En ocasiones duele estar vivo,
en aquéllos días en los que hasta tu propia sangre te lastima,
aquéllos días en los que en vez de mirar una mano cerca,
notas que solo ves espaldas, rechazos…
En ocasiones duele estar vivo, duele,
Y es un dolor que llega lentamente,
No como el de una herida donde tu cuerpo sangra,
Sino una herida que se va abriendo campo en tu alma, en tu mente…
Duele estar vivo cuando de dolor ya no se llora,
Cuando del dolor ya no se siente,
Cuando ya ni siquiera notas que estas sufriendo,
Porque el sufrimiento se convirtió en costumbre, monotonía…
Y preferirías ya al abrazo del ser amado,
El abrazo del mar, sentir el agua en tu cuerpo, en tu pecho,
Cerrar los ojos lentamente, y lentamente dejar de respirar,
Y lentamente, ya no ser nada, ni sentir nada, nada…
Irte con el viento, atravesar los árboles, las montañas,
Perder la conciencia, la razón,
Conservar solo el alma, un alma errante, sola,
Convertirte en viento, convertirte en aire, nada…
Sin sentir el sol, sin sentir la brisa, ni admirar las flores,
Sin saber de nada, ni de luz o sombra,
Ni alegría o tristeza, y estar vivo ya no va a doler,
Y estar muerto, ¿quién lo ha de saber?...
