun mas mi ser de algo que sentía que había olvidado hace tiempo, que nunca mas iba a volver a sentir, sus labios eran rojos como un fuego abrumador que deleitaba a quien lo veía, su piel era tan blanca como la nieve y su cabello negro le resbalaba por los senos, al ver que yo habría los ojos ella esbozó un pequeña sonrisa, una sonrisa infantil, inocente...
- Tengo que hablar contigo- dijo apartando su mano de mi mejilla – tengo que hablar con tigo...
Yo no podía decir nada, estaba anonadado por aquella belleza suya, tanta hermosura, su cálida mirada, ella no me odiaba, no me culpaba como todo el resto que habitaba fuera, incluso dentro, me miraba como si estuviera feliz de verme, ME MIRABA COMO SI ME AMASE!!!
-Sirius, necesito que me digas la verdad...-me veía suplicante, como queriendo que yo le dijese exactamente lo que ella quería escuchar, pero, ¿qué quería escuchar ella en ese momento?
-La verdad ya no sirve, la verdad se perdió hace mucho, nadie me quiere escuchar contarla...
-Yo sí quiero escucharte, necesito escucharte, Sirius, no creo en lo que dicen los diarios- estaba llorando, no soportaba que llorase de aquella manera, no, no podía ver a aquellos ojos tristes... -No llores- dije lloroso, esta vez era yo el que tenía la mano en su cara, le limpiaba las lagrimas a aquel rostro perfecto, aquel rostro que no podía soportar ver llorar, al ver mi gesto sonrió tímidamente, tomó mi mano entre las suyas y se hinco a mi lado, sujetó mi mano con una de las suyas y bajó delicadamente la manga de la túnica con la otra, cuando dejó en descubierto la piel blanca de mi antebrazo, sin marca alguna, una pequeña luz se encendió en sus ojos y la sonrisa se hizo más evidente en su rostro y me contagió, yo, sin darme cuenta, esta sonriendo, estaba alegre, por verle tan feliz a ella...
-No tienes la marca- me susurró en murmullo casi inaudible.
-No, claro que no, piensas que hice todo ese teatro con mi familia para ir a besarle los pies a Voldemort – ella se estremeció a la mención de este nombre – pero claro, tu no sabes nada de esto...
-No me recuerdas ¿no es así? – me interrumpió
Aquello me sorprendió ¿yo conocía a tal hermosura en mi vida?, ¿cómo la hubiera podido olvidar?, ¿será acaso otra ilusión?, no eso no puede ser, es demasiado bello para ser obra de los dementores, ellos hacen exactamente lo contrario a esto..., un ruido de pasos interrumpió mis cavilaciones, ella se alejó de mí de un salto, y desenvaino su varita, apuntando al agujero de entrada, con un ligero "bum" apareció en la entrada un hombre con una túnica blanca que le cubría los ojos y se bajó el gorro lentamente hasta dejar ver por completo su cara, dejando ver solamente una expresión de asco al verme postrado en el piso...
"Él sí cree en lo que dicen los diarios"
-Apuntar hacia la entrada no te va a servir de mucho si uno se aparece – le dijo a la mujer que hacía unos instantes había estado sentada junto a mí
-Nosotros somos lo únicos que nos podemos aparecer aquí – respondió ella – si fuera un reo u otra cosa yo estaría a salvo, pero ¿donde está Ema?, ¿no venía contigo?
-Si, pero los dementores se estaban comportando extraño, me mandó aquí mientras ella los repelía, dijo que... – y me volvió a ver de nuevo pon aquella cara de repugnancia con la que me había visto anteriormente, gesto que me pareció muy chistoso, aun no se por que pero me eché a reír maniáticamente, exactamente igual que me había pasado en mi arresto, pero con menos magnitud – dijo que tu ibas a tener mas problemas con este – este comentario solo sirvió para hacer aun más alta mi carcajada.
- Se equivocan los dos, no he tenido ningún problema con Black, soy perfectamente capaz de mantenerlo bajo control...
- Bueno si, ¿podemos acabar con esto ya?, me da repulsión estar aquí...
-Espera a que te apresen y rogarás a los dementores que te meten – le interrumpí
- A qué te refieres Black – dijo el muchacho desconcertado.
- A qué piensas que me refiero – mi voz sonaba como cuando le hablaba, en el colegio, a Snivellus mientras me mofaba de él – vamos!!, usa el sentido común, estoy aquí encerrado por el asesinato de mi mejor amigo y su esposa y además una presunta alianza con Lord Voldemort – los dos aurores de estremecieron cuando dije este nombre- cuando toda mi familia me desconoció por no pensar igual a ellos, si yo estoy aquí cualquiera puede estar, por cierto..., ¿ya investigaron a tu madre?
Pueden llamarlo masoquismo, pueden llamarlo estupidez, no me importa, mi plan había funcionado, lo había enfurecido, y se abalanzaba hacia mí.
- Wingardiwm Leviosa!! – el hombre subió a los aires, quedando así, imposibilitado para atacar.
(NdA: Perdón si el hechizo no se escribe así, pero no tengo el primer libro y no me voy a poner a buscar en los otros cuatro para ver si aun sale)
- Dereck, tranquilízate, acabemos con esto y vamonos – sus ojos estaban llorosos y me lanzó una mirada como pidiéndome que no volviese a hacer algo asì de nuevo, a lo que yo asentí, y bajó a su camarada – pues vamonos ¿no?
Los dos se encaminaron hacia mi mientras el recién llegado desenvainaba la varita y los dos me tomaban de los hombros, en un instante estábamos frente a una gran puerta de madera, la chica saco una gran llave de plata de quién sabe donde y abrió la puerta, "Dereck" me empujó hacia el interior apuntándome con la varita, dentro de la puerta había un gran pasadizo de piedra con puertas fuertemente aseguradas en ambos lados, cuando entró un poco de luz se vio reflejada en un espejo que la llevó a otro y asì sucesivamente hasta que se perdía de vista la profundidad del pasillo (NdA: Como en "La Momia") empezamos a caminar hacia el interior de aquella tumba de piedra, ella habría la marcha, seguida de mí y luego se encontraba su compañero apuntándome amenazadoramente con su varita.
- Aquí está – dijo ella deteniéndose en seco y girando sobre sus talones hacia su lado derecho, sacó otra llave, esta de bronce, la introdujo en la cerradura y abrió con dificultad aquella pesada puerta, el hueco en el que me encontraba no tenía absolutamente nada que envidiarle a aquel lugar, eso era diminuto, no era ni la cuarta parte de lo que había sido mi escondite esas últimas semanas, el piso era de piedra y allí dentro se encontraba unos vestigios de sabanas mugrientas y al otro lado había un cuenco de agua completamente sucia, aquellas condiciones infrahumanas no me incomodaron en lo mas mínimo, por alguna razón ya me había acostumbrado a aquellas circunstancias, ella entró, seguida de mi y cuando se disponía a entrar el último se escuchó un grito de un lugar remoto de aquel lugar interminable.
-Ema – susurro ella – ve tu, yo me termino de encargar de él – le ordenó a Dereck, el cual desapareció con un leve sonido, quedándonos solamente nosotros dos, a solas...
- Nadie màs cree que yo sea inocente ¿no es asì?
-Nadie que se anime a decirlo abiertamente, ni yo misma me animo... - Y Remus, él...
- No lo se, como ya te dije nadie se atreve a decir públicamente lo que piensa acerca de las personas condenadas por ser mortifagos, creo que él piensa que eres culpable, pero no se...
Su frase se ahogó en sus labios, yo me había aproximado a unos cuantos centímetros de su cara y había tomado su mollete con una de mis manos y acariciaba su rostro levemente, mi rostro se acercaba lentamente al suyo...
-Sirius..
Pero de nuevo sus palabras murieron en aquellas llamas rojas, y nuestros labios se encontraron, se juntaron, y un calor reconfortante recorrió todo mi cuerpo, recalentando cada hebra de mi ser, haciéndome amarla, su lengua entró en mi boca y la mía en la suya, y saboree sus labios, aquellos labios carnosos, aquellos labios tibios, las sensación era esotérica, todo aquello que pensé que nunca más volvería a sentir se apoderó de todo mi ser, en aquel momento estábamos conectados, mi mano resbaló a su nuca y la otra tocó su hombro y corrió por su espalda hasta caer en su cintura, atrayéndola hacia mi, haciendo que nuestros cuerpos e juntaran en un abraso y ella colocó aquellas manos suyas en mi frío rostro, haciéndome temblar levemente, y sentí aquellos labios suyos, aquellos labios carnosos, aquellos labios tibios, aquellos labios que ya habían sido míos una vez en el pasado, aquellos labios que me habían amado hace tanto tiempo atrás, aquellos labios que aun me amaban y la recordé, la recordé como si nunca hubiera pasado el tiempo desde nuestro último encuentro y una luz se apoderó de mi, aquella tiniebla abrumadora que se había estado apoderando de mí desde que había visto la casa e Pettigrew intacta hasta ese instante desapareció y yo brillaba, como ella aquella misma mañana, como yo mismo hace tanto tiempo atrás.
Separé levemente su boca de la mía, nuestros cuerpos y caras aun se tocaban pero nuestras bocas estaban separadas por un pequeño espacio...
-Serena...- susurré, y pude advertir que ella sonreía, y yo también, me dio un breve beso en la boca y luego se separó de nuevo. El sonido de una puerta siendo azotada fuertemente rompió el dulce silencio, haciendo que los dos nos sobresaltáramos y apartáramos bruscamente, me di cuenta de que habíamos quedado a oscuras, seguramente la puerta principal se había cerrado.
- Pero que...
No terminó de decir la frase, solamente salió lo más rápido que pudo de la pequeña celda, cuando estuvo afuera miró hacia donde se localizaba la entrada y profirió un leve gritó, al Serena dar un paso para atrás se tropezó con algo que no alcancé a ver, y su varita salió volando, vi un dementor que se acercaba por detrás de ella y la capa de otro al frente, no sé por qué tardé tanto tiempo en reaccionar, pero cuando lo hice y estuve apunto de salir la puerta se me cerró en la cara, tarándome hacia atrás, me reincorpore rápidamente y me lancé hacia la puerta recién cerrada, la golpee, me lancé hacia ella, pero no la logré mover en absoluto...
-Aléjense, soy una aurora, váyanse de aquí!!!- se escuchaba desde el oro lado – Noo..!!
El grito se ahogo rápidamente, sustituido por un silencio espectral, yo dejé de batallar por unos momento contra la muralla, se escuchaba, mejor dicho, se sentía un movimiento en el espeso aire, como de succión, el frío me volvía a robar mi alma...
- NOO..!!!- gritaba yo, una gran agitación y una frustración inmensa se apoderaban de mi, no podía ser, yo volví a mi lucha contra aquel montón de madera que me separaba de lo que estaba sucediendo...
Se escucharon dos pares de pies corriendo a toda prisa en dirección a nosotros...
-Expecto Patronus!!! – gritó la voz de un joven
Se escucharon los precipitados pasos detenerse en seco frente a la puerta
-No – una voz femenina desconocida lloraba, y yo la acompañaba silenciosamente.
- La besó...- confirmó Dereck – el maldito dementor la besó
Al escuchar esta sentencia me desplomé en el suelo, yo sabía que era exactamente lo que había hecho el dementor, le había robado el alma, y yo no había podido hacer nada, le habían robado aquella luz que ella me había concedido por unos momentos, yo estaba tirado en el suelo, con mis rodillas tocando mi pecho, y mis brazos cubriendo mi cara, y las lagrimas se mezclaban con la sangre que brotaba de mis extremidades y manchaban mi cara, esta llorando como un bebe, estaba llorando intentándome aferrarme a algo que ya no existía para mí, el amor...
James y Lily habían muerto por mi culpa, Petter era un traidor a quien yo debía eliminar, Remus pensaba que yo era culpable, y Serena..., Serena, la única persona que me había creído, estaba allí postrada..., peor que muerta...
-Te lo dije – dijo una voz igual a la mía a mis espaldas en un tono burlón – eres un asesino...
