Rurouni Kenshin y todos sus personajes no son míos son de Nobuhiro Watsuki, por si alguien no se había enterado todavía.

La ronda de dudas, preguntas y sugerencias:

Kaory Kamiya: has cogido todas las pistas perfectamente y has captado a la primera los sentimientos de Kenshin por Kaoru y Yahiko, se ve que has leído con atención el fic, gracias. Si te sirve de consuelo a mi también me va fatal el navegar por FF siempre me dice que está saturado y la mitad de las veces sólo me deja ver la mitad del capitulo, pero qué le vamos a hacer.

kaoru_sanz: vale, apunto tu voto para un final feliz, que ya lo pasamos todos bastante mal con el Seisounen.

lime_kamiya: los personajes irán apareciendo poco a poco e irán cumpliendo su función, es decir aparecerán en una u otra escena y desaparecerán. Esto es un KxK y los demás sólo adornan. Creo que la historia por sí misma tiene suficientes ingredientes como para no tener que poner otras historias paralelas. En cuanto a si Kenshin cambiará de personalidad creo que no, se ablandará un poco (ya se ha ablandado con Yahiko) pero seguirá con la imagen de tipo duro e inaccesible frente a todos, excepto Kaoru por supuesto, con ella soltará algún que otro 'oro' y cosas típicas del rurouni. Más bien será una mezcla de las dos personalidades.

Kimmy Angy: todas las respuestas a tus preguntas en este capitulo, así que sigue leyendo

Deciros a todos muchas gracias porque vuestros reviews han hecho que mi autoestima suba muchísimo y que intento actualizar todo lo rápido que puedo. Me ha costado escribir este capítulo porque entre vosotros y mi novio en el día de los enamorados estoy que floto en las nubes de felicidad, y este capítulo tenía que ser retorcido y oscuro, ya me diréis cómo ha quedado.

Un aviso muy importante: este capitulo es FUERTE y no apto para menores. He intentado escribirlo poniendo más insinuaciones que descripciones porque en contra de lo que puede parecer mi mente no es tan retorcida ni violenta. Lo que quiero decir es que en este capitulo, por fin nos enteramos de quién persigue a Kaoru y qu le hizo para tenerla tan asustada, y es ese que lo que me parece muy retorcido para mentes más inocentes que la mía, así que lo he advertido, lo leeréis bajo vuestra propia responsabilidad.

7. Cortar las alas de un ángel

El ejecutivo marcó nerviosamente el número secreto que daba acceso al sótano a través del ascensor. Cada vez que visitaba al presidente en aquel lugar, sentía que bajaba realmente a los propios infiernos y no pudo evitar pensar que, para algunas personas, aquel lugar literalmente lo era. Tomó aire antes de que la puerta se abriera para recuperar la compostura, su alma estaba condenada desde hacía mucho tiempo, desde la primera vez que obedeció sin preguntas, pero aunque sabía que había contribuido a llevar a aquel infierno a muchas personas, todavía no era capaz de estar presente durante el proceso. Los resultados eran más que suficientes para él.

Al contrario que la elegante oficina del último piso que tanto envidiaba, el sótano era frío y aséptico, con planchas de metal en las paredes y luz fluorescente dando la sensación de adentrarse en un hospital o un laboratorio. Siguió avanzando por el pasillo escuchando el eco de sus propios pasos que anunciaban su llegada, hasta que llegó a su destino. El presidente estaba recostado en una enorme cama de hierro con barrotes en el cabecero y en el pie, y sábanas de seda negra alrededor de su cuerpo semidesnudo, ocultando ciertas partes de su anatomía. A simple vista, no había nada anormal y extraño en la escena salvo por el detalle de las correas de cuero que colgaban de forma siniestra de algunos barrotes. Tratando de olvidar la razón por la que aquellas correas estaban allí, el ejecutivo carraspeó, aclarándose la garganta para hacer notar su presencia y apartó la vista de la cama para dar privacidad a su superior.

Se arrepintió en el acto cuando sus ojos se posaron en otras correas de cuero y cadenas de acero que colgaban de la pared opuesta a la cama, y su boca se llenó de bilis cuando vio la sangre, aún fresca que manchaba la pared. Su desagrado aún aumentó más si era posible cuando se fijó en una mesita próxima con diversos utensilios de distintos tamaños y formas, unos afilados y otros romos, unos cilíndricos y otros manchados de sangre y otra clase de líquidos viscosos que no quiso identificar. Un potro de madera, que parecía sacado de un museo o de una mazmorra medieval completaba el escaso mobiliario de la amplia habitación. El hombre se alegró de estar de espaldas al presidente para que éste no pudiera apreciar las reacciones que le provocaban sus 'instrumentos de diversión'

-"¿Hay alguna novedad?" –preguntó un poco irritado. Había pasado una noche muy entretenida con Yumi y las 10 de la mañana no era la hora que tenía en mente para levantarse

-"Sí señor. Tal como usted predijo, ha llamado" – se giró para hablar de frente con su superior, manteniendo su habitual postura de sumisión, mientras internamente se alegraba de que no hubiera apartado las sábanas de su cuerpo, sabía lo que escondían pero su estómago no soportaría verlo de nuevo.

-"Um, casi un mes. La había subestimado, nunca creía que aguantara tanto tiempo. Es una agradable revelación" – dijo relajándose en la cama –"¿Y dónde se había escondido mi pajarillo?"

-"Pudimos rastrear la llamada. Fue echa desde un locutorio en la zona centro de Tokyo. En estos momentos" –  su teléfono móvil sonó dentro de su chaqueta interrumpiéndole. Esperó la aprobación del presidente y respondió a la llamada, volviéndose de espaldas de nuevo –"Bien" –dijo antes de colgar. Guardó el minúsculo aparato de nuevo en el bolsillo interior de su chaqueta y volvió a su posición anterior –" Tal como le decía, nos pusimos enseguida a comprobar todas las viviendas alquiladas por una mujer sola en la ciudad en los últimos dos meses. Acaban de darme el resultado, tenemos la dirección. ¿Quiere que vayamos por ella?" – la sonrisa que exhibía su superior le hizo temblar de pies a cabeza y aquellos ojos brillaban como carbones encendidos mientras su retorcida mente elaboraba un plan para Kaoru.

-"No. Todavía no" – dijo finalmente, tras unos minutos de reflexión –" Yumi ha resultado ser un descubrimiento muy placentero. No hay que ser avaricioso" – el ejecutivo trató de nuevo de no imaginar a qué se refería con 'placentero' –"Por ahora no necesito al pajarillo. Además en unos días salimos de viaje por Europa y USA para inspeccionar las fábricas y tenía pensado llevarme a Yumi" – sus ojos rojos brillaron entusiasmados al empezar a planificar sus 'diversiones' durante el viaje

-"Entonces ¿piensa dejar a la chica Kamiya libre?" – dijo con un poco de esperanza en su voz. A pesar de todo, aún podía sentir piedad por la pobre chica

-"Ni pensarlo"- fue la rápida respuesta que obtuvo –" Por mucho que me agrade Yumi en estos momentos, tarde o temprano me aburriré de ella. Además no he terminado con la chica todavía y sabes que no me gustar dejar las cosas a medias" – concluyó mientras la sonrisa torcida volvía a adornar su rostro

-"¿Cuáles son sus órdenes señor?"

-"Hay que hacerle entender que no ha escapado de mí, que sigue libre porque yo lo quiero. Que viva aterrorizada esperando que en cualquier momento vuelva a buscarla"- miró a su subordinado con un brillo perverso en sus ojos –"Envíale flores"

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Era poco más de mediodía y Kaoru estaba muy mortificada y arrepentida. Desde que se había despertado en la enfermería del Wellington y después del rápido viaje en la moto de Kenshin, había tenido tiempo para pensar con más calma y más fríamente y poder analizar su situación de forma más objetiva. Podía escuchar a Kenshin trasteando en la cocina, preparando algo para comer, algo que sabía que no iba a ser capaz de tragar en su estado.

Había llegado a la conclusión de que se había equivocado, que aquel hombre no tenía nada que ver con su vida de Kyoto, que sólo había tratado de atracarla o violarla y por extraño que pareciera esa idea la reconfortaba. Preferiría mil veces lo que aquel desconocido tuviera en mente hacerle que un solo instante de vuelta con EL. Ya no le importaba el dolor que pudiera sufrir su cuerpo, el dolor de un alma rota en pedazos era muchísimo más fuerte y tardaba mucho más en cicatrizar, si es que lograba hacerlo. Ahora que tenía la mente despejada y se sabía de nuevo a salvo de EL, se sentía terriblemente culpable por haber implicado a su pelirrojo. Había visto su expresión cuando fue a buscarla a la enfermería, la misma que continuaba teniendo cuando la condujo a la seguridad de su habitación, sus ojos eran más dorados que nunca y brillaban amenazantes cuando se posaban en cualquier rostro, la viva imagen de un animal herido y acorralado, dispuesto a morir matando ante la más mínima provocación. Aquellos ojos no le habían producido miedo, sino dolor. Dolor de saber que ella había sido la culpable de su estado de desesperación y, por un instante deseó no haberse cruzado en la vida de Kenshin, porque se había dado cuenta que ella, solo ella entre todas las personas del mundo, tenía el poder para herirle.

Levantó los ojos del suelo y se sentó en la cama cuando la puerta se abrió y apareció Kenshin con una bandeja. Tenía la cabeza gacha y los rojizos mechones de su pelo ocultaban tanto sus ojos como su expresión. Se arrodilló en el suelo frente a ella y colocó delicadamente la bandeja en el regazo de Kaoru – "Come" – no era una sugerencia, era una orden, y ella la acató mecánicamente, haciendo grandes esfuerzos por tragar. El esperó pacientemente mientras terminaba la sopa y los fideos para retirar la bandeja y dejarla en el suelo, a su lado.

-"Tienes unos amigos muy simpáticos. Sanosuke, estuvo bromeando y tomándole el pelo al chico y a la doctora. El chico, ¿Yahiko se llamaba? Parecía adorarte, seguro que eres su héroe, la persona más fuerte que conoce, seguro, porque eres la más fuerte que conozco yo. En cuanto a la doctora, esa no me gusto mucho aunque seguro que es un médico excelente, no se porque pienso así de ella si no la conozco. Parece muy interesada en ti, y se sorprendió mucho de que fuéramos amigos. Tal vez debería invitarles a cenar en agradecimiento, seguro que estará encantada de cenar contigo aunque haya más gente alrededor y"- hablaba rápidamente sin ser muy consciente de lo que realmente estaba diciendo, sólo trataba de no romper a llorar y deseaba a la vez que temía volver a ver los ojos de Kenshin

-"Megumi se puede ir al diablo. ¿Qué ocurrió?" – de nuevo una orden. La pregunta que ella había tratado de evitar

-"Fui al centro esta mañana para comprar, sabes que empiezo las clases dentro de poco."- relató con un hilo de voz muy bajo y suave mientras ella también dejaba que su pelo tapara su rostro –"En una de las paradas se subió un hombre y me estuvo mirando todo el camino. Cuando terminé mis compras me di cuenta de que me estaba siguiendo y me asusté. Me persiguió y me atrapó en un callejón, pero conseguí escaparme. Subí a un taxi y me llevó al Wellington"

-"¿Y en Kyoto?" – Kaoru bajó aún más la cabeza y negó. El suspiró. Sabía que aún no se lo diría. Por su descripción de los hechos pudo deducir que era el 'modus operandi' de un violador que ya había atacado a 3 mujeres de la zona con anterioridad y del que alertaban en las noticias locales. –"¿Qué aspecto tenía?"

-"Era alto, moreno, con barba de varios días y ojos oscuros. Llevaba una gabardina y no tenía buen aspecto. ¿Quieres que vaya a la policía?" – él negó con la cabeza

-"Esa es la descripción de más de la mitad de los hombres de esta ciudad, y es la misma que dieron las otras chicas. No serviría de nada y no quiero a nadie haciéndote preguntas incómodas que te hagan sentir mal"

-"Kenshin...yo..." – dijo con lágrimas en los ojos mientras trataba de hacer que la mirara de nuevo- "...siento haberte preocupado"

-"Te prepararé un baño. Estabas desmayada así que Megumi no se atrevió a darte ningún tranquilizante. No volverás a salir sola"

No esperó la respuesta de Kaoru, y aún sin mirarla salió del cuarto para preparar un baño relajante. Acababa de girar la llave del agua cuando llamaron a la puerta. -"¿Kaoru Kamiya?"- preguntó un repartidor, después de dar un paso atrás asustado ante la expresión del hombre que acababa de abrir la puerta. Kenshin cogió el paquete con una mano y cerró bruscamente la puerta con la otra en las narices del repartidor.

Examinó con atención el paquete. No había remite y Kaoru no conocía a nadie en la ciudad y sospechaba que no había dejado su nueva dirección a nadie en Kyoto. Lo abrió siguiendo una corazonada. Eran flores. Rosas rojas. Rosas marchitas, muertas. Sus ojos encontraron una tarjeta entre los espinosos y tenebrosos tallos muertos. Volvió a cerrar el paquete, Kaoru no podía verlo, no podría soportar saber que la habían encontrado y él necesitaba respuestas. Sacó el móvil del bolsillo trasero de su pantalón y marcó un número

-"¿Qué sabes de la SCorp?" – preguntó en cuanto descolgaron al otro lado de la línea

-"............."- Katsura dudó un momento- " Dame media hora"

Por fin su mente pensaba con claridad a través del torbellino de sentimientos en que se había metido durante las últimas horas. Todos sus instintos se habían disparado en cuanto la vio aparecer en el dojo y no podía hacer callar una voz que le gritaba en su mente que había vuelto a fallar. Por eso no había podido mirarla a la cara. Sabía que cuando esa noche volviera a soñar vería su hermoso rostro cubierto de sangre y sus ojos azules sin el brillo de la vida. Cuando las piezas del puzzle encajaron en su cabeza y la voz enmudeció por fin, había deseado matar a ese hombre por haberla asustado, por haberla tocado, por tratar de quitarle lo que era suyo, por intentar quitarle por la fuerza a su mujer. Pero recuperó la razón, no podía ir matando a todo el que encajara en la descripción. Había conseguido no mancharse las manos de sangre inocente, era su único logro y no podía permitirse perder eso también. Después de todo, ella había conseguido escapar. No había nada que lamentar, tan solo había sido una advertencia y había aprendido la lección, debía estar más atento. El asaltante quedó olvidado un instante mientras se centraba en el verdadero enemigo. Katsura le daría las respuestas que no podía obtener de Kaoru.

Recuperando en parte sus ojos violeta, ahora que volvía a dominar la situación. Regresó junto a ella. No se había movido ni un milímetro desde que la había dejado y sintió una punzada de culpabilidad. De nuevo volvió a arrodillarse en el suelo frente a ella, pero esta vez, puso su cabeza en el regazo de la joven. Ella al fin reaccionó y su mano derecha se movió para descansar sobre su sien. El cerró los ojos y se permitió respirar su aroma a jazmines por un momento.

-"Hiciste bien Kaoru. Escapaste del peligro. Estoy muy orgulloso de ti, por intentar salir sola al centro, eres muy valiente" – tomó su mano entre las suyas y depositó un beso en la palma –"Ahora tengo que irme. Volveré lo antes que pueda, una hora como mucho. ¿Estarás bien?"- ella asintió con la cabeza, y él se levantó. Salió de casa de Kaoru y entró en la suya. Encendió el ordenador portátil y activó un programa de seguridad que había anulado cuando ella empezó a vivir allí. Aunque no soliera cerrar la puerta trasera, Kenshin tenía un sistema de cámaras de seguridad camufladas por todo el perímetro, y eso incluía la casa deshabitada. Al saber que alguien iba a ocuparla, apagó aquellas cámaras porque no se creía con derecho de violar la privacidad de nadie. Pero ahora tenían que seguir funcionando, tenía que saber en cada momento que ella estaba bien. Y no iba a correr el riesgo de dejarla sola sin tener al menos, una imagen de quien se había atrevido a apartarla de su lado.

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Katsura no se andó con rodeos y en cuanto Kenshin se sentó a su mesa del Akabeko le pasó una abultada carpeta. Sacó dos fotos de dos hombres con trajes muy caros

-"El presidente de la SCorp es Makoto Shissio" –dijo señalando con el dedo índice a uno de los hombres – " y éste es su mano derecha, Soujiro Seta"

-"Todo esto no es sólo porque yo te lo he pedido. ¿Por qué les vigilas?"

-"Fue mi primer trabajo. Tenía que proteger a una chica que había denunciado a su novio por acoso, tenía incluso una orden restrictiva del juez de no acercarse a menos de 50 metros de ella." – Katsura bajó la cabeza avergonzado –" Aún hoy sigo sin saber cómo lo hizo, pero apareció muerta debajo de mis narices el día antes de su juicio. Sin ninguna otra prueba salvo el testimonio de la chica, quedó libre"

-"Makoto Shissio"- repitió el nombre de su enemigo

-"Se convirtió en algo personal. Durante estos años los dos hemos ido acumulando poder, pero sigo sin tener ninguna prueba en su contra. A veces alguna chica se ha atrevido a denunciarle, pero retira la demanda al día siguiente o muere de forma accidental. Después ni siquiera quieren hablar con la policía, tienen demasiado miedo"

-"¿Cuántas?"

-"20, quizás 30 puede que incluso más" - Katsura se encogió de hombros – "Sin denuncias es imposible saberlo y vigilarle no sirve de nada. No tiene casi contacto directo con ellas, de eso se encarga Seta"

-"¿Cómo..." – Kenshin tenía miedo de preguntar, no quería saber lo que aquel demonio le habría podido hacer a su dulce Kaoru, pero tenía que hacerlo –".. qué les hace?" – Katsura vio su turbación y se hizo cargo. Encendió un cigarrillo y se recostó en la silla antes de contestar

-"Por lo que he podido averiguar con cada una es diferente. No sólo tortura su cuerpo sino también su alma y el resultado es siempre el mismo: una concha vacía de lo que una vez fue una joven bonita y llena de vida, generalmente se suicidan o acaban en un psiquiátrico cuando él las deja ir" – abrió la carpeta y le mostró algunos informes policiales más – "Las golpea, las viola, a veces tortura a algún familiar delante de ellas para que ellas mismas se entreguen por propia voluntad, y Kami sabe qué otras cosas" – ante él Kenshin temblaba de furia contenida y le acercó su té para que se tranquilizara. Cuando levantó sus ojos dorados para mirarlo, sus labios no tuvieron que formular la pregunta – "La SCorp es una multinacional demasiado importante incluso para que yo pueda actuar contra ella, además está completamente limpia. No puedo mandar a nadie contra Shissio, pero si te sirve de algo Kami ya ha empezado a castigarle en vida"- dio una calada al cigarrillo y degustó el humo

-"¿A qué te refieres?"

-"Hace dos años su avioneta privada se estrelló en la costa de Taiwán. Fue el único superviviente, pero sufrió quemaduras muy graves en el 40% de su cuerpo. Es un milagro médico que aún siga con vida, pero algunos milagros se pueden pagar. El resultado es que ahora vive prácticamente confinado en su edifico central en Kyoto, y sólo sale cuando es necesario. Para los actos públicos tiene como una careta especial y usa maquillaje para hacer que su aspecto sea el de un hombre normal, pero no puede llevarlo durante mucho tiempo y su cuerpo se resiente." – Katsura siguió fumando mientras Kenshin dibujaba en su mente el horrible retrato de Kaoru sola y asustada frente a semejante monstruo – "Esto es por tu chica, intenta escapar de él" – Kenshin no preguntó cómo se había enterado, después de todo era parte de su trabajo

-"Sí, pero la ha encontrado. Puede tratar de recuperarla en cualquier momento, pero yo se lo impediré. Ella es mía ahora" – Katsura analizó la respuesta de Himura sobre la chica. El doctor había acertado en su diagnóstico: Posesión

-"Shissio no vendría nunca por ella en persona. Ya sabes cómo son los peces gordos, no mueven un dedo mientras alguien pueda hacerlo por ellos"

-"¿Hablas por propia experiencia Katsura?" – se alegró de oír el tono irónico en la voz del pelirrojo

-"Sabes que lo mío es planificar Himura. Además hasta mi puntería es malísima, sería en desastre como agente. Si fuera tan bueno como tú, lo habría liquidado hace 20 años y no estaríamos aquí ahora."- dijo sonriéndole. Himura había dominado su dolor y ahora volvía a actuar como un profesional, absorbiendo todos los datos que le proporcionaba – "Aunque la haya localizado, por ahora puedes estar tranquilo. Ha encontrado a otra, y esta vez hasta famosa, Yumi ¿te suena el nombre?" – Himura negó y Katsura no se sorprendió, sabía que no tenía televisor –"El caso es que ahora parece estar muy contento con ella, incluso salen juntos en público. Pero lo importante es que la SCorp tiene planificado un viaje por el extranjero, Shissio estará fuera del país por lo menos un mes y necesitará al menos otro mes más para que su cuerpo se recupere del viaje"

Aquello era todo lo que Katsura podía ofrecerle, las demás respuestas tendría que obtenerlas de Kaoru, y pronto.

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Cuando regresó a la casa, Kaoru había terminado de bañarse y estaba en el sofá, con su camisón puesto y envuelta en su bata, mirando sin prestar atención a la televisión. Kenshin se sentó a su lado en el sofá y apagó el aparato. Ella le miró, sus ojos volvían a ser violetas y le ofrecían ternura y devoción sin límites. Ella trató de abrir la boca para hablar pero él no la dejó.

-"Se quién te persigue Kaoru. Y también se lo que Shissio es capaz de hacer. Por eso necesito saber qué te hizo a ti realmente, porque cada vez que lo pienso imagino cosas peores y me estoy volviendo loco"- su voz era suave, casi suplicante y la expresión de su rostro era de un profundo dolor. Kaoru no sabía cómo lo había averiguado, lo único que sabía era que ahora él estaba sufriendo por su culpa. Sin poderlo evitar se echó en sus brazos y comenzó a llorar. El la sujetó por la cintura con un brazo, manteniéndola pegada a su cuerpo, mientras le frotaba la espalda y el pelo cariñosamente, murmurando en su oído dulces palabras de consuelo .

Un tiempo después, el cuerpo de Kaoru dejó de sacudirse por los sollozos y, sin salir del abrazo de Kenshin, se acurrucó más cómodamente contra él en el sofá, apoyó la cabeza entre su cuello y su hombro y se relajó un poco. Se sentía segura en sus brazos, y empezó su relato entre lágrimas como si le estuviera contando una pesadilla.

-"La primera vez que lo vi, fue en la floristería, ¿recuerdas que te dije que trabajaba en una?" – notó que él asentía sobre su cabeza –"Era un alto ejecutivo de la SCorp y quería flores para su novia, me pareció un hombre muy atento y agradable y estuvimos charlando unos minutos." – Kaoru aspiró un poco el masculino aroma de Kenshin para reunir sus fuerzas y proseguir –"Como un mes después, aparecieron dos tipos con trajes negros y gafas de sol, guardaespaldas sin duda. Me cogieron y me metieron en una limusina negra, me inyectaron algo en el brazo y perdí el conocimiento. Cuando desperté estaba en la sala de torturas del infierno"- se abrazó aún más a él y luchó por controlar los rápidos latidos de su corazón – "Siempre despertaba desnuda y atada con grilletes, unas veces contra una pared, otras sobre un potro, a veces me ponía una capucha y no podía ver lo que me hacía sólo sentirlo"- volvió a callar y Kenshin pudo notar sus estremecimientos de horror. Casi a su pesar, luchó por pronunciar las palabras que tenía atravesadas en la garganta

-"¿Te ...violaba?"

-"No. No"- repitió levantando la cabeza y mirándolo a los ojos –"Kami sabrá por qué pero no lo hizo. Se ... se contentaba con tocarme o hacer que yo lo tocara" –estuvo a punto de vomitar al recordar el contacto con aquella piel retorcida y chamuscada – "Me tocaba con sus manos, pero generalmente era con algo cilíndrico. A veces me pegaba con eso, sentía el dolor pero no dejaba marcas, otras veces era metálico y estaba frío. Le gustaba pasármelo por...y trataba de ..."- Kaoru rompió a llorar de nuevo, no era capaz de terminar la frase, de dar detalles. El la sujetó fuertemente, odiándose por haberla obligado a hablar, a recordar todo ese infierno

-"¿Siempre te atrapaban de la misma forma?" – la última pregunta, no quería saber más pero tenía que reconocerlos cuando vinieran por ella de nuevo

-"Al principio sí, luego....Creo que lo que realmente le gustaba era obligarme a hacer las cosas por propia voluntad, me amenazaba y yo tenía que obedecerle, cuando veía aparecer el coche tenía que subir voluntariamente. La última vez que no lo hice atropellaron a mi padre. Sabía que me castigaría por desobedecerle,  por eso me escapé al día siguiente, además" – tenía la cabeza sobre su pecho y retorcía la camisa de Kenshin con sus puños, no quería pero tenía que saber el último detalle. –"La última vez me obligó a mirar. Trajo a una chica, no parecía muy consciente, creo que estaba drogada. Se acostó con ella y me obligó a mirarlos, fue una bestia. La chica no paraba de gritar y sangrar, dijo que...dijo que la próxima vez seria conmigo. Por eso me escapé, prefería morir" – terminó su relato y volvió a derramar sus lágrimas sobre la camisa empapada de Kenshin. –"Kenshin por favor no me dejes, sin ti yo.."

- "Nunca estarás sola Kaoru, ni volverás a estar en sus manos. No mientras yo viva, te lo prometo"

El continuó acariciándola suavemente, consolándola hasta que se quedó dormida entre sus brazos. Después, tratando de no despertarla la llevó con cuidado hasta su cuarto y la acostó en la cama. Estaba tan asustada, parecía tan frágil e indefensa después de todo por lo que había pasado aquel día, que no podía apartarse de su lado, además se lo había prometido. Kenshin se quitó la ropa hasta quedarse sólo con los pantalones, se soltó el pelo y se metió en la cama a su lado. Kaoru se movió en su sueño al notar la nueva fuente de calor reconfortante y se acercó a él. Kenshin la abrazó de nuevo y permaneció despierto, atento al más mínimo ruido, velando su sueño.

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Dudas, gritos de horror y cometarios tipo 'PERO QUE LE HAS HECHO A KAORU!!!!!!' ya sabéis a dónde mandarlas